martes, 26 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 26-01-10

Refrescando la memoria de tu fe sincera
Primera Lectura. San Pablo a Timoteo 1,1-8

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de dia. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espiritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mi, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
Palabra de Dios.

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La mies es abundante y los obreros pocos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."
Palabra del Señor.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es


San Timoteo y San Tito S.I

San Pablo poseía una personalidad harto poderosa y suficientemente atrayente como para cautivar a hombres tan dispares como Lucas, Timoteo y Tito, y convertirlos en sus colaboradores. San Timoteo, hijo de padre pagano y madre judía, nace en Listra de Licaonia (Asia Menor), y en la flor de la juventud se hace discípulo de Cristo. Trabaja por el Evangelio en su propia ciudad. Y desde la primavera del año 50, acompaña a Pablo por Éfeso y Jerusalén, por Frigia. y Galacia, por Salónica y Corintio, por Troya y Macedonia, por el Peloponeso y Roma. Pablo reconoce: "No tengo nadie que comparta mejor mis sentimientos... Me ha ayudado, en la predicación del Evangelio, como un hijo ayuda a su padre". Lejos de su maestro en el momento en que iba a rendir su testimonio supremo, recibió de él esa Segunda Carta a Timoteo que es el testamento espiritual de San Pablo. Después Timoteo pasaría a gobernar la Iglesia de Éfeso. Si Timoteo fue el confidente, Tito era el negociador, aquél a quien Pablo enviaba a disipar los malentendidos y a apaciguar las discordias; y, asimismo, aquél con quien podía contar el Apóstol para organizar una nueva Iglesia. Al modo de San Timoteo, acompaña también a Pablo en sus correrías apostólicas, por Corinto, Nicópolis del Epiro y Creta, la isla de su trabajo, el fiel discípulo Tito; antiguo pagano que después sería, en frase de San Pablo, "hijo verdadero según la fe, apóstol, y gloria de Cristo". Recibió de Pablo una epístola en la que el Apóstol invita a los cristianos a «vivir en este mundo en justicia y santidad», aguardando la manifestación de Cristo.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo

lunes, 25 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 25-01-10

Levántate, recibe el bautismo que, por la invocación del nombre de Jesús, lavará tus pecados
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 22, 3-16

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: -«Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: 'Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer. " Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."»
Palabra de Dios.

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Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 16, 15-18
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: -«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Palabra del Señor.

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LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
San Pablo fue un judío célebre por ser cazador y perseguidor de los seguidores de Cristo. A Pablo, se le aparece directamente Jesús y, queda convertido en apóstol, de la misma categoría que quienes habían visto y seguido al Señor, durante su vida pública.

1. LOS RELATOS DE LA CONVERSIÓN DE SAULO
La Primera Lectura de hoy 25 de enero, trae el discurso de Pablo al pueblo, que en su parte principal dice: "Pero acaeció que, yendo mi camino, cerca ya de Damasco, hacia el mediodía, de repente me envolvió una gran luz del cielo. Caí al suelo y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues. Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo dije: ¿Qué he de hacer, Señor?" (Hechos de los Apóstoles 21: 6-10) Este fragmento es parte del discurso de Pablo al pueblo de Jerusalén, y que viene a ser una autobiografía apologética. Pero además es una obra maestra de sutileza apostólica, Pablo intenta demostrar a los judíos que él no es un enemigo de la Ley, como se le había ya acusado, al contrario, el quiere hacer ver que siempre fue celoso observador de la Legislación. Pablo busca destacar que ahora se ha hecho cristiano y ha abierto su campo de acción a los gentiles y, que esto es así por expreso mandato del cielo. Pero esta parte de relato está también antes descrita en el capítulo de los Hechos de los Apóstoles 9:3-9, donde dice así: "Estando ya cerca de Damasco, de repente se vio rodeado de una luz del cielo; y cayendo a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El contestó: ¿Quién eres, Señor? Y Él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer. Los hombres que le acompañaban estaban de pie atónitos oyendo la voz, pero sin ver a nadie" Saulo se levantó del suelo, y con los ojos abiertos nada veía. Lleváronle de la mano y le introdujeron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber." Como podemos observar en los dos capítulos es narrada la conversión de Saulo por San Lucas, esto es uno de los acontecimientos esenciales en la historia del cristianismo.

2."SAULO, SAULO, ¿POR QUÉ ME PERSIGUES?".
El hecho tuvo lugar probablemente en el año 36, catorce años antes del concilio de Jerusalén. Saulo y sus acompañantes estaban ya cerca de Damasco. Era hacia el mediodía. De repente una luz resplandeciente los envuelve y caen a tierra. Es de creer, aunque el texto bíblico explícitamente no lo dice, que el viaje lo hacían a caballo, no a pie, y, por tanto, la caída hubo de ser más violenta y aparatosa. Surge entonces el impresionante diálogo entre Jesús y Saulo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?... ¿Quién eres, Señor?". Parece, a juzgar por la frase de Jesús "duro es para ti pelear contra el aguijón" (cf. 26:14), que, en un primer momento, Pablo trató de resistir a la gracia, como caballo que se encabrita ante el pinchazo, pero pronto fue vencido y hubo de exclamar: "¿Qué he de hacer, Señor?". Sin duda, este modo de proceder del Señor en su conversión influyó enormemente en él, para que luego en sus cartas insistiera tanto en que la justificación no es efecto de nuestro esfuerzo o de las obras de la Ley, sino puro beneficio de Dios. También la pregunta "¿Por qué me persigues?" debió de hacerle pensar en alguna misteriosa compenetración entre Cristo y sus fieles, que le impulsará a formular la maravillosa concepción del Cuerpo místico, otro de los rasgos salientes de su teología.


