martes, 5 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 05/05/2020. Martes de la cuarta semana de Pascua

Se pusieron a hablar a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 11, 19-26

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 86, 1-3, 4-5. 6-7
Alabad al Señor todas las naciones.
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!

Alabad al Señor todas las naciones.
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».

Alabad al Señor todas las naciones.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».

Alabad al Señor todas las naciones.
Yo y el Padre somos uno
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mi. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado, es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra de Dios.


San Hilario de Arlés 400-449


Hombre de letras, de palabra fácil y brillante, con el éxito asegurado por su talento, no se rindió sin lucha a la vida de renuncias y de sacrificio que le proponía abrazar su pariente san Honorato, el abad de Lérins, cuando trataba de convencerle a su paso por la Borgoña.

Más tarde le encontramos como monje en Lérins, donde será el segundo abad cuando Honorato sea nombrado obispo de Arles, y en el 429, a la muerte de su maestro en la silla episcopal de Arles cuando posiblemente no había cumplido aún treinta años.

Fue un obispo memorable, que solía recorrer su diócesis, aunque nevase, que predicaba horas y horas a sabios y a ignorantes, queriendo que todos compartiesen el tesoro de su fe, y que era compasivo y tierno con los pecadores, y duro hasta la denuncia pública y arriesgada con los grandes personajes.

Excesivo también, según las normas de lo que hoy se llama circunspección, era su amor a los pobres, y para poder hacer más limosnas vendió los vasos sagrados y trabajaba con sus propias manos, cultivaba los campos y trenzaba redes y esteras, pero la Iglesia no parece habérselo tenido en cuenta y le propone como modelo de ímpetu arrollador por la causa del Bien sin contemplaciones.

San Angel, Mártir


Fue uno de los primeros miembros de la Orden del Carmelo. Nació en Jerusalén y sus padres fueron judíos convertidos al cristianismo gracias a una aparición de la Santísima Virgen. Desde la infancia mostró extraordinarios dones para lo espiritual y lo intelectual. A los 15 años hablaba ya el griego, el latín y el hebreo.

A la temprana muerte de su hermano gemelo, San Ángel decide ingresar a la Orden Carmelita, y es admitido en el monasterio en el Monte Carmelo, en Palestina, donde vive como ermitaño durante cinco años.

En el siglo trece, los Carmelitas pasaron de ser una orden contemplativa a ser una orden de mendicantes; recordemos que era el siglo de la revolución espiritual de San Francisco de Asís y de Santo Domingo de Guzmán.

San Ángel es enviado eventualmente a Roma, para llevar un mensaje al papa Honorio III. A continuación recibe la encomienda de dirigirse a Sicilia, para ayudar a predicar contra la herejía de los cátaros, que habían tomado control de la isla. En Sicilia, convirtió a muchos con su predicación y milagros y en Palermo convirtió a más de 200 judíos.

Cuando se encontraba predicando a una multitud, en Locata, fue acuchillado por una banda de malhechores. Herido de muerte, cayó de rodillas y oró por todo el pueblo y en particular por los que lo habían herido. En el sitio donde murió se edificó una iglesia, y su sepulcro se convirtió muy pronto en sitio de peregrinación.

La Orden Carmelita venera a San Ángel como santo por lo menos desde 1456. En 1459, el papa Pío II aprobó su culto.

Catalina Cittadini


Nació en Bérgamo (Italia) el año 1801, en el seno de una familia humilde. A los siete años quedó huérfana de padre y madre y, con una hermana menor que ella, fue acogida en el orfanato de Conventino donde se educó y sacó el título de maestra.

Invitada por unos primos suyos sacerdotes, se trasladó a Somasca y se hizo cargo de la escuela municipal. Dio ejemplo a todos por su vida de piedad y de caridad, así como por su competencia y su dedicación a la tarea educativa.

En 1840, y con la colaboración de su hermana, abrió una escuela gratuita para niñas pobres, un orfanato y otras instituciones para la formación de la juventud. Algunas de sus alumnas se quedaron con ella para hacerse maestras, y de este núcleo surgió la nueva congregación de Hermanas Ursulinas de Somasca, para la educación y formación de niñas y jóvenes. Ella misma escribió las Constituciones del nuevo instituto, que fueron aprobadas por la Santa Sede después su muerte, acaecida en Somasca el 5 de mayo de 1857.

Fue beatificada el año 2001.

lunes, 4 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 04/05/2020. Lunes de la cuarta semana de Pascua

Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 11, 1-18

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí: “De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 41, 2-3; 42, 3. 4
Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.

Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
Yo soy la puerta de las ovejas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra de Dios.


San Silvano de Gaza y compañeros mártires


Del latín significa "Habitante de la selva". Forma masculina de Silvana. Patrón de los leprosos.

En las minas de Feno, en Palestina, donde estaban condenados, san Silvano, obispo de Gaza, y treinta y nueve compañeros, mártires, todos ellos coronados con el martirio durante la misma persecución bajo Diocleciano, al ser decapitados por orden del césar Maximino Daya (c. 304).

Dentro del siguiente estudio de José Ramón Aja Sánchez ("Obispos y mártires palestino: el caso de Gaza s.IV") se nos ofrece información muy interesante sobre el Santo de hoy, teniendo como principal fuente a Eusebio de Cesarea:

I. La «Era de las Persecuciones» y los primeros mártires de Gaza

Fue durante la «Era de las Persecuciones» (último período del reinado del emperador Diocleciano) cuando tenemos noticia de que el primer obispo de Gaza en el siglo IV fue Silvano, que sumó en su persona su condición de haber sido también mártir cristiano durante la persecución del emperador Diocleciano (entre los años 303 y 311).

De él, el historiador eclesiástico Eusebio de Cesarea -su único mentor literario- nos informa de que era oriundo de Gaza (De martyribus Palaestinae, 13) y que fue un antiguo legionario que confesó su fé en el año 307 siendo presbítero (Ibidem 7); también nos dice que por esa razón fue condenado a trabajos forzados -ad metallum- en las minas de cobre de Feno -en las cercanías de Petra-, en la Palaestina Salutaris. Cuando la colonia de Feno fue disuelta, Silvano y otros treinta y nueve compañeros de fé fueron decapitados, en mayo del año 311.

La misma fuente es la que nos informa de otros mártires de menor importancia -oriundos de Gaza o bien martirizados allí- habidos durante la misma época: así por ejemplo Timoteo, que fue quemado vivo en Gaza en el 304, y Agapio y Tecla, que fueron arrojados a las fieras allí también en el 308. Igualmente Alejandro -que fue decapitado en Cesarea de Palestina en el 305- y del que se nos dice expresamente que era oriundo de Gaza. Por último sabemos que en esta misma ciudad un grupo de cristianos fue sorprendido leyendo los Evangelios en el año 309: el mismo Eusebio es el que nos cuenta cómo, después de ser sentenciados a muerte, sufrieron múltiples tormentos antes de morir, particularmente dos mujeres, Valentina, oriunda de Cesarea, y otra (¿Tea?) natural de la región de Gaza.

Nos interesa hacer observar que todos estos mártires lo fueron de la forma usual y clásica durante la «Era de las Persecuciones» y que las propias Acta Martyrum indican con sobrados detalles, no apartándose por lo tanto del modelo que siguieron los martirios de otros cristianos más renombrados, como Policarpo, Pionio o Perpetua. Quizá la excepción sea Silvano, ya que las circunstancias de su muerte sugieren más una ejecución sumaria, normal entre condenados a muerte, que un martirio en sentido religioso, como ya pensaba Duchesne.

En cualquier caso todos estos mártires nos hablan de la existencia de una muy modesta comunidad cristiana que empezaba a abrirse paso en el territorio de la pagana Gaza. Especialmente desde Maiuma, un enclave portuario rebosante de mercaderes y marineros egipcios donde al parecer se estaba concentrando la nueva fe como consecuencia de su cercanía a Egipto y de la receptividad que los puertos han tenido siempre hacia las

innovaciones de todo tipo.

Probablemente en la época de los martirios que narra Eusebio de Cesarea, Maiuma ya disfrutaba de una población cristiana mayoritaria. Esta circunstancia, y el apoyo del emperador Constantino al cristianismo, propició que Maiuma dejara de estar subordinada a Gaza, y adquiriera un rango administrativo autónomo adoptando el nuevo nombre de «Constancia».

San Gregorio el Iluminador

El Santo de Gregorio es el día 4 de mayo. San Gregorio nació en Armenia alrededor del año 257, fue curado en la ciudad de Cesarea donde vive bajo un estilo de vida totalmente cristiano. Fue padre de dos hijos cuyos nombres fueron Aristakes y Vertanes. En el año 298, el rey de Armenia Tiridates IV ordena restaurar los festivales paganos relacionados con la diosa Anahit. Gregorio, quien era un ferviente cristiano decide expresar su descontento y se niega a participar en las celebraciones que no fueran destinadas al único Dios. Como producto de su decisión, el rey decide lanzarlo como castigo a un hoyo ubicado en Khor Virap, donde permaneció durante trece años y es lo que se conoce como la famosa “Prisión de San Gregorio”.

Cuando el rey Tiridates enfermó decidió ponerlo en libertad y pedirle que fuera a salarlo, es así que Gregorio se presenta frente al rey y fue milagrosamente sanado, convirtiéndose oficialmente al catolicismo, éste hecho marcó la historia de Armenia, ya que se convirtió en el mayor país cristiano en el mundo entero.

Gregorio fue ordenado Obispo de Cesarea de Capadocia. Gregorio murió aproximadamente en el año 331, sus descendientes directos, entre ellos uno de sus hijos, forman una dinastía que se encargó de controlar al catolicismo armenio durante cien años y que en varias ocasiones se opuso a la familia real. Se le considera dentro del santoral católico no sólo por su ejemplo como defensor de la fe y por el tiempo que estuvo en prisión por reconocer su fe públicamente, sino también por los milagros manifestados a través de su presencia, y por ser el verdadero fundador de la Iglesia de Armenia.

San José María Rubio y Peralta


Nació en Dalías (Almería) en 1864, de familia numerosa y campesina. Estudió en los seminarios de Almería, Granada y Madrid, donde fue ordenado sacerdote en 1887. Ejerció diferentes ministerios en la diócesis madrileña, en la que pronto adquirió fama de santidad.

En 1906 entró en la Compañía de Jesús, que le encomendó diversos apostolados en Granada, Sevilla y Manresa (Barcelona), hasta su regreso en 1917 a Madrid, campo ya definitivo de su apostolado. Su actividad apostólica fue extraordinaria: pasaba muchas horas en el confesionario atendiendo a multitud de penitentes, predicó muchos ejercicios espirituales, en sus sermones y en su porte irradiaba bondad, organizó y dirigió obras e instituciones de vida cristiana, desarrolló una gran actividad social en barrios pobres, gozó de dones místicos extraordinarios.

Murió en Aranjuez (Madrid) el 2 de mayo de 1929. Juan Pablo II lo canonizó el 4 de mayo del 2003, y su memoria litúrgica se celebra el 4 de mayo.

Oración: Padre de las misericordias, que hiciste al bienaventurado sacerdote José María Rubio ministro de la reconciliación y padre de los pobres, concédenos que, llenos del mismo espíritu, socorramos a los abandonados y manifestemos a todos tu caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

domingo, 3 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 03/05/2020. Domingo de la cuarta semana de Pascua

Dios lo ha constituido Señor y Mesías
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 2, 14a. 36-41
El día de Pentecostés Pedro, poniéndose de pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Palabra de Dios.



Salmo Responsorial. 22, 1-3a. 3b-4. 5
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada tenlo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Os habéis convertido al pastor de vuestras vidas
Segunda Lectura. Primera carta del apóstol san Pedro 2, 20-25
Queridos hermanos:
Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios.
Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente.
Él llevo nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muerto a los pecados, vivamos para la justicia.
Con sus heridas fuisteis curados.
Pues andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas.

Palabra de Dios.

Yo soy la puerta de las ovejas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan l0, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net

San Felipe Apóstol



NOMBRE, PROCEDENCIA Y PROFESIÓN

En las listas de los Doce Felipe siempre aparece en el quinto lugar (Mt 10,3; Mc 3,18; Lc 3,14; He 1,13).
Aunque era de origen judío su nombre es griego al igual que el de Andrés lo cual constituye un pequeño signo de apertura cultural. Lo que sabemos de él nos lo facilita el Evangelio según san Juan.

Era de Betsaida, al igual que san Pedro y Andrés (Jn 1, 44) una pequeña localidad que pertenecía a la tetrarquía de uno de los hijos de Herodes el Grande, el cual también se llamaba Felipe (Lc 3,1).

VIVE CON JESÚS, INVITA A OTROS Y VE A DIOS EN JESÚS

El cuarto Evangelio cuenta que, después de haber sido llamado por Jesús, Felipe se encuentra con Natanael y le dice: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley, y también los profetas: Jesús el hijo de José, de Nazaret" (Jn 1, 45). Ante la respuesta más bien escéptica de Natanael (¿"De Nazareth puede salir algo bueno"?) Felipe no se rinde y replica con decisión: "Ven y lo verás" (Jn 1, 46). Con esta respuesta clara y escueta Felipe muestra las características del auténtico testigo: no se contenta con presenciar el anuncio como una teoría, sino que interpela a quien le está escuchando, sugiriéndole que él mismo haga una experiencia personal de lo anunciado. Jesús utiliza esos dos mismos verbos cuando dos discípulos de Juan Bautista se acercan a él para preguntarle dónde vive. Jesús respondió: "Venid y lo veréis" (Jn 1, 38-39). Felipe invita a conocer a Jesús de cerca, a "venir" y "ver" es decir a entrar en un contacto de escucha, de respuesta y de comunión de vida con Jesús, día tras día. Tal como recuerda Marcos, Jesús escogió a los Doce con la finalidad principal de que "estuvieran con Él" (Mc 3, 14), es decir, de que compartieran su vida y aprendieran directamente de él, no sólo el estilo de su comportamiento, sino sobre todo quién era él realmente pues solo participando de su vida podrían conocerlo para luego anunciarlo. San Pablo en su carta a los Efesios también dirá que lo importante es "aprender de Cristo" (Ef 4, 20).

Con ocasión de la multiplicación de los panes, Jesús se dirigió precisamente a Felipe para obtener una respuesta sobre cómo resolver el problema, hizo a Felipe una pregunta precisa, algo sorprendente: dónde se podía comprar el pan necesario para dar de comer a toda la gente que lo seguía (Jn 6, 5). Felipe respondió con mucho realismo: "Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco" (Jn 6, 7). Tras esto Jesús tomó los panes, y, después de orar, los distribuyó. Así realizó la multiplicación de los panes.

Antes de la Pasión, algunos griegos que se encontrabana en Jerusalén con motivo de la Pascua "se dirigieron a Felipe y le rogaron: 'Señor, queremos ver a Jesús'. Felipe fue a decírselo a Andrés y ambos fueron a decírselo a Jesús" (Jn 12, 20-22). En este caso actúa como intermediario entre la petición de algunos griegos y Jesús -probablemente hablaba griego y pudo hacer de intérprete; aunque se une a Andrés, el otro apóstol que tenía nombre griego, es a él a quien se dirigen los extranjeros.

