Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien escape de su mano.Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena. Bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos.Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador.Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizá os mostrará benevolencia y tendrá compasión.Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Nació en Inglaterra el año 673. Primero profesó la Regla benedictina en el monasterio de Exeter, del que pasó al de Nursling, y se dedicó al estudio, la oración, la docencia y la predicación. Después se convirtió en uno de los mayores misioneros de la Edad Media.
El año 719 marchó a Alemania a predicar la fe cristiana a los paganos de Hesse, Baviera, Westfalia, Turingia y Wurtemberg, lo que hizo con notable éxito. Como gesto simbólico hizo talar la encina de Geismar, sagrada para los paganos. Tres veces viajó a Roma para hablar con el Papa y, en el segundo viaje, fue consagrado obispo, con sede en Maguncia.
El Papa lo autorizó a consagrar obispos por toda Germania y le confió la reforma de la Iglesia franca. Con ayuda de varios compañeros llegados de Inglaterra, fundó iglesias y monasterios, entre ellos el de Fulda, congregó diversos concilios y promulgó leyes. Contó con el apoyo de Carlos Martel e invistió del poder real a Pipino.
Durante una expedición apostólica por Frisia, un grupo de paganos acabó con su vida y la de sus compañeros en Dokkum el 5 de junio del año 754.
Oración: Concédenos, Señor, la intercesión de tu mártir san Bonifacio, para que podamos defender con valentía y confirmar con nuestras obras la fe que él enseñó con su palabra y rubricó en el martirio con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.