domingo, 31 de enero de 2010

Lectura y Santoral 31-01-10

Te nombré profeta de los gentiles
Primera Lectura.  Libro de Jeremías 1, 4-5. 17-19
En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Palabra de Dios.


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Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor
Segunda Lectura. 1ª carta de san Pablo a los Corintios 12, 31-13, 13
Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin limites, cree sin limites, espera sin limites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.


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Jesús, como Elías y Elíseo, no es enviado sólo a los judíos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 4, 21-30 
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: - «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: - «¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: - «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.» Y añadió: - «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.» Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor.
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San Juan Bosco (1815 - 1888)
Nació en Castelnuovo de Asti, Italia; desde niño su madre le otorgó una consistente educación cristiana y humanista.

En Turín recibió la orden sacerdotal en 1841, y desde entonces se avocó a su proyecto de vida, que fue la formación y la educación de los jóvenes. Así, con mucho entusiasmo pero muy pocos recursos económicos, pronto inició el Oratorio de San Francisco de Sales.

Impactado por los niños de las cárceles, Don Bosco, como se le conoce coloquialmente, ideó una pedagogía llamada “método preventivo”, basada en ofrecer a los niños indigentes amor, educación y catecismo. Una labor que exige grandes dosis de caridad y de paciencia.

Para consolidar su obra, funda la Pía Sociedad de San Francisco de Sales e Hijas de María Auxiliadora, o sea los Salesianos y las Salesianas, respectivamente. Además fue un escritor prolífico, y dio un fuerte impulso a la prensa católica.

Don Bosco fue un sacerdote alegre, rebosante de amor por la vida, y por lo mismo respetuoso de las personas con creencias distintas. Su legado y la simpatía que despertaba perviven hasta nuestros días.

SAN JUAN BOSCO nos enseña la importancia de la educación en el amor.

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