Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño.
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "Confesaré al Señor mi culpa",
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Eran hermanos, nacidos en Tesalónica (Grecia), misioneros, oriundos de la Iglesia Bizantina, que, en el siglo IX, en los tiempos difíciles del gran cisma del Oriente cristiano, evangelizaron a los pueblos eslavos de la Europa oriental. Tradujeron las sagradas Escrituras y celebraron la liturgia en lengua eslava, adaptando así el Evangelio a las diversas culturas.
El papa Nicolás I confirmó su misión y alentó sus trabajos. Juan Pablo II los proclamó en 1980, junto a san Benito, patronos de Europa.
San Cirilo hizo brillantes estudios en Constantinopla. En unión de su hermano Metodio se dirigió a Moravia a predicar la fe. Entre los dos publicaron los textos litúrgicos en lengua eslava, escritos en caracteres “cirílicos”, como después se designaron. Llamados a Roma, Cirilo murió allí el 14 de febrero del año 869.
San Metodio, consagrado obispo, marchó a Panonia, donde desarrolló una infatigable labor de evangelización. Tuvo que sufrir mucho a causa de los envidiosos, pero contó siempre con el apoyo de los papas. Murió el 6 de abril del año 885 en la ciudad checoslovaca de Vellehrad.
Oración: Oh Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos mediante los trabajos apostólicos de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos la gracia de aceptar tu palabra y de llegar a formar un pueblo unido en la confesión y defensa de la verdadera fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Según los escritos de Butler, San Valentín fue un santo sacerdote, quien con San Mario, y su familia socorría a los mártires de la persecución de Claudio II; el emperador romano Claudio II había prohibido el matrimonio entre jóvenes en la creencia de que sus soldados, al estar solteros, rendirían más en la guerra defendiendo mejor su imperio. Ante estos hechos, el Obispo Valentín desafió la orden y se entregó a las parejas para casarlos de forma clandestina y los jóvenes acudían a él para recibir el sacramento del matrimonio.
Al ser encerrado por segunda vez, el carcelero se dio cuenta de sus buenas cualidades y le presentó a su hija Julia, ciega de nacimiento. Valentín le enseñó las primeras letras y le habló de Dios. La joven terminó creyendo y la luz de la prisión iluminó sus ojos.
Fue enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien al ver que todas sus promesas para hacerlo renunciar a su fe eran ineficaces mandó a que lo golpearan con mazas y después lo decapitaran. Esto tuvo lugar el 14 de febrero del año 269(ó 270).
Parece que fue el Papa Julio I quien hizo construir una iglesia cerca de Ponte Mole en memoria del mártir. Sus reliquias se encuentran en la basílica de la ciudad italiana de Terni, localidad situada en la región de Umbria y a 100 kilómetros al norte de Roma que ha vinculado desde siempre su nombre al de San Valentín, primer obispo de la ciudad.
Ahora bien, la costumbre sajona de que los jóvenes y las doncellas se escogieran como prometidos en este día, probablemente se basa en la creencia popular que encontramos relatada en la literatura desde los tiempos de Chaucer, de que los pájaros comenzaban a formar parejas el día de San Valentín.
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