sábado, 5 de diciembre de 2020

Lecturas y Santoral 05/12/2020. Sábado de la primera semana de Adviento

Se apiadará de ti al oír tu gemido
Primera Lectura. Isaías 30, 19-21. 23-26
Esto dice el Señor, el Santo de Israel: «Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, no tendrás que llorar, se apiadará de ti al oír tu gemido: apenas te oiga, te responderá. Aunque el Señor te diera el pan de la angustia y el agua de la opresión, ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro. Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a tus espaldas que te dice: "Este es el camino, camina por él." Te dará lluvia para la semilla que siembras en el campo, y el grano de la cosecha en el campo será abundante y suculento; aquel día, tus ganados pastarán en anchas praderas; los bueyes y asnos que trabajan en el campo comerán forraje fermentado, aventado con pala y con rastrillo. En toda alta montaña en toda colina elevada habrá canales y cauces de agua el día de la gran matanza, cuando caigan las torres. La luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, cuando el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llagas de sus golpes».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 146, 1-2. 3-4. 5-6

Dichosos los que esperan en el Señor.

Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel.

Dichosos los que esperan en el Señor.

Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre.

Dichosos los que esperan en el Señor.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.

Dichosos los que esperan en el Señor.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 9, 35-10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net

San Sabas, Abad

Nació en Turquía en el año 439. Era hijo de un comandante del ejército, quien tuvo que partir a lejanas tierras y lo dejó confiado a un tío. Apenas a los ocho años, sufrió el desprecio de sus parientes, los cuales se rehusaban a educarlo. San Sabas, se fue a un monasterio, y después de pasar varios años como monje ejemplar en su tierra, decidió partir a Jerusalén para aprender la santidad con los monjes de ese país.

En una cueva en un acantilado escarpado, a la que sólo podía llegar trepando por una escala de cuerdas, San Sabas decidió vivir ahí en soledad, con extremos rigores de ermitaño. San Sabas empezó a verse rodeado de muchos que lo buscaban como ejemplo y guía. Se formó así una peculiar congregación monástica conocida como la "gran laura", donde San Sabas llegó a tener hasta 150 discípulos. Este monasterio, llamado Mar Saba, es el más antiguo que se conserva en Israel.

En el año 492, a los 53 años de edad, San Sabas fue ordenado sacerdote, y el patriarca Elías de Jerusalén lo nombró Archimandrita, o sea superior de todos los anacoretas de Palestina. Con la herencia que le dejaron sus padres construyó dos hospitales. San Sabas fundó varios monasterios, procurando en todos que se viviera con rigor muy estricto, lo cual le valió numerosos opositores.

En 451, el Concilio de Calcedonia proclamó la doble naturaleza de Cristo, en contraposición a las ideas monofisitas, y San Sabas lo suscribió sin dudarlo. Como opositor del monofisismo y de las doctrinas de Orígenes, San Sabas formó parte de las comitivas enviadas a entrevistarse con el emperador Anastasio I, en 511, y Justiniano, en 531. En sendas entrevistas con los emperadores, San Sabas se distinguió como notable mediador, consiguiendo por ejemplo una sustancial reducción de los impuestos que pagaban los habitantes de Palestina.

De vuelta en Mar Saba, el monasterio original, que lleva su nombre, y gozando en vida de una extendida fama de santidad, contrajo una enfermedad muy fuerte, y falleció en su "laura" a la edad de 93 años.

Las reliquias de San Sabas, a quien se recuerda como uno de los más importantes patriarcas entre los monjes de Palestina, fueron robadas en alguna de las cruzadas por tropas de Venecia y trasladadas a esa ciudad. Estas reliquias fueron devueltas a Mar Saba en 1965.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Lecturas y Santoral 04/12/2020. Viernes de la primera semana de Adviento

Aquel día, verán los ojos de los ciegos
Primera Lectura. Isaías 29. 17-24
Esto dice el Señor: «Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, el vergel parecerá un bosque. Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel; porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico; y serán aniquilados los que traman para hacer el mal: los que condenan a un hombre con su palabra, ponen trampas al juez en el tribunal y por una nadería violan el derecho del inocente. Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán, dice a la casa de Jacob: “Ya no se avergonzará Jacob, ya no palidecerá su rostro, pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel”. Los insensatos encontrarán la inteligencia y los que murmuraban aprenderán la enseñanza».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 26, 1. 4. 13-14

El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mí luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

El Señor es mi luz y mi salvación.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.