Durante la última Cena, después de afirmar Jesús que conocerlo a Él significa también conocer al Padre (Jn 14, 7), Felipe, casi ingenuamente, le pide: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta" (Jn 14, 8). Jesús le responde con un tono de benévolo reproche: "¿Tanto tiempo hace que estoy on vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "muéstranos al Padre"?¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? (...) Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn 14, 9-11). Son unas de las palabras más sublimes del evangelio según san Juan. Contienen una auténtica revelación. En esta respuesta a Felipe Jesús hace referencia a su propia persona como tal, dando a entender que no sólo se le puede comprender a través de lo que dice, sino sobre todo a través de lo que él es. Dios asumió un rostro humano, el de Jesús, y por consiguiente desde ese momento si queremos conocer realmente el rostro de Dios, nos basta con contemplar el rostro de Jesús. En su rostro vemos relamente quién es Dios y cómo es Dios. Aunque el Evangelio nada nos dice sobre si Felipe entendió aquella respuesta de Jesús, entregó totalmente su vida al Señor.

MUERTE

Según algunas narraciones posteriores (Hechos de Felipe y otras) habría evangelizado primero Grecia y después Frigia, donde habría afrontado la muerte, en Hierápolis, con un suplicio que según algunos fue crucifixión y según otros lapidación.

La vida de Felipe ha de ser ejemplo para encontrar el objetivo al que debe orientarse nuestra vida: encontrar a Jesús, tratando de ver en Él a Dios mismo, al Padre Celestial.

Felipe nos enseña a dejarnos conquistar por Jesús, a estar con Él y a invitar también a otros a compartir esta compañía indispensable y así viendo, encontrando a Dios, dar con la verdadera vida.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que nos alegras todos los años con la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, participar en la muerte y resurrección de tu Hijo, para que merezcamos llegar a contemplar en el cielo el esplendor de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Santiago el menor Apóstol



En Mateo 7, 17 leemos "Todo árbol bueno, dá frutos buenos", Santiago lo repite y nos lo dice directamente a nosotros, hablándonos de las obras como fruto normal de la Fe: "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Sant 2, 26).


NOMBRE


Santiago, apellidado "el Menor" para distinguirlo del otro Apóstol Santiago, el hermano de Juan. Era pariente de la Virgen María y del Señor, hijo de Alfeo, fue obispo de la primera comunidad judeo-cristiana de Jerusalén y desarrolló una intensa actividad misionera; escribió la Epístola Católica que lleva su nombre; es el apóstol con quien Pablo convertido toma contacto, y a quien el Concilio de Jerusalén concede un papel importante en momentos cruciales del desarrollo de la evangelización. Murió mártir en Jerusalén hacia el año 62.

EL JUSTO, EL HERMANO DEL SEÑOR


Encontramos la siguiente información histórica recogida por Eusebio de Cesarea en su "Historia Eclesiástica (HE II 1, 2-5)": Santiago, el llamado hermano del Señor, a quien los antiguos pusieron el sobrenombre de Justo, por el mérito superior de su virtud, se refiere que fue el primero a quien se confió el trono episcopal de la Iglesia de Jerusalén. Clemente en el libro VI de las Hypotyposeis, aduce lo siguiente: "Porque, dicen, después de la ascensión del Salvador, Pedro, Santiago y Juan, aunque habían sido los predilectos del Salvador, no se adjudicaron este honor, sino que eligieron obispo de Jerusalén a Santiago el Justo". Y el mismo autor, en el libro VII de la misma obra, dice todavía sobre él lo que sigue: "El Señor, después de su ascensión, hizo entrega del conocimiento a Santiago el Justo, a Juan y a Pedro, y éstos se lo transmitieron a los demás apóstoles, y los demás apóstoles a los setenta, uno de los cuales era también Bernabé.

"Hubo dos Santiagos: uno, el Justo, que fue precipitado desde el pináculo del templo y rematado a golpes con un mazo de batán; y el otro, el que fue decapitado". En esta cita de Clemente de Alejandría, al no mencionar mas que estos dos Santiagos parece que Clemente identifica a Santiago el Justo o hermano del Señor con Santiago, hijo de Alfeo (o de Cleofás) uno de los Doce, según Mt 10,3; Mc 3,18; Jn 19,25; Hechos 1,13.

De Santiago el Justo hace mención también Pablo cuando escribe: Otro apóstol no ví, si no es a Santiago, el hermano del Señor (Gal 1,19)

MARTIRIO (tal cual se refiere en el capítulo 23 del II Libro II de la historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea - HE II 23)

Al apelar Pablo al César y ser enviado por Festo a la ciudad de Roma (Hechos 25,11-12; 27,1), los judíos, frustrada la esperanza que les indujo a tenderle asechanzas, se volvieron contra Santiago el hermano del Señor al que los Apóstoles habían confiado el trono episcopal de Jerusalén. Lo que sigue es lo que osaron hacer también contra él.

