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jueves, 25 de febrero de 2021

Lecturas y Santoral 25/02/2021. Jueves de la primera semana de Cuaresma

No tengo más defensor que tú
Primera Lectura. Ester 4, 17k. I-z
En aquellos días, la reina Ester, presa de un temor mortal, se refugió en el Señor Y se postró en tierra con sus doncellas desde la mañana a la tarde, diciendo: «¡Bendito seas, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob! Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro. Yo he escuchado en los libros de mis antepasados, Señor, que tú libras siempre a los que cumplen tu voluntad. Ahora, Señor, Dios mío, ayúdame, que estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti. Ahora, ven en mi ayuda, pues estoy huérfana, y pon en mis labios una palabra oportuna delante del león, y hazme grata a sus ojos. Cambia su corazón para que aborrezca al que nos ataca, para su ruina y la de cuantos están de acuerdo con él. Líbranos de la mano de nuestros enemigos, cambia nuestro luto en gozo y nuestros sufrimientos en salvación».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.

Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y tu lealtad; porque tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.

Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.

Todo el que pide recibe
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra de Dios

San Valerio del Bierzo S. VII

San Valerio fue sin duda alguna uno de los santos que más duramente haya sido perseguido durante toda su vida. No fue el suyo un camino de rosas.

Nació en la Provincia de León, cerca de Astorga, a principios del siglo VII y por estas cercanías pasó casi toda su larga vida yendo de una a otra parte y encontrando dificultades de todo tipo para poder tomar una residencia fija para lo que él ansiaba: Servir a Dios en la oración y penitencia.

Recibida una esmerada educación cristiana, trató de vivir siempre de acuerdo con ella. Pronto se dio cuenta de que la juventud caminaba por las vías del abandono religioso y de la entrega a los placeres de la carne, y él huyendo se quiso retirar a un Monasterio famoso en su tiempo y que había fundado unos años antes el santo Obispo de Braga San Fructuoso. A pesar de sus buenas intenciones y excelentes cualidades que le adornaban, no fue admitido en aquel monasterio, porque otros eran los planes que la Divina Providencia tenía sobre él. Debía cargar con la cruz de la persecución y de la penitencia, sobre todo, de la que conlleva la inseguridad y vida nómada a la que desde ahora se verá forzado en todas partes. Bien se le podía nombrar patrón de los hombres que van de camino, de los que se hallan faltos de seguridad.

Como sentía un atractivo irresistible hacia la vida de soledad y silencio, se retiró a una ermita, sita cerca del castillo de la Piedra, no lejana a la villa de Astorga. Allí se entregó a la oración, al ayuno y la maceración de su cuerpo. Pronto corrió la voz por aquellos contornos de la santidad de vida de aquel joven ermitaño y muchos acudían a visitarle, a pedirle sus oraciones y consejos para su caminar espiritual. Esta ermita estaba a cargo de un clérigo que se llamaba Flayno. Al ver las ricas limosnas que le entregaban todos los buenos visitantes para su sustento y para que pudiera hacer limosnas a los que siendo más pobres que él le visitaban pronto se despertó en el corazón del ávaro Flayno deseo de apoderarse de todo aquello y le exigía le entregase todo que le daban. Más aún, le obligó a marcharse de allí y los buenos cristianos acudían al nuevo paradero de Valerio y allá iban a parar sus limosnas. Flayno no dudó de acudir allá y quería apoderarse también de estas limosnas que ya nada tenían que ver con su ermita. Llegó incluso a pegarle y burlarse de él.

Sus admiradores le adquirieron una ermita en un pueblecillo llamado Ebronato y allí se sentía dichoso entregado a la oración y penitencia. Pronto el amo de aquella heredad, llamado Racimino, empezó a tenerle envidia de ver lo admirado y querido que era de todo el mundo y trató de echarlo de su finca con los mayores improperios. Puso al frente de aquella iglesia a un tal Justo, diácono, que no tenía de justo más que el nombre y también trató de hacer la vida imposible al pacífico ermitaño Valerio. Lo veían los fieles y trataban de ayudarle, pero no siempre podían hacerlo.

