miércoles, 13 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 13-01-09

Primera Lectura. Primer libro de Samuel 3, 1-10. 19-20
En aquellos días, el niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del Señor era rara en aquel tiempo, y no abundaban las visiones. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos empezaban a apagarse, y no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: -«Aquí estoy.» Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: -«Aqui estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: -«No te he llamado; vuelve a acostarte.» Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: -«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: -«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.» Aún no conocia Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: -«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: -«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: -«¡Samuel, Samuel!» Él respondió: -«Habla, que tu siervo te escucha.» Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor.
Palabra de Dios.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: -«Todo el mundo te busca.» Él les respondió: -«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.» Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor.



Comentario relacionado con el Evangelio
A la curación privada de la suegra de Pedro le siguen varias curaciones públicas, según van viniendo a Jesús todos los que están enfermos y van siendo curados por Él. Así es como, la ciudad entera tuvo conocimiento de lo que Jesús había hecho.

Este acontecimiento es recogido en todos los Evangelios Sinópticos, cada uno con sus pequeñas variaciones contribuyendo así a enriquecer el relato de lo ocurrido, del hecho que testifican.
  • Tocó su mano y la fiebre la abandonó y se levantó y comenzó a servirles (Mateo 8:14-15)
  • Él se dirigió hacia ella, tocó su mano y le ayudó a levantarse. La fiebre la dejó y ella empezó a servirles (Marcos 1:31)
  • Se inclinó sobre ella y la fiebre disminuyó dejándola por completo. Se levantó y comenzó a servirles (Lucas 4:38-39)
The account of the healing of Peter's mother-in-law is recorded in all the Synoptic Gospels, each with tiny variations that fill out the picture:
  • "He touched her hand and the fever left her, and she got up and began to wait on him." (Matthew 8:14-15)
  • "He went to her, took her hand and helped her up. The fever left her and she began to wait on them." (Mark 1:31)
  • "He bent over her and rebuked the fever, and it left her. She got up at once and began to wait on them." (Luke 4:38-39)
La imagen adjunta muestra los remanentes actuales de la que probablemente fue la casa de Pedro en Cafarnaum. El tamaño, forma y decoraciones la identifican con mucha probabilidad como la casa real de Simón Pedro. Entre los años 1968 y 1991, los arqueólogos Franciscanos Virgilio C. Corbo y Stanislao Loffreda trabajaron para desenterrar el antiguo cafarnaúm. Bajo una iglesia octogonal construida en el siglo V. sus equipos encontraron los restos de lo que actualmente se identifica como la casa de Pedro del Siglo I de nuestra era. estaba construida adyacente a un jardín tapiado en forma de L que era accesible desde varias casas cercanas. La casas de San Pedro era casi cuadrada. el muro este, del cual se preservan de pies de altura del mismo, mide 8.35 m de longitud, lo cual hace una csa de 27 pies cuadrados. En tiempos antiguos, las casas del sur adyacentes al patio estaban muy cerca de la orilla de lago. El acceso al patio con forma de L se hacía a través de un umbral bien conservado que contenía "tierra refractaria" de chimeneas así como escaleras a la azotea.

From 1968 to 1991, Franciscan archaeologists Father Virgilio C. Corbo and Stanislao Loffreda worked to rediscover ancient Capernaum. Under an octagonal church built in the Fifth Century their teams found remnants of the actual First Century house of St. Peter. It was built adjacent to a walled L-shaped courtyard accessible from several nearby houses. St. Peter's house was almost square. The west wall, still preserved to about 3 feet in height, measures 8.35 meters in length, which would make the house approximately 27 feet square. In ancient times, the southerly houses adjacent to the courtyard were very close to the lake shore. The L-shaped courtyard was entered through a well preserved threshold and contained several "terra refractaria" fireplaces as well as stairs to the roof.
San Hilario, Obispo y Doctor de la Iglesia (┼ 368)
Nació en Poitiers a principios del siglo IV, en el seno de una ilustre familia. Él mismo nos dice que fue educado en la idolatría y hace una narración detallada de cómo Dios lo llevó al conocimiento de la fe, recibiendo el bautismo a una edad un tanto avanzada. Hacia el año trescientos cincuenta (350), fue elegido Obispo de Poitiers, su ciudad. Después de su elevación al episcopado compuso antes de partir al destierro en Frigia, un comentario sobre el Evangelio de San Mateo, que ha llegado hasta nosotros. Sin embargo, sus principales escritos son sobre el arrianismo. San Hilario amaba la verdad sobre todas las cosas y no escatimaba ningún esfuerzo, ni rehuía alguno por defenderla. Así, San Hilario defendió ardientemente los decretos del Concilio de Nicea, cuando éste se vio amenazado por las intenciones del emperador Constancio quien reunió un concilio de arrianos de Selucia de Isauria, a fin de neutralizarlo; se hizo notar por la fortaleza en la fe frente a los arrianos y sufrió destierro por mandato del emperador Constancio. Hilario murió en Poitiers, probablemente en el trescientos sesenta y ocho (368).

martes, 12 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 12-01-10

Primera Lectura. Primer libro de Samuel 1, 9-20
En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo, Ana se levantó y, con el alma llena de amargura, se puso a rezar al Señor, llorando a todo llorar. Y añadió esta promesa: -«Señor de los ejércitos, si te fijas en la humillación de tu sierva y te acuerdas de mi, si no te olvidas de tu sierva y le das a tu sierva un hijo varón, se lo entrego al Señor de por vida, y no pasará la navaja por su cabeza. » Mientras ella rezaba y rezaba al Señor, Elí observaba sus labios. Y, como Ana hablaba para sí, y no se oía su voz aunque movía los labios, Elí la creyó borracha y le dijo: -«¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? A ver si se te pasa el efecto del vino.» Ana respondió: -«No es así, Señor. Soy una mujer que sufre. No he bebido vino ni licor, estaba desahogándome ante el Señor no creas que esta sierva tuya es una descarada; si he estado hablando hasta ahora, ha sido de pura congoja y aflicción.» Entonces Elí le dijo: -«Vete en paz. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.» Ana respondió: -«Que puedas favorecer siempre a esta sierva tuya.» Luego se fue por su camino, comió, y no parecía la de antes. A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al Señor y se volvieron. Llegados a su casa de Ramá, Elcaná se unió a su mujer Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo: -«Al Señor se lo pedí.» Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: -« ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: -«Cállate y sal de él.» El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: -«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.

San Benito Biscop 628-690
Tal vez las palabras más apropiadas para alabar a San Benito Biscop son las que se encuentran en la Vita quinque sanctorum abbatum del venerable san Beda: "Fue confiado por sus padres a los siete años para que lo educara, y se convirtió así en mi más ilustre discípulo y en una de mis mayores glorias".

A los 25 años, Benito renunció a los favores del rey Oswiu para ponerse al servicio del verdadero Rey, Jesucristo, para recibir no un corruptible don terrenal, sino un reino eterno en la ciudad celestial. Abandonó su casa, sus familiares y la patria por Cristo y por el Evangelio, para recibir el céntuplo y poseer la vida eterna.

En el año 653, después de haber hecho su elección, Benito hizo el primero de sus seis viajes a Roma para manifestar su devoción a los Santos Pedro y Pablo y al Papa, como también para buscar modelos de vida y de instituciones monásticas, tanto en Roma como en los varios lugares por donde pasaba.

Con razón pudo decir en su lecho de muerte: "Hijitos míos, no crean que me inventé la constitución que les he dado. Después de haber visitado diecisiete monasterios, de los que traté de conocer perfectamente las leyes y las costumbres, reuní las reglas que me parecieron mejores y esta selección es la que les he dado". En Lerino, por ejemplo, durante el segundo viaje a Roma, en el 665, permaneció casi dos años. No sólo se contentaba con buscar modelos de vida, sino también numerosos libros, documentales iconográficos, reliquias de santos, ornamentos sagrados y otros objetos que sirvieran para el culto en perfecta sintonía con la Iglesia de Roma.

Incluso, una vez le pidió al Papa Agatón que le enviara al cantor de la Basílica de San Pedro, el abad Juan, para que les enseñara el canto romano a sus monjes de los monasterios de Wearmouth y de Yarrow, dedicados naturalmente uno a San Pedro y el otro a San Pablo.

Cuando regresó del sexto viaje a Roma, tuvo la desagradable sorpresa de encontrar casi destruidas sus instituciones a causa de una epidemia. San Benito Biscop murió el 12 de enero del año 690 a la edad de 62 años.

lunes, 11 de enero de 2010

Lecturas y Santoral xx-xx-10

Ése es el hombre de quien habló el Señor; Saúl regirá a su pueblo

Primera Lectura. Primer Libro de Samuel 9, 1-4. 17-19; 10

Había un hombre de Loma de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorá, hijo de Afiaj, benjaminita, de buena posición. Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba. A su padre Quis se le habían extraviado unas burras; y dijo a su hijo Saúl: -«Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras. » Cruzaron la serranía de Efraín y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca de Benjamin, y tampoco. Cuando Sarnuel vio a Saúl, el Señor le avisó: -«Ése es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo.» Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: -«Haz el favor de decirme dónde está la casa del vidente.» Samuel le respondió: -«Yo soy el vidente. Sube delante de mi al altozano; hoy coméis conmigo, y mañana te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas. » Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: -«El Señor te unge como jefe de su heredad. Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de la mano de los enemigos que lo rodean.»
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él, y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -«Sígueme.» Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos: -«¡De modo que come con publicanos y pecadores!» Jesús lo oyó y les dijo: -«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he ven do a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es




San Fulgencio obispo (556-630)

Santo patrón de la Diócesis de Cartagena. Su padre, Severiano, era un prefecto de las milicias romanas con sede en Cartagena, donde nacieron los 4 hermanos. Teodora era su madre, de una noble estirpe de Godos. Se trataba de una familia muy culta y piadosa, cuatro hermanos llegarían a ser santos. De Cartagena, se trasladaron a vivir a Sevilla.

Siendo como era Fulgencio, un chaval muy espabilado, lo mandaron a estudiar. Dominaba seis lenguas e hizo grandes progresos en ciencias y a pesar de las persecuciones y dificultades nunca dejaría sus estudios y sus comentarios a la Biblia llenos de espíritu cristiano.

Cuando el Rey Leovigildo hizo hincapié en la persecución, Fulgencio sufrió destierro y marchó a Cartagena desde donde escribía cartas de ánimo a los cristianos perseguidos, hasta que muerto Leovigildo regresó a Sevilla. Pronto lo mandarían de nuevo a Cartagena para ayudar al obispo. Más tarde lo mandarían a ocupar la sede de Écija y pasado el tiempo fue nombrado obispo de Cartagena.

Lecturas y Santoral 11-01-10

Primera Lectura. Comienzo del primer libro de Samuel 1, 1-8
Había un hombre sufita, oriundo de Ramá, en la serranía de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. Tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Fenina; Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía. Aquel hombre solía subir todos los años desde su pueblo, para adorar y ofrecer sacrificios al Señor de los ejércitos en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí, Jofní y Fineés. Llegado el día de ofrecer el sacrificio, repartía raciones a su mujer Fenina para sus hijos e hijas, mientras que a Ana le daba sólo una ración; y eso que la queria, pero el Señor la había hecho estéril. Su rival la insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril. Así hacia año tras año; siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla así. Una vez Ana lloraba y no comía. Y Elcaná, su marido, le dijo: -«Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué te afliges? ¿No te valgo yo más que diez hijos?»
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 1, 14-20
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: -«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: -«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor.

San Higinio, Papa y mártir, Roma, 142

Fue griego de nación, natural de Atenas, hijo de un filósofo, cuyo nombre y genealogía se ignora, quien por su eminente y recomendables prendas ascendió a la cátedra apostólica por muerte de San Telésforo, hacia la mitad del siglo II, en el reinado del emperador Antonino Pío.

En tiempo de su pontificado fueron muchas y graves las calamidades del mundo, y con especialidad del Imperio romano; y atribuyendo los gentiles estos males y castigos a la divina Justicia, a los vicios y delitos de los cristianos; no menos cruel que la persecución de los paganos fue la que sobrevino a la Iglesia en la época de este Papa por la malignidad de los herejes, que no perdonaban medio alguno para corromper la pureza de la fe y la santidad de las costumbres. Casi todos los enemigos declarados de Jesucristo habían concurrido a Roma con la perversa intención de envenenar la fuente de la doctrina evangélica, con singular atractivo y cultos modales hacia grandes progresos en su secta, engañando al vulgo con su doctrina afectación de reforma y una muy bien estudiada exterioridad de virtud.

Hacía mucho tiempo que suspiraba nuestro Santo por la corona del martirio. Aquel ardiente celo que mostraba en todas sus acciones y providencias por dilatar el reino de Jesucristo, y consevar en su pureza el Sagrado Depósito de la Fe, le hacía acreedor a este favor del cielo; el cual logró con efecto en la persecución de Antonio Pío el 11 de enero del año 140, después de haber gobernado la nave de la Iglesia cuatro años, tres meses y ocho días, sufriendo infinitos trabajos y fatigas por la defensa de la religión cristiana; y su cuerpo fue sepultado de inmediato al Príncipe de los Apóstoles.

domingo, 10 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 10-01-10

Primera Lectura. Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
Palabra de Dios.
Segunda Lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 10,34-38
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: - «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Lucas 3,15-16.21-22
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: - “Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino un voz del cielo: - “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.”
Palabra del Señor.

Fiesta del Bautismo del Señor (P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.)

Durante la Navidad hemos celebrado el misterio de un Dios que se hace Niño. Podría sorprender que el último día de Navidad pongamos nuestra mirada en Jesús adulto. En realidad, el bautismo de Cristo supone el final de su vida escondida y el inicio de su vida pública. En él se manifiesta claramente la identidad y la misión del Niño de Belén. El bautismo nos indica las consecuencias últimas de la encarnación: el Hijo de Dios ha asumido nuestra naturaleza pecadora, ha cargado sobre sus espaldas con nuestros pecados y con sus consecuencias, nos ha revelado el misterio de Dios Trinidad y nos ha abierto el camino de la vida eterna. Así, el bautismo se convierte en profecía del destino último del Señor, de su pasión, muerte y resurrección para el perdón de los pecados.

Juan bautizaba en «Betania, al otro lado del Jordán» (Jn 1,28. En la actual Jordania. Localidad distinta de la Betania cercana a Jerusalén, donde estaba la casa de Lázaro). Un lugar profundamente simbólico. Por allí cruzaron los patriarcas en cada uno de sus viajes entre Mesopotamia y Canaán. Cerca de allí Jacob luchó con el ángel, que le cambió su nombre por Israel. Se encuentra a los pies del Monte Nebo, desde el que Moisés divisó la Tierra Prometida, antes de morir. Por allí penetraron los judíos, guiados por Josué, en la tierra de promisión. Y desde allí el profeta Elías fue arrebatado al cielo, al terminar su misión. Así, el bautismo de Juan relaciona la próxima manifestación del Mesías con los grandes acontecimientos de la historia de Israel: los patriarcas, el Éxodo y los profetas. Además, no podemos olvidar que se encuentra junto a la desembocadura del Jordán en el Mar Muerto, en el lugar más bajo de la tierra, a unos 300 m. bajo el nivel del mar. Hasta allí desciende Jesús, a lo más hondo, a lo más estéril, a lo más muerto, ocupando el último lugar.

Juan predicaba la conversión, invitando a la penitencia, y la gente se hacía bautizar «confesando sus pecados» (Mt 3,6). Jesús se somete a este rito (con escándalo del mismo Juan), para que se cumpla todo lo que Dios ha dispuesto (cf. Mt 3,15). Precisamente entonces se abren los cielos, se derrama el Espíritu Santo y Jesús es declarado Hijo por la voz del Padre (cf. Mt 3,16-17 y paralelos). El momento en que esto sucede nos explica qué tipo de Mesías es Jesús y cuál es su misión: es el siervo de YAVE que carga con los pecados del pueblo, tal como lo cantó Isaías.

Jesús es llamado por el Padre su «Hijo amado». La palabra utilizada es pais, que puede significar tanto hijo joven, como siervo. Como si dijera: «Éste es mi muchacho», utilizando una palabra ambigua a propósito. Encontramos aquí un eco del salmo 2, de contenido mesiánico: «Tú eres mi Hijo» (Sal 2,7) así como de los cánticos del siervo: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi Espíritu sobre él» (Is 42,1). En el momento en que Jesús inaugura su misión, se nos presenta con los rasgos del rey davídico, al mismo tiempo que con los del profeta-siervo, que quita el pecado del mundo (Jn 10,36) y carga sobre sus espaldas nuestros dolores. No se distancia de nuestra historia, de nuestras miserias. Por el contrario, desciende hasta lo más bajo, ocupa el último lugar y se hace solidario con nosotros hasta las últimas consecuencias. De ahí que Cristo tenga que recibir un bautismo final que le angustia, que es su muerte violenta (Lc 12,49-50) y que nuestro bautismo sea participación en su misterio pascual (Rom 6).

El mismo Espíritu que lo consagra, después lo empuja al desierto, donde es tentado (Mt 4,1). Su tentación se refiere, precisamente, a la manera de entender su mesianismo. Satanás le presenta otros modelos (Mt 4,1-11), distintos del que ha recibido de Dios, tal como se ha manifestado en el bautismo. Dios le pide el servicio, el sufrimiento y la obediencia. El demonio le ofrece el triunfo, el poder y la gloria humana. Es la misma tentación que se presentará en otros momentos de su vida (Lc 4,13), principalmente en la Cruz (Mt 27,40-43). Dios no elimina la libertad ni las responsabilidades de sus siervos. Jesús supera las tentaciones no usando de Dios para sus propios planes, sino sirviendo obediente a los planes de Dios, fiándose del Padre. Se abandona, confiadamente, en sus manos; a pesar de que el papel del siervo sufriente no sea claro y parezca condenado al fracaso: «Aprendió sufriendo a obedecer» (Hb 5,7-8). El Catecismo (nn. 438 y 536) nos ofrece una apretada síntesis de la teología del bautismo del Señor:

Su eterna consagración mesiánica [de Jesús] fue revelada en el tiempo de su vida terrena en el momento de su Bautismo por Juan cuando “Dios le ungió con Espíritu Santo y con poder” (Hch 10,38) “para que él fuese manifestado a Israel” (Jn 1,31) como su Mesías. El Bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53,12); es ya “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29); anticipa ya “el bautismo” de su muerte sangrienta (cf. Mc 10,38; Lc 12,50). Viene ya a “cumplir toda justicia” (Mt 3,15), es decir, se somete enteramente a la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26,39). A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc 3,22; Is 42,1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a “posarse” sobre Él (Jn 1,32-33; cf. Is 11,2). De Él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su Bautismo “se abrieron los cielos” (Mt 3,16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación.
P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

sábado, 9 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 09-01-10

Primera Lectura. Primera carta del Apóstol San Juan - 4,11-18
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amarnos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 6, 45-52
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado. Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: - «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.» Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.
Palabra del Señor.
San Julián de Antioquía, mártir, siglo III - IV, († 304)
Etimológicamente significa “de cabellera abundante y rizada”. Viene de la lengua latina. Si la familia se preocupa por dar una buena educación en casa y fuera de casa, entonces el chico crece en una atmósfera de paz y de sosiego. Cuando le lleguen los instantes de crisis, los superará con relativa facilidad. Tiene valores, y con ellos se conquista el propio don de ser uno mismo.

Este joven, nacido en Antioquia, Siria, tuvo la suerte de tener una familia de profundos cimientos cristianos. Una vez que murieron los padres, tanto él como su novia se fueron a lugares en los que fuera más fácil conservar la virginidad que mutuamente se habían juramentado ante el Señor. Cada uno tiró por su sitio con la idea clara de fundar dos monasterios: para hombres y para mujeres.

Solía ser muy exigente consigo mismo, pero muy amable y comprensivo con los demás. Buenas cualidades para todos aquellos que ostentan la autoridad en bien de los otros y no para reprimir a nadie. Toda su calma y delicia interiores se vieron turbadas con la persecución que se desató en Antioquia. El gobernador encarceló a sus monjes y a Julián para darles muerte.

Se conserva el interrogatorio entre Julián y el gobernador. Le ordenamos que adore la estatua de nuestro emperador. Yo no adoro nada más que al Dios del cielo. Mi jefe no es el emperador de Roma sino Jesucristo. Me dice que mis padres eran grandes personas en la ciudad. Cierto, pero me están observando desde el cielo. No quiero los poderes que me otorga. Indignado el gobernador ante la valentía de Julián, les dijo a los verdugos que le cortasen la cabeza. Murió mártir en el año 304.

viernes, 8 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 08-01-10

Primera Lectura. Primera carta del Apóstol San Juan - 4, 7-10
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:
- «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.»
El les replicó: - «Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron: - «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: - «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: - «Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor.
Santa Gúdula Virgen patrona de Bruselas († ca.712)
Santa Gúdula, virgen, patrona de Bruselas. Según un escritor, la Santa nació en Brabante (Pagus Brachatensis), región situada en la parte central de la actual Bélgica y que ha tenido a lo largo de la historia un gran influjo en la historia del país, en el año 650 en el seno de una aristocrática familia franca.

Fue hija de Witger, duque de Lorena, y de Santa Amalberga. En el monasterio de Nivelles y bajo la tutela de su santa madrina fue educada la niña, según la costumbre de las familias en esta época. Muerta Santa Gertrudis en 659, volviese a la casa paterna. Según unos, vivió recluida en el oratorio de San Salvador de Moorsel, a pocas millas de su pueblo natal. Según otros, permaneció en casa de sus padres, llevando una vida extraordinaria de piedad y recogimiento.

Hubert, nos presenta a Santa Gúdula como una mujer consagrada en cuerpo y alma al socorro del prójimo. En una ocasión vino a su encuentro una leprosa llamada Emenfreda. La Santa examinó sus llagas, la consoló con dulces pensamientos y después la curo. La noticia de estos prodigios se extendió rápidamente por toda la región. Y una multitud de desgraciados acudía a ella en busca de socorro.

Tras breve enfermedad murió, probablemente el 8 de enero de 712. Hubert nos describe la desolación de las pobres gentes de la comarca que estaban acostumbradas a ver en ella una especie de hada protectora. Fue enterrada en Vilvoorde. Después de algún tiempo fue trasladado su cuerpo a Moorsel, donde se estableció un monasterio de religiosas que duró poco tiempo. Más tarde sus restos mortales fueron confiados a Carlos de Francia, hijo de Luis, duque de la Baja Lorena. Probablemente en 977.

Durante unos 60 años su cuerpo reposó en la iglesia de San Géry de Bruselas, entonces simple capilla castrense, construida junto a la residencia condal. Por fin, el conde de Lovaina, Lamberto II, hizo trasladar en 1047 el precioso depósito a la iglesia de Molemberg, dedicada a San Miguel, que fue probablemente la primera parroquia de Bruselas y que después cambió su nombre por el de Santa Gúdula. Todos los visitantes de Bruselas conocen su catedral dedicada a esta virgen patrona de la ciudad, pero fuera de Bélgica es muy poco conocida.


Una anécdota más o menos legendaria de su juventud es la que le identifica visualmente con el atributo de la linterna: dícese que a media noche se levantaba para hacer sus devociones alumbrándose con una linterna o farol (según otras fuentes salía de su casa para ir a la iglesia antes del amanecer), y Satán le apagaba siempre la luz con un rabioso soplido, después de lo cual la oración de la santa S. XIV volvía a encenderla. Por eso se la ves representada con una linterna en la mano.

jueves, 7 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 07-01-10

Primera Lectura. Primera carta de San Juan - 3, 22-4, 6
Queridos hermanos: Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio. Queridos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo. Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Mateo 4, 12-17. 23-25
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.» Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: - «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.
Palabra del Señor.
San Raimundo de Peñafort, presbítero (1175-1275)
Nace en el 1175 en el castillo de Peñafort, Barcelona (España). Estudia en Bologna (Italia), donde llega a ocupar una cátedra a los 20 años. Tiene como profesor a san Alberto Magno, y por director espiritual a san Pedro Nolasco, a quien ayuda a fundar la Orden de la Merced, en el 1223.

Es ordenado sacerdote. El Papa Gregorio IX le confía la recopilación de todos los decretos pontificios en materia dogmática y disciplinar. Regresado a Barcelona, es nombrado canónigo de la catedral. Pero al fundarse en la ciudad una comunidad de dominicos en 1222, ingresa en la Orden. En 1234 el Papa le ofrece el arzobispado de Tarragona, pero no acepta. En el 1238 sus hermanos dominicos lo eligen superior general, como tercer sucesor del fundador santo Domingo de Guzmán. Encomienda a su cohermano santo Tomás de Aquino la redacción de la Summa contra Gentiles. Recorre varias naciones predicando el Evangelio con gran éxito entre los judíos y moros, y a tal fin había fundado una escuela de hebreo en Murcia (España) y otra de árabe en Túnez (Africa). Fue consejero de miles de personas y gran director de conciencias. Ya centenario, pasó al paraíso serenamente en 1275.

miércoles, 6 de enero de 2010

Que mañana también sea Navidad :)

Deseo de corazón que Dios nos traiga a todos mucho Amor, y alegría en este nuevo año recién estrenado. Ojalá no tengamos que esperar a que ocurran desgracias para compadecernos y ayudar a los demás, y podamos disponer nuestro ánimo y nuestras fuerzas a intentar ayudarnos siempre que sea posible y no ser tan individualistas como el mundo actual nos quiere imponer. Señor Jesús muchísimas gracias por enseñarnos a Dios y hablarnos siempre a pesar de nuestra sordera empedernida.

Que mañana también sea Navidad
La encarnación de Dios, en Jesús de Nazareth
es la traducción del Misterio de Dios,
es la gramática con que Dios nos habla.
Dios irrumpe en nuestra historia porque ama al mundo,
ama al hombre.
La Navidad, hoy 25-12-2009(23:09),
además de recordar esa preciosa noche
en que ocurrió lo inimaginable,
es tener Fe en lo invisible, en lo que a priori
no podemos ver, pero que es EL responsable
de disponer nuestro corazón y razón
para que cada acontecimiento sea un verdadero Milagro,
ya sea una hoja cayendo de lo más alto de un árbol
o una nube con forma de Cruz en el cielo.

Bendita la Sagrada Familia.
Alabado sea Jesucristo.
Dios quiera que Jesús nazca en cada corazón.




Lecturas y Santoral 06-01-10

Primera Lectura, Lectura del libro de Isaías - 60, 1-6
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti. Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: - «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y , venimos a adorarlo. » Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenia que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: - «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel."» Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: - «ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
Epifanía del Señor
La adoración de los Reyes magos, según las visiones de la Beata Ana Catalina Emmerich

Se apearon al llegar cerca de la gruta de la tumba de Maraña, en el valle, detrás de la gruta del Pesebre. Los criados desliaron muchos paquetes, levantaron una gran carpa e hicieron otros arreglos con la ayuda de algunos pastores que les señalaron los lugares más apropiados. Se encontraba ya en parte arreglado el campamento cuando los Reyes vieron la estrella aparecer brillante y muy clara sobre la colina del Pesebre, dirigiendo hacia la gruta sus rayos en línea recta. La estrella estaba muy crecida y derramaba mucha luz; por eso la miraban con grande asombro. No se veía casa alguna por la densa oscuridad, y la colina aparecía en forma de una muralla. De pronto vieron dentro de la luz la forma de un Niño resplandeciente y sintieron extraordinaria alegría. Todos procuraron manifestar su respeto y veneración.

Los tres Reyes se dirigieron a la colina, hasta la puerta de la gruta. Mensor la abrió, y vio su interior lleno de luz celestial, y a la Virgen, en el fondo, sentada, teniendo al Niño tal como él y sus compañeros la habían contemplado en sus visiones. Volvió para contar a sus compañeros lo que había visto. En esto José salió de la gruta acompañado de un pastor anciano y fue a su encuentro. Los tres Reyes le dijeron con simplicidad que habían venido para adorar al Rey de los Judíos recién Nacido, cuya estrella habían observado, y querían ofrecerle sus presentes. José los recibió con mucho afecto. El pastor anciano los acompañó hasta donde estaban los demás y les ayudó en los preparativos, juntamente con otros pastores allí presentes.

Los Reyes se dispusieron para una ceremonia solemne. Les vi revestirse de mantos muy amplios y blancos, con una cola que tocaba el suelo. Brillaban con reflejos, como si fueran de seda natural; eran muy hermosos y flotaban en torno de sus personas. Eran las vestiduras para las ceremonias religiosas. En la cintura llevaban bolsas y cajas de oro colgadas de cadenillas, y cubríanlo todo con sus grandes mantos. Cada uno de los Reyes iba seguido por cuatro personas de su familia, además, de algunos criados de Mensor que llevaban una pequeña mesa, una carpeta con flecos y otros objetos.

Los Reyes siguieron a José, y al llegar bajo el alero, delante de la gruta, cubrieron la mesa con la carpeta y cada uno de ellos ponía sobre ella las cajitas de oro y los recipientes que desprendían de su cintura. Así ofrecieron los presentes comunes a los tres. Mensor y los demás se quitaron las sandalias y José abrió la puerta de la gruta. Dos jóvenes del séquito de Mensor, que le precedían, tendieron una alfombra sobre el piso de la gruta, retirándose después hacia atrás, siguiéndoles otros dos con la mesita donde estaban colocados los presentes. Cuando estuvo delante de la Santísima Virgen, el rey Mensor depositó estos presentes a sus pies, con todo respeto, poniendo una rodilla en tierra. Detrás de Mensor estaban los cuatro de su familia, que se inclinaban con toda humildad y respeto.

Mientras tanto Sair y Teokeno aguardaban atrás, cerca de la entrada de la gruta. Se adelantaron a su vez llenos de alegría y de emoción, envueltos en la gran luz que llenaba la gruta, a pesar de no haber allí otra luz que el que es Luz del mundo. María se hallaba como recostada sobre la alfombra, apoyada sobre un brazo, a la izquierda del Niño Jesús, el cual estaba acostado dentro de la gamella, cubierta con un lienzo y colocada sobre una tarima en el sitio donde había nacido.

Cuando entraron los Reyes la Virgen se puso el velo, tomó al Niño en sus brazos, cubriéndolo con un velo amplio. El rey Mensor se arrodilló y ofreciendo los dones pronunció tiernas palabras, cruzó las manos sobre el pecho, y con la cabeza descubierta e inclinada, rindió homenaje al Niño. Entre tanto María había descubierto un poco la parte superior del Niño, quien miraba con semblante amable desde el centro del velo que lo envolvía. María sostenía su cabecita con un brazo y lo rodeaba con el otro. El Niño tenía sus manecitas juntas sobre el pecho y las tendía graciosamente a su alrededor. ¡Oh, qué felices se sentían aquellos hombres venidos del Oriente para adorar al Niño Rey!

Viendo esto decía entre mí: "Sus corazones son puros y sin mancha; están llenos de ternura y de inocencia como los corazones de los niños inocentes y piadosos. No se ve en ellos nada de violento, a pesar de estar llenos del fuego del amor". Yo pensaba: "Estoy muerta; no soy más que un espíritu: de otro modo no podría ver estas cosas que ya no existen, y que, sin embargo, existen en este momento. Pero esto no existe en el tiempo, porque en Dios no hay tiempo: en Dios todo es presente. Yo debo estar muerta; no debo ser más que un espíritu". Mientras pensaba estas cosas, oí una voz que me dijo: "¿Qué puede importarte todo esto que piensas?... Contempla y alaba a Dios, que es Eterno, y en Quien todo es eterno".

Vi que el rey Mensor sacaba de una bolsa, colgada de la cintura, un puñado de barritas compactas del tamaño de un dedo, pesadas, afiladas en la extremidad, que brillaban como oro. Era su obsequio. Lo colocó humildemente sobre las rodillas de María, al lado del Niño Jesús. María tomó el regalo con un agradecimiento lleno de sencillez y de gracia, y lo cubrió con el extremo de su manto. Mensor ofrecía las pequeñas barras de oro virgen, porque era sincero y caritativo, buscando la verdad con ardor constante e inquebrantable.

Después se retiró, retrocediendo, con sus cuatro acompañantes; mientras Sair, el rey cetrino, se adelantaba con los suyos y se arrodillaba con profunda humildad, ofreciendo su presente con expresiones muy conmovedoras. Era un recipiente de incienso, lleno de pequeños granos resinosos, de color verde, que puso sobre la mesa, delante del Niño Jesús. Sair ofreció incienso porque era un hombre que se conformaba respetuosamente con la Voluntad de Dios, de todo corazón y seguía esta voluntad con amor. Se quedó largo rato arrodillado, con gran fervor.

Se retiró y se adelantó Teokeno, el mayor de los tres, ya de mucha edad. Sus miembros algo endurecidos no le permitían arrodillarse: permaneció de pie, profundamente inclinado, y puso sobre la mesa un vaso de oro que tenía una hermosa planta verde. Era un arbusto precioso, de tallo recto, con pequeñas ramitas crespas coronadas de hermosas flores blancas: la planta de la mirra. Ofreció la mirra por ser el símbolo de la mortificación y de la victoria sobre las pasiones, pues este excelente hombre había sostenido lucha constante contra la idolatría, la poligamia y las costumbres estragadas de sus compatriotas. Lleno de emoción estuvo largo tiempo con sus cuatro acompañantes ante el Niño Jesús.

Yo tenía lástima por los demás que estaban fuera de la gruta esperando turno para ver al Niño. Las frases que decían los Reyes y sus acompañantes estaban llenas de simplicidad y fervor. En el momento de hincarse y ofrecer sus dones decían más o menos lo siguiente: "Hemos visto su estrella; sabemos que Él es el Rey de los Reyes; venimos a adorarle, a ofrecerle nuestros homenajes y nuestros regalos". Estaban como fuera de sí, y en sus simples e inocentes plegarias encomendaban al Niño Jesús sus propias personas, sus familias, el país, los bienes y todo lo que tenía para ellos algún valor sobre la tierra. Le ofrecían sus corazones, sus almas, sus pensamientos y todas sus acciones. Pedían inteligencia clara, virtud, felicidad, paz y amor. Se mostraban llenos de amor y derramaban lágrimas de alegría, que caían sobre sus mejillas y sus barbas. Se sentían plenamente felices. Habían llegado hasta aquella estrella, hacia la cual desde miles de años sus antepasados habían dirigido sus miradas y sus ansias, con un deseo tan constante. Había en ellos toda la alegría de la Promesa realizada después de tan largos siglos de espera.

María aceptó los presentes con actitud de humilde acción de gracias. Al principio no decía nada: sólo expresaba su reconocimiento con un simple movimiento de cabeza, bajo el velo. El cuerpecito del Niño brillaba bajo los pliegues del manto de María. Después la Virgen dijo palabras humildes y llenas de gracia a cada uno de los Reyes, y echó su velo un tanto hacia atrás.

Aquí recibí una lección muy útil. Yo pensaba: "¡Con qué dulce y amable gratitud recibe María cada regalo! Ella, que no tiene necesidad de nada, que tiene a Jesús, recibe los dones con humildad. Yo también recibiré con gratitud todos los regalos que me hagan en lo futuro". ¡Cuánta bondad hay en María y en José! No guardaban casi nada para ellos, todo lo distribuían entre los pobres.

martes, 5 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 05-01-09

Primera Lectura - Hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 11-21
Queridos hermanos: Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas. No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Juan 1, 43-51
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: - «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: - «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: jesús, hijo de José, de Nazaret.» Natanael le replicó: - «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: - «Ven y verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: - «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: - «¿De qué me conoces?» Jesús le responde: - «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: - «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: - «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: - «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor.
Simeón, estilita (s. V)
El extremo oriental del Mediterráneo está sembrado de anacoretas en el siglo V y VI. El más conocido y popular de todos ellos es Simeón, llamado más tarde el Estilita. Nació en Sisán a finales del siglo IV, entre los límites de Cilicia y Siria. Tiene cuando es niño el común oficio de pastor. Es cristiano y su saber contiene lo poco que pudieron enseñarle sus padres. Una nevada le impide salir con el ganado y es la ocasión que Dios le propone; va a una iglesia ese día y el sacerdote -un anciano- está predicando las Bienaventuranzas que él no llega a comprender muy bien; pero pregunta para conocer su camino. Tiene unos catorce años; es buena edad para ser generoso.

Comienza una peregrinación por su vida a la búsqueda cada vez de austeridad más intensa, de penitencia, oración y dedicación a Dios.

En Tedela, hay una colonia de monjes. Allí entra. Le despiden pronto por demasiado penitente al descubrir la cuerda áspera que lleva enterrada en carne cuando intentan limpiar la sangre que mana de la herida. Podría ser un obstáculo para los jóvenes monjes al ver lo desmesurado de su penitencia.

Ahora un monte cercano y una cisterna seca son por cinco días el lugar de ayuno y penitencia.

Otro monte cercano al pueblo de Telaniso le brinda ocasión de penitencia en absoluta soledad y sin reservas en el año 412. Ha decidido otra santa locura: pasar la Cuaresma solo a pan y agua y tapiando su puerta con la aprobación de Baso, el sacerdote que dirige también a otros anacoretas.

Más penitencia cerca de Tedela con la búsqueda tan querida de soledad para la contemplación. Construye un muro, como una cerca que le facilite su clausura. Allí se ata un pie con cadena a una gran roca. Le visita alguna gente que conoce su santa existencia y va a verle Melecio, obispo de Antioquía, que le dice bastarle la inteligencia y que no debe atarse como las irracionales bestias.

Cunde la fama y los visitantes son ya muchos, cada vez más, próximos y de lejanas tierras. También los hay curiosos que disfrutan con el espectáculo extraño de un anacoreta. Le piden consejos, quieren oírle, dirime disputas, milagros, hay curaciones y hasta milagros. Le quieren tocar y llevarse un recuerdo como reliquia en vivo del anacoreta. Levanta el muro para aislarse, ya es una torre de diecisiete metros. El resto de su vida -treinta y siete años- los pasó en la columna, al cielo raso, con frío o calor con sol, lluvia o viento. De vivir en la columna le viene el nombre de estilita -columna es 'stilos' en griego-. Poco dormía. Comía una vez por semana. Nada en cuaresma. Predica dos veces al día y el resto reza.

Su forma de vida causa estupor y admiración y hay hasta el temor de que no sea cierta. No obstante ésta es su compañero Teodoreto, con quien vivió como monje y le visitó en su columna, quien nos la cuenta. Tampoco en su tiempo dejó de sentirse su influencia. Obispos y emperadores piden su consejo y las resoluciones del concilio de Calcedonia se adoptan con su aportación. Incluso la herejía arriana fue combatida desde la columna.

lunes, 4 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 04-01-09

Primera Lectura. Primera carta de Juan - 1Jn 3, 7-10
Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Juan 1,35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: - «Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: - «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: - «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?» Él les dijo: - «Venid y lo veréis.» Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: - «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).» Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: - «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Palabra del Señor.
San Juan Nepomuceno presbítero y mártir (+ 1393)
San Juan Nepomuceno nació en Nepomuk, Bohemia, en 1345. Desde niño fue objeto de las divinas predilecciones: padres santos, inteligencia y bondad, vocación sacerdotal, dones de profecía y milagros. Fue predicador y canónigo. La emperatriz de Bohemia, Juana de Holanda, lo escogió como confesor. San Juan es el mártir del secreto de la confesión y patrono de la buena fama. No resulta fácil acercarse al sacramento de la penitencia. Por eso Dios da una gracia especial al sacerdote para guardar el secreto de la confesión. El velo sagrado del sigilo sacramental jamás se ha descorrido. Ya lo afirmaba así San Juan Clímaco en el siglo IV. Vivían en Palacio dos personas: su esposa, la Emperatriz, y Juan Nepomuceno, su confesor y director espiritual. Algún envidioso susurró al oído del Rey una infame sospecha gratuita sobre la infidelidad de la Emperatriz. Y Wenceslao quedó presa de terribles celos que ni la dulce presencia de su esposa ni la santidad del confesor podían disipar. Un día vio el Rey que la Reina se confesaba con el P. Juan, y que luego iba a comulgar. Entonces Wenceslao concibió el diabólico plan de asegurarse de la fidelidad de su esposa. Mandó llamar al confesor. Padre Juan, vos conocéis la duda terrible que me atormenta, vos podéis disiparla. La Emperatriz se confiesa con vos. Me bastaría una palabra... -Majestad, contesta el Confesor ¿cómo es posible que me propongáis tal infamia? Sabéis que nada puedo revelar. El secreto de confesión es inviolable. Juan sabe que le va en ello la vida. Nadie ha contradecido nunca al tirano. Sólo Juan otra vez se atrevió a oponerse a sus planes. -Padre Juan, vuestro silencio quiere decir que renunciáis a vuestra libertad. -Jamás consentiré en tal sacrilegio. Mandad cualquier otra cosa. En esto digo con San Pedro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres". Pocas horas después Juan es arrojado a la cárcel. Es sometido a terribles torturas para hacerle ceder. La Reina obtiene la libertad y le cura sus heridas. Aún pudo predicar en la catedral, anunciando su muerte. Pues sabe que el tirano nunca le perdonará. Poco después Juan había ido a postrarse a los pies de Nuestra Señora de Bunzel. Wenceslao le tiende una trampa para la vuelta. Los verdugos esperan al Mártir junto al puente y lo arrojan al río Moldava. Aún está allí la estatua para ejemplo y recuerdo. Era el 19 de abril de 1393. Las gentes decían que el río se tiñó de purpúreo y celestial resplandor, como anuncio de la gloria del Mártir. Algunos añaden otros motivos por los que el Rey odiaba a este piadoso e incorruptible sacerdote. Su epitafio, en la catedral de San Vito, de Praga, dice así: "Yace aquí Juan Nepomuceno, confesor de la Reina, ilustre por sus milagros, quien, por haber guardado el sigilo sacramental fue cruelmente martirizado y arrojado desde el puente de Praga al río Moldava, por orden de Wenceslao IV, el año 1393". Su lengua se conserva incorrupta. Canonizado por Benedicto XIII el 1729.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo

domingo, 3 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 03-01-10

Primera Lectura, Lectura del libro del Eclesiástico - 24, 1-2. 8-12
La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido
La sabiduría se alaba a si misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloria delante de sus Potestades. En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos; recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos. El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: - «Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.» Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás. En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo - Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venia como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mi pasa delante de mi, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer.
Palabra del Señor.
Santa Francisca Cabrini (1850-1917)
Alrededor de 1874, el obispo de Lodi y Monseñor Serrati, invitaron a Francisca a ir a ayudar a un pequeño orfanatorio llamado la Casa de la Providencia (el cual se encontraba en mal estado a causa de los malos manejos) y fundar ahí una congregación religiosa. En 1877, hizo los primeros votos y, al mismo tiempo, el obispo la nombró superiora. El obispo decidió renunciar al proyecto de la Casa de la Providencia y la cerró. Dijo a Francisca: "Vos deseáis ser misionera. Pues bien, ha llegado el momento de que lo seáis. Yo no conozco ningún instituto misional femenino, fundadlo vos misma." En Codogno había un antiguo convento franciscano, vacío y olvidado. A él se trasladó la madre Cabrini con sus siete fieles compañeras. En cuanto la comunidad quedó establecida, la santa se dedicó a redactar las reglas. El fin principal de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón era la educación de las jóvenes. Ese mismo año el obispo de Lodi aprobó las constituciones. Dos años más tarde, se inauguró la primera filial en Gruello, a la que siguió pronto la casa de Milán. Las constituciones de las Hermanas del Sagrado Corazón fueron finalmente aprobadas en 1907. Para entonces, la congregación, que había comenzado en 1880 con ocho religiosas, tenía ya más de 1000 y se hallaba establecida en ocho países. Santa Francisca había hecho más de cincuenta fundaciones, entre las que se contaban escuelas gratuitas, escuelas secundarias, hospitales y otras instituciones. La madre Francisca Javier murió absolutamente sola en el convento de Chicago, el 22 de diciembre de 1917. Fue canonizada en 1946. Su cuerpo se halla en la capilla de la "Cabrini Memorial School" de Fort Washington, en el estado de Nueva York. Fue la primera ciudadana americana cuya santidad fue públicamente reconocida por la Iglesia mediante la canonización.

sábado, 2 de enero de 2010

Lecturas y Santoral 02-01-10

Lectura de la primera carta de san Juan - Jn 2, 22-28

Hijos míos: ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo: el que niega al Padre y al Hijo. El que niega al Hijo no está unido al Padre; el que reconoce al Hijo también está unido al Padre. En cuanto a ustedes, permanezcan fieles a lo que oyeron desde el principio: de esa manera, permanecerán también en el Hijo y en el Padre. La promesa que él nos hizo es ésta: la Vida eterna. Esto es lo que quería escribirles acerca de los que intentan engañarlos. Pero la unción que recibieron de él permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Y ya que esa unción los instruye en todo y ella es verdadera y no miente, permanezcan en él, como ella les ha enseñado. Sí, permanezcan en él, hijos míos, para que cuando él se manifieste, tengamos plena confianza, y no sintamos vergüenza ante él en el día de su venida.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan - Jn 1, 19-28


Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: ¿Quién eres tú?, él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: -Yo no soy el Mesías-. -¿Quién eres, entonces?-, le preguntaron. -¿Eres Elías?-. Juan dijo: -No-. -¿Eres el Profeta?-. –Tampoco- respondió. Ellos insistieron: -Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?-.
Y él les dijo: -Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías-. Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: -¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?-. Juan respondió: -Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia-. Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor.
SAN BASILIO Y SAN GREGORIO NACIANCENO, OBISPOS Y DOCTORES

San Basilio y San Gregorio Nacianceno
San Basilio nace en Cesarea de Capadocia el año 330, y el mismo año nace san Gregorio en Nacianzo, de la misma nación. Basilio pertenece a una familia de santos: santa su abuela, santos sus padres, santos sus dos hermanos y santa su hermana. Basilio y Gregorio se encuentran con motivo de sus estudios en Grecia, y se vuelven grandes amigos. Basilio se hace monje y luego es nombrado obispo de Cesarea.
Gregorio sigue a Basilio en la vida monástica y es nombrado patriarca de Constantinopla. San Gregorio, refiriéndose a la amistad con Basilio, escribe: Nos movía un mismo deseo de saber... Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos... Una sola tarea y afán había para ambos, y era la virtud, así como vivir para las esperanzas futuras de tal modo que, aun antes de partir de esta vida, pudiese decirse que habíamos emigrado ya de ella”. Basilio falleció en el 379 y Gregorio en el 389.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ven Jesús, quédate

En un par de noches reviviremos
aquel momento que nos cambió,
Dios hecho hombre entre nosotros
nuestra esperanza resucitó.

Difícilmente entendible por mente humana
solo a quien Él quiere enseñar
Oídos que miran, ojos que escuchan,
corazón que siente y gusta de amar.

Sea en el cielo o aquí a ras de suelo
te haces presente como en Belén,
Felicidad y certeza infinitas
Dios de mañana y de ayer también.

Ven Jesús, quédate.
22-12-2009 22:24

Formacion nubosa mamatus.Tres Cantos tarde del 22-12-09

lunes, 14 de diciembre de 2009

Fuerza de Lágrimas - Lope de Vega

Con ánimo de hablarle en confianza
de su piedad entré en el templo un día,
donde Cristo en la cruz resplandecía
con el perdón de quien le mira alcanza.

Y aunque la fe, el amor y la esperanza
a la lengua pusieron osadía,
acordéme que fue por culpa mía
y quisiera de mí tomar venganza.

Ya me volvía sin decirle nada
y como vi la llaga del costado,
paróse el alma en lágrimas bañada.

Hablé, lloré y entré por aquel lado,
porque no tiene Dios puerta cerrada
al corazón contrito y humillado.



Fuerza de Lágrimas - Lope de Vega


Corona de adviento. Tercera Semana

martes, 8 de diciembre de 2009

Camino de Belén (Lucas 2, 1-5)

Joseph Brickey - Journey to Bethlehem

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.

Corona de adviento. Segunda Semana

El precursor anuncia la llegada del Señor


Aquel que anunciaba La Luz, aquel de quien la misma Luz dijo: "no ha nacido de mujer ninguno más grande que él" es Juan el Bautista. El precursor quien, con el espíritu de Elías, preparó el camino para la llegada del Mesías, del que viviendo entre los hombres aún no era conocido por ellos. Y Juan, en su extrema humildad, viviendo lejos de todo lo que en el mundo había, fue quien Bautizó al que creó el Bautismo.

Con la voz de todos los profetas anteriores, anunció en la Palestina de aquel momento que era la hora de volverse a Dios. Y a pesar de estar sometidos bajo el Imperio Romano, del hambre y miserias que debía de haber, no eran pocos los que iban a escucharle y hacerse bautizar con agua. La venida del Mesías era inminente y esa espectación culminaría (visto desde 2000 años después) con el bautizo del Señor y el comienzo de su vida pública. Juan fue la Voz que anunció su primera venida.


El mismo Jesús le djio en su alma a Santa Faustina Kowalska: "de Polonia saldrá una chispa que preparará al mundo para mi última venida". Ella, secretaria del mensaje de la Divina Misericordia de Dios, escuchaba en su alma estos mensajes de Jesús mientras el mismo Karol Wojtyla iba a trabajar antes tan siquiera de ser sacerdote, y él, se paraba a rezar delante de la congregación donde, se decía, una piadosa monja recibía mensajes del Señor Jesucristo.
Unos mensajes que resultarían ser proféticos. Entre los años 1959 y 1978, las revelaciones de Sor Faustina, que habían sido mal traducidas, permanecieron prohibidas por el Santo Oficio y la Congregación de la Fe. Nombrado Arzobispo de Cracovia Karol Wojtyla, ordenó el estudio teológico de los documentos originales del diario de Sor Faustina, estudio que duró diez años, y cuyo resultado fue que el 15 de abril de 1978, la Santa Sede autorizó las revelaciones. Todo ello fruto de la intervención del entonces Cardenal de Cracovia, Karol Wojtyla, tan sólo seis meses antes de ser elegido Papa Juan Pablo II.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Habla Dios...

... y lo hace de muchas maneras, a veces se puede ver, escuchar, incluso fotografiar. Otras veces solo el corazón lo percibe, por mucho que le cueste a la razón.


Señor Haz de mí un instrumento de tu paz (San Francisco de Asís)
Oh, Señor, haz de mí un instrumento de Tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
Ser comprendido, sino comprender;
Ser amado, como amar.
Porque es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
Amén.