El Señor es mi luz y mi salvación.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

El Señor es mi luz y mi salvación.

Jesús cura a dos ciegos que creen en él
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 9, 27-31
En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: - «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Palabra de Dios


Juan Damasceno

Doctor de la Iglesia. Nació en Damasco (Siria) hacia el año 650, en el seno de una familia árabe cristiana. Sucedió a su padre en sus servicios al califa, y llegó a ser ministro de las finanzas de su corte. Al perder el favor del califa, se trasladó a Jerusalén e ingresó en la cercana "laura" o monasterio de San Sabas, donde fue ordenado de sacerdote.

Escribió numerosos himnos sagrados y obras teológicas, en las que se recoge lo más valioso de los escritos patrísticos de la Iglesia oriental. Fue un gran defensor, de palabra y por escrito, del culto de las imágenes sagradas -que consideraba palabra de Dios que nos entra por los ojos- contra los iconoclastas capitaneados por el emperador León Isáurico, que pretendían su supresión.

Murió en su monasterio a mediados del siglo VIII.

Oración: Te rogamos, Señor, que nos ayude en todo momento la intercesión de san Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Lecturas y Santoral 03/12/2020. Jueves de la primera semana de Adviento. San Francisco Javier, presbítero.

Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad

Primera Lectura. Isaías 26,1-6
Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes: Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti. Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. Doblegó a los habitantes de la altura, a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo. La pisarán los pies, los pies del oprimido, los pasos de los pobres».

Palabra de Dios



Salmo Responsorial. 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Abridme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Palabra de Dios


San Francisco Javier

El Papa Pío X nombró a San Francisco Javier como Patrono de todos los misioneros porque fue sin duda uno de los misioneros más grandes que han existido, siendo llamado con justa razón el "gigante de la historia de las misiones".

San Francisco empezó a ser misionero a los 35 años y murió con sólo 46 años. En once años recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. Su deseo de ir a Japón era tan grande que exclamaba: "si no consigo barco, iré nadando". Fue un verdadero héroe misional.

El santo nació cerca de Pamplona (España) en el castillo de Javier, en el año 1506. Fue enviado a estudiar a la Universidad de París, y estando allí conoció a San Ignacio de Loyola con quien estableció una sólida y bonita amistad. San Ignacio le repetía constantemente la famosa frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?" y fue justamente esta amistad y las frecuentes conversaciones e intensas oraciones lo que transformó por completo a San Francisco Javier, quien fue uno de los siete primeros religiosos con los cuales San Ignacio fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas.

Su gran anhelo era poder misionar y convertir a la gran nación china. Pero en ese lugar estaba prohibida la entrada a los blancos de Europa. Al fin consiguió que el capitán de un barco lo llevara a la isla desierta de San Cian, a 100 kilómetros de Hong – Kong, pero allí lo dejaron abandonado, enfermó y consumido por la fiebre, murió el 3 de diciembre de 1552, pronunciando el nombre de Jesús, a la edad de 46 años.

Años más tarde, sus compañeros de la congregación quisieron llevar sus restos a Goa, y encontraron su cuerpo incorrupto, conservandose así hasta nuestros días. San Francisco Javier fue declarado santo por el Sumo Pontífice en 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Felipe y San Isidro.

Pío XI lo declaró en 1927 patrono de las misiones, junto con santa Teresa del Niño Jesús.

Oración: Señor y Dios nuestro, tú has querido que numerosas naciones llegaran al conocimiento de tu nombre por la predicación de san Francisco Javier; infúndenos su celo generoso por la propagación de la fe, y haz que tu Iglesia encuentre su gozo en evangelizar a todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Lecturas y Santoral 02/12/2020. Miércoles de la primera semana de Adviento

El Señor invita a su festín y enjuga las lágrimas de todos los rostros
Primera Lectura. Isaías 25,6-10a
En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos refinados. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo - lo ha dicho el Señor -. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Jesús cura a muchos y multiplica los panes
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 15, 29-37
En aquel tiempo, Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Los discípulos le dijeron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

Palabra de Dios.


Santa Bibiana

Santa Bibiana es de las últimas víctimas de la persecución anticristiana de Julián el Apóstata (361-363). En una Passio Sanctae Bibianae, no anterior al siglo VII, se lee que el gobernador Aproniano, después de haber hecho asesinar a Fausto y a Dafrosa, seguro de poderse adueñar de su patrimonio, trató de obligar a la apostasía a las jóvenes hijas de los mártires. Encerradas en la cárcel, Demetria murió antes de la terrible prueba. Bibiana, impávida y resuelta, enfrentó al gobernador, que, para debilitar su resistencia la confió inútilmente a una alcahueta. Entonces ordenó que Bibiana fuera atada a una columna y flagelada.

Llena de llagas por todo el cuerpo, finalmente la joven mártir entregó su alma a Dios. Echaron su cuerpo a los perros, pero unos cristianos lo rescataron y le dieron sepultura junto a la tumba de sus padres y de la hermana, cerca de su casa, en donde pronto construyeron una capilla y más tarde la actual basílica, sobre el monte Esquilino. De esto da cuenta el biógrafo del Papa Simplicio (468-83), atribuyendo a este pontífice la construcción de la basílica en honor de la bienaventurada mártir Bibiana "juxta Licinianum ubi corpus eius requiescit".


Beata Maria Ángela Astorch

Nació en Barcelona el año 1592 en el seno de una familia acomodada. Muy pronto quedó huérfana de padre y madre, y fue su nodriza quien le dio una buena educación. En 1603, muy joven, ingresó en el monasterio de las clarisas capuchinas de su ciudad, en el que emitió su profesión en 1609. Cuando tenía 21 años de edad, la mandaron a Zaragoza como maestra de novicias. Luego gobernó aquel monasterio como abadesa, y en 1645 fundó el de Murcia, en el que fue abadesa y maestra de novicias.

Tuvo en alto grado el don de la contemplación, alimentada particularmente en la meditación asidua de la Liturgia de las Horas. Ha sido calificada como “La mística del Breviario”. Educó a sus religiosas en las virtudes humanas y cristianas, y tuvo para con ellas una caridad solícita y entrañable. Escribió importantes relatos autobiográficos.

Murió en Murcia el 2 de diciembre de 1665, y fue beatificada por Juan Pablo II en 1982.

Oración: Oh Dios, rico para todos los que te invocan, que adornaste a la beata María Ángela, virgen, con el don de penetrar de modo inefable en el tesoro de tus riquezas mediante la diaria liturgia de alabanza: concédenos, por su intercesión, dirigir a ti de tal manera nuestras acciones, que seamos alabanza de tu gloria en Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


San Habacuc

Es uno de los profetas menores del Antiguo Testamento. Los autores suelen situarlo en el siglo VII antes de Cristo. Ante la iniquidad y violencia de los hombres, anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia, proclamando: El justo vivirá por su fe (Ha 2,4). El Nuevo Testamento profundiza en el sentido de esta expresión de la justicia salvadora de Dios (cf. Rm 1,17; Gal 3,11; Hb 10,38).

martes, 1 de diciembre de 2020

Lecturas y Santoral 01/12/2020. Martes de la primera semana de Adviento

Sobre él se posará el espíritu del Señor
Primera Lectura. Isaías 11, 1-10
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia será ceñidor de sus caderas, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 71, 1-2, 7-8. 12-13. 17

En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.

En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.

En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres.

En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Jesús, lleno de la alegría en el Espíritu Santo
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 10, 21-24
En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar». Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra de Dios.


Beato Carlos de Foucauld

Nació en Estrasburgo (Francia) el año 1858. En su adolescencia perdió la fe. Primero fue militar en el ejército francés y luego explorador de Marruecos. El testimonio de fe de los Musulmanes despertó en él una crisis acerca de Dios. Regresó a Francia y con la ayuda de un sacerdote, el P. Huvelin, recuperó la fe en 1886.

Peregrinó a Tierra Santa y allí le impactó la vida de Jesús de Nazaret. Pasó 7 años en la Trapa, y después se estableció en Nazaret como empleado del monasterio de clarisas, viviendo como ermitaño.

En 1901 se ordenó de sacerdote en Francia, y marchó al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset (Argelia) en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quería ir al encuentro de los más alejados, los más olvidados y abandonados.