3.SAN PABLO EN ESTA OCASIÓN VIO REALMENTE A JESUCRISTO
No parece caber duda que San Pablo en esta ocasión vio realmente a Jesucristo en su humanidad gloriosa. Aunque el texto bíblico no lo dice nunca de modo explícito, claramente lo deja entender, cuando contrapone a Saulo y a sus acompañantes, diciendo que éstos "oyeron la voz, pero no vieron a nadie", y en 26:16 se dice expresamente: "para esto me he aparecido a ti." Por lo demás, el mismo Pablo, aludiendo sin duda a esta visión, dirá más tarde a los Corintios: "¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús, Señor nuestro?" (1 Cor 9:1); y algo más adelante: "Apareció a Cefas, luego a los Doce.. últimamente, como a un aborto, se me apareció también a mí" (1 Cor 15:5-9). Y nótese que esas apariciones a los apóstoles eran reales y objetivas (cf. 1:3; 10:41), luego también la de Pablo, cosa, además, que exige el contexto, pues si es que algo valían esas apariciones para probar la resurrección de Cristo, es únicamente en la hipótesis de que éste se apareciera con su cuerpo real y verdadero.

Nada tiene, pues, de extraño que, terminada la visión, Pablo quedara como anonadado, sin ganas ni para comer, atento sólo a pensar y rumiar sobre lo acaecido, que trastornaba totalmente el rumbo de su vida. El estado de ceguera contribuía a aumentar más todavía esta su tensión de espíritu. Sólo después del encuentro con Ananías, pasados tres días, habiendo vuelto a tomar alimento, de nuevo, Pablo cobra fuerzas como dice en el versículo 19, como hemos visto en otras ocasiones, estas abstenciones de comer y beber han sido siempre frecuentes en personas místicas, y Pablo parece que fue una de ellas, a juzgar por algunos testimonios de sus cartas. Hay pequeñas diferencias en los relatos de la conversión de Saulo, porque en una los compañeros de Saulo "oyen la voz" pero "no ven a nadie" (cf. 9:7), mientras que en la otra "no la oyen" pero "ven la luz" (cf. 22:9). Asimismo, según una de las narraciones, esos compañeros "estaban de pie atónitos" (cf. 9:7), mientras que, según otra, "caen todos por tierra" (cf. 26:14).

En cuanto a si los compañeros de Saulo "oyeron" (9:7) o "no oyeron" (22:9) la voz de Jesús, téngase en cuenta que la palabra oír puede tomarse en el sentido simplemente de oír, o sea, percibir el sonido material, y también en el de entender, o sea, captar el significado (cf. 1 Cor 14:2). Parece que los compañeros de Saulo "oyeron la voz" (9:7); pero, al contrario que éste, no "entienden" su significado (22:9), del mismo modo que "vieron la luz" (22:9), pero no distinguen allí ningún personaje (9"?). Y, en fin, por lo que corresponde a si "cayeron a tierra," parece que ciertamente "cayeron todos" en un primer momento (26:14); pero, en un segundo momento de la escena, cuando Pablo, mucho más afectado, seguía todavía en tierra, los compañeros "estaban ya de pie" (9:7). Por lo demás, ese "estaban de pie atónitos". Hagamos todavía una observación. Eso de "caer en tierra" era algo como inherente a los que recibían una visión divina (cf. Ez 1:28; 43:3; Dan 8:17) y, en nada cambiaría la historicidad del relato.

4. LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO ES UNO DE LOS MAYORES ACONTECIMIENTOS EN LA HISTORIA DEL CRISTIANISMO.
En todo caso, lo que deseo resaltar es que la conversión de San Pablo es uno de los mayores acontecimientos en la historia del cristianismo. Como se ha escrito, "es la muerte repentina, trágica, del judío, y el nacimiento esplendoroso, resplandeciente, del cristiano y del apóstol". San Jerónimo lo comentaba así: "El mundo no verá jamás otro hombre de la talla de San Pablo". Saulo, nacido en Tarso, hebreo, fariseo rigorista, bien formado a los pies de Gamaliel, muy apasionado, ya había tomado parte en la lapidación del diácono Esteban, guardando los vestidos de los verdugos "para tirar piedras con las manos de todos", como interpreta agudamente San Agustín.

De espíritu violento, se adiestraba como buen cazador para cazar su presa. Con ardor indomable perseguía a los discípulos de Jesús. Pero Saulo cree perseguir, y es él el perseguido. Dios es infatigable cazador de almas y cazará a Saulo, que se ha emboscado en el recodo del camino que va de Jerusalén a Damasco. El Señor acecha a Saulo, su perseguidor bienamado. A partir de entonces, en el destino de todo hombre existirá ese mismo Dios al acecho, a la espera. Y oyó la voz de Jesús: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Saulo preguntó: ¿Quién eres tú, Señor? Jesús le respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues. ¿Y qué debo hacer, Señor? Pocas veces un diálogo tan breve ha transformado tanto la vida de una persona. Cuando Saulo se levantó estaba ciego, pero en su alma brillaba ya la luz de Cristo. Desde ahora este camino de Damasco y esta caída del caballo, quedarán como símbolo de toda conversión. Quizá nunca un suceso humano tuvo resultados tan luminosos. Quedaba el hombre con sus arrebatos, impetuoso y rápido, pero sus ideales estaban en el polo opuesto al de antes de su conversión. Para San Pablo en adelante únicamente Cristo será el centro de su vida. "Todo lo que para mí era ganancia, lo tengo por pérdida comparado con Cristo. Todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo. Sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de Dios, en Cristo Jesús".

5. ES UN LLAMAMIENTO PERSONAL DE CRISTO
La vocación de Pablo es un caso único. Es un llamamiento personal de Cristo. Pero no quita valor al seguimiento de Pablo. En el Evangelio hay otros llamamientos personales del Señor, como el del joven rico que no le siguieron o no perseveraron. "Dios es un gran cazador y quiere tener por presa a los más fuertes" (Holzner). Pablo se rindió: "He sido cazado por Cristo Jesús". Pero pudo haberse rebelado. Sin embargo casi todos los llamados del Señor son mucho más sencillos y por cierto mucho menos espectaculares, estos vienen a veces en los acontecimientos comunes de la vida. De algún modo todos tenemos nuestro camino de Damasco. A cada uno nos aguarda el Señor en el recodo más inesperado del camino.

6. JUAN PABLO II Y SAN PABLO
Decía en unas de sus homilías, el Santo Padre Juan Pablo II. Hasta aquel momento el celoso fariseo Saulo estaba convencido de que el plan de la salvación se refería sólo a un único pueblo: Israel. Por eso combatía con todos los medios posibles a los discípulos de Jesús de Nazaret, a los cristianos. Desde Jerusalén se dirigía hacia Damasco precisamente porque allí, donde el cristianismo se estaba difundiendo rápidamente, quería encarcelar y castigar a todos los que, abandonando las antiguas tradiciones de los padres, abrazaban la fe cristiana. En Damasco recibe la iluminación de lo alto. Cae a tierra y en ese momento dramático Cristo le hace ver su error. En esta circunstancia Jesús se revela plenamente a Pablo como el que ha resucitado de entre los muertos. Al Apóstol se le concede, así, «ver al Justo y oír su voz» (Hch 22, 14). Desde aquel momento, Pablo es constituido «apóstol» como los Doce, y podrá afirmar, dirigiéndose a los Gálatas: «Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles» (Ga 1, 15-16). La conversión de Pablo se realiza a través del sufrimiento. Se puede decir que antes fue derrotado en él Saulo, el perseguidor, para que pudiera nacer Pablo, el Apóstol de los gentiles. Su llamada es, quizá, la más singular de un Apóstol: Cristo mismo derrota en él al fariseo y lo transforma en un ardiente mensajero del Evangelio. La misión que Pablo recibe de Cristo está en armonía con la que confió a los Doce, pero con un matiz y un itinerario particular: él será el Apóstol de los gentiles. (Homilía de S.S. Juan Pablo II en la misa de clausura de la semana de oración por la unidad de los cristianos 25 de enero de 1997)

7. BENEDICTO XVI Y JUAN PABLO
Las últimas palabras de san Pablo, una exhortación a Timoteo desde la cárcel, poco antes de su muerte: "Soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio", dice el Apóstol a su discípulo (2 Tm 1, 8). Estas palabras, escritas por el Apóstol como un testamento al final de su camino, remiten al inicio de su misión. Mientras Pablo, después de su encuentro con el Resucitado, estaba ciego en su casa de Damasco, Ananías recibió la orden de ir a visitar al temido perseguidor e imponerle las manos para devolverle la vista. Ante la objeción de que Saulo era un perseguidor peligroso de los cristianos, Ananías recibió como respuesta: "Este hombre debe llevar mi nombre ante los pueblos y los reyes. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre" (Hch 9, 16)". El encargo del anuncio y la llamada al sufrimiento por Cristo están inseparablemente unidos. La llamada a ser maestro de los gentiles es al mismo tiempo e intrínsecamente una llamada al sufrimiento en la comunión con Cristo, que nos ha redimido mediante su Pasión. En un mundo en el que la mentira es poderosa, la verdad se paga con el sufrimiento. Quien quiera evitar el sufrimiento, mantenerlo lejos de sí, mantiene lejos la vida misma y su grandeza; no puede ser servidor de la verdad, y así servidor de la fe. No hay amor sin sufrimiento, sin el sufrimiento de la renuncia a sí mismos, de la transformación y purificación del yo por la verdadera libertad. Donde no hay nada por lo que valga la pena sufrir, incluso la vida misma pierde su valor.

La Eucaristía, el centro de nuestro ser cristianos, se funda en el sacrificio de Jesús por nosotros, nació del sufrimiento del amor, que en la cruz alcanzó su culmen. Nosotros vivimos de este amor que se entrega. Este amor nos da la valentía y la fuerza para sufrir con Cristo y por él en este mundo, sabiendo que precisamente así nuestra vida se hace grande, madura y verdadera. A la luz de todas las cartas de san Pablo, vemos cómo se cumplió en su camino de maestro de los gentiles la profecía hecha a Ananías en la hora de la llamada: "Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre". Su sufrimiento lo hace creíble como maestro de verdad, que no busca su propio interés, su propia gloria, su propia satisfacción personal, sino que se compromete por Aquel que nos amó y se entregó a sí mismo por todos nosotros.

En esta hora damos gracias al Señor porque llamó a san Pablo, transformándolo en luz de los gentiles y maestro de todos nosotros, y le pedimos: Concédenos también hoy testigos de la Resurrección, conquistados por tu amor y capaces de llevar la luz del Evangelio a nuestro tiempo. San Pablo, ruega por nosotros. Amén.
(Fragmento de homilía del Santo Padre Benedicto XVI, Basílica de san Pablo extramuros , Sábado 28 de junio de 2008, para leerla completa en el siguiente link: Celebración de las Primeras Vísperas PARA LEER MAS SOBRE SAN PABLO EN EL SIGUIENTE LINK: SAN PABLO

domingo, 24 de enero de 2010

Lectura y Santoral 24-01-10

Leían el libro de la Ley, explicando el sentido
Primera Lectura. Libro de Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10
En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: - «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: - «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis. » Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: - «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»
Palabra de Dios.

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Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro
Segunda Lectura. 1ª carta de san Pablo a los Corintios 12, 12-30
Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿0 todos son profetas? ¿0 todos maestros? ¿0 hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
Palabra de Dios.

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Hoy se cumple esta Escritura
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido. En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza de] Espiritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: - «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Palabra del Señor.

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San Francisco de Sales (1556-1622)
El apóstol de Chablais - obispo de la Ginebra de los tiempos de Calvino - nacido en el castillo de Thorens (Saboya) en 1566 y muerto en Lyon el 28 de diciembre de 1622, estudia como seglar Filosofía y Letras y Teología, en las aulas de la Compañía de Jesús de Clermont (París); y se doctora en Derecho en la Universidad de Padua, en 1592, a sus 24 años.

Ordenado sacerdote es enviado como párroco a la región protestante de Chablais, atrae miles y miles, con su predicación y catequesis, con su dirección espiritual y sus escritos.

En 1602 sucede al obispo titular de Ginebra, refugiado en Annecy, a quien tanto había ayudado.

Según Enrique IV, el obispo de Ginebra tiene todas las virtudes, sin un solo defecto ». Por ello desea el rey tenerlo como obispo en una gran capital francesa. Pero San Francisco de Sales responde: "Tengo ya mi diócesis, con la que estoy casado; es pobre; pero no puedo dejarla por otra más rica».

