lunes, 7 de julio de 2025

Lecturas y Santoral 06/07/2025 - Domingo de la 14ª semana de Tiempo Ordinario

 PRIMERA LECTURA

Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz

Lectura del libro de Isaías 66, 10-14c

Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,

alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto.

Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.

—Porque así dice el Señor:

«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,

como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.

Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;

como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.

Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 65, 1-3a. 4-5. 16 y 20 (R.: 1)

  R. Aclamad al Señor, tierra entera.

  Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre;
cantad himnos a su gloria;
decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R.

  Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R.

  Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R.

Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi suplica,
ni me retiró su favor. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18

Hermanos:

Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.

Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.

La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.

En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.

Palabra de Dios.

 


Aleluya Col 3, 15a. 16a

Que la paz de Cristo actúe de árbitro
en vuestro corazón;
la palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza.

 

EVANGELIO

Descansará sobre ellos vuestra paz

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-12, 17-20

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir él. Y les decía:

—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.

No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:

"Está cerca de vosotros el Reino de Dios".

Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid:

"Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios".

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo».

Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:

—«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».

Él les contestó:

—«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

Palabra del Señor.


Santa María Goretti S. XX

Imagen de Santa María Goretti  S. XXCandela

María nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, tercera de siete hijos de una familia pobre de bienes terrenales pero rica en fe y virtudes, cultivadas por medio de la oración en común, rosario todos los días y los domingos Misa y sagrada Comunión. Al día siguiente de su nacimiento fue bautizada y consagrada a la Virgen. A los seis años recibirá el sacramento de la Confirmación.

Después del nacimiento de su cuarto hijo, Luigi Goretti, por la dura crisis económica por la que atravesaba, decidió emigrar con su familia a las grandes llanuras de los campos romanos, todavía insalubres en aquella época. Se instaló en Ferriere di Conca, poniéndose al servicio del conde Mazzoleni, es aquí donde María muestra claramente una inteligencia y una madurez precoces, donde no existía ninguna pizca de capricho, ni de desobediencia, ni de mentira. Es realmente el ángel de la familia.

Tras un año de trabajo agotador, Luigi contrajo una enfermedad fulminante, el paludismo, que lo llevó a la muerte después de padecer diez días. Como consecuencia de la muerte de Luigi, Assunta tuvo que trabajar dejando la casa a cargo de los hermanos mayores. María lloraba a menudo la muerte de su padre, y aprovecha cualquier ocasión para arrodillarse delante de su tumba, para elevar a Dios sus plegarias para que su padre goce de la gloria divina.

Junto a la labor de cuidar de sus hermanos menores, María seguía rezando y asistiendo a sus cursos de catecismo. Posteriormente, su madre contará que el rosario le resultaba necesario y, de hecho, lo llevaba siempre enrollado alrededor de la muñeca. Así como la contemplación del crucifijo, que fue para María una fuente donde se nutría de un intenso amor a Dios y de un profundo horror por el pecado.

Amor intenso al Señor
María desde muy chica anhelaba recibir la Sagrada Eucaristía. Según era costumbre en la época, debía esperar hasta los once años, pero un día le preguntó a su madre: -Mamá, ¿cuándo tomaré la Comunión?. Quiero a Jesús. -¿Cómo vas a tomarla, si no te sabes el catecismo? Además, no sabes leer, no tenemos dinero para comprarte el vestido, los zapatos y el velo, y no tenemos ni un momento libre. -¡Pues nunca podré tomar la Comunión, mamá! ¡Y yo no puedo estar sin Jesús! -Y, ¿qué quieres que haga? No puedo dejar que vayas a comulgar como una pequeña ignorante. Ante estas condiciones, María se comenzó a preparar con la ayuda de una persona del lugar, y todo el pueblo la ayuda proporcionándole ropa de comunión. De esta manera, recibió la Eucaristía el 29 de mayo de 1902.

