sábado, 22 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 22/07/2023 - Sábado de la 15ª semana de Tiempo Ordinario. Santa María Magdalena

Encontré al amor de mi alma
Primera Lectura. Cantar de los cantares 3, 1-4a

Así dice la esposa:
"En mi lecho, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo buscaba y no lo encontraba.
'Me levantaré y rondaré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscaré al amor de mi alma'.
Lo busqué y no lo encontré.
Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Habéis visto al amor de mi alma?"
En cuanto los hube pasado, encontré al amor de mi alma".

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9
Mi alma está sedienta de ti, Dios. mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

Mi alma está sedienta de ti, Dios. mío.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Mi alma está sedienta de ti, Dios. mío.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

Mi alma está sedienta de ti, Dios. mío.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo.
Mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Mi alma está sedienta de ti, Dios. mío.
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 20, 1. 11-18
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
"Se han llevado del sepulcro al señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
"Mujer, ¿por qué lloras?".
Ella les contesta:
"Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
"Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?".
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
"Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré".
Jesús le dice:
"¡María!".
Ella se vuelve y le dice:
"¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!".
Jesús le dice:
"No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero anda, ve a mis hermanos y diles: 'Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro'".
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
"He visto al Señor y ha dicho esto".

Palabra de Dios


Santa Maria Magdalena

En los Evangelios se habla de María Magdalena, la pecadora (Luc 7, 37-50); María Magdalena, una de las mujeres que seguían al Señor (Jn 20, 10-18) y María de Betania, la hermana de Lázaro (Lc 10, 38-42). La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, como lo hace la antigua tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno.

El nombre de María Magdalena se deriva de Magdala, una población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, cerca de Tiberíades, en la que el Señor encontró por primera vez a aquella mujer. San Lucas hace notar que era una pecadora (aunque no afirma que haya sido una prostituta, como se supone comúnmente). Cristo cenaba en casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio de Cristo como una especie de aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Le preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quién se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles y que le servían varias mujeres.

Entre ellas figuraba María Magdalena, de la que había arrojado "siete demonios". También se recuerda a María Magdalena por otros episodios. En la hora más oscura de la vida de Cristo, María Magdalena contemplaba la cruz a cierta distancia. Acompañada por "la otra María", descubrió que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor. Fue ella la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado. María Magdalena, la contemplativa, fue el primer testigo de la resurrección del Señor, sin la cual vana es nuestra esperanza. El Hijo de Dios quiso manifestar la gloria de su resurrección a aquella mujer manchada por el pecado y santificada por la penitencia. La tradición oriental afirma que después de Pentecostés, fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. Pero, según la tradición francesa adoptada por el Martirologio Romano y muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y pasó los treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de la Sainte Baume. Poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.

Ardía en deseos de Cristo, a quien pensaba que se lo habían llevado - San Gregorio Magno, Papa(Homilía 25,1-2.4-5: PL 76,1189-1193)
María Magdalena, cuando llegó al sepulcro y no encontró allí el cuerpo del Señor, creyó que alguien se lo había llevado y así lo comunicó a los discípulos. Ellos fueron también al sepulcro, miraron dentro y creyeron que era tal como aquella mujer les había dicho. Y dice el evangelio acerca de ellos; Los discípulos se volvieron a su casa. Y añade, a continuación: Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando.

Lo que hay que considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían marchado de allí. Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo habían llevado. Por esto, ella fue la única en verlo entonces, porque se había quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la perseverancia en ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en persona: El que persevere hasta el final se salvará.

Primero lo buscó, sin encontrarlo; perseveró luego en la búsqueda, y así fue como lo encontró; con la dilación, iba aumentando su deseo, y este deseo aumentado le valió hallar lo que buscaba. Los santos deseos, en efecto, aumentan con la dilación. Si la dilación los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este amor. Por esto dice David: Mi alma tiene sed de Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos sentimientos expresa la Iglesia cuando dice, en el Cantar de los cantares: Estoy enferma de amor; y también: Mi alma se derrite.

Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quién busca, se enciende con más fuerza el fuego de su amor.

Jesús le dice: "¡María!" Después de haberla llamado con el nombre genérico de "mujer", sin haber sido reconocido, la llama ahora por su nombre propio. Es como si le dijera:

"Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo genérico, como a los demás, sino en especial".

María, al sentirse llamada por su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al momento, lo llama: "Rabboni", es decir: "Maestro", ya que el mismo a quien ella buscaba exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

viernes, 21 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 21/07/2023 - Viernes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

Mataréis al cordero al atardecer; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros
Primera Lectura. Éxodo 11, 10-12, 14

En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del faraón; pero el Señor hizo que el faraón se obstinara en no dejar marchar a los hijos de Israel de su tierra.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
"Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.
No comeréis de ella nada crudo, ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y vísceras. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis.

Palabra de Dios



Salmo Responsorial. 115, 12-13. 15-16be. 17-18

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación
invocando el nombre del Señor.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
El Hijo del hombre es señor del sábado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 12, 1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
"Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado".
Les replicó:
"¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".

Palabra de Dios


San Lorenzo de Brindis

Nació en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó, además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa.

De carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados.

