Mostrando entradas con la etiqueta San Lorenzo de Brindis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Lorenzo de Brindis. Mostrar todas las entradas

viernes, 21 de julio de 2017

Lecturas y Santoral 21/07/201. Viernes de la decimoquinta semana de Tiempo Ordinario

Mataréis al cordero al atardecer; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros
Primera Lectura. Éxodo 11, 10-12, 14

En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del faraón; pero el Señor hizo que el faraón se obstinara en no dejar marchar a los hijos de Israel de su tierra.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
"Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.
No comeréis de ella nada crudo, ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y vísceras. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Salmo Responsorial. 115, 12-13. 15-16be. 17-18
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación
invocando el nombre del Señor.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
El Hijo del hombre es señor del sábado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 12, 1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
"Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado".
Les replicó:
"¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


San Lorenzo de Brindis


Nació en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó, además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa.

De carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados.

En su vida de piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a tratar con Felipe III de la paz en Nápoles.

Por su conocimiento profundo de la Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos, Juan XXIII le dio en 1959 el título de “Doctor Apostólico”.

La predicación es una función apostólica (Del oficio de lectura, 21 de Julio, San Lorenzo de Brindis)

De los sermones de san Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia.

Sermón cuaresmal 2: Opera Omnia 5,1, nums. 48. 50. 52


Para llevar una vida espiritual, que nos es común con los ángeles y los espíritus celestes y divinos, ya que ellos y nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, es necesario el pan de la gracia del Espíritu Santo y de la caridad de Dios. Pero la gracia y la caridad son imposibles sin la fe, ya que sin la fe es imposible agradar a Dios. Y esta fe se origina necesariamente de la predicación de la palabra de Dios: La fe nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Por tanto, la predicación de la palabra de Dios es necesaria para la vida espiritual, como la siembra es necesaria para la vida del cuerpo.

Por esto, dice Cristo: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Salió el sembrador a pregonar la justicia, y este pregonero, según leemos, fue algunas veces el mismo Dios, como cuando en el desierto dio a todo el pueblo, de viva voz bajada del cielo, la ley de justicia; fue otras veces un ángel del Señor, como cuando en el llamado "lugar de los que lloran" echó en cara al pueblo sus transgresiones de la ley divina, y todos los hijos de Israel, al oír sus palabras, se arrepintieron y lloraron todos a voces; también Moisés predicó a todo el pueblo la ley del Señor, en las campiñas de Moab, como sabemos por el Deuteronomio. Finalmente, vino Cristo, Dios y hombre, a predicar la palabra del Señor, y para ello envió también a los apóstoles, como antes había enviado a los profetas.

Por consiguiente, la predicación es una función apostólica, angélica, cristiana, divina. Así comprendemos la múltiple riqueza que encierra la palabra de Dios, ya que es como el tesoro en que se hallan todos los bienes. De ella proceden la fe, la esperanza, la caridad, todas las virtudes, todos los dones del Espíritu Santo, todas las bienaventuranzas evangélicas, todas las buenas obras, todos los actos meritorios, toda la gloria del paraíso: Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros.

La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan y agua, pero un pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa; es como un martillo que doblega la dureza del corazón obstinado en el vicio, y como una espada que da muerte a todo pecado, en nuestra lucha contra la carne, el mundo y el demonio.

Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lampara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

jueves, 21 de julio de 2016

Lecturas y Santoral 21/07/2016. Jueves, decimosexta semana del Tiempo Ordinario

Me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes agrietados
Primera Lectura. Jeremías 2, 1 3. 7 8. 12 13
El Señor me dirigió la palabra: "Grita y que te oiga todo Jerusalén:
Esto dice el Señor:
Recuerdo tu cariño juvenil, el amor que me tenías de novia, cuando ibas tras de mí por el desierto, por tierra que nadie siembra.
Israel era sagrada para el Señor, fruto primero de su cosecha: quien probaba de ella lo pagaba, la desgracia caía sobre él - oráculo del Señor - .
Os traje a una tierra de huertos, para comer sus frutos deliciosos; pero entrasteis y profanasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad.
Los sacerdotes no preguntaban: "¿Dónde está el Señor?".
Los expertos en leyes no me reconocían; los pastores se rebelaban contra mí, los profetas profetizaban por Baal, fueron tras ídolos que no sirven de nada.
Espantaos, cielos, de ello, horrorizaos y temblad aterrados - oráculo del Señor -, pues una doble maldad ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Profeta-Jeremias-Lamentacion-lamentaciones
Salmo Responsorial. 35, 6 7ab. 8 9. 10 11
En ti, Señor, está la fuente viva.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia es como las altas cordilleras,
tus juicios son como el océano inmenso.

En ti, Señor, está la fuente viva.
¡Qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!,
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias.

En ti, Señor, está la fuente viva.
Porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen
tu justicia con los rectos de corazón.

En ti, Señor, está la fuente viva.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 13, 10-17
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-"¿Por qué les hablas en parábolas?"
Él les contestó:
-"A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure".
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos, porque oyen.
En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Jesus-discipulos-apóstoles

San Lorenzo de Brindis

San-Lorenzo-de-Brindis

Nació en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó, además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa.

De carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados.

En su vida de piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a tratar con Felipe III de la paz en Nápoles.

Por su conocimiento profundo de la Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos, Juan XXIII le dio en 1959 el título de "Doctor Apostólico".

La predicación es una función apostólica (Del oficio de lectura, 21 de Julio, San Lorenzo de Brindis)

De los sermones de san Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia.

Sermón cuaresmal 2: Opera Omnia 5,1, nums. 48. 50. 52


Para llevar una vida espiritual, que nos es común con los ángeles y los espíritus celestes y divinos, ya que ellos y nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, es necesario el pan de la gracia del Espíritu Santo y de la caridad de Dios. Pero la gracia y la caridad son imposibles sin la fe, ya que sin la fe es imposible agradar a Dios. Y esta fe se origina necesariamente de la predicación de la palabra de Dios: La fe nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Por tanto, la predicación de la palabra de Dios es necesaria para la vida espiritual, como la siembra es necesaria para la vida del cuerpo.

Por esto, dice Cristo: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Salió el sembrador a pregonar la justicia, y este pregonero, según leemos, fue algunas veces el mismo Dios, como cuando en el desierto dio a todo el pueblo, de viva voz bajada del cielo, la ley de justicia; fue otras veces un ángel del Señor, como cuando en el llamado "lugar de los que lloran" echó en cara al pueblo sus transgresiones de la ley divina, y todos los hijos de Israel, al oír sus palabras, se arrepintieron y lloraron todos a voces; también Moisés predicó a todo el pueblo la ley del Señor, en las campiñas de Moab, como sabemos por el Deuteronomio. Finalmente, vino Cristo, Dios y hombre, a predicar la palabra del Señor, y para ello envió también a los apóstoles, como antes había enviado a los profetas.

Por consiguiente, la predicación es una función apostólica, angélica, cristiana, divina. Así comprendemos la múltiple riqueza que encierra la palabra de Dios, ya que es como el tesoro en que se hallan todos los bienes. De ella proceden la fe, la esperanza, la caridad, todas las virtudes, todos los dones del Espíritu Santo, todas las bienaventuranzas evangélicas, todas las buenas obras, todos los actos meritorios, toda la gloria del paraíso: Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros.

La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan y agua, pero un pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa; es como un martillo que doblega la dureza del corazón obstinado en el vicio, y como una espada que da muerte a todo pecado, en nuestra lucha contra la carne, el mundo y el demonio.

Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

martes, 21 de julio de 2015

Lecturas y Santoral 21-07-15

Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto
Primera Lectura. Éxodo 14,21-15, 1
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: -"Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto."
Dijo el Señor a Moisés: -"Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes."
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

exodo-paso-del-mar-rojo-8
Salmo Responsorial. Ex 15, 8-9. 10 y 12. 17
Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Al soplo de tu nariz,
se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: "Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano."

Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Pero sopló tu aliento, y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra.

Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Introduces a tu pueblo y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.

Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
Señalando con la mano a los discípulos, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos"
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 12, 46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó:
-"Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo."
Pero él contestó al que le avisaba:
-"¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?"
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo:
-"Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre."

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Lucas-8-mi-madre-mis-hermanos-Jesus-predicando-multitud-03
San Lorenzo de Brindis
San-Lorenzo-de-Brindis

Nació en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó, además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa.

De carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados.

En su vida de piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a tratar con Felipe III de la paz en Nápoles.

Por su conocimiento profundo de la Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos, Juan XXIII le dio en 1959 el título de "Doctor Apostólico".

La predicación es una función apostólica (Del oficio de lectura, 21 de Julio, San Lorenzo de Brindis)

De los sermones de san Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia.

Sermón cuaresmal 2: Opera Omnia 5,1, nums. 48. 50. 52


Para llevar una vida espiritual, que nos es común con los ángeles y los espíritus celestes y divinos, ya que ellos y nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, es necesario el pan de la gracia del Espíritu Santo y de la caridad de Dios. Pero la gracia y la caridad son imposibles sin la fe, ya que sin la fe es imposible a agradar a Dios. Y esta fe se origina necesariamente de la predicación de la palabra de Dios: La fe nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Por tanto, la predicación de la palabra de Dios es necesaria para la vida espiritual, como la siembra es necesaria para la vida del cuerpo.

Por esto, dice Cristo: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Salió el sembrador a pregonar la justicia, y este pregonero, según leemos, fue algunas veces el mismo Dios, como cuando en el desierto dio a todo el pueblo, de viva voz bajada del cielo, la ley de justicia; fue otras veces un ángel del Señor, como cuando en el llamado "lugar de los que lloran" echó en cara al pueblo sus transgresiones de la ley divina, y todos los hijos de Israel, al oír sus palabras, se arrepintieron y lloraron todos a voces; también Moisés predicó a todo el pueblo la ley del Señor, en las campiñas de Moab, como sabemos por el Deuteronomio. Finalmente, vino Cristo, Dios y hombre, a predicar la palabra del Señor, y para ello envió también a los apóstoles, como antes había enviado a los profetas.

Por consiguiente, la predicación es una función apostólica, angélica, cristiana, divina. Así comprendemos la múltiple riqueza que encierra la palabra de Dios, ya que es como el tesoro en que se hallan todos los bienes. De ella proceden la fe, la esperanza, la caridad, todas las virtudes, todos los dones del Espíritu Santo, todas las bienaventuranzas evangélicas, todas las buenas obras, todos los actos meritorios, toda la gloria del paraíso: Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros.

La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan y agua, pero un pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa; es como un martillo que doblega la dureza del corazón obstinado en el vicio, y como una espada que da muerte a todo pecado, en nuestra lucha contra la carne, el mundo y el demonio.

Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Daniel, profeta del antiguo testamento

Daniel-3-Azarias-horno-fuego
Daniel es un profeta del Antiguo Testamento. Su nombre es raro en la Escritura. En 1 Par. 3,1, figura un Daniel entre los hijos que le nacieron a David en Hebrón y del cual nada se dice en la historia sucesiva. En 1 Esd. 8, 2, aparece otro Daniel entre los repatriados que subieron con Esdras de Babilonia a Jerusalén. Ninguno de éstos tiene nada que ver con nuestro profeta. Pero en Ez. 14, 14.20, se hace mención de un personaje conspicuo en la forma siguiente: "Hijo de hombre: Cuando, por haberse rebelado pérfidamente contra mí la tierra, tienda yo mi brazo contra ella y la quebrante el sustento del pan, y mande sobre ella el hambre, y extermine en ella hombres y animales, aunque hubieran estado en ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia hubieran salvado su vida, dice el Señor, Yahvé". Lo mismo viene a repetir en 14,20, donde declara mejor que no salvarían a "un hijo ni una hija; por su propia justicia escaparían ellos y salvarían la propia vida". Aquí se pondera la justicia de Daniel, junto con la de Noé y Job, la cual, sin embargo, no sería suficiente para obtener gracia en favor del pueblo rebelde y condenado ya en el tribunal de la justicia divina a la pena del cautiverio. No podemos rehuir aquí la impresión de que este Daniel es un personaje antiguo, famoso por su justicia, como Noé y Job, Más adelante el mismo Ezequiel vuelve a mencionar a Daniel en un discurso al príncipe de Tiro, el cual, en su soberbia, se había atrevido a decir: "Yo soy un dios, habito en la morada de Dios, en el corazón de los mares". "Y siendo tú un hombre, no un dios, igualaste tu corazón al corazón de Dios, creyéndote más sabio que Daniel, a quien ningún secreto se le ocultaba" (28,2s.). Aquí se nos vuelve a hablar de Daniel como conocedor de los secretos divinos y, por tanto, un gran amigo de Dios; pero también un personaje antiguo y famoso.

Los documentos hallados no hace mucho tiempo en Fenicia nos dan a conocer a un cierto Daniel o Danel, y se discute sobre su identificación con el de Ezequiel. No es éste el lugar propio para discutir el problema, sobre el cual no están concordes los doctos.

Y con esto pasamos al libro bíblico de Daniel, donde largamente se habla de Daniel, como un personaje a quien se revelan los secretos de Dios, como el de Ezequiel (28,2s.). Esto nos lleva a recordar cómo en la literatura seudoepigráfica del Antiguo Testamento, igual que en los apócrifos del mismo, los verdaderos autores de los libros recurren a los personajes antiguos, tales como Enoc, Moisés, Salomón, Esdras, Baruc, etc., etc., a quienes hacen hablar o los consideran como los verdaderos autores de las obras. Es éste un artificio literario de todos conocido y que por esto a nadie engañaba ni engaña.

El libro de Daniel es una obra llena de misterios, no precisamente misterios divinos, sino literarios e históricos, que ofrecen a los doctos materia de largos estudios, de múltiples hipótesis, sin que hasta el presente se haya llegado a soluciones claras. Entre los mismos expositores católicos se da como probable que el libro de Daniel es una obra apocalíptica y que el autor que aquí figura no sería el Daniel antiguo, cuyo nombre tomaría un escritor posterior, que habla al pueblo para instruirle en la doctrina de la Ley y para alentarle, con la próxima llegada del Mesías, a sufrir la persecución suscitada por Antíoco IV Epifanes, rey de Siria y primer perseguidor de la religión mosaica. Hay, pues, en el libro dos partes, una histórica y la otra profética; la primera parenética, que nos ofrece en Daniel y sus compañeros otros tantos modelos de la fidelidad a la Ley, y la segunda profética, que en diversas visiones de Daniel nos anuncia la próxima venida del Mesías. En las dos se contiene todo cuanto podemos saber de la vida de Daniel.

Por el libro de los Reyes conocemos dos deportaciones de Judá a Babilonia: la una al principio del reinado de Jeconías, el año 598, y la otra al fin del reinado de Sedecías, en 587, que fue la definitiva. Pero en el mismo libro de los Reyes se cuenta que el rey Joaquim había estado sujeto a Nabucodonosor durante tres años; pero que luego se rebeló contra él. "Entonces mandó Yahvé contra Joaquim tropas caldeas, sirias, moabitas y amonitas, y las envió contra Judá para destruirle, según la palabra que Yahvé había pronunciado por sus siervos los profetas" (2 Reg. 24,2ss.). Aquí no se habla de deportación, pero nada tendría de extraño que a la invasión acompañara también la deportación de algunas partes de la población y con ella la de Daniel y sus compañeros.

La introducción histórica del libro de Daniel nos presenta a los cuatro jóvenes celosos de la observancia de la Ley. El rey quiere aumentar el personal de su corte con algunos jóvenes de los deportados de Judá. Y el jefe del personal de palacio recibe orden de tratarlos de modo que resulten unos buenos mozos. Además, deben ser instruidos en la sabiduría caldea, de suerte que nada les falte para que hagan en la corte un papel lucido. Pero los jóvenes, llevados de su amor a la Ley, temen quebrantar los preceptos divinos comiendo cosas prohibidas, y así ruegan y obtienen que los dejen pasar con legumbres y agua. Y, en efecto, con este tratamiento, que Dios bendice, los jóvenes hombres aparecen los más lucidos de todos los de su clase. Con esto vino a corresponder el progreso en las letras y ciencias en que se los instruía. Llegado el tiempo de su presentación al rey, éste los encontró muy de su agrado, por encima de todos los de su clase. Indudablemente que Dios había premiado el amor de aquellos jóvenes por la Ley divina.

Pronto llega el momento de la prueba. El rey tiene una visión, pero se le olvida su contenido. Sólo una cosa retiene, el hecho de la visión y que ésta debe ser muy importante. El monarca hace venir a todos los sabios de la corte, a los sacerdotes, cuya ciencia consistía en conocer el sentido de los sueños. Pero en el caso presente, como en el del Faraón, la ciencia caldea, tan famosa en el mundo antiguo, se declara impotente para resolver el problema que se le presenta. El rey insiste y hasta amenaza, pero nada saca con ello. Al fin se presenta Daniel, uno de los cuatro jóvenes hebreos, el cual empieza por excusar la ignorancia de sus compañeros y confesar que la ciencia de la profecía es un don de Dios. Luego trae a la memoria de Nabucodonosor el sueño olvidado y a la vez le declara su sentido. Es el sueño de la estatua, que concuerda con las visiones que luego vendrán. En todas aparece la sucesión de los imperios que aparecerán en Oriente: el caldeo, representado por el mismo Nabucodonosor; el persa, el macedonio y el seléucida o sirio, fuerte, porque será el perseguidor del pueblo escogido, pero débil por las divisiones y guerras civiles, que acabarán con él. Finalmente vendrá el reino que no será destruido jamás y que no pasará a otro pueblo, mas permanecerá para siempre. El relato se cierra con dos cosas: la glorificación de Dios por Nabucodonosor y la exaltación de Daniel y sus compañeros, que reciben así el premio de su amor por la Ley.

Un segundo episodio nos lo ofrece la loca pretensión del rey, que quiere ser adorado en una estatua colosal. El autor sagrado nos ofrece aquí una imagen de la soberbia del rey, que acaba por rendirse a la gloria del Dios de Israel. En medio del inmenso campo de Dura se levanta la estatua: todos los vasallos de Nabucodonosor se postran ante ella; sólo se niegan a rendirle adoración los tres compañeros de Daniel, a quienes, a ruegos de Daniel, había el rey constituido sobre la provincia de Babilonia (2,49). La negativa vendrá a constituir un crimen de lesa majestad, que sólo se expía con la muerte. Pero entonces aparece el milagro. En medio del fuego un ángel protege a los tres jóvenes y se hace patente el poder del Dios verdadero. Resultado final: que Nabucodonosor, que antes quería ser adorado como dios, ahora se rinde con toda su corte a reconocer al Dios de Israel, y más todavía: que todo hombre que hable mal del Dios de aquellos jóvenes será descuartizado y su casa convertida en un muladar. Resultado del episodio: la glorificación de Dios por el rey y la de sus fieles siervos, entre los cuales no aparece Daniel, pero que, sin duda, está oculto en la escena.

Un nuevo episodio, en el que aparece de nuevo Daniel como profeta, en el cual está el espíritu del Dios santo. Es la visión del árbol frondoso, que es derribado, pero que renace de nuevo, y es el castigo de aquel rey, que antes quiso igualarse con Dios y a quien Dios abatió hasta que reconoció su bajeza y la soberanía de Dios.

El largo reinado de Nabucodonosor terminó, y va a terminar también el reino de Babilonia bajo el cetro de un príncipe llamado Baltasar. La crónica babilónica nos cuenta cómo fue ocupada la gran ciudad, sin derramar una gota de sangre, por el ejército de los persas mandado por un general caldeo. La crónica no se mete en más detalles. Pero el profeta nos cuenta el banquete suntuoso y hasta sacrílego de Baltasar y de su corte, y las tres palabras misteriosas que aparecieron escritas en la pared. Como en casos anteriores, acude la ciencia caldea a descifrar aquellas palabras misteriosas, pero tiene que confesar su impotencia. Entonces se presenta Daniel, a quien se revelan los secretos de Dios, y éste de plano declara el misterio, que aquella misma noche se cumplirá; aunque todavía queda lugar para la glorificación de Daniel y en Daniel la del Dios verdadero, que le revela sus secretos.

Daniel-Leones1El imperio pasa de los caldeos a los persas o, según la afirmación del profeta, a Darío, rey de los medos, lo que constituye uno de los problemas más difíciles que presenta el libro de Daniel. Este, que en el imperio de Nabucodonosor había ocupado un alto puesto en la corte caldea, vino a ser en el nuevo imperio uno de los personajes más altos de la jerarquía imperial. Que esto despertara envidias nada tiene de particular, teniendo en cuenta, sobre todo, que Daniel era extraño a la raza imperante. El modo empleado para perderle es de lo más singular. Los enemigos de Daniel proponen al rey Darío la publicación de un decreto en que se prohiba hacer petición alguna a hombre o dios, fuera del rey Darío. Y sólo Daniel no respeta tal decreto, pues, según su costumbre, continúa haciendo su oración a Dios tres veces al día. El rey se ve forzado a condenar a Daniel al foso de los leones, los cuales le respetan, dando lugar a que el rey glorifique a Daniel como a siervo de Dios y por un decreto ordene que todos en su reino teman al Dios de Daniel. Los acusadores de Daniel fueron arrojados al foso de los leones y devorados por éstos.

A estos episodios proféticos de la vida de Daniel siguen las cuatro visiones proféticas, en que se reproduce el plan de la visión de la estatua. Con diferentes detalles las visiones nos ofrecen la serie de los imperios orientales desde el caldeo al seléucida, perseguidor, con Antíoco IV, del pueblo de Dios. A este cuarto imperio sucederá el mesiánico, no inmediatamente. sino a la distancia que Dios conoce.


Tal es el resumen de la parte semítica del libro de Daniel, al cual se añade un apéndice en lengua griega, en que se cuenta la intervención del joven Daniel en el episodio de Susana, que salva a los inocentes y condena a los culpables. Es de notar aquí el cuadro que se nos ofrece de la casa de Joaquim, y de la vida del pueblo, que goza de autonomía hasta para aplicar la pena de muerte. Con esto "Daniel se hizo famoso en el pueblo".

Otros dos episodios de distinto carácter vienen a ser una sátira contra la idolatría caldea, como tantas que leemos en los profetas: la de los manjares presentados al dios Bel, que Daniel demuestra eran consumidos por los sacerdotes y sus familiares; la muerte dada al dragón, que los caldeos veneraban como a una divinidad, y que Daniel prueba que no hay tal divinidad. Este atrevimiento de Daniel le trae, como en otro caso, ser condenado a los leones, de los que la mano de Dios le libra, dando esto lugar a una nueva glorificación del Dios de Daniel, a quien un decreto del rey ordena a todos sus vasallos que le teman como verdadero salvador y obrador de maravillas en la tierra.

El autor sagrado, más que la vida de Daniel, lo que se propone es la glorificación de Dios por los reyes de Caldea y de Persia. Y esta glorificación, más que de la realidad histórica de las cosas que se cuentan, recibe su fuerza de la autoridad del profeta que nos lo cuenta, el cual sería un profeta apocalíptico, a juicio de muchos. Del juicio que sobre este problema se forme dependerá la historia del profeta Daniel. La exégesis futura logrará poner más en claro lo que al presente se halla para nosotros bastante obscuro.

Alberto Colunga O.P.



Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

lunes, 21 de julio de 2014

Lecturas y Santoral 21-07-14

Te han explicado, hombre, lo que Dios desea de ti
Primera Lectura. Miqueas 6, 1-4. 6-8

Escuchad lo que dice el Señor:
"Levántate y llama a juicio a los montes, que escuchen los collados tu voz."
Escuchad, montes, el juicio del Señor; atended, cimientos de la tierra:
El Señor entabla juicio con su pueblo y pleitea con Israel:
"Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué te molesté? Respóndeme.
Te saqué de Egipto, de la esclavitud te redimí, y envié por delante a Moisés, Aarón y María."
"¿Con qué me acercaré al Señor, me inclinaré ante el Dios de las alturas?
¿Me acercaré con holocaustos, con novillos de un año?
¿Se complacerá el Señor en un millar de carneros, o en diez mil arroyos de grasa?
¿Le daré un primogénito para expiar mi culpa; el fruto de mi vientre, para expiar mi pecado?"
"Te han explicado, hombre, el bien, lo que Dios desea de ti-, simplemente, que respetes el derecho, que ames la misericordia y que andes humilde con tu Dios."

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

profeta Daniel Oseas Jeremias Zacarias Isaias
Salmo Responsorial 49, 5-6. 8-9. 16bc-17. 21 y 23

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
"Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio."
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
"No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mi.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños."

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
"¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? "

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
"Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios."

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Mateo 12, 38-42

En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús:
-"Maestro, queremos ver un signo tuyo."
Él les contestó:
-"Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón."

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/bible/reading

Reina de Saba y Salomon

San Lorenzo de Brindis


San-Lorenzo-de-Brindis

Nació en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó, además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa.

De carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados.

En su vida de piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a tratar con Felipe III de la paz en Nápoles.

Por su conocimiento profundo de la Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos, Juan XXIII le dio en 1959 el título de "Doctor Apostólico".

La predicación es una función apostólica (Del oficio de lectura, 21 de Julio, San Lorenzo de Brindis)

De los sermones de san Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia.

Sermón cuaresmal 2: Opera Omnia 5,1, nums. 48. 50. 52


Para llevar una vida espiritual, que nos es común con los ángeles y los espíritus celestes y divinos, ya que ellos y nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, es necesario el pan de la gracia del Espíritu Santo y de la caridad de Dios. Pero la gracia y la caridad son imposibles sin la fe, ya que sin la fe es imposible agradar a Dios. Y esta fe se origina necesariamente de la predicación de la palabra de Dios: La fe nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Por tanto, la predicación de la palabra de Dios es necesaria para la vida espiritual, como la siembra es necesaria para la vida del cuerpo.

Por esto, dice Cristo: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Salió el sembrador a pregonar la justicia, y este pregonero, según leemos, fue algunas veces el mismo Dios, como cuando en el desierto dio a todo el pueblo, de viva voz bajada del cielo, la ley de justicia; fue otras veces un ángel del Señor, como cuando en el llamado "lugar de los que lloran" echó en cara al pueblo sus transgresiones de la ley divina, y todos los hijos de Israel, al oír sus palabras, se arrepintieron y lloraron todos a voces; también Moisés predicó a todo el pueblo la ley del Señor, en las campiñas de Moab, como sabemos por el Deuteronomio. Finalmente, vino Cristo, Dios y hombre, a predicar la palabra del Señor, y para ello envió también a los apóstoles, como antes había enviado a los profetas.

Por consiguiente, la predicación es una función apostólica, angélica, cristiana, divina. Así comprendemos la múltiple riqueza que encierra la palabra de Dios, ya que es como el tesoro en que se hallan todos los bienes. De ella proceden la fe, la esperanza, la caridad, todas las virtudes, todos los dones del Espíritu Santo, todas las bienaventuranzas evangélicas, todas las buenas obras, todos los actos meritorios, toda la gloria del paraíso: Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros.

La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan y agua, pero un pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa; es como un martillo que doblega la dureza del corazón obstinado en el vicio, y como una espada que da muerte a todo pecado, en nuestra lucha contra la carne, el mundo y el demonio.

Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Daniel, Profeta


Daniel-Leones
Los datos acerca de este santo los sabemos por el libro de Daniel, en la S. Biblia. Pertenecía a una familia importante de Jerusalem. Era muy inteligente y estudioso y de agradable presencia. Cuando el rey Nabucodonosor invadió Jerusalem se lo llevó prisionero a Babilonia junto con otros jóvenes. Al darse cuenta de las cualidades de este adolescente, Nabucodonosor lo hace instruir en todas las ciencias políticas y sociales de su país.

Los enemigos de la religión acusaron a Daniel porque tres veces cada día se arrodillaba en la azotea de su casa a adorar y rezar a Dios. En castigo fue echado al foso donde había leones sin comer. Pero Dios hizo el milagro de que los leones no lo atacaran, y esto hizo que el rey creyera en el verdadero Dios.

El joven se abstenía de tomar bebidas alcohólicas y de consumir alimentos prohibidos por la Ley de Moisés, y Dios en cambio le concedió una inmensa sabiduría, con la cual logró escalar los más altos puestos de gobierno hasta llegar a ser primer ministro bajo los gobiernos de Nabucodonosor, Baltasar, Darío y Ciro.

A su gran sabiduría, a su habilidad para gobernar y a su santidad debe él que a pesar de los cambios de gobierno lograra conservar su cargo durante el reinado de cuatro reyes. Daniel recibió de Dios la gracia de revelar sueños y visiones. Daniel fue un profeta tan estimado que pudo corregir a los mismos jefes de gobierno de su tiempo y sus correcciones fueron recibidas con buena voluntad. Ante el pueblo apareció siempre como un hombre iluminado por Dios y de una conducta ejemplar y como un creyente de una profunda piedad y devoción.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com