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miércoles, 26 de mayo de 2021

Lecturas y Santoral 26/05/2021. Miércoles de la octava semana de Tiempo Ordinario. San Felipe Neri, presbítero

Primera Lectura. Eclesiástico 36, 1-2a. 5-6. 13-19
Sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones, para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti. Renueva los prodigios, repite los portentos, Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito; ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Da una prueba de tus obras antiguas, cumple las profecías por el honor de tu nombre, recompensa a los que esperan en ti y saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus siervos, por amor a tu pueblo, y reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 78, 8. 9. 11. 13

Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados.

Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre.

Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

Llegue a tu presencia del gemido del cautivo: con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.

Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre, contaremos tus alabanzas de generación en generación.

Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: -«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.» Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: -«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: -«¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: -«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. » Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: -«Lo somos.» Jesús les dijo: -«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: -«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos».

Palabra de Dios

San Felipe Neri (1515 – 1595)

San Felipe nació en Florencia, Italia, en 1515. Su padre se llamaba Francisco Neri. Desde pequeño demostraba tal alegría y tan grande bondad, que la gente lo llamaba "Felipín el bueno". En su juventud dejó fama de amabilidad y alegría entre sus compañeros y amigos.

Habiendo quedado huérfano de madre, lo envió su padre a casa de un tío muy rico, el cual planeaba dejarlo heredero de todos sus bienes. Pero allá Felipe se dio cuenta de que las riquezas le podían impedir el dedicarse a Dios, y un día tuvo lo que él llamó su primera "conversión". Y consistió en que se alejó de la casa del riquísimo tío y se fue para Roma llevando únicamente la ropa que llevaba puesta. En adelante quería confiar solamente en Dios y no en riquezas o familiares pudientes.

Al llegar a Roma se hospedó en casa de un paisano suyo de Florencia, el cual le cedió una piecita debajo de una escalera y se comprometió a ofrecerle una comida al día si él les daba clases a sus hijos. La habitación de Felipe no tenía sino la cama y una sencilla mesa. Su alimentación consistía en una sola comida al día: un pan, un vaso de agua y unas aceitunas. El propietario de la casa, declaraba que desde que Felipe les daba clases a sus hijos, estos se comportaban como ángeles.

Los dos primeros años Felipe se ocupaba casi únicamente en leer, rezar, hacer penitencia y meditar. Por otros tres años estuvo haciendo estudios de filosofía y de teología.

Pero luego por inspiración de Dios se dedicó por completo a enseñar catecismo a las gentes pobres. Roma estaba en un estado de ignorancia religiosa espantable y la corrupción de costumbres era impresionante. Por 40 años Felipe será el mejor catequista de Roma y logrará transformar la ciudad.

Felipe había recibido de Dios el don de la alegría y de amabilidad. Como era tan simpático en su modo de tratar a la gente, fácilmente se hacía amigo de obreros, de empleados, de vendedores y niños de la calle y empezaba a hablarles del alma, de Dios y de la salvación. Una de sus preguntas más frecuentes era esta: "amigo ¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?". Si la persona le demostraba buena voluntad, le explicaba los modos más fáciles para llegar a ser más piadosos y para comenzar a portarse como Dios quiere.

A aquellas personas que le demostraban mayores deseos de progresar en santidad, las llevaba de vez en cuando a atender enfermos en hospitales de caridad, que en ese tiempo eran pobrísimos y muy abandonados y necesitados de todo.

Otra de sus prácticas era llevar a las personas que deseaban empezar una vida nueva, a visitar en devota procesión los siete templos principales de Roma y en cada uno dedicarse un buen rato a orar y meditar. Y así con la caridad para los pobres y con la oración lograba transformar a muchísima gente.

Desde la mañana hasta el anochecer estaba enseñando catecismo a los niños, visitando y atendiendo enfermos en los hospitales, y llevando grupos de gentes a las iglesias a rezar y meditar. Pero al anochecer se retiraba a algún sitio solitario a orar y a meditar en lo que Dios ha hecho por nosotros. Muchas veces pasó la noche entera rezando. Le encantaba irse a rezar en las puertas de los templos o en las catacumbas o grandes cuevas subterráneas de Roma donde están enterrados los antiguos mártires.

Lo que más pedía Felipe al cielo era que se le concediera un gran amor hacia Dios. Y la vigilia de la fiesta de Pentecostés, estando aquella noche rezando con gran fe, pidiendo a Dios el poder amarlo con todo su corazón, éste se creció y se le saltaron dos costillas. Felipe entusiasmado y casi muerto de la emoción exclamaba: "¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!". En adelante nuestro santo experimentaba tan grandes accesos de amor a Dios que todo su cuerpo de estremecía, y en pleno invierno tenía que abrir su camisa y descubrirse el pecho para mitigar un poco el fuego de amor que sentía hacia Nuestro Señor. Cuando lo fueron a enterrar notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente.

