domingo, 8 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 08/12/2019. Domingo de la segunda semana de Adviento. La Inmaculada Concepción de la Virgen María

Pongo hostilidad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer.
Primera Lectura. Génesis 3, 9-15. 20

Después de comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:
«¿Dónde estás?».
Él contestó:
«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó:
«¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió:
«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer:
«¿Qué has hecho?».
La mujer respondió:
«La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; ella te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 97, 1. 2-3ab. 3c-4
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia. Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cristo salva a todos los hombres.
Segunda Lectura. carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15, 4-9

Hermanos:
Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra paciencia y del consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; de este modo, unánimes, a una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la circuncisión en atención a fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a a los gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito:
«Por esto te alabaré entre los gentiles y cantaré para tu nombre».

Palabra de Dios.

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 1.26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


Segundo Domingo de Adviento

La corona de adviento, segunda semana


La palabra ADVIENTO tiene su origen en el latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo.

Son cuatro semanas de camino para la oración, la reflexión y el recuerdo de cómo las profecías acerca de la venida de Jesucristo fueron cumplidas a través del tiempo y la distancia. En la encarnación, Dios se hace uno como nosotros, busca y abraza todo lo humano. Hemos de prepararnos para recibir en nuestro corazón al Rey de reyes, Jesucristo.

Explicación de la Corona de Adviento

La corona de adviento se hace con ramas verdes en forma circular sobre las que se insertan cuatro velas. La forma circular de la corona, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías, así como en la actual espera de la segunda venido de Cristo. El color verde significa la esperanza de la vida.

Las velas se van encendiendo de una en una, durante los cuatro domingos de adviento. Su encendido se acompaña de oración en familia y la lectura de algún pasaje de la Biblia.

La vela blanca simboliza a nuestro Señor Jesucristo, nuestro salvador. Con su nacimiento, vino a iluminar definitivamente la vida del hombre, disipando las tinieblas. Él es la fuente de nuestra fe, de nuestra esperanza. Su justicia es resultado de su infinito amor por nosotros y nos otorga una paz verdadera.

La noche del 24 de diciembre con las velas encendidas, tras leer el Evangelio del relato del Nacimiento en Belén y haber hecho una reflexión y oración en familia, cantamos villancicos y se "acuesta al niño Jesús" en el nacimiento.

Bendición de la corona
Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén. La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN


El 8 de diciembre de 1854, Pío IX definió este dogma con las siguientes palabras: "Para honor de la santa e indivisa Trinidad, declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles".

Antes, la Orden Franciscana, en su Capítulo celebrado en Toledo el año 1645, "escogió a la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en cuanto la confesamos y celebramos inmune de la culpa original en su misma Concepción, como Patrona singular de toda la Orden de los Frailes Menores". Y aquello no fue una novedad rara en la historia de la familia franciscana, que desde sus primeros tiempos se distinguió como defensora acérrima de este privilegio sin par de María. El beato Juan Duns Escoto fue su adalid, y la campaña por él iniciada la prosiguió la Orden, sin desmayos, a lo largo de los siglos.

Oración: Oh Dios, que por la concepción inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

¡Oh Virgen, por tu bendición queda bendita toda criatura! - San Anselmo, obispo - Sermón 52: PL 158,955-956

El cielo, las estrellas, la tierra, los ríos, el día y la noche, y todo cuanto está sometido al poder o utilidad de los hombres, se felicitan de la gloria perdida, pues una nueva gracia inefable, resucitada en cierto modo por ti ¡oh Señora!, les ha sido concedida. Todas las cosas se encontraban como muertas, al haber perdido su innata dignidad de servir al dominio y al uso de aquellos que alaban a Dios, para lo que habían sido creadas; se encontraban aplastadas por la opresión y como descoloridas por el abuso que de ellas hacían los servidores de los ídolos, para los que no habían sido creadas. Pero ahora, como resucitadas, felicitan a María, al verse regidas por el dominio y honradas por el uso de los que alaban al Señor.

Ante la nueva e inestimable gracia, las cosas todas saltaron de gozo, al sentir que, en adelante, no sólo estaban regidas por la presencia rectora e invisible de Dios su creador, sino que también, usando de ellas visiblemente, las santificaba. Tan grandes bienes eran obra del bendito fruto del seno bendito de la bendita María.

