viernes, 10 de octubre de 2014

Lecturas y Santoral 10-10-14

Son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel
Primera Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 7-14

Hermanos: Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de fe.
Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: "Por ti serán benditas todas las naciones."
Así que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel.
En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque dice la Escritura: "Maldito el que no cumple todo lo escrito en el libro de la ley."
Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque lo que está dicho es que "el justo vivirá por su fe", y la ley no arranca de la fe, sino que "el que la cumple vivirá por ella."
Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: "Maldito todo el que cuelga de un árbol."
Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

abraham-estrellas-abraam-abram-arena-bendicion-01
Salmo Responsorial 110, 1-2. 3-4. 5-6

El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad, dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

El Señor recuerda siempre su alianza.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 11, 15-26

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:
-"Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
-"Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice:
"Volveré a la casa de donde salí."
Al volver, se la encuentra barrida y arreglada.
Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.
Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio."

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
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Jesus-y-la-mujer-adultera-el-dedo-de-Dios-01
Santo Tomás de Villanueva.
Santo-Tomas-de-Villanueva

Nació el año 1486 en Fuenlíana, cerca de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real, España). Recibió una buena formación cristiana en su hogar. Estudió en la Universidad de Alcalá, de la que más tarde fue maestro preclaro.

En 1516 tomó en Salamanca el hábito de San Agustín, y se ordenó de sacerdote en 1518. Desde entonces se dedicó al gobierno y renovación de sus religiosos y a la predicación. Nombrado arzobispo de Valencia en 1544, fue un modelo de buen pastor, sobresaliendo por su caridad, pobreza, prudencia y celo apostólico; se desvivió por la formación del clero y la evangelización del pueblo.

En 1516 ingresó en la orden agustina, donde fue prior conventual, visitador general y prior provincial de Andalucía y Castilla. Fue eximio predicador, consejero y confesor del rey Carlos I.

A su llegada a Valencia se presentaba a sus ojos una sociedad problematizada. A pesar del esplendor económico-social que experimentaba en aquellos tiempos, al estar la Diócesis más de cien años sin gobierno pastoral directo, la situación moral, no sólo del pueblo, sino también del clero, era realmente lamentable. Urgía por ello que hubiese en la diócesis de Valencia la atención pastoral conveniente, como clave de una verdadera reforma eclesial. Para ello utilizó los medios que tenía a su alcance, pero siempre en plena línea evangélica. Le ayudó en esta tarea su obispo auxiliar, Juan Segriá, plenamente compenetrado con los sentimientos del Santo Arzobispo.

Dio una gran importancia a la atención que había que brindar a los sacerdotes. Y fueron la dulzura y el cariño los medios de los que se sirvió. Les orientaba para que supieran cómo tenían que actuar. Decía a los predicadores, por ejemplo, que se tenían que preparar para ejercer el ministerio con la oración y el estudio.

Desde joven había vivido en pobreza y puso gran empeño en socorrer a los pobres. Solía decir: "No temo a los enemigos de fuera, sino la corrupción interior". Desde el primer momento de su actuación como arzobispo de Valencia, fue consciente de que los bienes de la Iglesia no son de los pastores, sino que son simplemente sus administradores. Y como tal comenzó a comportarse. Prestó una pródiga atención material a los eclesiásticos, a quienes socorría dadivosamente. A nivel diocesano organizó la caridad con un plan de asistencia y auxilio social permanente. Atendió a todos.

La diócesis de Valencia, tras once años de su ministerio episcopal, quedó marcada por la línea pastoral que trazó, de modo que a su muerte, acaecida el 8 de septiembre de 1586, la Diócesis quedaba organizada y en buen estado.

Murió en Valencia el 8 de septiembre de 1555. Fue canonizado por el papa Alejandro VII el 1 de noviembre de 1688. Su fiesta litúrgica se celebra el 10 de octubre.

Oración: Oh Dios, que quisiste asociar a santo Tomás de Villanueva, insigne por su doctrina y caridad, al número de los santos pastores de tu Iglesia, concédenos, por su intercesión, la gracia de permanecer continuamente entre los miembros de tu familia santa. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Daniel Comboni
San-Daniel-Comboni

Es uno de los grandes misioneros de la historia de la Iglesia, fundador de los Misioneros Combonianos y de las Misioneras Combonianas.

Nació en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el año 1831, en el seno de una familia de campesinos pobres. Desde niño, en la escuela de Don Mazza, se despertó en él la vocación misionera. Ordenado de sacerdote en 1854, salió en la primera expedición misionera organizada por Don Mazza para África, donde permaneció hasta 1859 en que lo destinaron a la formación de los jóvenes africanos del colegio de Don Mazza.

Entregó su vida a las misiones del África negra e hizo proyectos que presentó a Pío IX y al Concilio Vaticano I. En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de Africa Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a Africa llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de Africa Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.


Murió en Jartum (Sudán) el 10 de octubre de 1881. Fue canonizado por Juan Pablo II el año 2003.


Santos Daniel presbítero y compañeros mártires
San-Daniel-y-companeros-martires


San Francisco de Asís murió el 3 de octubre de 1226. Un año después, el 10 de octubre de 1227, morían mártires en Ceuta siete hermanos y compañeros suyos, todos ellos del sur de Italia: Daniel, jefe de la expedición, Ángel, Samuel, León, Hugolino, Nicolás y Domno, éste último hermano laico, los demás sacerdotes.

Embarcaron en Italia, tocaron puertos del reino de Aragón en España y llegaron al norte de África. Predicaron primero a los marineros y mercaderes genoveses, pisanos, venecianos y otros, y luego empezaron a proclamar públicamente por las calles de Ceuta el Evangelio de Cristo. Pronto los detuvieron. Identificados y conocidas sus intenciones, la autoridad musulmana los intimó a renegar de la fe cristiana y abrazar la musulmana, o sufrir la pena capital. Ellos se mantuvieron firmes en su fe, y fueron decapitados. Los cristianos recogieron sus restos y los llevaron a Europa.

Oración: Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires san Daniel y compañeros la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad, para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

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