Pasó la mayor parte de su vida en Annecy, en donde se depositó su cuerpo el 24 de diciembre de 1623. Allí se entregó por entero a su misión de apóstol y pastor, haciéndose sencillo con los sencillos, discutiendo de teología con los protestantes, iniciando en la «Vida devota» a las almas ansiosas de entregarse a Cristo - como la de la baronesa de Chantal -, y dándoles acceso a los secretos del amor de Dios, preocupado por colocar la vida espiritual al alcance de los seglares: «La devoción, decía, cuando es auténtica, no estropea nada, antes bien, todo lo perfecciona: hace apacible el cuidado por la familia, más sincero el amor del esposo y la esposa, y más suaves y agradables cualesquiera ocupaciones".

Jamás, en toda su actuación, se apartó de una dulzura, que nada tenía de afectación, sino que brotaba de un humilde amor hacia los demás, la virtud de los fuertes, de aquellos que encuentran su paz íntima y su equilibrio en una inalterable docilidad al Espíritu.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo

sábado, 23 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 23-01-10

¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!
Primera Lectura. Segundo Libro de Samuel 1, 1-4. 11-12. 19. 23-27
En aquellos días, al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag. Al tercer día de la muerte de Saúl, llegó uno del ejército con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó, cayó en tierra, postrándose ante David. David le preguntó: -«¿De dónde vienes?» Respondió: -«Me he escapado del campamento israelita.» David dijo: -«¿Qué ha ocurrido? Cuéntame.» Él respondió: -«Pues que la tropa ha huido de la batalla, y ha habido muchas bajas entre la tropa y muchos muertos, y hasta han muerto Saúl y su hijo Jonatán.» Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque hablan muerto a espada. Y dijo David: «¡Ay, la flor de Israel, herida en tus alturas! ¡Cómo cayeron los valientes! Saúl y Jonatán, mis amigos queridos, ni vida ni muerte los pudo separar; más ágiles que águilas, más bravos que leones. Muchachas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de púrpura y de joyas, que enjoyaba con oro vuestros vestidos. ¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate! ¡Jonatán, herido en tus alturas! ¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mi más maravilloso que el amor de mujeres. ¡Cómo cayeron los valientes, los rayos de la guerra perecieron!»
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Su familia decía que no estaba en sus cabales
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 3, 20-21
En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.
Palabra del Señor.
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San Ildefonso S.VII
«Concédeme, Señora, estar siempre unido a Dios y a ti; servirte a ti y a tu Hijo; ser el esclavo de tu Señor y el tuyo. Suyo, porque es mi Creador; tuyo, porque eres la Madre de mi Creador".

Así ora San Ildefonso de Toledo en su opúsculo sobre la Perpetua Virginidad de María y en esas palabras puede quedar resumido no sólo una petición, sino la realidad misma de su vida, como hace notar la Iglesia en la oración de la Misa del día de hoy. Prescindiendo de los coloristas pormenores con que la leyenda áurea adorna la infancia de Ildefonso, lo cierto es que, ante la oposición paterna a que siguiera su vocación a la vida religiosa, el futuro monje huyó de la familia para refugiarse bajo el hábito monacal en la abadía agaliense.

Allí pasaría muchos años de su vida, hasta que a la muerte de San Eugenio, arzobispo de Toledo (657), la voz del pueblo fue el cauce de la voluntad divina designándole para dicha Sede. Contaba por entonces Ildefonso cincuenta y cinco años.

Si ya antes había procurado que los Padres congregados en el décimo Concilio de Toledo honrasen a la Madre de Dios con una fiesta especial que reemplazase a la de la Encarnación que con frecuencia perdía su brillantez al coincidir con la Cuaresma o la Pascua - podemos imaginar cuál no sería su gozo cuando, ya arzobispo, presidía por primera vez el 18 de diciembre los solemnes oficios de la festividad de Santa María, Madre de Dios, en presencia del monarca Recesvinto. Tanto en ésta como en otras ocasiones, no son parcos los historiadores de la época en señalar hechos prodigiosos de la Madre de Dios para con este «fiel siervo de la Sierva del Señor».

Tras nueve años de ocupar la Sede arzobispal de Toledo, descansó en el Señor el 23 de enero del año 667. Será llamado el Doctor de la Virginidad de María, por su principal obra teológica. Su devoción a la Virgen se hizo ejemplo universal Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo

viernes, 22 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 22-01-10

No extenderé la mano contra él, porque es el ungido del Señor
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 24, 3 -21
En aquellos dias, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente, hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades. David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres: _«Éste es el día del que te dijo el Señor: "Yo te entrego tu enemigo. Haz con él lo que quieras." » Pero él les respondió: « ¡Dios me libre de hacer eso a mi señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él! ¡Es el ungido del Señor!» Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl; pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto; aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto. Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó: « ¡Majestad! » Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra, rindiéndole vasallaje. Le dijo: « ¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te habla puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matará, pero te respeté, y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el ungido del Señor. Padre mio, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: "La maldad sale de los malos.", mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano.» Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: «Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?» Luego levantó la voz, llorando, mientras decia a David: « ¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti, y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano.»
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Fue llamando a los que él quiso y los hizo sus compañeros
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 3, 13-19
En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.
Palabra del Señor.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es


San Vicente Diácono y mártir (+304)
Vicente, el Victorioso, es uno de los tres grandes diáconos que dieron su vida por Cristo. Junto con Lorenzo y Esteban-Corona, Laurel y Victoria-forma el más insigne triunvirato. Cubierto con la dalmática sagrada, ostenta entre sus manos la palma inmarcesible de los mártires invictos.

Este mártir celebérrimo en toda la Cristiandad, encontró su panegirista en San Agustín, San León Magno y San Ambrosio. Y tuvo su cantor en su compatriota Prudencio, que dedicó el himno V de su Peristephanon al "levita de la tribu sagrada, insigne columna del templo místico".