En 1458 fundó con los más fervorosos de sus seguidores una cofradía o hermandad para socorrer a los pobres y para dedicarse a orar y meditar. Con ellos fundó un gran hospital llamado "De la Santísima Trinidad y los peregrinos", y allá durante el Año del Jubileo en 1757, atendieron a 145,000 peregrinos. Con las gentes que lo seguían fue propagando por toda Roma la costumbre de las "40 horas", que consistía en colocar en el altar principal de cada templo la Santa Hostia, bien visible, y dedicarse durante 40 horas a adorar a Cristo Sacramentado, turnándose las personas devotas en esta adoración.

A los 34 años todavía era un simple seglar. Pero a su confesor le pareció que haría inmenso bien si se ordenaba de sacerdote y como había hecho ya los estudios necesarios, aunque él se sentía totalmente indigno, fue ordenado de sacerdote, en el año 1551.

Y apareció entonces en Felipe otro carisma o regalo generoso de Dios: su gran don de saber confesar muy bien. Ahora pasaba horas y horas en el confesionario y sus penitentes de todas las clases sociales cambiaban como por milagro. Leía en las conciencias los pecados más ocultos y obtenía impresionantes conversiones. Con grupos de personas que se habían confesado con él, se iba a las iglesias en procesión a orar, como penitencia por los pecados y a escuchar predicaciones. Así la conversión era más completa.

San Felipe quería irse de misionero al Asia pero su director espiritual le dijo que debía dedicarse a misionar en Roma. Entonces se reunió con un grupo de sacerdotes y formó una asociación llamada el "Oratorio", porque hacían sonar una campana para llamar a las gentes a que llegaran a orar. El santo les redactó a sus sacerdotes un sencillo reglamento y así nació la comunidad religiosa llamada de Padres Oratorianos o Filipenses. Esta congregación fue aprobada por el Papa en 1575 y ayudada por San Carlos Borromeo.

San Felipe tuvo siempre el don de la alegría. Donde quiera que él llegaba se formaba un ambiente de fiesta y buen humor. Y a veces para ocultar los dones y cualidades sobrenaturales que había recibido del cielo, se hacía el medio payaso y hasta exageraba un poco sus chistes y chanzas. Las gentes se reían de buena gana y aunque a algunos muy seriotes les parecía que él debería ser un poco más serio, el santo lograba así que no lo tuvieran en fama de ser gran santo (aunque sí lo era de verdad).

En su casa de Roma reunía centenares de niños desamparados para educarlos y volverlos buenos cristianos. Estos muchachos hacían un ruido ensordecedor, y algunos educadores los regañaban fuertemente. Pero San Felipe les decía: "Haced todo el ruido que queráis, que a mí lo único que me interesa es que no ofendáis a Nuestro Señor. Lo importante es que no pequéis. Lo demás no me disgusta". Esta frase la repetirá después un gran imitador suyo, San Juan Bosco.

Una vez tuvo un ataque fortísimo de vesícula. El médico vino a hacerle un tratamiento, pero de pronto el santo exclamó: "Por favor háganse a un lado que ha venido Nuestra Señora la Virgen María a curarme". Y quedó sanado inmediatamente. A varios enfermos los curó al imponerles las manos. A muchos les anunció lo que les iba a suceder en el futuro. En la oración le venían los éxtasis y se quedaba sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Muchas personas vieron que su rostro se llenaba de luces y resplandores mientras rezaba o mientras celebraba la Santa Misa. Y a pesar de todo esto se mantenía inmensamente humilde y se consideraba el último de todos y el más indigno pecador.

Los últimos años los dedicó a dar dirección espiritual. El Espíritu Santo le concedió el don de saber aconsejar muy bien, y aunque estaba muy débil de salud y no podía salir de su cuarto, por allí pasaban todos los días numerosas personas. Los Cardenales de Roma, obispos, sacerdotes, monjas, obreros, estudiantes, ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos querían pedirle un sabio consejo y volvían a sus casas llenos de paz y de deseos de ser mejores. Decían que toda Roma pasaba por su habitación.

Empezó a sentir tales fervores y tan grandes éxtasis en la Santa Misa, después de la consagración, que el que le acolitaba, se iba después de la elevación y volvía dos horas después y alcanzaba a llegar para el final de la misa.

El 25 de mayo de 1595 su médico lo vio tan extraordinariamente contento que le dijo: "Padre, jamás lo había encontrado tan alegre", y él le respondió: "Me alegré cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor". A la media noche le dio un ataque y levantando la mano para bendecir a sus sacerdotes que lo rodeaban, expiró dulcemente. Tenía 80 años.

Fue declarado santo en el año 1622 y en Roma lo consideraron como a su mejor catequista y director espiritual.