En su vida de piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a tratar con Felipe III de la paz en Nápoles.

Por su conocimiento profundo de la Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos, Juan XXIII le dio en 1959 el título de “Doctor Apostólico”.

La predicación es una función apostólica (Del oficio de lectura, 21 de Julio, San Lorenzo de Brindis)

De los sermones de san Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia.

Sermón cuaresmal 2: Opera Omnia 5,1, nums. 48. 50. 52


Para llevar una vida espiritual, que nos es común con los ángeles y los espíritus celestes y divinos, ya que ellos y nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, es necesario el pan de la gracia del Espíritu Santo y de la caridad de Dios. Pero la gracia y la caridad son imposibles sin la fe, ya que sin la fe es imposible agradar a Dios. Y esta fe se origina necesariamente de la predicación de la palabra de Dios: La fe nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Por tanto, la predicación de la palabra de Dios es necesaria para la vida espiritual, como la siembra es necesaria para la vida del cuerpo.

Por esto, dice Cristo: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Salió el sembrador a pregonar la justicia, y este pregonero, según leemos, fue algunas veces el mismo Dios, como cuando en el desierto dio a todo el pueblo, de viva voz bajada del cielo, la ley de justicia; fue otras veces un ángel del Señor, como cuando en el llamado "lugar de los que lloran" echó en cara al pueblo sus transgresiones de la ley divina, y todos los hijos de Israel, al oír sus palabras, se arrepintieron y lloraron todos a voces; también Moisés predicó a todo el pueblo la ley del Señor, en las campiñas de Moab, como sabemos por el Deuteronomio. Finalmente, vino Cristo, Dios y hombre, a predicar la palabra del Señor, y para ello envió también a los apóstoles, como antes había enviado a los profetas.

Por consiguiente, la predicación es una función apostólica, angélica, cristiana, divina. Así comprendemos la múltiple riqueza que encierra la palabra de Dios, ya que es como el tesoro en que se hallan todos los bienes. De ella proceden la fe, la esperanza, la caridad, todas las virtudes, todos los dones del Espíritu Santo, todas las bienaventuranzas evangélicas, todas las buenas obras, todos los actos meritorios, toda la gloria del paraíso: Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros.

La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan y agua, pero un pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa; es como un martillo que doblega la dureza del corazón obstinado en el vicio, y como una espada que da muerte a todo pecado, en nuestra lucha contra la carne, el mundo y el demonio.

Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

"La Palabra de nuestro Señor es lampara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

jueves, 20 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 20/07/2023 - Jueves de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

Yo soy el que soy. "Yo soy" me envía a vosotros
Primera Lectura. Éxodo 3, 13-20

En aquellos días, al escuchar Moisés la voz del Señor entre las zarzas, le replicó:
"Mira, yo iré a los hijos d Israel y les diré: 'El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros'. Si ellos me preguntan: '¿Cuál es su nombre?', ¿qué les respondo?"
Dios dijo a Moisés:
"'Yo soy el que soy'; esto dirás a los hijos de Israel: 'Yo soy' me envía a vosotros".
Dios añadió:
"Esto dirás a los hijos de Israel: 'El Señor, Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación'.
Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: 'El Señor Dios de vuestros padres se me ha aparecido, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y me ha dicho: 'He observado atentamente cómo os tratan en Egipto y he decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, perizitas, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel'.
Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: 'El Señor Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro y ahora nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios'.
Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar ni a la fuerza; pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con prodigios que haré en medio de él, y entonces os dejará marchar".

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A estos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo,
y usaran malas artes con sus siervos.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Soy manso y humilde de corazón
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".

Palabra de Dios


San Aurelio, Obispo de Cartago

Hacia el año 392, después de que San Agustín recibió la ordenación sacerdotal y el obispado de Hipona, Aurelio, un diácono, fue elegido obispo de Cartago. En aquella época la Iglesia de Africa estaba en la cumbre de su esplendor; el obispo de Cartago era a la vez primado o patriarca de Africa, es decir, uno de los prelados más importantes de la Iglesia universal.

San Aurelio tuvo que hacer frente a dos herejías: las de los donatistas y la de los pelagianos. Durante los 37 años que gobernó la sede, San Aurelio convocó numerosos sínodos provinciales y concilios plenarios de los obispos africanos para resolver ésos y otros problemas.

San Aurelio era íntimo amigo de San Agustín y, cuando aquél se quejó de que muchos monjes, so pretexto de vida contemplativa, eran simples holgazanes, San Agustín escribió el tratado "Sobre el trabajo de los monjes" para tratar de mejorar la situación. San Fulgencio de Ruspe, obispo africano de la siguiente generación, escribió en términos encomiásticos acerca de San Aurelio, como lo hizo también el erudito español Pablo Osorio.

San Elías Siglo IX A.C

Hoy es la fiesta del príncipe de los profetas, "el sol de Israel", originario de Tisbé, al otro lado del Jordán, "intérprete de la voluntad de Dios, instrumento de milagros, juez y reformador de su pueblo, maestro de la soledad". Suyo es el privilegio excepcional de no morir, sino de ser arrebatado a las alturas por un carro de fuego (de ahí la antigua creencia generalizada de que volvería en los tiempos mesiánicos).

Se ocultó durante la persecución de la fenicia Jezabel, esposa del rey Ajab, que favorecía la idolatría; y cuando Dios como castigo negó el agua a aquella tierra infiel, Elías compitió con los profetas de Baal en el Monte Carmelo; después de dejar que éstos fracasaran en sus intentos de atraer el fuego celestial para un sacrificio, la oración del santo hizo que descendiera milagrosamente el fuego de Yahvé.

Los elementos de la naturaleza le sirven, dialogan con él: primero es el fuego en el Monte Carmelo, luego la respuesta de Dios consiste en lluvia que pone fin a la sequía, y cuando ha de refugiarse en el Monte Horeb, perseguido por la infame reina, espera la voz de Dios, que no descubre ni en el viento impetuoso ni en el terremoto ni en el fuego, sino en la suave brisa.

Dios evita los clamores para hablar a su elegido en un murmullo, íntimamente. Al fin transmite sus poderes a Eliseo y mientras habla con su discípulo "he aquí que un carro de fuego con caballos ígneos separa a uno de otro, y Elías sube al cielo en el torbellino".

Este incombustible profeta de llama volverá a aparecer en la transfiguración del Monte Tabor, junto a Moisés, hablando familiarmente con Cristo.

El Papa Juan Pablo II decía a los capitulares carmelitas el 24 de septiembre de 1983: "Vuestro carisma hunde sus raíces en el Antiguo Testamento y se centra en torno a la grandiosa figura del Profeta Elías, el Profeta del Nuevo Testamento. Él fue un hombre de Dios, maestro y testigo de oración…".

El Hno. Roger Schutz, Prior de la comunidad calvinista de Taizé, escribió: "He aquí que hace ya tres mil años un creyente, denominado Elías, tiene la intuición de que Dios habla en el desierto y que una confianza silenciosa del corazón está en el comienzo de todo".

San León Ignacio Mangín, Mártir (1855-1900)

Nació en Verny, en las cercanías de Metz, en Lorena, Francia, en una familia de once hijos; su padre era juez de paz.

Después de haber recibido una educación cristiana, San León Ignacio Mangin ingresó a la Compañía de Jesús en 1875, prosiguiendo sus estudios de Letras y Filosofía en Louvain. Y en 1882 se ofreció para partir a China en calidad de misionero.

San León Ignacio Mangin era un hombre con capacidad de liderazgo, inteligente, firme, calmado y decidido, pero a la vez de carácter alegre y entusiasta.

En 1886 recibió la orden sacerdotal, y a partir de 1890 quedó como ministro de sección de Ho-Kien-Fu, región donde vivían veinte mil cristianos distribuidos en 240 parroquias, las cuales eran administradas por nueve sacerdotes jesuitas.

Los cristianos en China eran tolerados a ratos, pero al cambiar de pronto la situación política en un momento dado, las persecuciones a las que se vieron sometidos los fieles chinos fueron particularmente crueles.

Una de éstas fue la llamada "Revuelta de los Boxers", de 1899 y 1900: un levantamiento popular armado ultra-nacionalista en contra de la influencia europea en China.

Para 1897, San León Ignacio Mangin había sido adscrito al frente de la misión de King-Tcheu, de la cual formaba parte la aldea de cuatrocientos habitantes de Tchou-Kia-Ho, donde había sido adscrito originalmente.

Cuando los bóxers se aparecieron en la región, la convivencia entre los misioneros occidentales y las autoridades chinas, que hasta entonces había sido relativamente cordial, se complicó de súbito.

Tomando providencias, con ayuda de su amigo el sacerdote Pablo Denn, San León Ignacio Mangin fortificó el poblado de Zhujianhe, donde se habían refugiado más de tres mil cristianos chinos, pues habían llegado las noticias del asesinato de dos sacerdotes jesuitas, Rémy Isoré y Modesto Andlauer, a manos de los boxers.

Los boxers se presentaron efectivamente. Y a pesar de que en un principio fueron rechazados, las defensas no pudieron resistir. Como última medida, los dos misioneros habían dispuesto que las mujeres y los niños se refugiaran en la iglesia.

Todo fue inútil. San León Ignacio, San Pablo Denn y la laica Santa María Zhou Wuzhi fueron asesinados cuando nuestro santo estaba distribuyendo la Eucaristía. A continuación los boxers le prendieron fuego a la iglesia. En la masacre perecieron más de mil trescientos cristianos.

En octubre de 2000, el papa Juan Pablo II canonizó a 120 mártires caídos en China entre 1648 y 1930, entre ellos a San León Ignacio Mangin.

"La Palabra de nuestro Señor es lampara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

miércoles, 19 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 19/07/2023 - Miércoles de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas
Primera Lectura. Éxodo 3, 1-6. 9-12

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
"Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza".
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
"Moisés, Moisés".
Respondió él:
"Aquí estoy".
Dijo Dios:
"No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado".
Y añadió:
"Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob".
Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.
El Señor le dijo:
"El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel".
Moisés replicó a Dios:
"¿Quién soy yo para acudir al faraón o para sacar a los hijos de Israel de Egipto?".
Respondió Dios:
"Yo estoy contigo; y esta es la señal de que yo te envió: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña".

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 102, 1-2. 3-4. 6-7

El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 11, 25-27

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Si, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Palabra de Dios


Santas Justa y Rufina, Vírgenes y Mártires

Estas dos santas fueron dos hermanas que nacieron en Sevilla, en el seno de una familia muy modesta pero de firmes costumbres y sólida fe cristiana. En aquella época España era dominada por los romanos, y con ellos, la idolatría y la corrupción. Mientras tanto las dos hermanas se conservaban en santidad y pureza de costumbres, empleando todo su cuidado en conocer el Evangelio, en su propia santificación y en beneficio de sus prójimos.

Todos los años celebraban los idólatras fiestas en honor de Venus, recordando la tristeza de ésta en la muerte de su adorado Adonis. Las mujeres recorrían las calles de la ciudad llevando al ídolo en sus hombros, importunaban a todos y les pedían una cuantiosa limosna para la festividad. Al llegar a la casa de Justa y Rufina, les exigieron adorar al ídolo; las dos santas se negaron y las mujeres, enfadadas, dejaron caer el ídolo rompiendo muchas vasijas. Las santas, horrorizadas por ver en su casa un ídolo, cogieron el ídolo y lo hicieron pedazos, provocando la ira de los idólatras que se lanzaron contra ellas.

Diogeniano, prefecto de Sevilla, las hizo prisioneras, las interrogó y las amenazó con crueles tormentos si persistían en la religión cristiana, a la vez que les ofrecía grandes recompensas y beneficios, si idolatraban a los ídolos. Las santas se opusieron con gran valor a las inicuas propuestas del prefecto, afirmando que ellas sólo adoraban a Jesucristo. El prefecto mandó que las torturasen con garfios de hierro y en el potro, creyendo que cederían ante los tormentos, pero ellas soportaban todo con alegría y sus ánimos se fortalecían a la vez que crecían las torturas. Mandó entonces a encerrarlas en una lóbrega cárcel y que allí las atormentasen lentamente con hambre y con sed. Pero la divina Providencia les socorría y sustentaba con gozos inefables, según las necesidades del momento, provocando el desconcierto de los carceleros.

Luego, el prefecto quiso agotarlas obligándoles a seguirle descalzas en un viaje que él iba a hacer a Sierra Morena; sin embargo, aquel camino pedregoso era para ellas como de rosas. Volvieron a meterlas en la cárcel hasta que murieran. Santa Justa, sumamente debilitada, entregó serenamente su espíritu, recibiendo las dos coronas, de virgen y de mártir. El prefecto mandó lanzar el cuerpo de la virgen en un pozo, pero el obispo Sabino logró rescatarlo.

El Prefecto creyó que, estando sola, sería más fácil doblegar a Rufina. Pero al no conseguir nada, mandó llevarla al anfiteatro y echarle un león furioso para que la despedazase. El león se acercó a Rufina y se contentó con blandir la cola y lamerle los vestidos como un corderillo. Enfurecido el Prefecto, mandó degollarla. Así Rufina entregó su alma a Dios. Era el año 287. Se quemó el cadáver para sustraerlo a la veneración, pero el obispo Sabino recogió las cenizas y las sepultó junto a los restos de su hermana. Su culto se extendió pronto por toda la iglesia. Famoso y antiquísimo es el templo de Santa Justa en Toledo, el primero de los mozárabes.

Santa Macrina La Joven

La llamaban "la Joven" para distinguirla de su abuela paterna que también se llamaba Macrina. Era la hermana mayor de los santos Basilio Magno, Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste.

Nació en Cesarea de Capadocia hacia el año 330. Por su belleza y virtudes, tuvo Macrina desde muy joven muchos pretendientes, y el joven a quien la prometieron en matrimonio murió antes de la boda. Ella entonces decidió consagrarse a Dios y vivir en virginidad, quedándose en casa para ayudar a su madre viuda en el hogar y en la educación de sus hermanos, que eran nueve.

Cuando quedaron libres de sus obligaciones familiares, madre e hija se retiraron a la soledad de Annesi, junto al río Iris en el Ponto (en la actual Turquía).

Allí llevaron con las mujeres que se les unieron vida en comunidad y se consagraron a la divina contemplación. La madre murió el año 373 y Macrina asumió la dirección del monasterio, en el que murió, asistida por su hermano san Gregorio, el 19 de julio del 379.

"La Palabra de nuestro Señor es lampara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

martes, 18 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 18/07/2023 - Martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

Lo llamó Moisés, porque lo había sacado del agua; cuando creció, fue adonde estaban sus hermanos
Primera Lectura. Éxodo 2, 1-15a

En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu. Ella concibió y dio a luz un niño. Viendo que era hermoso, lo tuvo escondido tres meses. Pero, no pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo.
Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba todo aquello.
La hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla del río. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó una criada a recogerla.
La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando.
Conmovida, comentó:
"Es un niño de los hebreos".
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraón:
"¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?".
Respondió la hija del faraón:
"Vete".
La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
La hija del faraón le dijo:
"Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré".
La mujer tomó al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: "lo he sacado del agua".
Pasaron los años. Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue adonde estaban sus hermanos y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos.
Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable:
"¿Por qué golpeas a tu compañero?".
Él le contestó:
-"¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?".
Moisés se asustó y pensó:
"Seguro que saben lo ocurrido".
Cuando el faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó del faraón y se refugió en la tierra de Madián.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 68, 3. 14. 30-31. 33-34
Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
El día del juicio le será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotras
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
"¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti".

Palabra de Dios


Santa Sinforosa y sus siete hijos mártires

SANTA SINFOROSA (¿?-¿120?) nació muy probablemente en Roma, en la época en que el cristianismo primitivo comenzaba a esparcirse rápidamente por todo el Imperio Romano.

Santa Sinforosa era la viuda de San Getulio, quien había sido tribuno militar romano, y por practicar el cristianismo había sido decapitado.

Presintiendo que el emperador Adriano se volvería en su persecución, Santa Sinforosa se refugió en Tívoli con sus siete hijos: Crescente, Juliano, Nemesio, Primitivo, Justino, Estacteo y Eugenio.

Permanecieron escondidos por siete meses, y durante ese tiempo Santa Sinforosa se preocupó por enseñarles los aspectos más profundos de la doctrina, preparando a sus hijos para los horribles sucesos que habrían de suceder.

Eventualmente las autoridades los capturaron y los condujeron a la presencia del emperador. Adriano les exigió que adoraran a los dioses de Roma, pero ellos se rehusaron terminantemente.

Santa Sinforosa recibió la corona del martirio cuando después de sufrir distintas torturas, se le ató una pesada piedra al cuello y se le arrojó al río Teverone, que corre próximo a Tívoli. Sus restos fueron rescatados por su hermano, quien le dio cristiana sepultura al lado de su marido San Getulio.

Cada uno de sus hijos padeció una forma distinta de martirio. Crescente fue atravesado con una lanza por el cuello, Julián por el pecho, Nemesio por el corazón, Primitivo por el ombligo, Justino por la espalda, Estacteo por el costado y Eugenio de arriba abajo.

A los cadáveres de los jóvenes los arrojaron a una fosa común, aunque luego fueron rescatados gracias a la comunidad cristiana.

Siglos más tarde, en 752, las reliquias de Santa Sinforosa y de sus siete hijos fueron trasladadas junto con las de San Getulio a la iglesia de San Ángelo, en Roma. En 1587, las reliquias se depositaron en un sarcófago de mármol.

Simón de Lipnica

Nació en Lipnica Murowana (Polonia) entre 1435 y 1440. Desde niño destacó por su devoción a la Virgen y su afición al estudio. En 1454 fue a estudiar a Cracovia. Atraído por el ejemplo y la predicación de san Juan de Capistrano, que acababa de fundar en la ciudad el convento de San Bernardino, ingresó en la Orden franciscana el año 1457, y, terminados los estudios, recibió la ordenación sacerdotal hacia 1460.

Se dedicó a la predicación, con palabra llena de fe, de sabiduría y de ponderación, reflejo de su vida de oración y del estudio de la Escritura. Como sus maestros Bernardino y Juan, fue un propagador de la devoción al Nombre de Jesús.

Peregrinó a Tierra Santa, con la ilusión de dar la vida por la fe. En 1482 la peste asoló Cracovia. Simón se entregó al cuidado de los apestados; él mismo resultó contagiado y murió el 18 de julio de 1482.

Lo canonizó Benedicto XVI el año 2007.

San Federico de Utrecht

San Federico de Utrecht, obispo y mártir, nació en esta misma ciudad a finales del siglo VIII. Fue educado por el obispo san Sigfrido, que una vez completados sus estudios eclesiásticos le ordenó sacerdote.

A la muerte del santo prelado, tanto el clero como el pueblo decidieron que nadie como Federico sería capaz de seguir el camino emprendido por el obispo Sigfrido. La humildad del joven clérigo fue el único obstáculo que tuvieron que salvar. Tuvo que continuar la moralización del clero, ardua y espinosa labor que había iniciado su predecesor. Especialmente en la isla de Walcheren (mar del Norte) habían llegado a la más burda inmoralidad. La tenacidad y sobre todo el buen ejemplo de Federico pudo más que la depravación.

Tuvo que luchar también contra los arrianos de Frisia, que volvieron al seno de la Iglesia. El humilde obispo tuvo que sacar fuerzas de flaqueza y luchar en todos los frentes que tenía abiertos. Reprendió a la emperatriz Judit, segunda esposa del emperador Luis, por considerar incestuosa esta unión.

Un día en que estaba celebrando una misa de acción de gracias tras una visita pastoral por toda la diócesis, entraron en la iglesia dos asesinos que acabaron con él. Nunca se supo qué mano oculta movió a los verdugos. Ocurrió esto el 18 de julio del 838, fecha en que celebran los Federicos su onomástica. Otros santos de este nombre celebra la Iglesia el 4 de agosto, el 4 y el 30 de septiembre, el 29 de noviembre y el 19 de febrero.

"La Palabra de nuestro Señor es lampara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

lunes, 17 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 17/07/2023 - Lunes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

Obremos astutamente contra Israel, para que no se multiplique más Éxodo 1, 8-14. 22
Primera Lectura. Éxodo 1, 8-14. 22

En aquellos días, surgió en Egipto un faraón nuevo que no había conocido a José, y dijo a su pueblo: «Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros: obremos astutamente contra él, para que no se multiplique más; no vaya a declararse una guerra y se alíe con nuestros enemigos, nos ataque y después se marche del país». Así, pues, nombraron capataces que los oprimieron con cargas, en la construcción de las ciudades granero, Pitón y Ramsés. Pero, cuanto más los oprimían, ellos crecían y se propagaban más, de modo que los egipcios sintieron aversión hacia los israelitas. Los egipcios esclavizaron a los hijos de Israel con crueldad y les amargaron su vida con el duro trabajo del barro y de los ladrillos y con toda clase de faenas del campo; los esclavizaron con trabajos crueles. Y el faraón ordenó a todo su pueblo: «Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con vida».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 123, 1-3. 4-6. 7-8

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte - que lo diga Israel -,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; 
nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

No he venido a sembrar paz, sino espada
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 10, 34-11,1
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi no es digno de mi; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mi. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa». Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

Palabra de Dios

San Alejo Mendigo Siglo V

Era hijo de un rico senador romano. Nació y pasó su juventud en Roma. Sus padres le enseñaron con la palabra y el ejemplo que las ayudas que se reparten a los pobres se convierten en tesoros para el cielo y sirven para borrar pecados. Por eso Alejo desde muy pequeño repartía entre los necesitados cuanto dinero conseguía, y muchas otras clases de ayudas, y esto le traía muchas bendiciones de Dios.

Pero llegando a los veinte años se dio cuenta de que la vida en una familia muy rica y en una sociedad muy mundana le traía muchos peligros para su alma, y huyó de la casa, vestido como un mendigo y se fue a Siria.

En Siria estuvo durante 17 años dedicado a la adoración y a la penitencia, y mendigaba para él y para los otros muy necesitados. Era tan santo que la gente lo llamaba "el hombre de Dios". Lo que deseaba era predicar la virtud de la pobreza y la virtud de la humildad. Pero de pronto una persona muy espiritual contó a las gentes que este mendigo tan pobre, era hijo de una riquísima familia, y él por temor a que le rindieran honores, huyó de Siria y volvió a Roma.

Llegó a casa de sus padres en Roma a pedir algún oficio, y ellos no se dieron cuenta de que este mendigo era su propio hijo. Lo dedicaron a los trabajos más humillantes, y así estuvo durante otros 17 años durmiendo debajo de una escalera, y aguantando y trabajando hacía penitencia, y ofrecía sus humillaciones por los pecadores.

Y sucedió que al fin se enfermó, y ya muribundo mandó llamar a su humilde covacha, debajo de la escalera, a sus padres, y les contó que él era su hijo, que por penitencia había escogido aquél tremendo modo de vivir. Los dos ancianos lo abrazaron llorando y lo ayudaron a bien morir.

Después de muerto empezó a conseguir muchos milagros en favor de los que se encomendaban a él. En Roma le edificaron un templo y en la Iglesia de Oriente, especialmente en Siria, le tuvieron mucha devoción.

La enseñanza de la vida de San Alejo es que para obtener la humildad se necesitan las humillaciones. La soberbia es un pecado muy propio de las almas espirituales, y se le aleja aceptando que nos humillen. Aún las gentes que más se dedican a buenas obras tienen que luchar contra la soberbia porque si la dejan crecer les arruinará su santidad. La soberbia se esconde aún entre las mejores acciones que hacemos, y si no estamos alerta esteriliza nuestro apostolado. Un gran santo reprochaba una vez a un discípulo por ser muy orgulloso, y este le dijo: "Padre, yo no soy orgulloso". El santo le respondió: "Ese es tu peor peligro, que eres orgulloso, y no te das cuenta de que eres orgulloso".

La vida de San Alejo sea para nosotros una invitación a tratar de pasar por esta tierra sin buscar honores ni alabanzas vanas, y entonces se cumplirá en cada uno aquello que Cristo prometió: "El que se humilla, será enaltecido".

Dijo Jesús: "Los últimos serán los primeros. Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos". (Mt. 5)

¡Oh gloria de la nobleza romana y verdadero amador de la pobreza e ignominia de Cristo! ¡Oh Alejo bendito! que en la flor de tu juventud, por obedecer a la inspiración del Señor, dejaste a tu esposa y saliste como otro Abraham de la casa de tus padres, y habiendo repartido lo que llevabas con los pobres, viviste como pobre y mendigo tantos años desconocido y menospreciado entre los hombres. Tú fuiste muy regalado y favorecido de la Virgen María nuestra Reina y señora, y huyendo de las alabanzas de los hombres, volviste por instinto de Dios a la casa de tus padres que por su voluntad habías dejado, para darnos ejemplo de humildad, de paciencia, de sufrimiento y constancia, y para triunfar de tí y del mundo con un género de victoria tan nuevo y tan glorioso.

Pues, ¡oh santo bienaventurado! rico y pobre, noble y humilde, casado y puro, llorado de tus padres, denostado de tus criados, desestimado de los hombres y honrado de los ángeles, abatido en el suelo y sublimado en el cielo, yo te suplico, Alejo dulcísimo, que por tus merecimientos y oraciones yo alcance del Señor la virtud de la perfecta castidad, de obediencia, de menosprecio de todas las cosas transitorias, y gracia para vivir como hombre peregrino de su patria, y desconocido y muerto al mundo. Amén.

Beata Teresa de San Agustín Lindoine y compañeras

Durante la Revolución Francesa se mantuvieron fieles a la observancia monástica y ante el patíbulo renovaron las promesas bautismales y los votos religiosos.

Sus nombres son: beatas María Ana Francisca de San Luis Brideau, María Ana de Jesús Crucificado Piedcourt, Carlota de la Resurrección (Ana María Magdalena) Thouret, Eufrasia de la Inmaculada Concepción (María Claudia Cipriana) Brard, Enriqueta de Jesús (María Gabriela) de Croissy, Teresa del Corazón de María (María Ana) Hanisset, Teresa de San Ignacio (María Gabriela) Trézelle, Julia Luisa de Jesús (Rosa) Chrétien de Neufville, María Enriqueta de la Providencia (Ana) Pelras, Constancia (María Genoveva) Meunier, María del Espíritu Santo (Angélica) Roussel, María de Santa MartaDufour, Isabel Julia de San Francisco Vérolot, Catalina y Teresa Soiron.

No es posible recoger aquí la preciosa vida de dieciséis vírgenes y mártires carmelitas a la vez, ya que, juntamente con la Madre Priora del Carmelo francés de Compiegne, murieron generosamente esas quince hijas espirituales que formaban su comunidad. Este convento había sido fundado el 1641 por monjas procedentes del convento de Amiens.

Malos aires corrían por Francia desde que la tristemente famosa Revolución había iniciado sus desmanes.

El 14-9-1792 fueron arrojadas de su monasterio. Ya antes, por indicación de su M. Priora, se habían ofrecido al Señor en holocausto “para aplacar la cólera de Dios y para que la paz divina traída al mundo por su amado Hijo, fuese devuelta a la Iglesia y al Estado”.

Cada día repetían esta consagración generosa. El 24 de junio de 1794 fueron apresadas las 16 y encerradas en Sainte Marie, monasterio de la visitación convertido en cárcel.

En carretas fueron llevadas a París, a donde llegaron el día 13 de julio y fueron encerradas en la terrible cárcel de la Conciergerie, abarrotada de sacerdotes, religiosos y seglares condenados a muerte.

La fiesta del Carmen -día 16- entonaron a su Madre y Patrona cánticos fervorosos con la música de la Marsellesa.

El 17 de Julio, después de manifestar que morían voluntariamente por su fe, por su fidelidad a Cristo, a María y a la Iglesia, fueron condenadas a muerte y llevadas a la Barriere-du-Trone. Antes de ser guillotinadas cantaron todas el Miserere, la Salve Regina, el Te Deum y el Veni Creator, renovaron una por una su profesión al pie de la Madre Priora e iban subiendo, con gran gozo, a la guillotina ante el asombro de todos los asistentes. Era el 17 de julio de 1794.

El 13 de mayo de 1906 eran beatificadas por el papa San Pío X.

Beata Magdalena Albrizzi

Pertenecía a la nobleza de Italia. Después de la muerte de sus padres, Magdalena decidió retirarse al convento de Santa Margarita de Como, donde se recibía a las hijas de los nobles.

Estando en la puerta del convento, Magdalena escuchó una voz que le repitió tres veces: “Magdalena, dirígete a Brunate, ahí es donde debes retirarte.” Entonces, la beata se dirigió sin vacilar al claustro en las montañas de Brunate. El convento estaba casi vacío; pero el número de religiosas aumentó considerablemente después del ingreso de Magdalena, quien fue elegida superiora y afilió el convento a la Orden de las Ermitañas de San Agustín. Magdalena fundó otro convento en la ciudad de Como, pero ella permaneció en Brunate.

La beata curaba a los enfermos y tenía cualidades de visionaria. Su confianza en Dios era tan grande que el Señor obró muchos milagros por su intercesión. Magdalena exhortaba a sus religiosas a la comunión frecuente. Según parece murió el 15 de mayo de 1465, a edad muy avanzada, después de una larga y dolorosa enfermedad.

domingo, 16 de julio de 2023

Lecturas y Santoral 16/07/2023 - Domingo de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

La lluvia hace germinar la tierra
Primera Lectura. Isaías 55, 10-11

Esto dice el Señor:
"Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mí boca: no volverá a mi vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo".


Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 64, 10abcd. 10e-11. 12-13. 14

La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Tú cuidas la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales.

La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Así preparas la tierra.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes.

La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría.

La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.

La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios
Segunda Lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-23
Hermanos:
Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto.
Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.

Palabra de Dios

Salió el sembrador a sembrar
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
"Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga".

Palabra de Dios


Nuestra Señora del Carmen

“Las Sagradas Escrituras celebran la belleza del Carmelo, donde el profeta Elías defendió la pureza de la fe de Israel en el Dios vivo. En el siglo XII algunos eremitas se retiraron a aquel monte, construyendo más tarde una Orden dedicada a la vida contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María”.

Con estas palabras presenta la liturgia de este día el libro oficial de la Iglesia.

Y el Martirologio de este día, reza así: “Conmemoración solemne de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, a la cual la Familia carmelitana consagra este día por los innumerables beneficios recibidos de la misma Santísima Virgen, en señal de servidumbre”.

Y profundizando aún más en el rico significado de esta fiesta del Carmen, que para muchas partes del mundo es casi fiesta de precepto o fiesta llena de un rico simbolismo y folklore cristiano y hondamente popular, un estudioso y profundo conocedor de esta fiesta y de todo que se refiere al Carmelo escribió: “Conmemoración Solemne de la Virgen del Carmen: Fiesta de los beneficios de María al Carmelo: Fiesta de la Consagración del Carmelo a María. Durante todo el año conservamos un recuerdo de gratitud por los beneficios que hemos recibido de María, pero el 16 de julio está dedicado expresamente a rendir un homenaje solemne de agradecimiento.

El Oficio de Nuestra Santísima Madre semeja una sinfonía musical en que se cantan las relaciones de María y la Familia carmelitana…” (P. Xiberta + 1967).

La Orden del Carmen nació a finales del siglo XII en el Monte Carmelo, especialmente para dar culto y tratar de imitar a la Virgen María. Por ello desde los orígenes se conoció a los religiosos carmelitas como a los “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”. Aún hoy éste es el título oficial de la Orden que fue enriquecido con muchas gracias e indulgencias a cuantos así llamaran a los carmelitas.

Por el 1251 el Prior General de la Orden San Simón Stock (+ 1265) acudía a la Virgen María, como Patrona de la Orden para que le liberara de los enemigos que atentaban contra su existencia. Y para ello llegó a componerle algunas plegarias. Ésta la cantan cada día los carmelitas: “Oh flor del Carmelo, Viña florida, esplendor del cielo, virgen fecunda y singular. ¡Oh Madre tierna!, intacta de hombre, a los carmelitas, proteja tu nombre (da privilegios) estrella del mar”.

Una noche, la tradición dice que fue el 16 de julio de 1251, se le apareció la Virgen María llevando el escapulario del Carmen en sus manos y le dijo: “Éste será el privilegio para ti y todos los carmelitas: quien muriere con él no padecerá el fuego eterno, es decir, el que con él muriese, se salvará”.

Desde entonces empezó a divulgarse esta devoción por todas partes, especialmente por los países latinos, hasta llegar a ser una “devoción católica o universal como la misma Iglesia” en expresión del Cardenal Gomá (+ 1940).

Hoy la Orden del Carmen en todas sus múltiples ramas masculinas, femeninas y los millares y hasta millones de seglares que visten el escapulario del Carmen -el más popular de todos los escapularios que venera la Iglesia- se halla extendida por todas partes y dan a conocer a la Virgen María bajo esta popular advocación del CARMELO.

Es Patrona la Virgen del Carmen de varias Naciones y Gremios, y especialmente la venera como Madre y como Reina la gente del Mar.

Canonización de San Francisco de Asís

San Francisco murió al atardecer del 3 de octubre de 1226. Su fama de santidad era notoria en toda la Iglesia y los milagros se fueron multiplicando. Cumplidos todos los requisitos canónicos previos, el papa Gregorio IX decretó la canonización. Para llevarla a cabo se trasladó personalmente a la ciudad de Asís y el domingo 16 de julio de 1228, en medio de unos solemnísimos actos, inscribió a Francisco en el catálogo de los santos.

Oración: Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Santa María Magdalena Postel fundadora (1756-1846)

Nació en Barfleur, un pueblo de pescadores en Normandía, al noroeste de Francia; en vida le tocó padecer los desmanes de la Revolución Francesa.

Santa María Magdalena Postel fue bautizada con el nombre de Julia. A la edad de 9 años perdió a sus padres. Ingresó entonces al monasterio benedictino de Valognes.

Al poco tiempo dejó el convento para ayudar a muchachas sin recursos en su lugar natal, donde luego fundó una escuela. Además le gustaba enseñar el catecismo a los niños.

Cuando estalló la Revolución en 1789 y las órdenes religiosas fueron proscritas, Santa María Magdalena Postel se dedicó durante diez años a la peligrosa labor de esconder a sacerdotes fugitivos, y de ayudarlos a huir a Inglaterra.

En 1798 se volvió terciaria franciscana, pero prosiguió su fecunda labor educativa. A los pocos años fue nombrada directora de una escuela grande en Cherburgo a la que acudían 300 niños, una experiencia que marcó positivamente su vocación.

Encaminada en su labor pedagógica, Santa María Magdalena Postel fundó en 1807 el Instituto de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, cuya principal encomienda era educar.

No obstante, debido a la turbulencia de la época, no consiguió una matriz para su congregación sino hasta 1832, cuando logró adaptar una antigua abadía benedictina en St-Saveur-le-Vicomte, lugar donde murió casi a los 90 años de edad.

En 1925, Santa María Magdalena Postel fue canonizada por el papa Pío XI. Sus restos mortales reposan en St-Saveur.

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."