domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos 29-03-15

Bendito el que viene en nombre del Señor
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 11,1-10
Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: 'El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto'". Fueron y encontraron el pollino en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: "¿Qué hacéis desatando el pollino?". Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el pollino, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: "Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!".

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Domingo-de-Ramos
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado
Primera Lectura. Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Giuseppe CESARI Burlas a Cristo
Salmo Responsorial. Salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
Salmo-21Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere."

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Se rebajó a sí mismo, por eso Dios lo levantó sobre todo
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Marcos 14,1 - 15,47
Conspiración contra Jesús.

1 Faltaban dos días para la Pascua y los Ácimos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando cómo prender a Jesús a traición y darle muerte. 2 Pero decían: «No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo».

Unción en Betania.

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3 Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó sobre la cabeza. 4 Algunos comentaban indignados: «¿A qué viene este derroche de perfume? 5 Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres». Y reprendían a la mujer. 6 Pero Jesús replicó: «Dejadla, ¿por qué la molestáis? Una obra buena ha hecho conmigo. 7 Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. 8 Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. 9 En verdad os digo que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se hablará de lo que esta ha hecho, para memoria suya».

Traición de Judas.

10 Judas Iscariote, uno de los Doce, fue a los sumos sacerdotes para entregárselo. 11 Al oírlo, se alegraron y le prometieron darle dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

Cena pascual e institución de la Eucaristía

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12 El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». 13 Él envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, 14 y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. 15 Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí». 16 Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.

17 Al atardecer fue él con los Doce. 18 Mientras estaban a la mesa comiendo dijo Jesús: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo». 19 Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: «¿Seré yo?». 20 Respondió: «Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. 21 El Hijo del hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!».

22 Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». 23 Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. 24 Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos*. 25 En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

26 Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos. 27 Jesús les dijo: «Todos os escandalizaréis, como está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. 28 Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea». 29 Pedro le replicó: «Aunque todos caigan, yo no». 30 Jesús le dice: «En verdad te digo que hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres».

31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y los demás decían lo mismo.

Oración en Getsemaní

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32 Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras voy a orar». 33 Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir espanto y angustia, y les dice: 34 «Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad». 35 Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; 36 y decía: «¡Abba!, Padre*: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres». 37 Vuelve y, al encontrarlos dormidos, dice a Pedro: «Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? 38 Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil». 39 De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. 40 Volvió y los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no sabían qué contestarle. 41 Vuelve por tercera vez y les dice: «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 42 ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

El prendimiento

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43 Todavía estaba hablando, cuando se presenta Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. 44 El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto». 45 Y en cuanto llegó, acercándosele le dice: «¡Rabbí!». Y lo besó. 46 Ellos le echaron mano y lo prendieron. 47 Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. 48 Jesús tomó la palabra y les dijo:

«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido? 49 A diario os estaba enseñando en el templo y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras». 50 Y todos lo abandonaron y huyeron. 51 Lo iba siguiendo un muchacho envuelto solo en una sábana; y le echaron mano, 52 pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

Jesús ante el Sanedrín

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53 Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los escribas y los ancianos. 54 Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. 55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. 56 Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. 57 Y algunos, poniéndose de pie, daban falso testimonio contra él diciendo: 58 «Nosotros le hemos oído decir: 'Yo destruiré este templo, edificado por manos humanas, y en tres días construiré otro no edificado por manos humanas'». 59 Pero ni siquiera en esto concordaban los testimonios. 60 El sumo sacerdote, levantándose y poniéndose en el centro, preguntó a Jesús: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?». 61 Pero él callaba, sin dar respuesta. De nuevo le preguntó el sumo sacerdote: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?». 62 Jesús contestó: «Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene entre las nubes del cielo». 63 El sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras, dice:

«¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? 64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?». Y todos lo declararon reo de muerte. 65 Algunos se pusieron a escupirlo y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían: «Profetiza». Y los criados le daban bofetadas.

Negaciones de Pedro

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66 Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llega una criada del sumo sacerdote, 67 ve a Pedro calentándose, lo mira fijamente y dice: «También tú estabas con el Nazareno, con Jesús». 68 Él lo negó diciendo: «Ni sé ni entiendo lo que dices». Salió fuera al zaguán y un gallo cantó. 69 La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes: «Este es uno de ellos». 70 Pero él de nuevo lo negaba. Al poco rato, también los presentes decían a Pedro: «Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo». 71 Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar: «No conozco a ese hombre del que habláis». 72 Y enseguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.