Oración: Señor Dios, que no cesas de enaltecer a tus siervos con la gloria de la santidad, concédenos que el Espíritu Santo nos encienda con aquel mismo fuego con que abrasó el corazón de san Felipe Neri. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

martes, 25 de mayo de 2021

Lecturas y Santoral 25/05/2021. Martes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Quien guarda los mandamientos ofrece sacrificio de comunión
Primera Lectura. Eclesiástico 35, 1-15
Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión. Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse e la injusticia. No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su perfume sube hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará. Glorifica al Señor con generosidad y no escatimes las primicias de tus manos. Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana. Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades. Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más. No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificios injustos. Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 49, 5-6. 7-8. 14 y 23

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Congregadme a mis fieles, que sellaron mi pacto con un sacrificio». Proclame el cielo su justicia; Dios en persona va a juzgar.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte; Israel, voy a dar testimonio contra ti; - yo, soy Dios, tu Dios -. No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí».

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. «El que me ofrece acción de gracias, ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios».

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra de Dios

San Beda el venerable, presbítero y doctor de la Iglesia

Nació junto al monasterio benedictino de Wearmouth, que tiene al lado el filial de Jarrow (Inglaterra), el año 673. Fue educado por san Benito Biscop, abad de aquel monasterio, en el que Beda ingresó muy joven.

Allí consagró su vida a las observancias de la Regla, a la convivencia fraterna, a la celebración del culto litúrgico, a la meditación de las Sagradas Escrituras y de los Santos Padres, y la actividad literaria. Escribió obras teológicas e históricas de gran fervor y erudición; entre ellas cabe destacar su Historia eclesiástica de Inglaterra, al final de la cual escribe: "He pasado toda mi vida dentro del claustro, repartiendo el tiempo entre el estudio de las Sagradas Escrituras, la observancia de la disciplina monástica y el diario oficio de cantar en el coro. Todas mis delicias eran aprender, enseñar o escribir... Desde mi admisión al sacerdocio hasta el año presente, en que cuento 59 años de edad, me he ocupado en redactar para mi uso y el de mis hermanos algunas notas sobre la Sagrada Escritura, sacadas de los Santos Padres o en conformidad con su espíritu e interpretación".

Murió el año 735.

martes, 5 de marzo de 2019

Lecturas y Santoral 05/03/2019. Martes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Quien guarda los mandamientos ofrece sacrificio de comunión
Primera Lectura. Eclesiástico 35, 1-15

Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.
Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza.
Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos.
La ofrenda del justo enriquece el altar, y su perfume sube hasta el Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará.
Glorifica al Señor con generosidad y no escatimes las primicias de tus manos.
Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana.
Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades.
Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más.
No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificio injustos.
Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Salmo Responsorial. 49, 5-6. 7-8. 14 y 23
Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio".
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
"Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
- yo, soy Dios, tu Dios -.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí".

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
"El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios".

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
"Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido".
Jesús dijo:
"En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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San Juan José de la Cruz 1654-1734


San Juan José de la Cruz, de la Orden Franciscana de San Pedro de Alcántara. Nace en 1654 en la isla de Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se consagran a Dios en la vida religiosa.

Lo mismo de maestro de novicios que de superior provincial y director de almas, San Juan José de la Cruz hace de su vida una Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en cruz, rigurosísimos.

Sobresaliente por su austeridad, insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo. Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor. A pesar de su exacta observancia de las reglas de su orden, puso también un especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano.

En su amor a la pobreza, llega a ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él.

Y hasta su muerte en Nápoles, con 80 años, el 5 de marzo de 1734, acata siempre la Providencia de Dios; persuadido de que un ser como el hombre, con poco más de tres dedos de frente, no puede abarcar los insondables designios divinos.

Santos Adrián y Eubulo, Mártires


En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos. Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.

Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león. Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

lunes, 4 de marzo de 2019

Lecturas y Santoral 04/03/2019. Lunes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Vuélvete al Altísimo y reconoce los juicios de Dios
Primera Lectura. Eclesiástico 17, 24-29

A los que se arrepienten Dios les permite volver y consuela a los que han perdido la esperanza, y los hace partícipes de la suerte de los justos.
Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina los obstáculos.
Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia y detesta con toda el alma de abominación.
Reconoce los justos juicios de Dios, permanece en la suerte que te ha asignado y en la oración al Dios altísimo.
En el Abismo, ¿quién alabará al Altísimo como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?
Para el muerto, como quien no existiera, desaparece la alabanza, solo el que está vivo y sano alaba al Señor.
¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que retornan a él!.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Salmo Responsorial. 31, 1-2. 5. 6. 7
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "Confesaré al Señor mi culpa",
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
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Vende lo que tienes y sígueme
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
"Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?".
Jesús le contestó:
-"¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre".
Él replicó:
"Maestro, todo eso lo he cumplido desde juventud".
Jesús se le quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
"Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme".
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
"¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!"
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
"Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios".
Ellos se espantaron y comentaban:
"Entonces, ¿quién puede salvarse?"
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
"Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo"

Palabra de Dios.

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San Casimiro de Polonia (1458-1484)


En su idioma, el polaco, Casimiro significa: "el que impone la paz". (Kas = imponer, Mir = paz). Llamado por los polacos como "el pacificador", San Casimiro, hijo de Casimiro IV, rey de Polonia y duque de Rutenia y de Lituania, e Isabel de Austria nació en el castillo de Wawel, en Cracovia en 1458. Fue el tercero de los trece hijos del matrimonio. De la dinastía de los Jaguellones, ambiciosos y violentos, Casimiro en cambio era un eslavo dulce y sensitivo. Vivía en un ambiente de lujo, propio de la corte, pero él no se dejaba encadenar. Sabía montar a caballo y manejar la espada, pero encontraba más gusto en escuchar a su madre, la reina Isabel, las piadosas historias de San Ladislao y Santa Eduwigis.

Muy devoto desde la infancia, Casimiro se consagró a la oración y penitencia, rechazando toda blandura consigo mismo. Casimiro vivía siempre en la presencia de Dios y era tranquilo, alegre y simpático a todos. Su amor a Dios se traducía en amor a los pobres, que son miembros de Cristo. Supo practicar de manera eminente las virtudes cristianas, destacando sobre todo en la castidad y en la caridad con los más pobres y necesitados. Fue un gran defensor de la fe y mostró especialísima devoción a la Eucaristía y a la virgen María.

Por obediencia a su padre, Casimiro tuvo que partir a la frontera con Hungría, como cabeza de ejército para defender a los nobles de ese país de su antiguo y tirano rey, sin embargo no tuvo mucho éxito y ante el temor de iniciar una nueva e injusta guerra, el santo prefirió entregarse nuevamente al estudio y la oración y renegar de tomar las armas, pese a los ruegos de su padre y de los nobles. Asimismo, en la corte se habló de casarlo con la hija del emperador Federico III, pero Casimiro no quiso ni pensar en renunciar al celibato que se había impuesto.

Las austeridades que practicaba agravaron la enfermedad de los pulmones que padecía y Casimiro murió en 1484, cuando no tenía sino 23 años de edad, en Grodno (antigua Polonia) y está enterrado en Vilna (Lituania). Conforme a sus deseos, es enterrado dentro de la capilla de la Virgen, en la catedral de Vilna Lituania; apretando entre los dedos el texto de sus plegarias a la Virgen, titulado: Cada día, invoca a María. Será el Patrono de Lituania y de Polonia.

A los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo. Sobre su pecho encontraron una poesía a la Sma. Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa poesía que él había propagado mucho empieza así: "Cada día alma mía, di a María su alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás...". Hasta después de muerto quería que en su sepulcro se honrara a la Virgen María a quien le tuvo inmensa devoción durante toda su vida.

San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania, y estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica, y aún en este tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión, invocan al santo joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él demuestra con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que lo invocan con fe.

Oración: Dios todopoderoso, sabemos que servirte es reinar; por eso te pedimos nos concedas, por intercesión de san Casimiro, vivir sometidos a tu voluntad en santidad y justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

domingo, 28 de octubre de 2018

Lecturas y Santoral 28/10/2018. Domingo de la trigésima semana de Tiempo Ordinario

Guiaré entre consuelos a los ciegos y cojos
Primera Lectura. Jeremías 31, 7-9
Así dice el Señor:
"Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por la flor de los pueblos; proclamad, alabad y decid:
“¡El Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel!”
Los traeré del país del norte, los reuniré de los confines de la tierra.
Entre ellos habrá ciegos y cojos, lo mismo preñadas que paridas: volverá una enorme multitud.
Vendrán todos llorando y yo los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por camino llano, sin tropiezos.
Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito".

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos".
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
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Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Segunda Lectura. Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-6
Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a debilidades.
A causa de ella, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.
Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios, como en el caso de Aarón.
Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy", o, como dice en otro pasaje: "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec".

Palabra de Dios.


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"Rabbuni", haz que recobre la vista
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
"Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí."
Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:
"Hijo de David, ten compasión de mí".
Jesús se detuvo y dijo:
"Llamadlo".
Llamaron al ciego, diciéndole:
"Ánimo, levántate, que te llama".
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo:
"¿Qué quieres que te haga?".
El ciego le contestó:
"Rabbuni, que recobre la vista".
Jesús le dijo:
"Anda, tu fe te ha salvado".
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra de Dios.

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San Simón Apóstol

NOMBRE
Se le suele considerar junto con Judas Tadeo porque en la lista de los Doce siempre aparecen juntos (Mt 10,4; Mc 3,18; Lc 6,15; He 1,13). Además las noticias que se refieren a ellos no son muchas, exceptuando el hecho de que el canon del Nuevo Testamento conserva una Carta atribuida a Judas Tadeo.

Simón recibe un sobrenombre diferente en las cuatro listas de los Evangelios: mientras Mateo y Marcos lo llaman "Cananeo", Lucas lo define como "Zelota". Ambos calificativos son equivalentes pues significan lo mismo: en hebreo, el verbo qanà' significa "ser celoso, apasionado" y se puede aplicar tanto a Dios, en cuanto que es celoso del pueblo que eligió (Ex 20,5) como a los hombres que tienen celo ardiente por servir al Dios único con plena entrega, como Elías (1Re 19,10).

A pesar de que a juzgar por el primero de los sobrenombres muchos han pensado que nació en Caná de Galilea, y algunos Griegos pretenden que fue en su boda cuando Cristo transformó el agua en vino. Sin embargo es muy posible que este Simón, si no pertenecía propiamente al movimiento nacionalista de los zelotas (partido famoso en las guerras de los Judíos contra los romanos, instrumento principal de instigar al pueblo para sacudirse el yugo de la sumisión), al menos se distinguiera por un celo ardiente por la identidad judía y, consiguientemente, por Dios, por su pueblo y por la Ley divina. Si es así, Simón está en las antípodas de Mateo, que, por el contrario, como publicano procedía de una actividad considerada totalmente impura. Es un signo evidente de que Jesús llama a sus discípulos y colaboradores de los más diversos estratos sociales y religiosos, sin exclusiones. A él le interesan las personas, no las categorías sociales o las etiquetas. Y es hermoso que en el grupo de sus seguidores, todos, a pesar de ser diferentes, convivían juntos, superando las imaginables dificultades: de hecho, Jesús mismo es el motivo de cohesión, en el que todos se encuentran unidos. Conviene recordar que el grupo de los Doce es la prefiguración de la Iglesia, en la que deben encontrar espacio todos los carismas, pueblos y razas, así como todas las cualidades humanadas, que encuentran su armonía y su unidad en la comunión con Jesús.

San Simón después de su conversión, fue celoso con el honor de su Maestro, y exacto en todos los deberes de la religión cristiana. Solo aparece mencionado en los Evangelios cuando fue aceptado por Cristo en el colegio de los Apóstoles.

RELIQUIAS DE SIMÓN
Poco más sabemos de su vida, pero una tradición señala que predicó el Evangelio en Egipto. Algunos martiriólogos sitúan su martirio en Persia. Por San Fortunato, obispo de Poitiers (del siglo VI), sabemos que fue sepultado allí, donde había sido muerto con su compañero San Judas. Una iglesia antigua dedicada a Simón, existía ya entre el siglo VI y el VIII en Nicopsis, en la costa del Mar Negro. La Iglesia de San Pedro en el Vaticano en Roma, y la catedral de Tolouse se dice que poseen la mayor parte de las reliquias de San Simón y San Judas.

SÍMBOLOS
Los que mencionan la forma de su muerte dicen que fue crucificado aunque la imagen que lo suele representar recoge otra tradición que cuenta que en su martirio fue cortado con una sierra de leñador por los adoradores del sol en Persia. El atributo de la sierra es el más clásico desde el siglo XV. Por ello, lo invocan como patrono los aserradores; también lo hacen los tintoreros, porque según una leyenda él mismo podría haber sido tintorero.

San Judas Tadeo Apóstol


NOMBRE
Se le suele considerar junto con Simón Cananeno o Zelotes porque en la lista de los Doce siempre aparecen juntos (Mt 10,4; Mc 3,18; Lc 6,15; He 1,13). Además las noticias que se refieren a ellos no son muchas, exceptuando el hecho de que el canon del Nuevo Testamento conserva una Carta atribuida a Judas Tadeo.

Era hermano de San Santiago el menor, así como de Simón y de un José, a quien se les llama hermanos de nuestro Señor. (Mt 13, 55)

Es llamado así por la tradición uniendo dos nombres diversos: mientras Mateo y Marcos lo llaman simplemente "Tadeo" (Mt 10,3; Mc 3,18), Lucas lo llama "Judas de Santiago" (Lc 6,16; He 1,13). No se sabe a ciencia cierta de dónde viene el sobre nombre Tadeo y se explica como proveniente del arameo taddà', que quiere decir "pecho" y por tanto significaría "magnánimo", o como una abreviación de un nombre griego como "Teodoro, Teódoto".

