viernes, 10 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 10/06/2022 Viernes de la décima semana de Tiempo Ordinario

Permanece de pie en el monte ante el Señor
Primera Lectura. Primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-16

En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se introdujo en la cueva y pasó la noche. Le llegó la palabra del Señor, y le dijo: «Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor». Entonces pasó el señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor. Después del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se puso en pie a la entrada de la cueva. Y llegó una voz que le dijo: «¿Qué haces, aquí, Elías?», y él respondió: «Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela». Le dijo el Señor: «Vuelve a tu camino en dirección al desierto de Damasco. Cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá». 

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 26, 7 8a. 8b 9abc. 13-14
Tu rostro buscaré, Señor. 
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. 
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». 

Tu rostro buscaré, Señor. 
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. 
No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches. 

Tu rostro buscaré, Señor. 
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. 
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. 

Tu rostro buscaré, Señor.
Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo "No cometerás adulterio". Pues yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pues yo os digo que si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - la induce a cometer adulterio, y el que se case con la repudiada comete adulterio». 

Palabra de Dios


San Juan Dominici, Arzobispo de Ragusa y Cardenal

Entre los registros del Beato Juan Dominici que han llegado a nosotros, hay una breve biografía escrita por San Antonino, Arzobispo de Florencia, así como un retrato pintado del famoso Fray Angélico, en los muros de la catedral de San Marcos.

San Juan era un florentino de origen humilde que vino al mundo en 1376. A los 18 años recibió el hábito de los dominicos, en el priorato de Santa María Novella, pese a cierta oposición causada por su falta de educación y su tendencia a tartamudear.

Pero aquellas carencias quedaron compensadas por su extraordinaria capacidad de retener en la memoria lo que aprendía. El Santo se convirtió en poco tiempo, en uno de los mejores teólogos de su época y en un predicador elocuente.

Escribió los ‘laudi’o himnos en la lengua vernácula. Después de terminar sus estudios en la Universidad de París, dedicó 12 años a la enseñanza y la predicación en Venecia. Se le nombró prior en Santa María Novella. En Fiésole y en Venecia, fundó nuevas casas para monjes y estableció un convento para monjas dominicas, llamado Corpus Christi. Desde aquí trabajó para introducir o restablecer la estricta regla de Santo en varios prioratos.

Asimismo, se preocupó muchísimo para que se impartiese una educación cristiana a la juventud y fue el primero en combatir las perniciosas tendencias de la nueva herejía que comenzaba ya a ser un peligro: el humanismo.

En 1406, asistió al cónclave que eligió al Papa Gregorio XII. Después fue el confesor y consejero del Pontífice y éste, le consagró Arzobispo de Ragusa y Cardenal de San Sixto.

Murió en Buda, Hungría, el 10 de junio de 1419. Su culto fue confirmado en 1832.

jueves, 9 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 09/06/2022 Jueves de la décima semana de Tiempo Ordinario. Jesucristo, sumo y eterno sacerdote

Santo, santo, santo es el Señor del universo.
Primera Lectura. Isaías 6, 1-4.8

En el año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Junto al él estaban los serafines, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro, con dos el cuerpo, con dos volaban, y se gritaban uno a otro diciendo:
«¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!».
Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Entones escuché la voz del Señor, que decía:
«¿A quién enviaré? ¿Y irá por nosotros?».
Contesté:
«Aquí estoy, mándame».

Palabra de Dios



Salmo Responsorial. 22, 2-3. 5. 6
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 17, 1-2.9. 14-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:
«Padre, ha llegado la hora, glorifica a a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti y, por el poder que tú has dado sobre toda la carne, dé la vida eterna a todos los que le ha dado.
Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les de dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

Palabra de Dios


San Efrén Sirio

Diácono y doctor de la Iglesia. Nació en Nísibe, en la Mesopotamia septentrional, hacia el año 306 y recibió una educación cristiana. Es el único de los Padres sirios a quien se honra como Doctor de la Iglesia Universal, desde 1920.

Poseía un inmenso conocimiento de las Sagradas Escrituras, así como de los misterios de Dios. A él le debemos la introducción de los cánticos sagrados en los oficios y servicios públicos de la Iglesia como una importante característica del culto y un medio de instrucción.