Jesús ante Pilato.

Mc15 1 Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Él respondió: «Tú lo dices». 3 Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4 Pilato le preguntó de nuevo: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan». 5 Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba extrañado.

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6 Por la fiesta solía soltarles un preso, el que le pidieran. 7 Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. 8 La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre. 9 Pilato les preguntó: «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?». 10 Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. 12 Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?». 13 Ellos gritaron de nuevo: «Crucifícalo». 14 Pilato les dijo: «Pues ¿qué mal ha hecho?». Ellos gritaron más fuerte: «Crucifícalo». 15 Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Burlas de los soldados
16 Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y convocaron a toda la compañía. 17 Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, 18 y comenzaron a hacerle el saludo: «¡Salve, rey de los judíos!».
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19 Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.

Muerte de Jesús

Y lo sacan para crucificarlo. 21 Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y lo obligan a llevar la cruz.

22 Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), 23 y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. 24 Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.

25 Era la hora tercia cuando lo crucificaron. 26 En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». 27 Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. 28 Así se cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un malhechor.”
29 Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, 30 sálvate a ti mismo bajando de la cruz». 31 De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos, burlándose: «A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. 32 Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También los otros crucificados lo insultaban.

33 Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. 34 Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: Eloí Eloí, lemá sabaqtaní (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
Cruz-crucifixion-tinieblas
35 Algunos de los presentes, al oírlo, decían: «Mira, llama a Elías». 36 Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo: «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo». 37 Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
38 El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

39 El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios»*.

40 Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María la Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, 41 las cuales, cuando estaba en Galilea, lo seguían y servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Jesus-muere-centurion-velo-templo

Sepultura de Jesús

42 Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, 43 vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. 45 Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. 46 Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. 47 María Magdalena y María, la madre de Joset, observaban dónde lo ponían.

Palabra de Dios.

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Escritos y Reflexiones sobre el Domingo de Ramos

Diario de Santa Faustina Kowalska (642)
Este domingo experimenté de manera singular los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde estaba Jesús. Vi a Jesús montado en un burrito, y a los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a Jesús con ramos en las manos; y algunos los tiraban bajo los pies donde pasaba Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del Señor sin saber qué hacer de alegría. Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos. Yo no veía nada fuera de Jesús, que tenia el Corazón saturado por la ingratitud [de los hombres].


Alfonso María de Ligorio - Amor del Alma (Reflexión y Oración sobre la Pasión de Cristo)
Jesús entra en Jerusalén aclamado - "He aquí que tu Rey viene a tí, manso y montado en una asna con su pollino" (Mt 21,5).

De esta manera, como lo describe el Evangelio, nuestro Redentor, acercándose ya el tiempo de su Pasión, partió de Betania para entrar en Jerusalén.
Consideremos la humildad de Jesucristo, el Rey del Cielo, para regresar a aquella ciudad y hacerlo sobre un asno.
¡Oh Jerusalén! Mira a tu Rey que viene manso y humilde hasta tí. No temas que vanga a reinar para apoderarse de tus riquezas. Se acerca hasta tí para mostrarte todo su amor y piedad. Viene para salvarte y rescatarte con su muerte.
El pueblo, que hacía tiempo admiraba a Jesús por sus milagros, y especialmente por el último, el de la resurrección de Lázaro, salió a su encuentro. Unos extendieron sus vestidos a modo de alfombra por las calles por donde pasaba y otros le vitorearon con ramas de árboles. ¿quién hubiera pensado que este mismo Señor, que fue recibido con tantos honores, sería, pocos días después, condenado a muerte y conducido al Calvario llevando una Cruz sobre su espalda?
Mi amado Jesús.
Has querido realizar esta entrada gloriosa
para que contraste con la ignominia
de tu Pasión y muerte.
Los vítores que te tributan,
pronto se cambiarán en injurias y maldiciones.
Ahora dicen:
"¡Hosanna al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor!" (Mt 21,9).
¡Gloria al Hijo de David!
¡Que seas siempre bendito!
Gracias por venir para nuestro bien
y en nombre del Señor.
Pero, Señor, muy pronto,
y ante Pilato, se alzarán las voces diciendo:
"Fuera, fuera, crucifícalo" (Jn 19,15).
Quítalo de ante nuestros ojos,
y crucifícalo para que no le volvamos a ver.
Ahora, Señor, se quitan sus vestidos ante tí,
pero pronto te despojarán de los tuyos
para flagelarte y crucificarte.
Ahora te vitorean con ramos,
pero pronto te traspasarán la cabeza con espinas.
Ahora te bendicen,
pero pronto te dirán insultos y ultrajes.
Por eso yo, con agradecimiento y afecto,
quiero decirte:
"Bendito el que viene en nombre del Señor".
Mi amado redentor:
que seas por siempre bendito.
Gracias por haber venido a salvarme.
Sin tí, todos hubiéramos estado perdidos.
Profecía de Zacarías 9, 9
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.
Santos Jonas y Baraquicio, Mártires
Santoral Católico


Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron aprehendidos por haber exhortado a los mártires a perseverar hasta morir.