Se sabe poco de él. Sólo san Juan señala una petición que hizo a Jesús durante la última Cena. Tadeo le dice al Señor: "Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?". Es una cuestión de gran actualidad; también nosotros preguntamos al Señor: ¿por qué el Resucitado no se ha manifestado en toda su gloria a sus adversarios para mostrar que el vencedor es Dios?" ¿Por qué sólo se manifestó a sus discípulos? La respuesta de Jesús es misteriosa y profunda. El Señor dice: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y pondremos nuestra morada en él" (Jn 14,22-23). Esto quiere decir que al Resucitado hay que verlo y percibirlo también con el corazón, de manera que Dios pueda poner su morada en nosotros. El Señor no se presenta como una cosa. Él quiere entrar en nuestra vida y por eso su manifestación implica y presupone un corazón abierto. Solo así vemos al Resucitado.

A Judas Tadeo se le atribuye la autoría de una de las cartas del Nuevo Testamento que se suelen llamar "católicas" por no estar dirigidas a una Iglesia local determinada, sino a un círculo mucho más amplio de destinatarios. En ella se presenta a sí mismo como "servidor de Jesucristo", y "hermano de Santiago" (el Menor), (Jds 1, 1). Se dirige "a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo" (v.1). Esta carta tiene como preocupación central alertar a los cristianos ante todos los que toman como excusa la gracia de Dios para disculpar sus costumbres depravadas y para desviar a otros hermanos con enseñanzas inaceptables, introduciendo divisiones dentro de la Iglesia "alucinados en sus delirios" (Jds 8), que es como define Judas esas doctrinas e ideas particulares. Los compara incluso con los ángeles caídos y, utilizando palabras fuertes, dice que "se han ido por el camino de Caín" (Jds 11). Además sin reticencias los tacha de "nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos, arrancados de raíz; son olas salvajaes del mar, que echan la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre" (Jds 12-13).

La carta, hablándonos a todos nosotros, prosigue así: "Pero vosotros queridos edificándoos sobre vuestra santísima Fe y orando en el Espíritu Santo, manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A los que vacilan, tratad de convencerlos..."(Jds 20-22). La carta concluye con estas bellísimas palabras: "Al que es capaz de guardaros inmunes de caída y de presentaros sin tacha ante su gloria con alegría, al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén" (Jds 24-25).

No se conoce cuándo y cómo se convirtió en discípulo de Cristo, al no decirse nada de él en los Evangelios antes de que lo encontremos enumerado en el catálogo de los Apóstoles. Después de la Ascensión de nuestro Señor y la bajada del Espíritu Santo, San Judas partió para expulsar al príncipe de las tinieblas de su trono usurpado.

RELIQUIAS DE JUDAS
Según la tradición -que es más bien tardía, y que fue recogida desde el siglo VIII en el Martirologio Romano- predicó el Evangelio en Mesopotamia y luego marchó con Simón a Persia, donde ambos sufrieron juntos el martirio. San Paulinus dice que San Judas implantó la Fe en Libia.

SÍMBOLOS
Santa Brígida cuenta en sus Revelaciones, que el Señor la exhortó a invocar a este apóstol con confianza. Actualmente la devoción a San Judas Tadeo es muy viva en la piedad popular, ya que se le atribuye la ayuda en trances desesperados. Se lo representa a veces con una imagen de Cristo en el pecho, a causa de su parentesco con el Señor, de quien -según la tradición- era muy parecido. Otro atributo más clásico es la maza, supuesto instrumento de su martirio (hasta el siglo XIV se lo representaba con espada, alabarda y hacha).

Oración: Señor, Dios nuestro, que nos llevaste al conocimiento de tu nombre por la predicación de los apóstoles, te rogamos que, por intercesión de san Simón y san Judas, tu Iglesia siga siempre creciendo con la conversión incesante de los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, aciprensa.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, www.corazones.org, vatican.va, catholic.net, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

miércoles, 30 de mayo de 2018

Lecturas y Santoral 30/05/2018. Miércoles de la octava semana de Tiempo Ordinario

Fuisteis liberados con una sangre preciosa, como la de un cordero sin mancha, Cristo
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Pedro 1, 18-25

Queridos hermanos:
Ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.
Ya que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad hasta amaros unos a otros como hermanos, amaos de corazón unos a otros con una entrega total, pues habéis sido regenerados, pero no a partir de una semilla corruptible sino de algo incorruptible, mediante la Palabra de Dios. viva y permanente, porque "Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor de hierba: se agosta la hierba y la flor se cae, pero la Palabra del Señor. permanece para siempre".
Pues esa es la palabra del Evangelio que os anunció.

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 147, 12-13. 14-15. 19-20
Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
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Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo por el camino hacía Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:
-"Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará".
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-"Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir".
Les preguntó:
-"¿Qué queréis que haga por vosotros?".
Contestaron:
-"Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda".
Jesús replicó:
-"No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?".
Contestaron:
-"Podemos".
Jesús les dijo:
-"El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, sino que es para quienes está reservado".
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo:
-"Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos"

Palabra de Dios.

