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sábado, 22 de mayo de 2021

Lecturas y Santoral 22/05/2021. Sábado de la séptima semana de Pascua

Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 28,16-20.30-31
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con el soldado que lo vigilaba. Tres días después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron, les dijo: «Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo, pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas». Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 10, 4. 5 y 7

Los buenos verán tu rostro, Señor.

El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo; sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres.

Los buenos verán tu rostro, Señor.

El Señor examina a inocentes y culpables, y al que ama la violencia él lo odia. Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su rostro.

Los buenos verán tu rostro, Señor.

Este es el discípulo que ha escrito todo esto, y su testimonio es verdadero
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?». Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme». Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?». Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

Palabra de Dios

Santa Joaquina Vedruna

Murió el 28 de agosto, pero su memoria se celebra el 22 de mayo. Nació en Barcelona (España) el año 1783. De joven quiso ser carmelita, pero no la aceptaron. En 1799 contrajo matrimonio con Teodoro de Mas, del que quedó viuda en 1816. Formaron un matrimonio feliz y tuvieron nueve hijos. Como esposa y como madre, fue modelo de abnegación, prudencia y delicadeza.

Dirigida por el P. Esteban de Olot, capuchino, inició la fundación de la Congregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad, en la que profesó en 1826 y que tenía como misión el cuidado de los enfermos y la educación y recuperación de las jóvenes expuestas a las insidias de la miseria y la ignorancia, apostolados a los que dedicó sus mejores energías.

Murió en Barcelona el 28 de agosto de 1854. En 1959 fue canonizada por Juan XXIII.

Oración: Señor, tú que has hecho surgir en la Iglesia a santa Joaquina Vedruna para la educación cristiana de la juventud y el alivio de los enfermos, haz que nosotros sepamos imitar sus ejemplos y dediquemos nuestra vida a servir con amor a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santa Rita de Casia 1381-1457

Rita o Margarita, mística agustina, vivió entre los siglos XIII y XIV. No conocemos ninguna biografía suya hasta 150 años después de su muerte en que aparecen con cierta profusión. Esto explica el que encontremos datos incongruentes y deformados por la tradición popular.

Es difícil discernir en los biógrafos aquello que se presenta como historia y aquello que es fruto de la conjetura. Coinciden todos en señalar como lugar de su nacimiento la pequeña aldea de Rocca-Porena y en un momento en que el destino político de la República Casia, así como de toda Italia, está en franca crisis. Se atribuye a su nacimiento un carácter milagroso.

Sus padres eran estériles y de avanzada edad. Su niñez transcurrió dentro de un ambiente familiar muy cristiano; según el proceso de beatificación fue distinguida por un prodigio especial, que luego se repetiría después de muerte: la presencia de abejas blancas que entraban y salían de su boca.

Aficionada a la oración y a la piedad nació dentro de su corazón muy pronto el deseo de consagrarse a Dios. Sin embargo, tuvo que desistir porque debía atender a sus padres.

Contrajo matrimonio hacia los 12 años con un joven influyente en la vida política. Coinciden los biógrafos en describir las características de este matrimonio. Es frecuente presentar a un marido brusco y vicioso que acabaría por ser atraído al buen camino por la santa, quizá con la intención de exaltar la virtud de la santa. Lo cierto es que cuando existía ambiente familiar armónico, en aquel hogar con varios hijos sucede un grave contratiempo: el esposo es asesinado, sin duda por motivos políticos. La santa tiene que afrontar este hecho y los deseos de venganza de sus hijos. Estos mueren prematuramente, y comienza una nueva etapa en la vida de Rita.

Libre de todo lazo familiar intenta por todos los medios realizar sus antiguos deseos de ingresar en el monasterio de Religiosas de la Orden de San Agustín en Casia. No le sería fácil lograrlo, pues las reglas vigentes en el monasterio eran muy exigentes y no admitían más que vírgenes. Este obstáculo sería superado milagrosamente con la intervención de la Virgen y de santos de su devoción, S. Agustín, S. Nicolás de Tolentino y S. Juan Bautista, que, según refieren los biógrafos, con base legendaria, la introdujeron en dicho monasterio estando cerradas puertas y ventanas.

Su vida estará llena de contrastes y esta nueva forma de total consagración por los votos tendrá el sello del sufrimiento. Siempre tuvo una devoción especial a la Pasión de Cristo, quien la hizo partícipe de sus sufrimientos marcándole la frente con el estigma de una espina.

Después de ser ejemplo de las virtudes cristianas más heroicas, murió hacia el año 1457, siendo ya septuagenaria.

Por los numerosos hechos extraordinarios ocurridos en su vida y a raíz de la muerte, se convirtió Casia muy pronto en lugar de peregrinación, al mismo tiempo que la devoción popular fue extendiéndose, no sólo a Italia, sino a todo el mundo.

Su cuerpo permanece incorrupto en Casia en el rico Santuario dedicado recientemente a su nombre. Por los muchos obstáculos que tuvo que superar, se la invoca con el título de "abogada de los imposibles".

El distintivo de su devoción son las rosas, fundándose en la tradición que refiere el hecho prodigioso de las preciosas rosas halladas en enero en el huerto de Rita horas antes de su muerte. Fue beatificada el l6 de julio de 1627 por Urbano VIII, que siendo Cardenal había intervenido en la restauración del monasterio de Casia. Canonizada el 24 mayo 1900. Su fiesta se celebra el 22 de mayo.

viernes, 21 de mayo de 2021

Lecturas y Santoral 21/05/2021. Viernes de la séptima semana de Pascua

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 25, 13-21
En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 102, 1-2. 11-12. 19-20ab

El Señor puso en el cielo su trono.

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

El Señor puso en el cielo su trono.

Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor puso en el cielo su trono.

El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes.

El Señor puso en el cielo su trono.

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

Palabra de Dios

San Eugenio de Mazenod

Fundador de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Nació en Aix-en-Provence (Francia) en 1782. Cuando estalló la Revolución Francesa, su familia, de la alta sociedad, tuvo que exiliarse a Italia, y, cuando en 1802 pudo regresar a su patria, estaba destrozada y en la miseria. Entró en el seminario San Sulpicio de París, y en 1811 era ordenado sacerdote en Amiens.

Vuelve a Aix de Provenza y ejerce su sacerdocio atendiendo a los prisioneros, los jóvenes, las domésticas y los campesinos. Pronto se le unen otros sacerdotes celosos. En 1826, el Papa aprueba su nueva Congregación, centrada en la formación espiritual profunda y en la vida comunitaria, al mismo tiempo que en la evangelización, extendida a las misiones extranjeras.

Nombrado más tarde obispo de Marsella, tuvo que sufrir la hostilidad de las autoridades, pero logró renovar material y espiritualmente la vida de su diócesis y darle un gran impulso, al tiempo que cuidaba de sus Oblatos. Murió en Marsella el 21 de mayo de 1861.

Santos Cristóbal Magallanes y compañeros, mártires de México en el siglo XX

El 21 de mayo del año 2000, el papa Juan Pablo II canonizó a 25 mártires de la persecución religiosa desatada en México; 22 eran sacerdotes del clero secular y 3 jóvenes laicos, colaboradores de sus párrocos; todos ellos aceptaron libre y serenamente el martirio en distintos lugares y fechas, de 1915 a 1937, como testimonio de su fe, perdonando explícitamente a sus perseguidores.

La fiesta particular de cada uno se celebra el día de su muerte. He aquí sus nombres y la fecha de su martirio:

Cristóbal Magallanes, 25 de mayo de 1927;
Agustín Caloca, 25 de mayo de 1927;
Atilano Cruz, 1 de julio de 1928;
David Galván, 30 de enero de 1915;
David Roldán (laico), 15 de agosto de 1926;
David Uribe, 12 de abril de 1927;
Jenaro Sánchez, 18 enero de 1927;
Jesús Méndez, 5 de febrero de 1928;
José Isabel Flores, 21 de junio de 1927;
José María Robles, 26 de junio de 1927;
Julio Álvarez, 30 de marzo de 1927;
Justino Orona, 1 de julio de 1928;
Luis Batis, 15 de agosto de 1926;
Manuel Morales (laico), 15 de agosto de 1926;
Margarito Flores, 12 de noviembre de 1927;
Mateo Correa, 6 de febrero de 1927;
Miguel de la Mora, 7 de agosto de 1927;
Pedro de Jesús Maldonado, 11 de febrero de 1937;
Pedro Esqueda, 22 de noviembre de 1927;
Rodrigo Aguilar, 28 de octubre de 1927;
Román Adame, 21 de abril 1927;
Sabas Reyes, 13 de abril de 1927;
Salvador Lara (laico), 15 de agosto de 1926;
Toribio Romo, 25 de febrero de 1928;
Tranquilino Ubiarco, 5 de octubre de 1928.

