Palabra de Dios
Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor.Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Palabra de Dios
San Gonzalo fué español de nación, natural de un lugar llamado Taglide, en el reino de Portugal, y de muy esclarecido linaje. Desde niño empezó a dar muestras de su futura santidad: hacía muchas cosas que de todos eran juzgadas por milagrosas. Resplandeció en muchas virtudes, particularmente en la castidad y misericordia con los pobres. Fue a Roma y visitó los sagrados cuerpos de los apóstoles San Pedro y San Pablo, y después pasó a Jerusalén a visitar el Santo Sepulcro.
Era muy devoto de la Virgen María, a quien pidió le mostrase el más seguro camino de la gloria, y Su Majestad se le apareció y le dijo que tomase el hábito del glorioso Padre Santo Domingo. Así lo hizo, y, después de haber hecho su profesión, tomó licencia de su prior y volvió a la ermita que tenía cerca de un lugar llamado Amarante, para vivir solitario, donde hizo una vida muy penitente. Obró Dios por él muchos milagros, y en una ocasión hiriendo con su bordón un peñasco salió una fuente de vino.
Después de haber vivido muchos años en vida santísima, descansó felizmente en el Señor el 10 de Enero, año de Cristo de 1260.
San Nicanor fue uno de los siete primeros diáconos de la Iglesia de Jerusalén, que nombraron los apóstoles para atender a la multitud de pobres y enfermos que acudían a ellos en busca de auxilio.
Ésta fue precisamente la actividad de los cristianos que más los distinguió de los paganos y de los judíos, y que fue el mayor argumento de convicción para cuantos los veían. Nicanor bajo la dirección de san Esteban, protodiácono y protomártir, tenía que distribuir entre los pobres los bienes y el dinero que tan generosamente aportaban sin cesar las familias más acomodadas que se iban convirtiendo ante aquel inaudito espectáculo de caridad cristiana.
Cuenta la tradición que tan pronto como pudo dejar su labor de diaconado en buenas manos, fue enviado por los apóstoles a evangelizar a Chipre. Continuó en la isla predicando y practicando la caridad, por lo que las conversiones eran incontables. Dicen los hagiógrafos que hacía cundir milagrosamente los recursos que le confiaban. Murió el año 76, victima de las primeras persecuciones. Su fiesta se celebra el 10 de enero.