martes, 5 de agosto de 2025

Lecturas y Santoral 05/08/2025 - Martes de la 18ª semana de Tiempo Ordinario

 PRIMERA LECTURA

Moisés no es como los otros profetas; ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?

Lectura del libro de los Números 12, 1-13

En aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés, a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Dijeron:

—«¿Ha hablado el Señor sólo a Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?».

El Señor lo oyó.

Moisés era el hombre más sufrido del mundo.

El Señor habló de repente a Moisés, Aarón y María:

—«Salid los tres hacia la tienda del encuentro».

Y los tres salieron.

El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la tienda, y llamó a Aarón y María. Ellos se adelantaron, y el Señor les dijo:

—«Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; en presencia y no adivinando contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?».

La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.

Al apartarse la nube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida, como nieve. Aarón se volvió y la vio con toda la piel descolorida.

Entonces Aarón dijo a Moisés:

—«Perdón, señor; no me exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No la dejes a María como un aborto que sale del vientre, con la mitad de la carne comida».

Moisés suplicó al Señor:

—«Por favor, cúrala».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6. 12-13 (R.: cf. 3a)

R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente. R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

 

Aleluya Jn 1, 49b

Rabí, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el Rey de Israel.


EVANGELIO

Mándame ir hacia ti andando sobre el agua

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 22-36

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.

Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.

Jesús les dijo en seguida:

—«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua».

Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

—«Señor, sálvame».

En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

—«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo:

—«Realmente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos.

Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

Palabra del Señor.


Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor

Imagen de Dedicación de la Basílica de Santa María la MayorCandela

Celebramos hoy a la Virgen María, proclamada Madre de Dios en el Concilio de Efeso el año 431, en cuyo honor se edificó en Roma una basílica. Contra la herejía de Nestorio, la Iglesia, impulsada por san Cirilo de Alejandría, definió en el Concilio de Efeso la maternidad divina de María.

Todo el orbe católico celebró el acontecimiento, y el papa Sixto III dedicó en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica a la Santa Madre de Dios: Santa María la Mayor, considerada como el santuario mariano más antiguo de Occidente. Una tradición dice que la Virgen manifestó en sueños a unos esposos su deseo de que le levantaran un templo en el lugar que se cubriría de nieve la noche del 5 al 6 de agosto; de ahí que también se llame Santa María de las Nieves.

Oración: Perdona, Señor, los pecados de tus hijos, y ya que nuestras obras no pueden complacerte, concédenos la salvación por medio de la Madre de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

San Emigdio Mártir

Imagen de San Emigdio MártirCandela

En Italia se le profesa gran veneración, sobre todo porque se le considera protector contra los terremotos. Por la misma razón, su culto se ha popularizado mucho en los últimos años en las ciudades de Los Angeles y San Francisco, zonas donde también se suceden fuertes y frecuentes movimientos telúricos. Según las "actas" Emigdio era un alemán originario de Treveris. Después de su conversión al cristianismo, se trasladó a Roma en la época del Papa Marcelo I. Lleno de celo por la fe, Emigdio entró a un templo pagano y derribó una estatua de Esculapio. Ello enfureció tanto a los paganos, que el Papa Marcelo I para protegerlo le ordenó sacerdote, le consagró obispo y le envió a evangelizar el territorio de Ascoli Piceno.

Ahí trabajó el santo con gran éxito y logró numerosas conversiones. Fue decapitado durante la persecución de Diocleciano, junto con los santos Eupolo, Germán y Valentín. Dado que San Marcelo ciñó la tiara pontificia en el año 308, es imposible que él haya ordenado a San Emigdio, pero la tradición popular no respeta la cronología. La fiesta de San Emigdio se celebra en Italia no sólo el 9 de agosto, sino también en otras fechas, según las diversas tradiciones locales.

lunes, 4 de agosto de 2025

Lecturas y Santoral 04/08/25 - Lunes. San Juan María Vianney, presbítero.

PRIMERA LECTURA

Yo solo no puedo cargar con este pueblo

Lectura del libro de los Números 11, 4b-15

En aquellos días, los israelitas dijeron:

—«¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná».

El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban con el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná.

Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor:

—«¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres?". ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne". Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 80, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 2a)

R. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. R.

Los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre. R.

 

Aleluya Mt 4, 4b

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.


 

EVANGELIO

Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos;
los discípulos se los dieron a la gente

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.

Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

—«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».

Jesús les replicó:

—«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».

Ellos le replicaron:

—«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».

Les dijo:

—«Traédmelos».

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor.

San Juan María Vianney, El Cura de Ars (1786-1859)

Imagen de  San Juan María Vianney, El Cura de ArsCandela

Los sucesos principales de la vida de San Juan María Vianney son conocidos de todos: su infancia en Dardilly (no lejos de Lyon), donde nació en mayo, día 8 de 1786, de padres honrados, cristianos y pobres. Fue bautizado el mismo día de nacer. A los nueve años todavía no sabía nada a no ser un poco de catecismo. A los once recibió los sacramentos de Penitencia y Eucaristía. Eran malos los tiempos por los que atravesaba Francia.

Por la mente de Juan María corrió siempre el deseo de llegar algún día a ser sacerdote… Pero no sabía nada y no había ningún maestro que estuviera dispuesto a enseñarle las primeras letras. Le costaba mucho aprender.

Por fin ingresó en el Seminario. Tenía 25 años cuando, en 1811, recibía la tonsura clerical. Al año siguiente empieza los estudios filosóficos. No le entran con facilidad. Por fin en junio de 1815 recibe el diaconado. Es un gran gozo para él.

Pero los superiores dudan si debe ordenarse sacerdote o rogarle que abandone el seminario, porque el sacerdote, piensan, debe ser un hombre de letras y a Juan María no le entran.

Era el 13 de agosto de 1815 cuando recibió este don del sacerdocio Saltó de alegría. Ya era lo que tanto ansiaba. Ya estaba dispuesto a morir por el rebaño que le fuera encomendado.

En 1818, tras la muerte de M. Balley, Vianney fue hecho párroco de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. Fue en el ejercicio de las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el “cura de Ars” se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano.

Algunos años después de llegar a Ars, fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó “La Providencia” y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia. El propio Vianney instruía a las niñas de “La Providencia” en el catecismo, y estas enseñanzas catequéticas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. “La Providencia” fue la obra favorita del “cura de Ars”, pero, aunque tuvo éxito, fue cerrada en 1847, porque el santo cura pensaba que no estaba justificado mantenerla frente a la oposición de mucha buena gente. Su cierre fue una pesada prueba para él.

Pero la principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. No llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él de otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Ya en 1835, su obispo le prohibió asistir a los retiros anuales del clero diocesano porque “las almas le esperaban allí”. Durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos.

En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los veinte mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. El Venerable Padre Colin se ordenó diácono al mismo tiempo, y fue su amigo de toda la vida, mientras que la Madre Marie de la Providence fundaba las hermanas auxiliadoras de las ánimas del purgatorio por su consejo y con su constante aliento.

Su dirección se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.

Los milagros registrados por sus biógrafos son de tres clases:

1- en primer lugar, la obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos;
2- en segundo lugar, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro;
3- en tercer lugar, curación de enfermos, especialmente niños.

El mayor milagro de todos fue su vida. Practicó la mortificación desde su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.

El Santo cura de Ars murió, extenuado por la fatiga y transfigurado a causa de la alegría interior, una radiante mañana de agosto de 1859: ¡Qué muerte tan agradable, cuando se ha vivido en la cruz». Mas, no cabe duda de que es menester haber ido en peregrinación a Ars, haber visto su pobre lecho y el tosco calzado, la pequeña iglesita y el púlpito al pie del cual se sentara Lacordaire -, el confesonario, en el que el santo pasaba a veces hasta catorce horas al día; es menester haber meditado las páginas de sus sermones, con su escritura y sus faltas de ortografía, para comprender, una vez más, cómo el Señor se complace en “lo que no cuenta para anular a lo que cuenta” (1 Co 1, 28).

Nuestro hogar es el cielo”, dice San Juan María Vianney, más comúnmente conocido como el Cura de Ars. “Sobre la Tierra somos como viajeros que viven en un hotel. Cuando se está fuera, uno siempre está pensando en el hogar.

El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial.

En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó. Su fiesta se celebra el 4 de Agosto

“TE AMO, OH MI DIOS”
Autor: San Juan María Vianney

Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro,
y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
Final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.

domingo, 3 de agosto de 2025

Lecturas y Santoral 03/08/2025 - Domingo de la 18ª semana de Tiempo Ordinario

 PRIMERA LECTURA

¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?

Lectura del libro del libro de Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet;
vanidad de vanidades, todo es vanidad!

Hay quien trabaja con sabiduría,
ciencia y acierto,

y tiene que dejarle su porción
a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia.

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos
y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

De día su tarea es sufrir y penar,
de noche no descansa su mente.

También esto es vanidad.

Palabra de Dios.

 


Salmo responsorial: Salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R.: 1)


R. Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-5. 9-11

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.

No sigáis engañándoos unos a otros.

Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.

En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios

 


Aleluya Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

 

EVANGELIO

Lo que has acumulado, ¿de quién será?

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:

—«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Él le contestó:

—«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?».

Y dijo a la gente:

—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola:

—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos:

"¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha".

Y se dijo:

"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida".

Pero Dios le dijo:

"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?".

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios».

Palabra del Señor.



Santa Lidia

Imagen de Santa LidiaCandela

Era natural de Tiatira, ciudad de Ásia, pero vivía en Filipos (Macedonia). Su familia fue la primera en Europa en convertirse al cristianismo y ser bautizada. Lidia era una comerciante de púrpuras. Eso podría no significar mucho para nosotros hoy en día, pero en el siglo primero eso significaba que era una mujer muy rica. Dado que el tinte de la púrpura se extraía con muchas dificultades de cierto molusco, sólo una elite podía permitirse tener telas teñidas de ese color. Una mercader que vendiera ese tinte tan extremadamente costoso era rica, se mirase como se mirase. No hay indicaciones de que Lidia abandonara su negocio tras convertirse al cristianismo. Pero hay muchas pruebas de que utilizó su fortuna sabiamente, compartiéndolas con los necesitados y con quienes trabajaban con ella. Entendió que el valor real de la riqueza reside en el modo en que la usas, no en cuánto tienes.

Se sabe que llegó en un barco de los de entonces de la Grecia de Asia y se instaló en Filipos. La razón no fue otra que ser un buen puerto en el mar Egeo, ya que era muy conocido en aquellos años por su magnífico comercio en tejidos y en púrpura. Pero no fue la abundancia de piezas, ni la facilidad de transporte lo que a Lydia le engrandeció y le devolvió aún más la alegría que llevaba en su corazón de joven guapa.

Lo que verdaderamente le llevó a la gloria de su triunfo personal fue el encuentro con el apóstol San Pablo y el evangelista San Lucas, y por la predicación de ellos se convirtió esta mujer. Tanta fue la amistad que les unió que ella misma los invitó a que vivieran en su casa mientras que duró su predicación en aquella ciudad.