Vicente descendía de una familia consular de Huesca, y su madre, según algunos, era hermana del mártir San Lorenzo. Estudió la carrera eclesiástica en Zaragoza, al lado del obispo Valero. "Nuestro Vicente", cantará Prudencio, vindicando esta gloria para Zaragoza, la ciudad de España que tuvo más mártires. San Valero, que tenía poca facilidad de expresión, le nombró Arcediano o primer Diácono, para suplirle en la sagrada cátedra.

Estamos a principios del siglo IV, en la décima y más cruel persecución contra la Iglesia, decretada por Diocleciano y aplicada en España por Daciano. Las cárceles, que estaban reservadas antes para los delincuentes comunes, pronto se llenaron de obispos, presbíteros y diáconos, escribe Eusebio de Cesarea. Era la táctica seguida fielmente por Daciano.

Al pasar Daciano por Barcelona, sacrifica a San Cucufate y a la niña Santa Eulalia. Cuando llega a Zaragoza, manda detener al obispo y a su diácono, Valero y Vicente, y trasladarlos a Valencia. Allí se celebró el primer interrogatorio. Vicente responde por los dos, intrépido y con palabra ardiente. Daciano se irrita, manda al destierro a Valero, y Vicente es sometido a la tortura del potro. Su cuerpo es desgarrado con uñas metálicas.

Mientras lo torturaban, el juez intimaba al mártir a la abjuración. Vicente rechazaba indignado tales ofrecimientos. El poeta de "Las Coronas" pone en boca del mártir palabras de sublime estoicismo cristiano: "Te engañas, hombre cruel, si crees afligirme al destrozar mi cuerpo. Hay alguien dentro de mí que nadie puede violar: un ser libre, sereno. Tú intentas destruir un vaso de arcilla, destinado a romperse, pero en vano te esforzarás por tocar lo que está dentro, que sólo está sujeto a Dios".

Daciano, desconcertado y humillado ante aquella actitud, le ofrece el perdón si le entrega los libros sagrados. Pero la valentía del mártir es inexpugnable. Exasperado de nuevo el Prefecto, mandó aplicarle el supremo tormento, colocarlo sobre un lecho de hierro incandescente. Nada puede quebrantar la fortaleza del mártir que, recordando a su paisano San Lorenzo, sufre el tormento sin quejarse y bromeando entre las llamas.

Lo arrojan entonces a un calabozo siniestro, oscuro y fétido "un lugar más negro que las mismas tinieblas", dice Prudencio. Luego presenta el poeta un coro de ángeles que vienen a consolar al mártir. Iluminan el antro horrible, cubren el suelo de flores, y alegran las tinieblas con sus armonías. Hasta el carcelero, conmovido, se convierte y confiesa a Cristo.

Daciano manda curar al mártir para someterlo de nuevo a los tormentos. Los cristianos se aprestan a curarlo. Pero apenas colocado en mullido lecho, como él había vaticinado, queda defraudado el tirano pues el espíritu vencedor de Vicente vuela al paraíso. Era el mes de enero del 304. Ordena Daciano mutilar el cuerpo y arrojarlo al mar. Pero más piadosas las olas, lo devuelven a tierra para proclamar ante el mundo el triunfo de Vicente el Invicto. Su culto se extendió mucho por toda la cristiandad.

San Vicente es patrón de Portugal, de la ciudad de Valencia (España) y de la ciudad de Vicenza (Italia).

jueves, 21 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 21-01-10

Mi padre Saúl te busca para matarte
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 18, 6-9; 19, 1-7
Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas. Y cantaban a coro esta copla: -«Saúl mató a mil, David a diez mil.» A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido: -« ¡Diez mil a David, y a mí mil!¡ Ya sólo le falta ser rey! » Y, a partir de aquel día, Saúl le tomó ojeriza a David. Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó: -«Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comunicaré.» Así, pues, Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: -« ¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido, y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filisteo, y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!» Saúl hizo caso a Jonatán y juró: -«¡Vive Dios, no morirá!» Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó adonde Saúl, y David siguió en palacio como antes.
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él les prohibía que lo diesen a conocer
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: _«Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es


Santa Inés Virgen y Martir S.IV (304)
Considerada en la Iglesia como patrona de la pureza, es una de las más populares santas cristianas, y su nombre está incluido en el canon de la misa. Debido a sus riquezas y hermosura, la santa -a la edad de trece años- fue pretendida por varios jóvenes de las principales familias romanas; sin embargo, la joven había consagrado su virginidad al Señor Jesús. Con el martirio de Sebastián había dado comienzo en Roma la persecución de Diocleciano. Parece que el de Inés señaló sus últimos meses (304). Cuentan los mismos padres de Inés que ésta se les escapó de casa para ir a proclamar su fe entre las autoridades, y que fue condenada en un principio a la hoguera y luego a ser decapitada. Se puede hacer un juego de palabras, en latín, entre el nombre de Inés (Agnes) y cordero (Agnus). No han faltado artistas y oradores que lo hayan hecho. La semejanza de la joven cristiana con el Cordero de Dios encierra, en efecto, un profundo simbolismo: en el sacrificio de Inés, el Cordero inmolado sigue ofreciendo a Dios el homenaje de su sangre. Por esto, la debilidad de la adolescente fue asumida por la fuerza de Cristo. El mundo cristiano - que inmediatamente después de las persecuciones podía venerar por todas partes gran número de mártires se sintió maravillado por el testimonio de esta jovencita, y, como dice San Jerónimo «La vida de Inés es alabada en todas las iglesias por las plumas y las lenguas de todos los pueblos, porque, sobreponiendose a la flaqueza de su edad, triunfó del tirano y consagró con el martirio el honor de la castidad.».

San Ambrosio lo admira:"¡Qué halagos empleó el perseguidor para seducirla! ¡Qué esfuerzos para que aceptara el casamiento! Pero es otra su vocación. Esperar que me vais a convencer, sería hacer injuria a mi Divino Esposo. El primero que me ha escogido, ése recibirá mi fe. ¿Por qué tarda el verdugo? Perezca este cuerpo que, a pesar mío, puede ser amado por los ojos de la carne.

Después, continúa San Dámaso, "pisoteó valientemente las amenazas y el furor del tirano que hablaba de quererla entregar a las llamas. Con sus débiles fuerzas dominó un tremendo terror".

