viernes, 9 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 08/04/2021. Jueves de la Octava de Pascua

Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 3, 11-26
En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, todo el pueblo, asombrado, acudió corriendo al pórtico de Salomón, donde estaban ellos. Al verlo, Pedro dirigió la palabra a la gente: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a este con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. Por la fe en su nombre, este, que veis aquí y que conocéis, ha recobrado el vigor por medio de su nombre; la fe que viene por medio de él le ha restituido completamente la salud, a vista de todos vosotros. Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; para que vengan tiempos de consuelo de parte de Dios, y envíe a Jesús, el Mesías que os estaba destinado, al que debe recibir el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de la que Dios habló desde antiguo por boca de sus santos profetas. Moisés dijo: "El Señor Dios vuestro hará surgir de entre vuestros hermanos un profeta como yo: escuchadle todo lo que os diga; y quien no escuche a ese profeta será excluido del pueblo." Y, desde Samuel, en delante, todos los profetas que hablaron anunciaron también estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, los hijos de la alianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le dijo a Abrahán: "En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra." Dios resucitó a su Siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros para que os traiga la bendición, apartándoos a cada uno de vuestras maldades».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 8, 2a y 5. 6-7. 8-9

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

¡Señor, Dios nuestro, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él?

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies.

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 24, 35-48
En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros». Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: - «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y le dijo: - «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra de Dios

Dionisio de Corinto, obispo (+ c. a. 180)

Los menologios griegos dan noticia de su condición episcopal cuando lo incluyen en las listas de obispos, mencionando su óbito alrededor del año 180. También Eusebio de Cesarea nos relata algo de su actividad al recogerlo en la Historia Eclesiástica como uno de los grandes hombres que contribuyeron a extender por el mundo el Evangelio.

Pertenece a las primeras generaciones de cristianos. Es uno de los primitivos eslabones de la larga cadena que sólo tendrá fin cuando acabe el tiempo. Por el momento en que vivió, resulta que con él entramos en contacto con la antiquísima etapa en que la Iglesia está aún, como aprendiendo a andar, dando sus primeros pasos; su expresión en palabras sólo se siente en la tierra como un balbuceo y la gente que conoce y sigue a Cristo son poco más que un puñado de hombres y mujeres echados al mundo, como a voleo, por la mano del sembrador y desparramados por el orbe.

Dionisio fue un obispo que destaca por su celo apostólico y se aprecia en él la preocupación ordinaria de un hombre de gobierno. Rebasa los límites geográficos del terruño en donde viven sus fieles y se vuelca allá donde hay una necesidad que él puede aliviar o encauzar. En su vida resuena el eco paulino de sentir la preocupación por todas las iglesias. Aún la organización eclesiástica -distinta de la de hoy- no entiende de intromisiones; la acción pastoral es aceptada como buena en cualquier terreno en donde hay cristianos. Posiblemente el obispo Dionisio pensaba que si se puede hacer el bien, es pecado no hacerlo. Todas las energías se aprovechan, porque son pocos los brazos, es extenso el campo de labranza… y corto el tiempo. Siendo la labor tan amplia, el estilo que impera es prestar atención espiritual a los fieles cristianos donde quiera que se encuentren sin sentirse coartado por el espacio; la jurisdicción territorial vino después. Él se siente responsable de todos porque todos sirven al mismo Señor y tienen el mismo Dueño.

Los discípulos -pocos para lo que es el mundo- se tratan mucho entre ellos, todo lo que pueden; traen y llevan noticias de unos y de otros; todos se encuentran inquietos, ocupados por la suerte del “misterio” y dispuestos siempre a darlo a conocer. Las dificultades para el contacto son muchas, lentas y hasta peligrosas algunas veces, pero por las vías van los carros y por los mares los veleros; lo que sirve a los hombres para la guerra, las conquistas, la cultura o el dinero, el cristiano lo usa -como uno más- para extender también el Reino. Se saben familia numerosa esparcida por el universo; tienen intereses, dificultades, proyectos y anhelos comunes ¡lógico que se sientan unidos en un entorno adverso en tantas ocasiones!

Y en este sentido tuvo mucho que ver Corinto, -junto al istmo y al golfo del mismo nombre- que en este tiempo es la ciudad más rica y próspera de Grecia, aunque no llega al prestigio intelectual de Atenas. Corinto es la sede de Dionisio; fue, no hace mucho, aquella iglesia que fundó Pablo con la predicación de los primeros tiempos y que luego atendió, vigiló sus pasos, guió su vida y alentó su caminar. Tiene una situación privilegiada: es una ciudad con dos puertos, un importante nudo de comunicaciones en donde se mezcla el sabio griego con el comerciante latino y el rico oriental; allí viven hermanadas la grandeza y el vicio, la avaricia, la trampa, la insidia y el desconcierto; todas las razas tienen sitio y también los colores y los esclavos y los dueños. El barullo de los mercados es trajín en los puertos. Hay intercambio de culturas, de pensamiento. Entre los miles que van vienen, de vez en cuando un cristiano se acerca, contacta, trae noticias y lleva nuevas a otro sitio del Imperio. ¡Cómo aprovechó Dionisio sus posibilidades! Porque resalta su condición de escritor. Que se tengan noticias, mandó cartas a los cristianos Lacedemonios, instruyéndoles en la fe y exhortándoles a la concordia y la paz; a los Atenienses, estimulándoles para que no decaiga su fe; a los cristianos de Nicomedia para impugnar muy eruditamente la herejía de Marción; a la iglesia de Creta a la que da pistas para que sus cristianos aprendan a descubrir la estrategia que emplean los herejes cuando difunden el error. En la carta que mandó al Ponto expone a los bautizados enseñanzas sobre las Sagradas Escrituras, les aclara la doctrina sobre la castidad y la grandeza del matrimonio; también los anima para que sean generosos con aquellos pecadores que, arrepentidos, quieran volver desde el pecado. Igualmente escribió carta a los fieles de Roma en tiempos del papa Sotero; en ella, elogia los notables gestos de caridad que tienen los romanos con los pobres y testifica su personal veneración a los Vicarios de Cristo.

La vida de este obispo griego -incansable articulista- terminó en el último tercio del siglo II.

Sin moverse de Corinto, ejerció un fecundo apostolado epistolar que no conoció fronteras; el papel, la pluma y el mar Mediterráneo fueron sus cómplices generosos en la difusión de la fe.

Santa María Rosa Julia Billiart

Santa María Rosa Julia Billiart (1752-1816) nació en Cuvilly, en Oise, Francia, en el seno de una familia de comerciantes venidos a menos, por lo que tuvo que trabajar desde muy pequeña para ayudar a su familia.

De niña la pequeña Julia aprendió el catecismo de memoria, y todos los días se la oía alabar a Dios. A los 22 años estuvo presente cuando su padre sufrió un atentado contra su vida, y debido a la impresión le sobrevino una parálisis de ambas piernas.

Pero esto no la desanimó, y bajo la conducción de su párroco se dedicó a la práctica de la caridad y a enseñar el catecismo a los niños.

Durante la Revolución Francesa fue acusada de dar albergue a sacerdotes y por el cargo de brujería; los revolucionarios pretendían quemarla viva, pero ella consiguió escapar, refugiándose finalmente en Amiens tras largas y penosas tribulaciones.

En 1804 funda en Amiens el Instituto de Hermanas de Nuestra Señora, cuya finalidad era dar a conocer el catecismo a los niños y formar catequetas. De manera milagrosa, ese año Santa María Rosa Julia Billiart recupera la facultad de caminar.

En 1809, sin embargo, tiene que salir de Francia, encontrando refugio en la vecina Bélgica. Ahí funda conventos en Namur, Gante y Tournai. Para 1816 su salud es ya muy deficiente. Santa María Rosa Julia Billiart falleció un día como hoy mientras recitaba el Magnificat.

Fue beatificada por San Pío X en 1906, y canonizada por Paulo VI en 1969.

miércoles, 7 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 07/04/2021. Miércoles de la Octava de Pascua

Te doy lo que tengo: en nombre de Jesús, levántate y anda
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 3, 1-10
En aquellos días, Pedro y Juan subían al templo, a la oración de la hora nona, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: «Míranos». Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pero Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda». Y agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio andando y alabando a Dios, y, al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa del templo, quedaron estupefactos y desconcertados ante lo que le había sucedido.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9

Que se alegren los que buscan al Señor.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas.

Que se alegren los que buscan al Señor.

Gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.

Que se alegren los que buscan al Señor.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra.

Que se alegren los que buscan al Señor.

Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac.

Que se alegren los que buscan al Señor.

Lo reconocieron al partir el pan
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 24, 13-35
Aquel mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: - «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: - «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabe lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo: - «¿Qué?». Ellos le contestaron: - «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: - «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea a donde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: - «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: - «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: - «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra de Dios

San Juan Bautista de la Salle

Nació en Reims (Francia) el año 1651 de padres nobles pero no ricos. Su familia era profundamente cristiana y su padre, Luis de la Salle, era consejero de Luis XIV.

Culminó sus estudios en la Sorbona de París, residiendo en San Sulpicio. Ordenado de sacerdote en 1678, renunció al canonicato para dedicarse a las clases sociales más pobres y en particular a la educación de los niños, dando así inicio a lo que llegarían a ser los Hermanos de las Escuelas Cristianas, por cuya existencia y desarrollo hubo de soportar innumerables dificultades.

Comenzó por formar bien a los maestros. El método pedagógico innovador que adoptó, que incluía la pedagogía racional, eliminando elementos tradicionales ya inútiles, y el uso de la lengua materna en lugar del latín, le procuró de momento muchas contrariedades, aunque luego alcanzó gran difusión.

Murió en Saint-Yon, cerca de Ruán, el 7 de abril de 1719. León XIII lo canonizó en 1900. Pío XII lo proclamó "Patrono de los educadores".

Oración: Señor, tú que has elegido a san Juan Bautista de la Salle para educar a los jóvenes en la vida cristiana, suscita maestros en tu Iglesia que se entreguen con generosidad a la formación humana y cristiana de la juventud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

martes, 6 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 06/04/2021. Martes de la Octava de Pascua

Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: «Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?». Pedro les contestó: «Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro». Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: «Salvaos de esta generación perversa». Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 32, 4-5. 18-19. 20 y 22

La misericordia del Señor llena la tierra.

La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.

La misericordia del Señor llena la tierra.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.

La misericordia del Señor llena la tierra.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

La misericordia del Señor llena la tierra.

He visto al Señor y ha dicho esto
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 20, 11-18
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro"». María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».

Palabra de Dios

San Celestino I +432

El Señor ha ido sembrando a lo largo de la historia de la Iglesia hombres que lucharon denodadamente por conservar incólume la doctrina del Evangelio. Los herejes, que no han faltado tampoco nunca a lo largo de la historia, parece que se empeñaban en ensuciar las aguas cristalinas que predicara Cristo y sus Apóstoles. Misión, sobre todo de la Iglesia, será siempre defender esta doctrina y presentarla así, sin mancha, a todos los fieles cristianos.

Uno de los hombres que hubo de luchar duro contra dos de estas herejías sobre todo, que serán las semipelagianas y arrianas, será el valiente San Celestino I, Papa. Parece que nació en el último cuarto de siglo IV en la Campania napolitana (Italia) de padres nobles y emparentados con reyes. Su padre, llamado Prisco, era familia del emperador Valentiniano. Sabemos muy pocas cosas de él, de su juventud y formación literaria, pero lo cierto es que hubo de crecer muy rápidamente en ciencia y en virtud ya que le vemos escalar rápidamente también por los escalafones de la carrera eclesiástica hasta llegar al grado supremo que es el Pontificado.

Renunció a proposiciones muy lisonjeras que le presentaban y tan sólo ansió consagrarse para siempre y del todo a la vida del espíritu. Parece ser que trató de retirarse al desierto para allá estar más alejado del mundo y disponer de mayor facilidad para entregarse al Señor… pero otros eran los caminos que le señalaba la Divina Providencia. Se ordenó sacerdote y vivió unos años entregado al cuidado de las almas hasta que muy pronto, ante la sabiduría y prudente santidad que brotaba de sus palabras y de sus obras, fue elevado al episcopado y enviado a Siria para que gobernase aquella iglesia. Allí se entregó de lleno al cuidado de su grey. Visitaba a los enfermos y educaba en la fe a todos los feligreses. No había mal que no tratase de remediarlo. Cuando no podía ir personalmente lo hacía por medio de sus preciosas "Cartas" que son todo un modelo de bondadosa solicitud a la vez que de dureza cuando el caso lo requería, con tal de conservar incólume la fe de las injerencias de sus enemigos.

El Papa Bonifacio I había dejado huérfana la diócesis de Roma como sucesor de San Pedro y aquella Iglesia solicitó la presencia de Celestino para regirla. Eran tiempos sumamente difíciles por la arbitrariedad y los gérmenes de herejía que se iban infiltrando en muchos ambientes. Los diecisiete años que gobernó la Iglesia, desde el año 422 al 439, fueron verdaderamente fecundos en todos los sentidos, sobre todo en el aspecto dogmático, en el litúrgico y pastoral. En el primero luchó denodadamente contra Nestorio que defendía que la Virgen era sólo Madre de Jesús en cuanto hombre y no en cuanto Dios, es decir: que María no era Dei genitrix, Madre de Dios. San Celestino luchó por sí mismo y por medio de San Cirilo de Alejandría para que en el Concilio de Éfeso, celebrado el 431, fuera proclamado el dogma de la Maternidad Divina de María. Todos los Padres conciliares repitieron las palabras del Papa: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".

