Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 14, 19-28
que te bendigan tus fieles.
que hablen de tus hazañas.
la gloria y majestad de tu reinado.
tu gobierno va de edad en edad.
Nació en Bosco Marengo (Alessandria, Italia) el año 1504. Ingresó en la Orden de Predicadores siendo muy joven; se doctoró y recibió la ordenación sacerdotal en Bolonia el año 1528. Durante dieciséis años fue profesor de teología y ejerció diversos cargos en la provincia dominica lombarda. Consagrado obispo y elevado al cardenalato, fue finalmente elegido papa el año 1566.
Intensificó su austeridad y vida de oración. Rehusó toda muestra de nepotismo. Continuó con gran decisión la reforma comenzada por el Concilio de Trento, cuyos decretos trató de aplicar, reformó las costumbres, intensificó la catequesis, organizó los seminarios y favoreció los estudios, promovió la propagación de la fe, renovó la liturgia y publicó el Catecismo Romano y el Misal que lleva su nombre, que ha estado vigente hasta la reforma del Vaticano II.
En la liga contra los turcos, se alió con España y Venecia, que lograron la victoria de Lepanto. Murió en Roma el 1 de mayo de 1572.
Oración: Señor, tú que has suscitado providencialmente en la Iglesia al papa san Pío, para proteger la fe y dignificar el culto, concédenos, por su intercesión, participar con fe viva y con amor fecundo en tus santos misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana, fundador de la Pequeña Casa de la Divina Providencia (el “Cottolengo”) y de otras instituciones, nació en Bra, de la región italiana de Piamonte, el año 1786.
Tras su ordenación sacerdotal en 1811 se dedicó a tareas parroquiales y a la predicación, hasta centrarse en la acción social y caritativa para con los pobres, enfermos y marginados de la sociedad que no eran acogidos en las instituciones públicas. Confiando en la Divina Providencia, abrió en Turín un hospital, dotado con lo indispensable, para acoger a los rechazados de otros centros.
Se le unieron voluntarios, hombres y mujeres que luego se integraron en las congregaciones por él fundadas para consolidar y extender su obra. Humilde, pobre y austero, dio ejemplo admirable de santidad sacerdotal, de confianza filial en Dios Padre y de entrega generosa a los más pobres y abandonados.
Murió en Chieri (Turín) el 30 de abril de 1842.
"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."
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