jueves, 9 de enero de 2020

Lecturas y Santoral 09/01/2020. Jueves de la segunda semana de Navidad

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Juan 4,11-18

Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor tiene que ver con el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 71, 1-2. 10-11. 12-13
Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Lo vieron andar sobre el mar
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 6, 45-52
Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra.
Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron.
Pero él habló enseguida con ellos y les dice:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo».
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

Palabra de Dios

San Eulogio de Córdoba


Nació en Córdoba a comienzos del siglo IX y en esta ciudad ejerció su ministerio sacerdotal. Es el principal escritor de la Iglesia mozárabe, y uno de sus santos más importantes.

Dada la difícil situación de la comunidad cristiana española por la dominación árabe, san Eulogio fue siempre consuelo y aliento para todos los perseguidos por su fe.

Lo decapitaron, por vivir y confesar públicamente la fe cristiana, el 11 de marzo del año 859, cuando había sido preconizado arzobispo de Toledo; en España su fiesta se celebra el 9 de enero.

Oración: Señor y Dios nuestro: tú que, en la difícil situación de la Iglesia mozárabe, suscitaste en san Eulogio un espíritu heroico para la confesión intrépida de la fe, concédenos superar con gozo y energía, fortalecidos por ese mismo espíritu, todas nuestras situaciones adversas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Julián Mártir (+ 304) y Santa Basilisa Virgen (313)


Los Santos esposos Julián y Basilisa nacieron en el tercer siglo de la Iglesia, en Antioquía, capital de la Siria. Su vida nos ofrece el ejemplo de aquellas virtudes raras y sublimes, desconocidas a la gentilidad, que sólo la religión de Jesucristo podía producir entre los hombres: la virginidad en el matrimonio.

Julián era hijo único de una noble y rica familia, profundamente educado en la religión cristiana, tenía hecho voto de castidad cuando al cumplir los dieciocho años de edad sus padres se empeñaron en que contrajese matrimonio con una joven de igual nobleza, llamada Basilisa. Temeroso el virtuoso muchacho de faltar a su voto, pero sintiendo también desobedecer a sus padres, acude al Señor con la oración y el ayuno. Y dice la tradición que por celestial revelación le fue dado a conocer que con su esposa podría guardar la anhelada virginidad. Julián y Basilisa son milagrosamente arrastrados hacia el amor virginal; apareciéndoseles nuestro Señor Jesucristo, que aprueba su determinación de conservarse castos.

A este difícil sacrificio añadieron también el de la pobreza; desde aquel día consagran plenamente sus vidas a los demás. Reparten sus bienes entre los pobres y se retiran a vivir en dos casas situadas en las afueras de la ciudad que convierten en monasterios. A la de Julián acuden hombres de todas las clases sociales, para que les guíe con sus prudentes y santos consejos. A la de Basilisa una multitud de muchachas que, edificadas con el ejemplo de su virtud, muchas de ellas abrazan la vida religiosa viviendo en santa paz bajo su dirección. Muy pronto la fama de ambos esposos se extenderá por todo el Imperio.

Sin embargo el Señor, que quería que Julián padeciese solo, llamó a si a Basilisa antes que llegase a Siria la persecución de Diocleciano. Julián lloró la muerte de su esposa, y todos los días iba a hacer oración sobre su sepulcro.

Suscitada en aquel tiempo la persecución de Diocleciano y Maximiano contra el Cristianismo, se ordena apresar y encarcelar a Julián y a cuantos con él residen en su apacible monasterio. Llegado a Antioquía, el presidente Marciano, cruel ejecutor de los decretos imperiales contra los cristianos, le hizo prender inhumanamente y atormentar.

San Julián profesa con gran valentía ante el tirano su fe en Cristo Jesús. Hay expectación en la gente cuando Marciano, el juez, increpa con solemnidad a Julián: "Adora a los dioses". "No hay más omnipotente que Dios, Nuestro Padre". "Obedece los decretos del emperador". "Jesucristo es mi único César". "¿Crees en un Crucificado?" "Él tiene escuadrones inmortales". "Marcharás a la muerte". "El emperador de Roma también es polvo y en polvo se convertirá". "¿Te ríes de nuestros dioses y de nuestro emperador? Ante los tormentos no habrá réplicas". Marciano, viéndose fracasado intenta cambiar de táctica para vencerle: "Tus padres, Julián, fueron nobles. Te daremos honores". "Desde el cielo me alientan a permanecer fiel a mi santa religión".