En el campo pastoral escribe sus famosas Decretales que rezuman prudencia, sabiduría y entereza a la vez. Dice en ellas a los Obispos: "No permitamos sembrar en nuestra tierra otro grano que el que nos ha dejado en depósito el Divino Sembrador". También luchó muy duramente contra los herejes pelagianos y envió fervorosos misioneros a Inglaterra y a otras partes del mundo para extender el Evangelio. Introdujo en la celebración de la Misa varias partes importantes y abogó con energía a favor del pecador arrepentido en la hora de la muerte. Lleno de méritos expiró el 6 de Abril del año 432. Lo enterraron en el Cementerio de Priscila y en su tumba escribieron: "Su alma santísima goza ya de la visión de Dios".

Los 120 mártires de Persia

Se ignoran los nombres de estos mártires, pero según la tradición, en el reinado de Sapor II de Persia, más de cien cristianos fueron martirizados el mismo día, en Seleucia de Tesifonte. Entre ellos, había nueve vírgenes consagradas a Dios; el resto eran sacerdotes, diáconos y monjes.

Como todos se negaron a adorar al sol, fueron encarcelados durante seis meses en sucias prisiones.

Una rica y piadosa mujer, llamada Yaznadocta les ayudó, enviándoles alimentos. Yaznadocta se las arregló para averiguar la fecha en que los mártires iban a ser juzgados. La víspera, organizó un banquete en su honor, fue a visitarles en la prisión y regaló a cada uno un vestido de fiesta.

A la mañana siguiente, volvió muy temprano y les anunció que iban a comparecer ante el juez y que aún tenían tiempo de implorar la gracia de Dios para tener el valor de dar su sangre por tan gloriosa causa. El juez prometió nuevamente la libertad si adoraban al sol, pero ellos contestaron que estaban dispuestos a dar la vida por Dios. Fueron condenados a morir decapitados y Yaznadocta consiguió los cadáveres y los quemó para evitar que fuesen profanados.

lunes, 5 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 05/04/2021. Lunes de la Octava de Pascua

A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés, Pedro, de pie poniéndose en pie junto con los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras. Israelitas, escuchad estas palabras: a Jesús Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis a este, entregado conforme el plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: "Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro". Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que "no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que” su carne no experimentará corrupción". A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me abandonarás en la región de los muertos ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Comunicad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 28, 8-15
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros.» Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Palabra de Dios

San Vicente Ferrer, presbítero (1350-1419)

Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres, a quienes repartía significativas limosnas que la familia acostumbraba dar. Ingresó a la comunidad de Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era profesor de filosofía en la universidad. Siendo diácono lo mandaron a predicar a Barcelona, ciudad que estaba atravesando por un período de hambre ya que los barcos con alimentos no llegaban desde hacía varias semanas.

San Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y existía mucha desunión. Estas constantes preocupaciones mortificaron y enfermaron peligrosamente al santo; pero una noche, por revelación divina, descubrió que su misión era la de predicar el Evangelio por ciudades, pueblos, campos y países. El santo recuperó inmediatamente la salud, y durante 30 años recorrió el norte de España, el sur de Francia, el norte de Italia, y Suiza, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales, ya que los primeros en convertirse fueron judíos y moros.

San Vicente fustigaba sin miedo las malas costumbres, que son la causa de tantos males e invitaba incesantemente a recibir los santos sacramentos de la confesión y de la comunión. Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su predicación, siendo el don de las lenguas el primordial y básico para su misión de evangelizar las ciudades y pueblos. El santo se mantuvo humilde y sencillo a pesar de la gran fama y popularidad alcanzada por sus predicaciones en varios países.

Los últimos años, acechado por varias dolencias y enfermedades, sus predicaciones mantenían esa fuerza, vigor y entusiasmo que lo caracterizaron en el anuncio del Evangelio.

Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fue canonizado en 1455.

domingo, 4 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 04/04/2021. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. Misa del día

Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 117, 1-2. l6ab-17. 22-23

Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
Segunda Lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él. 

Palabra de Dios. 



SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
 que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Él había de resucitar de entre los muertos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios

San Benito de Palermo (1526-1589)

Siciliano de nacimiento y negro de piel, hijo de unos esclavos africanos – tal vez nubios –que trabajaban en una propiedad cercana a Messina, el amor de sus padres le concedió la libertad al nacer y se sabe que de niño fue pastor.

Su amo le dio la libertad y a los veintitantos años se unió a un grupo de eremitas franciscanos, convirtiéndose a partir de entonces en un fidelísimo seguidor del ejemplo del santo de Asís. Después de que este grupo se dispersara hacia 1564, Benito fue aceptado como hermano lego en el convento de santa María de Palermo, y como no sabía leer ni escribir se le confiaron las tareas de la cocina.