Lo condujeron al medio, y delante de todo el pueblo le pedían que renegase de la fe de Cristo. Pero cuando él, contra el parecer de todos, con voz libre y hablando más abiertamente de lo que esperaban, delante de toda la muchedumbre se puso a confesar que nuestro Salvador y Señor Jesús era hijo de Dios, ya no fueron capaces de soportar más el testimonio de este hombre, justamente porque se le consideraba el más justo entre todos por la cima de sabiduría y piedad a que había llegado en su vida, y lo mataron, aprovechando oportunamente la falta de gobierno, pues habiendo muerto en Judea por aquel entonces Festo, la administración del país quedó sin jefe y sin control (estos meses de anarquía entre la muerte de P.Festo y la llegada del sucesor, Luceyo Albino -el verano u otoño del 62, lo más tarde-, los aprovechó el sumo sacerdote Ananos - hijo del Ananos o Anás de la pasión de Cristo- para juzgar y lapidar a sus enemigos. Una de las víctimas, según los manuscritos de Josefo fue "Santiago, el hermano de Jesús llamado Cristo". De aquí se desprende que la muerte de Santiago debió de ocurrir el 62).

El modo como tuvo lugar la muerte de Santiago ya lo han dejado claro las palabras citadas de Clemente, que cuenta cómo lo arrojaron desde el pináculo del templo y lo apalearon hasta matarlo. Pero quien narra con mayor exactitud todo lo que a él se refiere es Hegesipo (Nacido antes del año 110 procedía de Palestina aunque de familia de habla griega; muy fácilmente conocería todavía a algunos miembros de la comunidad primitiva, muy ancianos ya. Para la realización de su obra redactada hacia el año 180 contaría con rico arsenal de tradiciones orales y también echaría mano de fuentes escritas, judeo-cristianas en su mayor parte) perteneciente a la primera generación sucesora de los apóstoles y que, en el libro V de sus Memorias dice así: "Sucesor en la dirección de la Iglesia es, junto con los apóstoles, Santiago, el hermano del Señor. Todos le dan el sobrenombre de Justo', desde los tiempos del Señor hasta los nuestros, pues eran muchos los que se llamaban Santiago. Pero solo éste fue santo desde el vientre de su madre. No bebió vino ni bebida fermentada, ni comió carne; sobre su cabeza no pasó tijera ni navaja y tampoco se unjió con aceite ni usó del baño. Sólo a él le estaba permitido entrar en el santuario, pues no vestía de lana, sino de lino. Y sólo él penetraba en el templo, y allí se le encontraba arrodillado y pidiendo perdón por su pueblo, tanto que sus rodillas se encallecieron como las de un camello, por estar siempre de rodillas adorando a Dios y pidiendo perdón para el pueblo. Por su eminente rectitud se le llamaba "el Justo" y "Oblías", que en griego quiere decir protección del pueblo y Justicia. Así pues, algunos de las siete sectas que hay en el pueblo y que yo describí anteriormente (en las Memorias) trataban de informarse de Santiago sobre quién era la puerta de Jesús, y él respondía que éste era el Salvador. Algunos creyeron que Jesús era el Cristo. Pero estas sectas no creyeron ni en la resurrección ni en que vendrá a dar a cada uno según sus obras. Más cuantos creyeron lo hicieron por Santiago. Siendo pues, muchos los que creyeron, incluso de entre los jefes, los judíos, escribas y fariseos se alborotaron diciendo: todo el pueblo corre el peligro de esperar al Cristo en Jesús. Se reunieron, pues, delante de Santiago y dijeron: 'Te lo pedimos: retén al pueblo, que está en un error respecto de Jesús, como si él fuera el Cristo. Te pedimos que persuadas acerca de Jesús a todos los que vengan para el día de la Pascua porque a tí todos te obedecemos. Yérguete, pues, sobre el pináculo del Templo para que desde lo alto seas bien visible y el pueblo todo oiga tus palabras, porque con motivo de la Pascua se reúnen todas las tribus, incluso con los gentiles. Y así los susodichos escribas y fariseos pusieron a Santiago de pie sobre el pináculo del templo y le dijeron a gritos: 'Oh, tú, el Justo!, a quien todos debemos obedecer puesto que el pueblo anda extraviado detrás de Jesús el crucificado, dinos quién es la puerta de Jesús'. Y él respondió con una gran voz '¿Por qué me preguntáis sobre el Hijo del Hombre? También él está sentado en el cielo a la diestra del gran poder y ha de venir sobre las nubes del cielo'. Y siendo muchos los que se convencieron del todo y ante el testimonio de Santiago, prorrumpieron en alabanzas diciendo: '¡Hosanna al Hijo de David!' Entonces los mismos escribas y fariseos de nuevo se dijeron unos a otros: 'Hicimos mal en proporcionar un testimonio así a Jesús, pero, subamos y arrojémosle abajo, para que cobren miedo y no crean'. Y se pusieron a gritar diciendo: 'Oh, oh, también el Justo se ha extraviado!' Y así cumplieron la escritura que se halla en Isaías: Quitemos de en medio al justo, que nos es incómodo. Entonces comerán el fruto de sus obras. Subieron, pues, y arrojaron abajo al Justo. Y se decían unos a otros: 'Lapidemos a Santiago el Justo!' Y comenzaron a apedrearlo, porque al caer arrojado no había muerto. Más él, volviéndose, se arrodilló y dijo: 'Yo te lo pido, Señor, Dios Padre: perdónalos, porque no saben lo que hacen'. Y cuando estaban así lapidándole, un sacerdote, uno de los hijos de Recab, hijo de los Recabín, de los que el profeta Jeremías había dado testimonio, gritaba diciendo: '¡Parad!, ¿qué estáis haciendo?¡El Justo ruega por vosotros!' Y uno de ellos, batanero, agarró el mazo con que batía los paños y dió con él en la cabeza del Justo, y así es como éste sufrió martirio. Lo enterraron en el lugar aquel, junto al templo, y todavía se conserva su estela al lado del templo. Santiago era ya un testigo veraz para judíos y para griegos de que Jesús es el Cristo. Y en seguida Vespasiano los sitió".

