viernes, 21 de febrero de 2025

Lecturas y Santoral 21/02/25 - Viernes de la 6ª semana de Tiempo Ordinario. Ciclo C

 PRIMERA LECTURA

Voy a bajar y a confundir su lengua

Lectura del libro del Génesis 11, 1-9

Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras.

Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí.

Y se dijeron unos a otros:

—«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos».

Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento.

Y dijeron:

—«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra».

El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:

—«Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo».

El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.

Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 32, 10-11. 12-13. 14-15 (R.: 12b)

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R.

 

Aleluya Jn 15, 15b

A vosotros os llamo amigos
—dice el Señor—,
porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer.

 

EVANGELIO

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 34—9, 1.

En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:

—«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles».

Y añadió:

—«Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia».

Palabra del Señor.


San Pedro Damián Obispo y doctor de la Iglesia

Imagen de San Pedro Damian Obispo y doctor de la IglesiaCandela

Nació en Rávena el año 1007, de una familia pobre y numerosa. Fue una de esas figuras severas que, como San Juan Bautista, surgen en las épocas de relajamiento para apartar a los hombres del error y traerles de nuevo al estrecho sendero de la virtud.

Debido a la prematura muerte de sus padres, el santo fue criado por uno de sus hermanos, convirtiéndose en un excelente discípulo, y más tarde en un profundo servidor de Cristo. Realizó estudios en Rávena, Faenza y Padua, y luego ejerció la docencia universitaria.

A los 28 años se retiró al yermo camaldulense de Fonte Avellana, abandonando el mundo exterior y abrazando la vida religiosa en otra región. El convento de Fonte Avellana era una comunidad de ermitaños que gozaba de gran reputación. Allí se dedicó a la oración, lectura espiritual y estudios sagrados, viviendo con gran austeridad.

Pese a su negativa, Pedro asumió la dirección de la abadía en 1043 gobernando con gran prudencia y piedad. Fue reformador y propagador de la vida religiosa fundando otras cinco comunidades de ermitaños, donde fomentó entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad y además estuvo al servicio de la Iglesia, siendo nombrado Cardenal y Obispo de Ostia en 1057.

En aquella dura época ayudó eficazmente a los papas, con sus escritos y legaciones, en la reforma de la Iglesia y en la formación del clero, preparando así la gran reforma de Gregorio VII. Sus documentos ayudaron a mantener la observancia de la moral y de la disciplina, particularmente en lo que se refiere a los deberes de los clérigos y monjes.

A pesar de su severidad, el santo sabía tratar a los pecadores con bondad e indulgencia, cuando la caridad y la prudencia lo pedían. Murió el 22 de febrero de 1072.

Oración: Dios todopoderoso, concédenos seguir con fidelidad los consejos y ejemplos de san Pedro Damian, obispo, para que, amando a Cristo sobre todas las cosas, y dedicados siempre al servicio de tu Iglesia, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Severiano, Obispo y Mártir

Imagen de San Severiano, Obispo y MártirCandela

En el año 451, se reunió en Calcedonia el Cuarto Concilio Ecuménico, contra la herejía monofisita de Eutiques que se estaba propagando rápidamente en la Iglesia oriental. Las diócesis se hallaban divididas en partidos, que en algunos casos escogían obispos rivales y rehusaban la comunión a los del partido contrario. La mayoría de los monjes de Palestina aceptaron, sin discutirla, la decisión del Concilio contra la herejía, pero hubo bastantes excepciones.

El principal de los rebeldes fue Teodosio, que tenía suficientes partidarios como para expulsar a Juvenal, el obispo de Jerusalén y apoderarse de la sede. A ello añadió una sangrienta persecución en la ciudad. Teodosio se dedicó a devastar todo el país, aunque en algunos sitios encontró cristianos decididos a permanecer en la ortodoxia; entre ellos se distinguió Severiano, obispo de Escitópolis, quien recibió en premio la corona del martirio, pues los soldados se apoderaron de él, le arrastraron fuera de la ciudad y le asesinaron.

jueves, 20 de febrero de 2025

Lecturas y Santoral 20/02/2025 - Jueves de la 6ª semana de Tiempo Ordinario

 PRIMERA LECTURA

Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra

Lectura del libro del Génesis 9, 1-13

Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles:

—«Creced, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra os temerán y respetarán; aves del cielo, reptiles del suelo, peces del mar, están en vuestro poder. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento; os lo entrego, lo mismo que los vegetales.

Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre y vida, y se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. Si uno derrama la sangre de un hombre, otro derramará la suya, porque Dios hizo al hombre a su imagen. Vosotros creced y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».

Dios dijo a Noé y a sus hijos:

—«Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:

—«Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra».

Palabra de Dios.

 


Salmo responsorial: Salmo 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: 20b)

R. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor R.

 

Aleluya Cf. Jn 6, 63c. 68c

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.

 

EVANGELIO

Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:

—«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

—«Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

—«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Pedro le contestó:

—«Tú eres el Mesías».

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirlos:

—«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:

—«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Palabra del Señor.


Beatos Francisco y Jacinta Marto

Imagen de Beatos Francisco y Jacinta MartoCandela

Son dos de los tres niños videntes de Fátima. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los dos primeros fueron beatificados por Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 en Fátima, y su fiesta se celebra hoy, día en que murió Jacinta.

Francisco y Jacinta nacieron en Ajustrel, caserío de Fátima, él el 11 de junio de 1908, y ella el 11 de marzo de 1910, de una familia humilde y cristiana. Tenían caracteres diferentes: él más tranquilo y condescendiente, ella más vivaz y caprichosa. Los dos, al igual que su prima Lucía, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban.

Ya habían tenido apariciones de un ángel cuando un día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. Siguió la calma, y los niños profundizaron en su vida espiritual, más entregados a la oración y la penitencia.

En 1918 los dos hermanitos fueron víctimas de la “gripe española”. Francisco murió el 4 de abril de 1919 en su aldea, y Jacinta el 20 de febrero de 1920 en Lisboa.

San Euquerio +738

Imagen de San Euquerio +738Candela

A este joven de Orleáns la lectura de san Pablo le cambió la vida: «La sabiduría del mundo es necedad ante Dios», hay que invertir, pues, el orden de valores, lo que todos aprecian no vale nada, y lo que se desdeña como vil, renunciar a las cosas por el amor más alto que no se ve, es el camino de la eternidad. Por eso Euquerio se hizo monje en la abadía normanda de Jumieges.

«Fue tan grande la luz de su santa vida y la opinión que todos tenían de él», dice un hagiógrafo, que a la muerte de su tío Suavarico, obispo de Orleáns, el pueblo le eligió para sucederle, y ante su resistencia tuvo que intervenir Carlos Martel, cuya autoridad le obligó a aceptar, aunque no sin desconsuelo, pues es tradición que lloraba copiosamente al ser consagrado.

Fue un buen obispo, y por serlo se opuso a las pretensiones de Carlos Martel, quien expoliaba a la Iglesia para atender las necesidades de sus campañas; el choque de ambos acabó con el destierro de Euquerio, primero en Colonia y luego en Lieja, siempre rodeado de una inmensa veneración, y acabó en un monasterio benedictino.

La leyenda de que tuvo una visión en la que pudo ver a Carlos Martel en el Infierno no merece siquiera el esfuerzo de ser refutada, ya que el abuelo de Carlomagno sobrevivió a nuestro obispo, y no es más que una piadosa superchería para infundir saludable temor a los que se apoderaban de bienes eclesiásticos.

San Euquerio obró numerosos milagros después de morir – curaciones inexplicables, lámparas que ardían sin consumir aceite -, pero su vida es ejemplar sobre todo por esa extraña carambola de la Providencia que le arranca del claustro – llorando – para hacerle pastor de una gran diócesis, y que le devuelve al claustro a viva fuerza por el simple cumplimiento de sus deberes. La sabiduría de este mundo, que es mucho más mecánica y torpe, nunca hubiese podido prever una combinación tan inesperada, divinamente maquiavélica y feliz.