Ante la amenaza contra su virginidad, responde, en frase de Prudencio: "Cristo no olvida a los suyos; está con los que aman la pureza"...

Ante el último suplicio, "permanece de pie, firme y serena. Reza e inclina la cabeza; mientras tiembla el verdugo y su rostro palidece"... «Un solo golpe basta para tronchar la cabeza. La muerte llega antes que el dolor". Así describen su martirio, por la fe y la virginidad, San Ambrosio y Prudencio. El cuerpo de la santa fue sepultado a corta distancia de Roma, junto a la Vía Nomentana.

Santoral obtenido del preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo y www.oremosjuntos.com

miércoles, 20 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 20-01-10

Venció David al filisteo con la honda y una piedra
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 17, 32-33. 37. 40-51
En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo: -«Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo.» Pero Saúl le contestó: -«No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo.» David le replicó: -«El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de las manos de ese filisteo.» Entonces Saúl le dijo: -«Anda con Dios.» Agarró el cayado, escogió cinco cantos del arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. Éste, precedido de su escudero, iba avanzando, acercándose a David; lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó: _«¿Soy yo un perro, para que vengas a mi con un palo?» Luego maldijo a David, invocando a sus dioses, y le dijo: -«Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.» Pero David le contestó: -«Tú vienes hacia mi armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor de los ejércitos, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado. Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los del campamento filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra; y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel; y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor, y él os entregará en nuestro poder.» Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección de David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección del filisteo; echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente, y cayó de bruces en tierra. Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada. David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su campeón, huyeron.
Palabra de Dios.



Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis: -«Levántate y ponte ahí en medio.» Y a ellos les preguntó: -«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?» Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: -«Extiende el brazo.» Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.
Palabra del Señor.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es


Santos Fabián y Sebastián Mártires
San Fabián S.III
El papa San Fabián gobernó la Iglesia romana durante catorce años (236-250), que fueron años de paz, organización y expansión misional. Fabián - que era un seglar al ser elegido para obispo - gobernó tal empresa con celo y sabiduría. Según testimonio de Gregorio de Tours, envió a la Galia siete obispos, entre los cuales se hallan Saturnino de Toulouse y Dionisio de París. La Iglesia de Cartago tenía por entonces como obispo a Cipriano, y el sacerdote Orígenes desempeñaba su magisterio en Cesarea. La persecución de Decio vino a interrumpir el «servicio» de Fabián, que fue una de sus primeras víctimas el 20 de enero del año 250.

"Me alegro de que un gobierno tan íntegro como el suyo, haya sido gloriosamente coronado"; comenta, desde África, San Cipriano que escribió en seguida una carta a los presbíteros y diáconos de Roma, felicitándoles por el testimonio ofrecido al Señor por su obispo:

«En la misma medida en que el fallo de un responsable puede suponer, por su funesto influjo, el fracaso de los que le siguen, así también resulta útil y saludable su firmeza en la fe, mediante la cual se muestra digno de ser imitado por sus hermanos».

San Sebastián S.IV
Desde San Sebastián hasta los santos Nereo y Aquileo, gran cantidad de soldados cristianos fueron entregados a la muerte durante la persecución de Diocleciano. Comenzó ésta con una depuración del ejército (300). Sebastián, milanés de origen, se hallaba en Roma en el momento en que hubo de elegir entre el servicio al emperador o a Cristo. Se puede calibrar la trascendencia de tal opción al ser encasillada dentro de una vida cuyo resorte era la obediencia. Para un soldado, el desobedecer supone siempre un drama. Pero hay ocasiones en las que, según la intrépida aseveración de San Pedro, «hay que obedecer antes a Dios que a los hombres» (Hech 5, 29). Tal fue el caso de Sebastián. La comunidad romana le dio sepultura con honor junto al lugar en que se conserva el recuerdo de los Apóstoles Pedro y Pablo, en la Catacumba de la Vía Apia.

La silueta cristiana de San Sebastián se hará popular, especialmente a través del mundo del arte con sus flechas y torso militar.

Y fue San Ambrosio su gran panegirista: "Aprovechemos el ejemplo del mártir San Sebastián, cuya fiesta celebramos hoy. Era oriundo de Milán y marchó a Roma en tiempo en que la fe sufría allí una terrible persecución. Allí padeció; mejor dicho, allí fue coronado", bajo los emperadores Diocleciano y Maximino Hercúleo.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo

martes, 19 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 19-01-10

Ungió Samuel a David en medio de sus hermanos, y, en aquel momento, lo invadió el espíritu del Señor
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 16, 1-13
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: -«¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey. » Samuel contestó: -«¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.» El Señor le dijo: -«Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.» Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: -«¿Vienes en son de paz?» Respondió: -«Si, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.» Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.» Pero el Señor le dijo: -«No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.» Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel le dijo: -«Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.» Jesé hizo pasar a Samá; y Samuel le dijo: -«Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.» Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: -«Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.» Luego preguntó a Jesé: -«¿Se acabaron los muchachos?» Jesé respondió: -«Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» Samuel dijo: -«Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.» Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: -«Anda, úngelo, porque es éste.» Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.
Palabra de Dios.

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El novio está con ellos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 2, 23-28
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: -«Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?» Él les respondió: -« ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.» Y añadió: -«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»
Palabra del Señor.

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San Canuto (1040-1086). Patrón de Dinamarca.
Nació hacia la mitad del siglo XI y es hijo natural de Sven II el rey de Dinamarca. Desde joven resaltan en él las mejores cualidades para la lucha y posee apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra los piratas que destrozan las costas del reino y logra limpiar los mares; sale vencedor en las sangrientas guerras contra los vendos paganos. Crece más y más su estima entre el pueblo. Pero a la muerte de su padre usurpa el trono su hermano Harald porque la nobleza prefiere un rey flojo y estúpido, que muere a los dos años. Entonces es cuando sube al trono Canuto, corriendo el año 1080.

Se esfuerza por restablecer las buenas costumbres ya que se ha encontrado con un reino que aún sufre los tropiezos del paganismo. Purga al pueblo de vicios y desórdenes. Guerrea contra Estonia y añade a Dinamarca los territorios de Curlandia y Samogitia. Parece que no por ambición, sino por piedad; de hecho, inmediatamente manda misioneros que evangelicen a los habitantes de esas tierras.

