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martes, 16 de febrero de 2021

Lecturas y Santoral 16/02/2021. Martes de la sexta semana de Tiempo Ordinario

Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho
Primera Lectura. Génesis 6, 5-8; 7, 1-5. 10
Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de su corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón. Dijo, pues, el Señor: «Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho». Pero Noé obtuvo el favor del Señor. El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho». Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, las aguas del diluvio cubrieron la tierra.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 28, la y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10

El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

El Señor bendice a su pueblo con la paz.

La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica.

El Señor bendice a su pueblo con la paz.

El Dios de la gloria ha tronado. En su templo un grito unánime: “¡Gloria!” El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio, el Señor se sienta como rey eterno.

El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Evitad la levadura de los fariseos y de Herodes
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y Jesús les ordenaba diciendo: «Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?». Ellos contestaron: «Doce». «¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?». Le respondieron: «Siete». Él les dijo: «¿Y no acabáis de comprender?».

Palabra de Dios

San Onésimo mártir de Asia (¿?-90)

Vivió en el primer siglo de nuestra era. Servía como esclavo para Filemón, señor de la ciudad de Colosas, un desaparecido lugar en la actual Turquía.

Casi todo lo que sabemos de él proviene de San Pablo, pues lo menciona en varias de sus epístolas.

Descontento con su situación como esclavo, Onésimo aprovecha una oportunidad para robar a su amo y escapar. Pero cuando se encontraba huyendo de la justicia, entra en contacto con San Pablo, quien se encontraba prisionero en Roma.

Pablo lo convierte y le coge mucho cariño. Al ver su sincero arrepentimiento, luego de bautizarlo lo manda de vuelta a casa de su amo Filemón, con una carta en la que el Apóstol garantiza su buena conducta y se hace responsable de él.

Filemón, que para entonces ya se había convertido al cristianismo, al recibir a Onésimo lo perdona y le concede la libertad. Además, lo envía de nuevo con San Pablo, a quien le siguió los pasos mucho tiempo.

Según cuenta San Jerónimo, San Onésimo llegó a ser predicador del Evangelio y después obispo de Éfeso por instancia de San Pablo.

Más tarde fue capturado por las autoridades imperiales y llevado de vuelta a Roma, donde murió lapidado.

Juliana, virgen y mártir (+ s. III)


Otro mártir, la doncella de Nicomedia (Asia Menor), cuyas reliquias dieron origen y nombre a la ciudad santanderina de Santillana del Mar, con un culto muy antiguo tanto en Oriente como en Occidente, y a la que sólo conocemos por una "pasión" no poco legendaria y muy tardía.

Como en tantos otros casos, la verdad está enmascarada por un repertorio de clichés hagiográficos que se repiten hasta la más completa inverosimilitud: cúmulo de perfecciones, resistencia heroica a las asechanzas del mundo, tormentos sin fin que no hacen mella en su cuerpo y, tras la manifestación de la evidente ayuda sobrenatural que la asiste, muerte ejemplar a filo de espada.

Hija de paganos, según se nos cuenta, querían casarla con el rico y poderoso Eleusio, a quien ella, para ganar tiempo, impuso la condición de que alcanzase el cargo de prefecto; cuando fue prefecto, le pidió que abrazara el cristianismo, y aquí empieza la historia martirial.

En ella hay un notable episodio: cuando Juliana está en su mazmorra, se le aparece el Maligno en figura de ángel del Cielo y le aconseja que acceda a las pretensiones de Eleusio; la virgen comprende que allí hay engaño, y su oración encadena al Diablo, quien ahora es visible en toda la monstruosidad de su naturaleza.

Sofer, que así se llama el ministro de Satanás, debidamente interrogado confiesa todos sus crímenes – él fue el inductor de Caín y de Judas -, y después de oírle, Juliana, diríase que satisfecha ya su natural curiosidad femenina, le lleva atado hasta el lugar del suplicio, mientras Sofer se lamenta del ridículo que hace ante las gentes y del descrédito que significa aquella humillación para su oficio diabólico. Antes de entregarse al verdugo la santa le echa a un estercolero, y muere decapitada a los dieciocho años.

Santos Elías y compañeros mártires de Cesarea de Palestina.


El año 309, en Cesarea de Palestina, en tiempo del emperador Galerio Maximiano y por obra del gobernador Firmiliano, fueron martirizados un grupo numeroso de cristianos.

Elías, Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel, cristianos de Egipto, que habían ido a Cilicia a confortar a sus hermanos en la fe condenados a trabajos forzados en las minas, fueron arrestados, confesaron su fe y se mantuvieron firmes en su fidelidad a Cristo, por lo que, después de sufrir crueles tormentos, fueron muertos a espada. Tras ellos y después de dos años de cárcel, recibieron la corona del martirio Pánfilo, sacerdote, Valente, diácono de Jerusalén, y Pablo, oriundo de la ciudad de Iammia.

También fueron martirizados Porfirio, servidor de Pánfilo, Seleuco de Capadocia, Teódulo, antiguo siervo de la casa del gobernador Firmiliano, y Juliano de Capadocia; éste último, habiendo llegado a la ciudad después de un viaje, se acercó y besó los cuerpos de los mártires, por lo que fue denunciado como cristiano y el gobernador mandó que lo quemaran a fuego lento.

Beata Felipa Mareri


Nació de la noble familia de los Mareri a finales del siglo XII cerca de Rieti (Italia). Tuvo la fortuna de ver y escuchar a san Francisco cuando el santo, de viaje por el Valle de Rieti, se hospedaba en casa de sus padres.

Movida por el ejemplo de Francisco decidió consagrarse a Dios y, como sus familiares no aprobaban su propósito, huyó de casa y se refugió, con algunas compañeras, en una gruta de las montañas cercanas. Allí permaneció hasta que sus hermanos le dieron, en 1228, el castillo de Borgo San Pietro (Abruzzo) y la iglesia aneja, donde se fue organizando la vida claustral siguiendo las normas y forma de vida que san Francisco había dado a las clarisas de San Damián.

El mismo Francisco encomendó al beato Rogerio de Todi el cuidado espiritual del monasterio, en el que se oraba y se trabajaba, se hacía apostolado y se ayudaba a los pobres. Felipa murió el 16 de febrero de 1236.

lunes, 15 de febrero de 2021

Lecturas y Santoral 15/02/2021. Lunes de la sexta semana de Tiempo Ordinario

Caín atacó a su hermano Abel y lo mató
Primera Lectura. Génesis 4, 1-15. 25
El hombre conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y ella dijo: «He adquirido un hombre con la ayuda del Señor». Después dio a luz a Abel, su hermano. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo. Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas. El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido. El Señor dijo a Caín: «¿Por qué te enfureces y andas abatido? ¿No estarías abatido si obraras bien?; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú puedes dominarlo». Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos al campo». Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. El Señor dijo a Caín: -«¿Dónde está Abel, tu hermano?». Respondió Caín: «No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?». El Señor le replicó: «¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo. Por eso te maldice ese suelo que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano. Cuando cultives el suelo, no volverá a darte sus productos. Andarás errante y perdido por la tierra». Caín contestó al Señor: «Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Puesto que me expulsas hoy de este suelo, tendré que ocultarme de ti, andar errante y perdido por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará». El Señor le dijo: «El que mate a Caín lo pagará siete veces». Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matase. Adán conoció otra vez a su mujer, que dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo: «Dios me ha dado otro descendiente en lugar de Abel, asesinado por Caín».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 49, 1 y 8. 16bc-17. 20-21

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a occidente. «No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí.

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

Te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu madre. Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara».

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

¿Por qué esta generación reclama un signo?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación». Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra de Dios

San Claudio de la Colombiere +1683
La "llamada" a la vida religiosa es un misterio. El Señor se sirve de miles de caminos para conseguir lo que quiere. El pequeño Claudio había recibido una muy esmerada educación cristiana de aquella familia que en los Anales de la Visitación se llama "familia de santos", especialmente de parte de su buena madre que con visión profética le dijo en el lecho de muerte: -"Hijo mío, tú tienes que ser un santo religioso".

A pesar de ello, como después él mismo escribirá en sus apuntes espirituales, no era este el género de vida por el que sentía inclinación Claudio, más bien todo lo contrario. Escribió: "Cuando me hice religioso tenía una grandísima aversión a la vida que iba a abrazar. Los planes que se trazan para servir a Dios, nunca se realizan sino a costa de grandes sacrificios. He ingresado en la Compañía de Jesús por el aprecio que siempre he tenido de sus Reglas; y por haber visto que los Superiores saben exigir de tal manera su observancia, que estoy persuadido ser cosa fácil santificarse uno mismo y ayudar con la palabra y el ejemplo a la santificación de los demás".

A sus dieciocho años, el 1658, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en la ciudad de los Papas, Aviñón. El Maestro de novicios dio al P. Provincial este informe del joven novicio Claudio: "Es un joven con una prudencia superior a lo que corresponde a su edad. De juicio sólido, de rara piedad y las más altas virtudes no le parecen excesivas a su fervor". Durante el año de la tercera Probación hizo el voto de guardar con exactitud todas las Reglas y Constituciones de la Compañía, y añadió: "Hago el propósito firme de cumplir cuanto me sea posible con toda fidelidad todos los deberes de mi estado y ser fiel al Señor aun en las cosas más mínimas; romper de un golpe y para siempre las cadenas del amor propio, quitándole toda la esperanza de ser alguna vez tenido en consideración; adquirir en poco tiempo los méritos de una vida larga; reparar las irregularidades pasadas; dar a Dios una prueba de gratitud por las infinitas gracias recibidas, y hacer de mi parte cuanto pueda para ser de Dios sin reserva alguna".

Mientras su alma se transforma, otra alma gemela, la futura Santa Margarita María de Alacoque recibe durante una visión este aviso que tanta alegría proporciona a su alma: "No temas, muy pronto te enviaré a mi amigo y siervo fiel para que guíe tus pasos y te ayude en la misión que te voy a encomendar".

Hechos los votos solemnes el 2 de febrero de 1675, fue enviado como superior a la Casa de la Compañía en Paray-le-Monial. Allí, en el convento de la Visitación estaba de religiosa Margarita María de Alacoque que ya había recibido especiales luces de lo alto… pero se sentía temerosa si aquello era o no de Dios. Pronto fue a visitarles el nuevo superior jesuita y al verlo oyó como una voz interior que le decía a Margarita: "Ese es mi amigo fiel que te traigo para que te ayude en la misión que te tengo encomendada". Poco después le abría "su alma totalmente, tanto lo bueno como lo malo." Escribió después la Santa: "El padre tuvo que sufrir mucho por mi causa. Decíase que yo pretendía engañarle con mis ilusiones, pero él no se preocupaba de las habladurías y no dejó de ayudarme mientras estuvo en la ciudad y no ha dejado nunca de ayudarme".

Lo mismo en Avignon que en París y Lyón, se esfuerza por "ser fiel al Señor aún en las cosas más pequeñas, adquirir en poco tiempo los méritos de una vida larga y ser de Dios sin reserva alguna".

Como Superior de Paray-le-Monial, impulsa el año 1675 la consagración de la vida y de los hombres a Cristo todo Corazón, con un amor pleno y reparación máxima de las faltas a ese amor; como corresponde a un "siervo fiel y amigo perfecto"; y con los mismos ideales de Santa Margarita María de Alacoque.

Esta devoción al Corazón de Jesús tiene ocasión de difundirla en Inglaterra, hasta que su apostolado se trunca violentamente, al ser detenido y torturado en la Torre de Londres.

Por la intervención del Rey de Francia le es conmutada la pena de muerte por el destierro; pero sólo para morir con 43 años en Paray-le-Monial, tras aquellos sufrimientos; a su juicio "una de las mayores misericordias que Dios le había concedido".

Miguel Sopocko, Beato Presbítero y Fundador
 

Director espiritual de Santa Faustina Kowalska. Martirologio Romano: En Bialystok, Polonia, beato Michal Sopocko, presbítero, fundador de las Hermanas de Jesús Misericordioso (1975).