Por fin, después de más de veinte años de duras pruebas y persecuciones de todo tipo, recibió la inspiración del cielo de que se trasladase a la región del Bierzo, y allí edificase una Ermita que sería su cobijo hasta su muerte. Así lo hizo y en aquel lugar tan solitario, lejos del mundanal ruido, se entregó a la más dura penitencia y prolongada oración. El Señor le bendijo copiosamente y obraba muchos prodigios por su medio.

Hizo el voto de no perder ni un minuto de tiempo, y así, cuando terminaba su oración se entregaba a trabajos manuales o a escribir, ya que también, a pesar de su escasa formación literaria, nos dejó preciosos tratados espirituales y varias vidas ejemplares. Por fin un 25 de febrero, de finales del siglo VII, expiró en el Señor.

Santos Vitorino y compañeros mártires

Victorino, Victor, Nicéforo, Claudiano, Dióscoro, Serapión y Papias eran ciudadanos de Corinto, al principio del reinado de Decio, y confesaron ahí mismo la fe en Nuestro Señor ante el procónsul Tercio. Luego de ser torturados fueron enviados a Egipto y completaron su martirio a manos del gobernador Sabino.

Victorino y Victor fueron despedazados en un mortero de mármol, Nicéforo saltó por su propio pie al mismo pozo de destrucción, al final su audacia molestó al juez quien ordenó se le matara a golpes. Claudiano fue descuartizado, Diáscoro fue quemado vivo, mientras que Serapión fue colgado de los pies y luego fue decapitado, y finalmente Papias, fue arrojado al mar con una piedra atada al cuello.

La ejecución de los mártires tuvo lugar el 25 de febrero, día en que es conmemorado por los Martirologio de occidente. Los griegos veneran su memoria el 21 de enero, fecha en que confesaron la fe en Corinto.

martes, 29 de septiembre de 2020

Lecturas y Santoral 29/09/2020. Martes de la vigesimosexta semana de Tiempo Ordinario. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Miles y miles lo servían
Primera Lectura. Daniel 7, 9-10. 13-14
Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él. Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia. A él se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. Su poder es un poder eterno, no cesará. Su reino no acabará. 

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2b-3. 4-5. 7c-8

Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario.

Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.

Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.

Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 1, 47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra de Dios

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel, y Rafael

En la Biblia, desde el AT, aparecen los ángeles y sus jefes, los arcángeles, criaturas espirituales, como ministros o servidores de Dios, bien sea para llevar a los hombres los mensajes y la protección divina, bien sea para alabar al Señor y presentarle las preces de los hombres. La Biblia sólo menciona por su nombre a tres de los siete Arcángeles que, según la tradición judío cristiana, se hallan más cerca del trono de Dios: Miguel, Gabriel y Rafael. La Iglesia celebra a estos tres arcángeles.

SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Miguel, que significa "¿Quién como Dios?", es el defensor de los derechos divinos y el protector del pueblo de Dios y de la Iglesia contra las asechanzas del mal; a él se refieren Dan 10-12, Ap 12 y la carta de Judas.


Su fiesta se ha celebrado con gran solemnidad a fines de septiembre, desde el siglo sexto por lo menos. El Martirologio Romano afirma que en la festividad se celebra la dedicación de una Basílica en honor de San Miguel, a unos 10 kilómetros al norte de Roma. En el oriente, donde antaño se tenia al arcángel como protector de los enfermos (actualmente se le considera como Capitán de las legiones celestiales y Patrón de los soldados), la veneración a San Miguel es todavía mas antigua.


SAN GABRIEL ARCANGEL

Gabriel, "Fuerza de Dios", es sobre todo el ángel que interviene, enviado por Dios, en los acontecimientos de la Anunciación y del nacimiento de Juan Bautista y de Jesús (Lc 1).

Por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, se ordenó que la fiesta de San Gabriel Arcángel fuera considerada en el futuro como doble de primera clase, a partir del 24 de marzo, para toda la Iglesia occidental. Según el profeta Daniel (IX, 21) fue Gabriel el que anunció el tiempo de la venida del Mesías; que fue él, de nuevo, quien se apareció a Zacarías "estando de pie a la derecha del altar del incienso" (Lucas 1, 10-19), para darle a conocer el futuro nacimiento del Precursor y finalmente, que el arcángel como embajador de Dios, fue enviado a María, en Nazaret para proclamar el misterio de la Encarnación.

Es por lo tanto apropiado que Gabriel sea honrado en este día que precede a la fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen. Por otro lado, existe evidencia arqueológica que el culto de San Gabriel no es en ningún sentido una innovación; hay muchas representaciones del ángel en el arte primitivo cristiano, tanto de oriente como de occidente. Este mensajero del cielo es también el santo patrón de los que trabajan en los servicios postales, de telégrafos y teléfonos.

SAN RAFAEL ARCANGEL

Rafael, "Medicina de Dios", aparece en el libro de Tobías, donde se cuenta que Dios envió a San Rafael a ayudar al anciano Tobías, quien estaba ciego y se hallaba en una gran aflicción, y a Sarah, la hija de Raquel, cuyos siete maridos habían muerto la noche del día bodas.

San Rafael tomó la forma humana y se hizo llamar Azarías. Éste, acompañó a Tobías en su viaje, le ayudó en sus dificultades y le explicó cómo podía casarse con Sarah sin peligro alguno. En el libro de Tobías el mismo Arcángel se describe como "uno de los siete que están en la presencia del Señor".

En las oraciones que pronuncian los fieles en la misa también están comprendidos el resto de ángeles. En esas oraciones se pide que demos gracias a Dios por la gloria de que gozan los ángeles y que nos alegremos de felicidad, así como también, se nos invita a honrar a los ángeles y a implorar su intercesión y ayuda.

Con el Salmo 102 podemos rezar: "Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra".

Oración: Oh Dios, que con admirable sabiduría distribuyes los ministerios de los ángeles y los hombres, te pedimos que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

domingo, 23 de agosto de 2020

Lecturas y Santoral 23/08/2020. Domingo de la vigesimoprimera semana de Tiempo Ordinario

Pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David
Primera Lectura. Isaías 22, 19-23
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacin, hijo de Elquías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén y para el pueblo de Judá. Pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá. Lo clavaré como una estaca en un lugar seguro, será un trono de gloria para la estirpe de su padre». 

Palabra de Dios

Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc-3. 6 y Sbc
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. 

Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma.

Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio. 
Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos.

Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
De él, por él y para él existe todo
Segunda Lectura. Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le ha dado primero, para tener derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él existe todo. A él la gloria por los siglos. Amén.      

Palabra de Dios

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 16, 13-20
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Palabra de Dios

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net

Santa Rosa de Lima

Nació en Lima (Perú), en el seno de una familia numerosa de origen español, el año 1586. Viviendo de niña en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y austeridad. Desde jovencita sintió deseos de abrazar la vida claustral en las clarisas, pero su madre se opuso y optó por permanecer virgen en el mundo. Por eso rehusó el matrimonio que sus padres le proponían y en 1606 tomó el hábito de la Orden Tercera de Santo Domingo.

Su modelo fue santa Catalina de Siena. Construyó una especie de eremitorio en un rincón del jardín de su casa; se dedicó a la práctica de severas penitencias y gozó de alta contemplación y de experiencias místicas. También acomodó su casa para atender a los niños y a los ancianos abandonados, en especial los de origen indio. Ardió en celo por la salvación de los pecadores y de los indígenas, por los que se sometía a grandes sacrificios.

Los últimos años de su vida los pasó con unos cónyuges muy religiosos que la querían de verdad.

Murió en Lima el 24 de agosto de 1617.

Oración: Señor, Dios nuestro, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor, se apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia; concédenos, por su intercesión, que, siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida, lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

martes, 19 de mayo de 2020

Lecturas y Santoral 19/05/2020. Martes de la sexta semana de Pascua

Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia
Primera Lectura. Hechos de los Apóstoles 16, 22-34
En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran los vestidos y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos los escuchaban. De repente, vino una terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo: «No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí». El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?». Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia». Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios. 

Palabra de Dios


Salmo Responsorial. 137, 1bcd-2a. 2bcd-3. 7c-8
Tu derecha me salva, Señor. 
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
porque escuchaste las palabras de mi boca; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. 

Tu derecha me salva, Señor. 
Daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu lealtad. 
porque tu promesa supera tu fama 
Cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. 

Tu derecha me salva, Señor. 
Tu derecha me salva. 
El Señor completará sus favores conmigo: 
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. 