El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndoles pez y azufre ardientes en la boca.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, franciscanos.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, mercaba, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

sábado, 28 de marzo de 2015

Lecturas y Santoral 28-03-15

Los haré un solo pueblo
Primera Lectura. Ezequiel 37, 21-28
Así dice el Señor:
"Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar.
Los haré un solo pueblo en su país, en los montes de Israel, y un solo rey reinará sobre todos ellos.
No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías.
No volverán a contaminarse con sus ídolos y fetiches y con todos sus crímenes.
Los libraré de sus pecados y prevaricaciones, los purificaré: ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos.
Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.
Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, en la que habitaron vuestros padres; allí vivirán para siempre, ellos y sus hijos y sus nietos; y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos.
Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre ellos mi santuario para siempre."

Palabra de Dios.

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profeta-Ezequiel-malvado-justo-convierte-conversión
Salmo Responsorial. Jr 31, 10. 11-12ab. 13
El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la Palabra del Señor.,
anunciadla en las islas remotas:
"El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño."

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
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Para reunir a los hijos de Dios dispersos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 11, 45-57
En aquél tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en el.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
- "¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación."
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
- "Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera."
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
- "¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?"
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra de Dios.

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Juan-11-Caifas-Fariseos-un-hombre-muere-por-el-pueblo
Sixto III Papa
Sixto III Papa

Fue elegido papa a la muerte de san Celestino I, en el año 432, y ocupó la sede de Pedro por ocho años que fueron muy llenos de exigencias.

Durante su vida se vio envuelto casi de modo permanente en la lucha doctrinal contra los pelagianos, siendo uno de los que primeramente detectó el mal y combatió la herejía que había de condenar al papa Zósimo. De hecho, Sixto escribió dos cartas sobre este asunto enviándolas a Aurelio, obispo que condenó a Celestio en el concilio de Cartago, y a san Agustín. Se libraba en la Iglesia la gran controversia sobre la Gracia sobrenatural y su necesidad tanto para realizar buenas obras como para conseguir la salvación.

Pelagio fue un monje procedente de las islas Británicas. Vivió en Roma varios años ganándose el respeto y la admiración de muchos por su vida ascética y por su doctrina de tipo estoico, según la cual el hombre es capaz de alcanzar la perfección por el propio esfuerzo, con la ayuda de Dios solamente extrínseca –buenos ejemplos, orientaciones y normas disciplinares, etc.–, ¡era un voluntarista! Además, la doctrina llevaba aneja la negación del pecado original. Y consecuentemente rechaza la necesidad de la redención de Jesucristo. De ahí se deriva a la ineficacia sacramentaria. Todo un monumental lío teológico basado en principios falsos que, naturalmente, Roma no podía permitir.

Y no fue solo esto. El Nestorianismo acaba de ser condenado en el concilio de Éfeso, en el 431, un año antes de ser elegido papa Sixto III; pero aquella doctrina equivocada sobre Jesucristo había sido sembrada y las consecuencias no desaparecerían con las resoluciones conciliares. Nestorio procedía de Antioquía y fue obispo de Constantinopla. Mantuvo una cristología imprecisa en la terminología y errónea en lo conceptual, afirmando que en Cristo hay dos personas y negando la maternidad divina de la Virgen María; fue condenada su enseñanza por contradecir la fe cristiana; depuesto de su sede, recluido o desterrado al monasterio de san Eutropio, en Antioquía, muriendo impenitente fuera de la comunión de la Iglesia. El papa Sixto III intentó con notable esfuerzo reducirlo a la fe sin conseguirlo y, a pesar de sus inútiles esfuerzos, tergiversaron los nestorianos sus palabras afirmando que el papa no les era contrario.