Un cocinero singular por su admirable piedad, por su humildad y por las curaciones milagrosas que prodigaba. A todo esto, ¿qué platos saldrían de sus manos, qué guisos angélicos prepararía ese frailecito?

Su singularidad se puso de manifiesto en 1578 cuando a pesar de ser sólo lego y analfabeto encima, se le eligió superior. Costó mucho convencerle de que aceptara, y luego tal vez más de un fraile se arrepintió de haberle convencido, porque impuso la interpretación más estricta y austera de la regla franciscana.

Más tarde fue maestro de novicios y, al parecer, otra vez cocinero, que era lo que él prefería, un santo literalmente entre pucheros, asediado por multitudes de enfermos que invadían la cocina conventual pidiéndole que les sanara con su infalible oración y su gesto taumatúrgico entre el vaho de las cacerolas.

Con renombre taumatúrgico, que llegaría pronto hasta los hombres de color, lo mismo en África que en América. Está muy extendida su devoción en Venezuela, y en Galicia se venera en la Parroquia de Santiago de Redondela.

jueves, 1 de abril de 2021

Lecturas y Santoral 01/04/2021. Jueves Santo - Semana Santa - Cena del Señor


Prescripciones sobre la cena pascual
Primera Lectura. Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: - «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, lo escogeréis entre los corderos o los cabritos. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto. Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación como ley perpetua lo festejareis».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 115, 12-13. 15-16bc. 17-18

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor
Segunda Lectura. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios

Los amó hasta el extremo
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: - «Señor, ¿lavarme los pies tú a mi?». Jesús le replicó: - «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: - «No me lavaras los pies jamás». Jesús le contestó: - «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: - «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: - «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: - «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

Palabra de Dios

Hugo de Grenovle

Nació de familia noble el año 1053 en el Delfinado (Francia). Recibió una excelente formación cultural y cristiana, y pronto el obispo de Grenoble lo promovió en la vida eclesiástica. A los 28 años fue consagrado obispo de Grenoble, y gobernó su diócesis unos 50 años. Emprendió la renovación de la vida del clero y de los fieles en la línea de la reforma gregoriana, combatiendo la simonía, el concubinato de los clérigos, el desorden en la economía diocesana, etc. No conseguía del todo sus objetivos y por eso, desanimado, se retiró al monasterio de Mont Dieu con ánimo de hacerse monje, pero Gregorio VII lo obligó a volver a su diócesis.

Un día llegó San Bruno con 6 amigos a pedirle a San Hugo que les concediera un sitio donde fundar un convento de gran rigidez, para los que quisieran hacerse santos basado en oración, silencio, ayunos, estudio y meditación. El santo obispo les dio un sitio en las tierras montañosas de Chartreuse llamado Cartuja, donde comenzó la Orden de los Cartujos; en esta Orden el silencio es perpetuo (hablan el domingo de Pascua) y el ayuno, la mortificación y la oración llevan a sus religiosos a una gran santidad. Para San Hugo sus días en la Cartuja eran como un oasis en medio del desierto de este mundo corrompido y corruptor, pero cuando ya llevaba varios días allí, su director San Bruno le avisaba que Dios lo quería al frente de su diócesis, y tenía que volverse otra vez a su ciudad.

Los sacerdotes más fervorosos y el pueblo humilde aceptaban con muy buena voluntad las órdenes y consejos del Santo obispo. Varias veces fue a Roma a visitar al Papa y a rogarle que le quitara aquel oficio de obispo porque no se creía digno. Pero ni Gregorio VII, ni Urbano II, ni Pascual II, ni Inocencio II, quisieron aceptarle su renuncia porque sabían que era un gran apóstol. Cuando ya muy anciano le pidió al Papa Honorio II que lo librara de aquel cargo porque estaba muy viejo, débil y enfermo, el Sumo Pontífice le respondió: "Prefiero de obispo a Hugo, viejo, débil y enfermo, antes que a otro que esté lleno de juventud y de salud".

Era un gran orador, y como rezaba mucho antes de predicar, sus sermones conmovían profundamente a sus oyentes. Era muy frecuente que en medio de sus sermones, grandes pecadores empezaran a llorar a grito entero y a suplicar a grandes voces que el Señor Dios les perdonara sus pecados. Sus sermones obtenían numerosas conversiones.

Al final de su vida la artritis le producía dolores inmensos y continuos pero nadie se daba cuenta de que estaba sufriendo, porque sabía colocar una muralla de sonrisas para que nadie supiera los dolores que estaba padeciendo por amor a Dios y salvación de las almas. Un día al verlo llorar por sus pecados le dijo un hombre: "- Padre, ¿por qué llora, si jamás ha cometido un pecado deliberado y plenamente aceptado?- ". Y él le respondió: "El Señor Dios encuentra manchas hasta en sus propios ángeles. Y yo quiero decirle con el salmista: 'Señor, perdóname aun de aquellos pecados de los cuales yo no me he dado cuenta y no recuerdo'".

Participó en el Concilio de Vienne de 1112, y se puso en contra de Anacleto II y en defensa de Inocencio II. Murió a los 80 años, el 1 de abril de 1132. El Papa Inocencio II lo declaró santo, dos años después de su muerte.

miércoles, 31 de marzo de 2021

Lecturas y Santoral 31/03/2021. Miércoles Santo - Semana Santa

No escondí el rostro ante ultrajes
Primera Lectura. Isaías 50, 4-9a6
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿quién me acusará? Que se acerque. Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios
Salmo Responsorial. 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34

Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.

Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mi.

Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.

Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.

Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.

Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.

El Hijo del hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: - «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: - «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» Él contestó: - «Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis y decidle: "El Maestro dice: Mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos"». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: - «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: - «¿Soy yo acaso, Señor?» Él respondió: - «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, más le valdría a ese hombre no haber nacido». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: - «¿Soy yo acaso, Maestro?» Él respondió: - «Tú lo has dicho».

Palabra de Dios

Santa Balbina virgen y Mártir S.II

De esta santa con la que concluye el mes de marzo se tienen pocas referencias seguras, pero su nombre va unido a los itinerarios piadosos de Roma, tanto por la necrópolis que hay cerca de la Via Apia, como por la antiquísima iglesia homónima del Aventino, frente a las termas de Caracalla, que debe de datar del siglo IV.

A menudo se habla de ella como de una mártir, pero nada abona explícitamente tal suposición, y los testimonios más antiguos ponderan sólo su virginidad y su perseverancia en "servir y agradar a su Esposo Jesús, hasta que acabada en paz esta vida mortal, se fue al descanso de la gloria".

Sí debió de ser en cambio una conversa, como su padre, el tribuno militar san Quirino, quien tenía encarcelado por orden del emperador al papa san Alejandro I; habiendo oído decir que el pontífice obraba curaciones milagrosas, Quirino le llevó a la cárcel a su hija, que tenía escrófulas, y el papa accedió a sus súplicas disponiendo que le quitara la argolla que llevaba al cuello y se la pusiese a Balbina.

Al sanar repentinamente la muchacha, se convirtieron padre e hija, junto con sus familiares y todos los demás presos que habían asistido al milagro, y san Alejandro los bautizó, después de lo cual instruyó debidamente a Balbina para que supiese cómo conservar la virginidad perpetua, como era su deseo.

Dice la tradición que santa Balbina besaba siempre con mucho amor la argolla que había encadenado al papa y que había sido – aceptando simbólicamente el yugo suave de Jesucristo – el medio de curar y de descubrir la fe.

Amós, profeta (s. VIII a.C.)

Amós era pastor de Tecoa, al límite del desierto de Judá. No era miembro de los clubs de profetas de Israel; ninguna escuela profética. Simplemente Dios le llama, sacándolo de sus labores pastoriles y lo manda a profetizar a Israel.

El marco en que desempeña su ministerio profético está situado junto al santuario de Betel. Y la época particular de su función para "hablar en nombre de otro" -en este caso, de Dios- es en el reinado de Jeroboán II (783-743 a. C.). Es uno de los momentos gloriosos del pueblo de Israel consideradas las cosas desde el punto de vista humano; se vive en paz y tranquilidad, el Reino del Norte se extiende y enriquece hasta el punto que el lujo de los grandes y poderosos es un insulto para la miseria en que está el pueblo. Incluso el esplendor del culto -con inusitado boato- encubre la ausencia de una religión verdadera.

Con un estilo sencillo y tan rudo como cabe esperar de un pastor que pasa su vida entre los animales que cuida en soledad, condena la vida corrompida de las ciudades, se indigna por las desigualdades sociales que claman al cielo como grita una injusticia y protesta por la falsa seguridad depositada por sus contemporáneos en los ritos religiosos que están vacíos porque no llevan a compromisos personales. Dios castigará a los poderosos -clase dirigente- de Samaría que pecan maltratando a los pequeños del pueblo. Critica las idolatrías, violencias, injusticias, disolución y universal corrupción en la que está sumido el rebaño elegido.

Por primera vez emplea dos expresiones que luego serán utilizadas ampliamente en la literatura profética posterior. Habla del "día de Yahwéh", cargado de acentos terribles, para designar el momento en que Dios tomará justas decisiones reivindicativas; en medio de tinieblas, Yahwéh castigará a Israel por sus maldades, utilizando a un pueblo que en la mente del profeta Amós es Asiria sin llegar a mencionar su nombre. Otra expresión novedosa es "el resto", término con el que se quiere designar a una porción de israelitas fieles al yawismo puro en quienes reposará la esperanza de una perspectiva de salvación posterior.