Oración: Dios todopoderoso y eterno, que a san Cristóbal y a sus compañeros los hiciste fieles a Cristo Rey hasta el martirio, concédenos, por su intercesión, perseverar en la confesión de la fe verdadera y poder ajustarnos siempre a los mandatos de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

viernes, 9 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 09/04/2021. Viernes de la Octava de Pascua

No hay salvación en ningún otro
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 4, 1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y lo saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres. Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas; junto con el sumo sacerdote Anás, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes. Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?». Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Digan los que temen al Señor: eterna es su misericordia.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios
Santa Casilda de Toledo

En la vida de esta santa se mezclan a veces elementos legendarios e históricos. Nació en Toledo de un alto dignatario musulmán. En Toledo había prisioneros cristianos, y Casilda los trataba con misericordia y les llevaba víveres. Un día en que les llevaba comida en su delantal, la sorprendió su padre y, al querer averiguar lo que llevaba, encontró no alimentos sino rosas.

Los presos cristianos le hablaban de su fe, pero ella no podía abrazarla. Hasta que cayó gravemente enferma y los médicos no conseguían curarla. Los mismos presos le hablaron de las aguas de San Vicente, cerca de Briviesca en Burgos, que tenían poder curativo. La joven musulmana, con permiso de su padre, acudió a bañarse en aquellas aguas y, efectivamente, alcanzó la salud.

Decidió entonces quedarse en tierras cristianas, se preparó al bautismo y lo recibió, optó por la virginidad y abrazó la vida eremítica. Construyó allí cerca una ermita y un aposento adjunto en el que vivió muchos años entregada a la vida de piedad y oración, hasta que murió el 9 de abril de 1075.


Santa María de Cleofas

Este Descenso de la Cruz, que proviene de un retablo del siglo XV, muestra a la Virgen María, María Salomé y María de Cleofás, así como a María de Magdala, San Juan Evangelista y José de Arimatea.

Nació probablemente en Palestina, contemporánea de Jesús. Pudo haber sido su tía, ya que al parecer estaba emparentada con la Virgen y San José. La María que se venera hoy era esposa (o quizás hija) de un hombre llamado Cleofás. El Evangelio de San Juan (19:25) la menciona como parte de los testigos de la Crucifixión. Pertenecía, por lo tanto, al círculo más íntimo de los discípulos de Jesús.

Según los demás Evangelios, ella era la madre del apóstol Santiago el Menor (Marcos, 15:40), por lo que a veces se le menciona como María la de Santiago.

Santa María de Cleofás se encontraba entre las mujeres que acudieron a la tumba de Jesús para ungir su cuerpo, pero fue entonces que se les apareció un ángel anunciándoles que el cadáver ya no estaba ahí. Fue así una de las primeras personas que testificó la Resurrección (Marcos, 16:1).

Santa María de Cleofás tuvo la dicha de compartir de cerca la vida de Jesús.

viernes, 29 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 29/05/2020. Viernes de la séptima semana de Pascua

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 25, 13b-21
En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César». 

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 102, 1-2. 11-12. 19-20ab
El Señor puso en el cielo su trono. 
Bendice, alma mía, al Señor, 
y todo mi ser a su santo nombre. 
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. 

El Señor puso en el cielo su trono. 
Como se levanta el cielo sobre la tierra, 
se levanta su bondad sobre los que temen; 
como dista el oriente del ocaso, 
así aleja de nosotros nuestros delitos. 

El Señor puso en el cielo su trono. 
El Señor puso en el cielo su trono, 
su soberanía gobierna el universo. 
Bendecid al Señor, ángeles suyos, 
poderosos ejecutores de sus órdenes. 

El Señor puso en el cielo su trono.
Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: Sígueme». 

Palabra de Dios


Guillermo Arnaud y compañeros mártires Beatos

Guillermo fue uno de los primeros frailes a los que fue encargado el oficio de inquisidor en la diócesis de Tolosa (Francia) "en favor de la fe cristiana y de la obediencia a la Iglesia romana".

Fue apresado dolosamente por los herejes en Aviñón junto con otros frailes dominicos: el presbítero Bernardo de Rochefort y el hermano García de Aure, junto con otros ocho compañeros de ambos cleros.

Estos ilustres protomártires dominicos, como testigos excelsos de su fe, se entregaron al martirio "gozosos como hombres apostólicos" y cantando el Te Deum, (Vidas de los frailes, Parte V c. I, 1) la noche de la Ascensión del Señor, un 29 de mayo de 1242. Sus reliquias se perdieron en el s. XVI.

La lista de mártires está integrada por:


- Guillermo Arnaud (Dominico);
- Bernardo di Roquefort (Dominico);
- Garcia d’Aure (Dominico converso, nativo de la diócesis de Comminges);
- Stefano di Saint-Thibery (inicialmente abad, luego fraile menor);
- Raimondo Carbonius (fraile menor);
- Raimondo di Cortisan (conocido como "el Escritor", detto "lo Scrittore", canonico de Tolosa y archidiacono de Lézat);
- Bernardo (miembro del clero de la catedral de Tolosa);
- Pietro d’Arnaud (notario de la inquisición);
- Fortanerio (clérigo);
- Ademaro (clérigo);
- El Prior de Avignonet (Monje profeso en Cluse, cuyo nombre lastimosamente no se conoce).

Pío IX confirmó su culto el 6 de septiembre de 1866.

San Maximino de Tréveris obispo

Maximino nació al comienzo del siglo IV en Poitiers (Aquitania), al sudoeste de la antigua Galia. Provenía de un hogar muy piadoso.

La santidad de Agricio, obispo de Tréveris, llevó a Maximino a dejar el suelo natal e ir en busca de aquel prelado, para recibir lecciones de religión, ciencias y humanidades. El santo reconoció en el recién llegado una lúcida inteligencia y un firme amor a la doctrina católica, razón por la cual le confirió las sagradas órdenes. En el ejercicio de estas funciones hizo en breve tiempo notables progresos.

Al morir Agricio, conocidos por el pueblo los atributos de Maximino, por voluntad unánime éste fue su sucesor, ocupando la cátedra de Tréveris en el año 332.

Perturbaba en aquel tiempo en la Iglesia el arrianismo, doctrina que negaba la unidad y consustancialidad en las tres personas de la santísima Trinidad; según ellos el Verbo habría sido creado de la nada y era muy inferior al Padre. El Verbo encarnado era Hijo de Dios, pero por adopción.

Contra esta interpretación, que disminuía el misterio de la encarnación y el de la redención del hombre, se levantó Atanasio, obispo de Alejandría, que se había de constituir en el campeón de la ortodoxia.

Reinaba entonces el emperador Constantino el Grande, a quien los herejes engañaron acumulando calumnias sobre Atanasio, y así lograron que le desterraste a Tréveris en el año 336. Allí Maximino lo recibió con evidencias de la veneración que le profesaba y trató por todos los medios de suavizar la situación del desterrado. Lo mismo hizo con Pablo, obispo de Constantinopla, también forzado a ir a Tréveris después de un remedo de sínodo arriano. Al morir Constantino, el hijo mayor, Constantino el Joven, su sucesor en Occidente, devolvió a Atanasio la sede de Alejandría.

En el año 345, Maximino concurrió al concilio de Milán, donde los arrianos, cuyo jefe era Eusebio de Nicomedia, fueron otra vez condenados. Considerado indispensable para cimentar la paz de la Iglesia celebrar un nuevo concilio ecuménico. Maximino lo propuso al emperador Constante; éste, hallándolo conveniente, escribió a su hermano Constantino, concertándose para tal reunión la ciudad de Sárdica (hoy Sofía, capital de Bulgaria).

Los arrianos quisieron atraer al emperador a su secta y justificar la conducta seguida contra Atanasio. Pero Maximino alertó al emperador, defendiendo así al obispo sin culpa; y Atanasio fue nuevamente restablecido.

Vuelto a su Iglesia, Maximino hizo frente a las necesidades, socorriendo a los pobres. Su familia residía en Poitiers y allá fue a visitarlos, pero murió al poco tiempo en esa ciudad, en el año 349. 

La fecha de hoy recuerda la traslación de sus reliquias a Tréveris.

viernes, 7 de junio de 2019

Lecturas y Santoral 07/06/2019. Viernes de la séptima semana de Pascua. Nuestra Señora de Fátima

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo.
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 25, 13b-21

En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole:
"Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.
Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Salmo Responsorial. 102, 1-2. 11-12. 19-20ab
El Señor puso en el cielo su trono.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor puso en el cielo su trono.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor puso en el cielo su trono.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes.

El Señor puso en el cielo su trono.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?".
Él le contestó:
"Sí, Señor, tú, sabes que te quiero".
Jesús le dice:
"Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le pregunta:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?".
Él le contesta:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Él le dice:
"Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le pregunta:
"Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?".
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: "¿Me quieres?" y le contestó:
"Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero".
Jesús le dice:
"Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras".
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
"Sígueme".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Beata Ana de San Bartolomé


Nació el 10 del octubre de 1549 en Almendral (Avila), de familia pobre en bienes materiales, pero muy buenos cristianos.

Ingresó en el Carmelo de San José de Avila en 1570. Fue la primera lega de la Reforma de Santa Teresa. Desde un principio fue muy querida de la Santa Doctora, en cuyas manos hizo sus votos el 15 de Agosto de 1572.

Por obra de Dios, méritos de Santa Teresa y obediencia de esta beata, ascendió de simple hermana conversa y analfabeta a la secretaria muy particular de la doctora mística.