Tu derecha me salva, Señor.
Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado». 

Palabra de Dios.


San Celestino V 1214-1296

San Pedro Morone, más tarde Celestino V, nació en los Abruzzos, Italia. “Mis padres, cuenta en su Autobiografía, tuvieron doce hijos, como Jacob, y su mayor deseo era ofrecer alguno al Señor. Fue escogido el undécimo, (él mismo), que se llamaba Pedro, como fue escogido José, en casa de Jacob”. Pedro repetía con frecuencia a su madre “Quiero ser un buen siervo de Dios”.

Pedro era la humildad personificada. Sus deseos se inclinaban a la vida de los anacoretas. Marchó a una montaña y se quedó en una cueva, dedicado totalmente a la oración. Después cavó un hoyo bajo una roca, para mayor austeridad. Se alternaban grandes tentaciones con altas consolaciones.

Acudían muchos a consultarle. Le animaban a que recibiera el sacerdocio. Accedió y fue a Roma a recibirlo. De vuelta, se quedó otros cinco años en otra cueva para vivir en soledad con Dios. Tenía dudas sobre la celebración de la Misa. Pensaba que si celebraba acudirían muchos y perdería la soledad. Además se sentía indigno. La voz del cielo se dejó oír. – Celebra Misa, hijo. – Pero San Benito y otros Santos no se atrevieron. No soy digno. – Nadie es digno. Celebra Misa con temor y temblor. Y quedó tranquilo.

Marchó al monte Morone, que le ha dado el apellido, buscando mayor soledad. Pero crecía la fama de santidad y tenía el carisma de los milagros. Acudieron muchos que querían ser sus discípulos. Se resistía pero al fin cedió, y nació la Orden de los Celestinos, luego unida a los benedictinos.

Un día llegó una visita inesperada. Era el arzobispo de Lyón con varios prelados, embajadores del cónclave, notificándole que había sido elegido Sumo Pontífice. Rondaba ya los 80 años. Era el año 1294. Muchos se alegraron de esta elección. Hacía falta un Papa santo, que rompiera las intrigas de los Orsinis y Colonnas en el Sacro Colegio. Además era necesario terminar con el largo interregno de más de dos años sin Papa.

Pedro Morone cedió y tomó el nombre de Celestino V. Montado humildemente en un borriquillo entró en Aquila, como Jesús en Jerusalén. Recibió el homenaje de los cardenales, la consagración episcopal y la coronación como Papa. No quiso ir a Roma, sobresaltada por luchas ciudadanas. Se fue al Palacio Real de Nápoles e hizo construir una cabaña dentro de sus habitaciones para vivir mejor la soledad. Pero le influía demasiado el rey de Nápoles, y los asuntos de la Curia iban de mal en peor.

Su temperamento poco sociable, el desconocimiento de las cosas humanas, le acarrearon graves dificultades. Además todo eran intrigas y ambiciones. Entonces se convenció de su incapacidad para el cargo y dio un gran ejemplo de humildad y desapego de las grandezas y honores terrenos.

Constituyó una comisión para estudiar la posibilidad de renuncia. Dado el visto bueno, reunió a los cardenales y leyó la bula de abdicación. Fue una escena única en la historia. Es “la gran renuncia” que Petrarca le alabará y Dante le reprochará hasta hundirlo en el infierno. Había gobernado – más bien, había ocupado el Solio pontificio – unos cinco meses.

Poco después era elegido su sucesor Bonifacio VIII, que encerró a Pedro Celestino en el castillo de Monte Fumone, junto a Anagili, por temor a un cisma. Allí vivió como un simple monje, según era su deseo. Allí continuó su vida de oración, soledad y penitencia, hasta mayo de 1296 en que murió. El Papa Clemente V lo elevó al honor de los altares en Avignon el 1313.

San Ivón de Bretaña o Yves de Kenmartin

San-Ivon-de-Bretana

Sacerdote secular, terciario franciscano. Ivón Hélory de Kermartin nació en su casa solariega próxima a Tréguier (Bretaña, Francia) el año 1253.

Estudió teología en París, en la escuela de San Buenaventura, y derecho en Orleáns. En cuanto jurista, trabajó como juez en tribunales eclesiásticos y aplicó la justicia sin distinción de personas y favoreciendo la concordia; pero se consagró sobre todo, como abogado, a la defensa de las causas de los huérfanos, de las viudas y de los pobres y marginados de su tiempo.

Acogía en su casa a los indigentes. Ordenado de sacerdote, regentó algunas parroquias y se dedicó a la predicación y formación cristiana del pueblo. Ya mayor, se retiró a su casa solariega donde vivió entregado a la oración, hasta su muerte acaecida el 19 de mayo de 1303.

Santo patrón de los juristas.

jueves, 5 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 05/03/2020. Jueves de la primera semana de Cuaresma

No tengo más defensor que tú.
Primera Lectura. Ester 14,1.3-5.12-14

En aquellos días, la reina Ester, presa de un temor mortal, se refugió en el Señor.
Y se postró en tierra con sus doncellas desde la mañana a la tarde, diciendo:
«¡Bendito seas, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob! Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro.
Yo he escuchado en los libros de mis antepasados, Señor, que tú libras siempre a los que cumplen tu voluntad. Ahora, Señor, Dios mío, ayúdame, que estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti. Ahora, ven en mi ayuda, pues estoy huérfana, y pon en mis labios una palabra oportuna delante del león, y hazme grata a sus ojos. Cambia su corazón para que aborrezca al que nos ataca, para su ruina y la de cuantos están de acuerdo con él.
Líbranos de la mano de nuestros enemigos, cambia nuestro luto en gozo y nuestros sufrimientos en salvación».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8
Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad;
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Todo el que pide recibe.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


San Juan José de la Cruz 1654-1734


San Juan José de la Cruz, de la Orden Franciscana de San Pedro de Alcántara. Nace en 1654 en la isla de Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se consagran a Dios en la vida religiosa.

Lo mismo de maestro de novicios que de superior provincial y director de almas, San Juan José de la Cruz hace de su vida una Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en cruz, rigurosísimos.

Sobresaliente por su austeridad, insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo. Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor. A pesar de su exacta observancia de las reglas de su orden, puso también un especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano.

En su amor a la pobreza, llega a ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él.

Y hasta su muerte en Nápoles, con 80 años, el 5 de marzo de 1734, acata siempre la Providencia de Dios; persuadido de que un ser como el hombre, con poco más de tres dedos de frente, no puede abarcar los insondables designios divinos.

Santos Adrián y Eubulo, Mártires


En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos. Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.

Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león. Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.

martes, 28 de mayo de 2019

Lecturas y Santoral 28/05/2019. Martes de la sexta semana de Pascua

Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.
Primera Lectura. Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 16, 22-34

En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran los vestidos y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo.
A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos los escuchaban. De repente, vino una terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo:
«No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí».
El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó:
«Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?».
Le contestaron:
«Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia».
Y le explicaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomo consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/


Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8
Tu derecha me salva, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.

Tu derecha me salva, Señor.
Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
porque tu promesa supera tu fama
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Tu derecha me salva, Señor.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Tu derecha me salva, Señor.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
Official readings of the Liturgy in English at http://www.usccb.org/
Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra de Dios.

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San Germán de parís (496-576)


Debió de nacer en las cercanías de Autun, en la Borgoña, en el seno de una familia numerosa y complicada de la que estuvo a punto de ser mártir; su tío, que hacía vida eremítica, se lo llevó con él, y así vivieron en la soledad quince años; durante su santo aprendizaje, se interesó por el joven el obispo de Autun, quien le hizo sacerdote para luego nombrarle abad de San Sinforiano.

La fama de sus virtudes y su lucha sin tregua contra la esclavitud y el paganismo atrajeron la atención del rey Childeberto, que le nombró obispo de París, y empieza así sus esfuerzos por cristianizar las costumbres del soberano franco, que buena falta le hacía, y de los magnates de su corte.

Las caridades de Germán no tienen límite, y cuando el rey le abre sus arcas, hace fundir su vajilla de plata y le entrega además la cadena de oro que adornaba su cuello, el obispo se lo agradece exhortándole a ser más generoso aún: "No dejéis de dar, la Providencia es una fuente que nunca se seca".

También hace milagros para salvar vidas apagando con sus oraciones el incendio de una casa, y al ver que los que no pueden pagar los impuestos llenan las cárceles, cae de rodillas ante las prisiones implorando al Cielo su libertad, y en seguida las puertas se abren solas (por eso en su escudo hay cadenas y llamas).

Antes de morir octogenario, el santo obispo funda en las afueras de París una abadía dedicada a san Vicente, una de cuyas reliquias acababa de recibir de Zaragoza; allí será enterrado, y la iglesia, con las transformaciones de muchos siglos de historia, aún hoy perpetúa su nombre en la ciudad, que es también el de un barrio famoso en el mundo entero, Saint-Germain-des-Prés.

Santa María Ana de Jesús de Paredes



Nació en Quito (Ecuador) el año 1618, en el seno de una familia piadosa y acomodada. Huérfana desde la niñez, consagró a Dios su virginidad y, al no poder entrar en ningún monasterio, emprendió en su casa una vida ascética, dedicada a la oración, el ayuno y otros ejercicios piadosos. A la vez, se entregó con gozo y amor a la ayuda espiritual de sus compatriotas sin distinción de raza ni color: enseñaba el catecismo a los niños, visitaba a enfermos, socorría a pobres, consolaba a las personas atribuladas, atendía las necesidades de los indígenas pobres y de los negros, hubiera querido llevar la fe a los indios.

Fue particularmente devota de la Pasión de Cristo. Formada en el espíritu ignaciano, ingresó luego en la Tercera Orden Franciscana. Además, fue lectora asidua de las obras de santa Teresa de Jesús. Murió en Quito el 26 de mayo de 1645 [la Familia franciscana celebra su memoria el 28 de mayo]. Es patrona del Ecuador.

Oración: Señor, Dios de misericordia, que hiciste florecer, junto con la virtud de la pureza, la austeridad de la penitencia, como lirio entre espinas, en santa María Ana de Jesús, que vivió en medio de un mundo corrompido, concédenos, por su intercesión, vernos libres de los vicios de nuestro tiempo y tender a la perfección cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santoral confeccionado consultando el preparado por: catholic.net, franciscanos.org, santoral-virtual.blogspot.com.es, www.churchforum.org, magnificat.ca, aciprensa.com, mercaba.org, archivalencia.org, vatican.va, www.enciclopediacatolica.com, corazones.org, caminando con Jesus, El almanaque, monover.com, Arhidiócesis de Madrid, web católico de Javier, la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo, oremosjuntos.com

jueves, 14 de marzo de 2019

Lecturas y Santoral 14/03/2019. Jueves de la primera semana de Cuaresma

No tengo más defensor que tú
Primera Lectura. Esther 4, 17k. I-z

En aquellos días, la reina Ester, presa de un temor mortal, se refugio en el Señor
Y se postró en tierra con sus doncellas desde la mañana a la tarde, diciendo:
"¡Bendito seas, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob! Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro.
Yo he escuchado en los libros de mis antepasados, Señor, que tú libras siempre a los que cumplen tu voluntad. Ahora, Señor, Dios mío, ayúdame, que estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti. Ahora, ven en mi ayuda, pues estoy huérfana, y pon en mis labios una palabra oportuna delante del león, y hazme grata a sus ojos. Cambia su corazón para que aborrezca al que nos ataca, para su ruina y la de cuantos están de acuerdo con él.
Líbranos de la mano de nuestros enemigos, cambia nuestro luto en gozo y nuestros sufrimientos en salvación".

Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8
Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad;
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
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Todo el que pide recibe
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los profetas".

Palabra de Dios.

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Santa Matilde, emperatriz de Alemania, madre de Otón él Grande, Halberstadt († 968)


Era descendiente del famoso guerrero Widukind e hija del duque de Westfalia. Desde niña fue educada por las monjas del convento de Erfurt y adquirió una gran piedad y una fortísima inclinación hacia la caridad para con los pobres.

Muy jóven se casó con Enrique, duque de Sajonia (Alemania). Su matrimonio fue excepcionalmente feliz. Sus hijos fueron: Otón primero, emperador de Alemania; Enrique, duque de Baviera; San Bruno, Arzobispo de Baviera; Gernerga, esposa de un gobernante; y Eduvigis, madre del famoso rey francés, Hugo Capeto. Su esposo Enrique obtuvo resonantes triunfos en la lucha por defender su patria, Alemania, de las invasiones de feroces extranjeros.