Por la plenitud de tu gracia, lo que estaba cautivo en el infierno se alegra por su liberación, y lo que estaba por encima del mundo se regocija por su restauración. En efecto, por el poder del Hijo glorioso de tu gloriosa virginidad, los justos que perecieron antes de la muerte vivificadora de Cristo se alegran de que haya sido destruida su cautividad, y los ángeles se felicitan al ver restaurada su ciudad medio derruida.

¡Oh mujer llena de gracia, sobreabundante de gracia, cuya plenitud desborda a la creación entera y la hace reverdecer! ¡Oh Virgen bendita, bendita por encima de todo, por tu bendición queda bendita toda criatura, no sólo la creación por el Creador, sino también el Creador por la criatura!.

Dios entregó a María su propio Hijo, el único igual él, a quien engendra de su corazón como amándose a sí mismo. Valiéndose de María, se hizo Dios un Hijo, no distinto, sino el mismo, para que realmente fuese uno y mismo el Hijo de Dios y de María. Todo lo que nace es criatura de Dios, y Dios nace de María. Dios creó todas las cosas, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo mediante María; y, de este modo, volvió a hacer todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada no quiso rehacer sin María lo que había sido manchado.

Dios es, pues, el padre de las cosas creadas; y María es la madre de las cosas recreadas. Dios es el padre a quien se debe la constitución del mundo; y María es la madre a quien se debe su restauración. Pues Dios engendró a aquel por quien todo fue hecho; y María dio a luz a aquel por quien todo fue salvado. Dios engendró a aquel sin el cual nada existe; y María dio a luz a aquel sin el cual nada subsiste.

¡Verdaderamente el Señor está contigo, puesto que ha hecho que toda criatura te debiera tanto como a él!.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 07/12/2019. Sábado de la primera semana de Adviento

Se apiadará de ti al oír tu gemido.
Primera Lectura. Isaías 30, 19-21. 23-26

Esto dice el Señor, el Santo de Israel:
«Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, no tendrás que llorar, se apiadará de ti al oír tu gemido: apenas te oiga, te responderá.
Aunque el Señor te diera el pan de la angustia y el agua de la opresión, ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro.
Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a tus espaldas que te dice: "Este es el camino, camina por él."
Te dará lluvia para la semilla que siembras en el campo, y el grano de la cosecha en el campo será abundante y suculento; aquel día, tus ganados pastarán en anchas praderas; los bueyes y asnos que trabajan en el campo comerán forraje fermentado, aventado con pala y con rastrillo.
En toda alta montaña en toda colina elevada habrá canales y cauces de agua el día de la gran matanza, cuando caigan las torres.
La luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, cuando el Señor vende la herida de su pueblo y cure las llagas de sus golpes».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 146, 1-2. 3-4. 5-6
Dichosos los que esperan en el Señor.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel.

Dichosos los que esperan en el Señor.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.

Dichosos los que esperan en el Señor.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.

Dichosos los que esperan en el Señor.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 9, 35-10, 1. 6-8

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

Palabra de Dios.


San Ambrosio Obispo de Milan y Doctor de la Iglesia.


San Ambrosio cuyo nombre significa "Inmortal" es uno de los más famosos doctores que la Iglesia de occidente tuvo en la antigüedad junto con San Agustín, San Jerónimo y San León. Nació en Tréveris (Alemania) hacia el año 340 de familia romana cristiana. Estudió en Roma derecho y retórica, y comenzó una brillante carrera en la administración civil del Imperio.

El año 374, siendo Prefecto de Milán, intervino para impedir tumultos con motivo de la elección del nuevo obispo para la ciudad, y, cuando todavía era catecúmeno y se preparaba para el bautismo, fue elegido él por aclamación para ocupar aquella sede; rápidamente fue bautizado, instruido, y por último ordenado obispo el 7 de diciembre.

Por sus dotes personales y por la formación que adquirió, fue consejero de emperadores, apóstol de la caridad, reformador litúrgico, formador de almas (participó en la conversión de San Agustín y le bautizó), animador de la vida de consagración a Dios, comentarista de la Escritura y autor de numerosas obras de teología y espiritualidad, defensor de la doctrina católica frente al arrianismo y de la libertad de la Iglesia.

San Ambrosio falleció a la edad de 57 años el viernes santo del año 397, 4 de abril, y su memoria se celebra el 7 de diciembre, aniversario de su consagración episcopal.