Desde siempre ambicionó el hombre las riquezas para poseer, el poder para dominar a los demás y la gloria para alimentar su soberbia; esto trae como directa consecuencia el oscurecimiento y eclipse de Dios. Amós, profeta, dijo en su nombre que Él mira y valora lo de "dentro". Cumplió con valentía el encargo dificultoso de hablar claro y sin tapujos para clarificar actitudes, aunque le llevaran a sufrir las acusaciones de Amasías, sacerdote de Betel, y la persecución de su hijo Ozías.

San Benjamín Diácono y Mártir

El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevada a cabo en Persia durante el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido incendió el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas.

El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó matar e inició una persecución general que duró 40 años.

Uno de los primeros mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado durante un año, pero obtuvo su libertad gracias al embajador del Constantinopla y prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría de hablar acerca de su religión.

Sin embargo, Benjamín declaró que él no podía cumplir tal condición y no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio. Fue de nuevo aprehendido y llevado ante el rey, quien lo sometió a crueles torturas, siendo luego decapitado.

Beato Cristobal Robinson

Cristóbal Robinson nació probablemente en Woodside, cerca de Carlisle, entre 1565 y 1570. Es un pueblecito del condado de Cumberland (Inglaterra), hoy es parte de Cumbri. Su memoria nunca ha sido olvidada allí, en donde él es el único mártir católico causando una profunda impresión.

Fue admitido, con otras seis jóvenes, el 17 de agosto 1589 en el colegio de Douai como estudiante. Esta escuela había sido fundada el 29 de septiembre de 1568 por William Allen, un ex profesor de Oxford y que más tarde llegaría a ser cardenal. Los primeros cuatro sacerdotes fueron enviados a Inglaterra en 1574, y en los próximos diez años algo más de un centenar serían ordenados y partirían hacia Inglaterra. De 1568 a 1594 el Colegio fue reasentado junto a la Universidad de Reims y fue en este período en el que Cristóbal Robinson era estudiante del Colegio.

Inmediatamente comenzó sus estudios teológicos y recibió la tonsura y las primeras Órdenes Menores el 18 de agosto de 1590. Era tal la necesidad urgente de sacerdotes que habían concedido al Colegio una dispensa general para acortar el tiempo de formación para el sacerdocio que habitualmente es de seis años. Cristóbal Robinson recibió el resto de órdenes menores y también las ordenes del subdiaconato y el diaconato en ceremonias realizadas durante los tres últimos días del mes de marzo de 1591. El 24 de febrero de 1592 fue ordenado sacerdote por el Cardenal Philip Sega en su capilla privada en Reims. Partió para Inglaterra el 1 de septiembre de 1592.

Cumberland y probablemente parte de Westmorland iban a ser su campo de trabajo. Existe una lista de 1596 en la que junto a su nombre se indica "vive principalmente en Woodside, cerca de Carlisle en Cumberland". La única vivienda conocida con certeza por haber sido visitada y usada por él fue Johnby Hall, hogar de la familia Musgrave, a unas seis millas de Penrith, cerca de Castillo de Greystoke.

Él seguramente conocía a John Boste, natural de Dufton, cerca de Appleby, quien era el sacerdote más perseguido en los condados del norte. Él fue eventualmente capturado cerca de Brancepeth, en el Condado de Durham, el 13 de septiembre de 1593. Cristóbal Robinson se enteró de su captura y, teniendo la seguridad de que nadie lo reconocería, cabalgó para asistir a su juicio. Después escribió un detallado relato del proceso y muerte de John Boste. Este es el único documento de tu testigo presencial de un martirio, escrito inmediatamente luego de ocurrido los hechos. Él mismo fue detenido tres años y medio después, el 4 de marzo de 1597. Una carta del P. Henry Garnett S.J., fechada el 7 de abril de 1597 establece lo siguiente:

"Robinson, un sacerdote del seminario, fue recientemente encarcelado y ahorcado en Carlisle. Durante la ejecución la cuerda se rompió dos veces y a la tercera el P. Robinson reprochó al comisario por su crueldad, diciéndole que, aunque él nunca cedería y se alegraba de su lucha, sin embargo la carne y la sangre eran débiles, por lo que pedía un poco más de humanidad para no atormentar a un hombre durante tanto tiempo. Cuando ellos optaron por usar dos cuerdas, él dijo: con eso tardaré más en morir, pero no importa, estoy dispuesto a sufrir todo".

El tiempo se ha encargado de hacer desaparecer los motivos por los que Cristóbal Robinson fuera juzgado, pero hay pruebas abundantes de que la única causa de su ejecución fue el ser un sacerdote católico. También hay muchas evidencias de que en Carlisle el nombre de Cristóbal Robinson no es sólo recordado sino también invocado como un verdadero mártir.

Fuente: Catholic.net, traducido por Xavier Villalta de www.olsjcarlisle.org.uk

martes, 30 de marzo de 2021

Lecturas y Santoral 30/03/2021. Martes Santo - Semana Santa

Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra
Primera Lectura. Isaías 49, 1-6
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré». Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 70. 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17

Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame.

Mi boca contará tu salvación, Señor.

Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa.

Mi boca contará tu salvación, Señor.

Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías.

Mi boca contará tu salvación, Señor.

Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas.

Mi boca contará tu salvación, Señor.

Uno de vosotros me va a entregar... No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 13, 21-33. 36-38
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: - «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que vas hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra de Dios

San Juan Clímaco + 649

San Juan Clímaco vivió en la segunda mitad del VI y primera del VII. El monje Daniel nos cuenta que Juan era un joven antioqueno de mucho porvenir. Parece que llegó a ser abogado en Antioquía, por lo que fue llamado El Escolástico. Pero un buen día renuncia a todo, sube como Moisés y Elías a la cumbre del Sinaí, entra en la nube de las divinas comunicaciones, que luego comunicaría en un hermoso libro, y allí se quedó.

El bíblico Sinaí estaba lleno de monasterios y de cuevas, habitadas por monjes, que se regían por la regla de San Basilio y la legislación de Justiniano. Así lo contempló Eteria, nuestra monja peregrina. Todavía queda el monasterio de los Cuarenta Mártires y el célebre de Santa Catalina, con su famosa biblioteca, donde se descubrió el Códice Sinaítico del siglo IV.

Tres años pasó Juan de noviciado con el santo monje Martirio. Muerto su maestro, se fue a vivir al extremo del monte, en una pequeña laura, como un anacoreta. Allí pasó cuarenta años, dado al estudio y al trabajo, silencio y soledad, largas oraciones y corto sueño, parco en comer y prolongadas vigilias, como un serafín, embebido en las divinas alabanzas. Su deseo era vivir completamente aislado. "¡Oh beata solitudo, sola beatitudo!" Pero pronto corrió la fama de sus virtudes y su sabiduría y acudían muchos a pedirle consejo. Juan les atendía, pues entendía que no debía "ocultar la luz bajo el celemín". El demonio le tentó con fuerza – lo hace en especial con los anacoretas – pero el Señor le ayudó.

Cuando murió el abad de Monte Sinaí, los monjes, conocedores de la virtud y discreción del anacoreta, le rogaron que aceptara sucederle. Juan se oponía. Pero fue tal la insistencia que aceptó. Y acertaron, pues el nuevo abad obró siempre con sabiduría y fue un ejemplo para todos.

San Juan Clímaco es el más popular de los escritores ascéticos de aquellos siglos, debido a su única obra Escala del paraíso. Escala es Clímax en griego, y de ahí viene a nuestro Santo el apellido Clímaco. La Escala se compone de treinta grados, que son otros tantos capítulos en los que se explican las virtudes y los vicios del monje con aforismos y sentencias.

Se sirve de ejemplos prácticos. Viendo a un cocinero muy recogido, le pregunta el autor cómo puede conseguirlo. El cocinero le responde: "Cuando sirvo a los monjes me imagino que sirvo al mismo Dios en la persona de sus servidores, y el fuego de la cocina me recuerda las llamas que abrasarán a los pecadores". (También entre los pucheros anda el Señor: Sta. Teresa).

En los primeros grados de la Escala habla de la renuncia al mundo y a los afectos terrenos, la penitencia, el pensamiento de la muerte, y el don de lágrimas. Los grados siguientes hablan de la dulzura, perdón, huir de la maledicencia, de la mentira y de la pereza, amor al silencio, a la templanza y a la castidad. "La castidad, dice, es un don de Dios, y para obtenerlo conviene recurrir a él, pues a la naturaleza no la podemos vencer con sólo nuestras fuerzas". En los últimos grados habla de la pobreza, del sueño, del canto de los salmos, de la paz, de la oración, de la humildad. El último grado del libro esta dedicado a las virtudes teologales.

El santo abad, tan dedicado a las cosas de Dios, hizo edificar una hospedería cerca del monasterio, para atender a los peregrinos. Enterado de ello el papa San Gregorio Magno, le envió una buena cantidad de dinero para ayudarle en la construcción y manutención. San Juan Clímaco, cumplida su misión, subió raudo por la escala de sus buenas obras al paraíso.