lunes, 4 de noviembre de 2024

Lecturas y Santoral 04-11-24. Lunes de la 31ª semana de Tiempo Ordinario. Ciclo B año par.

 PRIMERA LECTURA

Dadme esta gran alegría: manteneos unánimes

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 1-4

Hermanos:

Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.

No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 130, 1. 2. 3

R. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R.

Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R.

Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R.

 

Aleluya Jn 8, 31b-32

Si os mantenéis en mi palabra,
seréis de verdad discípulos míos y conoceréis la verdad
—dice el Señor—.

 

EVANGELIO

No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

—«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».

Palabra del Señor.

San Carlos Borromeo

Imagen de San Carlos BorromeoCandela

Nació en Arona (Lombardía, Italia) el año 1538, en el seno de una familia noble y piadosa. Abrazó la vida eclesiástica de jovencito y, terminados los estudios en Pavía, su tío materno, el papa Pío IV, lo llamó a Roma y lo creó cardenal, confiriéndole el gobierno de los negocios eclesiásticos. A sus veintidós años, Borromeo se convertía en el primer Secretario de Estado en el sentido moderno de la función. Como tal trabajó con denuedo por llevar a buen fin las últimas sesiones del Concilio de Trento (1562-1563) e impulsar la puesta en práctica de sus decretos.

Al morir Pío IV (1565), Carlos Borromeo pasó a Milán, de donde había sido nombrado arzobispo dos años antes. El joven prelado no tuvo en adelante otro anhelo que hacer poner en práctica en su Iglesia las prescripciones del Concilio.

El cardenal Borromeo realizó plenamente el modelo de obispo postulado por el Concilio de Trento realizando una gran obra legislativa, organizativa, pastoral, litúrgica y devocional.

Recorrió muchas veces la diócesis entera. Fue reformador del clero por medio de la convocatoria de sínodos, fundando los primeros seminarios y reformando costumbres. Restaurador de las costumbres del pueblo con sus visitas pastorales, que se extendían hasta los valles suizos. Creador de múltiples obras sociales, edificó hospitales y hospicios y utilizó las riquezas de su familia en favor de los pobres. Padre de la ciudad hasta llegar a ofrecer su propia vida por ella con ocasión de la peste de 1576.

Resultaba de austera apariencia y de mano a veces dura pero primero se exigía a si mismo. Milán le ha concedido un puesto de privilegio junto a San Ambrosio entre sus padres en la fe. Sin embargo el influjo de San Carlos superó las fronteras de Lombardía: todos los obispos reformadores trataron de reproducir el modelo de su acción pastoral.

Imagen de San Carlos Borromeo

Vivo ejemplo de hombre evangélico, murió relativamente joven habiendo desgastado totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

Murió en Milán el 3 de noviembre de 1584 cuando apenas tenía 46 años. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que todavía existe.

Oración: Conserva, Señor, en tu pueblo el espíritu que infundiste en san Carlos Borromeo, para que tu Iglesia se renueve sin cesar y, transformada en imagen de Cristo, pueda presentar ante el mundo el verdadero rostro de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

domingo, 3 de noviembre de 2024

Lecturas y Santoral 03-11-24. Domingo de la 31ª semana de Tiempo Ordinario. Ciclo B año par

 PRIMERA LECTURA

Escucha Israel: Amarás al Señor con todo el corazón

Lectura del libro del Deuteronomio 6, 2-6

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:

—«Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel".

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab (R.: 2)

R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa.

Lectura de la carta a los Hebreos 7, 23-28

Hermanos: Ha habido multitud de sacerdotes del Antiguo Testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.

Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.

Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidad. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

Palabra de Dios.

 

Aleluya Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
 

EVANGELIO

No estás lejos del reino de Dios.

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

—«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

—«El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que éstos».

El escriba replicó:

—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús. Viendo, que había respondido sensatamente, le dijo:

—«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.


San Martín de Porres

Imagen de San Martín de PorresCandela

Nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña.

Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de Lima también lo fuera. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio de Mogrovejo, primer arzobispo de Lima, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre.

De joven, Martín aprendió los oficios de boticario, barbero y asistente de un dentista lo que denota su temprana pasión por la medicina y su vocación por sanar a la gente. En 1594, el destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en el Perú, el Convento de Nuestra Señora del Rosario. De este modo, San Martín ingresa en calidad de "donado", ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y bastardo, además de que el sacerdocio estaba prohibido para alguien de su condición. No obstante él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.

San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: "Pasar desapercibido y ser el último". Su anhelo más profundo siempre es seguir a Jesús. Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida. Sirve y atiende a todos, pero no es comprendido por todos. Un día cortaba el pelo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarlo: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.

Imagen de San Martín de Porres

San Martín llevaba ya dos años en el convento, y hacía seis que no veía a su padre, éste lo visita y después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín se convierta en hermano cooperador. El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa.

El P. Fernando Aragonés testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: "No hay gusto mayor que dar a los pobres". Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones. Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle.

Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador. Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa, por lo que el Superior le prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento.

Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados por su docilidad. Cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo.

Mientras lo cantaban, entregó su alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639. Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reliquia. Toda la ciudad le dio el último adiós.