Lleno de confusión, el magistrado condena a Julián a morir degollado. Fue el día 9 de Enero del año 308. Su gloriosa muerte arrastra hacia la fe en Cristo a muchos paganos, que admiran su firmeza. Y la proyección de su ejemplaridad se dilata a través de los siglos en la devoción de los fieles.

(Autor de parte del texto: José Gros y Raguer, San Julián)

miércoles, 8 de enero de 2020

Lecturas y Santoral 08/01/2020. Miércoles de la segunda semana de Navidad

Dios es amor
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su unigénito, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 71, 1-2. 3-4ab. 7-8
Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
el Gran Río al confín de la tierra.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Al multiplicar los panes Jesús se manifiesta como profeta
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».
El les replicó:
«Dadles vosotros de comer».
Ellos le preguntaron:
«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?».
Él les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».
Cuando lo averiguaron le dijeron:
«Cinco, y dos peces».
Él les mandó que la gente se recostara sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.

Palabra de Dios


San Severino, Predicador


Nació en Roma hacia el año 410, dentro de una familia noble y rica. Tenía gran capacidad profética y daba buenos consejos.

Llevó una vida sencilla, pacífica, pobre y religiosa, y milagrosamente las hordas de guerreros bárbaros le respetaron y permitieron que continuara con su predicación cristiana. En la ciudad de Cumana, profetizó que sus habitantes serían castigados si no se convertían. La población de Cumana decidió acudir a los templos a orar, entonces un terremoto se desencadenó en las cercanías, haciendo huir a los bárbaros que ya estaban preparados para atacar la ciudad.

Obró un milagro similar en Faviana, ciudad situada junto al Danubio. El río, helado por el frío invernal, no permitía la llegada de barcos con alimentos. Los dueños de los almacenes de alimentos vendían estos a precios abusivos, inasequibles para muchos de los habitantes. El santo les ordenó que repartieran los alimentos, amenazándoles con un castigo divino si no lo hacían. Ellos le obedecieron y los repartieron. El santo, acompañado de varios discípulos, comenzó a orar y, poco después, el hielo se derritió, el río volvió a ser navegable y a los pocos días llegaron los barcos con las provisiones.

Movido por su piedad para convertir pecadores, recorría descalzo las regiones de Austria y Alemania, durísimas especialmente en invierno, sin comer nada durante el día, predicando a todos para que hicieran penitencia y ayudaran a los pobres, y curando enfermos, llevando a todos la palabra de Dios.

Murió el 8 de enero de 482, entonando la frase del último salmo de la Biblia, el 150: "Todo ser que tiene vida, alabe al Señor". Seis años después, al desenterrar sus restos, lo hallaron incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Al levantarle los párpados vieron que sus bellos ojos azules brillaban como si estuviera dormido.

Santa Gúdula Virgen patrona de Bruselas († ca.712)


Santa Gúdula, virgen, patrona de Bruselas. Según un escritor, la Santa nació en Brabante (Pagus Brachatensis), región situada en la parte central de la actual Bélgica y que ha tenido a lo largo de la historia un gran influjo en la historia del país, en el año 650 en el seno de una aristocrática familia franca.

Fue hija de Witger, duque de Lorena, y de Santa Amalberga. En el monasterio de Nivelles y bajo la tutela de su santa madrina fue educada la niña, según la costumbre de las familias en esta época. Muerta Santa Gertrudis en 659, volvió a la casa paterna. Según unos, vivió recluida en el oratorio de San Salvador de Moorsel, a pocas millas de su pueblo natal. Según otros, permaneció en casa de sus padres, llevando una vida extraordinaria de piedad y recogimiento.

Hubert, nos presenta a Santa Gúdula como una mujer consagrada en cuerpo y alma al socorro del prójimo. En una ocasión vino a su encuentro una leprosa llamada Emenfreda. La Santa examinó sus llagas, la consoló con dulces pensamientos y después la curo. La noticia de estos prodigios se extendió rápidamente por toda la región. Y una multitud de desgraciados acudía a ella en busca de socorro.

Tras breve enfermedad murió, probablemente el 8 de enero de 712. Hubert nos describe la desolación de las pobres gentes de la comarca que estaban acostumbradas a ver en ella una especie de hada protectora. Fue enterrada en Vilvoorde. Después de algún tiempo fue trasladado su cuerpo a Moorsel, donde se estableció un monasterio de religiosas que duró poco tiempo. Más tarde sus restos mortales fueron confiados a Carlos de Francia, hijo de Luis, duque de la Baja Lorena. Probablemente en 977.

