sábado, 22 de marzo de 2014

Lecturas y Santoral 22-03-14

Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos.
Primera Lectura. Miqueas (7,14-15.18-20)

Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que habitan apartadas en la maleza, en medio del Carmelo. Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios. ¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Isaias 40 Ezequiel 34 Buen Pastor
Salmo ResponsorialSalmo 102,1-2.3-4.9-10.11-12

El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas (15,1-3.11-32)

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos."
Jesús les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.' El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: 'Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.' Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.' Pero el padre dijo a sus criados: 'Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.' Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.' Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: 'Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.' El padre le dijo: 'Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.'"

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
El Hijo Prodigo
Deogracias, confesor (+ 456)




Con el rey de los vándalos Genserico – hijo ilegítimo de Godegiselo- al frente, los bárbaros pasan Hispania y llegan hasta África. Son arrianos y frecuentemente calificados como gente cruel, dura, inclemente y devastadora.

Cartago fue invadida en el año 439 y allí es el lugar geográfico en donde tiene lugar nuestro relato. Los nuevos dueños hacen según costumbre una limpieza general entre la gente más influyente en el pueblo; a los nobles que no matan los destierran; los obispos son considerados igualmente como un poder digno de tener en cuenta a la hora de asentar los territorios conquistados y se les pone más allá de las fronteras por lo poco; los bienes materiales de unos y otros son incautados y pasan a otras manos, porque para algo son las guerras. Ya el obispo Quodvultdeus fue metido con otros en una nave a la deriva y colocados en algún punto del amplio mar para morir sin remedio. De este modo, estuvieron los fieles de Cartago sin pastor por catorce años.

A ruegos del emperador Valentiniano III permitió Genserico que fuera mandado a aquellos cristianos romanos un obispo; se llamaba Deogracias y recibió la consagración en el año 453. Un hombre probo, limpio, sabio y santo.

Roma era un fruto sumamente apetecido para los bárbaros. Genserico le puso sitio con su ejército y la toma en el año 455. Cada rincón de la Ciudad Santa muestra en los catorce días de saqueo las consecuencias de la invasión bárbara; se ven incendios y hay destrucción por todas partes. Los tesoros cambian de mano porque son el botín y una parte de la población es llevada cautiva a África. Los prisioneros se distribuyen entre los vándalos y los mauritanos naturales del país produciéndose en cada caso un drama personal: las familias han quedado rotas, los padres son separados de sus hijos y las esposas están sin sus maridos.

El obispo Deogracias realiza una labor humanitaria de primer orden -que es obra de misericordia- en esta coyuntura de emergencia. Vende los vasos sagrados de oro y plata que están al servicio del altar para rescatar a los cautivos pagando su precio; habilita los templos de san Fausto y san Severo para que sirvan de hospital, asilo y residencia donde se pueda prestar un socorro inmediato a los enfermos y a los más débiles; él mismo no se dispensa de atender personalmente a los que están cerca con el peso de la cruz a sus espaldas dándoles el apoyo y consuelo que necesitan. Reza y hace; es lo que manda la caridad.

En Cartago se palpa lo evidente. Todos miran en Deogracias a un adelantado de los derechos humanos que aún no se habían inventado. Lo hizo tan bien al susurro de la caridad que los envidiosos aún quisieron quitarlo de en medio sin que el buen Dios les diera esa oportunidad porque se lo llevó antes, justo en el año 456.

San Epafrodito, Obispo

Epafrodito obispo


Epafrodito parece haber nacido en Filipos. Había ido a Roma, donde Pablo estaba cautivo, para llevarle una nueva colecta de parte de los filipenses. Allí cayó enfermo de cuidado, pero Dios tuvo misericordia de él y no quiso añadir tristeza sobre el alma de Pablo. Los mismos filipenses, al saber que su emisario había estado enfermo, ardían en deseos de volverlo a ver, por lo que Pablo no dudó en separarse de su amado colaborador y lo despidió con una carta para los fieles de Filipos.

En la carta, Pablo rogaba a sus queridos neófitos que recibieran a su compatriota con toda alegría en el Señor, ya que para realizar la misión que le habían encomendado se había visto al borde de la muerte. Entregaba su vida para suplir los cuidados que los filipenses no le podían dar. Fuera de este auténtico testimonio, no tenemos más detalles de la vida de Epafrodito; sin embargo, el Martirologio Romano señala que "luego fue Obispo de Terracina, enviado por San Pedro cuando éste estuvo en Roma, y donde bautizó a un buen número de conversos, dejando allí como obispo a Lino y partió a Terracina donde consagró a Epafrodito".

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

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