Su culto se ha extendido prodigiosamente. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de "Martín de la caridad". Su fiesta se celebra el 3 de Noviembre.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Lecturas y Santoral 02/11/24. CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

 2 de noviembre

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

Fiesta


PRIMERA LECTURA

Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 17-26

Me han arrancado la paz,
y ni me acuerdo de la dicha;

me digo: «Se me acabaron las fuerzas
y mi esperanza en el Señor».

Fíjate en mi aflicción y en mi amargura,
en la hiel que me envenena;

no hago más que pensar en ello,
y estoy abatido.

Pero hay algo que traigo a la memoria
y me da esperanza:

que la misericordia del Señor no termina
y no se acaba su compasión;

antes bien, se renuevan cada mañana:
¡qué grande es tu fidelidad!

El Señor es mi lote, me digo,
y espero en él.

El Señor es bueno para los que en él esperan
y lo buscan;

es bueno esperar en silencio
la salvación del Señor.

Palabra de Dios.

 

O bien:

 

Andemos en una vida nueva

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-9

Hermanos:

Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.

Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.

Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.

Palabra de Dios.


Salmo responsorial: Salmo 129, 1-2. 3-4. 5-6. 7. 8 (R.: 1; o bien: cf. 5)

R. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

O bien:

R. Espero en el Señor, espero en su palabra.

Desde lo hondo a ti grito, Señor,
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R.

Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

 

EVANGELIO

En la casa de mi Padre hay muchas estancias

Cruz Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así; ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino».

Tomás le dice:

—«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».

Jesús le responde:

—«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

Palabra del Señor.

 

Conmemoración de los Fieles Difuntos

Imagen de Conmemoración de los Fieles DifuntosCandela

La Iglesia, después de celebrar ayer la fiesta de todos sus hijos bienaventurados ya en el cielo, se interesa hoy ante el Señor en favor de las almas de todos cuantos nos precedieron en el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, para que, purificados de toda mancha de pecado, puedan gozar de la felicidad eterna.

Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.

La Iglesia llama "Purgatorio" a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).

La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.

Al respecto, San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso". Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.

El primer prefacio de difuntos nos enseña que "en Cristo brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad; porque la vida de los que creemos en el Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo".

Celebramos, pues, la victoria de Cristo, y de nosotros con Él, sobre la muerte. Y hacemos memoria de cuantos, habiendo compartido ya la muerte de Jesucristo, están llamados a compartir también con Él la gloria de la resurrección. Mientras nosotros pedimos por los difuntos, ellos interceden por nosotros.

Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas para que, al confesar la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, se afiance también nuestra esperanza de que todos tus hijos resucitarán. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración:Oh Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, nosotros los redimidos por la muerte y resurrección de tu Hijo, te pedimos que acojas con bondad a tus siervos difuntos, y pues creyeron en la resurrección futura, merezcan alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración:Oh Dios, que resucitaste a tu Hijo para que, venciendo la muerte, entrara en tu reino, concede a tus siervos difuntos que, superada su condición mortal, puedan contemplarte para siempre como su Creador y Salvador. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Malaquías de Armagh obispo (1094-1148)

Imagen de San Malaquías de Armagh obispo (1094-1148)Candela

San Malaquías fue hijo del Lector de la escuela monacal de Armagh. En 1119 fue ordenado sacerdote por San Celso, por entonces obispo de Armagh, con quien colaboró estrechamente.

En aquella época, las guerras, alzamientos e invasiones que sufría Irlanda ocasionaron también la debilidad de la organización eclesiástica en la isla, y San Malaquías se propuso restaurar el orden.

Así, San Malaquías ingresa en 1122 al monasterio de Lismore, y dos años más tarde es nombrado obispo de Connor, diócesis a la que pertenecía el monasterio de Bangor, que Malaquías reconstruyó y transformo en modelo de la vida monacal.

Al fallecer San Celso en 1132, en medio de intrigas cortesanas (San Malaquías era para entonces confesor del rey Cormac) San Malaquías fue designado su sucesor como obispo de Armagh.

En 1139, San Malaquías emprende una larga travesía a Roma para recibir del papa Inocencio II el palio para Armagh, que lo convertía en delegado papal en Irlanda. Durante el viaje conoce a San Bernardo de Claraval, o Clairvaux, quien se volvió su amigo y le apoyó con las reformas de la Iglesia irlandesa.

Durante el camino a Roma, a San Malaquías le fueron reveladas las llamadas Prophetia de summis pontificibus, 111 profecías formuladas simbólicamente acerca de los papas venideros, comenzando con Celestino II (1143-1144).

De acuerdo con esto, los últimos papas han sido: Paulo VI, Flos Florum, "Flor de flores"; Juan Pablo I, De Medietate Lunae, "El de la media luna"; Juan Pablo II, De Labore Solis, "El del trabajo del sol"; y Benedicto XVI, Gloria Olivae, "La gloria del olivo".

Según los vaticinios de San Malaquías, quedaría un solo papa, Petrus Romanus, "Pedro el Romano", quien sería el encargado de gobernar a la cristiandad "cuando Roma sea destruida y llegue el fin de los tiempos".

Al regresar a su país, San Malaquías de Armagh introdujo la liturgia romana a Irlanda y emprendió las necesarias reformas organizativas. En un viaje subsecuente a Roma, San Malaquías falleció en Clairvaux, se dice que en los brazos de su amigo San Bernardo.

San Malaquías de Armagh fue canonizado en 1190 por el papa Clemente III.

San Malaquías de Armagh nos enseña a esperar con serenidad los designios ocultos de Dios.