Fecha de beatificación: Fue beatificado el 28 de septiembre de 2008 en el Santuario de la Divina Misericordia en Bialystok, bajo el pontificado de S. S. Benedicto XVI.

Miguel Sopocko nació el 1 de noviembre de 1888 en Nowosady (Juszewszczyzna), en aquel entonces parte de la Rusia Imperial. La autoridad zarista perseguía a la Iglesia Católica, y también a los polacos y lituanos dentro de sus territorios. En la familia Sopocko, que era de noble linaje, las tradiciones polacas y católicas se conservaban y fortalecían.

El joven Miguel maduró en esa atmósfera religiosa y patriótica, sentía un fuerte deseo de servicio incondicional a Dios, a la Iglesia y a la humanidad, por ello ingresó al Seminario Mayor de Vilna. El 15 de junio de 1914, fue ordenado al sacerdocio por el Obispo Franciszek Karewicz.

Por cuatro años (1914-1918) fue vicario parroquial en Taboryszki, donde abrió dos misiones en Miedniki y Onzadw, así como diversas escuelas.

Informado por alguien de que las autoridades alemanas de la zona lo buscaban para arrestarlo, dejó la parroquia y se trasladó a Varsovia. Allí asumió el cargo de capellán del ejército polaco. Mientras se dedicaba a su ministerio como capellán, ingresó a estudiar en la Facultad de Teología de la Universidad de Varsovia en la que obtuvo un doctorado. Al mismo tiempo, se graduó del Instituto Pedagógico Nacional. En 1924, se convirtió en uno de los coordinadores regionales de los capellanes militares, con sede en Vilna.

En 1927, el arzobispo Romuald Jalbrzykowski le encomendó la responsabilidad de ser el Director Espiritual del Seminario Mayor. Durante este mismo período fue profesor en la Facultad de Teología en la Universidad Stefan Batory, también en Vilna. Finalmente pidió al Arzobispo ponerlo en libertad de su pastoral castrense y del seminario. Su deseo era dedicarse totalmente a los estudios teológicos. En 1934, recibió el título de "docente" en teología pastoral. Mientras enseñaba, nunca ha olvidó la importancia del servicio pastoral.

Fue rector de la Iglesia de San Miguel y también sirvió como confesor de Hermanas de la Congregación de María Madre de la Misericordia.

Uno de los acontecimientos más importantes en la vida de Fr. Sopocko se produjo en 1933, cuando se convirtió en el director espiritual de Sor (ahora Santa) Faustina Kowalska. Él siguió prestando asistencia a la Santa después de que fuera trasladada a Lagiewniki, donde ella murió el 5 de octubre de 1938.

Como su confesor, él emprendió una evaluación completa de las experiencias místicas de Sor Faustina sobre la devoción a la Divina Misericordia. Siguiendo un consejo dado por él, ella escribió su "Diario", material que hasta el momento sigue siendo de valiosa inspiración espiritual.

Sor Faustina, apoyándose en las revelaciones del Salvador que experimentaba aún de llegar a Vilna, le hablaba al padre Sopocko de las indicaciones que recibía durante esas revelaciones. Se trataba de pintar el cuadro del Salvador Misericordioso, establecer la Fiesta de la Divina Misericordia para el primer domingo después de la Pascua y fundar una nueva Congregación Conventual. La Divina Providencia confió la realización de estas tareas al padre Sopocko.

Apoyado en la doctrina de la iglesia, buscaba los argumentos teológicos que explicaran la existencia de la cualidad de la misericordia en Dios y los fundamentos para fijar como fiesta el día mencionado en las revelaciones. Los resultados de sus investigaciones y los argumentos para introducir el día en el calendario festivo de la iglesia, los presentó en varios artículos en las revistas teológicas y en varios trabajos autónomos acerca del tema de la Divina Misericordia.

En junio de 1936 en Vilna, publicó el primer folleto titulado "Divina Misericordia" con la imagen de Jesucristo Misericordioso en la portada (creado por el artista Eugeniusz Kazimirowski). Envió esa publicación a todos los obispos reunidos en la conferencia del Episcopado en Czestochowa. Sin embargo, no recibió ni una respuesta de alguno de ellos. El segundo folleto titulado "Divina Misericordia en la liturgia" se publicó en 1937 en Poznan.

En 1938, él estableció un comité para construir la Iglesia de la Divina Misericordia en Vilna. Sin embargo, este esfuerzo tuvo que ser detenido por el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Pero a pesar de la guerra y la ocupación alemana, Fr. Sopocko persistió en sus esfuerzos para promover la devoción a la Divina Misericordia. Lleno de celo, ayudó constantemente a aquéllos que fueron oprimidos y amenazados con el exterminio, por ejemplo, las numerosa población judía. Afortunadamente, él logró evitar ser arrestado.

En 1942, junto con los profesores y estudiantes del seminario, fue obligado a ocultarse cerca de Vilna. Permanecería oculto por dos años, tiempo durante el cual Fr. Sopocko tuvo un rol importante en la creación de una nueva Congregación Religiosa. Según las revelaciones de Sor Faustina, esta Congregación tendría como fin promover la devoción a la Divina Misericordia. Después de la Guerra, él escribió la Constitución de la Congregación, y trabajó activamente en el crecimiento y desarrollo de lo que nosotros conocemos como la Congregación de las Hermanas de la Divina Misericordia.

En 1947, el Arzobispo Jalbrzykowski, que desde dos años antes estaba en Bialystok con su Curia diocesana, buscó que Fr. Sopocko se trasladara a esa ciudad. Él aceptó una posición como profesor en el Seminario Mayor Archidiocesano. Allí enseñó pedagogía, caterética, homilética, teología pastoral, y espiritualidad. Adicionalmente, continuó impulsando el apostolado de la Divina Misericordia. También hizo serios esfuerzos para obtener la aprobación oficial para la devoción a la Divina Misericordia de las autoridades de la Iglesia. Fr. Sopocko trabajó incansablemente en los fundamentos bíblicos, teológicos y pastorales para explicar la verdad doctrinal acerca de la devoción de la Divina Misericordia. Sus publicaciones se tradujeron a numerosos idiomas, entre ellos: latín, inglés, francés, italiano, y portugués.