Se casó con Adela, hija de Roberto, conde de Flandes, de quien tuvo a Carlos el Bueno.Dispone las cosas del reino con leyes humanas, sabias y prudentes. Hace por los menesterosos, construye hospitales, su tesoro es para los pobres. Favorece la misión de la Iglesia con la construcción de templos y patrocinando monasterios. Precisamente la cuestión de los diezmos le indispone con los nobles. Intenta desarraigar en el pueblo la mala costumbre de atribuir únicamente a los pecados de los clérigos la causa de las calamidades que periódicamente afligen al pueblo, las enfermedades, catástrofes y todo tipo de desórdenes naturales.

Por su parte, adopta actitudes penitenciales. Tiene una piedad grande que le lleva a traer después de invadir Inglaterra, las reliquias de san Albano. Entre todas las actitudes religiosas destaca su amor y veneración por la Eucaristía. Sinceramente es capaz de poner a los pies de Cristo crucificado su espada, su corona y las insignias reales ¡y lo hace!

Es traicionado por su hermano Olao. Un día que asiste a la Misa en Odense, en la isla de Fünen y en la iglesia de san Albano, acompañado por algunos leales, los rebeldes capitaneados por Blacon rodean la Iglesia. Después de haber confesado y comulgado, muere asaeteado, perdonando a sus enemigos. Fue un 10 de enero del 1087. Es canonizado y proclamado primer santo de Dinamarca el año 1.100. El papa Clemente X reconoce su culto para toda la Iglesia y manda se celebre el 19 de enero.

En nuestra época puede resultarnos extraña la figura de un santo rudo, peleón, invasor de tierras extrañas y exigente sin contemplaciones. Parece convencernos más su bondad con los pobres, su compasión con el débil, su piedad y penitencia. Pero él hizo lo que pudo para ser leal consigo mismo, bueno con su pueblo y fiel con la Iglesia. Eso era lo que le pedía el siglo de hierro, aquel oscuro tiempo bárbaro y turbulento.

Santoral preparado por www.archimadrid.es

lunes, 18 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 18-01-09

Obedecer vale más que un sacrificio. El Señor te rechaza como rey
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 15, 16-23
En aquellos días, Samuel dijo a Saúl: -«Déjame que te cuente lo que el Señor me ha dicho esta noche.» Contestó Saúl: -«Dímelo.» Samuel dijo: «Aunque te creas pequeño, eres la cabeza de las tribus de Israel, porque el Señor te ha nombrado rey de Israel. El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores amalecitas, combatiendo hasta acabar con ellos. ¿Por qué no has obedecido al Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el Señor reprueba?» Saúl replicó: -« ¡Pero si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traído a Agag, rey de Amalec, y he exterminado a los amalecitas. Si la tropa tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor, tu Dios, en Guilgal.» Samuel contestó: -«¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos, o quiere que obedezcan al Señor? Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que la grasa de carneros. Pecado de adivinos es la rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación. Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza como rey.»
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
El novio está con ellos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 2, 18-22
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: -«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?» Jesús les contestó: -«¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día si que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos. »
Palabra del Señor.

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Santa Prisca (Siglo I)
Etimológicamente significa “antigua”. También se le llama santa Priscila. Cristiana de los primeros años de la Iglesia ,desde muy antiguo se le tributó culto en Roma a esta joven romana.

En el siglo IX, mediante las excavaciones arqueológicas, se descubrió e identificó que estaba enterrada en Aventine con el nombre de Priscila, mujer de Aquila, un judío cristiano. Esto consta en los Hechos de los Apóstoles y en la carta de san Pablo a los Romanos: " Saludad a Prisca y a Aquila, mis cooperadores en Cristo Jesús, los cuales para salvar mi vida expusieron su cabeza".

Existe en Roma la bella iglesia de santa Prisca que, a su vez, se construyó sobre el santuario de Mitra, dios pagano. Según las Actas, escritas en el siglo X, cuando hablan de ella, dicen que era una chica adolescente que la llevaron al anfiteatro para la diversión de la gente. Se lanzó sobre ella un león y, en lugar de hacerla pedazos, se echó a sus pies. En vistas de esta situación, la devolvieron de nuevo a la cárcel.

Se dice que un águila velaba, cuando la mataron, su cuerpo hasta que la enterraron en las Catacumbas de Priscila, en donde hay en la actualidad una iglesia dedicada a su nombre desde el siglo IV. En lo que respecta al arte, los pintores la plasmaron en sus cuadros como una joven mártir con un león o dos, una espada y un águila cerca de ella. Pintores como Farmer, Roeder y Tabor. El león domado o domesticado a sus pies simboliza la caída del paganismo.

Sus restos se veneran en Roma. Un ejemplo claro de sacrificio por la fe en Cristo.

domingo, 17 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 17-01-10

La alegría que encuentra el esposo con su esposa, la encontrará tu Dios contigo
Primera Lectura. libro de Isaías 62, 1-5
Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
El mismo y único Espíritu reparte a cada uno como a él le parece
Segunda Lectura. 1ª carta de san Pablo a los Corintios 12, 4-11
Hermanos: Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.
Palabra de Dios.

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En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Juan 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: - «No les queda vino.» Jesús le contestó: - «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: - «Haced lo que él diga.» Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: - «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: - «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: - «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora. » Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor.

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San Antonio Abad (251-356)
-San Antonio o Antón de Egipto, llamado también el Abad, el Ermitaño o el Grande, solitario de la Tebaida, 251 - 356. Conocemos la vida del abad Antonio, cuyo nombre significa "floreciente" y al que la tradición llama el Grande, principalmente a través de la biografía redactada por su discípulo y admirador, san Atanasio, a fines del siglo IV.

Este escrito, fiel a los estilos literarios de la época y concepciones entonces vigentes acerca de la espiritualidad, subraya en la vida de Antonio la permanente entrega a Dios en un género de consagración del cual él no es históricamente el primero, pero sí el prototipo, y esto no sólo por la inmensa influencia de la obra de Atanasio.

En su juventud, Antonio, que era egipcio e hijo de acaudalados campesinos, se sintió conmovido por las palabras de Jesús, que le llegaron en el marco de una celebración eucarística: Si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes, y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo: ven después, y sígueme(Mateo, 11, 21). Así lo hizo el rico heredero, reservando sólo parte para una hermana, a la que entregó, parece, al cuidado de unas vírgenes consagradas.

Antonio murió muy anciano, hace el año 356, en las laderas del monte Colzim, próximo al mar Rojo; al ignorarse la fecha de su nacimiento, se le ha adjudicado una improbable longevidad, aunque ciertamente alcanzó una edad muy avanzada. La figura del abad delineó casi definitivamente el ideal monástico que perseguirían muchos fieles de los primeros siglos. No siendo hombre de estudios, no obstante, demostró con su vida lo esencial de la vida monástica, que intenta ser precisamente lo esencial de la práctica cristiana: una vida bautismal despojada de cualquier aditamento. Para nosotros, Antonio encierra un mensaje aún válido y muy actual: el monacato del desierto continúa siendo un desafío, el del seguimiento extremo de Cristo, el de la confianza absoluta en el poder del Espíritu de Dios.

sábado, 16 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 16-01-10

Ése es el hombre de quien habló el Señor; Saúl regirá a su pueblo
Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 9, 1-4. 17-19; 10
Había un hombre de Loma de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorá, hijo de Afiaj, benjaminita, de buena posición. Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba. A su padre Quis se le habían extraviado unas burras; y dijo a su hijo Saúl: -«Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras. » Cruzaron la serranía de Efraín y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca de Benjamin, y tampoco. Cuando Sarnuel vio a Saúl, el Señor le avisó: -«Ése es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo.» Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: -«Haz el favor de decirme dónde está la casa del vidente.» Samuel le respondió: -«Yo soy el vidente. Sube delante de mi al altozano; hoy coméis conmigo, y mañana te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas. » Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: -«El Señor te unge como jefe de su heredad. Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de la mano de los enemigos que lo rodean.»
Palabra de Dios.

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No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él, y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -«Sígueme.» Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos: -«¡De modo que come con publicanos y pecadores!» Jesús lo oyó y les dijo: -«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he ven do a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra del Señor.

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San Fulgencio obispo (556-630)
Santo patrón de la Diócesis de Cartagena. Su padre, Severiano, era un prefecto de las milicias romanas con sede en Cartagena, donde nacieron los 4 hermanos. Teodora era su madre, de una noble estirpe de Godos. Se trataba de una familia muy culta y piadosa, cuatro hermanos llegarían a ser santos. De Cartagena, se trasladaron a vivir a Sevilla.

Siendo como era Fulgencio, un chaval muy espabilado, lo mandaron a estudiar. Dominaba seis lenguas e hizo grandes progresos en ciencias y a pesar de las persecuciones y dificultades nunca dejaría sus estudios y sus comentarios a la Biblia llenos de espíritu cristiano.

Cuando el Rey Leovigildo hizo hincapié en la persecución, Fulgencio sufrió destierro y marchó a Cartagena desde donde escribía cartas de ánimo a los cristianos perseguidos, hasta que muerto Leovigildo regresó a Sevilla. Pronto lo mandarían de nuevo a Cartagena para ayudar al obispo. Más tarde lo mandarían a ocupar la sede de Écija y pasado el tiempo fue nombrado obispo de Cartagena.

viernes, 15 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 15-01-10

Gritaréis contra el rey, pero Dios no os responderá
Primera Lectura. Primer libro de Samuel 8, 4-7. 10-22a
En aquellos días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá. Le dijeron: -«Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones.» A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor. El Señor le respondió: -«Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey.» Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey: -«Éstos son los derechos del rey que os regirá: a vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. Vuestros campos, viñas y los mejores olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. Y vosotros mismos seréis sus esclavos. Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá.» El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió: -«No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en la guerra.» Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. El Señor le respondió: -«Hazles caso y nómbrales un rey.»
Palabra de Dios.

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El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 2, 1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: -«Hijo, tus pecados quedan perdonados.» Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: -«Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?» Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: -«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados ... » Entonces le dijo al paralítico: -«Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla -y vete a tu casa. » Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: -«Nunca hemos visto una cosa igual.»
Palabra del Señor.

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San Pablo de Tebas, ascético y ermitaño +347

Príncipe de la vida eremítica, según le llama San Jerónimo, su primer biógrafo, origen y modelo de todos los ermitaños de la cristiandad. Después de la era de los mártires, los que ansían la perfección eligen el desierto, y la Tebaida, en Egipto, es uno de los lugares predilectos de estos solitarios.

Parece que era de Tebas, nacido a orillas del Nilo de una familia cristiana, y cuando contaba unos veinte años la persecución de Decio le empujó al desierto, en el que acabó adentrándose hasta encontrar cierta caverna en una montaña blanca, un refugio muy escondido donde tiempo atrás se fabricó moneda falsa.

Allí se instaló para siempre, vestido con una túnica de hojas de palmera, alimentándose del fruto de este árbol y bebiendo el agua de un arroyo de las cercanías. En la soledad más absoluta, muerto para los hombres, rezando y meditando frente al misterio de Dios que llenaba toda su existencia.

Refiere san Jerónimo que así transcurrieron muchísimos años, hasta que, ya de edad avanzadísima, centenario tal vez, recibió la insospechada visita de otro anciano, san Antonio abad, a quien Dios había revelado en sueños que vivía en el desierto otro eremita que era un tesoro de virtud.

Al principio, Pablo hace oídos sordos a su llamada, pero al fin se abrazan reconociéndose a pesar de no haberse visto nunca, y sostienen coloquios espirituales mientras el cuervo que diariamente trae medio pan al ermitaño aquel día lleva en su pico ración doblada. Pablo no tarda en morir y es Antonio quien le entierra con la ayuda de dos leones que cavan su fosa. Así pintó Velázquez este encuentro fraternal, como un éxtasis sobre un fondo bello y grandioso de peñas graníticas.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo