domingo, 28 de febrero de 2010

Lecturas y Santoral 28-02-2010

Dios hace alianza con Abrahán, el creyente
Primera Lectura. Génesis 15, 5-12. 17-18
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrahán y le dijo: - «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» Y añadió: - «Así será tu descendencia.» Abrahán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.» Él replicó: - «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?» Respondió el Señor: - «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» Abrahán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrahán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrahán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrahán en estos términos: - «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran río Éufrates.»
Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Salmo Responsorial Salmo 26, 1. 7-8a. 8b-9abc. 13-14
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
El Señor es mi luz y mi salvación.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. Oigo en mí corazón: «Buscad mi rostro.»
El Señor es mi luz y mi salvación.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación.
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Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso
Segunda Lectura. Carta de Pablo a los Filipenses 3, 17-4, 1
Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos asi, en el Señor, queridos.
Palabra de Dios.
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Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se calan de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: - «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabia lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decia: - «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor.

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San Hilario, papa y confesor (+468)
Natural de Cerdeña, era diácono y hombre de confianza del papa san León, quien en el 449 le mandó a Éfeso como legado para asistir al concilio que el propio pontífice debía llamar más tarde "latrocinio". Enlazamos aquí con la historia de san Flaviano, evocada el día 18 de este mes y a cuyas vejaciones Hilario asistió horrorizado e impotente. Temiendo por su vida ante aquellos energúmenos y llevando consigo la apelación que Flaviano dirigía al Papa, Hilario se puso bajo la protección de san Juan evangelista, cuya tumba se veneraba en las afueras de Éfeso, y allí hizo un voto al discípulo amado del Señor, cuyo culto era entonces casi inexistente en Roma.

Consiguió volver sano y salvo a Roma (desde donde escribió a la emperatriz Pulqueria informándole de lo sucedido), y a fines del 461 sucedió a san León en la Silla de Pedro. Gobernó la Iglesia durante siete años, durante los cuales no se produjo ningún hecho de gran relieve. ¿Olvidó el voto de Éfeso? No, hizo edificar dos oratorios en la basílica constantiniana de Letrán -aunque muy transformados, aún subsisten - que dedicó a san Juan Bautista y a san Juan Evangelista y así el nombre de Juan quedó vinculado para siempre a Letrán. Dos inscripciones recuerdan su iniciativa. Este agradecido papa recibió sepultura en san Lorenzo extramuros.

Santoral confeccionado consultando: el preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, Aciprensa.com, archimadrid.es

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