Oración: Señor y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 06/12/2019. Viernes de la primera semana de Adviento

Aquel día, verán los ojos de los ciegos
Primera Lectura. Isaías 29. 17-24

Esto dice el Señor:
«Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, el vergel parecerá un bosque. Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel; porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico; y serán aniquilados los que traman para hacer el mal: los que condenan a un hombre con su palabra, ponen trampas al juez en el tribunal y por una nadería violan el derecho del inocente.
Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán, dice a la casa de Jacob: “Ya no se avergonzará Jacob, ya no palidecerá su rostro, pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel”.
Los insensatos encontrarán la inteligencia y los que murmuraban aprenderán la enseñanza».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 26, 1. 4. 13-14
El Señor es mí luz y mi salvación.
El Señor es mí luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

El Señor es mí luz y mi salvación.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

El Señor es mí luz y mi salvación.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

El Señor es mí luz y mi salvación.
Jesús cura a dos ciegos que creen en él.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 9, 27-31

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando:
«Ten compasión de nosotros, hijo de David».
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: -
«¿Creéis que puedo hacerlo?».
Contestaron:
«Sí, Señor».
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
«Que os suceda conforme a vuestra fe».
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente:
«¡Cuidado con que lo sepa alguien!».
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Palabra de Dios.


San Nicolas, Obispo (Nicolás de Bari)


San Nicolás de Bari nació en Patara hacia el año 270. Su nombre significa "protector y defensor de los pueblos". Fue tan popular en la antigüedad que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado por los fieles en los peligros, en los naufragios y en los incendios. De él se cuenta además que fue muy generoso aquí en la tierra con la fortuna que heredó de unos padres ricos, cuando era aún joven y por eso se le considera intercesor en las necesidades materiales y económicas.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños. De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de Constantinopla, San Metodio.

Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio.

Según la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros que concedió a los fieles.

En la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira.

El santo murió el 6 de diciembre entre los años 345 y 352. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.

En esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.

Oración: Imploramos, Señor, tu misericordia y te suplicamos que, por la intercesión de tu obispo san Nicolás, nos protejas en todos los peligros, para que podamos caminar seguros por la senda de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

jueves, 5 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 5/12/2019. Jueves de la primera semana de Adviento

Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad
Primera Lectura. Isaías 26,1-6

Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. Doblegó a los habitantes de la altura, a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo.
La pisarán los pies, los pies del oprimido, los pasos de los pobres».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

Bendito el que viene en nombre del Señor.
Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

Bendito el que viene en nombre del Señor.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

Bendito el que viene en nombre del Señor.
El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Palabra de Dios



San Sabas, Abad


Nació en Turquía en el año 439. Era hijo de un comandante del ejército, quien tuvo que partir a lejanas tierras y lo dejó confiado a un tío. Apenas a los ocho años, sufrió el desprecio de sus parientes, los cuales se rehusaban a educarlo. San Sabas, se fue a un monasterio, y después de pasar varios años como monje ejemplar en su tierra, decidió partir a Jerusalén para aprender la santidad con los monjes de ese país.

En una cueva en un acantilado escarpado, a la que sólo podía llegar trepando por una escala de cuerdas, San Sabas decidió vivir ahí en soledad, con extremos rigores de ermitaño. San Sabas empezó a verse rodeado de muchos que lo buscaban como ejemplo y guía. Se formó así una peculiar congregación monástica conocida como la "gran laura", donde San Sabas llegó a tener hasta 150 discípulos. Este monasterio, llamado Mar Saba, es el más antiguo que se conserva en Israel.

En el año 492, a los 53 años de edad, San Sabas fue ordenado sacerdote, y el patriarca Elías de Jerusalén lo nombró Archimandrita, o sea superior de todos los anacoretas de Palestina. Con la herencia que le dejaron sus padres construyó dos hospitales. San Sabas fundó varios monasterios, procurando en todos que se viviera con rigor muy estricto, lo cual le valió numerosos opositores.

En 451, el Concilio de Calcedonia proclamó la doble naturaleza de Cristo, en contraposición a las ideas monofisitas, y San Sabas lo suscribió sin dudarlo. Como opositor del monofisismo y de las doctrinas de Orígenes, San Sabas formó parte de las comitivas enviadas a entrevistarse con el emperador Anastasio I, en 511, y Justiniano, en 531. En sendas entrevistas con los emperadores, San Sabas se distinguió como notable mediador, consiguiendo por ejemplo una sustancial reducción de los impuestos que pagaban los habitantes de Palestina.

De vuelta en Mar Saba, el monasterio original, que lleva su nombre, y gozando en vida de una extendida fama de santidad, contrajo una enfermedad muy fuerte, y falleció en su "laura" a la edad de 93 años.

Las reliquias de San Sabas, a quien se recuerda como uno de los más importantes patriarcas entre los monjes de Palestina, fueron robadas en alguna de las cruzadas por tropas de Venecia y trasladadas a esa ciudad. Estas reliquias fueron devueltas a Mar Saba en 1965.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 04/12/2019. Miércoles de la primera semana de Adviento

El Señor invita a su festín y enjuga las lágrimas de todos los rostros
Primera Lectura. Isaías 25,6-10a

En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo - lo ha dicho el Señor -.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Jesús cura a muchos y multiplica los panes.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 15, 29-37
En aquel tiempo, Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

Palabra de Dios.


Juan Damasceno


Doctor de la Iglesia. Nació en Damasco (Siria) hacia el año 650, en el seno de una familia árabe cristiana. Sucedió a su padre en sus servicios al califa, y llegó a ser ministro de las finanzas de su corte. Al perder el favor del califa, se trasladó a Jerusalén e ingresó en la cercana "laura" o monasterio de San Sabas, donde fue ordenado de sacerdote.

Escribió numerosos himnos sagrados y obras teológicas, en las que se recoge lo más valioso de los escritos patrísticos de la Iglesia oriental. Fue un gran defensor, de palabra y por escrito, del culto de las imágenes sagradas -que consideraba palabra de Dios que nos entra por los ojos- contra los iconoclastas capitaneados por el emperador León Isáurico, que pretendían su supresión.

Murió en su monasterio a mediados del siglo VIII.

Oración: Te rogamos, Señor, que nos ayude en todo momento la intercesión de san Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Lecturas y Santoral 02/12/2019. Lunes de la primera semana de Adviento.

El Señor congrega a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios
Primera Lectura. Isaías 2, 1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9
Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Vamos alegres a la casa del Señor.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Vamos alegres a la casa del Señor.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz Entro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Vamos alegres a la casa del Señor.
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Vamos alegres a la casa del Señor.
Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra de Dios.


Santa Bibiana


Santa Bibiana es de las últimas víctimas de la persecución anticristiana de Julián el Apóstata (361-363). En una Passio Sanctae Bibianae, no anterior al siglo VII, se lee que el gobernador Aproniano, después de haber hecho asesinar a Fausto y a Dafrosa, seguro de poderse adueñar de su patrimonio, trató de obligar a la apostasía a las jóvenes hijas de los mártires. Encerradas en la cárcel, Demetria murió antes de la terrible prueba. Bibiana, impávida y resuelta, enfrentó al gobernador, que, para debilitar su resistencia la confió inútilmente a una alcahueta. Entonces ordenó que Bibiana fuera atada a una columna y flagelada.

Llena de llagas por todo el cuerpo, finalmente la joven mártir entregó su alma a Dios. Echaron su cuerpo a los perros, pero unos cristianos lo rescataron y le dieron sepultura junto a la tumba de sus padres y de la hermana, cerca de su casa, en donde pronto construyeron una capilla y más tarde la actual basílica, sobre el monte Esquilino. De esto da cuenta el biógrafo del Papa Simplicio (468-83), atribuyendo a este pontífice la construcción de la basílica en honor de la bienaventurada mártir Bibiana "juxta Licinianum ubi corpus eius requiescit".



Beata Maria Ángela Astorch


Nació en Barcelona el año 1592 en el seno de una familia acomodada. Muy pronto quedó huérfana de padre y madre, y fue su nodriza quien le dio una buena educación. En 1603, muy joven, ingresó en el monasterio de las clarisas capuchinas de su ciudad, en el que emitió su profesión en 1609. Cuando tenía 21 años de edad, la mandaron a Zaragoza como maestra de novicias. Luego gobernó aquel monasterio como abadesa, y en 1645 fundó el de Murcia, en el que fue abadesa y maestra de novicias.