Matilde y Enrique eran un solo corazón. "En ambos, dice el biógrafo, reinaba el mismo amor a Cristo, una misma unión para el bien, una voluntad igual para la virtud, la misma compasión para los súbditos y el mismo afecto entrañable para todos. Los dos merecieron las alabanzas del pueblo".

Diez años después del matrimonio Enrique se convertía en rey de Germania.

En el palacio real más parecía una buena madre que una reina, y en su piedad se asemejaba más a una religiosa que a una mujer de mundo. Ninguno de los que acudían a ella en busca de ayuda se iba sin ser atendido. Después de 23 años de matrimonio quedó viuda, y ofreció desprenderse de todas sus joyas y brillantes por el alma de su esposo recién muerto. Sus últimos años los pasó dedicada a fundar conventos y a repartir limosnas a los pobres, y cuando cumplió 70 años se dispuso a pasar a la eternidad y repartió entre los más necesitados todo lo que tenía en sus habitaciones, y rodeada de sus hijos y de sus nietos, murió santamente el 14 de marzo del año 968.

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martes, 8 de mayo de 2018

Lecturas y Santoral 08/05/2018. Martes de la sexta semana de Pascua

Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia
Primera Lectura. Hechos de los apóstoles 16, 22-34

En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran los vestidos y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo.
A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos los escuchaban. De repente, vino una terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo:
"No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí".
El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó:
"Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?".
Le contestaron:
"Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia".
Y le explicaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomo consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8
Señor, tu derecha me salva.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.

Señor, tu derecha me salva.
Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
porque tu promesa supera tu fama
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Señor, tu derecha me salva.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Señor, tu derecha me salva.
Lecturas obtenidas de www.archimadrid.es y www.ciudadredonda.org
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Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado".

Palabra de Dios.

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Beato Luis Rabata confesor (+ 1490)



La iconografía suele pintar o esculpir a nuestro beato de pie y con una palma en la mano y en la frente clavada una flecha que le causó la muerte.

Nació en Erice (Trápani-Italia) en el año 1443. No sabemos muchas cosas de su nacimiento, niñez y juventud. Dicen los Procesos de su Beatificación de los años 1533 y 1573 que sus padres eran muy buenos cristianos y de humilde posición. Educaron a Luis y a todos sus demás hijos en el santo temor de Dios. Sobre todo su santa madre influyó en su alma inspirándole una tierna devoción a Jesús Eucaristía y a la Virgen María. Fueron siempre estas dos devociones las que mayormente vivió y desplegó en su celo sacerdotal.

De muy tierna edad, ingresó en la Orden del Carmen en el convento de la Anunciación de Trápani.

Hizo su noviciado con grandes anhelos de perfección, entregándose más tarde por su profesión, al servicio de dios con admirable generosidad.

Allí permanecían vivos los ejemplos maravillosos de San Alberto que, como él, había abrazado, siendo aún muy niño, la vida religiosa y que había gozado de tiernas apariciones de Jesús Niño. El joven Luis procuró imitar las virtudes de este gran Santo y, a decir de sus superiores y compañeros, parecía un doble del Santo tal como había llegado hasta ellos la historia de su vida.

Su humildad sufrió dura prueba cuando los superiores le mandaron se ordenara de sacerdote, pues, en su anonadamiento, nunca se juzgó digno de tan excelsa dignidad.

Una vez ya sacerdote, fue encargado por los superiores de la misión de predicar la palabra de Dios. Fuego eliano ardía en su corazón y no se daba descanso. Recorrió la mayor parte de los pueblos de Sicilia dejando en todos destellos de santidad. Ruidosas conversiones se realizaron por medio de su ardorosa palabra. Los milagros le acompañaban por todas partes. Muchos pecadores abandonaron sus caminos de perversión y no pocos incluso llegaron a abrazar la vida religiosa.

Su prudencia y santidad de vida eran tan notorias que los superiores sometieron de nuevo su humildad a prueba nombrándole prior del convento de Randazzo, que era uno de los conventos llamados "reformados", en los que se vivía con rigurosidad en la observancia regular: mortificación, silencio, oración. Luis era modelo para todos sus hermanos a pesar de que todos allí emulaban la más elevada virtud y luchaban por cumplir con la máxima fidelidad la Regla carmelita.