Llovieron al papa las calumnias de sus detractores. El propio emperador Valentiniano y su madre Plácida impulsaron un concilio para devolverle la fama y el honor, que estaba en entredicho. Baso –uno de los principales promotores del alboroto que privaba injustamente de la fama al Sumo Pontífice– muere arrepentido y tan perdonado que el propio Sixto le atiende espiritualmente al final de su vida y le reconforta con los sacramentos.

Como todo santo ha de ser piadoso, también se ocupó, antes de su muerte –en el año 440 y en Roma–, de reparar y ennoblecer la antigua basílica de Santa María la Mayor, que mandó construir el papa Liberio, amplió la basílica de San Lorenzo de Extramuros y obtuvo del emperador Valentiniano III preciosos regalos para las Basílicas de san Pedro y Letrán. La obra que afirma que el cónsul Baso le acusó de crimen es falsa. Sixto III es autor de ocho cartas (en P.L., L, 583 ss.), mas no escribió "Sobre las riquezas", "Sobre los falsos doctores" y "Sobre la castidad" ("De divitiis", "De malis doctoribus", "De castitate"), obras atribuidas al Santo.

San Hilarión de Pelecete abad

San Hilarión de Pelecete Abad
Cerca del monte Olimpo, en Bitinia, san Hilarión, abad del monasterio de Pelecete, que luchó valerosamente en defensa del culto de las santas imágenes.

El santo Hilarión que conmemoramos hoy es llamado "ho neós", "el joven", para distinguirlo de otros santos del mismo nombre que también han sido monjes: San Hilarión de Gaza, abad, al que celebramos el 21 de octubre, y San Hilarión, abad y presbítero, del 6 de junio, con quien es más fácil confundirlo, porque pertenece al mismo contexto histórico, el de la persecusión iconoclasta.

De este Hilarión no ha quedado la narración de una "Vita", sino que prácticamente todos los testimonios que tenemos acerca de él son litúrgicos: antífonas, lecturas del sinaxario, y sobre todo un largo poema escrito por san José el Himnógrafo, a quien celebramos el 3 de abril, y que, aunque vivió un siglo después, fue también víctima de la persecusión iconoclasta.

El poema tiene la curiosidad de que es un acrostico, donde cada estrofa (de cuatro versos), en griego, comienza con una de las letras de la frase: "Cantaré tus gozosas costumbres, Padre - José"; en griego como en latín, "gozosas" se puede decir con la palabra "hilaris", por lo que el himnógrafo aprovecha para aludir al nombre del santo.

El contenido del poema, así como de las antífonas y noticias de los sinaxarios, es panegírico más que biográfico; insisten en la pureza de vida de Hilario, que desde joven ingresó a la vida monástica y fue creciendo en la lucha cuerpo a cuerpo contra las tentaciones; cargó sobre sus hombros la cruz de Cristo, y de tal modo se hizo acepto a Dios, que este lo dotó con el don de curaciones, y de expulsar al demonio. Dio la vista a un ciego, el andar a un cojo, fortaleza a un hombre débil, y realizó muchos milagros semejantes, de tal modo que era estimado por el pueblo.

Posiblemente su vida se desarrolló a mediados del siglo VIII, en tiempo de León el Isáurico, y a pesar de las persecusiones a las que eran sometidos los monjes que veneraban imágenes en aquellos tiempos, prefirió la vejaciones a renegar de la fe.

No sabemos más detalles concretos de su cronología, y ni siquiera la ubicación exacta del monasterio de Pelecete, al que perteneció.

San José Sebastián Pelczar

San-Jose-Sebastian-Pelczar

Nació en 1842 en Korczyna (Polonia), cerca de Krosno. Desde niño mostró aptitudes extraordinarias para el estudio. Ordenado de sacerdote en Przemysl, completó sus estudios en Roma. Al regresar a su patria, fue profesor de teología en el seminario de su diócesis y en la Universidad Jaguellónica de Cracovia, de la que llegó a ser rector.

Además, trabajó de forma incansable en la difusión de la cultura en su pueblo y en obras sociales. El 18 de abril de 1893 hizo la profesión de terciario franciscano ante la tumba de San Francisco en Asís. En 1894 fundó la congregación de Esclavas del Sagrado Corazón, con el fin de proclamar su Reino mediante el amor a las jóvenes, los enfermos y todos los necesitados.

En 1899 fue nombrado obispo de Przemysl y, durante 25 años, actuó como un valiente y celoso pastor en obras apostólicas y sociales. Fue autor de numerosos escritos. Murió en Przemysl el 28 de marzo de 1924. Lo canonizó Juan Pablo II el año 2003.