Se ordenó de diácono a los 18 años y, cuando Nísibe cayó bajo el poder persa, se estableció en Edesa (hoy Urfa, en Turquía), de cuya escuela teológica fue iniciador y director. Tanto en su patria como en Edesa puso de manifiesto sus dotes naturales de orador, místico y poeta (son memorables sus himnos y cánticos para las celebraciones litúrgicas que le valieron el título de "cítara del Espíritu Santo"), a la vez que profundo teólogo y conocedor de la Escritura.

Su encuentro con San Basilio, cuyo nombre llenaba toda la cristiandad, fue emocionante como el mismo San Efrén nos lo cuenta. Era por el 370. Después de las respectivas presentaciones, le dijo San Efrén: "¡Oh Padre mío, guárdame de mi debilidad y de mis negligencias; dirígeme por el camino recto, el Dios de las inteligencias me ha traído hasta ti para que seas mi médico. Detén mi navío en la onda del reposo!".

La caridad ardía en sus entrañas. Dio cuanto tenía para los pobres. Ya anciano se puso a edificar un hospital para sus conciudadanos de Edesa. Ellos llorarán su muerte como la del padre más amado. A pesar de ser simplemente Diácono hará el oficio de sacerdote, de obispo y de papa, ya que su influjo en la Iglesia de su tiempo no fue superado por nadie.

San Efrén es a la vez un místico – cuya contemplación procede de una ascesis rigurosa -, un doctor igualmente centrado en la alta doctrina como en la catequesis del pueblo, y un poeta a quien las Iglesias de lengua siria han apellidado «el arpa del Espíritu Santo». La producción de Efrén es considerable, pero puesta por entero al servicio de la catequesis. Bajo la forma de himnos y homilías rimadas, el diácono de Nísibe y de Edesa sigue enseñando al pueblo, de acuerdo con un método que se presta en gran manera a la memorización.

Tiene preciosos comentarios a las Sagradas Escrituras. Encantadores sus "Himnos fúnebres". Compuso muchos himnos y comentarios preciosos sobre la Virgen María, especialmente sobre la Inmaculada. Bien ha merecido el título de "Cantor de la Virgen Inmaculada".

Murió en Edesa el 9 de junio del año 373.

Oración: Señor, infunde en nuestros corazones el Espíritu Santo que con su inspiración impulsaba a tu diácono san Efrén a cantar con alegría tus misterios y a consagrar su vida a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

miércoles, 8 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 08/06/2022 Miércoles de la décima semana de Tiempo Ordinario

Que este pueblo sepa que tú eres Dios y que has convertido sus corazones
Primera Lectura. Primer libro de los Reyes 18, 20-39

En aquellos días, el rey Ajab dio una orden entre todos los hijos de Israel y reunió a los profetas de Baal en el monte Carmelo. Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: «¿Hasta cuándo vais a estar cojeando sobre dos muletas? Si el Señor es Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal». El pueblo no respondió palabra. Elías continuó: «Quedo yo solo como profeta del Señor, mientras que son cuatrocientos cincuenta los profetas de Baal. Que nos den dos novillos; que ellos elijan a uno, lo descuarticen y lo coloquen sobre la leña, pero sin encender el fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, también sin encender el fuego. Vosotros clamaréis invocando el nombre de vuestro dios y yo clamaré invocando el nombre del Señor. Y el dios que responda por el fuego, ése es el Dios». Todo el pueblo acató: «¡Está bien lo que propones!». Elías se dirigió a los profetas de Baal: «Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, pues sois más numerosos. Clamad invocando el nombre de vuestro dios, pero no pongáis fuego». Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía, diciendo: «¡Baal, respóndenos!» Más no hubo voz ni respuesta. Brincaban en torno al altar que habían hecho. Al mediodía, Elías se puso a burlarse de ellos «¡Gritad con voz más fuerte, porque él es dios, pero tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo, estará de camino; tal vez esté dormido y despertará!». Entonces gritaron con voz más fuerte, haciéndose incisiones con cuchillos y lancetas hasta chorrear sangre por sus cuerpos según su costumbre. Pasado el mediodía, entraron en trance hasta la hora de presentar las ofrendas, pero no hubo voz, no hubo quien escuchara ni quien respondiese. Elías dijo a todo el pueblo: «Acercaos a mí» y todo el pueblo se acercó a él. Entonces se puso a restaurar el altar del Señor, que había sido demolido. Tomó Elías doce piedras según el número de tribus de los hijos de Jacob, al que se había dirigido esta palabra que el Señor había dicho: «Tu nombre será Israel». Erigió con las piedras un altar al nombre del Señor e hizo alrededor una zanja de una capacidad de un par de arrobas de semilla. Luego dispuso leña, descuartizó el novillo y lo colocó encima. «Llenad de agua cuatro tinajas y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña», ordenó y así lo hicieron. Pidió: «Hacedlo por segunda vez»; y por segunda vez lo hicieron. «Hacedlo por tercera vez» y una tercera vez lo hicieron. Corrió el agua alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó a rebosar. A la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y comenzó a decir: «Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel, que se reconozca hoy que tú eres el Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he obrado todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, Señor, eres Dios y que has convertido sus corazones». Cayó el fuego del Señor que devoró el holocausto y la leña, lamiendo el agua de las zanjas. Todo el pueblo lo vio y cayeron rostro en tierra, exclamando: «¡El Señor es el Dios. El Señor es el Dios!». 