Durante unos 60 años su cuerpo reposó en la iglesia de San Géry de Bruselas, entonces simple capilla castrense, construida junto a la residencia condal. Por fin, el conde de Lovaina, Lamberto II, hizo trasladar en 1047 el precioso depósito a la iglesia de Molemberg, dedicada a San Miguel, que fue probablemente la primera parroquia de Bruselas y que después cambió su nombre por el de Santa Gúdula. Todos los visitantes de Bruselas conocen su catedral dedicada a esta virgen patrona de la ciudad, pero fuera de Bélgica es muy poco conocida.

Una anécdota más o menos legendaria de su juventud es la que le identifica visualmente con el atributo de la linterna: dícese que a media noche se levantaba para hacer sus devociones alumbrándose con una linterna o farol (según otras fuentes salía de su casa para ir a la iglesia antes del amanecer), y Satán le apagaba siempre la luz con un rabioso soplido, después de lo cual la oración de la santa S. XIV volvía a encenderla. Por eso se la ves representada con una linterna en la mano.

martes, 7 de enero de 2020

Lecturas y Santoral 07/01/2020. Martes de la segunda semana de Navidad

Examinad si los espíritus vienen de Dios
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Juan 3, 22-4, 6

Queridos hermanos:
Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Queridos míos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo.
En esto podréis conocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo.
Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios.
Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el Espíritu de la verdad y el espíritu del error.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 2, 7-8. 10-12a
Te daré en herencia las naciones.
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra».

Te daré en herencia las naciones.
Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando.

Te daré en herencia las naciones.
Está cerca el reino de los cielos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 4, 12-17. 23-25
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

Palabra de Dios

San Raimundo de Peñafort presbítero


Nace en el 1175 en el castillo de Peñafort, Barcelona (España). Estudia en Bologna (Italia), donde llega a ocupar una cátedra a los 20 años. Tiene como profesor a san Alberto Magno, y por director espiritual a san Pedro Nolasco, a quien ayuda a fundar la Orden de la Merced, en el 1223 para la redención de cautivos.

Es ordenado sacerdote. Eminente canonista, editó, por mandato del papa Gregorio IX, la recopilación de todos los decretos pontificios en materia dogmática y disciplinar. De regreso a Barcelona, fue nombrado canónigo de la iglesia barcelonesa y después ingresó en la Orden de Predicadores al fundarse en la ciudad una comunidad de dominicos en 1222. En 1234 el Papa le ofrece el arzobispado de Tarragona, pero no acepta. En 1238 sus hermanos dominicos lo eligen superior general, como tercer sucesor del fundador santo Domingo de Guzmán; la gobernó con sabiduría y prudencia. Encomienda a su cohermano santo Tomás de Aquino la redacción de la Summa contra Gentiles.

Entre sus escritos destacan las obras destinadas a la administración genuina y provechosa del sacramento de la penitencia. Además de apoyar a san Pedro Nolasco en la fundación de los Mercedarios para la redención de cautivos, fue consejero del rey Jaime I de Aragón. Propició la acción misionera frente a las herejías y entre los musulmanes y los judíos.

Realizó viajes por diferentes regiones españolas, inculcando lecciones espirituales para lograr la total transformación del pueblo contaminado por las costumbres de los moros. En 1230, el Papa lo llamó a Roma, convirtiéndose en su confesor e imponiéndole la penitencia de oír y despachar inmediatamente las peticiones de los pobres. Al caer enfermo, el santo regresó a Barcelona, donde continuó con su labor apostólica, luchando en contra de la herejía. También fundó un convento en Túnez y otro en Murcia entre los moros.

El santo entregó su alma a Dios en Barcelona a la edad de 100 años, en 1275.

Oración: Oh Dios, que diste a san Raimundo de Peñafort una entrañable misericordia para con los cautivos y los pecadores, concédenos por su intercesión que, rotas las cadenas del pecado, nos sintamos libres para cumplir tu divina voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

lunes, 6 de enero de 2020

Lecturas y Santoral 06/01/2020. Lunes de la segunda semana de Navidad. Epifanía del Señor.

La gloria del Señor amanece sobre ti
Primera Lectura. Isaías 60, 1-6
¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, y su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen hacia ti; llegan tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se ensanchará, porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti, y a ti llegan las riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos, dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso, y proclaman las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.