El 1 de diciembre 1916, lo mató el disparo de una banda que rodeó su eremitorio. Siempre soñó compartir su vocación con otros y escribió varias reglas religiosas. En la actualidad, su familia espiritual comprende varias asociaciones, comunidades e institutos. Fue beatificado el año 2005.

"Llevar la Cruz es llevar la cruz que sea, pero que sea la nuestra, aquella que Dios nos da; es llevar en todas las horas de nuestra vida la Cruz que Dios nos concede, y es por tanto obedecer perfectamente a Dios, cuya voluntad se manifiesta sobre todo por sus representantes; es llevarla durante todas las horas, todos los instantes de nuestra vida, recibiendo en cada momento, amorosamente, pacientemente, valientemente, con obediencia, con aceptación de voluntad, con fe y gratitud, todo aquello que Dios nos envía; y es, pues, obedecerle perfectamente" (Sur l'Evangile; Dieu seul, 236).

San Eloy

San Eloy fue el más famoso orfebre de Francia en el siglo VII ya que Dios le concedió desde muy pequeño grandes cualidades para trabajar con mucho arte el oro y la plata. Nació en el año 588 en Limoges (Francia); su padre, que era también un artista en trabajar metales, se dio cuenta de que el niño tenía capacidades excepcionales para el arte y buscó formarlo mejor bajo la dirección de Abon, que era el encargado de fabricar las monedas en Limoges.

Cuando aprendió bien el arte de la orfebrería se fue a París. Ahí, el rey Clotario II le encomendó la fabricación de un trono adornado con oro y piedras preciosas. El rey quedó admirado de la inteligencia y la habilidad de Eloy, nombrándolo jefe de la casa de la moneda.

Nuestro santo fabricó también los preciosos relicarios en los cuales se guardaron las reliquias de San Martín, San Dionisio, San Quintín, Santa Genoveva y San Germán.

El nuevo rey Dagoberto le regaló un terreno en Limousin, donde fundó un monasterio de hombres. Luego el rey le regaló un terreno en París y allá fundó un monasterio para mujeres. A sus religiosos les enseñaba el arte de la orfebrería y varios de ellos llegaron a ser muy buenos artistas.

Por sus grandes virtudes fue elegido obispo de Rouen, y se dedicó con todas sus energías a obtener que las gentes de su región se convirtieran al cristianismo, porque en su mayoría eran paganas. Se conservan 15 sermones suyos, en los que ataca fuertemente a la superstición.

Murió el 1 de diciembre del año 660.

Santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant

Santos mártires, sacerdotes, que fueron ahorcados, destripados y descuartizados en la plaza Tyburn de Londres el 1 de diciembre de 1581, bajo el reinado de Isabel I.

Edmundo nació en Londres en 1540. Siendo estudiante en Oxford prestó el juramento de la soberanía religiosa de la Reina. El estudio de la Escritura y de los Padres le provocó una crisis religiosa. Marchó a Douai (Francia), se hizo católico, ingresó en la Compañía de Jesús y se ordenó de sacerdote en Praga. Regresó a Inglaterra en 1580 y ejerció su ministerio en distintos pueblos. Hizo valientes manifestaciones públicas de palabra y por escrito a favor de la fe católica, de la que no consiguieron que abjurara las torturas ni las promesas.

Rodolfo nació en Rodesley el año 1550, estudió en Oxford, se hizo católico y entonces marchó a Douai y Roma, y recibió la ordenación sacerdotal. Cuando volvió a su patria, sólo pudo hacer apostolado tres meses porque enseguida lo arrestaron y lo encerraron en la Torre de Londres, donde lo torturaron.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Lecturas y Santoral 30/11/2020. Lunes de la primera semana de Adviento. San Andrés Apóstol

La fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo
Primera Lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18
Hermanos: Si profesas con tus labios que Jesús es el Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con los labios se profesa para alcanzar la salvación. Pues dice la Escritura: «Nadie que crea en él quedará confundido». En efecto, no hay distinción entre judío y griego; porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan, pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?; ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído hablar?; y ¿cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie?; y ¿cómo anunciarán si no los envían? Según está escrito: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!». Pero no todos han prestado oído al Evangelio. Pues Isaías afirma: «Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje que se escucha, y viene a través de la palabra de Cristo. Pero digo yo: «¿Es que no lo han oído? Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los confines del orbe sus palabras».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 18, 2-3. 4-5

A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

A toda la tierra alcanza su pregón.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

A toda la tierra alcanza su pregón.