Fr. Miguel Sopocko murió el 15 de febrero de 1975, en su apartamento en la Calle Poleska. Aclamado popularmente para su santidad fue enterrado en el cementerio de la parroquia en Bialystok. Luego de iniciado el proceso para su Beatificación, su cuerpo se trasladó a la Iglesia de la Divina Misericordia el 30 de noviembre de 1988.

sábado, 13 de febrero de 2021

Lecturas y Santoral 13/02/2021. Sábado de la quinta semana de Tiempo Ordinario

El Señor lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo
Primera Lectura. Génesis 3, 9-24
El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; ella te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón». A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará». A Adán le dijo: «Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás». Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven. El Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió. Y el Señor Dios dijo: «He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal; no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida, coma de él, coma y viva para siempre». Y el Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y una espada llameante que brillaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 89, 2. 3-4. 5-6. 12-13

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Antes que naciesen los montes, o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tu reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán». Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Si tú lo retiras son como un sueño como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

La gente comió hasta quedar saciada
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 8, 1-10
Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos» Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?». Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete». Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net

Beato Jordan de Sajonia + 1237

Nació en Burgherg (Westfalia) en torno al año 1175 o 1185, hijo de los condes de Ebernstein. Estudió en la Universidad de París, y era ya maestro en artes y bachiller en teología cuando, en 1220, se encontró allí con Santo Domingo. La palabra y el ejemplo del Santo lo convenció, y no tardó en vestir el hábito de los dominicos.

El fundador de la Orden de Predicadores murió en agosto de 1221, y el capítulo general celebrado en París el año 1222 lo eligió como sucesor suyo al frente de la Orden. Es una de las grandes figuras de su Orden, contribuyó grandemente a su difusión y supo transmitir a la posteridad las líneas esenciales de la espiritualidad de Domingo y los rasgos que caracterizan a su familia religiosa.

Era muy virtuoso. Y por encima de todo, la caridad. Un día encontró un mendigo aterido de frío y le dio su manto. El mendigo al momento lo vendió y se emborrachó. Ante las recriminaciones de los frailes – que conservaban su manto -, Jordán les contestó: "Es preferible perder el manto antes que el amor".

A pesar de tanta bondad también sabía ser duro y firme cuando se trataba de cosas que se referían a algo muy serio en lo que se jugaban intereses de la Iglesia o de la Orden. Así lo fue con Federico II y con los superiores que no trataban de serlo según debían. A un procurador que le pidió lo relevara del cargo le contestó: "Hijo mío, este cargo lleva consigo cuatro cosas: la negligencia, la impaciencia, el trabajo y el mérito; yo te descargo de las dos primeras… pero te dejo las otras dos".

Fue hombre de palabra elocuente, tierno corazón y celo apasionado por llevar a todos el amor de Cristo. Peregrinó a Tierra Santa; a su regreso, la nave naufragó frente a las costas de Siria y él murió ahogado; era el 13 de febrero de 1237.

Benigno, presbítero y mártir (+ 303)

Entre los 18 santos con el nombre de Benigno [3 en el actual Martirologio Romano], el mártir conmemorado hoy pertenece a la inconmensurable legión de la última cruenta persecución anticristiana de Diocleciano y Maximiano, a inicios del siglo IV. Muy poco se sabe de este santo, nacido y criado en Todi -en la región italliana de Umbría-, y ordenado sacerdote por su bondad y rectitud. Enfrentó con valentía la tortura y la muerte, y su cuerpo, recogido por manos piadosas, fue enterrado en el camino que, desde Todi, conducía al Vicus Martis (Campo de Marte), en un lugar que tomó su nombre y donde más tarde se levantó un monasterio benedictino.

Vivió en la segunda mitad del siglo III en Todi (Italia) y fue un propagador de la fe cristiana. El Obispo Ponciano lo consagra presbítero y, con la persecución de Maximiano y Diocleciano, se dedica a la atención espiritual de los confesores de la fe, pobres o desfavorecidos. Pasado el momento álgido, comenzó a predicar la fortaleza de Jesucristo, pero es apresado y en el año 303 muere mártir.

La catequesis, es decir, llevar a Cristo a los demás, comporta la responsabilidad de ser fiel a lo que se propone y ni que decir tiene que en este contexto la vida humana no es ningún valor absoluto. ¡Qué bien lo supo hacer san Benigno sin tener que darle vueltas a los textos de las bibliotecas de las universidades que aún no se habían inventado! Fue sencillamente el don del Espíritu Santo. Hoy también hacen bastante falta sacerdotes -no sólo en Hungría- cuidadosos menos de su propia vida que de la Salvación que ofrecen y ¡obispos que los descubran!.

En 1904 sus restos, que estaban guardados desde 1679 en una preciosa urna de plata, fueron colocados en el altar mayor de la iglesia de San Silvestre. A pesar de que su culto no estuvo muy extendido, la memoria de san Benigno de Todi fue constante, al menos en la iglesia Tudertina.

viernes, 21 de febrero de 2020

Lecturas y Santoral 21/02/2020. Viernes de la sexta semana de Tiempo Ordinario

Lo mismo que el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras está muerta
Primera Lectura. Carta del apóstol Santiago 2, 14-24. 26

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?
Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz; abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve?
Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro.
Pero alguno dirá:
«Tú tienes fe, y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe».
Tú crees que hay un solo Dios. Haces bien. Hasta los demonios lo creen y tiemblan.
¿Quieres enterarte, insensato, de que la fe sin las obras es inútil? Abrahán, nuestro padre, ¿no fue justificado por sus obras al ofrecer a Isaac, su hijo, sobre el altar? Ya ves que la fe concurría con sus obras y que esa fe, por las obras, logró la perfección.
Así se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios, y eso le fue contado como justicia» y fue llamado «amigo de Dios».
Ya veis que el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe.
Por lo mismo que el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras esta muerta.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 111, 1-2. 3-4. 5-6
Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura pos siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 8, 34-9, 1
En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».
Y añadió:
«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».