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 15, 1-2a. 4. 5 y 8. 11
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 
Yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 
Se multiplican las desgracias de quienes van tras dioses extraños; 
yo no derramaré sus libaciones con mis manos, 
ni tomaré sus nombres en mis labios. 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, 
mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 
Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha. 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
No he venido a abolir, sino a dar plenitud
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos». 

Palabra de Dios


Pacífico de Cerano

Pacífico Ramota nació en la ciudad de Novara, en el Piamonte en el año de 1424. Sus padres murieron cuando era muy joven y quedó al cuidado de los benedictinos en la abadía de Novara. A la edad de 21 años salió de ahí para tomar el hábito en el convento franciscano de la estricta observancia. Después de su ordenación trabajó como predicador en toda Italia entre los años 1452 y 1471. Escribió un tratado de teología moral titulado "Sometta di Pacifica Concienza" que fue publicado en Milán, en 1475.

Durante mucho tiempo éste fue un modelo del género, ya que simplifica las explicaciones y usa un lenguaje claro. En 1480 se le ordenó el traslado a Cerdeña como Visitador e Inspector General para los conventos de la estricta observancia, así como Nuncio Apostólico, encargado por el Papa Sixto II de proclamar una cruzada contra Mahoma II. Para este tiempo, el Santo sabía ya que no le quedaba mucho tiempo de vida y apenas había comenzado la cruzada cayó gravemente enfermo. Murió en Sassari, el 4 de junio de 1482. El cadáver fue llevado a Cerano, donde se construyó una iglesia en su honor.

San Maximino de Aix

En Aix, de la Provenza, en la Galia, san Maximino, al que se atribuye el comienzo de la fe cristiana en esta ciudad (s. I inc.). La verdad es que de este santo se sabe muy poco y abunda más la leyenda que otra cosa. Aparece en la leyenda provenzal de Santa María Magdalena (22 de julio, 5 de mayo en la Iglesia Oriental). Según esta leyenda Maximino era amigo de la familia de Betania, a la par que uno de los 72 discípulos del Señor. Con Cedón, el ciego de nacimiento de San Juan 9; Sara y Marcela, criadas de la familia; Lázaro (17 de diciembre), Marta (29 de julio); María Magdalena, Sidonio, María Salomé (22 de octubre y 5 de mayo) y María la de Santiago (9 de abril y 5 de mayo) se trasladaría a la Provenza, entre los años 42-43 y evangelizaría la zona de Aix, siendo el ¡primer obispo! de esta ciudad.

Allí, junto a la Magdalena, habría construido y consagrado una pequeña capilla dedicada al Salvador, en cuyo altar pondría reliquias del Santo Sepulcro de Cristo. Esta iglesia fue destrozada por los sarracenos en el siglo IX y reconstruida en el siglo XI, en el 1080, pero como una gran basílica, hasta el punto que la pequeña capilla hoy ocuparía un trocito de la nave derecha de la catedral del Salvador, que es su nombre.

Su culto y santuario

San Maximino es el patrón de la diócesis de Aix y su culto está relacionado con la "Santa Cueva" donde la leyenda dice que la Magdalena pasó sus últimos días haciendo penitencia y oración, hasta que San Maximino le dio la última comunión y la enterró. Esta cueva alcanzó su gran esplendor devocional a partir del siglo XIII, cuando Carlos de Anjou, hermano de San Luis de Francia (25 de agosto) tomó poder del territorio de Provenza y el 12 de diciembre de 1279 se publicó el hallazgo de las reliquias de la Magdalena, Maximino, Marcela, Susana y Sidonio, cuyas tumbas están en la cripta.