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San Fernando III Rey



Fernando III, "el Santo", rey de León y de Castilla, hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, nació el año 1198 en el reino leonés, probablemente cerca de Valparaíso (Zamora). Tradicionalmente se afirma que perteneció a la Tercera Orden franciscana. Fue el rey de la reconquista del sur de España.

Su visión política de altas miras es reconocida por los historiadores, y las gentes de toda clase y condición bendijeron su reinado sabio, ecuánime, prudente. En los territorios reconquistados por él, nunca hubo vencedores y vencidos. Con razón es proclamado "señor de la convivencia de cristianos, musulmanes y judíos". Contrajo dos matrimonios sucesivos, que fueron felices, y de ambos tuvo en conjunto trece hijos.

Fue hombre de óptimos sentimientos y limpias costumbres. Además de administrar con sabiduría sus reinos, promovió las artes y las ciencias, y colaboró en la propagación de la fe. Vivió rodeado del respeto y afecto de unos y otros, y su muerte fue llorada por todos.

Murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252.

Oración: Oh Dios, que elegiste al rey san Fernando como defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo que te pide tenerlo como protector en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Juana de Arco mártir (1412-1431)



Nació en Domrémy, la actual Domrémy-la-Pucelle, en Lorena, Francia; era la época de la llamada Guerra de los Cien Años, en la que Inglaterra intentaba imponer su hegemonía sobre Francia.

El padre de Juana, Jacques Tarc, era un campesino pudiente que llegó a ser alcalde de su pueblo. A los 13 años de edad ella empezó a escuchar "voces" que la instaban a llevar una vida virtuosa y devota de Dios, y una aparición del Arcángel Miguel la convenció de que ella habría de liberar a Francia de los ingleses.

En 1429 el "delfín", o sucesor al trono, Carlos VII, se encontraba en Chinon, mientras que la ciudad de Orléans estaba sitiada por los ingleses; las "voces interiores" le indicaron a Juana de Arco que debía presentarse ante él. En la entrevista le profetizó en el nombre del Cielo la salvación de Francia y su coronación en Reims.

Tras algunas semanas en que los religiosos de la corte sometieron a prueba la veracidad de la "iluminación" de Santa Juana, y acaso más por impotencia y falta de alternativas, Carlos VII finalmente le concede el mando de una pequeña unidad de soldados y la encomienda de liberar Orléans.
Hacia allá se dirige: consigue pasar a través de las tropas inglesas y penetrar a la ciudad, donde exhorta y convence con sus palabras inflamadas a los sitiados. Con renovado ánimo y valentía, los franceses acometen, rompiendo el cerco y expulsando a los ingleses.

Convencido de que era enviada de Dios, Carlos VII le concede el mando del ejército, con el que logran recuperar la mayor parte del territorio que estaba en manos extranjeras. Carlos es coronado en Reims, como ella había predicho, pero temiendo la popularidad que Juana había alcanzado, pacta una tregua con los ingleses.

Ella entiende que ese pacto obstaculizaba su misión, y decide seguir combatiendo. Sin embargo es traicionada, cayendo en manos del conde de Luxemburgo, quien la entrega a sus enemigos. Los ingleses la acusaron de ser bruja, pues así Carlos VII habría llegado al trono gracias a las demoniacas artes de una "hereje".

Por ese motivo fue quemada viva en Rouen, a los 19 años de edad. Más para limpiar el nombre del rey que el de ella, una revisión del juicio llevada a cabo veinte años después concluyó con su absolución, y por establecer la veracidad de sus acciones.

Santa Juana de Arco, conocida también como Santa Juana de Orléans, fue canonizada en 1920 por el papa Benedicto XV.

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martes, 29 de mayo de 2018

Lecturas y Santoral 29/05/2018. Martes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros; por eso, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente
Primera Lectura. Primera carta del apóstol san Pedro 1, 10-16

Queridos hermanos:
Sobre la salvación de las almas estuvieron explorando e indagando los profetas que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros tratando de averiguar a quién y a qué momento apuntaba el Espíritu de Cristo que había en ellos cuando atestiguaba por anticipado la pasión del Mesías y su consiguiente glorificación.
Y se les reveló que no era en beneficio propio, sino en el vuestro por lo que administraban estas cosas que ahora os anuncian quienes os proclaman el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo enviado desde el cielo.
Son cosas que los mismos ángeles desean contemplar.
Por eso, ceñidos los lomos de vuestra mente y, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente en la gracia que se os dará en la revelación de Jesucristo.
Como hijos obedientes, no os amoldéis a las aspiraciones que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.
Al contrario, lo mismo que es santo el que os llamó, sed santos también vosotros en toda vuestra conducta, porque está escrito: "Seréis santos, porque yo soy santo".

