domingo, 4 de agosto de 2013

Lecturas y Santoral 04-08-13

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
Primera Lectura. Eclesiastés (1,2;2,21-23)

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave desgracia. Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.

Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

vanidad-de-vanidades-Vanitas-vanitatum-et-omnia-vanitas
Salmo Responsorial 89

Salmo Yo te amo Señor Salmo 30 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. JesusSeñor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
"Retornad, hijos de Adán."
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-5.9-11)

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

Pablo de tarso colosenses colosas corintio romanos hebreos

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios..
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas (12,13-21)

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia."
Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?"
Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
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Jesús y el joven rico
San Juan María Vianney, El Cura de Ars (1786-1859)
El Santo Cura de Ars San Juan María Vianney

Los sucesos principales de la vida de San Juan María Vianney son conocidos de todos: su infancia en Dardilly (no lejos de Lyon), donde nació en mayo, día 8 de 1786, de padres honrados, cristianos y pobres. Fue bautizado el mismo día de nacer. A los nueve años todavía no sabía nada a no ser un poco de catecismo. A los once recibió los sacramentos de Penitencia y Eucaristía. Eran malos los tiempos por los que atravesaba Francia.

Por la mente de Juan María corrió siempre el deseo de llegar algún día a ser sacerdote... Pero no sabía nada y no había ningún maestro que estuviera dispuesto a enseñarle las primeras letras. Le costaba mucho aprender.

Por fin ingresó en el Seminario. Tenía 25 años cuando, en 1811, recibía la tonsura clerical. Al año siguiente empieza los estudios filosóficos. No le entran con facilidad. Por fin en junio de 1815 recibe el diaconado. Es un gran gozo para él.

Pero los superiores dudan si debe ordenarse sacerdote o rogarle que abandone el seminario, porque el sacerdote, piensan, debe ser un hombre de letras y a Juan María no le entran.

Era el 13 de agosto de 1815 cuando recibió este don del sacerdocio Saltó de alegría. Ya era lo que tanto ansiaba. Ya estaba dispuesto a morir por el rebaño que le fuera encomendado.

En 1818, tras la muerte de M. Balley, Vianney fue hecho párroco de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. Fue en el ejercicio de las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el “cura de Ars” se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano.

Algunos años después de llegar a Ars, fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó “La Providencia” y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia. El propio Vianney instruía a las niñas de “La Providencia” en el catecismo, y estas enseñanzas catequéticas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. “La Providencia” fue la obra favorita del “cura de Ars”, pero, aunque tuvo éxito, fue cerrada en 1847, porque el santo cura pensaba que no estaba justificado mantenerla frente a la oposición de mucha buena gente. Su cierre fue una pesada prueba para él.

Pero la principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. No llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él de otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Ya en 1835, su obispo le prohibió asistir a los retiros anuales del clero diocesano porque “las almas le esperaban allí”. Durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos.

En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los veinte mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. El Venerable Padre Colin se ordenó diácono al mismo tiempo, y fue su amigo de toda la vida, mientras que la Madre Marie de la Providence fundaba las hermanas auxiliadoras de las ánimas del purgatorio por su consejo y con su constante aliento.

Su dirección se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.

Los milagros registrados por sus biógrafos son de tres clases:

1- en primer lugar, la obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos;
2- en segundo lugar, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro;
3- en tercer lugar, curación de enfermos, especialmente niños.

El mayor milagro de todos fue su vida. Practicó la mortificación desde su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.

El Santo cura de Ars murió, extenuado por la fatiga y transfigurado a causa de la alegría interior, una radiante mañana de agosto de 1859: ¡Qué muerte tan agradable, cuando se ha vivido en la cruz». Mas, no cabe duda de que es menester haber ido en peregrinación a Ars, haber visto su pobre lecho y el tosco calzado, la pequeña iglesita y el púlpito al pie del cual se sentara Lacordaire -, el confesonario, en el que el santo pasaba a veces hasta catorce horas al día; es menester haber meditado las páginas de sus sermones, con su escritura y sus faltas de ortografía, para comprender, una vez más, cómo el Señor se complace en "lo que no cuenta para anular a lo que cuenta" (1 Co 1, 28).

"Nuestro hogar es el cielo", dice San Juan María Vianney, más comúnmente conocido como el Cura de Ars. "Sobre la Tierra somos como viajeros que viven en un hotel. Cuando se está fuera, uno siempre está pensando en el hogar."

El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial.

En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó. Su fiesta se celebra el 4 de Agosto

"TE AMO, OH MI DIOS"
Autor: San Juan María Vianney


Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro,
y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
Final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

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