domingo, 28 de abril de 2019

Lecturas y Santoral 28/04/2019. Domingo de la segunda semana de Pascua. Fiesta de la Divina Misericordia

Crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 5, 12-16
Por mano de los apóstoles se realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo.
Todo se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor.
La gente sacaba los enfermos a las plazas, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno.
Acudía incluso mucha gente de las ciudades cercanas a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos eran curados.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Salmo Responsorial. Salmo 117, 2-4. 22-24. 25-27a
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los que temen al Señor:
eterna es su misericordia.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Estaba muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos
Segunda Lectura. Apocalipsis 1, 9-1 la. 12-13. 17-19
Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
El día del Señor fui arrebatado en espíritu y escuché detrás de mí una voz potente como de trompeta que decía:
- «Lo que estás viendo, escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete iglesias».
Me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y vuelto, vi siete candelabros de oro, y en medio de de los candelabros como un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, y ceñido el pecho con un cinturón de oro.
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, diciéndome:
- «No temas; Yo soy el Primero y el Último, el Viviente; estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que estás viendo: lo que es y lo que ha de suceder después de esto».

Palabra de Dios

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A los ocho días llegó Jesús
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Juan 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
- «Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
- «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
- «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
- «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
- «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
- «Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
- «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
- «¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
- «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

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San Luis Maria Grignion de Montfort


Nació de padres cristianos en Montfort (Bretaña francesa) el año 1673. Fue el segundo de dieciocho hermanos. Su padre era muy autoritario y de un temperamento un tanto brusco. Quizá de él heredó nuestro Santo este mismo temperamento contra el que luchó durante toda su vida.

Pasó su infancia con una señora muy buena cristiana que, al no poderle educar su madre, le confió para que lo alimentara y formara en los principios de la fe. Esta buena mujer dejó huellas también muy hondas en su espíritu que nunca olvidará.

Fue enviado al colegio de los padres jesuitas de Rennes donde pasó ocho años entregado a los estudios de humanidades. Aquí trabó gran amistad con los padres carmelitas de esta ciudad que gozaban en aquel entonces de una bien merecida fama de santidad y de profunda y filial devoción a la Virgen María. Entre aquellos religiosos carmelitas que pertenecían a la célebre reforma Turonense, aprendió sin duda la doctrina que después extendería y haría famosa en la Iglesia de hacerlo todo En María, Con María, Por María y Para María.

Recibe la ordenación sacerdotal, el 5 de junio de 1700 y desde entonces se entregó de lleno a su misión evangelizadora. Él pidió ser enviado a las misiones para allí gastarse por Cristo enseñando su doctrina, pero los superiores le hicieron ver que su puesto estaba en su misma patria para que trabajara en defensa de la fe cristiana, que aquellos días estaba tan duramente atacada por la herejía de los jansenistas y calvinistas, que amenazaban inficionarlo todo con sus corrosivas doctrinas. Y a ello se entregó en cuerpo y alma nuestro Santo.

Al bautizarle le fue impuesto el nombre de Luis y cuando recibió la Confirmación, él mismo por su gran afecto hacia la Santísima Virgen añadió el de MARIA a su nombre de bautismo.

Fue capellán de grandes hospitales y a todos atendía, consolaba y ayudaba con medios materiales y espirituales.

Es el santo de tribulaciones muy amargas, a menudo en pugna con prelados, sacerdotes y autoridades que se decían cristianísimas, en una Francia que entendía las luces como un sucedáneo de Dios. Con su crucifijo y una estatuilla de la Virgen, “Reina de los corazones”, acorazado en su paciencia, volvió a encender la fe en miles de almas como una lamparilla que no se apaga en la tormenta.

Como le acompañaban un grupo de amigos en sus apostolados misioneros y marianos con ellos, y a petición de los mismos, fundó la Congregación de Sacerdotes de la Compañía de María o Montfortianos, hoy extendidos en todas partes.

Entre sus fundaciones de vida de perfección se cuentan también los Hermanos de San Gabriel y las Hijas de la Sabiduría que han difundido su entrañable espiritualidad mariana, vivida en consagración personal a la Virgen.

Aquel hombre que había recorrido toda Francia y otras naciones llevando el mensaje de Jesucristo y de María a los cuarenta y tres años estaba extenuado y partió al cielo el 27 de abril de 1716. A su entierro acudieron más de cien mil personas.

Se difundieron sus escritos en numerosas ediciones e idiomas especialmente su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen.

Oración: Oh Dios, sabiduría eterna, que hiciste al presbítero san Luis María insigne testigo y maestro de la total consagración a Cristo, tu Hijo, por mano de su Madre, la bienaventurada Virgen María; concédenos que, siguiendo su mismo camino espiritual, podamos extender tu reino en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Pedro Chanel


Nació en Cuet (Francia) el año 1803. A los 21 años entró en el seminario de Bourg y, ordenado de sacerdote en 1827, ejerció durante algunos años el ministerio pastoral en su tierra. Acuciado por su deseo de marchar a misiones, en 1831 ingresó en la Compañía de María (Padres Maristas) y en 1837 se marchó a Oceanía occidental (Polinesia) como misionero y llegó a la isla de Futuna, cercana a Tahití.

En medio de dificultades de toda clase, consiguió convertir a bastantes paganos, entre ellos el hijo del jefe de la tribu de los Alo, una de las dos tribus de la isla, lo que le granjeó su odio y el de su influyente familia. El 28 de abril de 1841 lo visitó un grupo de hombres, lo obligaron a salir de su cabaña, le propinaron una gran paliza a garrotazos y un cuñado del hijo del jefe le partió la cabeza con un hacha. Era el primer mártir de Oceanía y de los Maristas. Una vez más su sangre fue semilla de cristianos, pues poco después la población acabó convirtiéndose.

Oración: Señor, tú que has concedido la palma del martirio a san Pedro Chanel cuando trabajaba por extender tu Iglesia, concédenos a nosotros que, en medio de las alegrías pascuales, celebremos de tal modo el misterio de Cristo, muerto y resucitado, que seamos verdaderamente testigos de una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


DOMINGO II DE PASCUA. FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA



Introducción
Cuando Dios quiere revelar un mensaje a la humanidad, no busca a los más importantes y sabios, sino que se revela a través de los más sencillos y humildes, que saben ser dóciles a sus inspiraciones y gracias. Este es el caso del mensaje de la Divina Misericordia dado a la Santa Hna. María Faustina Kowalska, religiosa polaca, instrumento elegido y probado por el Señor.

Santa Faustina (como es conocida en el mundo entero) pertenecía a la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, conocidas como las "Hermanas Magdalenas" que se dedican a la educación de jóvenes de bajos recursos. Vemos como el Señor empieza a poner las piezas de su "rompecabezas de gracia", en un orden perfecto. Él revela Su Misericordia a una religiosa de la comunidad dedicada a Su Misericordia.

Santa Faustina estuvo en varias casas de su Orden, siempre realizando trabajos muy sencillos y desapercibidos, tales como la cocina, el jardín, la limpieza del convento o atendiendo la puerta. Precisamente es a esta hermana menos notoria a la que el Señor escoge para dar al mundo entero el gran mensaje de su Misericordia que a tantas almas ha tocado y transformado al propagarse por el mundo entero en momentos tan críticos para la humanidad.

La imagen de la Misericordia

El 22 de febrero de 1931, santa Faustina recibió la primera revelación de la Misericordia de Dios, ella lo anota así en su diario: "En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad. Después de un rato, Jesús me dijo:

Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : "¡Jesús, yo confío en Ti!." Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el alma que honrare esta imagen, no perecerá. También le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.


Cuando contó esto en confesión, el padre le dijo que seguramente Jesús deseaba pintar esta imagen en su corazón pero ella sentía que Jesús le decía "Mi Imagen ya está en tu corazón. Yo deseo que se establezca una fiesta de la Misericordia y que esta imagen sea venerada por todo el mundo. Esta fiesta será el primer domingo después de Pascua. Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia Mía a los pecadores."


Por orden de su confesor Santa Faustina le preguntó al Señor el significado de los rayos que aparecen en la imagen emanando del corazón y el Señor le respondió:

"Los dos rayos significan Sangre y Agua- el rayo pálido representa el Agua que justifica a las almas; el rayo rojo simboliza la Sangre, que es la vida de las almas-. Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de Mi misericordia cuando mi corazón agonizado fué abierto por una lanza en la Cruz… Bienaventurado aquel que se refugie en ellos, porque la justa mano de Dios no le seguirá hasta allí".