Tuvo en alto grado el don de la contemplación, alimentada particularmente en la meditación asidua de la Liturgia de las Horas. Ha sido calificada como “La mística del Breviario”. Educó a sus religiosas en las virtudes humanas y cristianas, y tuvo para con ellas una caridad solícita y entrañable. Escribió importantes relatos autobiográficos.

Murió en Murcia el 2 de diciembre de 1665, y fue beatificada por Juan Pablo II en 1982.

Oración: Oh Dios, rico para todos los que te invocan, que adornaste a la beata María Ángela, virgen, con el don de penetrar de modo inefable en el tesoro de tus riquezas mediante la diaria liturgia de alabanza: concédenos, por su intercesión, dirigir a ti de tal manera nuestras acciones, que seamos alabanza de tu gloria en Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

San Habacuc


Es uno de los profetas menores del Antiguo Testamento. Los autores suelen situarlo en el siglo VII antes de Cristo. Ante la iniquidad y violencia de los hombres, anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia, proclamando: El justo vivirá por su fe (Ha 2,4). El Nuevo Testamento profundiza en el sentido de esta expresión de la justicia salvadora de Dios (cf. Rm 1,17; Gal 3,11; Hb 10,38).

sábado, 30 de noviembre de 2019

Lecturas y Santoral 30/11/2019. Sábado de la trigesimocuarta semana de Tiempo Ordinario. San Andrés, Apóstol

La fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo
Primera Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18

Hermanos:
Si profesas con tus labios que Jesús es el Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con los labios se profesa para alcanzar la salvación.
Pues dice la Escritura:
«Nadie que crea en él quedará confundido».
En efecto, no hay distinción entre judío y griego; porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan, pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».
Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?; ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído hablar?; y ¿cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie?; y ¿cómo anunciarán si no los envían? Según está escrito:
«¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!».
Pero no todos han prestado oído al Evangelio. Pues Isaías afirma:
«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?»
Así, pues, la fe nace del mensaje que se escucha, y viene a través de la palabra de Cristo.
Pero digo yo: «¿Es que no lo han oído? Todo lo contrario:
«A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los confines del orbe sus palabras».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 18, 2-3. 4-5
A toda la tierra alcanza su pregón.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

A toda la tierra alcanza su pregón.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

A toda la tierra alcanza su pregón.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra de Dios.


San Andrés Apóstol


NOMBRE



Su nombre no es hebreo como cabría esperar sino griego. En Galilea la lengua y la cultura griegas están bastante presentes. El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.

PROCEDENCIA Y PROFESIÓN

Nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genezaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste aunque sí menciona expresamente su vínculo de sangre así como la llamada común que les dirigió Jesús (Mt 4, 18-19; Mc 1, 16-17). La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad.

RELIGIOSIDAD Y LLAMADA

Andrés tiene una especial relevancia en el cuarto evangelio, el de San Juan. Allí, junto con otro discípulo que pudiera ser Juan, Discípulo Amado, es el primero en seguir a Jesús, obedeciendo a una indicación del Bautista. Y no solo es el primer seguidor, sino también el primer apóstol, el buscador de nuevos adeptos a Jesús: es él quien llama a su hermano Pedro, y un día después a Felipe (Jn 1, 41-43), y los conduce a Jesús, el cual los acepta en su seguimiento.

Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús. Dado que, junto con su hermano Pedro, fue el primer discípulo de Jesús, (la iglesia bizantina le honra con el apelativo de Protóklitos =el primer llamado), es el santo patrono de las vocaciones.

Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de Él. (Mt. 4, 18-20)

Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio, en concreto, Andrés ocupa el segundo lugar en Mateo (Mt 10, 1-4) y en Lucas (Lc 6, 13-16), y el cuarto lugar en Marcos (3, 13-18) y en los Hechos de los Apóstoles (He 1, 13-14). Sin duda debió gozar de gran prestigio dentro de las primeras comunidades cristianas. Las tradiciones evangélicas mencionan particularmente el nombre de Andrés en otras tres ocasiones, que nos permiten conocer algo más de él:

La multiplicación de los panes en Galilea (Juan 6, 8-9): Andrés indicó a Jesús que había allí un muchacho que tenía cinco panes de cebada y dos peces: muy poco -dijo- para tanta gente como se había congregado en aquel lugar. Andrés notó al muchacho y se dió cuenta de que los recursos no bastaban pero Jesús, sin embargo, supo hacer que fueran suficientes para la multitud de personas que habían ido a escucharlo.
La segunda ocasión fue en Jerusalén. Al salir de la ciudad, un discípulo le mostró a Jesús el espectáculo de los poderosos muros que sostenían el templo; el Maestro respondió que de esos muros no quedaría piedra sobre piedra. Entonces Andrés, junto con Pedro, Santiago y Juan, le preguntó: "Dinos cuándo sucederá eso y cuál será la señal de que todas estas cosas están para cumplirse" (Mc 13, 1-14). En respuesta a esta pregunta Jesús pronunció su importante discurso sobre la destrucción de Jerusalén y sobre el fin del mundo, invitando a sus discípulos a prestar atención a los signos de los tiempos y a mantener siempre una actitud de vigilancia.

La tercera ocasión fue también en Jerusalén, poco antes de la Pasión esta vez. San Juan narra que con motivo de la fiesta de Pascua habían ido a la ciudad santa también algunos griegos probablemente personas que tenían temor de Dios, para adorar al Dios de Israel en la fiesta de la Pascua (Juan 12, 20-22). Andrés y Felipe (los dos apóstoles con nombres griegos) hacen de intérpretes y mediadores de este pequeño grupo de griegos ante Jesús. La respuesta del Señor a su pregunta parece enigmática, como sucede con frecuencia en el evangelio de Juan, pero se revela llena de significado. Jesús dice a los dos discípulos y, a través de ellos, al mundo griego: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto" (Juan 12, 23-24). Jesús dá a entender que su encuentro con los griegos tendrá lugar pero no se tratará de una breve conversación con algunas personas impulsadas sobre todo por la curiosidad. Con su muerte que se puede comparar a la caída en la tierra de un grano de trigo, llegará la hora de su glorificación. De su muerte en la cruz surgirá la gran fecundidad. En otras palabras, Jesús profetiza la Iglesia de los griegos, La Iglesia de los paganos, La Iglesia del mundo como fruto de su Pascua.

TRAS PENTECOSTÉS

Según tradiciones muy antiguas, Andrés, que transmitió a los griegos estas palabras no sólo se limitó a ser el intérprete de algunos griegos en este encuentro con Jesús, sino que fue el apóstol de los griegos en los años que siguieron a Pentecostés. Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.
En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis. El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).

MUERTE


El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa ("Pasión de Andrés") dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.

En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.

Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar hasta Kiev. Nadie afirma que haya ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en sueños aviso de un ángel de que debía trasportar una parte de las mismas al sitio que se le indicaría más tarde. De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el extremo de la tierra". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias.

Oración: Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Lecturas y Santoral 29/11/2019. Viernes de la trigesimocuarta semana de Tiempo Ordinario

Vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo
Primera Lectura. Daniel 7, 2-14

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi que los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro bestias gigantescas salieron del mar, distintas una de otra.
La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando y de pronto vi que le arrancaban las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron un corazón humano.
Había una segunda bestia semejante a un oso: estaba medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron:
«¡Levántate! Come carne en abundancia».
Después yo seguía mirando y vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y esta bestia tenía cuatro cabezas. Y le dieron el poder.
Después seguí mirando y en mi visión nocturna contemplé una cuarta bestia, terrible, espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era distinta de las bestias anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos, y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; y arrancaron ante él tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias.
Mire y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Yo seguí mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada, hasta un tiempo y una hora.
Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él le dieron poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81
Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Manantiales, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Mares y ríos, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Aves del cielo, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Fieras y ganados, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra de Dios.

San Saturnino


Saturnino, obispo de Tolosa, es uno de los santos más populares en Francia y en España. La Passio Saturnini es ante todo un documento muy importante para el conocimiento de la antigua Iglesia de la Galia. Según el autor de la Pasión, escrita entre el 430 y el 450, Saturnino fijó su residencia en Tolosa en el 250, bajo el consulado de Decio y Grato. En ese tiempo, refiere el autor, en Galia había pocas comunidades cristianas, con escaso número de fieles, mientras los templos paganos se llenaban de fieles que sacrificaban a los ídolos.

Saturnino, que había llegado desde hacía poco a Tolosa, probablemente de Africa (el nombre es efectivamente africano) o de Oriente, como se lee en el Missale Gothicum, había ya reunido los primeros frutos de su predicación, atrayendo a la fe en Cristo a un buen número de ciudadanos. El santo obispo, para llegar a un pequeño oratorio de su propiedad, pasaba todas las mañanas frente al Capitolio, es decir, el principal templo pagano, dedicado a Júpiter Capitolino, en donde los sacerdotes paganos ofrecían en sacrificio al dios pagano un toro para obtener las gracias que pedían los fieles.

Parece que la presencia de Saturnino volvía mudos a los dioses y de esto los sacerdotes paganos acusaron al obispo cristiano, cuya irreverencia habría irritado la susceptibilidad de las divinidades paganas. Un día la multitud rodeó amenazadora a Saturnino y le impuso que sacrificara un toro sobre el altar de Júpiter. Ante el rechazo del obispo de sacrificar el animal, que poco después se convertiría en el instrumento inconsciente de su martirio, y sobre todo por lo que consideraban los paganos un ultraje a la divinidad, pues Saturnino dijo que no les tenía miedo a los rayos de Júpiter, ya que era impotente porque no existía, lo agarraron enfurecidos y lo ataron al cuello del toro, al que picaron para que corriera escaleras abajo del Capitolio arrastrando al obispo.

Saturnino, con el cuerpo despedazado, murió poco después y su cuerpo quedó abandonado en la calle, de donde lo recogieron dos piadosas mujeres y le dieron sepultura «en una fosa muy profunda». Sobre esta tumba, un siglo después, San Hilario construyó una capilla de madera que pronto fue destruida y se perdió por algún tiempo su recuerdo, hasta cuando en el siglo VI el duque Leunebaldo, volviendo a encontrar las reliquias del mártir, hizo edificar en ese lugar la iglesia dedicada a San Saturnino, en francés Saint-Sernin-du-Taur, que en el Trescientos tomó el actual nombre de Notre-Dame du Taur.

Bernardo Francisco de Hoyos.



Nació en Torrelobatón (Valladolid, España) el año 1711. Fue admitido en el noviciado de los jesuitas en 1726; después de la profesión emprendió los estudios de filosofía y teología.

Cuando tenía 21 años, en medio de experiencias místicas, conoció la devoción al Corazón de Jesús, comenzada en Francia por santa Margarita María de Alacoque, y a partir de entonces se convirtió en el gran apóstol de la misma en España. “He andado absorto y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y en todas partes no parece palpar mi alma otra cosa que el Corazón de su amado”. Y ese entusiasmo lo contagió a todos cuantos pudo por todos los medios a su alcance.

Recibió la ordenación sacerdotal el 2 de enero de 1735, y murió en Valladolid, a los 24 años de edad, el 29 de noviembre de aquel mismo año. Fue Beatificado en 2010.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Lecturas y Santoral 27/11/2019. Miércoles de la trigesimocuarta semana de Tiempo Ordinario

Aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo
Primera Lectura. Daniel 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y se puso a beber delante de los mil. Bajo el efecto del vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey junto con sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Y mientras bebían vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera.
De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoque del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía el dorso de la mano que escribía. Entonces su rostro palideció, sus pensamientos le turbaron, los músculos del cuerpo se le aflojaron, y las rodillas le entrechocaban.
Trajeron a Daniel ante el rey, y este le preguntó:
«¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey mi padre? He oído decir de ti que posees el espíritu de los dioses, y que en ti se encuentran inteligencia, prudencia y una sabiduría extraordinaria.
He oído decir de ti que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y exponerme su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino».
Entonces Daniel habló así al rey:
«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le expondré su interpretación.
Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer a tu presencia los vasos de su templo, para beber vino en ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Has alabado a dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y tus empresas no lo has honrado. Por eso él ha enviado esa mano para escribir este texto.
Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta:
"Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el final; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. Dn 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67
¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!.
Sol y luna, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!.
Astros del cielo, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor.
Vientos todos, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!.
Fuego y calor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!.
Fríos y heladas, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!.
Todos os odiarán a causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra de Dios.


Santa Catalina Labouré



Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 8 años le encomendó a la Sma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición. Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.

A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: “Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos”. La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.

Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dió cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.

El 27 de noviembre de 1830 estando Santa Catalina rezando en la capilla del convento, la Virgen María se le apareció totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Ella le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen María “M”, y una cruz, con esta frase “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.

Catalina le comentó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote al darse cuenta de la santidad de Catalina, intercedió ante el Arzobispo para obtener el permiso para hacer las medallas y por ende, los milagros.

Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido.

Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales.

En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré.