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domingo, 13 de abril de 2014

Domingo de Ramos 13-04-14

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo – Mateo 21, 1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto». Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: «Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”». Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.
Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!».
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando: «¿Quién es este?». La multitud contestaba: «Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».
Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de la Sagrada Biblia versión oficial de la Conferencia Episcopal Española
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Domingo-Ramos-13-04-14


El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás.
Primera Lectura. Isaías (50,4-7)
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de la Sagrada Biblia versión oficial de la Conferencia Episcopal Española
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
Giuseppe CESARI burlas a Cristo Isaias Siervo sufriente

Salmo Responsorial Salmo 21,8-9.17-18a.19-20.23-24

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere."

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11)
El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de la Sagrada Biblia versión oficial de la Conferencia Episcopal Española
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Pablo Hebreos Corintios Romanos Filipenses

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (26,14–27,66).
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (26,14–27,66)
15 MEMLING HANS SCENES FROM THE PASSION OF CHRIST

C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
S. "¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?"
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
S. -"¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?"
C. Él contestó:
+ "Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.""
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.

Santa Cena Jueves Santo Jesus instituye la Eucaristia

C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+ "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar."

Jesus-and-apostles

C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. "¿Soy yo acaso, Señor?"
C. Él respondió:
+ "El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido."
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. "¿Soy yo acaso, Maestro?"
C. Él respondió:
+ "Tú lo has dicho."
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
+ "Tomad, comed: esto es mi cuerpo."

Jesus parte el pan tomad y comed esto es mi cuerpo

C. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
+ "Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre."
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
C. Entonces Jesús les dijo:
+ "Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea."
C. Pedro replicó:
S. "Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré."
C. Jesús le dijo:
+ "Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces."
C. Pedro le replicó:
S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. "
C. Y lo mismo decían los demás discípulos.
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
+ "Sentaos aquí, mientras voy allá a orar."
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo:
+ "Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo."

Gethsemane Getsemani

C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ "Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
+ "¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil."
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ "Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad."
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ "Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega."
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. "Al que yo bese, ése es; detenedlo."
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. "¡Salve, Maestro!"

<The Kiss of Judas in the Garden of Olives> 19th-Century Print El beso de Judas

C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ "Amigo, ¿a qué vienes?"
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo:
+ "Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar."
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
+ "¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis."
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:

Caifas sumo sacerdote falsos testimonios

S. "Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días.""
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?"
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. "Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios."

Caifas te conjuro por el Dios vivo eres tú el Mesias

C. Jesús le respondió:
+ "Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo."
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. "Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?"
C. Y ellos contestaron:
S. "Es reo de muerte."
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:
S. "Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?"

negacion de Pedro

C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. "También tú andabas con Jesús el Galileo."
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. "No sé qué quieres decir."
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. "Éste andaba con Jesús el Nazareno."
C. Otra vez negó él con juramento:
S. "No conozco a ese hombre."
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. "Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento."
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. "No conozco a ese hombre."

negacion Pedro

C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: "Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces." Y, saliendo afuera, lloró amargamente. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:
S. "He pecado, he entregado a la muerte a un inocente."
C. Pero ellos dijeron:
S. "¿A nosotros qué? ¡Allá tú!"
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó.
Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. "No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre."
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía "Campo de Sangre". Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta: "Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor." Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Jesús respondió:
+ "Tú lo dices."
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. "¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?"
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. "¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?"
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. "No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él."
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó:
S. "¿A cuál de los dos queréis que os suelte?"

Pilatos Jesus y Barrabas

C. Ellos dijeron:
S. "A Barrabás."
C. Pilato les preguntó:
S. "¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?"
C. Contestaron todos:
S. "Que lo crucifiquen."
C. Pilato insistió:
S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. "¡Que lo crucifiquen!"
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. "Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!"
C. Y el pueblo entero contestó:
S. "¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!"
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía; lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo:
eccehomo salve Rey de los Judios

S. "¡Salve, rey de los judíos!"
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz.

Simon Cireneo de Cirene

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: "La Calavera"), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: "Éste es Jesús, el rey de los judíos." Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Las cruces cruz La Pasion De Jesus Jesucristo Cristo

Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. "Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz."
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:
S. "A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?"
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
+ "Elí, Elí, lamá sabaktaní."
C. (Es decir:
+ "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?")
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. "A Elías llama éste."
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber. Los demás decían:
S. "Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo."
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

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C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.

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El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. "Realmente éste era Hijo de Dios."
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.

En el sepulcro

María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. "Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos." La última impostura sería peor que la primera."
C. Pilato contestó:
S. "Ahí tenéis la guardia. Id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis."
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.
Santoral y lecturas confeccionados consultando el preparado por: ciudadredonda.org, aciprensa.com, es.catholic.net, Archidiócesis de Madrid, ewtn.com, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, catholic.net, oremosjuntos.com

Escritos y Reflexiones sobre el Domingo de Ramos

Diario de Santa Faustina Kowalska (642)
Este domingo experimenté de manera singular los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde estaba Jesús. Vi a Jesús montado en un burrito, y a los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a Jesús con ramos en las manos; y algunos los tiraban bajo los pies donde pasaba Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del Señor sin saber qué hacer de alegría. Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos. Yo no veía nada fuera de Jesús, que tenia el Corazón saturado por la ingratitud [de los hombres].


Alfonso María de Ligorio - Amor del Alma (Reflexión y Oración sobre la Pasión de Cristo)
Jesús entra en Jerusalén aclamado - "He aquí que tu Rey viene a tí, manso y montado en una asna con su pollino" (Mt 21,5).

De esta manera, como lo describe el Evangelio, nuestro Redentor, acercándose ya el tiempo de su Pasión, partió de Betania para entrar en Jerusalén.
Consideremos la humildad de Jesucristo, el Rey del Cielo, para regresar a aquella ciudad y hacerlo sobre un asno.
¡Oh Jerusalén! Mira a tu Rey que viene manso y humilde hasta tí. No temas que venga a reinar para apoderarse de tus riquezas. Se acerca hasta tí para mostrarte todo su amor y piedad. Viene para salvarte y rescatarte con su muerte.
El pueblo, que hacía tiempo admiraba a Jesús por sus milagros, y especialmente por el último, el de la resurrección de Lázaro, salió a su encuentro. Unos extendieron sus vestidos a modo de alfombra por las calles por donde pasaba y otros le vitorearon con ramas de árboles. ¿quién hubiera pensado que este mismo Señor, que fue recibido con tantos honores, sería, pocos días después, condenado a muerte y conducido al Calvario llevando una Cruz sobre su espalda?
Mi amado Jesús.
Has querido realizar esta entrada gloriosa
para que contraste con la ignominia
de tu Pasión y muerte.
Los vítores que te tributan,
pronto se cambiarán en injurias y maldiciones.
Ahora dicen:
"¡Hosanna al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor!" (Mt 21,9).
¡Gloria al Hijo de David!
¡Que seas siempre bendito!
Gracias por venir para nuestro bien
y en nombre del Señor.
Pero, Señor, muy pronto,
y ante Pilato, se alzarán las voces diciendo:
"Fuera, fuera, crucifícalo" (Jn 19,15).
Quítalo de ante nuestros ojos,
y crucifícalo para que no le volvamos a ver.
Ahora, Señor, se quitan sus vestidos ante tí,
pero pronto te despojarán de los tuyos
para flagelarte y crucificarte.
Ahora te vitorean con ramos,
pero pronto te traspasarán la cabeza con espinas.
Ahora te bendicen,
pero pronto te dirán insultos y ultrajes.
Por eso yo, con agradecimiento y afecto,
quiero decirte:
"Bendito el que viene en nombre del Señor".
Mi amado redentor:
que seas por siempre bendito.
Gracias por haber venido a salvarme.
Sin tí, todos hubiéramos estado perdidos.

Profecía de Zacarías 9, 9
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.