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 97, 1. 2-3ab. 3c-4
El Señor da a conocer su salvación.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su salvación.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor da a conocer su salvación.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor da a conocer su salvación.
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Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
"Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido".
Jesús dijo:
"En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones - y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros".

Palabra de Dios.

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Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos



Guillermo fue uno de los primeros frailes a los que fue encargado el oficio de inquisidor en la diócesis de Tolosa (Francia) "en favor de la fe cristiana y de la obediencia a la Iglesia romana".

Fue apresado dolosamente por los herejes en Aviñón junto con otros frailes de nuestra Orden: el presbítero Bernardo de Rochefort y el hermano García de Aure, junto con otros ocho compañeros de ambos cleros.

Estos ilustres protomártires dominicos, como testigos excelsos de su fe, se entregaron al martirio "gozosos como hombres apostólicos" y cantando el Te Deum, (Vidas de los frailes, Parte V c. I, 1) la noche de la Ascensión del Señor, un 29 de mayo de 1242. Sus reliquias se perdieron en el s. XVI.

La lista de mártires está integrada por:

- Guillermo Arnaud (Dominico);
- Bernardo di Roquefort (Dominico);
- Garcia d’Aure (Dominico converso, nativo de la diócesis de Comminges);
- Stefano di Saint-Thibery (inicialmente abad, luego fraile menor);
- Raimondo Carbonius (fraile menor);
- Raimondo di Cortisan (conocido como "el Escritor", detto "lo Scrittore", canonico de Tolosa y archidiacono de Lézat);
- Bernardo (miembro del clero de la catedral de Tolosa);
- Pietro d’Arnaud (notario de la inquisición);
- Fortanerio (clérigo);
- Ademaro (clérigo);

- El Prior de Avignonet (Monje profeso en Cluse, cuyo nombre lastimosamente no se conoce).
Pío IX confirmó su culto el 6 de septiembre de 1866.

San Maximino de Tréveris obispo



Maximino nació al comienzo del siglo IV en Poitiers (Aquitania), al sudoeste de la antigua Galia. Provenía de un hogar muy piadoso.
La santidad de Agricio, obispo de Tréveris, llevó a Maximino a dejar el suelo natal e ir en busca de aquel prelado, para recibir lecciones de religión, ciencias y humanidades. El santo reconoció en el recién llegado una lúcida inteligencia y un firme amor a la doctrina católica, razón por la cual le confirió las sagradas órdenes. En el ejercicio de estas funciones hizo en breve tiempo notables progresos.

Al morir Agricio, conocidos por el pueblo los atributos de Maximino, por voluntad unánime éste fue su sucesor, ocupando la cátedra de Tréveris en el año 332.
Perturbaba en aquel tiempo en la Iglesia el arrianismo, doctrina que negaba la unidad y consustancialidad en las tres personas de la santísima Trinidad; según ellos el Verbo habría sido creado de la nada y era muy inferior al Padre. El Verbo encarnado era Hijo de Dios, pero por adopción.

Contra esta interpretación, que disminuía el misterio de la encarnación y el de la redención del hombre, se levantó Atanasio, obispo de Alejandría, que se había de constituir en el campeón de la ortodoxia.
Reinaba entonces el emperador Constantino el Grande, a quien los herejes engañaron acumulando calumnias sobre Atanasio, y así lograron que lo desterraste a Tréveris en el año 336. Allí Maximino lo recibió con evidencias de la veneración que le profesaba y trató por todos los medios de suavizar la situación del desterrado. Lo mismo hizo con Pablo, obispo de Constantinopla, también forzado a ir a Tréveris después de un remedo de sínodo arriano. Al morir Constantino, el hijo mayor, Constantino el Joven, su sucesor en Occidente, devolvió a Atanasio la sede de Alejandría.
En el año 345, Maximino concurrió al concilio de Milán, donde los arrianos, cuyo jefe era Eusebio de Nicomedia, fueron otra vez condenados. Considerado indispensable para cimentar la paz de la Iglesia celebrar un nuevo concilio ecuménico. Maximino lo propuso al emperador Constante; éste, hallándolo conveniente, escribió a su hermano Constantino, concertándose para tal reunión la ciudad de Sárdica (hoy Sofía, capital de Bulgaria).
Los arrianos quisieron atraer al emperador a su secta y justificar la conducta seguida contra Atanasio. Pero Maximino alertó al emperador, defendiendo así al obispo sin culpa; y Atanasio fue nuevamente restablecido.
Vuelto a su Iglesia, Maximino hizo frente a las necesidades, socorriendo a los pobres. Su familia residía en Poitiers y allá fue a visitarlos, pero murió al poco tiempo en esa ciudad, en el año 349. La fecha de hoy recuerda la traslación de sus reliquias a Tréveris.

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