Palabra de Dios


San Pedro Damian Obispo y doctor de la Iglesia


Nació en Rávena el año 1007, de una familia pobre y numerosa. Fue una de esas figuras severas que, como San Juan Bautista, surgen en las épocas de relajamiento para apartar a las personas del error y traerlas de nuevo al estrecho sendero de la virtud.

Debido a la prematura muerte de sus padres, el santo fue criado por uno de sus hermanos, convirtiéndose en un excelente discípulo, y más tarde en un profundo servidor de Cristo. Realizó estudios en Rávena, Faenza y Padua, y luego ejerció la docencia universitaria.

A los 28 años se retiró al yermo camaldulense de Fonte Avellana, abandonando el mundo exterior y abrazando la vida religiosa en otra región. El convento de Fonte Avellana era una comunidad de ermitaños que gozaba de gran reputación. Allí se dedicó a la oración, lectura espiritual y estudios sagrados, viviendo con gran austeridad.

Pese a su negativa, Pedro asumió la dirección de la abadía en 1043 gobernando con gran prudencia y piedad. Fue reformador y propagador de la vida religiosa fundando otras cinco comunidades de ermitaños, donde fomentó entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad y además estuvo al servicio de la Iglesia, siendo nombrado Cardenal y Obispo de Ostia en 1057.

En aquella dura época ayudó eficazmente a los papas, con sus escritos y legaciones, en la reforma de la Iglesia y en la formación del clero, preparando así la gran reforma de Gregorio VII. Sus documentos ayudaron a mantener la observancia de la moral y de la disciplina, particularmente en lo que se refiere a los deberes de los clérigos y monjes.

A pesar de su severidad, el santo sabía tratar a los pecadores con bondad e indulgencia, cuando la caridad y la prudencia lo pedían. Murió el 22 de febrero de 1072.

Oración: Dios todopoderoso, concédenos seguir con fidelidad los consejos y ejemplos de san Pedro Damian, obispo, para que, amando a Cristo sobre todas las cosas, y dedicados siempre al servicio de tu Iglesia, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Severiano, Obispo y Mártir


En el año 451, se reunió en Calcedonia el Cuarto Concilio Ecuménico, contra la herejía monofisita de Eutiques que se estaba propagando rápidamente en la Iglesia oriental. Las diócesis se hallaban divididas en partidos, que en algunos casos escogían obispos rivales y rehusaban la comunión a los del partido contrario. La mayoría de los monjes de Palestina aceptaron, sin discutirla, la decisión del Concilio contra la herejía, pero hubo bastantes excepciones.

El principal de los rebeldes fue Teodosio, que tenía suficientes partidarios como para expulsar a Juvenal, el obispo de Jerusalén y apoderarse de la sede. A ello añadió una sangrienta persecución en la ciudad. Teodosio se dedicó a devastar todo el país, aunque en algunos sitios encontró cristianos decididos a permanecer en la ortodoxia; entre ellos se distinguió Severiano, obispo de Escitópolis, quien recibió en premio la corona del martirio, pues los soldados se apoderaron de él, le arrastraron fuera de la ciudad y le asesinaron.

jueves, 20 de febrero de 2020

Lecturas y Santoral. Jueves de la 6ª Semana del Tiempo Ordinario.

Acaso no ha elegido Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre
Primera Lectura. Carta del apóstol Santiago (2,1-9

No juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: 'por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado'. Al otro, en cambio: 'estate ahí de pie o siéntate en el suelo'. Si hacéis eso ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. Y sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan hermoso que lleváis como apellido? ¿Cumplís la ley soberana que enuncia la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»? Perfectamente. Pero si mostráis favoritismos, cometéis un pecado y la Escritura prueba vuestro delito.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 33,2-3.4-5.6-7
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos (8,27-33)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días. Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»

Palabra de Dios


Beatos Francisco y Jacinta Marto



Son dos de los tres niños videntes de Fátima. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los dos primeros fueron beatificados por Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 en Fátima, y su fiesta se celebra hoy, día en que murió Jacinta.

Francisco y Jacinta nacieron en Ajustrel, caserío de Fátima, él el 11 de junio de 1908, y ella el 11 de marzo de 1910, de una familia humilde y cristiana. Tenían caracteres diferentes: él más tranquilo y condescendiente, ella más vivaz y caprichosa. Los dos, al igual que su prima Lucía, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban.

Ya habían tenido apariciones de un ángel cuando un día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. Siguió la calma, y los niños profundizaron en su vida espiritual, más entregados a la oración y la penitencia.

En 1918 los dos hermanitos fueron víctimas de la “gripe española”. Francisco murió el 4 de abril de 1919 en su aldea, y Jacinta el 20 de febrero de 1920 en Lisboa.

San Euquerio +738


A este joven de Orleáns la lectura de san Pablo le cambió la vida: "La sabiduría del mundo es necedad ante Dios", hay que invertir, pues, el orden de valores, lo que todos aprecian no vale nada, y lo que se desdeña como vil, renunciar a las cosas por el amor más alto que no se ve, es el camino de la eternidad. Por eso Euquerio se hizo monje en la abadía normanda de Jumieges.

«Fue tan grande la luz de su santa vida y la opinión que todos tenían de él», dice un hagiógrafo, que a la muerte de su tío Suavarico, obispo de Orleáns, el pueblo le eligió para sucederle, y ante su resistencia tuvo que intervenir Carlos Martel, cuya autoridad le obligó a aceptar, aunque no sin desconsuelo, pues es tradición que lloraba copiosamente al ser consagrado.

Fue un buen obispo, y por serlo se opuso a las pretensiones de Carlos Martel, quien expoliaba a la Iglesia para atender las necesidades de sus campañas; el choque de ambos acabó con el destierro de Euquerio, primero en Colonia y luego en Lieja, siempre rodeado de una inmensa veneración, y acabó en un monasterio benedictino.

San Euquerio obró numerosos milagros después de morir – curaciones inexplicables, lámparas que ardían sin consumir aceite -, pero su vida es ejemplar sobre todo por esa extraña carambola de la Providencia que le arranca del claustro – llorando – para hacerle pastor de una gran diócesis, y que le devuelve al claustro a viva fuerza por el simple cumplimiento de sus deberes. La sabiduría de este mundo, que es mucho más mecánica y torpe, nunca hubiese podido prever una combinación tan inesperada, divinamente feliz.

Santos Mártires de Tiro


Conmemoración de cinco santos que fueron martirizados en Tiro de Fenicia (hoy en Líbano), el año 303, durante la persecución de Diocleciano, por afirmarse en su fe y negarse a apostatar. Primero los flagelaron cruelmente en todo el cuerpo; luego, desnudados, lo llevaron al anfiteatro, donde los arrojaron a las fieras.

En todo momento se mantuvieron firmes y sin vacilaciones; uno de ellos, de menos de veinte años, que no estaba encadenado, con los brazos en forma de cruz oraba sin cesar a Dios. Las bestias se les acercaron, pero no les hicieron daño alguno. Por último fueron muertos a espada.

martes, 18 de febrero de 2020

Lecturas y Santoral 18/02/2020. Martes de la sexta semana de Tiempo Ordinario

Dios no tienta a nadie
Primera Lectura. Carta del apóstol Santiago 1, 12-18

Bienaventurado el hombre que aguanta la prueba, porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Cuando alguien se vea tentado, que no diga: «Es Dios quien me tienta»; pues Dios no es tentado por el mal y él no tienta a nadie.
A cada uno le tienta su propio deseo cuando lo arrastra y lo seduce; después el deseo concibe y da a luz el pecado, y entonces el pecado, cuando madura, engendra muerte.
No os engañéis, mis queridos hermanos. Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación.
Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 93, 12-13a. 14-15. 18-19
Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.

Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón.

Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Cuando pensaba que iba a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostenía;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia.

Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Evitad la levadura de los fariseos y de Herodes
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo:
«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes».
Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes.
Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?».
Ellos contestaron:
«Doce»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».
Le respondieron:
«Siete».
Él les dijo:
«¿Y no acabáis de comprender?».

Palabra de Dios


San Simeón, Obispo y Mártir


El Evangelio de San Mateo describe a San Simeón como uno de los parientes o hermanos del Señor. Su padre era Cleofás, hermano de San José, y su madre, era hermana de la Virgen María, siendo Simeón primo carnal del Señor. Sin duda, el santo fue uno de los hermanos de Jesús que recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Siendo asesinado Santiago el menor por lo judíos, los apóstoles y discípulos se reunieron para elegir a su sucesor en la sede de Jerusalén y por unanimidad escogieron a Simeón. El año 66 estalló en Palestina la guerra civil a consecuencia de la oposición de los judíos a los romanos y parece que los cristianos de Jerusalén recibieron del cielo el aviso de que la ciudad sería destruida y que debían salir de ella sin tardanza, refugiándose con el santo en la ciudad de Pela.

Después de la toma y destrucción de Jerusalén, los cristianos volvieron y se establecieron en las ruinas, hasta que el emperador Adriano arrasó con los escombros, pero este hecho permitió que la Iglesia floreciera grandemente y que numerosos judíos se convirtieran al cristianismo debido a los milagros obrados por los santos. Vespaciano y Domiciano mandaron a matar a todos los miembros descendientes de David, pero Simeón consiguió escapar.

Sin embargo, durante la persecución de Trajano, fue denunciado como cristiano y descendiente de David, siendo sentenciado a muerte por el gobernador romano Atico. Fue torturado y crucificado, soportando con fortaleza y valentía el suplicio, pese a que contaba con 120 años.

Santa Bernardita Soubirous + 1879


“No ha hecho más que llorar. Será mala”. Así dijo alguien después de haber recibido el bautismo la primogénita de nueve hijos del matrimonio formado por Francisco y Luisa. Sus padres eran muy buenas personas y fieles cristianos, luego no tenía visos de cumplimiento aquella mala profecía hecha a causa de los lloros de la pequeña Bernardita.

Bernardita no llamó nunca la atención ni de niña ni de mayor. Crecía un tanto debilucha. Apenas pudo frecuentar la escuela porque debía cuidar de sus hermanitos más pequeños, pues su madre debía atender a otras necesidades de aquel pobre hogar. Vivían en una pobre covacha en la calle Petits-Fossés que los vecinos conocían como “La Mazmorra”.

Sus conocimientos eran pocos y pobres. El día 2 de junio del año de las apariciones la examinó el P. Pomián, su confesor y capellán del hospicio: “Bernardita ¿qué sabes? – El Padre nuestro, Ave María y el Credo. – “Es bastante para rezar el Rosario”. Y a fe que sí lo era, la Virgen ya se le había aparecido y seguiría haciéndolo hasta dieciocho veces mientras las dos juntas rezaban esta corona de Ave Marías…

La Virgen tenía sus planes. Hacía cuatro años que el Papa Pío IX había declarado el dogma de la Inmaculada Concepción de María y como si quisiera el cielo aprobar lo hecho en la tierra la envió a visitarla. Y tomó como instrumento a esta niña aldeana. Era el frío día 11 de febrero de 1858. La despejada niña Juana, de doce añitos, compañera de clases de Toneta, hermana de Bernardita, propuso a la mamá de ésta si les dejaba ir a las tres a recoger un poco de leña para calentarse en aquellos días tan fríos. La buena de Luisa les dio su permiso pero advirtiendo antes a Bernardita que por nada del mundo se mojara los pies, pues ya sabía que enseguida se constipaba…- “Así lo haré, madre, pierda cuidado”.

Cómo sucedieron las Apariciones ya lo hemos recordado en el día 11 de este mismo mes que fue el día de la primera de las dieciocho. La pequeña Bernardita creía ver un fantasma… Reveló el secreto a su hermana y amiguita con la condición de que a nadie lo dijeran, pero ¡cosa de niñas! en cuanto llegaron a casa lo descubrieron. Allí empezó el calvario para la pobre Bernardita: Prohibiciones, castigos, interrogatorios, palizas… burlas de ellas, etc… todo lo soportó con paz y hasta con alegría por la fuerza que recibía de parte de aquella Visión que en la decimosexta aparición se le reveló como lo que era: “Yo soy – dijo – la Inmaculada Concepción”. En otras ocasiones le manifestó lo que deseaba de los sacerdotes y de todos los cristianos: Un templo y mucha reparación con la oración y penitencia. Ella no se hizo el sordo a estos deseos de la Madre del cielo y toda su vida puede decirse que no fue otra cosa que esto: Oración y Penitencia.

Quiso ser religiosa carmelita de clausura y por su poca salud no la admitieron. Abrazó después el Instituto de Nevers en el que fue tratada “como una escoba”. “No sirve para nada. ¿Qué vamos a hacer de ella?”… Se cumplían así a la perfección las palabras que en una aparición le había hecho la Virgen: “No te haré feliz en este mundo, sino en el otro”.

Desempeñó algunos cargos en la Congregación, sobre todo el de enfermera y enferma. Ambos los llevó con una entrega y servicio maravillosos. Todos admiraban su mucha virtud, y, sobre todo, su gran humildad ya que nunca hablaba de sus apariciones y se sentía la última de todas. Bernardita no llamaba la atención por sus cualidades de ningún tipo, por ello alguna superiora llegó a decir: “No entiendo cómo la Virgen se ha fijado en Bernardita cuando las hay más agraciadas que ella en todos los aspectos”… Por fin, repitiendo estas palabras: “Ruega por mí, pobre pecadora, ahora y en la hora de la muerte”, expiró. Era el 16 de abril de 1879. El 8 de diciembre de 1933 era canonizada.

San Flaviano, Obispo y Mártir


Martirologio Romano: Conmemoración de san Flaviano, obispo de Constantinopla, que, por defender la fe católica proclamada en Éfeso, fue atacado con puñetazos y patadas por los partidarios del impío Dióscoro y, enviado al exilio, falleció poco después (449).

San Flaviano, sacerdote y tesorero de la Iglesia de Constantinopla, sucedió en el patriarcado a San Proclo, el año 447. El cortesano Crisafio, que gozaba de gran favor ante el emperador Teodosio II, le sugirió que pidiera a Flaviano un presente como muestra de gratitud por su elevación a la dignidad de patriarca. El obispo envió al emperador unos panes benditos, según la costumbre de aquel tiempo, pues el pan era un símbolo de bendición y comunión. Crisafio hizo saber al santo que el emperador esperaba un regalo muy diferente y mucho más rico; pero el obispo respondió resueltamente que las rentas de la Iglesia estaban destinadas a otros usos. A partir de ese instante, el favorito del emperador decidió acabar con Flaviano. En efecto, valiéndose de la emperatriz Eudocia, persuadió al emperador para que obligase al patriarca a nombrar a Pulqueria, hermana del mismo Teodosio II, diaconisa de su Iglesia, con lo cual la corte se vería libre de la influencia de la santa. Flaviano se negó a ello, cosa que Crisafio consideró como una nueva ofensa.

Por otra parte, la condenación que Flaviano hizo de los errores de Eutiques, abad de un monasterio próximo a la ciudad, acabó de enfurecer a Crisafio. Eutiques, movido de un celo excesivo por convencer a Nestorio de que había dos personas en Cristo, cayó en el error de negar que también tuviera dos naturalezas. Esto le constituyó en jefe de la herejía monofisita. En un sínodo reunido por San Flaviano en 448, Eusebio de Dorileo desenmascaró el error de Eutiques; el sínodo condenó como herética la opinión de Eutiques y le mandó comparecer para justificarse. El alegato de Eutiques no convenció al sínodo, que le depuso y le excomulgó. Eutiques apeló entonces a los obispos de Roma, Egipto y Jerusalén, y escribió una carta al Papa San León I, quejándose de la forma en que el sínodo le había tratado y había entendido su doctrina. Pero el Papa no se dejó engañar.

En una carta cuidadosamente redactada que envió a Flaviano y que se hizo famosa en la Historia de la Iglesia con el nombre de “Tomo” o “Carta Dogmática,” San León definió la fe ortodoxa sobre los principales puntos de la discusión. Un nuevo concilio confirmó las decisiones del sínodo anterior. Crisafio, humillado pero no vencido, trató de conseguir

sus fines por otros medios. Así pues escribió a Dióscoro, sucesor de San Cirilo en la sede de Alejandría, prometiéndole su amistad y apoyo a condición de que se constituyera en defensor de Eutiques contra Flaviano y Eusebio. Dióscoro aceptó la proposición y ambos se valieron de la emperatriz Eudocia, la cual pensaba que, haciendo daño a Flaviano, molestaría a su cuñada Pulquería, a la que detestaba, Eudocia logró persuadir a Teodosio de que convocara a un concilio en Efeso.

El emperador invitó a Dióscoro de Alejandría a presidir el concilio; con él acudieron algunos obispos africanos y un grupo de laicos. A lo que parece, se trataba simplemente de una banda organizada de malhechores. Al concilio fueron también otros obispos de oriente, y San León envió delegados. La asamblea, conocida generalmente con el nombre de Latrocinium o “conciliábulo de bandidos,” como la llamó más tarde San León a causa de las violencias a que dio lugar, se abrió en Efeso, el 8 de agosto de 449. Eutiques estuvo presente, así como dos oficiales del emperador, acompañados por un fuerte contingente de soldados. Las deliberaciones, en las que predominaban los partidarios de Eutiques, se desarrollaron en un ambiente de violencias, se impidió a los legados papales que leyesen las Cartas de San León al concilio y se terminó, en medio del mayor desorden, con la sentencia de deposición de Flaviano y Eusebio, a pesar de las protestas de los legados del Papa. Cuando Dióscoro empezó a leer la sentencia, varios obispos pidieron a gritos que se callase. Dióscoro interrumpió la lectura y dio voces para llamar a los enviados del emperador, Elpidio y Eulogio. Estos mandaron al punto que se abrieran las puertas de la iglesia y Proclo, el procónsul de Asia, entró escoltado por soldados y seguido por una multitud armada con palos. Esta incursión intimidó tanto a la asamblea, que prácticamente ningún obispo tuvo el valor de negarse a firmar la sentencia, excepto los legados papales que se retiraron decepcionados.

San Flaviano hizo una apelación al Papa San León y a otros obispos del occidente, y entregó sus cartas a los legados papales. Pero cuando se disponía a abandonar la sala en medio del tumulto que siguió a la asamblea, la turba le derribó y, según cuentan Dióscoro y el abad Barsumas, fue tan salvajemente golpeado a puntapiés por los soldados y malhechores, que murió poco después, no en Efeso (como suponen algunos autores) sino en Sardis de Lidia, a donde había sido desterrado.

El triunfo de Crisafio fue de corta duración. El emperador murió al año siguiente y Marciano mandó ejecutar a Crisafio. Santa Pulquería, la esposa de Marciano, mandó llevar a Constantinopla el cuerpo de San Flaviano para que fuera sepultado, con gran pompa en la sede episcopal, junto a sus predecesores. El Concilio de Calcedonia que tuvo lugar en 451, reivindicó su memoria, restituyó a Eusebio de Dorileo y depuso y desterró a Dióscoro de Alejandría.

San Angilberto de Centula


Fue un hombre importante en la política y la cultura de su tiempo. Se educó en la corte de Pipino el Breve, fue amigo personal, colaborador y consejero de Carlomagno, discípulo y luego miembro de la Academia palatina fundada por Alcuino, contrajo matrimonio con Berta, hija de Carlomagno, y tuvo dos hijos.

Ocupó cargos de gran responsabilidad, por ejemplo, como tutor del futuro rey Pipino. En trance de perder la vida, hizo voto de entrar en religión si sanaba. Se curó y, con permiso de su mujer, que también se hizo religiosa, profesó en el monasterio de Saint-Riquier en Centula (Amiens, Francia), del que fue abad.

Introdujo la oración continua, con grupos de monjes que se sucedían. La abadía llegó a tener más de 300 monjes, aparte los muchos jóvenes aspirantes o educandos. Cuidó el edificio, lo renovó y amplió, incrementó la biblioteca, afianzó la vida regular de los monjes y los edificó con los ejemplos de su vida santa.

Murió el 17 de febrero del año 814.

lunes, 17 de febrero de 2020

Lecturas y Santoral 17/02/2020. Lunes de la sexta semana de Tiempo Ordinario

La autenticidad de vuestra fe produce paciencia, para que seáis perfectos e íntegros
Primera Lectura. Comienzo de la carta del apóstol Santiago 1, 1 -11

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus en la diáspora: saludo.
Considerad, hermanos míos, un gran gozo cuando os veáis rodeados de toda clase de pruebas, sabiendo que la autenticidad de vuestra fe produce paciencia. Pero que la paciencia lleve consigo una obra perfecta, para que seáis perfectos e íntegros, sin ninguna deficiencia.
Y si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídasela a Dios, que da a todos generosamente y sin reproche alguno, y él se la concederá.
Pero que pida con fe, sin titubear nada, pues el que titubea se parece a una ola del mar agitada y sacudida por el viento. No se crea un individuo así que va a recibir algo del Señor; es un hombre inconstante, indeciso en todos sus caminos.
Que el hermano de condición humilde se sienta orgulloso de su alta dignidad, y el rico de su pequeñez, porque pasará como flor de hierba. Pues sale el sol con su ardor y seca la hierba, se cae la flor y se pierde la belleza de su aspecto; así también se marchitará el rico en sus empresas.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 118, 67. 68. 71. 72. 75. 76
Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus decretos.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus decretos.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
¿Por qué esta generación reclama un signo?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra de Dios


Los siete santos fundadores de la orden de los siervos de María


Son Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricóvero y Alejo Falconieri; éste murió, último de todos ellos, el 17 de febrero de 1310, y en ese día los celebramos a todos.

Hacia el año 1233, cuando Florencia vivía agitada por las luchas fratricidas, siete ciudadanos nobles, comerciantes, miembros de una asociación seglar de devotos de la Virgen, unidos por el ideal evangélico de la comunión fraterna y del servicio a los pobres, decidieron abandonar sus negocios y retirarse a llevar vida eremítica en el monte Senario, cerca de Florencia, con particular dedicación al culto de la Virgen.

Más tarde se dedicaron a predicar por toda la Toscana. Muchas personas acudían a ellos en busca de consuelo o de consejo, y no pocos deseaban compartir su forma de vida. Por eso decidieron fundar la Orden de los Siervos de la Virgen María, los “Servitas”, que adoptó la Regla de San Agustín y fue reconocida definitivamente por la Santa Sede el año 1304.

Oración: Señor, infunde en nosotros el espíritu de amor que llevó a estos santos hermanos a venerar con la mayor devoción a la Madre de Dios, y les impulsó a conducir a tu pueblo al conocimiento y al amor de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Hermógenes de Moscú(¿?-1612)


Nació en el seno de una familia pobre en la región de Vologda, Rusia. Es un santo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Al ser tan grande su vocación por el sacerdocio, sus padres se sacrifican para hacerse con recursos y enviarlo al monasterio de Kazan, para que realizara sus estudios.

Ya ordenado, el obispo lo envió a servir a la parroquia de San Nicolás. En ese sitio tiene lugar el acontecimiento que marcó su vida. San Hermógenes tuvo una visión en la que se le apareció el icono de la Virgen María.

Esta experiencia lo motivó para llevar a cabo una intensa labor misionera. Luego de ser nombrado con el cargo de metropolita en Kazán, se dedica a llevar el Evangelio a los tártaros, un pueblo rudo y levantisco.

De manera paralela a su labor, escribe varios libros de teología, que le habrían de ayudar a llevar a cabo su misión. Por su fama de santidad, el rey Basilio lo nombró patriarca.

Cuando en una guerra las tropas de Polonia ocuparon Moscú, la capital del imperio ruso, los soldados saquearon y después incendiaron la ciudad. San Hermógenes fue encarcelado. Sin nadie que lo atendiera, murió de hambre y sed en el calabozo.