viernes, 9 de agosto de 2024

Lecturas y Santoral Viernes 09/08/24. 18ª semana de Tiempo Ordinario, año par. Santa Edith Stein Mártir

 Viernes de la 18ª semana de Tiempo Ordinario

Años pares


 

PRIMERA LECTURA

Ay de la ciudad sangrienta

Lectura de la profecía de Nahum 2, 1. 3; 3, 1-3. 6-7

Mirad sobre los montes los pies del heraldo
que pregona la paz,

festeja tu fiesta, Judá;
cumple tus votos,

porque el criminal no volverá a pasar por ti,
pues ha sido aniquilado.

Porque el Señor restaura la gloria de Jacob
y la gloria de Israel;

lo habían desolado los salteadores,
habían destruido sus sarmientos.

Ay de la ciudad sangrienta,
toda ella mentirosa,

llena de crueldades,
insaciable de despojos.

Escuchad: látigos, estrépito de ruedas,
caballos al galope, carros rebotando,

jinetes al asalto, llamear de espadas,
relampagueo de lanzas,

muchos heridos, masas de cadáveres,
cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres.

Arrojaré basura sobre ti,
haré de ti un espectáculo vergonzoso.

Quien te vea se apartará de ti, diciendo:

«Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?;
¿dónde encontrar quien te consuele?».

Palabra de Dios.

Interleccional: Deuteronomio 32, 35cd-36ab. 39abcd. 41 (R.: 39c)

R. Yo doy la muerte y la vida.

El día de su perdición se acerca
y su suerte se apresura,
porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R.

Pero ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de mí;
yo doy la muerte y la vida,
yo desgarro y yo curo. R.

Cuando afile el relámpago de mi espada
y tome en mi mano la justicia,
haré venganza del enemigo
y daré su paga al adversario. R.

 

Aleluya Mt 5, 10

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
 

EVANGELIO

¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.

Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.

¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?

¿O qué podrá dar para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad».

Palabra del Señor.

 


 

9 de Agosto - Santa Edith Stein Mártir, Aprobación de la regla de Santa Clara

Santa Edith Stein Mártir
Imagen de Santa Edith Stein MártirCandela

Edith Stein nació en Breslau, Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. Fue la última de 11 hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gas de Auschwitz el 9 de agosto de 1942.

Fue una estudiante brillante, quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911 y luego se trasladó a la Universidad de Göttingen para continuar sus estudios bajo la tutela del famoso fundador de la fenomenología Edmund Husserl. El filósofo escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de Freiburg y declaró que ella era la mejor estudiante de doctorado que nunca había tenido, incluso fue más capaz que Heidegger quien también fue su pupilo al mismo tiempo que Edith. En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en Filosofía con el grado de summa cum laude.

Luego de que muchos de sus amigos fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se enroló de voluntaria junto con otras estudiantes mujeres para trabajar en hospitales militares. Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la disentería y el cólera.

Al término de su período como voluntaria en el hospital militar obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso. Tras retornar de la experiencia de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos cristianos comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo. Los diálogos con el filósofo Max Scheller -que paradójicamente se había apartado de la Iglesia-, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús, terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión al catolicismo. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo.

Por este tiempo, Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí, trabajó por 8 años como profesora y dividía su día entre el trabajo y la oración. Era conocida por ser una benévola y servicial profesora que trabajaba duro por trasmitir su material de manera clara y sistemática y su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos, incluía la formación a toda la persona, pues estaba convencida que la educación era un trabajo apostólico.

A lo largo de este período, Edith continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar conferencias, que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades. En el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como: “Ethos de las mujeres que trabajan”, “Diferentes vocaciones de hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza” , “La Espiritualidad de la mujer cristiana”, “Los principios fundamentales de la Educación de la mujer”, “Problemas en la Educación de la Mujer”, “La Iglesia, la mujer y la juventud” ” y “El significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional”.

Una lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el mundo.

En 1931, Edith deja la escuela del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932, aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío. Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus proyectos hasta que la situación de Alemania mejore, pero ella se negó. También recibió otra oferta de América del Sur, pero después de pensar bien la situación, Edith se convenció que había llegado el tiempo de entrar al convento.

El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Avila por su amparo espiritual.

En el convento, Edith continuó sus estudios y escritos completando los textos de su libro “La Finitud y el Ser”, su obra cumbre.

En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas (la Kristallnacht o “Noche de los Cristales”) despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos. El convento de los priores preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda.

Allá en el convento de Echt, Edith compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz.

Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda, empezó a recibir citaciones de la S.S. en Maastricht y del Consejero para los Judíos en Amsterdam.

Edith pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a Rosa.

Para Edith fue inaceptable y por eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Decidida a terminar “La Ciencia de la Cruz”, Edith usó todo momento para investigar, incluso hasta quedar exhausta.

En la Comunidad Holandesa de Echt, la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue temporal. Mientras la policía nazi que exterminaba a los judíos era rápidamente implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe católica fueron inicialmente dejados en paz. Sin embargo, cuando el Obispo de Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los bautizados judíos.

Por esa razón, el domingo 2 de agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al convento y se la llevaron junto con Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: “Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente”. Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba.

Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda; cuentan de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus cabellos y cuidando de que estén alimentados.

En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz. En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes. He aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados:Número 44070 : Edith Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942.

Aprobación de la regla de Santa Clara
Imagen de Aprobación de la regla de Santa ClaraCandela

La Regla redactada o dictada por santa Clara en persona, la suya propia, fue aprobada primero por el cardenal Rainaldo en septiembre de 1252 y confirmada luego solemnemente por Inocencio IV el 9 de agosto de 1253, dos días antes de la muerte de la Santa.

Poco antes el Papa había ido a visitarla. Cuando el día 10 un hermano menor llevó a Clara la bula papal, la santa, tomándola reverentemente, se la llevó a los labios para besarla. Al día siguiente murió Clara y el pergamino pontificio se depositó en uno de los pliegues de su manto, donde permaneció ignorado hasta que casualmente se descubrió en 1893

Oración: Oh Dios, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo en la pobreza de espíritu, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando en los últimos años: franciscanos.org, "Vidas de los Santos" - Alban Butler, catholic.net, magnificat.ca, aciprensa.com, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, Archidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com.

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