Así llegó a ser discípula predilecta y heredera aventajada del espíritu de Teresa, como del gran vidente Elías lo fue el profeta Eliseo. Tal rezan los procesos de la causa de la beata Ana.

En funciones de secretaria acompañó a Santa Teresa en sus correrías fundacionales. Y la Santa, reconociendo la valía de su prestación personal y su extraordinaria santidad, llegó a decirle:

"Ana, Ana, tú tienes las obras, yo tengo la fama".

Aprendió a escribir de modo milagroso.

Descolló siempre por su extraordinaria caridad, tanto para con Dios como para con el prójimo.

En su autobiografía se lee que deseaba con ansias morir de amor y suspiraba por esta dicha. Suya es la frase: "¡Ay, como me pesa este cuerpo!. Y estoy cansada de cuidarle, todo mi deseo sería ver rotas estas cadenas!"

Muerta Santa Teresa, pasó a Francia, donde fundó varios conventos, dando maravillosos ejemplos de todas las virtudes. En su Autobiografía, escrita por obediencia, nos dejó constancia de las muchas gracias místicas que gozó durante su vida, como fruto de su gran amor a la Humanidad de Jesús y al Misterio de la Santísima Trinidad.

Murió en 1622 y fue beatificada en 1917 por el Papa Benedicto XV.

Antonio María Gianelli


Nació en Cereta (Liguria, Italia) el año 1789. A los 19 años entró en el seminario de Génova y en 1812 fue ordenado de sacerdote. Siguió en el seminario como profesor, y a partir de 1826 se centró en el apostolado parroquial.

Creó varias instituciones, como la "Sociedad Económica" para la instrucción de las niñas pobres, una pequeña congregación misionera que puso bajo el patronazgo de san Alfonso María de Ligorio, los futuros Oblatos de San Alfonso, para las misiones populares y la organización del clero, y, sobre todo, en 1829, la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, a las que inculcaba la pobreza, que debía ser "el verdadero distintivo del instituto", así como el espíritu de sacrificio y la confianza en Dios. En 1838 fue nombrado obispo de Bobbio.

Murió en Piacenza el 7 de junio de 1846. En su vida y en sus obras trató de servir al Señor en los pobres, los enfermos, los ignorantes, los que no habían encontrado a Dios, y abría su corazón para acoger a todos.

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viernes, 26 de abril de 2019

Lecturas y Santoral 26/04/2019. Viernes de la Octava de Pascua

No hay salvación en ningún otro
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 4, 1-12

En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y lo saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas; junto con el sumo sacerdote Anás, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes. Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos:
«¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?».
Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es 'la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular'; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Salmo Responsorial. 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los que temen al Señor:
eterna es su misericordia.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día en que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
El Señor es Dios, él nos ilumina.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios.

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San Isidoro de Sevilla, obispo y doctor de la Iglesia


El último de los Santos Padres latinos de la Iglesia. Nació hacia el año 560, y era oriundo, como sus santos hermanos Leandro, Fulgencio y Florentina, de Cartagena (España). Educado por su hermano san Leandro, arzobispo hispalense, le sucedió en la sede sevillana, donde desarrolló su extraordinaria labor pastoral y literaria, procurando la maduración cultural y moral del clero, fundando un colegio, prototipo de los futuros seminarios.

Su sabiduría iba unida a una gran humildad y caridad. Compuso libros llenos de erudición, entre los que hay que destacar el de las Etimologías. Organizó bibliotecas, convocó y presidió varios concilios, entre ellos el IV de Toledo del 633, ordenó la liturgia hispano-visigoda, dio cánones sabios para renovar la vida de los religiosos y de los fieles.

Después de 40 años de episcopado, murió el 4 de abril del 636. El año 1063 fue trasladado su cuerpo a León, donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre.

Oración: Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber; concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Fray Maria Rafael Arnáiz Barón, monje trapense


Nació en Burgos (España) el 9 de abril de 1911, de una familia de alta sociedad y profundamente religiosa. En esa misma ciudad fue bautizado y confirmado. Comenzó sus estudios en el colegio de los padres jesuitas y recibió por primera vez la Eucaristía en 1919.

En esos años tuvo la primera visita de la que habría de ser su asidua compañera: una enfermedad de fiebres colibacilares que le obligó a interrumpir sus estudios. Cuando se recuperó, su padre, en agradecimiento a lo que consideró una intervención especial de la santísima Virgen, a finales del verano de 1921 lo llevó a Zaragoza, donde lo consagró a la Virgen del Pilar.