Beato Enrique Susso

Beato Enrique Susso

Fue un prodigio de santidad en un ambiente muy corrompido. Nació en 1296 en Suabia, Alemania. A los 15 años fue admitido como religioso en el convento de los Padres Dominicos en Constanza. En la comunidad encontró como profesor un místico muy famoso que influyó en él de manera inmensa. Era el Padre Eckart, cuyos consejos seguían muchas personas con gran entusiasmo.

Los primeros años de religioso no fue muy fervoroso; sin embargo, su anhelo de santidad era tan grande e intenso que se propuso empezar una vida espiritual verdaderamente seria. El demonio intentó disuadirlo y desanimarlo con consideraciones de prudencia humana, haciéndole ver que esa conversión era demasiado rápida y que no sería capaz de perseverar en el bien. Frente a esto, el santo se dedicó a pedir a Dios la sabiduría celestial, siendo un admirador constante de este regalo celestial, y recomendando a sus discípulos implorar mucho a Dios por este magnífico don.

Los últimos años los pasó el Padre Enrique dedicado a dar dirección espiritual a las religiosas, especialmente a las dominicas, las cuales lo consideraban un verdadero hombre de Dios y un guía espiritual sumamente acertado.

Murió en 1365, y dicen que su cuerpo permaneció muchos años incorrupto. Pero después el templo donde estaba enterrado pasó a poder de los protestantes y no se volvió a saber de sus restos. Tuvo muchas visiones y se le apareció la Sma. Virgen María a traerle mensajes celestiales.

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"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."

viernes, 27 de marzo de 2015

Lecturas y Santoral 27-03-15

El Señor es mi fuerte defensor
Primera Lectura. Jeremías 20, 10-13
Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban mi traspié: "A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él."
Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa.
Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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03-profeta-Jeremias-Jeremías-Rembrandt
Salmo Responsorial. Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 5-6. 7
En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.

En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte.

En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos.

En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
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Intentaron detenerlo, pero se les escabulló de las manos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 10,31-42
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
- "Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?"
Los judíos le contestaron:
- "No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios."
Jesús les replicó:
- "¿No está escrito en vuestra ley: 'Yo, os digo: Sois dioses'? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la Palabra de Dios. (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre."
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían:
- "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad."
Y muchos creyeron en él allí.

Palabra de Dios.

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James-Tissot-los-judios-cogen rocas-para-apedrear-lapidar-fariseos
San Juan de Egipto (304-394)
San Juan de Egipto

El sienés Pietro Lorenzetti pintó la escena en un fresco del camposanto de Pisa, según la historia de Rufino: una mujer de hermosura extraña y glacial fija su mirada obsesionante en el monje barbudo que aprieta su mano. Una atmósfera como de sueño, voluptuosa y fatídica, envuelve a la bella y al solitario.

El eremita había acogido en su caverna del desierto a la mujer errante y extenuada que le conmovió con la dulzura de sus palabras; "siguieron otras más dulces aún, mezcladas con risas y caricias, y hasta tuvo el atrevimiento de tocar las barbas y el mentón de Juan".

Y cuando éste, "cediendo a los impulsos de una pasión desordenada" tendió sus brazos hacia ella, "el demonio, revestido de aquella apariencia, pero cuyo cuerpo fantasmagórico no era más que aire, se esfumó lanzando alaridos espantosos, y un tropel de malos espíritus acudió para presenciar entre burlas la confusión del hombre de Dios".

De Juan de Egipto sabemos que nació en Licópolis, hoy Asiut, que era carpintero y que en su edad madura se dedicó a hacer vida de ermitaño, hasta adquirir una reputación de santidad sólo inferior a la del famosísimo san Antonio. Se dice que profetizó sus victorias al emperador Teodosio.

Pero en el recuerdo la imagen que permanece es la de la debilidad, la compasión peligrosa que permite su caída y que el Diablo le escarnezca. Y no es malo ver también a los santos desde este punto de vista, apeados de sus altares y de su aparente impasibilidad superior, turbados y zarandeados por el instinto, débiles como todos hasta querer abrazar la fantasmagoría que se deshace en un estrépito infernal, en humo y arrepentimiento.

San Ruperto

San Ruperto

Era obispo de Worms (Alemania), pero tuvo que salir de allí porque se le pusieron en contra los arrianos y los paganos. Entonces el duque de Baviera, Teodo II, lo invitó a predicar en su territorio que entonces comprendía también una parte de Austria.

Comenzó su apostolado en Ratisbona y lo siguió a lo largo del río Danubio. Reconstruyó una antigua ciudad romana arruinada que le dio el duque, llamada Juvavum, a la que puso el nombre de Salzburgo y de la que fue el primer obispo. Erigió un monasterio masculino, bajo el título de San Pedro, el más antiguo de Austria, con catedral y escuela anejas, del que fue abad a la vez que era obispo, y otro femenino. Buscó colaboradores adecuados, que hizo ir desde su tierra de origen, para la tarea evangelizadora y así pudo fundar iglesias y monasterios.

Como abad-obispo hizo una labor que le mereció el título de apóstol de Baviera y de Austria. Murió en Salzburgo el año 718.

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jueves, 26 de marzo de 2015

Lecturas y Santoral 26-03-15

Te hago padre de muchedumbre de pueblos
Primera Lectura. Génesis 17, 3-9
En aquellos días, Abrán cayó de bruces, y Dios le dijo:
- "Mira, éste es mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de pueblos.
Ya no te llamarás Abran, sino que te llamarás Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos.
Te haré crecer sin medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti.
Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo.
Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros.
Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios."
Dios añadió a Abrahán:
- "Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones."

Palabra de Dios.

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abraham-estrellas-abraam-abram-arena-bendicion-02
Salmo Responsorial. Salmo 104,4-5.6-7.8-9
El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
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Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 8, 51-59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-"Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre."
Los judíos le dijeron:
-"Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrabán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre";, ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?"
Jesús contestó:
-"Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: 'Es nuestro Dios'. aunque no lo conocéis. Yo si lo conozco, y si dijera: 'No lo conozco' sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría."
Los judíos le dijeron:
- "No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?"
Jesús les dijo:
"Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo."
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Palabra de Dios.

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Jesus-Fariseos-Templo-Sinagoga-cargas-hipocresia-02
San Liudgero (o Ludgero) obispo
San-Liudgero

Nació en Frisia (al norte de Holanda) de familia noble hacia el año 742. Estudió en la escuela abacial de Utrecht, dirigida entonces por el abad san Gregorio, y luego, siendo ya diácono, en la escuela de Alcuino, con el que estuvo en total unos cinco años; se ordenó de sacerdote en Colonia el año 777.

Evangelizó amplias regiones de Holanda, Dinamarca y Sajonia con gran provecho por sus cualidades personales, por la responsabilidad que le imponía el saberse portador del Evangelio y por su intensa vida interior. Peregrinó a Roma y estuvo algún tiempo en Montecasino, donde estudió la Regla de San Benito.

Tras la conversión del jefe de los sajones, Carlomagno lo invitó a evangelizar Westfalia. Fundó el monasterio en torno al cual surgió la actual ciudad de Münster, de la que fue elegido primer obispo el 804. Fundó también otros monasterios, centros de propagación de la fe, entre ellos el de Werden (Sajonia, Alemania), en el que murió el año 809.

Braulio, obispo (c.a. 590-651)

Braulio obispo

Se desconoce la cuna, niñez y juventud del santo; pero consta que ya en el año 626 es obispo de Zaragoza.

Participó en la corriente de pensamiento y acción isidoriana que tanto influyó en la cultura de su época y aún en tiempos posteriores. De hecho, fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia (c. 560-636). Insistió cerca de él para que diera término a las Etimologías, la conocida y la más famosa e importante obra de san Isidoro donde se recoge el saber antiguo tomado indiscriminadamente de escritores tanto paganos como cristianos y que consta de veinte libros que fueron obligado libro de texto en las escuelas medievales, al tiempo que cauce de transmisión del saber antiguo. La división de toda la obra y sus títulos se deben a san Braulio.

Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo que fueron convocados para fortalecer la autoridad real y donde se resolvieron determinadas cuestiones de régimen eclesiástico y litúrgicas. En estos concilios se contribuyó a elaborar también el sistema de elección de los reyes por los obispos y magnates y llegó a ratificarse la imposibilidad de ser elegido rey alguien que no perteneciera a la nobleza goda.

Se le atribuyen también a san Braulio las Actas de los mártires de Zaragoza.

Llegó a escribir más de 44 cartas, gracias a las cuales pueden llegar a conocerse muchos aspectos de la España visigoda.