La comunión constante acrecienta en ella el amor por la pureza y la anima a tomar la resolución de conservar esa angélica virtud a toda costa. Un día, tras haber oído un intercambio de frases deshonestas entre un muchacho y una de sus compañeras, le dice con indignación a su madre: -Mamá, ¡qué mal habla esa niña! -Procura no tomar parte nunca en esas conversaciones. -No quiero ni pensarlo, mamá; antes que hacerlo, preferiría…Y la palabra morir queda entre sus labios. Un mes después, sucedería lo que ella sentenció.

Pureza eterna
Al entrar al servicio del conde Mazzoleni, Luigi Goretti se había asociado con Giovanni Serenelli y su hijo Alessandro. Las dos familias viven en apartamentos separados, pero la cocina es común. Luigi se arrepintió enseguida de aquella unión con Giovanni Serenelli, persona muy diferente de los suyos, bebedor y carente de discreción en sus palabras.

Después de la muerte de Luigi, Assunta y sus hijos habían caído bajo el yugo despótico de los Serenelli, María, que ha comprendido la situación, se esfuerza por apoyar a su madre: -Ánimo, mamá, no tengas miedo, que ya nos hacemos mayores. Basta con que el Señor nos conceda salud. La Providencia nos ayudará. ¡Lucharemos y seguiremos luchando!Desde la muerte de su marido, Assunta siempre estuvó en el campo y ni siquiera tiene tiempo de ocuparse de la casa, ni de la instrucción religiosa de los más pequeños. María se encarga de todo, en la medida de lo posible. Durante las comidas, no se sienta a la mesa hasta que no ha servido a todos, y para ella sirve las sobras. Su obsequiosidad se extiende igualmente a los Serenelli. Por su parte, Giovanni, cuya esposa había fallecido en el hospital psiquiátrico de Ancona, no se preocupa para nada de su hijo Alessandro, joven robusto de diecinueve años, grosero y vicioso, al que le gusta empapelar su habitación con imágenes obscenas y leer libros indecentes. En su lecho de muerte, Luigi Goretti había presentido el peligro que la compañía de los Serenelli representaba para sus hijos, y había repetido sin cesar a su esposa: -Assunta, regresa a Corinaldo! Por desgracia Assunta está endeudada y comprometida por un contrato de arrendamiento.

Después de tener mayor contacto con la familia Goretti, Alessandro comenzó a hacer proposiciones deshonestas a la inocente María, que en un principio no comprende. Más tarde, al adivinar las intenciones perversas del muchacho, la joven está sobre aviso y rechaza la adulación y las amenazas. Suplica a su madre que no la deje sola en casa, pero no se atreve a explicarle claramente las causas de su pánico, pues Alessandro la ha amenazado: -Si le cuentas algo a tu madre, te mato. Su único recurso es la oración. La víspera de su muerte, María pide de nuevo llorando a su madre que no la deje sola, pero, al no recibir más explicaciones, ésta lo considera un capricho y no concede ninguna importancia a aquella reiterada súplica.

El 5 de julio, a unos cuarenta metros de la casa, están trillando las habas en la tierra. Alessandro lleva un carro arrastrado por bueyes. Lo hace girar una y otra vez sobre las habas extendidas en el suelo. Hacia las tres de la tarde, en el momento en que María se encuentra sola en casa, Alessandro dice:

-"Assunta, ¿quiere hacer el favor de llevar un momento los bueyes por mí?" Sin sospechar nada, la mujer lo hace. María, sentada en el umbral de la cocina, remienda una camisa que Alessandro le ha entregado después de comer, mientras vigila a su hermanita Teresina, que duerme a su lado.
-"¡María!, grita Alessandro. -¿Qué quieres? -Quiero que me sigas. -¿Para qué? -¡sígueme!-Si no me dices lo que quieres, no te sigo".
Ante semejante resistencia, el muchacho la agarra violentamente del brazo y la arrastra hasta la cocina, atrancando la puerta. La niña grita, pero el ruido no llega hasta el exterior. Al no conseguir que la víctima se someta, Alessandro la amordaza y esgrime un puñal. María se pone a temblar pero no sucumbe. Furioso, el joven intenta con violencia arrancarle la ropa, pero María se deshace de la mordaza y grita:
-No hagas eso, que es pecado… Irás al infierno.
Poco cuidadoso del juicio de Dios, el desgraciado levanta el arma:-Si no te dejas, te mato.
Ante aquella resistencia, la atraviesa a cuchilladas. La niña se pone a gritar:
-¡Dios mío! ¡Mamá!, y cae al suelo.
Creyéndola muerta, el asesino tira el cuchillo y abre la puerta para huir, pero, al oírla gemir de nuevo, vuelve sobre sus pasos, recoge el arma y la traspasa otra vez de parte a parte; después, sube a encerrarse a su habitación.
María recibió catorce heridas graves y quedó inconsciente. Al recobrar el conocimiento, llama al señor Serenelli: -¡Giovanni! Alessandro me ha matado… Venga. Casi al mismo tiempo, despertada por el ruido, Teresina lanza un grito estridente, que su madre oye. Asustada, le dice a su hijo Mariano: -Corre a buscar a María; dile que Teresina la llama.

En aquel momento, Giovanni Serenelli sube las escaleras y, al ver el horrible espectáculo que se presenta ante sus ojos, exclama: -¡Assunta, y tú también, Mario, venid! . Mario Cimarelli, un jornalero de la granja, trepa por la escalera a toda prisa. La madre llega también: -¡Mamá!, gime María. -¡Es Alessandro, que quería hacerme daño! Llaman al médico ya los guardias, que llegan a tiempo para impedir que los vecinos, muy excitados, den muerte a Alessandro en el acto.

Sufrimiento redentor
Al llegar al hospital, los médicos se sorprendieron de que la niña todavía no hubiera sucumbido a sus heridas, pues ha sido alcanzado el pericardio, el corazón, el pulmón izquierdo, el diafragma y el intestino. Al diagnosticar que no tiene cura, llamaron al capellán. María se confiesa con toda claridad. Luego, durante dos horas, los médicos la cuidaron sin dormirla.

María no se lamenta, y no deja de rezar y de ofrecer sus sufrimientos a la santísima Virgen, Madre de los Dolores. Su madre consiguió que le permitan permanecer a la cabecera de la cama. María aún tiene fuerzas para consolarla: -Mamá, querida mamá, ahora estoy bien… ¿Cómo están mis hermanos y hermanas?

En un momento, María le dice a su mamá: -Mamá, dame una gota de agua. -Mi pobre María, el médico no quiere, porque sería peor para ti. Extrañada, María sigue diciendo:
-¿Cómo es posible que no pueda beber ni una gota de agua? Luego, dirige la mirada sobre Jesús crucificado, que también había dicho ¡Tengo sed!, y entendió.
El sacerdote también está a su lado, asistiéndola paternalmente. En el momento de darle la Sagrada Comunión, le preguntó: -María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino? Ella le respondió: -Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado… Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado.

Pasando por momentos análogos por los que pasó el Señor Jesús en la Cruz, María recibió la Eucaristía y la Extremaunción, serena, tranquila, humilde en el heroísmo de su victoria.

Después de breves momentos, se le escucha decir: “Papá". Finalmente, María entra en la gloria inmensa de la Comunión con Dios Amor. Es el día 6 de julio de 1902, a las tres de la tarde.

La conversión de Alessandro
En el juicio, Alessandro, aconsejado por su abogado, confesó: -"Me gustaba. La provoqué dos veces al mal, pero no pude conseguir nada. Despechado, preparé el puñal que debía utilizar". Por ello, fue condenado a 30 años de trabajos forzados. Aparentaba no sentir ningún remordimiento del crimen tanto así que a veces se le escuchaba gritar:
-"¡Anímate, Serenelli, dentro de veintinueve años y seis meses serás un burgués!". Sin embargo, unos años más tarde, Mons. Blandini, Obispo de la diócesis donde está la prisión, decide visitar al asesino para encaminarlo al arrepentimiento. -"Está perdiendo el tiempo, monseñor -afirma el carcelero-, ¡es un duro!"