El Señor manifiesta su Corazón, y el agua y la sangre que de el brotaron como manantial de reconciliación para todos los hombres. Esta revelación es una continuación de la misericordia divina que Jesús nos ofrece en la cruz y que se reveló también a Santa Margarita María.


La Coronilla de la Misericordia

El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo. Ella lo escribe así:

En la noche, cuando estaba en mi celda, vi un Ángel que era el ejecutor de la justicia de Dios. Estaba vestido con una túnica brillante, su cara gloriosamente iluminada y una nube bajo sus pies. En sus manos tenía truenos y relámpagos. Cuando vi las señales de la ira divina, con las cuales cierto país de la tierra sería castigado de una manera particular, imploraba al Ángel, pero noté enseguida que mis plegarias eran impotentes contra la ira de Dios … En el mismo momento vi a la "Santísima Trinidad", que irradiaba Majestad y Santidad incomparables. Al mismo tiempo oí interiormente palabras, con las cuales empecé a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh milagro! el Ángel era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el justo castigo. Las palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran las siguientes: "Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."

A la mañana siguiente, cuando entraba en la capilla, escuché estas palabras interiormente: "Cada vez que entres en la capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer". Cuando había recitado la oración, escuché estas palabras dentro de mi alma:

Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo. Después rezarás en las cuentas grandes: "Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo para implorar el perdón de nuestros pecados y de los del mundo entero" En los granos pequeños: "Por Su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero". Al final rezarás tres veces: "Santo Dios, Santo Omnipotente, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero"(474_476).

Esta es la corona que Jesús le pidió a santa Faustina introducir a su comunidad y al mundo entero. En 1936, el Padre Miguel Sopocko hizo imprimir esta corona (en la Editorial Cebolski en Cracovia) en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia que Eugenio Kasimierwsko pintó.

El Señor ha prometido que las almas que recen esta corona serán abrazadas con Su Misericordia durante su vida y especialmente en la hora de su muerte.

La Verdadera Devoción de la Divina Misericordia

Durante el retiro de octubre de 1936, Jesús le dio a Santa Faustina indicaciones explícitas sobre lo que constituye la verdadera devoción de la Divina Misericordia:

Misericordia. Yo exijo de ti actos de misericordia, que deben realizarse por amor a Mí. Tú debes mostrar misericordia a tu prójimo siempre y en todas partes. No debes acobardarte ante esto o tratar de excusarte o de dispensarte de esto. Te estoy dando tres medios de ejercitar misericordia con tu prójimo: el primero por obra, el segundo de palabra, y el tercero por la oración. En estos tres grados está contenida la totalidad de la misericordia y es una prueba de tu amor por Mí. Por estos medios una alma glorifica y da tributo a Mi Misericordia. Si bien, el Primer Domingo de Pascua, es la Fiesta de la Misericordia, también deben haber otro actos de misericordia, y pido la adoración a Mi Misericordia en la Celebración Solemne de esta festividad y la veneración de esta imagen por medio de la cual yo concederé muchas gracias a las almas. Todo esto como un recordatorio de la urgencia de Mi misericordia, porque aún la fe más fuerte, sin obras no tienen valor".(742)

Las palabras con que Jesús habló a Santa Faustina al comienzo del retiro empezaron a tener efecto. En la Fiesta de Cristo Rey, celebrada el 25 de octubre de 1936, la hermana escribió en su diario: "Durante la Santa Misa, estuve tan envuelta en el fuego interior del amor de Dios y el deseo de salvar almas que no sé como expresarlo. Sentía que estaba en llamas. Yo lucharé contra el mal, con el arma de la misericordia. Me quema el deseo de salvar almas. Me cruzaría todo el largo y el ancho de la tierra y llegaría hasta el último confín, para salvar almas por medio de la oración y sacrificio, deseo que todas las almas glorifiquen la misericordia de Dios"(745).

Santa Faustina comprendió que debía hacerse una víctima pura de amor, reconociendo el camino marcado por las pisadas de Jesús, el camino del sufrimiento, de ser ridiculizada, perseguida y humillada, todo esto debía ser su vida, aceptada por amor a Jesús y a las almas con la única esperanza de que Jesús sería siempre su consuelo y compañero.

