martes, 17 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 17/12/2019. Martes de la tercera semana de Adviento

No se apartará de Judá el cetro
Primera Lectura. Génesis 49, 1-2. 8-10

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dijo:
«Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro; agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel:
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás tu mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu padre.
Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo?
No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 71, 1-2. 3-4ab. 7-8. 17
Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre.

Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar amar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 1, 1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

Palabra de Dios


San Lazaro


San Lázaro tuvo la dicha de ser el protagonista de uno de los milagros más impresionantes de Jesucristo, ya que fue resucitado por el Señor después de cuatro días de haber fallecido.

Según las Sagradas Escrituras, Lázaro enfermó gravemente y dos de sus hermanas Marta y María enviaron con urgencia un mensajero al lugar donde se encontraba Jesús con el siguiente mensaje: "Aquél a quien Tú amas, está enfermo". Bellísimo modo de decir con pocas palabras muchas cosas. Si lo amas, estamos seguros de que vendrás, y si vienes, se librará de la muerte.

El santo fallece y recién al cuarto día llegó el Señor. Las dos hermanas salen al encuentro de Jesús en medio de lágrimas y sollozos diciéndole: "Oh, Señor ¡si hubieras estado aquí! ¡Si hubieras oído cómo te llamaba Lázaro! Sólo una palabra tenía en sus labios: "Jesús". No tenía otra palabra en su boca. Te llamaba en su agonía. ¡Deseaba tanto verte! Oh Señor: sí hubieras estado aquí no se habría muerto nuestro hermano".

Jesús responde: – "Yo soy la resurrección y la Vida. Los que creen en Mí, no morirán para siempre". Jesús, al verlas llorar se conmovió y también lloró. Nuestro Redentor verdadero Dios y verdadero hombre, sintió también el dolor ante la muerte de un ser querido. Los judíos que estaban allí en gran número, exclamaron: "¡Miren cuánto lo amaba!". Jesús dijo: ¡Lázaro, yo te mando, sal fuera! Y Lázaro se levantó. Después de cuatro días de muerto, fue resucitado milagrosamente y visto por la multitud que contempló el hecho.

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