Esto es lo que Hegesipo refiere prolijamente, concordando al menos con Clemente. Era Santiago un hombre tan admirable y tanto se había extendido entre todos los demás la fama de su rectitud, que incluso los judíos sensatos pensaban que esta era la causa del asedio de Jerusalén, comenzando inmediatamente después de su martirio, y que por ningún otro motivo les había sobrevenido más que por causa del crímen sacrílego cometido contra él. Flavio Josefo no vaciló en atestiguar también esto por erscrito con estas palabras: "Esto sucedió a los judíos en venganza de Santiago el Justo, hermano de Jesús, el llamdo Cristo, porque precisamente los judíos le habían dado muerte aunque era un hombre justísimo". El mismo autor describe también la muerte de Santiago en el libro XX de sus "Antigüedades Judías".

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que nos alegras todos los años con la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, participar en la muerte y resurrección de tu Hijo, para que merezcamos llegar a contemplar en el cielo el esplendor de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



sábado, 2 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 02/05/2020. Sábado de la tercera semana de Pascua

Se iba construyendo la Iglesia, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 9, 31-42

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla.
Pedro le dijo:
«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».
Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarán, y se convirtieron al Señor.
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacia infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No tardes en venir a nosotros».
Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:
«Tabita, levántate».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 115, 12-13. 14-15. 16-17
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?.

¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


San Atanasio, Arzobispo de Alejandría y Doctor de la Iglesia



Acaba de extenderse justamente por Occidente la persecución (311), cuando la herejía más radicalmente anticristiana sacudió a la Iglesia hasta en sus mismos cimientos: en Alejandría un sacerdote llamado Arrio empezó a negar la divinidad de Jesucristo.

Se convocó en Nicea un concilio, el primero de los ecuménicos (325). Condenaría éste a Arrio definiendo que Jesús es "Dios de Dios, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre". La crisis seguiría creciendo durante más de cincuenta años. En algunas ocasiones parecía todo perdido para la verdadera fe, pero Dios suscitó unos defensores enérgicos de la misma. Uno de los más notables fue el obispo Atanasio de Alejandría.

Nació en Alejandría de Egipto el año 295, de padres cristianos. Fue colaborador y sucesor, el año 328, del obispo de Alejandría san Alejandro, a quien acompañó siendo diácono al Concilio de Nicea.

Atanasio, en su defensa valerosa de la recta fe católica proclamada en Nicea y en particular la divinidad de Jesucristo contra los arrianos, no temía ni al emperador, ni a los sínodos de obispos sometidos al poder imperial, ni a la fuerza pública, ni al mismo sufrimiento. A lo largo de cuarenta y cinco años de episcopado (328-373), hubo de soportar cinco destierros, inflexible en su fe, como modelo acabado de pastor que hace frente a todo por defender las razones de vida de su pueblo, más que las suyas propias.

Siendo como era Atanasio un hombre de carácter, no sólo se mostraba intrépido en la acción, sino que también sabía escribir, ya fuera para cantar el estado de virginidad y exaltación de la vida eremítica, para exponer la fe ante los arrianos o para mostrar la ternura de su amor hacia Cristo, Dios hecho hombre, en quien ponía toda su confianza, puesto que "Dios se hizo hombre para que el hombre se divinizara". También es suya la frase "No veréis a nadie que se esfuerce realmente por su avance y que no se entregue a la lectura espiritual", señaló, "y en quien lo descuide, el hecho pronto se observará en su progreso".

Escribió excelentes obras apologéticas y expositivas de la fe. Difundió incluso en Occidente el ideal monástico. Mención especial merece su Vida de San Antonio, en la que narra la vida del santo Abad y que luego sirvió de modelo a las hagiografías.

Murió en su sede de Alejandría el año 373.

Oración: Dios todopoderoso y eterno, que hiciste de tu obispo san Atanasio un preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo, concédenos, en tu bondad, que, fortalecidos con su doctrina y protección, te conozcamos y te amemos cada vez más plenamente. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

viernes, 1 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 01/05/2020 Viernes de la tercera semana de Pascua.

Hechos de los Apóstoles 9,1-20
Es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a los pueblos
En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor. Fue a ver al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres.

En el viaje, cerca ya de Damasco, de repente, una luz celeste lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?" Respondió la voz: "Soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.

Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión: "Ananías." Respondió él: "Aquí estoy, Señor." El Señor le dijo: "Ve a la calle Mayor, a casa de Judas, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista." Ananías contestó: "Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre." El Señor le dijo: "Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre."

Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: "Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo." Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y lo bautizaron. Comió, y le volvieron las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.


Salmo responsorial: 116

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones, / aclamadlo, todos los pueblos.
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.Firme es su misericordia con nosotros, / su fidelidad dura por siempre. 
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
 Juan 6,52-59
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre." Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.


San José obrero


El uno de mayo, fiesta del trabajo, conmemoramos a san José, el esposo de la Virgen María, el artesano de Nazaret, bajo cuya tutela vivió y se inició en el trabajo y en el mundo social Jesús, llamado por sus conciudadanos "el hijo del carpintero".

La fiesta la estableció Pío XII en 1955 y quiere ser una catequesis sobre el significado del trabajo humano a la luz de la fe. San José, hombre sencillo de pueblo, nos da el ejemplo de una vida honesta y laboriosa, ganándose el pan con el sudor de su frente, para él y para los a él confiados, por los servicios prestados a su prójimo.

José ennobleció el trabajo, que ejerció sostenido y alentado por la convivencia con Jesús y María.

Oración: Dios todopoderoso, creador del universo, que has impuesto la ley del trabajo a todos los hombres, concédenos que, siguiendo el ejemplo de san José, y bajo su protección, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Peregrino Laziosi religioso (¿1265?-1345) patrón de los enfermos de cáncer y sida


Nació en la villa de Forli, en Italia, hijo de la noble familia Laziosi; era la época de las pugnas entre el emperador romano-germánico y el papa.

En esos tiempos, Forli pertenecía a los Estados Pontificios, gobernados por el papa. Sin embargo, la ciudad se había rebelado, y el sumo pontífice la había colocado en interdicto.

Durante una rebelión popular, acudió a ese sitio el embajador papal de paz, el Santo Felipe Benizio a tratar de convencer a la turbamulta de que desistieran de su revuelta, pero fue en vano; entre la muchedumbre se encontraba Peregrino Laziosi, quien lo insultó y le dio una bofetada; el santo Felipe con calma giró la otra mejilla, rezó por la juventud, y el arrogante hijo de noble se arrepintió. Peregrino se convirtió, se postró a sus pies y le pidió perdón.

Cuenta la tradición que él recibió una visión de Nuestra Señora en la que le dijo ir a Siena, Italia, y allí unirse a la Orden de los Frailes Servitas. Después de una empeñosa educación teológica y su ordenación, la orden lo asignó a cumplir labores a su ciudad natal.

A partir de entonces, San Peregrino vivió como fraile, dedicado a la oración y el culto a la Virgen María. Él sirvió y trabajó ahí tanto como le fue posible, en el silencio completo, en la soledad, y con el asombroso ofrecimiento penitente de no sentarse durante 30 años. Le conocían como un ferviente predicador, un orador excelente, y como confesor era conocido como el más apacible y comprensivo.

Acaso por permanecer de pie tanto tiempo, eventualmente adquirió venas varicosas que degeneraron en gangrena, o bien fue víctima de un cáncer; en todo caso, los médicos de la época diagnosticaron que había que amputarle urgentemente la pierna.

La noche anterior a la operación, San Peregrino se sumió con fervor en sus oraciones, pidiéndole a Jesús el bien, hasta que se quedó dormido. Sin embargo, en sueños se le presentó Cristo crucificado, quien bajó de la cruz y le tocó la pierna.

A la mañana siguiente, todos en la comunidad atestiguaron asombrados el milagro de que la pierna de San Peregrino había sanado completamente.

Por esta causa se le invoca como intercesor para casos de cáncer y de síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

Fue fundador de una casa de la orden de los servitas en Forli, Italia, en la cual murió en el año 1345.

En 1726, San Peregrino Laziosi fue canonizado por el papa Benedicto XIII.

jueves, 30 de abril de 2020

Lecturas y Santoral 30/04/2020. Jueves de la tercera semana de Pascua

Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, el ángel del Señor le hablo a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el Sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».
Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?».
E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste:
«Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».
El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 65, 8-9. 16-17. 20
Aclamad al Señor, tierra entera.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.

Aclamad al Señor, tierra entera.
Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.

Aclamad al Señor, tierra entera.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor.

Aclamad al Señor, tierra entera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Palabra de Dios.

San Pío V Papa de 1566 a 1572



Nació en Bosco Marengo (Alessandria, Italia) el año 1504. Ingresó en la Orden de Predicadores siendo muy joven; se doctoró y recibió la ordenación sacerdotal en Bolonia el año 1528. Durante dieciséis años fue profesor de teología y ejerció diversos cargos en la provincia dominica lombarda. Consagrado obispo y elevado al cardenalato, fue finalmente elegido papa el año 1566.

