lunes, 24 de noviembre de 2025

Lecturas y Santoral 24/11/2025 - Lunes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario


PRIMERA LECTURA

No se encontró a ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías

Comienzo de la profecía de Daniel 1, 1-6. 8-20

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió.

El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios.

El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes, y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas.

Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real.

Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey.

Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías.

Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de aquella contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo:

—«Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza».

Daniel dijo al guardia que el jefe de los eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías:

—«Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado».

Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres.

Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.

Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio.

Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.

Palabra de Dios


Interleccional: Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56

R. A ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. R.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos. R.

Bendito eres en la bóveda del cielo. R.

 

Aleluya Mt 24, 42a. 44

Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos pensáis
viene el Hijo del hombre.

 

EVANGELIO

Vio una viuda pobre que echaba dos reales

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo:

«Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor


San Andrés Dung-Lac y compañeros mártires (1795-1839)

Imagen de San Andrés Dung-Lac y compañeros mártires (1795-1839)Candela

El día de hoy conmemoramos a San Andrés Dung-Lac junto con los otros 116 mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX.

San Andrés Dung-Lac nació en el seno de una familia no cristiana en Bac Ninh, en el actual Vietnam, que en aquella época se conocía como Cochinchina. Su nombre civil era Dung An Trân. Su familia era tan pobre que para poder subsistir al mudarse a Hanoi, lo vendieron.

Después de algunos periplos, tuvo la bendición de caer en las manos de un misionero católico de Vinh Tri, donde San Andrés fue bautizado e instruido.

Con el tiempo llegó a catequista, y prosiguió sus estudios de teología; finalmente fue ordenado sacerdote en 1823. San Andrés Dung-Lac fue adscrito entonces a la parroquia de Ke-Dâm.

Luego de varios años de tolerancia, en 1835 se desató en Vietnam una cruel persecución anticristiana ordenada por el rey Minh-Mang. San Andrés fue capturado y sentenciado a prisión, aunque pudo salir gracias a que sus compañeros de la comunidad consiguieron pagar la fianza.

Para guardar mayor sigilo, San Andrés Dung-Lac adoptó entonces un nombre diferente, pero no cejó en su misión apostólica, a pesar de la prohibición.

Cuatro años después fue denunciado con el alcalde de Ke-Song y volvió a ser arrestado, junto con San Pedro Truong Van Thi. La comunidad consiguió las 200 piezas de plata que las autoridades exigían para dejarlos libres, y pudieron salir de la cárcel.

Sin embargo, al poco tiempo, por reincidir en la fe, volvió a ser hecho prisionero, pero esta vez lo llevaron a Hanoi, la ciudad principal.

Al rehusarse a renegar de su religión, San Andrés Dung-Lac fue sometido a torturas y condenado a morir por decapitación.

Incluido entre los 117 mártires vietnamitas, San Andrés Dung-Lac fue canonizado en 1988 por el papa Juan Pablo II.

Los Canonizados el 19 de junio de 1988 en la Plaza de San Pedro:
Andrés Dung-Lac
Tomás Thien t Emanuel Phung
Jerónimo Hermosilla
Valentín Berrio Ochoa, O.P. y otros 6 Obispos
Teofano Venard y 105 compañeros (+1745-1862)

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