Su familia se trasladó a Oviedo, y allí continuó sus estudios de bachillerato, en el colegio de los padres jesuitas y al terminar se matriculó en la Escuela superior de arquitectura de Madrid, donde supo unir el estudio con una ardiente y asidua vida de piedad; había introducido en su horario de estudio una larga visita diaria a "el Amo" en el oratorio de Caballero de Gracia, y participaba puntualmente en su turno de adoración nocturna.

De inteligencia brillante y ecléctica, Rafael tenía destacadas dotes para la amistad y buen trato. Poseía un carácter alegre y jovial; era deportista, rico en talento para el dibujo y la pintura; le gustaba la música y el teatro. A la vez que crecía en edad y desarrollaba su personalidad, crecía también en su experiencia espiritual de vida cristiana.

En su corazón bien dispuesto a escuchar a Dios quiso suscitar la invitación a una consagración especial en la vida contemplativa. Había conocido la trapa de San Isidro de Dueñas y se sintió fuertemente atraído porque la percibió como el lugar que correspondía a sus íntimos deseos. Así, en diciembre de 1933 interrumpió sus cursos en la universidad, y el 16 de enero 1934 entró en el monasterio de San Isidro.

Después de los primeros meses de noviciado y la primera Cuaresma vividos con entusiasmo en medio de las austeridades de la trapa, de improviso Dios quiso probarlo misteriosamente con una penosa enfermedad: una aguda diabetes sacarina, que lo obligó a abandonar apresuradamente el monasterio y a regresar a casa de sus padres para ser cuidado adecuadamente.

Regresó a la trapa apenas restablecido, pero la enfermedad le obligó a abandonar varias veces el monasterio, donde volvió otras tantas veces para responder generosa y fielmente a la llamada de Dios.

Se santificó en la gozosa y heroica fidelidad a su vocación, en la aceptación amorosa de los planes de Dios y del misterio de la cruz, en la búsqueda apasionada del rostro de Dios; le fascinaba la contemplación de lo Absoluto; tenía una tierna filial devoción a la Virgen María —la "Señora" como le gustaba llamarla—. Falleció en la madrugada del 26 de abril de 1938, recién cumplidos los 27 años. Fue sepultado en el cementerio del monasterio, y después en la iglesia abacial.

Muy pronto su fama de santidad se extendió fuera de los muros del convento. Sus numerosos escritos ascéticos y místicos continúan difundiéndose con gran aceptación y para el bien de cuantos entran en contacto con él. Ha sido definido como uno de los más grandes místicos del siglo XX.

El 19 de agosto de 1989 el Papa Juan Pablo II, con ocasión de la Jornada mundial de la juventud en Santiago de Compostela, lo propuso como modelo para los jóvenes del mundo de hoy y el 27 de septiembre de 1992 lo proclamó beato.

La canonización la realizó el Papa Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009. Con su canonización el Papa Benedicto XVI lo presenta como amigo, ejemplo e intercesor a todos los fieles, sobre todo a los jóvenes.

Su fiesta se celebra hoy, 26 de abril.

Algunas máximas espirituales del Beato Fray María Rafael
¡Sólo Dios llena el alma…, y la llena toda!
La verdadera felicidad se encuentra en Dios y solamente en Dios.
El que no tiene a Dios necesita consuelo; pero el que ama a Dios, ¿qué más consuelo?
Honrando a la Virgen, amaremos más a Jesús; poniéndonos bajo su manto, comprenderemos mejor la misericordia divina.
¡Qué grande es Dios, qué dulce es María!

Oración: Señor omnipotente que glorificas a los humildes y abates a los soberbios, te suplicamos por la gloria de tu Santo Nombre ensalces la memoria del beato Rafael, concediéndonos la gracia que te pedimos por intercesión del mismo, que vivió y murió para glorificarte a Ti, Señor, que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Anacleto (Cleto), Santo


El santo papa Anacleto fue natural de Atenas, hijo de Antioco, y por su mucha santidad y letras fue puesto en la Silla del Príncipe de los Apóstoles, por muerte de San Clemente, papa y mártir, imperando Trajano. Este cruelísimo emperador, viendo crecer la religión cristiana y disminuir el culto de sus falsos dioses, levantó la tercera persecución contra la Iglesia, pensando que con tormentos podría exterminarla; pero la semilla regada con la Sangre de los mártires fructificaba más y más.

En virtud de esta persecución tan rigurosa, ordenó San Anacleto que al fin de la Misa comulgasen todos los que se hallaran presentes. Mandó también que a la consagración del obispo asistiesen otros tres obispos, y que los clérigos fuesen admitidos a las órdenes públicamente. Escribió algunas Epístolas, en las que trata de la autoridad del Sumo Pontífice, afirmando que sólo Dios le puede juzgar. Finalmente, después de haber gobernado la Iglesia de Dios nueve años, tres meses y diez días, padeció martirio por la fe de nuestro Señor Jesucristo en el año 88.