El de María es un monumento funerario con símbolos cristianos del siglo IV y los otro cuatro son sarcófagos de mármol, lo cual indica una devoción temprana a estos personajes, tal vez mártires o eremitas locales, identificados con los personajes evangélicos.

Hay que decir que la iglesia parroquial se hallaba consagrada a San Maximino de Trier (29 de mayo, traslación, y 12 de septiembre), pero que fue derribada al ampliar el santuario de la Santa Cueva. ¿Será una interpolación de los dos santos? ¿Un culto nuevo, sustentado en una leyenda, que sustituye a otro? Podría ser. Es un poco complicado entender este afán de tener reliquias exclusivas e importantes, pero con decir que las peregrinaciones atraían beneficios económicos en impuestos, comercios se entiende ya.

El hecho es que las reliquias de Santa María Magdalena y San Maximino comenzaron a ser veneradas, en 1295 se comenzó a construir una basílica y Bonifacio VIII la consagró en 1316 (aún hoy no terminada, se nota en algunos detalles). Los dominicos la ocuparon e incluso declararon a la Magdalena como copatrona de su Orden. Fue tanta su importancia que 8 papas y 18 reyes la visitaron, la dotaron de importantes beneficios económicos y espirituales. Destaca en esta basílica su estupendo órgano, montado en 1773, con el que se ofrecen conciertos de gran calidad.

María del Divino Corazón – Droste de Vischering

María del Divino Corazón nació el 8 de septiembre de 1863, en Münster (Alemania). Su padre era el conde Clemente Droste de Vischering y su madre la condesa Helena von Galen. De niña vivió la persecución de obispos y sacerdotes en la Alemania liberal del siglo XIX. A los quince años le impresionaron las siguientes palabras de un sacerdote: No podemos brindarle a Jesús más que un corazón sincero totalmente entregado.

En su diario escribió: Con gusto hubiera tapado los oídos de mi alma, pero fue imposible renunciar a la voz de Dios. En este día comenzó nuestro Señor a traerme de una manera muy especial, robándome por fin el corazón. A los quince años ingresó en el internado de las Hermanas del Sagrado Corazón, en Riedenburg. Cuando terminó su educación escolar, en 1881, quiso ingresar al convento, pero se lo impidió su débil salud. Hizo voto de castidad y comenzó a vivir más intensamente la oración y el apostolado en su familia. Ayudaba a jóvenes abandonadas y a prostitutas en el hospital que atendían las Hermanas del Buen Pastor.

A los veinticinco años su salud mejoró lo suficiente para ser admitida entre las religiosas, en el convento de Münster.

Empezó el noviciado el 10 de enero de 1889 y recibió el nombre de María del Sagrado Corazón y profesó sus votos el 29 de enero de 1891. Ese año fue trasladada a Oporto (Portugal), donde desde 1894 fue superiora de la comunidad. Logró un convento ejemplar, pero su salud quedó totalmente quebrantada y contrajo una enfermedad en la columna vertebral que le producía intensos dolores y parálisis progresiva. Mandó hacer una camilla para ser trasladada por las diversas partes de la casa y poder ayudar con su consejo.

Ofreciéndose como víctima, recibió del Sagrado Corazón de Jesús el deseo de que se le consagrara el mundo entero para lo cual escribió al Papa en el mes de junio de 1898. Todavía en el mes de enero del año 1899, a instancias del Sagrado Corazón, envió otra carta al Papa. León XIII acogió su deseo y anunció la consagración del mundo al Sagrado Corazón en la encíclica "Annum Sacrum" del 25 de mayo de 1899. El 8 de junio recibió las dos copias de la encíclica que le había mandado el Papa. Murió ese día a las 3.05 p.m., en Oporto. Mi misión en la tierra, había dicho, se completará en cuanto se haga la consagración del mundo al Sagrado Corazón y que realizó el papa León XIII el 11 de junio de 1899. Fue beatificada por el papa Pablo VI el 1 de noviembre de 1975.

lunes, 6 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 06/06/2022 Lunes de la décima semana de Tiempo Ordinario. Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia

Madre de todos los que viven
Primera Lectura. Génesis 3, 9-15. 20

El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón». A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará». A Adán le dijo: «Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás». Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 87. 1-2.3 y 5. 6-7

Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios
«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno, todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».

Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».

Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios

Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 19, 25-34
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

Palabra de Dios



María madre de la Iglesia
El lunes siguiente a Pentecostés, la Iglesia Católica celebra la memoria de “la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia”.
 
La Santa Sede estableció esta memoria mediante decreto de la Congregación para el Culto Divino, publicado el 11 de febrero de 2018. Al establecer la memoria, el Papa Francisco “consideró atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana”.
 
La Congregación, por su parte, señala en el mencionado decreto que “esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos”.
 
Sigue el texto: “La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer, la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia”.

La memoria “Virgen María, Madre de la Iglesia” recuerda, fundamentalmente, que ella es Madre de todo ser humano y, de manera especial, de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, en virtud de la Encarnación del Verbo en su seno virginal. Así lo confirmó Jesús crucificado al apóstol San Juan, el discípulo que la acogió como Madre.
 
La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano, cumpliendo así la profecía de la Virgen, que dijo: “Me llamarán Bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1,48).

San Norberto, Arzobispo de Magdeburgo, Fundador

Nació en Xanten y desde joven abrazó la vida religiosa, recibiendo las órdenes menores, incluyendo el subdiaconato. Fue convertido cuando caminando por un sendero un rayo asustó a su caballo e hizo que lo derribara al suelo, dejándolo sin conocimiento por más de una hora. Lo primero que dijo al volver en sí, fueron las palabras de San Pablo: “¿Señor, que quieres que yo haga?” y por respuesta oyó las palabras del salmo 37: “Apártate del mal y haz el bien”. La conversión fue tan repentina y tan completa como la del apóstol Pablo; se retiró a una casa de oración a meditar y a hacer penitencia y se puso bajo la dirección de un santo director espiritual. Después de hacer los debidos estudios fue ordenado sacerdote en el año 1115.

Uno de sus propósitos fue cumplir y seguir fielmente el Evangelio, y difundirlo por todo el mundo. El Pontífice Gelasio II le concedió licencia para predicar por todos los paises, fundando una comunidad en una zona desértica llamada “Premonstré”.

Los monjes, con el santo a la cabeza, se dedicaron a vivir el Evangelio lo mejor posible, y pronto San Norberto tuvo nueve conventos en diversas partes del país. El Papa Honorio II aprobó la nueva comunidad, la cual se extendió por varios países.

Fue nombrado Arzobispo de Magdeburgo, y San Norberto se dedicó con todas sus energías a poner orden en su archidiócesis, ya que muchos laicos se estaban apoderando de los bienes de la Iglesia y algunos sacerdotes no tenían el debido comportamiento. Sus reformas tuvieron una fuerte oposición. Le inventaron toda clase de calumnias y trataron de levantar al pueblo en su contra. Dos o tres veces el santo obispo estuvo a punto de ser asesinado. La rebelión llegó a tal extremo que San Norberto tuvo que marcharse de Magdeburgo, pero entonces empezaron a suceder tan terribles males en la ciudad, que los ciudadanos fueron a pedirle que regresara y le prometieron ser más obedientes a sus mandatos e instrucciones. A los pocos años, en el clero se notaba ya un cambio muy consolador y un gran progreso en el fervor y en las buenas costumbres.

En Roma, los enemigos del Papa Inocencio II eligieron un antipapa, llamado Anacleto, expulsando a Inocencio II de la ciudad eterna. San Norberto convenció al emperador Lotario para que con un gran ejército, fuera a Italia a defender al Pontífice, el cual sin ayuda militar del exterior no podía entrar a Roma. El emperador Lotario, por influencia de nuestro santo, se dirigió con su ejército hacia Italia y en mayo del año 1133 entró a Roma, acompañado de San Norberto y de San Bernardo, y posesionó de nuevo al Pontífice.

Terminada esta su última gran acción, el santo se sintió ya sin fuerzas; en 20 años de episcopado había hecho un trabajo como de sesenta años. Murió en Magdeburgo, el 6 de junio de 1134, a los 53 años.

San Rafael Guizar y Valencia obispo (1878-1938)

Nació en Cotija de la Paz, cerca de Zamora, estado de Michoacán, México; fue el cuarto de once hijos de una familia muy devota.

En 1901, a los 23 años, Rafael se ordena sacerdote en el Seminario Mayor de Zamora, expresando una fervorosa devoción al Sagrado Corazón de Jesús, lo cual habría de ser una nota característica de su vida.

Dos años más tarde es nombrado director espiritual del Seminario. Mientras tanto, su hermano Antonio recibía el nombramiento de Arzobispo de Chihuahua.

Poco tiempo después, San Rafael Guízar fue designado misionero apostólico por el papa León XIII, realizando una extraordinaria labor evangelizadora en los pueblos más remotos y pequeños de México.

Cuando estalló la Revolución en ese país en 1910, durante una época de espantosas persecuciones a los católicos, en Veracruz se dedicó a atender a las víctimas de las confrontaciones armadas. Finalmente se ve obligado a partir al exilio.

Entre 1913 y 1919 realizó trabajo misionero en Guatemala, Colombia, el sur de Estados Unidos y Cuba. Fue precisamente en La Habana donde recibió del papa Benedicto XV el nombramiento de Obispo de Veracruz, aunque sólo hasta 1920 le fue posible tomar posesión de su diócesis.

Durante las persecuciones religiosas entre 1926 y 1929 en México, hubo épocas en las que San Rafael Guízar y Valencia careció de un techo fijo y de sustento. Se movía entre el pueblo, errando de lugar en lugar. Tras recibir numerosas amenazas de muerte partió otra vez al extranjero, de donde regresó a finales de 1929.

Sin embargo, durante los años treinta la situación de los dirigentes eclesiásticos en México era precaria a causa de las condiciones políticas, y solamente a partir de 1937 la situación termina por tranquilizarse palpablemente.

Sin embargo, con todo y su complexión robusta, San Rafael Guízar y Valencia fue aquejado por varias enfermedades: una grave forma de diabetes, insuficiencia circulatoria, flebitis y úlcera varicosa. En 1937, predicando a unos misioneros en Córdoba, Veracruz, sufrió un ataque cardiaco.

Lo trasladaron a la ciudad de México para proporcionarle atención médica, sin embargo murió en esa urbe durante su convalecencia el 6 de junio de 1938. Cuando en 1950 sus restos mortales fueron trasladados del panteón de Xalapa (capital del estado) a la cripta de la catedral, se encontró que su cadáver estaba incorrupto.

Beatificado por Juan Pablo II en 1995 y canonizado por Benedicto XVI en 2006, San Rafael Guízar y Valencia es el primer obispo latinoamericano que ha alcanzado la santidad.

domingo, 5 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 05/06/2022 Domingo de Pentecostés - Termina el Tiempo Pascual

Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse. Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas y habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tantos judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 103, 1ab y 24ac. 29bc-30.31 y 34

Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Cuántas son tus obras, Señor; la tierra está llena de tus criaturas.

Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu espíritu, y los creas, y repueblas la faz de la tierra.

Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras; que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor.

Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13
Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo. Y hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. 

Palabra de Dios



SECUENCIA
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. 
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, 
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. 

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra de Dios

San Bonifacio obispo y Martir

Nació en Inglaterra el año 673. Primero profesó la Regla benedictina en el monasterio de Exeter, del que pasó al de Nursling, y se dedicó al estudio, la oración, la docencia y la predicación. Después se convirtió en uno de los mayores misioneros de la Edad Media.

El año 719 marchó a Alemania a predicar la fe cristiana a los paganos de Hesse, Baviera, Westfalia, Turingia y Wurtemberg, lo que hizo con notable éxito. Como gesto simbólico hizo talar la encina de Geismar, sagrada para los paganos. Tres veces viajó a Roma para hablar con el Papa y, en el segundo viaje, fue consagrado obispo, con sede en Maguncia.

El Papa lo autorizó a consagrar obispos por toda Germania y le confió la reforma de la Iglesia franca. Con ayuda de varios compañeros llegados de Inglaterra, fundó iglesias y monasterios, entre ellos el de Fulda, congregó diversos concilios y promulgó leyes. Contó con el apoyo de Carlos Martel e invistió del poder real a Pipino.

Durante una expedición apostólica por Frisia, un grupo de paganos acabó con su vida y la de sus compañeros en Dokkum el 5 de junio del año 754.

Oración: Concédenos, Señor, la intercesión de tu mártir san Bonifacio, para que podamos defender con valentía y confirmar con nuestras obras la fe que él enseñó con su palabra y rubricó en el martirio con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

sábado, 4 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 04/06/2022 Sábado de la séptima semana de Pascua

Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 28,16-20.30-31

Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con el soldado que lo vigilaba. Tres días después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron, les dijo: «Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo, pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas». Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 10, 4. 5 y 7

Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.

Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.

Los buenos verán tu rostro, Señor

Este es el discípulo que ha escrito todo esto, y su testimonio es verdadero
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?». Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme». Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?». Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

Palabra de Dios

Francisco Caracciolo

Nació en los Abruzos (Italia), el 13 de octubre de 1563. A los 21 años, sufrió una terrible enfermedad de la piel, semejante a la lepra, y todos creían que sería incurable. Entonces Francisco le hizo a Dios esta promesa: "Si me curas de esta enfermedad, dedicaré mi vida al sacerdocio y al apostolado". Así, curado de milagro, decidió cumplir con su promesa y empezó a prepararse para el sacerdocio. Se fue a Nápoles, y allá, apenas ordenado sacerdote se unió a un grupo de apostolado que se dedicaba a atender a los presos de las cárceles.

En el año 1588 un gran apóstol llamado Juan Adorno, dispuso fundar una comunidad religiosa que dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra mitad al apostolado. Para esto mandó una carta a un tal Ascanio Caracciolo, pidiéndole consejos acerca de este proyecto y proponiendo su colaboración. Pero, sucedió que los que llevaban la carta se equivocaron de destinatario y en vez de entregarla a Ascanio la entregaron a san Francisco Caracciolo. El, al leerla encontró que esta comunidad era lo que él había deseado por muchos años y junto con Juan Adorno fundaron la nueva congregación. La nueva comunidad recibió el nombre de "Clérigos regulares".

El Papa Sixto V aprobó la nueva Congregación, y les fue concedida una casa junto a la famosa Basílica Santa María la Mayor. Pronto empezaron a llegarles muchos jóvenes con la aspiración de pertenecer a la comunidad. Los fervorosos religiosos se dedicaban a predicar misiones por pueblos y veredas y a hacer apostolados en las cárceles y hospitales. Tenían ciertos sitios apartados y solitarios para dedicarse a la oración y a la meditación.

Al morir su compañero, fue nombrado nuestro santo como superior general de la Congregación.

Poseía el don de curaciones. Muchas veces con la señal de la cruz devolvía la salud a los enfermos. Fundó una gran casa religiosa en Nápoles, que pronto se llenó de nuevos religiosos. Fundó también casas en Madrid, Valladolid y Alcalá en España.

En 1607 renunció a todos sus cargos y se dedicó a la oración y a la meditación. En su habitación, en Nápoles lo encontraron varias veces en el suelo, con los brazos en cruz, en éxtasis, orando y mirando al crucifijo absorto.

Murió el 4 de junio del año 1608. Tenía apenas 44 años. Su cuerpo, después de muerto despedía suaves fragancias que por tres días llenaron aquel recinto.

Noemí y Rut

Es el nombre de una mujer del pueblo de Israel, en la época anterior a los reyes. Significa "Mi suavidad", "Mi delicia", pero pasó una época de su vida muy amarga, por lo que pidió que dejasen de llamarla Noemí y la llamasen Mara (Amargura). En efecto, a causa de una gran hambre que hubo en Israel, y concretamente en Belén donde vivía, se vio obligada a emigrar al país de Moab con su marido Elimelec y con sus dos hijos, Mahlón y Queón, que se casaron en el país de los moabitas con sendas mujeres del país: Rut y Orfa.

Enviudó Noemí y al poco tiempo murieron también sus dos hijos, quedándose sola la buena mujer en un país extranjero con dos nueras también extranjeras. Comprendió la buena mujer que no le quedaba ya nada que hacer entre los moabitas, por lo que decidió regresar a Israel. Pero la fidelísima Rut, que sentía veneración por su suegra, le dijo que no la abandonaría, que se iría con ella a Belén, y allá que se fueron las dos en el tiempo de la siega.

Rut iba tras los segadores, recogiendo las espigas que se perdían de las gavillas, para atender a su propio sustento y al de su suegra Noemí. Al verla Booz, propietario de los campos en que Rut recogía el trigo de los pobres, que además de acaudalado propietario, era pariente de Noemí, dio orden a los segadores de que cumpliesen con especial celo la ley de Moisés que mandaba no apurar los campos para que los pobres y los extranjeros tuvieran algo que llevarse a la boca. Sabedora Noemí del interés que se estaba tomando Booz por su nuera, la instruyó de manera que entre la ley del levirato, que obligaba en cierta manera a Booz, y el atractivo que sentía éste por Rut, acabase celebrándose el matrimonio entre ambos. De este modo Noemí reinsertó en su familia a su fiel nuera Rut, extranjera, lo que la hizo maravillosa a los ojos de los israelitas, que escribieron su historia en los libros sagrados y tomaron a Noemí como modelo a ser admirado y seguido por todo el pueblo de Israel a lo largo de los siglos. Y ocurrió además que la moabita tuvo de Booz un hijo al que llamaron Obed, el cual a su vez engendró a Jessé, y éste a David, el gran rey profeta de Israel.

Las Noemí celebran su onomástica el 4 de junio, en que el santoral hace memoria de santa Noemí matrona, día en que se conmemora también santa Rut. No hay referencias biográficas de esta santa, pero tampoco son necesarias teniendo las que llevan este nombre un referente tan extraordinario como la inigualable Noemí. Una mujer con un corazón enorme, que supo tener con sus nueras una relación de lo más ejemplar; que supo convertir sus amarguras en felicidad propia y ajena; y que maniobró con inteligencia y con corazón para integrar a su fiel nuera Rut en un pueblo que no era el suyo, pero al que llegó a amar profundamente por amor a su suegra. Y fue premiada su generosidad fundando sobre ella la genealogía del mayor personaje de la historia de Israel, el rey David, y del mayor personaje de la historia de occidente, Jesús, que cambió al hombre desde sus raíces. He ahí un nombre que nos recuerda el prototipo de mujer que es capaz de resistir todas las adversidades y que al final sale triunfante de todas las tribulaciones. Que vence gracias al amor y a la generosidad. Una auténtica delicia de persona, tal como dice el mismo nombre, y que cosecha por ello de la vida un premio superabundante. ¡Felicidades, Noemí, por tan delicioso nombre!

viernes, 3 de junio de 2022

Lecturas y Santoral 03/06/2022 Viernes de la séptima semana de Pascua. Santos Carlos Luanga y compañeros, mártires.

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 25, 13-21

En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 102, 1-2. 11-12. 19-20ab

El Señor puso en el cielo su trono
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

El Señor puso en el cielo su trono
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor puso en el cielo su trono
El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes.

El Señor puso en el cielo su trono

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

Palabra de Dios

San Carlos Lwanga y compañeros Mártires laicos ugandeses

Entre los años 1885 y 1887, apenas iniciada la nueva evangelización de África negra, un centenar de cristianos de Uganda, católicos o anglicanos, fueron condenados a muerte por el rey Mwanga que se propuso acabar con todos los cristianos, entre otras razones porque se oponían a la esclavitud y a la venta de esclavos. Hoy se conmemora en particular al grupo formado por Carlos Lwanga y sus doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que pertenecían a la corte regia de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y eran neófitos o fervorosos católicos; pues bien, porque, coherentemente con su fe en Cristo, no cedieron a los deseos impuros del monarca, murieron en la colina de Namugongo en Uganda, el 3 de junio de 1886, unos degollados y otros quemados vivos.

Estos son sus nombres: Calos Lwanga, Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Santiago Buzabaliao, Kizito, Ambrosio gfxKibuka, Mgagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatolio Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.

Oración: Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de san Carlos Luanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Juan Grande Román

Nació en Carmona (Sevilla, España) el año 1546. Siendo aún joven, después de una breve experiencia eremítica, decidió dedicarse totalmente a Dios atendiendo a ancianos pobres y pidiendo limosna para ellos. En 1566 se trasladó a Jerez de la Frontera, donde se dedicó a socorrer a los presos pobres.

Con ocasión de una epidemia fundó allí el hospital de la Candelaria, en el que acogía a pobres y a enfermos no atendidos en los demás hospitales. Conjugaba su intensa dedicación a los enfermos con una no menos intensa vida de oración y contemplación. No tardó en tener discípulos y seguidores, y en 1574 se unió con su hospital a la Orden Hospitalaria fundada por san Juan de Dios.

Continuó prodigando sus cuidados a los indigentes. Las autoridades de Jerez de la Frontera le encomendaron la reorganización de la red hospitalaria de la ciudad. Contagiado de peste, murió el 3 de junio de 1600 en Jerez de la Frontera, en el hospital de la Candelaria.