Hemos pecado, hemos cometido crímenes
Primera Lectura. Daniel 9,4b-10
Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén, y a todo Israel, a los de cerca y la los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.
Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.
Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.
Palabra de Dios
No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.
Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.
Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte.
Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación.
Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
"Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros".
Palabra de Dios
Nació en Barcelona de familia noble hacia el año 1060. Se educó en la escuela catedralicia y en 1093 se ordenó de sacerdote. Sintiéndose atraído por la vida religiosa, ingresó en los Canónigos Regulares de San Adrián de Besós; luego pasó a San Rufo de Provenza, donde fue elegido abad en 1110.
Cinco años después lo eligieron obispo de Barcelona, y se entregó al ministerio de la predicación y a la asistencia a los pobres y enfermos. Cuando Tarragona fue reconquistada, el papa le encomendó su sede metropolitana, sin dejar la de Barcelona. Asistió al Concilio Ecuménico I de Letrán el año 1123. Fue legado pontificio en la tarea de reconquista del conde de Barcelona. Visitó Tierra Santa.
A la muerte del papa Honorio II, hubo una doble elección, y Olegario prestó su obediencia a Inocencio II. En medio de una intensa actividad eclesiástica y civil, como la mediación entre los reyes de Castilla y Aragón, llevó una intensa vida interior, de alta contemplación, con un profundo sentido de la justicia y una generosa caridad para con los pobres. Murió en Barcelona el año 1136.
Santa Rosa de Viterbo
Nació en Viterbo (Italia) en 1234. Muy joven quiso entrar en las clarisas, pero no pudo por su edad y su pobreza. Una grave enfermedad le facilitó el rápido ingreso en la Tercera Orden de San Francisco. Recuperada la salud, se entregó a la vida de oración y penitencia, a la vez que recorría las calles de su ciudad, llevando una pequeña cruz y exhortando al amor de Jesús y de María, y a la fidelidad a la Iglesia.
Dios le concedió carismas extraordinarios y por su medio obró milagros. Viterbo estaba dividida en partidarios del Emperador, que eran quienes la gobernaban, y partidarios del Papa. Para afianzar la fe católica, Rosa hacía campaña contra los enemigos del Papa, por lo que fue desterrada con su familia a Soriano.
En 1250 murió Federico II, Viterbo volvió a la obediencia pontificia y Rosa y los suyos regresaron a su ciudad. Allí murió el 6 de marzo de 1252. El 4 de septiembre de 1258 su cuerpo incorrupto fue trasladado al monasterio de las clarisas.
Oración: Padre de bondad, que has unido en la joven santa Rosa de Viterbo la firmeza de ánimo y el encanto de la bondad; al celebrar hoy su fiesta, concédenos imitar también sus virtudes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Santa Coleta, Nicolette o Nicoleta, virgen
Observó primero la tercera Orden de San Francisco y consiguió luego que un gran número de conventos de la segunda Orden aceptase la observancia primitiva († 1447). Recibe en 1381 el nombre de Nicoleta, en agradecimiento de sus padres, cincuentenarios, al ver cumplidas sus plegarias a San Nicolás, pidiendo familia.
De su padre, artesano en Corbie, junto a Amiens, aprende la virtud y el trabajo. De su madre, una honda piedad, reflejada en la confesión semanal. Después de sus estudios, se hace religiosa de Santa Clara; y lleva a su Orden el fervor de la observancia perfecta, al frente de muchos conventos, hasta su muerte en Gante el 6 de marzo de 1447. Santa Colette se sintió llamada por Dios a restaurar la Orden a su severidad inicial.
Bajo el consejo de su director espiritual, se puso en marcha para su misión. No hace falta decir que no fue recibida con entusiasmo. El cardenal Pedro de Luna había escuchado y bendecido sus ideales en Niza. Y ella a su vez trabajó incansablemente, apoyando a San Vicente Ferrer, en sus esfuerzos por superar el cisma de Occidente.
Murió Coleta, después de recibir fervorosamente los sacramentos, en Gante (Bélgica), el día 6 de marzo de 1447, con sesenta y seis años de edad, después de haber sido adornada con los dones de profecía y milagros. Ella misma fundó dieciocho nuevos conventos llamados de las Clarisas Pobres, las descalzas, que viven en alegría el espíritu de Coleta.