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra de Dios


San Andrés Apóstol

NOMBRE

Su nombre no es hebreo como cabría esperar sino griego. En Galilea la lengua y la cultura griegas están bastante presentes. El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.

PROCEDENCIA Y PROFESIÓN
Nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genezaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste aunque sí menciona expresamente su vínculo de sangre así como la llamada común que les dirigió Jesús (Mt 4, 18-19; Mc 1, 16-17). La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad.

RELIGIOSIDAD Y LLAMADA
Andrés tiene una especial relevancia en el cuarto evangelio, el de San Juan. Allí, junto con otro discípulo que pudiera ser Juan, Discípulo Amado, es el primero en seguir a Jesús, obedeciendo a una indicación del Bautista. Y no solo es el primer seguidor, sino también el primer apóstol, el buscador de nuevos adeptos a Jesús: es él quien llama a su hermano Pedro, y un día después a Felipe (Jn 1, 41-43), y los conduce a Jesús, el cual los acepta en su seguimiento.
Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús. Dado que, junto con su hermano Pedro, fue el primer discípulo de Jesús, (la iglesia bizantina le honra con el apelativo de Protóklitos =el primer llamado), es el santo patrono de las vocaciones.

Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de Él. (Mt. 4, 18-20)

Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio, en concreto, Andrés ocupa el segundo lugar en Mateo (Mt 10, 1-4) y en Lucas (Lc 6, 13-16), y el cuarto lugar en Marcos (3, 13-18) y en los Hechos de los Apóstoles (He 1, 13-14). Sin duda debió gozar de gran prestigio dentro de las primeras comunidades cristianas. Las tradiciones evangélicas mencionan particularmente el nombre de Andrés en otras tres ocasiones, que nos permiten conocer algo más de él:

La multiplicación de los panes en Galilea (Juan 6, 8-9): Andrés indicó a Jesús que había allí un muchacho que tenía cinco panes de cebada y dos peces: muy poco -dijo- para tanta gente como se había congregado en aquel lugar. Andrés notó al muchacho y se dió cuenta de que los recursos no bastaban pero Jesús, sin embargo, supo hacer que fueran suficientes para la multitud de personas que habían ido a escucharlo.

La segunda ocasión fue en Jerusalén. Al salir de la ciudad, un discípulo le mostró a Jesús el espectáculo de los poderosos muros que sostenían el templo; el Maestro respondió que de esos muros no quedaría piedra sobre piedra. Entonces Andrés, junto con Pedro, Santiago y Juan, le preguntó: "Dinos cuándo sucederá eso y cuál será la señal de que todas estas cosas están para cumplirse" (Mc 13, 1-14). En respuesta a esta pregunta Jesús pronunció su importante discurso sobre la destrucción de Jerusalén y sobre el fin del mundo, invitando a sus discípulos a prestar atención a los signos de los tiempos y a mantener siempre una actitud de vigilancia.

La tercera ocasión fue también en Jerusalén, poco antes de la Pasión esta vez. San Juan narra que con motivo de la fiesta de Pascua habían ido a la ciudad santa también algunos griegos probablemente personas que tenían temor de Dios, para adorar al Dios de Israel en la fiesta de la Pascua (Juan 12, 20-22). Andrés y Felipe (los dos apóstoles con nombres griegos) hacen de intérpretes y mediadores de este pequeño grupo de griegos ante Jesús. La respuesta del Señor a su pregunta parece enigmática, como sucede con frecuencia en el evangelio de Juan, pero se revela llena de significado. Jesús dice a los dos discípulos y, a través de ellos, al mundo griego: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto" (Juan 12, 23-24). Jesús dá a entender que su encuentro con los griegos tendrá lugar pero no se tratará de una breve conversación con algunas personas impulsadas sobre todo por la curiosidad. Con su muerte que se puede comparar a la caída en la tierra de un grano de trigo, llegará la hora de su glorificación. De su muerte en la cruz surgirá la gran fecundidad. En otras palabras, Jesús profetiza la Iglesia de los griegos, La Iglesia de los paganos, La Iglesia del mundo como fruto de su Pascua.

TRAS PENTECOSTÉS
Según tradiciones muy antiguas, Andrés, que transmitió a los griegos estas palabras no sólo se limitó a ser el intérprete de algunos griegos en este encuentro con Jesús, sino que fue el apóstol de los griegos en los años que siguieron a Pentecostés. Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.

En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis. El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).

MUERTE
El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa ("Pasión de Andrés") dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.

En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.

Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar hasta Kiev. Nadie afirma que haya ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en sueños aviso de un ángel de que debía trasportar una parte de las mismas al sitio que se le indicaría más tarde. De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el extremo de la tierra". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias.

Oración: Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Lecturas y Santoral 29/11/2020. Domingo de la primera semana de Adviento

¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!
Primera Lectura. Isaías 63, 16c-17. 19c; 64, 2b-7
Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es "nuestro Liberador". ¿Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos, y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses! En tu presencia se estremecerían las montañas. "Descendiste, y las montañas se estremecieron". Jamás se oyó ni se escuchó, ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por quien espera en él. Sales al encuentro del quien practica con alegría la justicia y, andando en tus caminos, se acuerda de ti. He aquí que tú estabas airado, y nosotros hemos pecado. Pero en los caminos de antiguo seremos salvados. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un vestido manchado; todos nos marchitábamos como hojas, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre nadie salía del letargo para adherirse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: todos somos obra de tu mano.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Dios del universo, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó,
y al hijo del hombre que tú has fortalecido.

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti; 
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo
Segunda Lectura. Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,3-9
Hermanos: A vosotros, gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy gracias a Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús; pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. 

Palabra de Dios


Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 13,33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!" 

Palabra de Dios
Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


Primer Domingo de Adviento
La corona de adviento, primera semana

La palabra ADVIENTO tiene su origen en el latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo.

Son cuatro semanas de camino para la oración, la reflexión y el recuerdo de cómo las profecías acerca de la venida de Jesucristo fueron cumplidas a través del tiempo y la distancia. En la encarnación, Dios se hace uno como nosotros, busca y abraza todo lo humano. Hemos de prepararnos para recibir en nuestro corazón al Rey de reyes, Jesucristo.

Explicación de la Corona de Adviento

La corona de adviento se hace con ramas verdes en forma circular sobre las que se insertan cuatro velas. La forma circular de la corona, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías, así como en la actual espera de la segunda venido de Cristo. El color verde significa la esperanza de la vida.

Las velas se van encendiendo de una en una, durante los cuatro domingos de adviento. Su encendido se acompaña de oración en familia y la lectura de algún pasaje de la Biblia.

La vela blanca simboliza a nuestro Señor Jesucristo, nuestro salvador. Con su nacimiento, vino a iluminar definitivamente la vida del hombre, disipando las tinieblas. Él es la fuente de nuestra fe, de nuestra esperanza. Su justicia es resultado de su infinito amor por nosotros y nos otorga una paz verdadera.

La noche del 24 de diciembre con las velas encendidas, tras leer el Evangelio del relato del Nacimiento en Belén y haber hecho una reflexión y oración en familia, cantamos villancicos y se "acuesta al niño Jesús" en el nacimiento.

Bendición de la corona

Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén. La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.

San Saturnino

Saturnino, obispo de Tolosa, es uno de los santos más populares en Francia y en España. La Passio Saturnini es ante todo un documento muy importante para el conocimiento de la antigua Iglesia de la Galia. Según el autor de la Pasión, escrita entre el 430 y el 450, Saturnino fijó su residencia en Tolosa en el 250, bajo el consulado de Decio y Grato. En ese tiempo, refiere el autor, en Galia había pocas comunidades cristianas, con escaso número de fieles, mientras los templos paganos se llenaban de fieles que sacrificaban a los ídolos.

Saturnino, que había llegado desde hacía poco a Tolosa, probablemente de Africa (el nombre es efectivamente africano) o de Oriente, como se lee en el Missale Gothicum, había ya reunido los primeros frutos de su predicación, atrayendo a la fe en Cristo a un buen número de ciudadanos. El santo obispo, para llegar a un pequeño oratorio de su propiedad, pasaba todas las mañanas frente al Capitolio, es decir, el principal templo pagano, dedicado a Júpiter Capitolino, en donde los sacerdotes paganos ofrecían en sacrificio al dios pagano un toro para obtener las gracias que pedían los fieles.

