domingo, 21 de febrero de 2010

Lecturas y Santoral 21-02-10

Profesión de fe del pueblo escogido
Primera Lectura. Libro del Deuteronomio 26, 4-10
Dijo Moisés al pueblo: - «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: "Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado." Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»
Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Salmo Responsorial Salmo 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15
Está conmigo, Señor, en la tribulación.
Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti.»
Está conmigo, Señor, en la tribulación.
No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos.
Está conmigo, Señor, en la tribulación.
Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra; caminarás sobre áspides y víboras, pisotearás leones y dragones.
Está conmigo, Señor, en la tribulación.
«Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré.»
Está conmigo, Señor, en la tribulación.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Profesión de fe del que cree en Jesucristo
Segunda Lectura. Carta de Pablo a los Romanos 10, 8-13
Hermanos: La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. » Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.
Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 4, 1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: - «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: - «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".» Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: - «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo. » Jesús le contestó: - «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".» Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: - «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".» Jesús le contestó: - «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".» Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Santa Eleonora de Inglaterra (1222-1291)
Nació en Francia, hija de Berengario IV de Provenza y de Beatriz de Saboya. Su madre era cristiana devota y cultivaba el hábito de la lectura. Se casó con Enrique III, rey de Inglaterra, en la catedral de Canterbury, en 1236. Aunque desde su llegada fue muy querida por sus súbditos, dentro de la corte empezó a causar envidias, siendo además extranjera.

En una batalla en Lewes, el rey Enrique es derrotado y hecho prisionero. Al mismo tiempo, a Eleonora la encierran en la Torre de Londres, donde permanece un tiempo, aunque no con los brazos cruzados.

Eventualmente consigue escapar de su prisión y pasar a Francia. Ahí organiza un ejército, con el que regresa para liberar a su marido de la insurrección que se había desatado. Esto le valió mucha influencia en el gobierno de su esposo, y garantizó la sucesión para su hijo, Eduardo I.

En 1276, agotada y fastidiada de las cosas del mundo, ingresó en una abadía benedictina, donde su fama de santidad comenzó a extenderse rápidamente, y donde murió en santa paz.

Si bien en términos técnicos nunca ha sido canonizada, desde hace muchos siglos se le quiere y se le venera como a cualquier santo al que los creyentes le rinden culto cariñoso.

SANTA ELEONORA DE INGLATERRA nos enseña a compensar las responsabilidades materiales adquiridas, con una rica vida espiritual.

Santoral confeccionado consultando: el preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, Aciprensa.com, archimadrid.es

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