Santos Mártires de Tiro

Imagen de Santos Mártires de TiroCandela

Conmemoración de cinco santos que fueron martirizados en Tiro de Fenicia (hoy en Líbano), el año 303, durante la persecución de Diocleciano, por afirmarse en su fe y negarse a apostatar. Primero los flagelaron cruelmente en todo el cuerpo; luego, desnudados, lo llevaron al anfiteatro, donde los arrojaron a las fieras.

En todo momento se mantuvieron firmes y sin vacilaciones; uno de ellos, de menos de veinte años, que no estaba encadenado, con los brazos en forma de cruz oraba sin cesar a Dios. Las bestias se les acercaron, pero no les hicieron daño alguno. Por último fueron muertos a espada.

miércoles, 19 de febrero de 2025

Lecturas y Santoral 19/02/2025 - Miércoles de la 6ª semana de Tiempo Ordinario

 PRIMERA LECTURA

Miró Noé y vio que la superficie estaba seca

Lectura del libro del Génesis 8, 6-13. 20-22

Pasados cuarenta días, Noé abrió el tragaluz que había hecho en el arca y soltó el cuervo, que voló de un lado para otro, hasta que se secó el agua en la tierra.

Después soltó la paloma, para ver si el agua sobre la superficie estaba ya somera. La paloma, no encontrando donde posarse, volvió al arca con Noé, porque todavía había agua sobre la superficie. Noé alargó el brazo, la agarró y la metió consigo en el arca.

Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca; ella volvió al atardecer con una hoja de olivo arrancada en el pico.

Noé comprendió que el agua sobre la tierra estaba somera; esperó otros siete días, y soltó la paloma, que ya no volvió.

El año seiscientos uno, el día primero del mes primero, se secó el agua en la tierra. Noé abrió el tragaluz del arca, miró y vio que la superficie estaba seca.

Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar.

El Señor olió el aroma que aplaca y se dijo:

—«No volveré a maldecir la tierra a causa del hombre, porque el corazón humano piensa mal desde la juventud. No volveré a matar a los vivientes, como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra, no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 115, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: 17a)

R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.

O bien:

R. Aleluya.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.

 

Aleluya Cf. Ef 1, 17-18

El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a que nos llama.

Versículos alternativos para el Aleluya

 

EVANGELIO

El ciego estaba curado y veía todo con claridad

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 22-26

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida.

Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

—«¿Ves algo?».

Empezó a distinguir y dijo:

—«Veo hombres; me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía con toda claridad.

Jesús lo mandó a casa, diciéndole:

—«No entres siquiera en la aldea».

Palabra del Señor.


Beato Álvaro de Córdoba, Religioso de la Orden de Predicadores (Dominicos) Sacerdote (siglo XV)

Imagen de Beato Álvaro de CórdobaCandela

Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360?) y murió en Córdoba el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona. Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus discípulos.

Después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado en el corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador. Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo), donde había varios oratorios que reproducían la "vía dolorosa", por él venerada en Jerusalén. Enamorado de la Pasión de Cristo -la que le llevó a Tierra Santa- planta pasos que recuerdan la Pasión de Jesús en la sierra de Córdoba desde Getsemaní hasta la cruz del Gólgota; piadosamente reza, medita y recorre una y otra vez los distintos momentos o pasos o estaciones del itinerario doloroso del Señor. Era para Álvaro y sus religiosos la "Vía dolorosa".

Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción tan bella del "Vía Crucis", apreciadísima en la piedad cristiana. Luego, el holandés Adricomio y el P. Daza darán la forma y fijarán en catorce las estaciones al primer Via Crucis que Leonardo de Porto Mauricio popularizará más adelante también en Italia, importándolo de España.

De noche, se retiraba a una gruta distante del convento donde, a imitación de su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró milagros. Murió el 19 de febrero y fue sepultado en su convento. El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.