Salmo Responsorial. Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13
Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanles todos los pueblos.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Ahora ha sido revelado que los gentiles son coherederos de la promesa
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios.

Venimos a adorar al Rey
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 2, 1-12
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
- "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y, venimos a adorarlo."
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
- "En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
'Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel.'"
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
- "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo."
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Solemnidad de la Epifanía del Señor




Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:
Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)
Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán
Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de su vida pública con el milagro en Caná.
La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.

La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice además que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la virgen ha dado a luz, la luz crece".

Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.

Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.

Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.

Los Reyes Magos
Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.

La adoración de los Reyes magos, según las visiones de la Beata Ana Catalina Emmerich

Se apearon al llegar cerca de la gruta de la tumba de Maraña, en el valle, detrás de la gruta del Pesebre. Los criados desliaron muchos paquetes, levantaron una gran carpa e hicieron otros arreglos con la ayuda de algunos pastores que les señalaron los lugares más apropiados. Se encontraba ya en parte arreglado el campamento cuando los Reyes vieron la estrella aparecer brillante y muy clara sobre la colina del Pesebre, dirigiendo hacia la gruta sus rayos en línea recta. La estrella estaba muy crecida y derramaba mucha luz; por eso la miraban con grande asombro. No se veía casa alguna por la densa oscuridad, y la colina aparecía en forma de una muralla. De pronto vieron dentro de la luz la forma de un Niño resplandeciente y sintieron extraordinaria alegría. Todos procuraron manifestar su respeto y veneración.
Los tres Reyes se dirigieron a la colina, hasta la puerta de la gruta. Mensor la abrió, y vio su interior lleno de luz celestial, y a la Virgen, en el fondo, sentada, teniendo al Niño tal como él y sus compañeros la habían contemplado en sus visiones. Volvió para contar a sus compañeros lo que había visto. En esto José salió de la gruta acompañado de un pastor anciano y fue a su encuentro. Los tres Reyes le dijeron con simplicidad que habían venido para adorar al Rey de los Judíos recién Nacido, cuya estrella habían observado, y querían ofrecerle sus presentes. José los recibió con mucho afecto. El pastor anciano los acompañó hasta donde estaban los demás y les ayudó en los preparativos, juntamente con otros pastores allí presentes.

Los Reyes se dispusieron para una ceremonia solemne. Les vi revestirse de mantos muy amplios y blancos, con una cola que tocaba el suelo. Brillaban con reflejos, como si fueran de seda natural; eran muy hermosos y flotaban en torno de sus personas. Eran las vestiduras para las ceremonias religiosas. En la cintura llevaban bolsas y cajas de oro colgadas de cadenillas, y cubríanlo todo con sus grandes mantos. Cada uno de los Reyes iba seguido por cuatro personas de su familia, además, de algunos criados de Mensor que llevaban una pequeña mesa, una carpeta con flecos y otros objetos.

Los Reyes siguieron a José, y al llegar bajo el alero, delante de la gruta, cubrieron la mesa con la carpeta y cada uno de ellos ponía sobre ella las cajitas de oro y los recipientes que desprendían de su cintura. Así ofrecieron los presentes comunes a los tres. Mensor y los demás se quitaron las sandalias y José abrió la puerta de la gruta. Dos jóvenes del séquito de Mensor, que le precedían, tendieron una alfombra sobre el piso de la gruta, retirándose después hacia atrás, siguiéndoles otros dos con la mesita donde estaban colocados los presentes. Cuando estuvo delante de la Santísima Virgen, el rey Mensor depositó estos presentes a sus pies, con todo respeto, poniendo una rodilla en tierra. Detrás de Mensor estaban los cuatro de su familia, que se inclinaban con toda humildad y respeto.
Mientras tanto Sair y Teokeno aguardaban atrás, cerca de la entrada de la gruta. Se adelantaron a su vez llenos de alegría y de emoción, envueltos en la gran luz que llenaba la gruta, a pesar de no haber allí otra luz que el que es Luz del mundo. María se hallaba como recostada sobre la alfombra, apoyada sobre un brazo, a la izquierda del Niño Jesús, el cual estaba acostado dentro de la gamella, cubierta con un lienzo y colocada sobre una tarima en el sitio donde había nacido.

Cuando entraron los Reyes la Virgen se puso el velo, tomó al Niño en sus brazos, cubriéndolo con un velo amplio. El rey Mensor se arrodilló y ofreciendo los dones pronunció tiernas palabras, cruzó las manos sobre el pecho, y con la cabeza descubierta e inclinada, rindió homenaje al Niño. Entre tanto María había descubierto un poco la parte superior del Niño, quien miraba con semblante amable desde el centro del velo que lo envolvía. María sostenía su cabecita con un brazo y lo rodeaba con el otro. El Niño tenía sus manecitas juntas sobre el pecho y las tendía graciosamente a su alrededor. ¡Oh, qué felices se sentían aquellos hombres venidos del Oriente para adorar al Niño Rey!

Viendo esto decía entre mí: "Sus corazones son puros y sin mancha; están llenos de ternura y de inocencia como los corazones de los niños inocentes y piadosos. No se ve en ellos nada de violento, a pesar de estar llenos del fuego del amor". Yo pensaba: "Estoy muerta; no soy más que un espíritu: de otro modo no podría ver estas cosas que ya no existen, y que, sin embargo, existen en este momento. Pero esto no existe en el tiempo, porque en Dios no hay tiempo: en Dios todo es presente. Yo debo estar muerta; no debo ser más que un espíritu". Mientras pensaba estas cosas, oí una voz que me dijo: "¿Qué puede importarte todo esto que piensas?… Contempla y alaba a Dios, que es Eterno, y en Quien todo es eterno".

Vi que el rey Mensor sacaba de una bolsa, colgada de la cintura, un puñado de barritas compactas del tamaño de un dedo, pesadas, afiladas en la extremidad, que brillaban como oro. Era su obsequio. Lo colocó humildemente sobre las rodillas de María, al lado del Niño Jesús. María tomó el regalo con un agradecimiento lleno de sencillez y de gracia, y lo cubrió con el extremo de su manto. Mensor ofrecía las pequeñas barras de oro virgen, porque era sincero y caritativo, buscando la verdad con ardor constante e inquebrantable.

Después se retiró, retrocediendo, con sus cuatro acompañantes; mientras Sair, el rey cetrino, se adelantaba con los suyos y se arrodillaba con profunda humildad, ofreciendo su presente con expresiones muy conmovedoras. Era un recipiente de incienso, lleno de pequeños granos resinosos, de color verde, que puso sobre la mesa, delante del Niño Jesús. Sair ofreció incienso porque era un hombre que se conformaba respetuosamente con la Voluntad de Dios, de todo corazón y seguía esta voluntad con amor. Se quedó largo rato arrodillado, con gran fervor.

Se retiró y se adelantó Teokeno, el mayor de los tres, ya de mucha edad. Sus miembros algo endurecidos no le permitían arrodillarse: permaneció de pie, profundamente inclinado, y puso sobre la mesa un vaso de oro que tenía una hermosa planta verde. Era un arbusto precioso, de tallo recto, con pequeñas ramitas crespas coronadas de hermosas flores blancas: la planta de la mirra. Ofreció la mirra por ser el símbolo de la mortificación y de la victoria sobre las pasiones, pues este excelente hombre había sostenido lucha constante contra la idolatría, la poligamia y las costumbres estragadas de sus compatriotas. Lleno de emoción estuvo largo tiempo con sus cuatro acompañantes ante el Niño Jesús.

Yo tenía lástima por los demás que estaban fuera de la gruta esperando turno para ver al Niño. Las frases que decían los Reyes y sus acompañantes estaban llenas de simplicidad y fervor. En el momento de hincarse y ofrecer sus dones decían más o menos lo siguiente: "Hemos visto su estrella; sabemos que Él es el Rey de los Reyes; venimos a adorarle, a ofrecerle nuestros homenajes y nuestros regalos". Estaban como fuera de sí, y en sus simples e inocentes plegarias encomendaban al Niño Jesús sus propias personas, sus familias, el país, los bienes y todo lo que tenía para ellos algún valor sobre la tierra. Le ofrecían sus corazones, sus almas, sus pensamientos y todas sus acciones. Pedían inteligencia clara, virtud, felicidad, paz y amor. Se mostraban llenos de amor y derramaban lágrimas de alegría, que caían sobre sus mejillas y sus barbas. Se sentían plenamente felices. Habían llegado hasta aquella estrella, hacia la cual desde miles de años sus antepasados habían dirigido sus miradas y sus ansias, con un deseo tan constante. Había en ellos toda la alegría de la Promesa realizada después de tan largos siglos de espera.

María aceptó los presentes con actitud de humilde acción de gracias. Al principio no decía nada: sólo expresaba su reconocimiento con un simple movimiento de cabeza, bajo el velo. El cuerpecito del Niño brillaba bajo los pliegues del manto de María. Después la Virgen dijo palabras humildes y llenas de gracia a cada uno de los Reyes, y echó su velo un tanto hacia atrás.

Aquí recibí una lección muy útil. Yo pensaba: "¡Con qué dulce y amable gratitud recibe María cada regalo! Ella, que no tiene necesidad de nada, que tiene a Jesús, recibe los dones con humildad. Yo también recibiré con gratitud todos los regalos que me hagan en lo futuro". ¡Cuánta bondad hay en María y en José! No guardaban casi nada para ellos, todo lo distribuían entre los pobres.

El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, aciprensa.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, www.corazones.org, vatican.va, catholic.net, oremosjuntos.com


"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

jueves, 2 de enero de 2020

Lecturas y Santoral 02/01/2020. Jueves - Tiempo de Navidad

Lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Juan 2, 22-28

Queridos hermanos:
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre.
En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y ésta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna.
Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas y es verdadera y no mentirosa según os enseñó, permanecéis en él.
Y ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 97, 1bcde. 2-3cd- 4
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.

El que viene detrás de mí
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 1, 19-28
Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?».
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?»
Respondió:«No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
El contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


San Basilio Magno obispo y Doctor de la Iglesia.


Nació en Cesarea de Capadocia, hoy Turquía, el año 330, de familia cristiana; entre sus nueve hermanos figuraron: San Gregorio de Nissa, Santa Macrina la joven y San Pedro de Sevaste. Su padre era San Basilio el viejo, y su madre, Santa Emelia. Hombre de gran cultura y virtud inició su educación en Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañero de estudio a San Gregorio Nazianceno, quien se convirtió en su amigo inseparable. Cuando Basilio recibió el bautismo, tomó la determinación de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica. Estuvo viviendo en Palestina y Egipto y se retiró al desierto con san Gregorio Nacianceno, a quien había conocido de estudiante en Atenas, para llevar vida eremítica, y allí escribió la regla para sus monjes.

Comenzó por visitar los monasterios de Egipto, Palestina Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa. Se estableció en un paraje agreste en la región del Ponto, separado de Annesi, por el río Iris. En aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al estudio. Formó el primer monasterio que hubo en Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.

Por aquella época, la herejía arriana estaba en su apogeo y los emperadores herejes perseguían a los ortodoxos. En el año de 363, Basilio fue ordenado diácono y sacerdote en Cesarea, pero para evitar generar ciertos conflictos con el arzobispo Eusebio, decidió retirarse calladamente al Ponto. Sin embargo, Cesarea lo necesitaba y lo reclamó. Dos años más tarde, San Gregorio Nazianceno, en nombre de la ortodoxia, sacó a Basilio de su retiro para que le ayudase en la defensa de la fe, del clero y de la Iglesia.

En el año de 370, año en que murió Eusebio, Basilio fue elegido para ocupar la sede arzobispal vacante. Tiempo después, la muerte de San Anastasio dejó a Basilio como único paladín de la ortodoxia en el oriente, y éste luchó para fortalecer y unificar a todos los católicos que, sofocados por la tiranía arriana y descompuestos por los cismas y las disenciones entre sí, parecían extinguirse. Combatió a los arrianos; escribió excelentes obras teológicas, en particular sobre el Espíritu Santo, y reglas monásticas que rigen aún hoy en muchos monasterios sobre todo del Oriente.

Fue gran bienhechor de los pobres. Murió el día 1 de enero del año 379, a la edad de 49 años.

San Gregorio Nacianceno


Obispo y Doctor de la Iglesia. Nació el año 330 junto a Nacianzo (Capadocia), y se desplazó a diversos lugares por razones de estudio: Cesarea de Palestina, Alejandría y Atenas. Siguió a su amigo Basilio en la vida solitaria, pero fue luego ordenado de sacerdote.

El año 381 fue elegido obispo de Constantinopla, pero, debido a las divisiones existentes en aquella iglesia, se retiró a Nacianzo donde murió el 25 de enero de 389 ó 390.

Fue llamado el teólogo, por la profundidad de su doctrina y el encanto de su elocuencia.

Oración: Señor Dios, que te dignaste instruir a tu Iglesia con la vida y doctrina de san Basilio Magno y san Gregorio Nacianceno, haz que busquemos humildemente tu verdad y la vivamos fielmente en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Como si una misma alma sustentase dos cuerpos San Gregorio Nacianceno, obispo

Sermón 43, en alabanza de Basilio Magno, 15,16-17.19-21 (PG 36,514-523)

Nos habíamos encontrado en Atenas, como la corriente de un mismo río que, desde el manantial patrio, nos había dispersado por las diversas regiones, arrastrados por el afán de aprender, y que, de nuevo, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, volvió a unirnos, sin duda porque así lo dispuso Dios.

San Basilio y San Gregorio Nacianceno
En aquellas circunstancias, no me contentaba yo sólo con venerar y seguir a mi gran amigo Basilio, al advertir en él la gravedad de sus costumbres y la madurez y seriedad de sus palabras, sino que trataba de persuadir a los demás, que todavía no lo conocían, a que le tuviesen esta misma admiración. En seguida empezó a ser tenido en gran estima por quienes conocían su fama y lo habían oído.

En consecuencia, ¿qué sucedió? Que fue casi el único, entre todos los estudiantes que se encontraban en Atenas, que sobrepasaba el nivel común y el único que había conseguido un honor mayor que el que parece corresponder a un principiante. Éste fue el preludio de nuestra amistad; ésta la chispa de nuestra intimidad; así fue como el mutuo amor prendió en nosotros.

Con el paso del tiempo, nos confesamos mutuamente nuestras ilusiones y que nuestro más profundo deseo era alcanzar la filosofía, y, ya para entonces, éramos el uno para el otro todo lo compañeros y amigos que nos era posible ser, de acuerdo siempre, aspirando a idénticos bienes y cultivando cada día más ferviente y más íntimamente nuestro recíproco deseo.

Nos movía un mismo deseo de saber, actitud que suele ocasionar profundas envidias, y, sin embargo, carecíamos de envidia; en cambio, teníamos en gran aprecio la emulación. Contendíamos entre nosotros, no para ver quién era el primero, sino para averiguar quién cedía al otro la primacía; cada uno de nosotros consideraba la gloria del otro como propia.

Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos. Y, si no hay que dar crédito en absoluto a quienes dicen que todo se encuentra en todas las cosas, a nosotros hay que hacernos caso si decimos que cada uno se encontraba en el otro y junto al otro.

Una sola tarea y afán había para ambos, y era la virtud, así como vivir para las esperanzas futuras de tal modo que, aun antes de haber partido de esta vida, pudiese decirse que habíamos emigrado ya de ella. Ése fue el ideal que nos propusimos, y así tratábamos de dirigir nuestra vida y todas nuestras acciones, dóciles a la dirección del mandato divino, acuciándonos mutuamente en el empeño por la virtud; y, a no ser que decir esto vaya a parecer arrogante en exceso, éramos el uno para el otro la norma y regla con la que se discierne lo recto de lo torcido.

Y, así como otros tienen sobrenombres, o bien recibidos de sus padres, o bien suyos propios, o sea, adquiridos con los esfuerzos y orientación de su misma vida, para nosotros era maravilloso ser cristianos, y glorioso recibir este nombre.

lunes, 30 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 30/12/2019. Lunes - Octava de Navidad.

El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Juan 2, 12-17

Os escribo, hijos, porque se os han perdonado vuestros pecados por su nombre.
Os escribo, padres, porque conocéis al que es desde el principio.
Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno.
Os repito, hijos, porque conocéis al Padre.
Os repito, padres, porque ya conocéis al que existía desde el principio.
Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno.
No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la arrogancia del dinero -, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, y su concupiscencia.
Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 95, 7-8a. 8b-9. 10
Alégrese el cielo, goce la tierra.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.

Alégrese el cielo, goce la tierra.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.

Alégrese el cielo, goce la tierra.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».

Alégrese el cielo, goce la tierra.

Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 2, 36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, y se lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


San Raúl monje Cisterciense


San Raúl es un monje cisterciense de origen inglés del que sabemos que en 1131 fundó el monasterio de Vaucelles (cerca de Cambrai, Francia). Fue discípulo de san Bernardo de Claraval, el gran reformador de la vida monástica, por lo que puso su monasterio bajo las nuevas reglas, contribuyendo a la regeneración de la vida eclesiástica.

Su rectitud y su austeridad le valieron ser elevado al honor de los altares. Los que llevan el nombre de Raúl celebran su onomástica el 30 de diciembre, día en que la Iglesia conmemora a este santo.

Recomendaba que las oraciones que más debemos repetir cada día son: Miserere: o sea Señor ten piedad, perdón Señor que soy un pecador. Y Aleluya, Tedeum: o sea: Gracias a Dios. Bendito sea Dios.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 29/12/2019. Domingo - Octava de Navidad. La Sagrada Familia: Jesús, María y José

Quien teme al Señor honrará a sus padres.
Primera Lectura. Eclesiástico 3, 2-6. 12-14

El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 127, 1-2. 3. 4-5
Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

La vida de familia en el Señor
Segunda Lectura. carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21

Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios.



Toma al niño y a su madre y huye a Egipto.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 2, 13-15. 19-23
Cuando se retiraron los magos, el ángel del señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atacaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


Santo Tomás Becket


Nació en Londres el año 1118. Estudió en París y se hizo clérigo del arzobispo de Canterbury. Completó sus estudios en Roma y Bolonia, y luego en Auxerre.

A la edad de 36 años fue elevado a la dignidad de canciller del reino por Enrique II. Gozó de los favores del rey por siete años y compartió muchos de sus afanes terrenos. El año 1162, nombrado por influencia del rey, sucesor del arzobispo, recibió la ordenación sacerdotal y episcopal. Desde aquel momento cambió su vida, haciéndose más austera y apartándose de los usos de la corte.

Pronto la amistad del rey se convirtió en odio. Tuvo que elegir entre la fidelidad a Enrique II y su responsabilidad como pastor, y optó por lo segundo y además tomó la defensa de los derechos de la Iglesia contra las pretensiones regias. Tomás tuvo que refugiarse en Francia y, vuelto a su sede, fue asesinado por los esbirros del rey el 29 de diciembre de 1170.

Oración: Señor, tú que has dado a santo Tomás Becket grandeza de alma para entregar su vida en pro de la justicia, concédenos, por su intercesión, sacrificar por Cristo nuestra vida terrena para recuperarla de nuevo en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San David, rey y profeta del Antiguo Testamento


La Iglesia conmemora hoy al rey y profeta David, hijo de Jesé, de Belén de Judá, que encontró gracia ante Dios y en su juventud fue ungido con el santo óleo por el profeta Samuel, para que reinase sobre el pueblo de Israel.

Trasladó a la ciudad de Jerusalén el Arca de la Alianza, y el Señor mismo le juró que su descendencia permanecería para siempre, porque de ella nacería Jesucristo según la carne.

Se calcula que murió en el año 960 antes de Cristo.

viernes, 27 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 27/12/2019. Viernes - Octava de Navidad. San Juan, apóstol y evangelista

Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos
Primera Lectura. Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan 1, 1-4

Queridos hermanos:
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó.


Salmo Responsorial. 96, 1-2. 5-6. 11-12
Alegraos, justos, con el Señor.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Alegraos, justos, con el Señor.
Los montes se derriten como cera ante el señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Alegraos, justos, con el Señor.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Alegraos, justos, con el Señor.
El otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 20, 2-8

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra de Dios.


San Juan, Evangelista


San Juan tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Nació en Galilea y fue hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el mayor. San Juan era pescador, tal como su hermano y su padre, y según señalan los antiguos relatos, al parecer fue San Juan (que también fue discípulo de Juan el Bautista) uno de los dos primeros discípulos de Jesús junto con Andrés. La primera vez que Juan conoció a Jesús estaba con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés remendando las redes a la orilla del lago; el Señor pasó cerca y les dijo: "Venid conmigo y os haré pescadores de almas". Ante este subliminal llamado, el apóstol dejó inmediatamente sus redes, a su padre y lo siguió.

Juan evangelista conformó junto con Pedro y Santiago, el pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos; y junto con Pedro se encargó de preparar la Última Cena.

A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del trueno", debido al carácter impetuoso que ambos tenían. Estos dos hermanos vanidosos y de carácter impetuoso se volvieron humildes, amables y bondadosos cuando recibieron el Espíritu Santo. Juan, en la Última Cena, tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo. Fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos; Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a su Madre Santísima, María, como si fuera su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y diciendo a María: "He ahí a tu hijo".

El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Después de la resurrección de Cristo, en la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en reconocer a Jesús en la orilla. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste qué?". Jesús le respondió: "Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?". Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores. Juan se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos.


Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y le acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte. El emperador Domiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, siendo desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis. Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio. A San Juan Evangelista se le representa con un águila al lado, como símbolo de la elevada espiritualidad que transmite con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como su Evangelio.

Según señala San Jerónimo cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura". San Epifanio señaló que San Juan murió hacia el año 100 a los 94 años de edad.