lunes, 7 de junio de 2021

Lecturas y Santoral 07/06/2021. Lunes de la décima semana de Tiempo Ordinario

Dios nos consuela hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en la lucha
Primera Lectura. Segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 1-7
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que residen en Acaya: gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. ¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo. De hecho si pasamos tribulaciones, es para vuestro consuelo y salvación; si somos consolados, es para vuestro consuelo que os da la capacidad de aguantar los mismos sufrimientos que padecemos nosotros. Nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos si compartís los sufrimientos, también compartiréis el consuelo.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9

Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloria en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. El afligido invocó al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.

El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bienaventurados los pobres de espíritu
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 5, 1-12
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier moco por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».

Palabra de Dios


Beata Ana de San Bartolomé

Nació el 10 del octubre de 1549 en Almendral (Avila), de familia pobre en bienes materiales, pero muy buenos cristianos.

Ingresó en el Carmelo de San José de Avila en 1570. Fue la primera lega de la Reforma de Santa Teresa. Desde un principio fue muy querida de la Santa Doctora, en cuyas manos hizo sus votos el 15 de Agosto de 1572.

Por obra de Dios, méritos de Santa Teresa y obediencia de esta beata, ascendió de simple hermana conversa y analfabeta a la secretaria muy particular de la doctora mística.

Así llegó a ser discípula predilecta y heredera aventajada del espíritu de Teresa, como del gran vidente Elías lo fue el profeta Eliseo. Tal rezan los procesos de la causa de la beata Ana.

En funciones de secretaria acompañó a Santa Teresa en sus correrías fundacionales. Y la Santa, reconociendo la valía de su prestación personal y su extraordinaria santidad, llegó a decirle:

"Ana, Ana, tú tienes las obras, yo tengo la fama".

Aprendió a escribir de modo milagroso.

Descolló siempre por su extraordinaria caridad, tanto para con Dios como para con el prójimo.

En su autobiografía se lee que deseaba con ansias morir de amor y suspiraba por esta dicha. Suya es la frase: "¡Ay, como me pesa este cuerpo!. Y estoy cansada de cuidarle, todo mi deseo sería ver rotas estas cadenas!"

Muerta Santa Teresa, pasó a Francia, donde fundó varios conventos, dando maravillosos ejemplos de todas las virtudes. En su Autobiografía, escrita por obediencia, nos dejó constancia de las muchas gracias místicas que gozó durante su vida, como fruto de su gran amor a la Humanidad de Jesús y al Misterio de la Santísima Trinidad.

Murió en 1622 y fue beatificada en 1917 por el Papa Benedicto XV.

Antonio María Gianelli

Nació en Cereta (Liguria, Italia) el año 1789. A los 19 años entró en el seminario de Génova y en 1812 fue ordenado de sacerdote. Siguió en el seminario como profesor, y a partir de 1826 se centró en el apostolado parroquial.

Creó varias instituciones, como la "Sociedad Económica" para la instrucción de las niñas pobres, una pequeña congregación misionera que puso bajo el patronazgo de san Alfonso María de Ligorio, los futuros Oblatos de San Alfonso, para las misiones populares y la organización del clero, y, sobre todo, en 1829, la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, a las que inculcaba la pobreza, que debía ser "el verdadero distintivo del instituto", así como el espíritu de sacrificio y la confianza en Dios. En 1838 fue nombrado obispo de Bobbio.

Murió en Piacenza el 7 de junio de 1846. En su vida y en sus obras trató de servir al Señor en los pobres, los enfermos, los ignorantes, los que no habían encontrado a Dios, y abría su corazón para acoger a todos.

domingo, 6 de junio de 2021

Lecturas y Santoral 06/06/2021. Domingo de la décima semana de Tiempo Ordinario. Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros
Primera Lectura. Éxodo 24, 3-8 
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime: «Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor». Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos». Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la afianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 115, 12-13. 15 -16. 17-18

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

La sangre de Cristo podrá purificar nuestra conciencia
Segunda Lectura. Hebreos 9, 11-15
Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Palabra de Dios



Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí» Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Después, tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios». Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra de Dios


San Norberto, Arzobispo de Magdeburgo, Fundador

Nació en Xanten y desde joven abrazó la vida religiosa, recibiendo las órdenes menores, incluyendo el subdiaconato. Fue convertido cuando caminando por un sendero un rayo asustó a su caballo e hizo que lo derribara al suelo, dejándolo sin conocimiento por más de una hora. Lo primero que dijo al volver en sí, fueron las palabras de San Pablo: “¿Señor, que quieres que yo haga?” y por respuesta oyó las palabras del salmo 37: “Apártate del mal y haz el bien”. La conversión fue tan repentina y tan completa como la del apóstol Pablo; se retiró a una casa de oración a meditar y a hacer penitencia y se puso bajo la dirección de un santo director espiritual. Después de hacer los debidos estudios fue ordenado sacerdote en el año 1115.

Uno de sus propósitos fue cumplir y seguir fielmente el Evangelio, y difundirlo por todo el mundo. El Pontífice Gelasio II le concedió licencia para predicar por todos los paises, fundando una comunidad en una zona desértica llamada “Premonstré”.

Los monjes, con el santo a la cabeza, se dedicaron a vivir el Evangelio lo mejor posible, y pronto San Norberto tuvo nueve conventos en diversas partes del país. El Papa Honorio II aprobó la nueva comunidad, la cual se extendió por varios países.

