miércoles, 20 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 20-01-10

Venció David al filisteo con la honda y una piedra
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 17, 32-33. 37. 40-51
En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo: -«Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo.» Pero Saúl le contestó: -«No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo.» David le replicó: -«El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de las manos de ese filisteo.» Entonces Saúl le dijo: -«Anda con Dios.» Agarró el cayado, escogió cinco cantos del arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. Éste, precedido de su escudero, iba avanzando, acercándose a David; lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó: _«¿Soy yo un perro, para que vengas a mi con un palo?» Luego maldijo a David, invocando a sus dioses, y le dijo: -«Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.» Pero David le contestó: -«Tú vienes hacia mi armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor de los ejércitos, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado. Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los del campamento filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra; y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel; y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor, y él os entregará en nuestro poder.» Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección de David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección del filisteo; echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente, y cayó de bruces en tierra. Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada. David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su campeón, huyeron.
Palabra de Dios.



Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis: -«Levántate y ponte ahí en medio.» Y a ellos les preguntó: -«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?» Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: -«Extiende el brazo.» Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.
Palabra del Señor.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es


Santos Fabián y Sebastián Mártires
San Fabián S.III
El papa San Fabián gobernó la Iglesia romana durante catorce años (236-250), que fueron años de paz, organización y expansión misional. Fabián - que era un seglar al ser elegido para obispo - gobernó tal empresa con celo y sabiduría. Según testimonio de Gregorio de Tours, envió a la Galia siete obispos, entre los cuales se hallan Saturnino de Toulouse y Dionisio de París. La Iglesia de Cartago tenía por entonces como obispo a Cipriano, y el sacerdote Orígenes desempeñaba su magisterio en Cesarea. La persecución de Decio vino a interrumpir el «servicio» de Fabián, que fue una de sus primeras víctimas el 20 de enero del año 250.

"Me alegro de que un gobierno tan íntegro como el suyo, haya sido gloriosamente coronado"; comenta, desde África, San Cipriano que escribió en seguida una carta a los presbíteros y diáconos de Roma, felicitándoles por el testimonio ofrecido al Señor por su obispo:

«En la misma medida en que el fallo de un responsable puede suponer, por su funesto influjo, el fracaso de los que le siguen, así también resulta útil y saludable su firmeza en la fe, mediante la cual se muestra digno de ser imitado por sus hermanos».

San Sebastián S.IV
Desde San Sebastián hasta los santos Nereo y Aquileo, gran cantidad de soldados cristianos fueron entregados a la muerte durante la persecución de Diocleciano. Comenzó ésta con una depuración del ejército (300). Sebastián, milanés de origen, se hallaba en Roma en el momento en que hubo de elegir entre el servicio al emperador o a Cristo. Se puede calibrar la trascendencia de tal opción al ser encasillada dentro de una vida cuyo resorte era la obediencia. Para un soldado, el desobedecer supone siempre un drama. Pero hay ocasiones en las que, según la intrépida aseveración de San Pedro, «hay que obedecer antes a Dios que a los hombres» (Hech 5, 29). Tal fue el caso de Sebastián. La comunidad romana le dio sepultura con honor junto al lugar en que se conserva el recuerdo de los Apóstoles Pedro y Pablo, en la Catacumba de la Vía Apia.

La silueta cristiana de San Sebastián se hará popular, especialmente a través del mundo del arte con sus flechas y torso militar.

Y fue San Ambrosio su gran panegirista: "Aprovechemos el ejemplo del mártir San Sebastián, cuya fiesta celebramos hoy. Era oriundo de Milán y marchó a Roma en tiempo en que la fe sufría allí una terrible persecución. Allí padeció; mejor dicho, allí fue coronado", bajo los emperadores Diocleciano y Maximino Hercúleo.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo

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