Hora de la Gran Misericordia: Las tres de la tarde

El 10 de octubre de 1937, Santa Faustina recibió instrucciones del Señor concerniente a otro elemento principal de la devoción a la Divina Misericordia; esto es, La Hora de Gran Misericordia:

A las tres de la tarde en punto, implora Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y, aunque sea por un breve momento, sumérgete en Mi pasión, particularmente en Mi abandono al momento de la agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para todo el mundo. Yo te permitiré entrar en Mi dolor mortal. En esta hora, Yo no rehusaré nada al alma que Me pida algo en virtud de Mi pasión. (1320)

La Fiesta de la Misericordia: Domingo después de Pascua de Resurrección. Instituida oficialmente por la Iglesia en el año 2000
El Señor le pide a Santa Faustina, por lo menos 14 veces, que se instituya oficialmente una "Fiesta de la Misericordia" (Diario de Santa Faustina)

Esta Fiesta surge de Mi piedad mas entrañable…Deseo que se celebre con gran solemnidad el primer domingo después de Pascua de Resurrección….Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y abrigo para todas las almas y especialmente para los pobres pecadores. Las entrañas mas profundas de Mi Misericordia se abren ese día. Derramaré un caudaloso océano de gracias sobre aquellas almas que acudan a la fuente de Mi misericordia.

El alma que acuda a la Confesión, y que reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión total de sus culpas y del castigo… Que el alma no tema en acercarse a Mi, aunque sus pecados sean como la grana. Toda Comunión recibida con corazón limpio, tiende a restablecer en aquel que la recibe la inocencia inherente al Bautismo, puesto que el Misterio Eucarístico es "fuente de toda gracia".
Nuestro Señor manifestó a Santa Faustina que en la "Fiesta de la Misericordia" se abrían todas las compuertas a través de las cuales fluían las gracias divinas. Gracias de conversión y perdón de los pecados.


¿Por qué el Señor manifiesta su Misericordia?

Después de haber visto brevemente como el Señor manifestó a Santa Faustina el deseo de su Corazón de que se arraigara en los corazones la devoción a su Divina Misericordia, nos podremos preguntar ¿Por qué? ¿Por qué el Señor en pleno siglo XX, se aparece a esta religiosa y con insistencia le pide que se establezca esta devoción?.

Si pensamos un poco, no es una devoción nueva, ha estado siempre en la Iglesia desde que el Corazón de Dios existe, pero de una forma nueva el Señor presenta su Misericordia, fluyendo y derramándose en forma de dos rayos que no tienen otro fin más que el de la conversión y arrepentimiento del pecado. Aquí está el propósito del Señor.

El Señor, contemplando como la humanidad en el siglo mas avanzado tecnológicamente, se ha alejado de El, y ha caído en las garras del pecado y de la oscuridad, quiso dar a los hombres el remedio para salir de la fosa en la que se ha adentrado.

Jesús se le reveló a Santa Faustina cuando estaba en pleno apogeo la Segunda Guerra Mundial, y muchas almas recibieron gracias de conversión y de fortaleza al venerar la imagen de Jesús Misericordioso, que se propagó rápidamente en toda Polonia, y luego en toda Europa y el mundo.

El hombre necesita a Dios, y Dios en su Amor, sale a su encuentro derramando los rayos de Misericordia, que tanto le costaron, porque el precio fue que su Corazón fuese Traspasado.
El hombre de hoy necesita escuchar que hay esperanza; que Dios en su Misericordia quiere que todos se salven pero la única condición es el cambio de corazón; el reconocer los pecados y con profundo arrepentimiento volver a Dios y alejarse del mal.

"La Humanidad no tendrá paz, hasta que torne con confianza a Mi Misericordia"
La Paz es fruto de la amistad con Dios, los hombres de hoy no tienen paz porque han tornado su corazón lejos de Dios. El Señor le dijo a Santa Faustina que solo tendría paz la humanidad cuando se tornase a su Misericordia; porque solo habrá paz en el corazón del hombre cuando se arrepienta y vuelva a restablecer su amistad con Dios su Señor.

Oremos todos por la conversión de los pecadores, por nuestra propia conversión y la de todos los que viven en pecado mortal. Atraigamos a todos a la "fuente de la Misericordia" el Corazón de Jesús, y sumerjámosles en él, para que sean liberados y sanados del pecado que les separa del Señor y la gracia de Dios se restituya en toda la humanidad.

"Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una fuente de Misericordia para nosotros…. En Ti confío".

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

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