Ejerció el santo una notable influencia entre los reyes del tiempo intentando suavizar las leyes con espíritu cristiano y procurando potenciar la unidad del reino. Con Chindasvinto -rey que fue elegido por la nobleza al considerarlo fácilmente manipulable debido a su gran ancianidad-, cuando dicta leyes muy severas contra los magnates traidores que rompieran su juramento de lealtad al rey, llegando a decretar la deportación, la reducción a la esclavitud de sus familias y a la confiscación de sus bienes. De la misma manera, mostró también influjo decisivo cabe el rey Recesvinto, el que reprimió la rebelión del noble Troya, cuando ponía sitio a la ciudad de Zaragoza, el mismo año de la muerte de san Braulio.

La fiesta de este hombre que intervino fuertemente en la vida eclesiástica, política y social de su tiempo es el 26 de Marzo ya que murió en este día del año 625.

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miércoles, 25 de marzo de 2015

Lecturas y Santoral 25-03-15. La Anunciación del señor

Mirad: la virgen está encinta
Primera Lectura. Isaías 7, 10-14; 8, 10
En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz:
-"Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo. "
Respondió Acaz:
-"No la pido, no quiero tentar al Señor."
Entonces dijo Dios:
-"Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios?
Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa 'Dios-con-nosotros'."

Palabra de Dios.

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Isaias-7-Ajaz-Virgen-embarazada-encinta
Salmo Responsorial. Salmo 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy."

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
" Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad."
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
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Está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad"
Segunda Lectura. Carta a los Hebreos 10, 4-10
Hermanos:
Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: 'Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.'"
Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la Ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad."
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Palabra de Dios.

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Jesus-Corintios-Pablo1
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 1, 26-38
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
-"No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin."
Y María dijo al ángel:
-"¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?"
El ángel le contestó:
-"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible."
María contestó:
-"Aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra. "
Y la dejó el ángel.

Palabra de Dios.

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Anunciación-Gabriel-Virgen-Maria-11
La Anunciación del Señor
Anunciación-Gabriel-Virgen-Maria-08

Hoy se celebra la Anunciación del Arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María. Es una fiesta conjunta de Cristo y de la Virgen: la Encarnación del Hijo del eterno Padre en el seno de la Virgen por obra del Espíritu Santo. El Verbo se hace hijo de María y ésta se convierte en Madre de Dios. Esta fiesta se celebra nueve meses antes de la Natividad de Cristo. Es la celebración del anuncio del nacimiento de Cristo hecho a la Virgen María, como se narra en el Evangelio de San Lucas. Aunque esta fiesta es de origen apostólico, los primeros documentos auténticos de su celebración aparecen en el siglo VI.

San Lucas refiere que el ángel Gabriel, enviado por Dios a la Virgen María, se le presentó en Nazaret y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se conturbó, pero al ángel añadió: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir y a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, que será llamado Hijo del Altísimo”. María aclaró que no conocía varón, y el ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios”. Entonces María dijo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. San Juan cierra así la escena: “Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros”.

“Consideremos al Arcángel Gabriel entrando a donde estaba María, para anunciarle que la Santísima Trinidad la ha elegido para ser Madre de Dios. Su humildad y su pudor alármanse ante esta noticia; pero es tranquilizada asegurándosele que será madre sin dejar de ser virgen. ‘Hágase en mí según tu palabra’, exclama; y, al instante, con la sangre purísima de la Virgen Inmaculada, el Espíritu Santo forma el cuerpo adorable de Jesús.”

Oración: Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Antonio Orbe, meditaciones sobre la Anunciación. 
  Alguien está velando en la dormida tierra Nazarena, 
  soñoliento el aire enrarecido para profetas; 
  golpea al cielo desde el nido callado, 
  en el corazón secreto de un capullo en  flor, 
  y lanza silenciosos gemidos a las estrellas 
  que palpitan de noche, llamando por señas 
  al Creador. Sus ojos no saben ya qué es sueño. 
  Nadie la acompaña; 
  pero le es casi dulce la vela. 
  Su corazón se sienta, en la oscuridad de la lluvia, 
  a esperar el signo del amor de Dios. 
  Aunque hasta ahora no llegue, 
  esperar le es dulce. No desespera porque todos 
  se vayan, cada cual su camino, y la dejen. 
  Le es dulce orar en solitario, escuchar por si 
  viene del Alto quien de los hombres se apiade. 
  Hizo del velar su sueño, y no duerme en espera 
  de dormir en su presencia. 

  Así, más o menos, la Virgen nazarena durante
  el silencio de Dios. Antes de que el Señor 
  Yahvé enviara un ángel 
  a la ciudad, no ciudad, de Galilea.

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martes, 24 de marzo de 2015

Lecturas y Santoral 24-03-15

Los mordidos por serpientes quedarán sanos al mirar a la serpiente de bronce
Primera Lectura. Números 21, 4-9
En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom.
El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés:
- "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo."
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que les mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
- "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes."
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió:
- "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla."
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/

Moises-serpiente-desierto-exaltacion-Santa-Cruz-01
Salmo Responsorial. Salmo 101, 2-3. 16-18. 19-21
Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame en seguida.

Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.

Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 8, 21-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
- "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros."
Y los judíos comentaban:
- "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: 'Donde yo voy no podéis venir vosotros'?"
Y él continuaba:
- "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."
Ellos le decían:
- "¿Quién eres tú?"
Jesús les contestó:
- "Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él."
Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús:
- "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada."
Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Jesus-y-nicodemo-Moises-serpiente
Santa Catalina de Suecia (¿1330?-1381)


Fue la segunda o la cuarta de los ocho hijos de Santa Brígida, la gran mística sueca, y el príncipe Ulpho de Nericia, en ese país escandinavo.

A muy joven edad Santa Catalina es casada con Edgarvon Kyren, noble de ascendencia, pero más noble de espíritu. Tanto era así, que ambos decidieron llevar un matrimonio de continencia.

A los 19 años, Catalina se reúne con su madre en Roma, donde participó de su intensa vida religiosa. En peregrinaciones y buenas obras, Catalina vivió 25 años con su madre, siguiendo siempre de cerca su ejemplo.

En 1372 Catalina y su hermano Birger fueron con su madre en peregrinación a Tierra Santa. Pero al llegar a Jerusalén, Santa Brígida enfermó. Retornando a Roma, entregó a Dios su espíritu.

Dos años después, conforme a la voluntad de su madre, Catalina regresó a Suecia llevando sus restos mortales para ser sepultados en el Monasterio de Wadstena, que ella fundó. Santa Catalina ingresó entonces a esa institución, siendo reconocida como superiora.

Más tarde volvió a Roma buscando la canonización de su madre. Se entrevistó con Gregorio XI, quien lamentablemente falleció. Luego vio a su sucesor, Urbano VI, pero los asuntos políticos de la época impidieron al Papa hacerse cargo del asunto.

Durante su estancia de cinco años en la Ciudad Eterna, se dice que Santa Catalina Ulfsdotter obró numerosos milagros. Está fama la acompaña de vuelta a Suecia, donde finalmente muere en santa paz.

San Agapito S. III

San Agapito I

Obispo de Sínnada, en Frigia, durante el siglo III, se hizo célebre por su oración y presencia de Dios.

Y también por su fama taumatúrgica, tan renombrada como las canteras marmóreas de Sínnada; con su alabastro de una blancura, símbolo de la que el alma precisa para reflejar a Dios.

Así lo había expresado San Teófilo, obispo de Antioquía, y cronológicamente el primer gran teólogo cristiano: "Si me dices: 'Muéstrame a tu Dios', te diré yo a mi vez: 'Muéstrame primero a tu hombre y yo te enseñaré a mi Dios'. Antes debo saber si tus ojos y tus oídos (espirituales) están dispuestos para percibirle. No basta con poseer los ojos del corazón. Todos los tienen. Se deben tener sin manchas ni nubes interiores que estorben recibir la luz del sol. Si los ciegos no ven la luz, no es esa culpa de la luz del sol, sino deficiencia de la ceguera y de los ojos de uno mismo. Además el espejo del corazón del hombre debe estar bien bruñido para que se refleje límpida la imagen divina. Mientras haya vaho en la superficie del metal del espejo, no hay por qué exijamos se vea con nitidez el semblante del que en él se mire. Pues bien, el pecado es al alma lo que el vaho al espejo. Dices te enseñe mi Dios. Enséñame primero cuál eres como hombre; si eres dado al libertinaje, si despojador, si dado a la envidia, o a la arrogancia y la soberbia, si insubordinado a los mayores. No dirijas tus ojos a Dios sin saber si está purificada tu vista".

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

"La Palabra de nuestro Señor es lámpara para nuestros pasos, y el ejemplo de los Santos de la Iglesia que se nos regala cada día, como una sucesión interminable de fiestas, es estímulo y fuerza continua; por eso me encanta preparar y compartir las lecturas cada día y disfrutar con su enseñanza."