Alessandro recibió al obispo refunfuñando, pero ante el recuerdo de María, de su heroico perdón, de la bondad y de la misericordia infinitas de Dios, se deja alcanzar por la gracia. Después de salir el Prelado, llora en la soledad de la celda, ante la estupefacción de los carceleros.

Después de tener un sueño donde se le apareció María, vestida de blanco en los jardines del paraíso, Alessandro, muy cuestionado, escribió a Mons. Blandino: “Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios públicamente, ya la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra". Su sincero arrepentimiento y su buena conducta en el penal le devuelven la libertad cuatro años antes de la expiración de la pena. Después, ocupará el puesto de hortelano en un convento de capuchinos, mostrando una conducta ejemplar, y será admitido en la orden tercera de san Francisco.

Gracias a su buena disposición, Alessandro fue llamado como testigo en el proceso de beatificación de María. Resultó algo muy delicado y penoso para él, pero confesó: “Debo reparación, y debo hacer todo lo que esté en mi mano para su glorificación. Toda la culpa es mía. Me dejé llevar por la brutal pasión. Ella es una santa, una verdadera mártir. Es una de las primeras en el paraíso, después de lo que tuvo que sufrir por mi causa".

En la Navidad de 1937, Alessandro se dirigió a Corinaldo, lugar donde Assunta Goretti se había retirado con sus hijos. Lo hace simplemente para hacer reparación y pedir perdón a la madre de su víctima. Nada más llegar ante ella, le pregunta llorando. -"Assunta, ¿puede perdonarme? -Si María te perdonó -balbucea-, ¿cómo no voy a perdonarte yo?" El mismo día de Navidad, los habitantes de Corinaldo se ven sorprendidos y emocionados al ver aproximarse a la mesa de la Eucaristía, uno junto a otro, a Alessandro y Assunta.

sábado, 5 de julio de 2025

Lecturas y Santoral 05/07/2025 - Sábado de la 13ª semana de Tiempo Ordinario

PRIMERA LECTURA

Jacob echó la zancadilla a su hermano y le quitó su bendición

Lectura del libro del Génesis 27, 1-5. 15-29

Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor:

—«Hijo mío».

Contestó:

—«Aquí estoy».

Él le dijo:

—«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir».

Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.

Salió Esaú al campo a cazar para su padre.

Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.

Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.

Él entró en la habitación de su padre y dijo:

—«Padre».

Respondió Isaac:

—«Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?».

Respondió Jacob a su padre:

—«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás tú».

Isaac dijo a su hijo:

—«¡Qué prisa te has dado para encontrarla!».

Él respondió:

—«El Señor, tu Dios, me la puso al alcance».

Isaac dijo a Jacob:

—«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no».

Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo:

—«La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú».

Y no lo reconoció, porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.

Y lo bendijo.

Le volvió a preguntar:

—«¿Eres tú mi hijo Esaú?».

Respondió Jacob:

—«Yo soy».

Isaac dijo:

—«Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo».

Se la sirvió, y él comió. Le trajo vino, y bebió.

Isaac le dijo:

—«Acércate y bésame, hijo mío».

Se acercó y lo besó. Y, al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo:

«Aroma de un campo que bendijo
el Señor es el aroma de mi hijo;

que Dios te conceda el rocío del cielo,
la fertilidad de la tierra,
abundancia de trigo y vino.

Que te sirvan los pueblos,
y se postren ante ti las naciones.

Sé señor de tus hermanos,
que ellos se postren ante ti.

Maldito quien te maldiga,
bendito quien te bendiga».

Palabra de Dios.

 



Salmo responsorial: Salmo 134, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 3a)

R. Alabad al Señor porque es bueno.

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios. R.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya. R.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos. R.

 

Aleluya Jn 10, 27

Mis ovejas escuchan mi voz
—dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen.

 

EVANGELIO

¿Es que pueden guardar luto, mientras el novio está con ellos?

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 14-17

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole:

—«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Jesús les dijo:

—«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos?

Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan».

Palabra del Señor.



San Antonio María Zaccaría
Imagen de San Antonio María ZaccaríaCandela

Nació en Cremona (Italia) el año 1502. Estudió medicina en Padua, profesión que empezó a ejercer, pero que pronto dejó para prepararse y recibir la ordenación sacerdotal. Ordenado de sacerdote en 1528, se fue a Milán en 1530 y allí fundó la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo, santo que era el norte y guía de su vida, también llamados Barnabitas por su casa madre en Milán (San Bernabé), y que tenía por finalidad promover la reforma del clero y de los laicos siguiendo las directrices del Concilio de Trento.

Fundó también la comunidad de las Angélicas de San Pablo y la de Los Casados de San Pablo para comprometer a los seglares en el apostolado. Se le puede considerar como el precursor de san Carlos Borromeo en la reforma católica.

Murió en su ciudad natal el 5 de julio de 1539.

Oración: Concédenos, Señor, crecer, según el espíritu de san Pablo, apóstol, en el conocimiento incomparable de tu Hijo Jesucristo, que impulsó a san Antonio María Zaccaría a proclamar en tu Iglesia la palabra de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Atanasio de Jerusalén
Imagen de San Atanasio de JerusalénCandela

Era diácono en la iglesia de la Santa Resurrección del Señor en Jerusalén. En su tiempo estaba al vivo la polémica sobre las dos naturalezas de Cristo. El monje hereje Teodosio, seguidor de Eutiques, defendió la doctrina monofisita y exhortó al pueblo a que rechazara el Concilio de Calcedonia.

Atanasio, por el contrario, se manifestó en público exigiendo la adhesión al Concilio y a su definición que afirmaba de la doble naturaleza de Cristo. Teodosio temió que las palabras de Atanasio hicieran mella en el pueblo, y lo asesinó. Era el año 451.

viernes, 4 de julio de 2025

Lecturas y Santoral 04/07/2025 - Viernes de la 13ª semana de Tiempo Ordinario

PRIMERA LECTURA

Isaac con el amor de Rebeca, que se consoló de la muerte de su madre

Lectura del libro del Génesis 23, 1-4. 19; 24, 1-8. 62-67

Sara vivió ciento veintisiete años, y murió en Villa Arbá (hoy Hebrón), en país cananeo.

Abrahán fue a hacer duelo y a llorar a su mujer.

Después dejó a su difunta y habló a los hititas:

—«Yo soy un forastero residente entre vosotros. Dadme un sepulcro en propiedad, en terreno vuestro, para enterrar a mi difunta».

Después Abrahán enterró a Sara, su mujer, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré (hoy Hebrón), en país cananeo.

Abrahán era viejo, de edad avanzada, el Señor lo había bendecido en todo.

Abrahán dijo al criado más viejo de su casa, que administraba todas las posesiones:

—«Pon tu mano bajo mi muslo, y júrame por el Señor, Dios del cielo y Dios de la tierra, que, cuando le busques mujer a mi hijo, no la escogerás entre los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a mi tierra nativa, y allí buscarás mujer a mi hijo Isaac».

El criado contestó:

—«Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tengo que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?».

Abrahán le replicó:

—«De ninguna manera lleves a mi hijo allá. El Señor, Dios del cielo, que me sacó de la casa paterna y del país nativo, que me juró: "A tu descendencia daré esta tierra", enviará su ángel delante de ti, y traerás de allí mujer para mi hijo. Pero, si la mujer no quiere venir contigo, quedas libre del juramento. Sólo que a mi hijo no lo lleves allá».