Parece que la presencia de Saturnino volvía mudos a los dioses y de esto los sacerdotes paganos acusaron al obispo cristiano, cuya irreverencia habría irritado la susceptibilidad de las divinidades paganas. Un día la multitud rodeó amenazadora a Saturnino y le impuso que sacrificara un toro sobre el altar de Júpiter. Ante el rechazo del obispo de sacrificar el animal, que poco después se convertiría en el instrumento inconsciente de su martirio, y sobre todo por lo que consideraban los paganos un ultraje a la divinidad, pues Saturnino dijo que no les tenía miedo a los rayos de Júpiter, ya que era impotente porque no existía, lo agarraron enfurecidos y lo ataron al cuello del toro, al que picaron para que corriera escaleras abajo del Capitolio arrastrando al obispo.

Saturnino, con el cuerpo despedazado, murió poco después y su cuerpo quedó abandonado en la calle, de donde lo recogieron dos piadosas mujeres y le dieron sepultura «en una fosa muy profunda». Sobre esta tumba, un siglo después, San Hilario construyó una capilla de madera que pronto fue destruida y se perdió por algún tiempo su recuerdo, hasta cuando en el siglo VI el duque Leunebaldo, volviendo a encontrar las reliquias del mártir, hizo edificar en ese lugar la iglesia dedicada a San Saturnino, en francés Saint-Sernin-du-Taur, que en el Trescientos tomó el actual nombre de Notre-Dame du Taur.

Bernardo Francisco de Hoyos

Nació en Torrelobatón (Valladolid, España) el año 1711. Fue admitido en el noviciado de los jesuitas en 1726; después de la profesión emprendió los estudios de filosofía y teología.

Cuando tenía 21 años, en medio de experiencias místicas, conoció la devoción al Corazón de Jesús, comenzada en Francia por santa Margarita María de Alacoque, y a partir de entonces se convirtió en el gran apóstol de la misma en España. “He andado absorto y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y en todas partes no parece palpar mi alma otra cosa que el Corazón de su amado”. Y ese entusiasmo lo contagió a todos cuantos pudo por todos los medios a su alcance.

Recibió la ordenación sacerdotal el 2 de enero de 1735, y murió en Valladolid, a los 24 años de edad, el 29 de noviembre de aquel mismo año. Fue Beatificado en 2010.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Lecturas y Santoral 28/11/2020. Sábado de la trigesimacuartasemana de Tiempo Ordinario

Ya no habrá más noche, porque el Señor los iluminará
Primera Lectura. Apocalipsis 22, 1-7
El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua viva, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre su frente. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: «Estas son palabras fieles y veraces; el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para que mostrase a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 94, 1-2. 3-5. 6-7

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!.

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!.

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!.

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!.

Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


Santiago (San Jaime) de la Marca

Nació en Monteprandone (Marcas, Italia) el año 1394. Estudió en Perusa jurisprudencia, que ejerció hasta que, a los 23 años, profesó la Regla de san Francisco, cuya observancia rigurosa promovió junto con san Bernardino de Siena y san Juan de Capistrano.

Ordenado de sacerdote, se dedicó a la predicación evangelizando al pueblo y combatiendo las herejías en gran parte de Italia y en muchas regiones de Europa. Pudo ver a muchos pecadores arrepentidos y a numerosos herejes vueltos a la fe de la Iglesia. Fue gran constructor de paz en los corazones y en las ciudades divididas por facciones. Se le reconocía gran competencia jurídica y autoridad moral. Colaboró en la solución de problemas sociales desde el púlpito y en asambleas legislativas. Fue promotor de la devoción al Nombre de Jesús y muy devoto de la Virgen.

En su Orden fue una de las cuatro "columnas" de la reforma de la Observancia. Los papas le confiaron misiones como evangelizador y como legado apostólico. Dejó escritos muy edificantes. Murió en Nápoles el 28 de noviembre de 1476.

Oración: Dios de misericordia, que confiaste la predicación de tu Evangelio a san Jaime de la Marca para la salvación de los hombres y conversión de los pecadores, concédenos, por sus méritos, el verdadero arrepentimiento de nuestras culpas y la gracia de la eterna salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.