viernes, 23 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 23/04/2021. Viernes de la tercera semana de Pascua

Ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a los pueblos
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 9, 1-20
En aquellos días, Saul, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presento al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres. Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?». Dijo él: «¿Quién eres, Señor?». Respondió: «Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer». Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión: «Ananías». Respondió él: «Aquí estoy, Señor». El Señor le dijo: «Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista». Ananías contestó: «Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre». El Señor le dijo: «Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre». Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo». Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.

Palabra de Dios



Salmo Responsorial. 116, 1. 2

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra de Dios
San Jorge

La figura de este mártir nos llega desde la remota antigüedad cristiana envuelta en leyenda. Nacido en Capadocia y educado en la fe cristiana por su madre, dejó su cargo en el ejército imperial, cambiándolo por la profesión de la milicia cristiana; repartió sus bienes entre los pobres, se enfrentó a los cultos paganos y sufrió cruel martirio durante la persecución de Diocleciano a comienzos del siglo IV.

Ya en ese siglo fue objeto de veneración en Dióspolis o Lidda (Palestina), donde había una iglesia construida en su honor, en la que se veneraba su sepulcro. Su culto se difundió ampliamente desde muy antiguo por Oriente y Occidente. La tradición popular y el arte lo representan como el caballero que hace frente al dragón, símbolo de la fe intrépida que triunfa sobre la fuerza del maligno.

Oración: Señor, alabamos tu poder y te rogamos que san Jorge, fiel imitador de la pasión de tu Hijo, sea para nosotros protector generoso en nuestra debilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


San Adalberto

Nació alrededor del año 956 en Libice (Bohemia). Estudió en Magdeburgo, y muy joven lo nombraron obispo de Praga. Su ministerio pastoral no resultó fácil, pues mucha gente seguía teniendo mentalidad y costumbres paganas. Pronto tuvo que abandonar la ciudad, y marchó a Roma, donde se hizo monje benedictino. Tras varias idas y venidas entre Praga y Roma, el Papa aceptó su renuncia a la diócesis de Praga y lo envió como misionero para anunciar a Cristo a pueblos que todavía no lo conocían en Polonia, Baviera, Hungría, Eslovaquia.

Quiso predicar también en la Prusia aún pagana. Atravesó en barca la laguna del Vístula, pero fue mal recibido y falleció traspasado por una lanza el día 23 de abril del año 997 en la aldea de Tenkitten, junto al golfo de Gdansk, cerca de la costa báltica.

Oración: Oh Dios, que concediste la corona del martirio a san Adalberto, obispo, encendido en el celo por la salvación de las almas, concédenos, por su intercesión, que nunca falte a los pastores la obediencia de su grey ni ésta carezca de la asistencia de los pastores. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario