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lunes, 29 de marzo de 2021

Lecturas y Santoral 29/03/2021. Lunes Santo - Semana Santa

No gritará, no voceará por las calles
Primera Lectura. Isaías 42, 1-7
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 26, 1. 2. 3. 13-14

El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mí vida, ¿quién me hará temblar?

El Señor es mi luz y mi salvación.

Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo.

El Señor es mi luz y mi salvación.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

El Señor es mi luz y mi salvación.

Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?». Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis». Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra de Dios

Santos Jonas y Baraquicio, Mártires

Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron detenidos por haber exhortado a los mártires a perseverar hasta morir.

El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndole pez y azufre ardientes en la boca.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Lecturas y Santoral 29/03/2017. Miércoles de la cuarta semana de Cuaresma

Te he constituido alianza del pueblo para restaurar el país
Primera Lectura. Isaías 49,8-15

Esto dice el Señor:
"En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: "Salid", a los que están en tinieblas: "Venid a la luz."
Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua.
Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán.
Miradlos venir de lejos; miradlos, del Norte y del Poniente, y los otros de la tierra de Sin.
Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados".
Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado".
¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Salmo Responsorial. 144, 8-9. l3cd-14. 17-18
El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

El Señor es clemente y misericordioso.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 5, 17-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
"Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo".
Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo:
"En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre tiene vida, en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os sorprenda, esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Santos Jonas y Baraquicio, Mártires



Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron aprehendidos por haber exhortado a los mártires a perseverar hasta morir.

El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndoles pez y azufre ardientes en la boca.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

martes, 29 de marzo de 2016

Lecturas y Santoral 29/03/2016. Martes de la Octava de Pascua

Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: - "Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías". Al oír esto, se les traspaso el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: - "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?". Pedro les contestó: -"Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro". Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: - "Salvaos de esta generación perversa". Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unos tres mil personas.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

san-pedro-predicando-hechos-de-los-apostoles-Pentecostes-04
Salmo Responsorial. 32, 4-5. 18-19. 20 y 22
La misericordia del Señor llena la tierra.
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
He visto al Señor y ha dicho esto
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 20, 11-18
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: - "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: - "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: - "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: - "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré". Jesús le dice: - "¡María!". Ella se vuelve y le dice: - "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!". Jesús le dice: - "No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro"". María Magdalena fue y anunció a los discípulos: - "He visto al Señor y ha dicho esto".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Resurreccion-resucitado-cuerpo-sepulcro-cristo-glorioso-Jesus-tumba-11
Santos Jonas y Baraquicio, Mártires

Santoral Católico

Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron aprehendidos por haber exhortado a los mártires a perseverar hasta morir.

El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndoles pez y azufre ardientes en la boca.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos 29-03-15

Bendito el que viene en nombre del Señor
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 11,1-10
Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: 'El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto'". Fueron y encontraron el pollino en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: "¿Qué hacéis desatando el pollino?". Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el pollino, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: "Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Domingo-de-Ramos
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado
Primera Lectura. Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Giuseppe CESARI Burlas a Cristo
Salmo Responsorial. Salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
Salmo-21Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere."

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Se rebajó a sí mismo, por eso Dios lo levantó sobre todo
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

eccehomo-salve-Rey-de-los-Judios
Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 14,1 - 15,47
Conspiración contra Jesús.

1 Faltaban dos días para la Pascua y los Ácimos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando cómo prender a Jesús a traición y darle muerte. 2 Pero decían: «No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo».

Unción en Betania.

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3 Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó sobre la cabeza. 4 Algunos comentaban indignados: «¿A qué viene este derroche de perfume? 5 Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres». Y reprendían a la mujer. 6 Pero Jesús replicó: «Dejadla, ¿por qué la molestáis? Una obra buena ha hecho conmigo. 7 Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. 8 Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. 9 En verdad os digo que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se hablará de lo que esta ha hecho, para memoria suya».

Traición de Judas.

10 Judas Iscariote, uno de los Doce, fue a los sumos sacerdotes para entregárselo. 11 Al oírlo, se alegraron y le prometieron darle dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

Cena pascual e institución de la Eucaristía

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12 El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». 13 Él envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, 14 y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. 15 Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí». 16 Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.

17 Al atardecer fue él con los Doce. 18 Mientras estaban a la mesa comiendo dijo Jesús: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo». 19 Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: «¿Seré yo?». 20 Respondió: «Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. 21 El Hijo del hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!».

22 Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». 23 Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. 24 Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos*. 25 En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

26 Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos. 27 Jesús les dijo: «Todos os escandalizaréis, como está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. 28 Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea». 29 Pedro le replicó: «Aunque todos caigan, yo no». 30 Jesús le dice: «En verdad te digo que hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres».

31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y los demás decían lo mismo.

Oración en Getsemaní

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32 Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras voy a orar». 33 Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir espanto y angustia, y les dice: 34 «Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad». 35 Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; 36 y decía: «¡Abba!, Padre*: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres». 37 Vuelve y, al encontrarlos dormidos, dice a Pedro: «Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? 38 Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil». 39 De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. 40 Volvió y los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no sabían qué contestarle. 41 Vuelve por tercera vez y les dice: «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 42 ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

El prendimiento

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43 Todavía estaba hablando, cuando se presenta Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. 44 El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto». 45 Y en cuanto llegó, acercándosele le dice: «¡Rabbí!». Y lo besó. 46 Ellos le echaron mano y lo prendieron. 47 Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. 48 Jesús tomó la palabra y les dijo:

«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido? 49 A diario os estaba enseñando en el templo y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras». 50 Y todos lo abandonaron y huyeron. 51 Lo iba siguiendo un muchacho envuelto solo en una sábana; y le echaron mano, 52 pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

Jesús ante el Sanedrín

Caifas1 
53 Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los escribas y los ancianos. 54 Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. 55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. 56 Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. 57 Y algunos, poniéndose de pie, daban falso testimonio contra él diciendo: 58 «Nosotros le hemos oído decir: 'Yo destruiré este templo, edificado por manos humanas, y en tres días construiré otro no edificado por manos humanas'». 59 Pero ni siquiera en esto concordaban los testimonios. 60 El sumo sacerdote, levantándose y poniéndose en el centro, preguntó a Jesús: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?». 61 Pero él callaba, sin dar respuesta. De nuevo le preguntó el sumo sacerdote: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?». 62 Jesús contestó: «Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene entre las nubes del cielo». 63 El sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras, dice:

«¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? 64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?». Y todos lo declararon reo de muerte. 65 Algunos se pusieron a escupirlo y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían: «Profetiza». Y los criados le daban bofetadas.

Negaciones de Pedro

Negacion-de-Pedro 
66 Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llega una criada del sumo sacerdote, 67 ve a Pedro calentándose, lo mira fijamente y dice: «También tú estabas con el Nazareno, con Jesús». 68 Él lo negó diciendo: «Ni sé ni entiendo lo que dices». Salió fuera al zaguán y un gallo cantó. 69 La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes: «Este es uno de ellos». 70 Pero él de nuevo lo negaba. Al poco rato, también los presentes decían a Pedro: «Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo». 71 Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar: «No conozco a ese hombre del que habláis». 72 Y enseguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.

Jesús ante Pilato.

Mc15 1 Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Él respondió: «Tú lo dices». 3 Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4 Pilato le preguntó de nuevo: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan». 5 Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba extrañado.

Sanedrin-Pilatos-Jesus-Rey-de-los-Judios 
6 Por la fiesta solía soltarles un preso, el que le pidieran. 7 Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. 8 La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre. 9 Pilato les preguntó: «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?». 10 Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. 12 Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?». 13 Ellos gritaron de nuevo: «Crucifícalo». 14 Pilato les dijo: «Pues ¿qué mal ha hecho?». Ellos gritaron más fuerte: «Crucifícalo». 15 Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Burlas de los soldados
16 Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y convocaron a toda la compañía. 17 Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, 18 y comenzaron a hacerle el saludo: «¡Salve, rey de los judíos!».
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19 Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.

Muerte de Jesús

Y lo sacan para crucificarlo. 21 Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y lo obligan a llevar la cruz.

22 Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), 23 y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. 24 Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.

25 Era la hora tercia cuando lo crucificaron. 26 En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». 27 Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. 28 Así se cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un malhechor.”
29 Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, 30 sálvate a ti mismo bajando de la cruz». 31 De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos, burlándose: «A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. 32 Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También los otros crucificados lo insultaban.

33 Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. 34 Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: Eloí Eloí, lemá sabaqtaní (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
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35 Algunos de los presentes, al oírlo, decían: «Mira, llama a Elías». 36 Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo: «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo». 37 Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
38 El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

39 El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios»*.

40 Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María la Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, 41 las cuales, cuando estaba en Galilea, lo seguían y servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
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Sepultura de Jesús

42 Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, 43 vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. 45 Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. 46 Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. 47 María Magdalena y María, la madre de Joset, observaban dónde lo ponían.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
Escritos y Reflexiones sobre el Domingo de Ramos

Diario de Santa Faustina Kowalska (642)
Este domingo experimenté de manera singular los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde estaba Jesús. Vi a Jesús montado en un burrito, y a los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a Jesús con ramos en las manos; y algunos los tiraban bajo los pies donde pasaba Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del Señor sin saber qué hacer de alegría. Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos. Yo no veía nada fuera de Jesús, que tenia el Corazón saturado por la ingratitud [de los hombres].


Alfonso María de Ligorio - Amor del Alma (Reflexión y Oración sobre la Pasión de Cristo)
Jesús entra en Jerusalén aclamado - "He aquí que tu Rey viene a tí, manso y montado en una asna con su pollino" (Mt 21,5).

De esta manera, como lo describe el Evangelio, nuestro Redentor, acercándose ya el tiempo de su Pasión, partió de Betania para entrar en Jerusalén.
Consideremos la humildad de Jesucristo, el Rey del Cielo, para regresar a aquella ciudad y hacerlo sobre un asno.
¡Oh Jerusalén! Mira a tu Rey que viene manso y humilde hasta tí. No temas que vanga a reinar para apoderarse de tus riquezas. Se acerca hasta tí para mostrarte todo su amor y piedad. Viene para salvarte y rescatarte con su muerte.
El pueblo, que hacía tiempo admiraba a Jesús por sus milagros, y especialmente por el último, el de la resurrección de Lázaro, salió a su encuentro. Unos extendieron sus vestidos a modo de alfombra por las calles por donde pasaba y otros le vitorearon con ramas de árboles. ¿quién hubiera pensado que este mismo Señor, que fue recibido con tantos honores, sería, pocos días después, condenado a muerte y conducido al Calvario llevando una Cruz sobre su espalda?
Mi amado Jesús.
Has querido realizar esta entrada gloriosa
para que contraste con la ignominia
de tu Pasión y muerte.
Los vítores que te tributan,
pronto se cambiarán en injurias y maldiciones.
Ahora dicen:
"¡Hosanna al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor!" (Mt 21,9).
¡Gloria al Hijo de David!
¡Que seas siempre bendito!
Gracias por venir para nuestro bien
y en nombre del Señor.
Pero, Señor, muy pronto,
y ante Pilato, se alzarán las voces diciendo:
"Fuera, fuera, crucifícalo" (Jn 19,15).
Quítalo de ante nuestros ojos,
y crucifícalo para que no le volvamos a ver.
Ahora, Señor, se quitan sus vestidos ante tí,
pero pronto te despojarán de los tuyos
para flagelarte y crucificarte.
Ahora te vitorean con ramos,
pero pronto te traspasarán la cabeza con espinas.
Ahora te bendicen,
pero pronto te dirán insultos y ultrajes.
Por eso yo, con agradecimiento y afecto,
quiero decirte:
"Bendito el que viene en nombre del Señor".
Mi amado redentor:
que seas por siempre bendito.
Gracias por haber venido a salvarme.
Sin tí, todos hubiéramos estado perdidos.
Profecía de Zacarías 9, 9
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.
Santos Jonas y Baraquicio, Mártires
Santoral Católico


Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron aprehendidos por haber exhortado a los mártires a perseverar hasta morir.

El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndoles pez y azufre ardientes en la boca.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."