miércoles, 13 de julio de 2022

Lecturas y Santoral 13/07/2022 Miércoles de la decimoquinta semana de Tiempo Ordinario

¿Se enorgullece el hacha contra quien corta con ella?
Primera Lectura. Isaías 10, 5-7. 13-16

Esto dice el Señor: «¡Ay Asiria, vara de mi ira! ¡ Mi furor es bastón entre sus manos! Lo envío contra una nación impía, lo mando contra el pueblo que provoca mi cólera, para saquearlo y despojarlo, para hollarlo como barro de las calles. Pero él no lo entiende así, no es eso lo que piensa en su corazón, sino exterminar, aniquilar naciones numerosas. Porque se decía: “Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente. He borrado las fronteras de las naciones, he saqueado sus tesoros y, como un héroe, he destronado a sus señores. Mi mano ha alcanzado a las riquezas de los pueblos, como si fueran un nido; como quien recoge huevos abandonados, recogí toda su tierra. Ninguno batió el ala, ninguno abrió el pico para piar”. ¿Se enorgullece el hacha contra quien corta con ella? ¿Se gloria la sierra contra quien la mueve? Como si el bastón moviera a quien lo sostiene o la vara sostuviera a quien no es de madera! Por eso, el Señor, Dios del universo, debilitará a los hombres vigorosos y bajo su esplendor encenderá un fuego abrasador».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. SALMO 93, 5-6. 7-8. 9-10. 14-15
El Señor no rechaza a su pueblo.
Trituran, Señor, a tu pueblo, oprimen a tu heredad;
asesinan a viudas y forasteros, degüellan a los huérfanos.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Y comentan: «Dios no lo ve, el Dios de Jacob no se entera».
Enteraos, los más necios del pueblo, ignorantes, ¿cuándo discurriréis?

El Señor no rechaza a su pueblo.
El que plantó el oído ¿no va a oír? El que formó el ojo ¿no va a ver?
El que educa a los pueblos ¿no va a castigar?
El que instruye al hombre ¿no va a saber?

El Señor no rechaza a su pueblo.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, ni abandona su heredad:
el justo retornará a la justicia y la seguirán todos los rectos de corazón.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Palabra de Dios


San Enrique II emperador

Nació en Hildesheim, Baviera, el año 973 y recibió, sobre todo en monasterios, una educación religiosa esmerada. Sucedió con 22 años a su padre en el gobierno del ducado bávaro y, tras la muerte de Otón III, fue elegido para sucederle en el trono imperial germánico.

El año 1002 fue coronado en Aquisgrán como rey de los romanos, y el año 1024 Benedicto VIII lo coronó emperador en Roma. Contrajo matrimonio con Santa Cunegunda. En el trono supo ser un cristiano convencido y consecuente, que puso su poder al servicio del bien común de su pueblo. Rehuía el uso de las armas, y sólo recurría a ellas en casos extremos.

Se distinguió por su interés en la reforma de la vida de la Iglesia y en su mejor organización, y por la promoción de la actividad misionera. Protegió a la Orden Benedictina y en general la vida religiosa. Fundó varios obispados y dotó monasterios.

Murió en Grona (Gotinga) el 13 de julio de 1024.

Oración: Oh Dios, que has llevado a san Enrique, movido por la generosidad de tu gracia, a la contemplación de las cosas eternas desde las preocupaciones del gobierno temporal, concédenos, por sus ruegos, caminar hacia ti con sencillez de corazón en medio de las vicisitudes de este mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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