sábado, 22 de febrero de 2025

Lecturas y Santoral 22/02/2025 - Sábado de la 6ª semana de Cuaresma. La Cátedra del apóstol San Pedro, fiesta.

PRIMERA LECTURA

Presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 1-4

Queridos hermanos:

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto:

Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño.

Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Palabra de Dios.

 


Salmo responsorial: Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1)

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor,
nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Mt 16, 18

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder del infierno no la derrotará.

 

EVANGELIO

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos

Cruz Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:

—«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».

Ellos contestaron:

—«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».

Él les preguntó:

—«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

Simón Pedro tomó la palabra y dijo:

—«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

Jesús le respondió:

—«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.

Ahora te digo yo:

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.

Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».

Palabra del Señor.




Fiesta de la Cátedra de San Pedro

Imagen de Fiesta de la Cátedra de San PedroCandela

El 22 de febrero estaba consagrado en la antigua Roma al recuerdo de los difuntos de la familia. La fiesta de la Cátedra de San Pedro enlaza, por tanto, con el culto que los cristianos tributaban en el presente día a sus padres en la fe junto a las tumbas de Pedro en el Vaticano y de Pablo en la carretera de Ostia. Mas, al convertirse el 29 de junio – tras la paz de Constantino (313) – en la gran festividad anual de los dos Apóstoles, se quiso honrar el 22 de febrero en la Cátedra de Pedro la promoción del Pescador de Galilea al cargo de Pastor supremo de la Iglesia.

Por consiguiente, hoy es la fiesta del "Tu es Petrus", la memoria de la misión que Cristo confió a Pedro de ser el apoyo de sus hermanos. De ahí que la propia liturgia exalte la fe de Pedro como la roca sobre la que se asienta la Iglesia. Mas, si bien el servicio de Pedro consiste en asegurar a la Iglesia por medio de su doctrina "la integridad de la fe", también debe procurar la unidad de los cristianos, "presidir en caridad" (Ignacio de Antioquía), conducir a todos los bautizados a la participación del mismo pan y a beber del mismo cáliz. Por eso le suplicamos al Señor que haga que el Padre sea para el pueblo cristiano "el principio y fundamento visible de su unidad en una misma fe y en una misma comunión".

Hoy se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro, una ocasión solemne que se remonta al cuarto siglo y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro.

La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa.

Antes de rezar el Ángelus en este día, el Papa Juan Pablo II recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el ‘ministerium petrinum’, ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles".

La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666.

Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974. Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyas partes mas antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión.

Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.

Este supremo y universal Primado de Pedro, perpetuo como la Iglesia misma, fue fijado establemente por Pedro en Roma, la ciudad de su episcopado particular y universal, en la que derramará su sangre por Cristo.Una realidad maravillosa, que tanto ponderará San Cipriano, pocos decenios después: "Se da a Pedro el Primado, para que se muestre que es una la Iglesia de Cristo y una la cátedra… Dios es uno, uno el Cristo, una la Iglesia, y una la cátedra fundada sobre Pedro"… "el lugar del Papa Fabián es el lugar de Pedro"…

Por eso el colegio episcopal permanece unido al Obispado de Roma y sucesor de Pedro, al enseñar gobernar y juzgar. Y así repite en Oriente el año 451 el Concilio ecuménico de Calcedonia: "Pedro nos ha hablado por la voz de León".

viernes, 21 de febrero de 2025

Lecturas y Santoral 21/02/25 - Viernes de la 6ª semana de Tiempo Ordinario. Ciclo C

 PRIMERA LECTURA

Voy a bajar y a confundir su lengua

Lectura del libro del Génesis 11, 1-9

Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras.

Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí.

Y se dijeron unos a otros:

—«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos».

Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento.

Y dijeron:

—«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra».

El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:

—«Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo».

El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.

Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 32, 10-11. 12-13. 14-15 (R.: 12b)

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R.

 

Aleluya Jn 15, 15b

A vosotros os llamo amigos
—dice el Señor—,
porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer.

 

EVANGELIO

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 34—9, 1.

En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:

—«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles».

Y añadió:

—«Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia».

Palabra del Señor.


San Pedro Damián Obispo y doctor de la Iglesia

Imagen de San Pedro Damian Obispo y doctor de la IglesiaCandela

Nació en Rávena el año 1007, de una familia pobre y numerosa. Fue una de esas figuras severas que, como San Juan Bautista, surgen en las épocas de relajamiento para apartar a los hombres del error y traerles de nuevo al estrecho sendero de la virtud.

Debido a la prematura muerte de sus padres, el santo fue criado por uno de sus hermanos, convirtiéndose en un excelente discípulo, y más tarde en un profundo servidor de Cristo. Realizó estudios en Rávena, Faenza y Padua, y luego ejerció la docencia universitaria.

A los 28 años se retiró al yermo camaldulense de Fonte Avellana, abandonando el mundo exterior y abrazando la vida religiosa en otra región. El convento de Fonte Avellana era una comunidad de ermitaños que gozaba de gran reputación. Allí se dedicó a la oración, lectura espiritual y estudios sagrados, viviendo con gran austeridad.

Pese a su negativa, Pedro asumió la dirección de la abadía en 1043 gobernando con gran prudencia y piedad. Fue reformador y propagador de la vida religiosa fundando otras cinco comunidades de ermitaños, donde fomentó entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad y además estuvo al servicio de la Iglesia, siendo nombrado Cardenal y Obispo de Ostia en 1057.

En aquella dura época ayudó eficazmente a los papas, con sus escritos y legaciones, en la reforma de la Iglesia y en la formación del clero, preparando así la gran reforma de Gregorio VII. Sus documentos ayudaron a mantener la observancia de la moral y de la disciplina, particularmente en lo que se refiere a los deberes de los clérigos y monjes.

A pesar de su severidad, el santo sabía tratar a los pecadores con bondad e indulgencia, cuando la caridad y la prudencia lo pedían. Murió el 22 de febrero de 1072.

Oración: Dios todopoderoso, concédenos seguir con fidelidad los consejos y ejemplos de san Pedro Damian, obispo, para que, amando a Cristo sobre todas las cosas, y dedicados siempre al servicio de tu Iglesia, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Severiano, Obispo y Mártir

Imagen de San Severiano, Obispo y MártirCandela

En el año 451, se reunió en Calcedonia el Cuarto Concilio Ecuménico, contra la herejía monofisita de Eutiques que se estaba propagando rápidamente en la Iglesia oriental. Las diócesis se hallaban divididas en partidos, que en algunos casos escogían obispos rivales y rehusaban la comunión a los del partido contrario. La mayoría de los monjes de Palestina aceptaron, sin discutirla, la decisión del Concilio contra la herejía, pero hubo bastantes excepciones.

El principal de los rebeldes fue Teodosio, que tenía suficientes partidarios como para expulsar a Juvenal, el obispo de Jerusalén y apoderarse de la sede. A ello añadió una sangrienta persecución en la ciudad. Teodosio se dedicó a devastar todo el país, aunque en algunos sitios encontró cristianos decididos a permanecer en la ortodoxia; entre ellos se distinguió Severiano, obispo de Escitópolis, quien recibió en premio la corona del martirio, pues los soldados se apoderaron de él, le arrastraron fuera de la ciudad y le asesinaron.

jueves, 20 de febrero de 2025

Lecturas y Santoral 20/02/2025 - Jueves de la 6ª semana de Tiempo Ordinario

 PRIMERA LECTURA

Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra

Lectura del libro del Génesis 9, 1-13

Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles:

—«Creced, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra os temerán y respetarán; aves del cielo, reptiles del suelo, peces del mar, están en vuestro poder. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento; os lo entrego, lo mismo que los vegetales.

Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre y vida, y se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. Si uno derrama la sangre de un hombre, otro derramará la suya, porque Dios hizo al hombre a su imagen. Vosotros creced y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».

Dios dijo a Noé y a sus hijos:

—«Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:

—«Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra».

Palabra de Dios.

 


Salmo responsorial: Salmo 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: 20b)

R. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor R.