Antiguamente se recordabaa a este santo el 13 de julio, en el actual martirologio se trasladó su fiesta al 26 de abril.

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viernes, 18 de mayo de 2018

Lecturas y Santoral 18/05/2018. Viernes de la séptima semana de Pascua

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 25, 13-21

En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole:
"Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.
Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César".

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 102, 1-2. 11-12. 19-20ab
El Señor puso en el cielo su trono.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor puso en el cielo su trono.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor puso en el cielo su trono.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes.

El Señor puso en el cielo su trono.
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Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?".
Él le contestó:
"Sí, Señor, tú, sabes que te quiero".
Jesús le dice:
"Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le pregunta:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?".
Él le contesta:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Él le dice:
"Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le pregunta:
"Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?".
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: "¿Me quieres?" y le contestó:
"Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero".
Jesús le dice:
"Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras".
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
"Sígueme".

Palabra de Dios.

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San Juan I, papa y mártir



Nació en Toscana (Italia), y fue elegido papa el año 523. Su breve pontificado trascurrió en los reinados del emperador de Constantinopla Justino, católico, y Teodorico, rey de los ostrogodos, arriano, que dominaba Italia, con los consiguientes problemas políticos y religiosos.

Teodorico lo envió como legado suyo a Constantinopla para que pidiera al emperador Justino la libertad religiosa de los arrianos. Fue recibido con grandes honores en la Navidad del año 324, meses después celebró la Pascua en Santa Sofía diciendo la misa en latín, y coronó de nuevo al emperador. Pero no logró del todo el objetivo de su misión. Cuando volvió a Italia fue detenido y encarcelado porque su gestión no había sido del agrado de Teodorico, el cual lo encerró en Ravena, donde murió el año 526, por su constancia en defender la fe católica.

Oración: Oh Dios, remunerador de las almas fieles, que has consagrado este día con el martirio del papa san Juan, escucha las oraciones de tu pueblo y concédenos imitar la constancia en la fe de aquel cuyos méritos veneramos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Félix de Cantalicio


Nació en un pueblecito del centro de Italia, Cantalice (Rieti), el año 1515, de una familia modesta. Pronto se puso al servicio de una familia acomodada, primero como pastor y luego en faenas del campo. Ya maduro ingresó en los capuchinos, hizo el noviciado como hermano lego y profesó en 1545.

Poco después lo destinaron a Roma, donde permaneció hasta su muerte, recorriendo de continuo sus calles como limosnero, lo que aprovechaba para consolar y aconsejar a las gentes, visitar a los enfermos, ayudar a los más pobres, explicar el catecismo a los niños y enseñarles a cantar las alabanzas de Dios.

Profesaba una particular devoción a la Virgen. Fue un fraile de talante místico y asidua oración. Brilló por su candor y sencillez evangélica, su buen humor y su cercanía a toda persona. Estuvo adornado de carismas celestiales. Trabó una gran amistad con san Felipe Neri y san Carlos Borromeo.

Murió en Roma el 18 de mayo de 1587.

Oración: Oh Dios, que diste a tu Iglesia y a la Orden franciscana un ejemplo vivo de candor y sencillez evangélica en san Félix de Cantalicio, concédenos, te rogamos, seguir sus huellas para buscar y amar intensamente a Cristo. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

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viernes, 6 de abril de 2018

Lecturas y Santoral 06/04/2018. Viernes de la Octava de Pascua

No hay salvación en ningún otro
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 4, 1-12

En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y lo saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas; junto con el sumo sacerdote Anás, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes. Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos:
"¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?".
Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo:
"Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es 'la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular'; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos".

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Salmo Responsorial. 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los que temen al Señor:
eterna es su misericordia.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
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Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
"Me voy a pescar".
Ellos contestan:
"Vamos también nosotros contigo".
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
"Muchachos, ¿tenéis pescado?".
Ellos contestaron:
"No".
Él les dice:
"Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis".
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
"Es el Señor".
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:
"Traed de los peces que acabáis de coger".
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
"Vamos, almorzad".
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios.

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San Celestino I +432


El Señor ha ido sembrando a lo largo de la historia de la Iglesia hombres que lucharon denodadamente por conservar incólume la doctrina del Evangelio. Los herejes, que no han faltado tampoco nunca a lo largo de la historia, parece que se empeñaban en ensuciar las aguas cristalinas que predicara Cristo y sus Apóstoles. Misión, sobre todo de la Iglesia, será siempre defender esta doctrina y presentarla así, sin mancha, a todos los fieles cristianos.