Intensificó su austeridad y vida de oración. Rehusó toda muestra de nepotismo. Continuó con gran decisión la reforma comenzada por el Concilio de Trento, cuyos decretos trató de aplicar, reformó las costumbres, intensificó la catequesis, organizó los seminarios y favoreció los estudios, promovió la propagación de la fe, renovó la liturgia y publicó el Catecismo Romano y el Misal que lleva su nombre, que ha estado vigente hasta la reforma del Vaticano II.

En la liga contra los turcos, se alió con España y Venecia, que lograron la victoria de Lepanto. Murió en Roma el 1 de mayo de 1572.

Oración: Señor, tú que has suscitado providencialmente en la Iglesia al papa san Pío, para proteger la fe y dignificar el culto, concédenos, por su intercesión, participar con fe viva y con amor fecundo en tus santos misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


San José Benito Cottolengo

Sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana, fundador de la Pequeña Casa de la Divina Providencia (el “Cottolengo”) y de otras instituciones, nació en Bra, de la región italiana de Piamonte, el año 1786.

Tras su ordenación sacerdotal en 1811 se dedicó a tareas parroquiales y a la predicación, hasta centrarse en la acción social y caritativa para con los pobres, enfermos y marginados de la sociedad que no eran acogidos en las instituciones públicas. Confiando en la Divina Providencia, abrió en Turín un hospital, dotado con lo indispensable, para acoger a los rechazados de otros centros.

Se le unieron voluntarios, hombres y mujeres que luego se integraron en las congregaciones por él fundadas para consolidar y extender su obra. Humilde, pobre y austero, dio ejemplo admirable de santidad sacerdotal, de confianza filial en Dios Padre y de entrega generosa a los más pobres y abandonados.

Murió en Chieri (Turín) el 30 de abril de 1842.

miércoles, 29 de abril de 2020

Lecturas y Santoral 29/04/2020. Miércoles de la segunda semana de Pascua. Santa Catalina de Siena, virgen y doctora, patrona de Europa

La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado
Primera Lectura. Primera carta del Apóstol san Juan 1, 5-2, 2

Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído a Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 102, 1-2. 3-4. 8-9. 13-14. 17-18a
Bendice, alma mía, al Señor.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Bendice, alma mía, al Señor.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.

Bendice, alma mía, al Señor.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

Bendice, alma mía, al Señor.
La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza.

Bendice, alma mía, al Señor.
Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a los pequeños
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra de Dios.


Santa Catalina de Siena virgen y doctor de la Iglesia


Virgen y doctora de la Iglesia. Nació en Siena (Italia) el año 1347. En la adolescencia hizo voto de castidad y rehusó contraer el matrimonio que le proponían sus padres. El año 1363 vistió el hábito de la Tercera Orden de Santo Domingo, y a partir de entonces se esforzó en conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, y en asemejarse a Cristo crucificado.

Supo conjugar su intensa vida contemplativa con su incesante actividad al servicio de la Iglesia. Movida por su gran amor a Dios y al prójimo, promovió la paz y la concordia entre las ciudades y defendió con valentía los derechos y la libertad del Romano Pontífice, favoreciendo también la renovación de la vida religiosa, la de los dominicos en particular. Luchó con energía y sin descanso por el retorno del papa, de Aviñón a Roma, y por la unidad de la Iglesia ante el Cisma.

Fue una mujer de alta vida mística, autora de importantes obras de espiritualidad. Murió en Roma el 29 de abril de 1380. Juan Pablo II la nombró en 1999 copatrona de Europa.

Oración: Señor Dios, que hiciste a santa Catalina de Siena arder de amor divino en la contemplación de la pasión de tu Hijo y en su entrega al servicio de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, vivir asociados al misterio de Cristo para que podamos llenarnos de alegría con la manifestación de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Hugo de Cluny


Nació en Brionnais (Borgoña, Francia) el año 1024 de padres nobles. Desde pequeño mostró poca disposición para las armas, la equitación y la caza, actividades preferidas de los de su clase y condición, y por las que querían encauzarlo; lo suyo era en cambio la lectura y el estudio. Por eso su padre confió su educación a su familiar el obispo de Auxerre, que lo llevó al priorato benedictino de San Marcelo.

A los quince años marchó a la abadía de Cluny, y el abad san Odilón lo admitió. Recibió la ordenación sacerdotal a los 20 años y a los 24 el abad lo nombró vicario suyo, oficio en el que aprendió mucho. Tenía que relacionarse con personas de todos los rangos, y a todos dejaba admirados por sus cualidades humanas y espirituales.

Un año después, muerto san Odilón, fue elegido abad de Cluny, abadía que gobernó durante 61 años. Tuvo que viajar mucho para visitar y aconsejar a papas, santos, reyes y emperadores, y participar en sínodos y concilios. Fue padre de sus monjes, pródigo en dar limosna y ayudar a los pobres, cultivó la vida de oración, estuvo atento a las necesidades de la Iglesia de su tiempo, la consolidó y la propagó. Murió en Cluny el año 1109.