Mucho tiempo después, Isaac se había trasladado del «Pozo del que vive y ve» al territorio del Negueb.

Una tarde, salió a pasear por el campo y, alzando la vista, vio acercarse unos camellos.

También Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello y dijo al criado:

—«¿Quién es aquel hombre que viene en dirección nuestra por el campo?».

Respondió el criado:

—«Es mi amo».

Y ella tomó el velo y se cubrió.

El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho.

Isaac la metió en la tienda de su madre Sara, la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.

Palabra de Dios.

 


Salmo responsorial: Salmo 105, 1-2. 3-4a. 4b-5 (R.: 1a)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza? R.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R.

Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R.

 

Aleluya Mt 11, 28

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré
—dice el Señor—.

 

EVANGELIO

No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

—«Sígueme».

Él se levantó y lo siguió.

Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

—«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y dijo:

—«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

Palabra del Señor.



Santa Isabel de Portugal Reina (1271-1336)
Imagen de Santa Isabel de Portugal Reina (1271-1336)Candela

Nació en Zaragoza, reino de Aragón, en España; por sus venas corría sangre de reyes y de santos.

Isabel de Aragón fue la quinta hija del rey aragonés Pedro III; era nieta del rey Jaime el Conquistador y biznieta de Federico II Hohenstaufen, emperador de los países alemanes; y por el lado materno era biznieta de Isabel de Turingia, mejor conocida como Santa Isabel de Hungría.

En honor de esta santa que perteneció al linaje de su familia la bautizaron así, y las vidas de ambas santas del mismo nombre también habrían de mostrar notables similitudes.

A los 12 años de edad, la pequeña Isabel fue entregada en matrimonio al rey Dionisio de Portugal. Éste no se esforzaba mucho por ocultarle sus continuos engaños amorosos, aunque al mismo tiempo mantenía controlada a su esposa con enfermizos celos. No obstante, Santa Isabel también aceptó entre los suyos a los hijos ilegítimos.

Dionisio tampoco confiaba en su mujer en la vida política de su país. La acusó de conspirar en su contra junto con su hijo Alfonso IV; actuando violenta e impulsivamente, a la esposa la desterró y al hijo le declaró la guerra.

Sin embargo, Santa Isabel pudo escapar de su destierro y llegar a tiempo justo antes de la batalla. Desarmada, ella misma cabalgó entre ambos ejércitos, y así consiguió evitar la confrontación y que padre e hijo hicieran las paces.

En su vida privada, Santa Isabel se volvía cada vez más devota; patrocinaba conventos, fundó el convento de las Clarisas en Coimbra, así como numerosos hospitales. Y finalmente, a la muerte de su esposo, en 1325, profesó como terciaria franciscana.

Muchos años pasó Santa Isabel recluida en el convento de Coimbra, ofrendando su vida a la oración y al cuidado de los pobres y de los enfermos. Su intervención durante una severa hambruna salvó muchas vidas, lo cual le valió el amor de todo Portugal.

En 1336 estaba a punto de estallar otra guerra de familia, en esta ocasión entre su hijo Alfonso IV y el suegro de éste, el rey de Castilla. A pesar de su edad avanzada y de su débil salud, Santa Isabel se dirigió de inmediato a Estremoz, donde habría de librarse la batalla, y volvió a cabalgar entre los dos ejércitos, parando otra vez la guerra.

A los pocos días falleció en ese lugar, donde dejó todas sus fuerzas. Santa Isabel yace sepultada en Coimbra. Fue canonizada en 1525 por el papa Urbano VIII.

El atributo de Santa Isabel de Portugal son las rosas, pues son también el símbolo de los reyes portugueses. Ella es la santa patrona de Portugal, Coimbra, Estremoz y Zaragoza; se invoca su ayuda en casos de amenazas bélicas.