 

Aleluya Cf. Jn 6, 63c. 68c

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.

 

EVANGELIO

Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:

—«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

—«Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

—«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Pedro le contestó:

—«Tú eres el Mesías».

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirlos:

—«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:

—«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Palabra del Señor.


Beatos Francisco y Jacinta Marto

Imagen de Beatos Francisco y Jacinta MartoCandela

Son dos de los tres niños videntes de Fátima. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los dos primeros fueron beatificados por Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 en Fátima, y su fiesta se celebra hoy, día en que murió Jacinta.

Francisco y Jacinta nacieron en Ajustrel, caserío de Fátima, él el 11 de junio de 1908, y ella el 11 de marzo de 1910, de una familia humilde y cristiana. Tenían caracteres diferentes: él más tranquilo y condescendiente, ella más vivaz y caprichosa. Los dos, al igual que su prima Lucía, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban.

Ya habían tenido apariciones de un ángel cuando un día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. Siguió la calma, y los niños profundizaron en su vida espiritual, más entregados a la oración y la penitencia.

En 1918 los dos hermanitos fueron víctimas de la “gripe española”. Francisco murió el 4 de abril de 1919 en su aldea, y Jacinta el 20 de febrero de 1920 en Lisboa.

San Euquerio +738

Imagen de San Euquerio +738Candela

A este joven de Orleáns la lectura de san Pablo le cambió la vida: «La sabiduría del mundo es necedad ante Dios», hay que invertir, pues, el orden de valores, lo que todos aprecian no vale nada, y lo que se desdeña como vil, renunciar a las cosas por el amor más alto que no se ve, es el camino de la eternidad. Por eso Euquerio se hizo monje en la abadía normanda de Jumieges.

«Fue tan grande la luz de su santa vida y la opinión que todos tenían de él», dice un hagiógrafo, que a la muerte de su tío Suavarico, obispo de Orleáns, el pueblo le eligió para sucederle, y ante su resistencia tuvo que intervenir Carlos Martel, cuya autoridad le obligó a aceptar, aunque no sin desconsuelo, pues es tradición que lloraba copiosamente al ser consagrado.

Fue un buen obispo, y por serlo se opuso a las pretensiones de Carlos Martel, quien expoliaba a la Iglesia para atender las necesidades de sus campañas; el choque de ambos acabó con el destierro de Euquerio, primero en Colonia y luego en Lieja, siempre rodeado de una inmensa veneración, y acabó en un monasterio benedictino.

La leyenda de que tuvo una visión en la que pudo ver a Carlos Martel en el Infierno no merece siquiera el esfuerzo de ser refutada, ya que el abuelo de Carlomagno sobrevivió a nuestro obispo, y no es más que una piadosa superchería para infundir saludable temor a los que se apoderaban de bienes eclesiásticos.

San Euquerio obró numerosos milagros después de morir – curaciones inexplicables, lámparas que ardían sin consumir aceite -, pero su vida es ejemplar sobre todo por esa extraña carambola de la Providencia que le arranca del claustro – llorando – para hacerle pastor de una gran diócesis, y que le devuelve al claustro a viva fuerza por el simple cumplimiento de sus deberes. La sabiduría de este mundo, que es mucho más mecánica y torpe, nunca hubiese podido prever una combinación tan inesperada, divinamente maquiavélica y feliz.

Santos Mártires de Tiro

Imagen de Santos Mártires de TiroCandela

Conmemoración de cinco santos que fueron martirizados en Tiro de Fenicia (hoy en Líbano), el año 303, durante la persecución de Diocleciano, por afirmarse en su fe y negarse a apostatar. Primero los flagelaron cruelmente en todo el cuerpo; luego, desnudados, lo llevaron al anfiteatro, donde los arrojaron a las fieras.

En todo momento se mantuvieron firmes y sin vacilaciones; uno de ellos, de menos de veinte años, que no estaba encadenado, con los brazos en forma de cruz oraba sin cesar a Dios. Las bestias se les acercaron, pero no les hicieron daño alguno. Por último fueron muertos a espada.