sábado, 6 de febrero de 2021

Lecturas y Santoral 06/02/2021. Sábado de la cuarta semana de Tiempo Ordinario

Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor, os confirme en todo bien
Primera Lectura. Lectura de la carta a los Hebreos 13, 15-17. 20-21
Hermanos: Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre. No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios. Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía. Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial. 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Andaban como ovejas sin pastor
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

Palabra de Dios

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


Pablo Miki y compañeros Santos Mártires de Japón

Fiesta de los 26 mártires de Japón que fueron crucificados y lanceados en Nagasaki el 5 de febrero de 1597: San Pedro Bautista, franciscano español, y otros cinco hermanos suyos de hábito, así como diecisiete japoneses, seglares franciscanos. San Pablo Miki y dos de sus catequistas, los tres japoneses.

Pablo Miki nació en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los jesuitas en Azuchi y Takatsuki. Entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre sus conciudadanos con gran fruto. Las tensiones políticas y religiosas surgidas en aquel país desencadenaron una persecución contra los cristianos, que en algún tiempo habían sido bien acogidos. Al recrudecer la persecución contra los católicos, decidió continuar su ministerio y fue apresado junto con otros. En su camino al martirio, él y sus compañeros cristianos fueron forzados a caminar 600 millas para servir de escarmiento a la población. Ellos iban cantando el Te Deum. Les hicieron sufrir mucho. Finalmente llegaron a Nagasaki y, mientras perdonaba a sus verdugos, fue crucificado el día 5 de febrero de 1597.

Desde la cruz predicó su último sermón. Junto a el sufrieron glorioso martirio otros veinticinco compañeros entre los que se encontraba el misionero franciscano español San Pedro Bautista, el escolar Juan Soan (de Gotó) y el hermano Santiago Kisai, de la Compañía de Jesús, y otros 22 religiosos y seglares.

Y he aquí los datos de los frailes franciscanos: San Pedro Bautista nació en San Esteban del Valle (Ávila, España) el año 1542. Vistió el hábito franciscano en Arenas de San Pedro (Ávila). En 1581, ya sacerdote, fue destinado a Filipinas. Estuvo misionando de paso en México y luego en Manila. Con otros compañeros pasó a Japón en 1593, enviado como embajador de Felipe II ante el emperador Taikosama. Trabajó denodadamente y convirtió a muchos a la fe.

San Felipe de Jesús nació en la Ciudad de México en 1571. Vistió el hábito franciscano en Filipinas y, cuando volvía a México para recibir la ordenación, el galeón naufragó en aguas de Tosa; se refugió en el convento de Meaco o Miyako, donde muy pronto lo arrestaron. Es patrono de los plateros y el primer mártir y santo mexicano.

San Francisco Blanco nació en Monterrey (Orense, España) hacia 1567. Ingresó en la Provincia franciscana de Santiago (Galicia). De paso hacia Filipinas, estuvo algún tiempo en México, donde se ordenó de sacerdote. Llegó a Japón en 1596.

San Francisco de La Parrilla, hermano profeso laico, nació en 1543 en La Parrilla (Valladolid). Tomó el hábito a la edad de 21 años. Camino de Filipinas, permaneció un par de años en México. En 1593 formó parte del séquito que acompañó a san Pedro Bautista cuando éste fue a Japón en misión de paz.

San Gonzalo García, hermano profeso laico, nació en la ciudad de Bazaín, en la India Oriental de Portugal, hacia 1562. Se dedicó al comercio hasta que, en Manila, vistió el hábito franciscano. Cuando san Pedro Bautista fue enviado a Japón, Gonzalo fue incluido en su séquito como intérprete.

San Martín Aguirre de la Ascensión, sacerdote, nacido en Vergara (Guipúzcoa, España) en 1567, que, siendo estudiante de teología en la Universidad de Alcalá, vistió el hábito franciscano. Más tarde pasó a México, camino de Filipinas, y luego llegó a Japón en junio de 1596.

Todos ellos fueron canonizados por Pío IX en 1862.

Oración: Oh Dios, fortaleza de todos los santos, que has llamado a san Pedro Bautista, a san Pablo Miki y a sus compañeros a la vida eterna por medio de la cruz, concédenos, por su intercesión, mantener con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Tito Obispo y discípulo de San Pablo (Siglo I)

La figura de Tito es inseparable de Pablo. Tito es menos afectivo que Timoteo, pero más enérgico, más fuerte en las contradicciones. Pablo lo llama su ayuda preciosa, su hijo querido, su amadísimo hermano.

Se habían conocido en Antioquía. Pablo lo asocia a su apostolado y se lo lleva al concilio de Jerusalén. Era un caso delicado, pues Tito venía de la gentilidad, y los más rigoristas exigían que fuera circuncidado, para ser admitido a los ágapes. Después de muchas discusiones, la tesis de Pablo venció. Para ser discípulo de Jesús no era necesario circuncidarse.

Tito acompaña a Pablo en el tercer viaje: Asia Menor, Macedonia, Acaya, Jerusalén. Cuando el cisma surgió en Corinto, Pablo envía a Tito a solucionar el conflicto, y a la vez le encarga una colecta en Acaya y Macedonia para la Iglesia madre de Jerusalén. Corinto ardía en discusiones. El celo y habilidad de Tito logró la pacificación de la comunidad de Corinto.

Después Pablo lo consagra obispo y le recomienda poner orden en la difícil situación por la que pasa la comunidad de Creta. Todo estaba allí muy confuso. Epiménides, cretense, pintaba con duros trazos a sus compatriotas: "Son mentirosos empedernidos, malas bestias, vientres perezosos". Tito había de poner en juego toda su habilidad para separar el trigo de la paja, pues muchos se habían hecho cristianos con torcidas intenciones.

San Pablo escribe una Carta a Tito, y le recomienda que proceda con autoridad frente a los indisciplinados, y con mucha vigilancia en lo que se refiere "a cuestiones necias, genealogías, altercados y vanas disputas sobre la Ley". "Habla con imperio y que nadie te desprecie". Otra vez el celo apostólico de Tito triunfó como antes en Corinto. Tito supo ganarse el cariño de los cretenses y a ellos se entregó hasta el fin de su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario