domingo, 30 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 30/06/2019. Domingo de la decimotercera semana de Tiempo Ordinario

Eliseo se levantó y siguió a Elías.
Primera Lectura. Primer libro de los Reyes 19, 16b. 19-21
En aquellos días, el Señor dijo a Elías en el monte Horeb:
«Unge profeta sucesor tuyo a Elíseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá».
Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía doce yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima.
Entonces Eliseo abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo:
«Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré».
Elías le respondió:
«Anda y vuélvete, pues; ¿qué te he hecho?».
Eliseo dio la vuelta, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
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Habéis sido llamados a la libertad.
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 1. 13-18
Hermanos:
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de la esclavitud.
Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estimulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la Ley se cumple en una sala frase, que es : «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Pero, cuidado, pues mordiéndoos y devorándoos unos a otros acabaréis por destruiros mutuamente.
Frente a ello, yo os digo: caminad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais.
Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Palabra de Dios.

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Tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adondequiera que vayas.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 9, 51-62
Cuando se completaron los días en que iba de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
- «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y les regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno:
- «Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió:
- «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo:
- «Sígueme».
Él respondió:
- «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
- «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
- «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:
- «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

Palabra de Dios.

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Santos Protomártires de la Iglesia Romana


Muchos cristianos sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución desencadenada por el emperador Nerón después del incendio de Roma, en el año 64.

Tanto el historiador pagano Tácito, en su obra Annales, como el Papa Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que un número indeterminado de cristianos, pertenecientes a la población residente en Roma, fueron quemados vivos, o echados como pasto a las fieras, a causa de su fe.


Algunos de ellos fueron quemados como antorchas humanas en los banquetes nocturnos, otros crucificados o echados como alimento de animales salvajes.

"Celebramos su fiesta el 30 de junio, al día siguiente de la memoria de los Santos Pedro y Pablo, porque ellos perecieron en la misma persecución, como primer fruto de la predicación de los Apóstoles y del Obispo de Roma, Pedro" (Juan Pablo II, 21-IV-85).

Oración: Señor, Dios nuestro, que santificaste los comienzos de la Iglesia romana con la sangre abundante de los mártires, concédenos que su valentía en el combate nos infunda el espíritu de fortaleza y la santa alegría de la victoria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, aciprensa.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, www.corazones.org, vatican.va, catholic.net, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

sábado, 29 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 29/06/2019. Sábado de la decimosegunda semana de Tiempo Ordinario. San Pedro y San Pablo, apóstoles

Ahora sé realmente que el Señor me ha librado de las manos de Herodes.
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 12, 1-11
En aquellos días, el rey Herodes decidió arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Eran los días de los Ácimos. Después de prenderlo, lo metió en la cárcel, entregándolo a la custodia de cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
Cuando Herodes iba a conducirlo al tribunal, aquella misma noche, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocando a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo:
«Date prisa, levántate».
Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:
«Ponte el cinturón y las sandalias».
Así lo hizo, y el ángel le dijo:
«Envuélvete en el manto y sígueme».
Salió y lo seguía sin acabar de creerse que era realidad lo que hacía el ángel, pues se figuraba que estaba viendo una visión. Después de atravesar la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la ciudad, que se abrió solo ante ellos. Salieron, y anduvieron una calle y de pronto se marchó el ángel.
Pedro volvió en sí y dijo:
«Ahora sé realmente que el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo de los judíos».

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9/span>
El Señor me libró de todas mis ansias.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

El Señor me libró de todas mis ansias.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

El Señor me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

El Señor me libró de todas mis ansias.
El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

El Señor me libró de todas mis ansias.
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Me está reservada la corona de la justicia.
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18
Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mi, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

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Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Palabra de Dios.

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Santos Pedro y Pablo, Solemnidad


San Pedro y San Pablo son los dos pilares que sostienen a toda la construcción del cristianismo. A ellos se debe en primer término que la doctrina de Jesús se haya extendido alrededor del planeta.

Ambos anunciaron el Evangelio en la fe y el amor a Jesucristo, y ambos murieron martirizados durante el reinado del emperador Nerón.

SAN PEDRO (¿?-67), llamado originalmente Simón Bar Jona, nació en Bethsaida, Galilea, al norte del actual estado de Israel.

Pescador de oficio, fue uno de los discípulos de Jesús, quien lo eligió como base del edificio de Su Iglesia, otorgándole de manera simbólica la llave que abre la puerta del Reino de los Cielos.

En San Pedro, como primer Papa de la cristiandad, y en todos sus sucesores, recayó el peso de mantener la unidad de la Iglesia en la comunión de la fe y la caridad.

Su labor parecía imposible, pues la religión de los romanos estaba compuesta por dioses propios y por deidades de las que se apropiaban en conquistas, y en general la idea de un Cristo Redentor era completamente ajena a sus creencias. Sin embargo, la labor de San Pedro fructificó y ha perdurado dos mil años.

Luego de la muerte de Jesús, San Pedro viajó a Roma, capital del Imperio, para predicar y establecer ahí la sede de la Iglesia de Jesucristo. Cuando lo capturaron, San Pedro pidió que lo crucificaran de cabeza.

SAN PABLO (¿7?-¿67?) nació en Tarso, en la actual Turquía, en una familia de judíos pudientes que también eran ciudadanos romanos; al mismo tiempo, el entorno cultural en el que creció era griego.

Paulo, que es la forma romana de decir su nombre hebreo, Saulo, al igual que su padre aprendió el oficio de tejedor de tapetes, y también perteneció a los fariseos, o teólogos judíos.

Para proseguir sus estudios teológicos, Saulo viajó a Jerusalén, donde se le enseñó que había surgido una secta peligrosa que amenazaba al judaísmo, y por ese convencimiento se prestó a perseguir a los primeros cristianos.

Como cuentan los Hechos de los Apóstoles, una especie de rayo fulminó a San Pablo derribándolo, y en medio de un resplandor muy intenso el propio Jesús se le apareció, cuestionándole su actitud.

Esta experiencia lo hizo cambiar radicalmente. En Damasco recibió el bautismo, y se convirtió en el mayor predicador que haya tenido la fe cristiana. San Pablo fue el “Apóstol de los Gentiles”. Sus Epístolas y el resto de sus escritos fueron fundamentales para que el cristianismo se extendiera por todo el Mediterráneo.

El apóstol San Pablo murió decapitado, ya que como ciudadano romano gozaba de esa gracia que lo eximía de la crucifixión.

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

viernes, 28 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 28/06/2019. Viernes de la decimosegunda semana de Tiempo Ordinario. El Sagrado Corazón de Jesús.

Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar.
Primera Lectura. Ezequiel 34, 11-16

Esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré.
Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré, sacándolo de los lugares por donde se había dispersado un día de oscuros nubarrones.
Sacaré a mis ovejas de en medio de los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las llevaré a su tierra, las apacentaré en los montes de Israel, en los valles y en todos los poblados del país. Las apacentaré en pastos escogidos, tendrán sus majadas en los montes más altos de Israel; se recostarán en pródigas dehesas y pacerán pingües pastos en los montes de Israel.
Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar —oráculo del Señor Dios—.
Buscaré la oveja perdida, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con justicia».

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
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Dios nos demostró su amor.
Segunda Lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos

Hermanos:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien; Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo!
Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida!
Y no solo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Palabra de Dios.

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¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 15, 3-7
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra?
Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido".
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».

Palabra de Dios.

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San Ireneo de Lyon obispo(¿135?-202)


Nació en algún lugar de Asia Menor, o bien probablemente en Esmirna, en la actual Turquía; era griego, probablemente de una familia ya convertida al cristianismo.

San Ireneo se formó en Esmirna con San Policarpo, quien a su vez había sido discípulo de San Juan Apóstol. De ahí pasó a Roma, y tras una breve estancia marchó finalmente en 157 a las Galias, o sea Francia, donde de joven trabajó en una colonia de comerciantes de Asia Menor establecida en Lyon, que todavía era una ciudad romana.

Al pertenecer a la minoría de cristianos y de extranjeros, San Ireneo tuvo que enfrentar junto con su comunidad continuas persecuciones; recordemos que era la época en la que el cristianismo primitivo apenas se estaba comenzando a propagar.

En 177 viajó San Ireneo a Roma como representante del obispo de Lyon para entrevistarse con el papa San Eleuterio. Este viaje probablemente le haya salvado de morir junto con los numerosos mártires de Lyon, de su comunidad, que fueron ejecutados durante su ausencia.

Al regresar a Lyon, sus compañeros supervivientes lo eligieron obispo de la comunidad, y es aquí cuando San Ireneo comenzó propiamente su labor como misionero y como pacificador.

La política de San Ireneo era la concordia y el respeto, y procuró que hubiera labor de colaboración para lograr fines comunes. Al papa San Víctor I le aconsejó que no excomulgara a los obispos de Iglesias que preferían celebrar la Pascua de acuerdo con el rito hebreo, y no con el romano.

San Ireneo es uno de los fundadores de la teología cristiana. Para confrontar a las doctrinas gnósticas, redactó hacia 180 la polémica, que se convertiría en un texto clásico, Adversus Haereses, o Contra los herejes, que fue el primer compendio extenso de la fe cristiana.

Por éstos y otros planteamientos teológicos, a San Ireneo se le concedió el sobrenombre de Padre de la Dogmática.

San Gregorio de Tours menciona que San Ireneo murió martirizado durante el gobierno del emperador romano Lucio Séptimo Severo.

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jueves, 27 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 27/06/2019. Jueves de la decimosegunda semana de Tiempo Ordinario

Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar.
Primera Lectura. Génesis 16, 6b-12. 15-16

En aquellos días, Saray maltrató a Agar, y ella se escapó.
El ángel del Señor la encontró junto a una fuente en el desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo:
«Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?».
Ella respondió:
«Vengo huyendo de mi señora».
El ángel del Señor le dijo:
«Vuelve a tu señora y sométete a su poder».
Y el ángel del Señor añadió:
«Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar».
Y el ángel del Señor concluyó:
«Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos».
Agar dio un hijo a Abran, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar dio a luz a Ismael.

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 105, 1-2. 3-4a. 4b-5
Dad gracias al Señor porque es bueno.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí
por amor a tu pueblo.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
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La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán:
"Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Entonces yo les declararé:
'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad'.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande."
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como sus escribas.

Palabra de Dios.

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San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia.


Nació el año 370 en Alejandría de Egipto de familia distinguida. Era sobrino del patriarca Teófilo de Alejandría. Abrazó primero la vida monástica, pero, ordenado de sacerdote, acompañó a su tío obispo en sus viajes, y el año 412 le sucedió en el patriarcado, en una de las épocas más difíciles de la Iglesia de Oriente.

Era una persona de carácter entero, emprendedor e imperativo, firme en sus convicciones. Combatió con energía las herejías de su tiempo y en especial la de Nestorio, que enseñaba la existencia de dos personas en Cristo, separando en Él la naturaleza divina de la humana, y negando la divina maternidad de María, que sería madre únicamente del hombre Jesús.

Cirilo fue figura principal en el Concilio de Éfeso del año 431, en el que se definió que Jesús, Dios y hombre, es uno y el mismo, una sola persona, la divina, y que María es la madre de Dios.

Escribió importantes tratados teológicos y numerosas homilías. Murió el año 444.

Oración: Señor, tú que hiciste de tu obispo san Cirilo de Alejandría un defensor invicto de la maternidad divina de la Virgen María, concédenos a cuantos la proclamamos verdadera Madre de Dios llegar, por la encarnación de tu Hijo, a la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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miércoles, 26 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 26/06/2019. Miércoles de la decimosegunda semana de Tiempo Ordinario

Abrahán creyó a Dios y le fue contado como justicia; y el Señor concertó alianza con él.
Primera Lectura. Génesis 15, 1-12. 17-18

En aquellos días, el Señor dirigió a Abrán, en una visión, la siguiente palabra:
«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante».
Abrán contestó:
«Señor, Dios ¿qué me vas a dar si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».
Abrán añadió:
«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará».
Pero el Señor le dirigió esta palabra:
«No te heredará ese, sino uno salido de tus entrañas será tu heredero».
Luego lo sacó afuera y le dijo:
«Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas»
Y añadió:
«Así será tu descendencia».
Abran creyó al Señor y se le contó como justicia.
Después le dijo:
«Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra».
Él replicó:
«Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?».
Respondió el Señor:
«Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón».
Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor concertó alianza con Abrán en estos términos:
«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates».

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9
El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
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Por sus frutos los conoceréis.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».

Palabra de Dios.

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San Jose María Escrivá de Balaguer


Josemaría Escrivá de Balaguer es uno de los más populares fundadores y apóstoles del siglo XX. Nació en Barbastro Aragón, España, de un hogar sumamente creyente y ejemplar. Fundó en 1928 el Opus Dei, que fue hasta noviembre de 1982 un instituto secular. En esa fecha, fue denominada por Juan Pablo II como Prelatura Personal.

Josemaría tuvo desde muy pequeño una gran cualidad: su espíritu de servicio a los demás, y se propuso imitar el espíritu de servicio de Jesús, y dedicar su vida entera a lograr hacer el mayor bien posible a toda clase de gentes. Después de obtener su doctorado en la universidad, fue ordenado sacerdote en 1925 y se dedicó al apostolado. Con su espíritu alegre y jovial, se ganó el corazón de todos, convirtiendo a muchas almas pecadoras y ganando cada vez más discípulos.

Josemaría fue un instrumento en las manos de Dios, por medio del cual la Iglesia Católica logró conseguir líderes apostólicos en todos los continentes y empezó nuevas obras de apostolado en muchas naciones.

El 2 de octubre de 1928 Josemaría concebió la idea de fundar una asociación en la cual cada persona, siguiendo sus labores ordinarias en el mundo, se dedicara a conseguir la santidad y a propagar el reino de Cristo. Fundó entonces la famosa organización llamada Opus Dei (Obra de Dios) que ahora está extendida por todos los países del mundo. Desde 1928 hasta su muerte en 1975, Josemaría Escrivá dedicó todas sus energías y sus grandes cualidades y todo su tiempo, a extender y a perfeccionar la obra maravillosa que Dios le había encomendado: El Opus Dei, una asociación para llevar hacia la santidad a las personas, pero permaneciendo cada cual en su propia profesión y oficio.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en Roma el 17 de mayo de 1992. Fue canonizado por Juan Pablo II el 6 de octubre de 2002.

Oración: Señor y Dios nuestro, que elegiste a san Josemaría, presbítero, para anunciar en la Iglesia la vocación universal a la santidad y al apostolado: concédenos, por su intercesión y su ejemplo, que, realizando fielmente el trabajo cotidiano según el Espíritu de Cristo, seamos configurados a tu Hijo y, en unión con la Santísima Virgen María, sirvamos con ardiente amor a la obra de la Redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Pelayo (o Pelagio) niño


Mártir de la castidad en el umbral de la juventud. Nació el año 912 en Galicia (España), al parecer en Albeos, provincia de Pontevedra, no lejos de Tuy, donde era obispo su tío paterno, san Hermogio, quien cuidó de su formación cristiana.

El año 920 los árabes vencieron a los cristianos en Valdejunquera y se llevaron a Córdoba como rehenes a muchos cristianos, entre ellos al obispo de Tuy. Su hermano, el padre de Pelayo, fue a Córdoba con su hijo para rescatar a Hermogio. No fue posible llegar a un acuerdo con los árabes, y los dos hermanos volvieron a su tierra para reunir el rescate que se les pedía, mientras Pelayo quedaba en Córdoba como rehén.

No consiguieron los musulmanes que apostatara de su fe y abrazara la de ellos. El califa Abderramán III se sintió atraído por su figura y, al no poder doblegar su virtud, lo hizo martirizar, a los trece años de edad, el 26 de junio del año 925. Su cuerpo fue trasladado a León, y más tarde a Oviedo, donde se venera en el monasterio benedictino que lleva su nombre.

Oración: Señor, Padre nuestro, que prometiste a los limpios de corazón la recompensa de ver tu rostro, concédenos tu gracia y tu fuerza, para que, a ejemplo de san Pelayo, mártir, antepongamos tu amor a las seducciones del mundo y guardemos el corazón limpio de todo pecado. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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martes, 25 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 25/06/2019. Martes de la decimosegunda semana de Tiempo Ordinario

No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos.
Primera Lectura. Génesis 13, 2. 5-18

Abran era muy rico en ganado, plata y oro.
También Lot, que iba con Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas, de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos.
Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abran y los de Lot. Además, en aquel tiempo cananeos y los perizitas habitaban en el país.
Abrán dijo a Lot:
¿No tienes delante todo el país? Sepárate de mí: si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda».
Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Soar, era de regadío - esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra - como el jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron el uno del otro.
Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.
El Señor dijo a Abrán, después que Lot se había separado de él:
«Alza tus ojos y mira desde el lugar en donde estás hacia el norte, el mediodía, el levante y el poniente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tus descendientes para siempre.
Haré a tus descendientes como el polvo de la tierra: el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes.
Levántate, recorre el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar».
Abran alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar al Señor.

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?.
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?.
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Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Palabra de Dios.

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San Guillermo de Vercelli monje (1142)



Nació por el año 1085 en Vercelli, como indica su nombre, en el norte de Italia. Pocas cosas sabemos de su nacimiento e infancia, pero sí de su juventud y mocedad como un prodigio de mortificación y de don de milagros.

El solía decir a los monjes que trataban de imitar su vida y pretendían seguirle a todas partes: "Es necesario que mediante el trabajo de nuestras manos nos procuremos el sustento para el cuerpo, el vestido aunque pobre y medios necesarios para poder socorrer a los pobres. Pero ello no debe ocupar todo el día, ya que debemos encontrar tiempo suficiente para dedicarlo al cuidado de la oración con la que granjeamos nuestra salvación y la de nuestros hermanos".

Ahí estaba sintetizada la vida que él llevaba y la que quería que vivieran también cuantos quisieran estar a su lado.

Cuando todavía era un mancebo hizo una peregrinación a Santiago de Compostela que en su tiempo era muy popular y que hacían casi todos los cristianos que podían. Pero él lo hizo de modo extraordinario: Se cargó de cadenas, que casi no podía arrastrar por su gran peso, y apenas tomaba bocado. Un día llegó a las puertas de una casa de campo y parecía desfallecer. A pesar de ello habló así al dueño de la misma que parecía ser un valiente caballero: "Señor, estas cadenas se me rompen continuamente y me hacen muchos honores porque son vistas por todos. ¿No serías tan bueno que me dieras una coraza para llevarla escondida junto a mis carnes y un casquete para mi cabeza?" Dicho y hecho. Guillermo salió de la presencia de aquel caballero con gran esfuerzo, ya que apenas podía moverse con tanto hierro y con los dolores enormes que le proporcionaban. Vuelto a Palermo, el rey Rogerio que había oído ya hablar muchas maravillas de aquel raro peregrino, sintió grandes deseos de verlo.

En la corte se contaban chascarrillos a su costa y cada uno lo tomaba a chacota y decía de él las cosas más raras e inverosímiles. En aquella corte había una mujer que llamaba la atención por su vida deshonesta y ella al oír hablar de la santidad del peregrino dijo a todos los cortesanos: "Yo os prometo que le haré caer a ese pobre hombre en mis redes de lascivia". Se arregló lo mejor que pudo y se dirigió a visitarle. El santo hombre la recibió con grandes muestras de simpatía y tuvo con ella una larga conversación creyendo la dama que ya lo había conquistado para el pecado. Así volvió contenta a la corte y contó sus victorias. Pero habían quedado que volvería aquella noche para pasarla con él. El santo peregrino la invitó, la tomó el brazo y le dijo: "Ven y acuéstate conmigo en este lecho nupcial". El extendió las brasas y llamaradas de una gran hoguera que había hecho preparar y se arrojó en ellas. La pobrecilla mujer, que se llamaba Inés, cayó avergonzada y prorrumpió a llorar al ver que no le tocaba el fuego al siervo de Dios. Hizo penitencia, abrazó la vida religiosa y murió santamente.

En Monte Vergine fundó un célebre monasterio y purificó la corte y los palacios de tanto pecado como se cometía. Príncipes y labriegos, hombres y mujeres abandonaban su mala vida y seguían su ejemplo dejándolo todo por seguir a Jesucristo.

Desde este Monte Sacro, que ahora se llama como en tiempos de San Guillermo, Monte de la Virgen, nuestro Santo continuaba ejerciendo un gran influjo por medio de su oración y vida de sacrificio. Lleno de méritos, murió el 25 de junio de 1142.

Próspero de Aquitania seglar († c. a. 455)


Nació en Limoges (Francia) a finales del siglo IV. Fue un hombre docto en filosofía y letras. Contrajo matrimonio y llevó una vida virtuosa con su mujer. Después se hizo monje en Marsella, pero no sacerdote.

Vio que entre los monjes se difundía el pelagianismo, doctrina según la cual el hombre es capaz de querer el bien y de salvarse con su sola voluntad, de suerte que la gracia divina es preciosa, pero no indispensable. Ante el peligro que esto significaba para la fe, se dedicó a defender la doctrina católica tal como la enseñaba san Agustín, autor de varias obras sobre el tema y con quien estuvo en estrecha relación. Mucho tuvo que trabajar para explicar la recta doctrina agustiniana sobre la gracia, la perseverancia, la predestinación, y conseguir que la aceptaran.

El año 440 acompañó a Roma al que iba a ser el papa san León Magno, quien lo nombró canciller y escribano suyo. Fue un gran trabajador, que escribió también sobre la historia romana y la salvación de los no cristianos.

Murió en Roma en torno al año 463.

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lunes, 24 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 24/06/2019. Lunes de la decimosegunda semana de Tiempo Ordinario. Natividad de San Juan Bautista

Te hago luz de las naciones.
Primera Lectura. Isaías 49, 1-6

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas».
En realidad el Señor, defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios.
Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios.
Y mi Dios era mi fuerza:
«Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel.
Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 138, 1-3. 13-14. 15
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
Mi alma lo reconoce agradecida,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
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Juan predicó antes de que llegara Cristo.
Segunda Lectura. Hechos de los apóstoles 13, 22-26

En aquellos días, dijo Pablo:
«Dios suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio, diciendo: "Encontré a David, hijo de Jesé, 'hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos'.
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegará Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida decía: 'Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies'.
Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a vosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación».

Palabra de Dios.

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Juan es su nombre.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 1, 57-66. 80
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel.

Palabra de Dios.

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Nacimiento de San Juan Bautista


Este es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento.


San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (de hoy en seis meses – el 24 de diciembre – estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).

El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar.

Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: "No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios".

Pero Zacarías respondió al ángel: "¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?".

El ángel le dijo: "Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla".

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.

Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor". Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración.

Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.

Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia.

Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera: "Aquel sobre quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es".

Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham. Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego".

Y las gentes le preguntaron: "¿Qué es lo que debemos hacer?". Y contestaba: "El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo".

"Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. El es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo".

Los judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle "¿Tu quién eres?" El confesó claramente: "Yo no soy el Cristo" Insistieron: "¿Pues cómo bautizas?" Respondió Juan, diciendo: "Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de venir después de mí".

Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo: "¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: "Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia". Entonces Juan condescendió con El.

Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias".

Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los que estaban con él: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo".

Entonces Juan atestiguó, diciendo: "He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios".

Herodías era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: "No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano"; y le echaba en cara las cosas malas que había hecho.

Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le decía.

Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan.

Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio.

Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a El para que El mismo los fortaleciera en la fe.

Llegando donde El estaba, le preguntaron diciendo: "Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro".

En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo: "Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio".

Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver? ¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta. Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti para que te prepare el camino. Por tanto os digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista".

Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes.

Entonces el rey juró a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino".

Ella salió fuera y preguntó a su madre: "¿Qué le pediré?" La adúltera, que vio la ocasión de conseguir del rey lo que tanto ansiaba, le contestó: "Pídele la cabeza de Juan el Bautista". La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: "Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".

Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se puso muy triste porque temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado.

Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú.


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