Uno de los hombres que hubo de luchar duro contra dos de estas herejías sobre todo, que serán las semipelagianas y arrianas, será el valiente San Celestino I, Papa. Parece que nació en el último cuarto de siglo IV en la Campania napolitana (Italia) de padres nobles y emparentados con reyes. Su padre, llamado Prisco, era familia del emperador Valentiniano. Sabemos muy pocas cosas de él, de su juventud y formación literaria, pero lo cierto es que hubo de crecer muy rápidamente en ciencia y en virtud ya que le vemos escalar rápidamente también por los escalafones de la carrera eclesiástica hasta llegar al grado supremo que es el Pontificado.

Renunció a proposiciones muy lisonjeras que le presentaban y tan sólo ansió consagrarse para siempre y del todo a la vida del espíritu. Parece ser que trató de retirarse al desierto para allá estar más alejado del mundo y disponer de mayor facilidad para entregarse al Señor… pero otros eran los caminos que le señalaba la Divina Providencia. Se ordenó sacerdote y vivió unos años entregado al cuidado de las almas hasta que muy pronto, ante la sabiduría y prudente santidad que brotaba de sus palabras y de sus obras, fue elevado al episcopado y enviado a Siria para que gobernase aquella iglesia. Allí se entregó de lleno al cuidado de su grey. Visitaba a los enfermos y educaba en la fe a todos los feligreses. No había mal que no tratase de remediarlo. Cuando no podía ir personalmente lo hacía por medio de sus preciosas "Cartas" que son todo un modelo de bondadosa solicitud a la vez que de dureza cuando el caso lo requería, con tal de conservar incólume la fe de las injerencias de sus enemigos.

El Papa Bonifacio I había dejado huérfana la diócesis de Roma como sucesor de San Pedro y aquella Iglesia solicitó la presencia de Celestino para regirla. Eran tiempos sumamente difíciles por la arbitrariedad y los gérmenes de herejía que se iban infiltrando en muchos ambientes. Los diecisiete años que gobernó la Iglesia, desde el año 422 al 439, fueron verdaderamente fecundos en todos los sentidos, sobre todo en el aspecto dogmático, en el litúrgico y pastoral. En el primero luchó denodadamente contra Nestorio que defendía que la Virgen era sólo Madre de Jesús en cuanto hombre y no en cuanto Dios, es decir: que María no era Dei genitrix, Madre de Dios. San Celestino luchó por sí mismo y por medio de San Cirilo de Alejandría para que en el Concilio de Éfeso, celebrado el 431, fuera proclamado el dogma de la Maternidad Divina de María. Todos los Padres conciliares repitieron las palabras del Papa: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".

En el campo pastoral escribe sus famosas Decretales que rezuman prudencia, sabiduría y entereza a la vez. Dice en ellas a los Obispos: "No permitamos sembrar en nuestra tierra otro grano que el que nos ha dejado en depósito el Divino Sembrador". También luchó muy duramente contra los herejes pelagianos y envió fervorosos misioneros a Inglaterra y a otras partes del mundo para extender el Evangelio. Introdujo en la celebración de la Misa varias partes importantes y abogó con energía a favor del pecador arrepentido en la hora de la muerte. Lleno de méritos expiró el 6 de Abril del año 432. Lo enterraron en el Cementerio de Priscila y en su tumba escribieron: "Su alma santísima goza ya de la visión de Dios".

Los 120 mártires de Persia


Se ignoran los nombres de estos mártires, pero según la tradición, en el reinado de Sapor II de Persia, más de cien cristianos fueron martirizados el mismo día, en Seleucia de Tesifonte. Entre ellos, había nueve vírgenes consagradas a Dios; el resto eran sacerdotes, diáconos y monjes.

Como todos se negaron a adorar al sol, fueron encarcelados durante seis meses en sucias prisiones.

Una rica y piadosa mujer, llamada Yaznadocta les ayudó, enviándoles alimentos. Yaznadocta se las arregló para averiguar la fecha en que los mártires iban a ser juzgados. La víspera, organizó un banquete en su honor, fue a visitarles en la prisión y regaló a cada uno un vestido de fiesta.

A la mañana siguiente, volvió muy temprano y les anunció que iban a comparecer ante el juez y que aún tenían tiempo de implorar la gracia de Dios para tener el valor de dar su sangre por tan gloriosa causa. El juez prometió nuevamente la libertad si adoraban al sol, pero ellos contestaron que estaban dispuestos a dar la vida por Dios. Fueron condenados a morir decapitados y Yaznadocta consiguió los cadáveres y los quemó para evitar que fuesen profanados.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."