Fue nombrado Arzobispo de Magdeburgo, y San Norberto se dedicó con todas sus energías a poner orden en su archidiócesis, ya que muchos laicos se estaban apoderando de los bienes de la Iglesia y algunos sacerdotes no tenían el debido comportamiento. Sus reformas tuvieron una fuerte oposición. Le inventaron toda clase de calumnias y trataron de levantar al pueblo en su contra. Dos o tres veces el santo obispo estuvo a punto de ser asesinado. La rebelión llegó a tal extremo que San Norberto tuvo que marcharse de Magdeburgo, pero entonces empezaron a suceder tan terribles males en la ciudad, que los ciudadanos fueron a pedirle que regresara y le prometieron ser más obedientes a sus mandatos e instrucciones. A los pocos años, en el clero se notaba ya un cambio muy consolador y un gran progreso en el fervor y en las buenas costumbres.

En Roma, los enemigos del Papa Inocencio II eligieron un antipapa, llamado Anacleto, expulsando a Inocencio II de la ciudad eterna. San Norberto convenció al emperador Lotario para que con un gran ejército, fuera a Italia a defender al Pontífice, el cual sin ayuda militar del exterior no podía entrar a Roma. El emperador Lotario, por influencia de nuestro santo, se dirigió con su ejército hacia Italia y en mayo del año 1133 entró a Roma, acompañado de San Norberto y de San Bernardo, y posesionó de nuevo al Pontífice.

Terminada esta su última gran acción, el santo se sintió ya sin fuerzas; en 20 años de episcopado había hecho un trabajo como de sesenta años. Murió en Magdeburgo, el 6 de junio de 1134, a los 53 años.

San Rafael Guizar y Valencia obispo (1878-1938)

Nació en Cotija de la Paz, cerca de Zamora, estado de Michoacán, México; fue el cuarto de once hijos de una familia muy devota.

En 1901, a los 23 años, Rafael se ordena sacerdote en el Seminario Mayor de Zamora, expresando una fervorosa devoción al Sagrado Corazón de Jesús, lo cual habría de ser una nota característica de su vida.

Dos años más tarde es nombrado director espiritual del Seminario. Mientras tanto, su hermano Antonio recibía el nombramiento de Arzobispo de Chihuahua.

Poco tiempo después, San Rafael Guízar fue designado misionero apostólico por el papa León XIII, realizando una extraordinaria labor evangelizadora en los pueblos más remotos y pequeños de México.

Cuando estalló la Revolución en ese país en 1910, durante una época de espantosas persecuciones a los católicos, en Veracruz se dedicó a atender a las víctimas de las confrontaciones armadas. Finalmente se ve obligado a partir al exilio.

Entre 1913 y 1919 realizó trabajo misionero en Guatemala, Colombia, el sur de Estados Unidos y Cuba. Fue precisamente en La Habana donde recibió del papa Benedicto XV el nombramiento de Obispo de Veracruz, aunque sólo hasta 1920 le fue posible tomar posesión de su diócesis.

Durante las persecuciones religiosas entre 1926 y 1929 en México, hubo épocas en las que San Rafael Guízar y Valencia careció de un techo fijo y de sustento. Se movía entre el pueblo, errando de lugar en lugar. Tras recibir numerosas amenazas de muerte partió otra vez al extranjero, de donde regresó a finales de 1929.

Sin embargo, durante los años treinta la situación de los dirigentes eclesiásticos en México era precaria a causa de las condiciones políticas, y solamente a partir de 1937 la situación termina por tranquilizarse palpablemente.

Sin embargo, con todo y su complexión robusta, San Rafael Guízar y Valencia fue aquejado por varias enfermedades: una grave forma de diabetes, insuficiencia circulatoria, flebitis y úlcera varicosa. En 1937, predicando a unos misioneros en Córdoba, Veracruz, sufrió un ataque cardiaco.

Lo trasladaron a la ciudad de México para proporcionarle atención médica, sin embargo murió en esa urbe durante su convalecencia el 6 de junio de 1938. Cuando en 1950 sus restos mortales fueron trasladados del panteón de Xalapa (capital del estado) a la cripta de la catedral, se encontró que su cadáver estaba incorrupto.

Beatificado por Juan Pablo II en 1995 y canonizado por Benedicto XVI en 2006, San Rafael Guízar y Valencia es el primer obispo latinoamericano que ha alcanzado la santidad.

sábado, 5 de junio de 2021

Lecturas y Santoral 05/06/2021. Sábado de la novena semana de Tiempo Ordinario

Ahora alabad al Señor; yo subo a Dios
Primera Lectura. Tobías 12, 1. 5-15. 20
En aquellos días, Tobit llamó a Tobías y le advirtió: «Hijo, ocúpate de pagar al hombre que te ha acompañado. Añade algo a la paga convenida». Así pues, Tobías lo llamó y le dijo: «Recibe como paga la mitad de todo lo que has traído y vete en paz». Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Alabad a Dios y dadle gracias ante todos los vivientes por los beneficios que os ha concedido; así todos cantarán y alabarán su nombre. Proclamad a todo el mundo las gloriosas acciones de Dios y no descuidéis darle gracias. Es bueno guardar el secreto del rey, pero las gloriosas acciones de Dios hay que manifestarlas en público. Practicad el bien, y no os atrapará el mal. Más vale la oración sincera y la limosna hecha con rectitud que la riqueza lograda con injusticia. Más vale dar limosna que amontonar oro. La limosna libra de la muerte y purifica del pecado. Los que dan limosna vivirán largos años, mientras que los pecadores y malhechores atentan contra su propia vida. Os voy a decir toda la verdad, sin ocultaros nada. Os he dicho que es bueno guardar el secreto del rey y manifestar en público las gloriosas acciones de Dios. Pues bien, cuando tú y Sara orabais, era yo quien presentaba el memorial de vuestras oraciones ante la gloria del Señor, y lo mismo cuando enterrabas a los muertos. El día en que te levantaste enseguida de la mesa, sin comer, para dar sepultura a un cadáver, Dios me había enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curaros a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y tienen acceso a la gloria de su presencia. Ahora pues, alabad al Señor en la tierra, dadle gracias. Yo subo al que me ha enviado. Poned por escrito todo lo que os ha sucedido». El ángel se elevó.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. Tb 13, 2. 7. 8abc. 8defg

Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien escape de su mano.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena. Bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizá os mostrará benevolencia y tendrá compasión.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Esta viuda pobre ha echado más que nadie
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 12, 38-44
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, y aparentan hacer largas oraciones. Éstos recibirán una condenación más rigurosa». Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra de Dios

San Bonifacio obispo y Martir

Nació en Inglaterra el año 673. Primero profesó la Regla benedictina en el monasterio de Exeter, del que pasó al de Nursling, y se dedicó al estudio, la oración, la docencia y la predicación. Después se convirtió en uno de los mayores misioneros de la Edad Media.

El año 719 marchó a Alemania a predicar la fe cristiana a los paganos de Hesse, Baviera, Westfalia, Turingia y Wurtemberg, lo que hizo con notable éxito. Como gesto simbólico hizo talar la encina de Geismar, sagrada para los paganos. Tres veces viajó a Roma para hablar con el Papa y, en el segundo viaje, fue consagrado obispo, con sede en Maguncia.

El Papa lo autorizó a consagrar obispos por toda Germania y le confió la reforma de la Iglesia franca. Con ayuda de varios compañeros llegados de Inglaterra, fundó iglesias y monasterios, entre ellos el de Fulda, congregó diversos concilios y promulgó leyes. Contó con el apoyo de Carlos Martel e invistió del poder real a Pipino.

Durante una expedición apostólica por Frisia, un grupo de paganos acabó con su vida y la de sus compañeros en Dokkum el 5 de junio del año 754.

Oración: Concédenos, Señor, la intercesión de tu mártir san Bonifacio, para que podamos defender con valentía y confirmar con nuestras obras la fe que él enseñó con su palabra y rubricó en el martirio con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

viernes, 4 de junio de 2021

Lecturas y Santoral 04/06/2021. Viernes de la novena semana de Tiempo Ordinario

Tras el castigo, Dios se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo
Primera Lectura. Tobías 11, 5-18
En aquellos días, Ana estaba sentada, con la mirada puesta en el camino por donde debía volver su hijo. Cuando lo divisó de lejos, dijo al padre: «Mira, ahí llega tu hijo con el hombre que lo acompañaba». Rafael dijo a Tobías, antes de llegar a su padre: «Estoy seguro de que tu padre recuperará la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan. Tu padre recobrará la vista y verá la luz». Ana acudió corriendo y se abrazó al cuello de su hijo, mientras decía: «Ya te he visto, hijo. Ya puedo morir». Y rompió a llorar. Tobit se levantó y, tropezando, atravesó la puerta del patio. Tobías corrió hasta él con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos, lo tomó de la mano y le dijo: «Ánimo, padre!». Tomó el remedio y se lo aplicó. Luego, con ambas manos, le quitó como unas pielecillas de los ojos. Tobit se echó al cuello de su hijo y gritó entre lágrimas: «Te veo, hijo, luz de mis ojos». Y añadió: «Bendito sea Dios y bendito sea su gran nombre; benditos todos sus santos ángeles. Que su gran nombre nos proteja. Bendito por siempre todos los ángeles. Tras el castigo se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo Tobías». Tobías entró en casa lleno de gozo y alabando a Dios con voz potente. Después contó a su padre lo bien que le había ido en el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel. Y agregó: «Estará a punto de llegar, casi a la puerta de Nínive». Tobit, alegre y alabando a Dios, salió hacia las puertas de Nínive, al encuentro de su nuera. La gente de Nínive quedaba estupefacta al verlo caminar con paso firme y sin ayuda de nadie. Él proclamaba ante ellos que Dios, en su misericordia, le había devuelto la vista. Cuando se encontró con Sara, la mujer de su hijo, la bendijo con estas palabras: «¡Bienvenida seas, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído a nuestra casa. Que él bendiga a tu padre, a mi hijo y a ti hija mía. Entra en esta tu casa con salud, bendición y alegría. Entra, hija». Aquel fue un día de fiesta para todos los judíos de Nínive.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 145, 1b-2. 6c-7. 8-9a. 9bc-10

Alaba, alma mía, al Señor.

Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.

Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor, mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.

Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos.

Alaba, alma mía, al Señor.

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.

Alaba, alma mía, al Señor.

¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 12, 35-37
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies". Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?» Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.

Palabra de Dios

Francisco Caracciolo

Nació en los Abruzos (Italia), el 13 de octubre de 1563. A los 21 años, sufrió una terrible enfermedad de la piel, semejante a la lepra, y todos creían que sería incurable. Entonces Francisco le hizo a Dios esta promesa: "Si me curas de esta enfermedad, dedicaré mi vida al sacerdocio y al apostolado". Así, curado de milagro, decidió cumplir con su promesa y empezó a prepararse para el sacerdocio. Se fue a Nápoles, y allá, apenas ordenado sacerdote se unió a un grupo de apostolado que se dedicaba a atender a los presos de las cárceles.

En el año 1588 un gran apóstol llamado Juan Adorno, dispuso fundar una comunidad religiosa que dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra mitad al apostolado. Para esto mandó una carta a un tal Ascanio Caracciolo, pidiéndole consejos acerca de este proyecto y proponiendo su colaboración. Pero, sucedió que los que llevaban la carta se equivocaron de destinatario y en vez de entregarla a Ascanio la entregaron a san Francisco Caracciolo. El, al leerla encontró que esta comunidad era lo que él había deseado por muchos años y junto con Juan Adorno fundaron la nueva congregación. La nueva comunidad recibió el nombre de "Clérigos regulares".

El Papa Sixto V aprobó la nueva Congregación, y les fue concedida una casa junto a la famosa Basílica Santa María la Mayor. Pronto empezaron a llegarles muchos jóvenes con la aspiración de pertenecer a la comunidad. Los fervorosos religiosos se dedicaban a predicar misiones por pueblos y veredas y a hacer apostolados en las cárceles y hospitales. Tenían ciertos sitios apartados y solitarios para dedicarse a la oración y a la meditación.

Al morir su compañero, fue nombrado nuestro santo como superior general de la Congregación.

Poseía el don de curaciones. Muchas veces con la señal de la cruz devolvía la salud a los enfermos. Fundó una gran casa religiosa en Nápoles, que pronto se llenó de nuevos religiosos. Fundó también casas en Madrid, Valladolid y Alcalá en España.

En 1607 renunció a todos sus cargos y se dedicó a la oración y a la meditación. En su habitación, en Nápoles lo encontraron varias veces en el suelo, con los brazos en cruz, en éxtasis, orando y mirando al crucifijo absorto.

Murió el 4 de junio del año 1608. Tenía apenas 44 años. Su cuerpo, después de muerto despedía suaves fragancias que por tres días llenaron aquel recinto.

Noemí y Rut

Es el nombre de una mujer del pueblo de Israel, en la época anterior a los reyes. Significa "Mi suavidad", "Mi delicia", pero pasó una época de su vida muy amarga, por lo que pidió que dejasen de llamarla Noemí y la llamasen Mara (Amargura). En efecto, a causa de una gran hambre que hubo en Israel, y concretamente en Belén donde vivía, se vio obligada a emigrar al país de Moab con su marido Elimelec y con sus dos hijos, Mahlón y Queón, que se casaron en el país de los moabitas con sendas mujeres del país: Rut y Orfa.

Enviudó Noemí y al poco tiempo murieron también sus dos hijos, quedándose sola la buena mujer en un país extranjero con dos nueras también extranjeras. Comprendió la buena mujer que no le quedaba ya nada que hacer entre los moabitas, por lo que decidió regresar a Israel. Pero la fidelísima Rut, que sentía veneración por su suegra, le dijo que no la abandonaría, que se iría con ella a Belén, y allá que se fueron las dos en el tiempo de la siega.

Rut iba tras los segadores, recogiendo las espigas que se perdían de las gavillas, para atender a su propio sustento y al de su suegra Noemí. Al verla Booz, propietario de los campos en que Rut recogía el trigo de los pobres, que además de acaudalado propietario, era pariente de Noemí, dio orden a los segadores de que cumpliesen con especial celo la ley de Moisés que mandaba no apurar los campos para que los pobres y los extranjeros tuvieran algo que llevarse a la boca. Sabedora Noemí del interés que se estaba tomando Booz por su nuera, la instruyó de manera que entre la ley del levirato, que obligaba en cierta manera a Booz, y el atractivo que sentía éste por Rut, acabase celebrándose el matrimonio entre ambos. De este modo Noemí reinsertó en su familia a su fiel nuera Rut, extranjera, lo que la hizo maravillosa a los ojos de los israelitas, que escribieron su historia en los libros sagrados y tomaron a Noemí como modelo a ser admirado y seguido por todo el pueblo de Israel a lo largo de los siglos. Y ocurrió además que la moabita tuvo de Booz un hijo al que llamaron Obed, el cual a su vez engendró a Jessé, y éste a David, el gran rey profeta de Israel.

Las Noemí celebran su onomástica el 4 de junio, en que el santoral hace memoria de santa Noemí matrona, día en que se conmemora también santa Rut. No hay referencias biográficas de esta santa, pero tampoco son necesarias teniendo las que llevan este nombre un referente tan extraordinario como la inigualable Noemí. Una mujer con un corazón enorme, que supo tener con sus nueras una relación de lo más ejemplar; que supo convertir sus amarguras en felicidad propia y ajena; y que maniobró con inteligencia y con corazón para integrar a su fiel nuera Rut en un pueblo que no era el suyo, pero al que llegó a amar profundamente por amor a su suegra. Y fue premiada su generosidad fundando sobre ella la genealogía del mayor personaje de la historia de Israel, el rey David, y del mayor personaje de la historia de occidente, Jesús, que cambió al hombre desde sus raíces. He ahí un nombre que nos recuerda el prototipo de mujer que es capaz de resistir todas las adversidades y que al final sale triunfante de todas las tribulaciones. Que vence gracias al amor y a la generosidad. Una auténtica delicia de persona, tal como dice el mismo nombre, y que cosecha por ello de la vida un premio superabundante. ¡Felicidades, Noemí, por tan delicioso nombre!

jueves, 3 de junio de 2021

Lecturas y Santoral 03/06/2021. Jueves de la novena semana de Tiempo Ordinario

Ten misericordia de nosotros y haz que lleguemos juntos a la vejez
Primera Lectura. Tobías 6, 10-11; 7, 1. 9-17; 8, 4-9a
En aquellos días, cuando entraron en Media, ya cerca de Ecbatana, el ángel Rafael, haciéndose pasar por un tal Azarías, dijo al joven: «Hermano Tobías». Este respondió: «Dime» Prosiguió Azarías: «Pasaremos la noche en casa de Ragüel. Este pariente tuyo tiene una hija llamada Sara». Cuando entraron en Ecbatana, dijo Tobías: «Hermano Azarias, condúceme rápido a casa de nuestro pariente Ragüel». Así lo hizo el ángel. Lo encontraron sentado a la entrada del patio. Al saludo de ambos él respondió: «Mi más cordial bienvenida. Espero que estéis bien». Los hizo entrar en casa. Entonces Ragüel sacrificó un carnero y los hospedó con suma cordialidad. Después de bañarse y lavarse las manos, se sentaron a la mesa. Tobías dijo entonces a Rafael: «Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé por mujer a mi pariente Sara». Ragüel lo oyó, y dijo al joven: «Come, bebe y disfruta esta noche. Tú eres quien más derecho tiene a casarte con Sara. No podría yo dársela a otro, puesto que tú eres el pariente más próximo. Pero debo decirte la verdad, hijo. Ya se la he dado en matrimonio a siete parientes y todos murieron la noche de la boda. Ahora, hijo, come y bebe, que el Señor cuidará de vosotros». Pero Tobías insistió: «No comeré ni beberé hasta que tomes una decisión sobre lo que te he pedido». Ragüel respondió: «De acuerdo. Te la doy por esposa según lo prescrito en la ley de Moisés. Dios ordena que sea tuya. Recíbela. Desde ahora sois marido y mujer. Tuya es desde hoy para siempre. Hijo, que el Señor del cielo os ayude esta noche y os conceda misericordia y paz». Llamó Ragüel a su hija Sara y, cuando ella estuvo presente, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: «Tómala por mujer según lo previsto y ordenado en la ley de Moisés. Tómala y llévala con bien a casa de tu padre. Que el Dios del cielo os conserve en paz y prosperidad» Llamó luego a la madre, mandó traer una hoja de papel y escribió el contrato de matrimonio: Sara era entregada por mujer a Tobías según lo prescrito en la ley de Moisés. Después de esto comenzaron a cenar. Ragüel se dirigió a Edna, su mujer y le dijo: «Querida, prepara la otra habitación para Sara». Así lo hizo Edna y llevó allí a su hija. No pudo evitar el llanto. Luego, secándose las lágrimas, le dijo: «¡Ten ánimo, hija! Que el Señor del cielo cambie tu tristeza en alegría. ¡Ten ánimo, hija!» Y se retiró. Cuando todos hubieron salido y cerrado la puerta de la habitación. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: «Levántate, mujer. Vamos a rezar pidiendo a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos proteja». Ella se levantó, y comenzaron a suplicar la protección del Señor. Tobías oró así: «Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por siempre. Que por siempre te alaben los cielos y todas tus criaturas. Tú creaste a Adán y le diste a Eva, su mujer, como ayuda y apoyo. De ellos nació la estirpe humana. Tú dijiste: “No es bueno que el hombre esté solo, hagámosle una ayuda semejante a él”. Al casarme ahora con esta mujer, no lo hago por impuro deseo, sino con la mejor intención. Ten misericordia de nosotros y haz que lleguemos juntos a la vejez». Los dos dijeron: «Amén, amén». Y durmieron aquella noche.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 127, 1-2. 3. 4-5

Dichosos los que temen al Señor.

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.

Dichosos los que temen al Señor.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor.

No hay mandamiento mayor que estos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra de Dios

San Carlos Lwanga y compañeros Mártires laicos ugandeses

Entre los años 1885 y 1887, apenas iniciada la nueva evangelización de África negra, un centenar de cristianos de Uganda, católicos o anglicanos, fueron condenados a muerte por el rey Mwanga que se propuso acabar con todos los cristianos, entre otras razones porque se oponían a la esclavitud y a la venta de esclavos. Hoy se conmemora en particular al grupo formado por Carlos Lwanga y sus doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que pertenecían a la corte regia de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y eran neófitos o fervorosos católicos; pues bien, porque, coherentemente con su fe en Cristo, no cedieron a los deseos impuros del monarca, murieron en la colina de Namugongo en Uganda, el 3 de junio de 1886, unos degollados y otros quemados vivos.

Estos son sus nombres: Calos Lwanga, Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Santiago Buzabaliao, Kizito, Ambrosio gfxKibuka, Mgagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatolio Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.

Oración: Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de san Carlos Luanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Juan Grande Román

Nació en Carmona (Sevilla, España) el año 1546. Siendo aún joven, después de una breve experiencia eremítica, decidió dedicarse totalmente a Dios atendiendo a ancianos pobres y pidiendo limosna para ellos. En 1566 se trasladó a Jerez de la Frontera, donde se dedicó a socorrer a los presos pobres.

Con ocasión de una epidemia fundó allí el hospital de la Candelaria, en el que acogía a pobres y a enfermos no atendidos en los demás hospitales. Conjugaba su intensa dedicación a los enfermos con una no menos intensa vida de oración y contemplación. No tardó en tener discípulos y seguidores, y en 1574 se unió con su hospital a la Orden Hospitalaria fundada por san Juan de Dios.

Continuó prodigando sus cuidados a los indigentes. Las autoridades de Jerez de la Frontera le encomendaron la reorganización de la red hospitalaria de la ciudad. Contagiado de peste, murió el 3 de junio de 1600 en Jerez de la Frontera, en el hospital de la Candelaria.

martes, 1 de junio de 2021

Lecturas y Santoral 01/06/2021. Martes de la novena semana de Tiempo Ordinario

Permanecí sin ver
Primera Lectura. Tobías 2, 9-14
Yo, Tobit, en la noche de Pentecostés, después de enterrar el cadáver, salí al patio y me recosté en la tapia, con la cara descubierta porque hacía calor. No había advertido que sobre la tapia, encima de mí, había gorriones. Sus excrementos calientes me cayeron sobre los ojos y me produjeron unas manchas blanquecinas. Acudí a lo médicos para que me curaran; pero cuanto más remedios me aplicaban, más vista perdía a causa de las manchas; hasta que termine totalmente ciego. Cuatro años permanecí sin ver. Todos mis parientes se mostraron afligidos. Ajicar me cuidó durante dos años, hasta que marchó a Elimaida. En tal situación, para obtener algún dinero, mi mujer, Ana, tuvo que trabajar en labores femeninas tejiendo lanas. Los clientes le abonaban el precio a la entrega del trabajo. Un día, el siete de marzo, terminó una pieza de tela y la entregó a los clientes. Estos, además de darle toda la paga, le regalaron un cabrito. Cuando ella entró en casa, el cabrito se puso a balar. Yo entonces llamé a mi mujer y le pregunté: «¿De dónde ha salido ese cabrito? ¿No será robado? Devuélveselo a su dueño. No podemos comer cosas robadas». Ella me aseguró: «Es un regalo que me han hecho además de pagarme». No la creí y, avergonzado por su comportamiento, insistí en que se lo devolviera a su dueño. Entonces ella me replicó: «¿Dónde están tus limosnas y buenas obras? Ya ves de que te han servido».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 111, 1-2. 7-8.9

El corazón del justo está firme en el Señor.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, La descendencia del justo será bendita.

El corazón del justo está firme en el Señor.

No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos.

El corazón del justo está firme en el Señor.

Reparte limosna a los pobres; su caridad dura por siempre y alzará la frente con dignidad.

El corazón del justo está firme en el Señor.

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?». Adivinando su hipocresía, les replicó: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron. Y él les preguntó: «¿De quién es esta imagen y esta inscripción?». Le contestaron: «Del César». Jesús les replicó: - «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Y se quedaron admirados.

Palabra de Dios

San Justino

San Justino es un laico cuya doctrina goza de autoridad dentro de la Iglesia, que no llegó a la fe sino después de un largo recorrido intelectual, y que es, ante todo, notable por su apertura y la transparencia de su alma. Son todas ellas otras tantas cualidades que le convierten en un ser admirablemente cercano a nosotros.

Nació en Neápolis (hoy Naplusa), en Samaría, de una familia pagana, a comienzos del siglo II. Atraído desde joven por la filosofía, recorrió las diversas escuelas del pensamiento griego antes de hallar a Cristo (hacia el 130).

¿Cómo llegó al verdadero conocimiento de la verdad, del Dios verdadero? Es él mismo quien así nos lo cuenta:

"Sucedió mientras me encontraba en la ciudad de Alejandría. Mientras me paseaba, absorto en mis pensamientos, por la playa, se me acercó un anciano venerable y hablamos largamente. A mí me interesaba mi tema y se lo expuse. Me llamó la atención la firmeza con que me dijo:

'-Los filósofos se han extraviado. Ninguno ha conocido al verdadero Dios.
-Si ellos no nos enseñan la verdad, ¿dónde la encontraremos?, repuse yo.
-La verdad, la virtud, la verdadera felicidad que van buscando los filósofos y no pueden encontrar, está en la Sagrada Escritura. Si tú quieres encontrar estas virtudes que vas buscando lee la Sagrada Escritura, medítala y con gran humildad pide a Dios que te abra la inteligencia y el corazón para recibirla. Sólo Dios y Jesucristo, su Hijo, pueden ayudarte en este camino'.

Terminadas estas palabras desapareció el anciano venerable. Me entregué a la lectura de los Libros Sagrados y pronto me di cuenta que aquel anciano tenía toda la razón. Nunca en libro alguno había encontrado tanta filosofía y tanta maravilla. Por ello yo me hice cristiano y ahora soy un filósofo cristiano".

A continuación fijó su residencia en Éfeso, y más tarde en Roma, en donde fundó una escuela. Fue en ese momento, hacia el 150, cuando escribió su Diálogo con Trifón y sus dos Apologías, la primera de ellas dirigida al emperador Antonino. En tales escritos se encuentra la más antigua descripción de la celebración del bautismo y de la misa dominical.

Hombre recto y fraternal, fue denunciado como cristiano por un filósofo rival. El relato de su comparecencia ante el juez, junto con otros seis cristianos cinco hombres y una mujer, constituye una de las más bellas páginas de las Actas de los Mártires.

Justino respondió al juez, que hablaba de modo irónico preguntándole si realmente pensaba que iba a ir al cielo: "No es que lo imagine; es que lo sé, estoy cierto de ello".

Los siete acusados fueron condenados a ser decapitados. Ocurría esto hacia el año 165, en tiempo de Marco Antonio, el emperador filósofo.

Sus reliquias fueron depositadas por Urbano VIII en la iglesia de la Virgen de la Concepción (o de los Capuchinos), en lo que hoy es Via Vittorio Veneto.

A veces los considerados grandes pensadores quisieran hacernos creer que la filosofía y la religión son antitéticos, que una vez que empezamos a utilizar nuestras mentes para un pensamiento serio, no tenemos otra elección que la de abandonar nuestras convicciones religiosas. Y a la inversa, pueden pretender que si mantenemos convicciones religiosas, no podemos perseguir consideraciones filosóficas.

San Justino es la prueba de que la filosofía y la religión pueden y deben coexistir bastante bien.

De joven, Justino buscó la verdad en diversas filosofías y religiones, principalmente la escuela de Platón. Tras convertirse al cristianismo, se le conoció como el primer cristiano filósofo.

A los seres humanos se nos llama a veces animales racionales. Si nuestra capacidad de reflexionar las realidades que se encuentran más allá de lo que podemos experimentar a través de nuestros sentidos nos diferencia del resto del reino animal, entonces no sólo podemos usar nuestras mentes para las reflexiones filosóficas, sino que incluso tenemos la obligación de hacerlo así. Hacer menos que eso es rechazar el don de la razón. Cuando buscamos la verdad, hemos de tener la confianza de que su descubrimiento no destruirá nuestra fe.

"La filosofía es el conocimiento de lo que existe, y un claro entendimiento de la verdad; y la felicidad es la recompensa de un conocimiento y un entendimiento así", escribió San Justino. Si verdaderamente buscamos la felicidad aquí y en la vida venidera, debemos perseguir la verdad sin temor.

María Madre de la Iglesia

Memoria de la bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia, a quien Cristo encomendó sus discípulos para que, perseverando en la oración al Espíritu Santo, cooperaran en el anuncio del Evangelio.

El Papa Pablo VI, el día 21 de noviembre de 1964, al clausurar la tercera etapa del Concilio Vaticano II, secundando los deseos que le habían presentado muchos de los Padres conciliares, dio a María el título honorífico de Madre de la Iglesia. De esta forma subrayó la doctrina conciliar del capítulo VIII de la Constitución Lumen gentium que acababa de ser promulgada y que reflexiona sobre las estrechas relaciones que median entre María y la Iglesia.

Posteriormente, al ser promulgada en 1975 la segunda edición del Misal Romano de Pablo VI, se incluyó entre las misas votivas la celebración de María bajo este título de Madre de la Iglesia. Por su parte, el episcopado argentino solicitó y obtuvo de la Sede Apostólica la inserción de la memoria anual de santa María, Madre de la Iglesia, asignada al lunes después de Pentecostés.

lunes, 31 de mayo de 2021

Lecturas y Santoral 31/05/2021. Lunes de la novena semana de Tiempo Ordinario - La Visitación de la Bienaventurada Virgen María

Compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad
Primera Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 9-16b
Hermanos: Que vuestra caridad no sea una fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno. Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. Is 12, 2-3. 4bcde. 5-6

Es grande en medio de ti el Santo de Israel.

«Él es mi Señor y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación». Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

Es grande en medio de ti el Santo de Israel.

«Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso».

Es grande en medio de ti el Santo de Israel.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.

Es grande en medio de ti el Santo de Israel.

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 1, 39-56
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra de Dios

La Visitación de la Virgen María

Esta fiesta mariana celebra el episodio narrado por el evangelista san Lucas: Lc 1,39-56. En la Anunciación, el ángel dijo a María que su pariente Isabel estaba en el sexto mes de embarazo. Días después, María marchó presurosa de Nazaret a una ciudad de la montaña de Judá, Ain Karem, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Cuando ésta oyó el saludo de María, saltó de gozo el hijo que llevaba en su seno y, llena de Espíritu Santo, dijo a María: “Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. Dichosa tú que has creído”. María le respondió con las palabras que conocemos como el Magníficat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador…”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego se volvió a Nazaret.

Oración: Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


San Félix de Nicosia, religioso (1715-1787)

Nació en Nicosia, en Sicilia, Italia; fue uno de tres hijos de un zapatero y una madre costurera, en una familia pobre y muy religiosa.

El joven Filippo Giacomo Amoroso ejerció el oficio de su padre, pero a la muerte de sus progenitores decide atender a sus inquietudes religiosas.

Durante varios años intentó infructuosamente ingresar al convento de los Capuchinos, pero cada vez era rechazado. Esto no le desanimó, sino que continuó perseverando, hasta que en 1743 fue admitido en el convento de Mistretta, donde profesó como hermano lego con el nombre de fray Félix de Nicosia.

Fue enviado entonces de vuelta a su ciudad natal para acompañar al hermano limosnero. Si bien en el convento de Nicosia fue zapatero, cocinero, portero, enfermero y hortelano, el oficio de limosnero, que ejerció por más de cuarenta años, le permitía tener un contacto directo y edificante con la gente.

San Félix de Nicosia destacó por sus elevadas virtudes, como la humildad, la caridad, la austeridad y la mansedumbre, así como una delicada espiritualidad que se manifestaba en la atención que recibía de los fieles, que se vieron beneficiados por sus favores y por algunos milagros que se le atribuyeron.

En 1787, San Félix de Nicosia falleció en su convento. Fue beatificado por el papa León XIII en 1888, y canonizado por Su Santidad Benedicto XVI en 2005.

viernes, 28 de mayo de 2021

Lecturas y Santoral 28/05/2021. Viernes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Nuestros padres fueron hombres de bien y su nombre vive por generaciones
Primera Lectura. Eclesiástico 44, 1. 9-13
Hagamos el elogio de los hombres de bien, de la serie de nuestros antepasados. Hay quienes no dejaron recuerdo, y acabaron al acabar su vida: fueron como si no hubieran sido, y lo mismo sus hijos tras ellos. No así los hombres de bien, su esperanza no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasa de hijos a nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias a ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b

El Señor ama a su pueblo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

El Señor ama a su pueblo.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

El Señor ama a su pueblo.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles.

El Señor ama a su pueblo.

Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 11, 11-26
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce. Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie de ti.» Los discípulos lo oyeron. Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos” Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos». Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado». Jesús contestó: «Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».

Palabra de Dios


San Germán de parís (496-576)

Debió de nacer en las cercanías de Autun, en la Borgoña, en el seno de una familia numerosa y complicada de la que estuvo a punto de ser mártir; su tío, que hacía vida eremítica, se lo llevó con él, y así vivieron en la soledad quince años; durante su santo aprendizaje, se interesó por el joven el obispo de Autun, quien le hizo sacerdote para luego nombrarle abad de San Sinforiano.

La fama de sus virtudes y su lucha sin tregua contra la esclavitud y el paganismo atrajeron la atención del rey Childeberto, que le nombró obispo de París, y empiezan así sus esfuerzos por cristianizar las costumbres del soberano franco, que buena falta le hacía, y de los magnates de su corte.

Las caridades de Germán no tienen límite, y cuando el rey le abre sus arcas, hace fundir su vajilla de plata y le entrega además la cadena de oro que adornaba su cuello, el obispo se lo agradece exhortándole a ser más generoso aún: "No dejéis de dar, la Providencia es una fuente que nunca se seca".

También hace milagros para salvar vidas apagando con sus oraciones el incendio de una casa, y al ver que los que no pueden pagar los impuestos llenan las cárceles, cae de rodillas ante las prisiones implorando al Cielo su libertad, y en seguida las puertas se abren solas (por eso en su escudo hay cadenas y llamas).

Antes de morir octogenario, el santo obispo funda en las afueras de París una abadía dedicada a san Vicente, una de cuyas reliquias acababa de recibir de Zaragoza; allí será enterrado, y la iglesia, con las transformaciones de muchos siglos de historia, aún hoy perpetúa su nombre en la ciudad, que es también el de un barrio famoso en el mundo entero, Saint-Germain-des-Prés.

Santa María Ana de Jesús de Paredes

Nació en Quito (Ecuador) el año 1618, en el seno de una familia piadosa y acomodada. Huérfana desde la niñez, consagró a Dios su virginidad y, al no poder entrar en ningún monasterio, emprendió en su casa una vida ascética, dedicada a la oración, el ayuno y otros ejercicios piadosos. A la vez, se entregó con gozo y amor a la ayuda espiritual de sus compatriotas sin distinción de raza ni color: enseñaba el catecismo a los niños, visitaba a enfermos, socorría a pobres, consolaba a las personas atribuladas, atendía las necesidades de los indígenas pobres y de los negros, hubiera querido llevar la fe a los indios.

Fue particularmente devota de la Pasión de Cristo. Formada en el espíritu ignaciano, ingresó luego en la Tercera Orden Franciscana. Además, fue lectora asidua de las obras de santa Teresa de Jesús. Murió en Quito el 26 de mayo de 1645 [la Familia franciscana celebra su memoria el 28 de mayo]. Es patrona del Ecuador.

Oración: Señor, Dios de misericordia, que hiciste florecer, junto con la virtud de la pureza, la austeridad de la penitencia, como lirio entre espinas, en santa María Ana de Jesús, que vivió en medio de un mundo corrompido, concédenos, por su intercesión, vernos libres de los vicios de nuestro tiempo y tender a la perfección cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.