Los Procesos de canonización (1533 y 1573) documentan la santa vida de nuestro Beato como ferviente religioso, que supo conciliar los deberes de una observancia impecable con los de su amor al prójimo, al que le obligaba su deber sacerdotal siempre iluminado por la caridad.

Al ver tanta santidad en un humilde religioso lleno de celo apostólico contra el vicio, un hombre perverso, Antonio Cataluccio, aprovechando la ocasión de que el Beato volvía de su postulación le arrojó una saeta a la cabeza, que lo dejó gravemente herido.

Malamente pudo llegar a su convento y aunque pidieron al Beato que denunciara al agresor, nunca quiso decirlo sino que de todo corazón lo perdonó e hizo por él especial oración.
Sufrió durante algunos meses fuertes dolores, que no le impidieron dedicarse a la más subida contemplación.

El Señor le reveló su cercano fin y el término de sus trabajos. Recibidos los últimos sacramentos sin perder la paz y su total conformidad con la voluntad de Dios, exhaló su último suspiro el 8 de mayo de 1490.

El papa Gregorio XVI, el 1842, aprobó su culto.


Aparición de San Miguel Arcángel en Nápoles (492)


Entre varias apariciones que de San Miguel se leen en las historias eclesiásticas, la más señalada es la que hoy celebra la Iglesia, y que sucedió en tiempo del papa Gelasio I, en el monte Gargano, en el reino de Nápoles, y fue de este modo. Hacia el fin del quinto siglo, gobernando la Iglesia de Dios el Papa Gelasio, apacentaba su ganado un pastor sobre la cima del Monte Gárgano. Desmandóse un novillo, y metióse en una cueva ó caverna; el pastor, para obligarle á que saliese de allí, le disparó una flecha, la cual, retrocediendo con la misma violencia con que había sido disparada, hirió al pastor. Quedaron atónitos los circunstantes á vista de tan asombroso suceso, cuya noticia llegó presto á la ciudad de Siponto, que está á la falda del monte, y hoy se llama Manfredonia. Informado el Obispo, creyó desde luego que en aquel milagro se ocultaba algún misterio; y para conocer lo que Dios quería dar á entender por aquel prodigio, ordenó un ayuno de tres días en todo su obispado, exhortando á los fieles á que juntasen la oración con el ayuno, pidiendo á Dios se dignase descubrir su voluntad.

Oyó el Señor las oraciones del santo Obispo. Al cabo de los tres días se le apareció San Miguel, y le declaró ser la voluntad de Dios que el Ángel tutelar de su Iglesia fuese singularmente reverenciado en el mismo sitio donde acababa de suceder aquella maravilla, para encender y animar la devoción y confianza de los fieles, experimentando particularmente en aquel lugar los dulces efectos de su poderosa protección. Penetrado el Obispo de los más vivos movimientos de agradecimiento y de piedad, juntó al clero y al pueblo; declaróle la visión que había tenido, y fue procesionalmente con todos al paraje donde había sucedido el milagro. Encontraron en él una caverna ó una cueva bastantemente capaz, en forma de templo; la bóveda natural muy elevada, y sobre la entrada, en la misma peña, una especie de ventana por donde le entraba bastante luz. Erigieron un altar; consagróle el Obispo y celebró el santo sacrificio de la Misa.

Hízose después la dedicación de la iglesia con la mayor solemnidad y devoción; concurrieron todos los pueblos de la comarca, y duró la fiesta muchos días. Enriquecida la nueva iglesia con preciosísimos dones, no se evacuó por algún tiempo; cantábanse en ella las alabanzas del Señor, y se celebraban los divinos Oficios con singular piedad en honor del Patrono tutelar de la Iglesia, aumentándose cada día más desde aquel tiempo la devoción de los fieles con el Arcángel San Miguel.

No tardó mucho el Señor en manifestar con prodigios cuan grata le era esta devoción, autorizándola muy presto con multitud de milagros. Hízose famoso el santuario del Monte Gárgano, siendo una de las más frecuentes peregrinaciones de la Cristiandad; y los favores que el Señor dispensaba en él á los que le visitaban aumentaron por mucho tiempo el concurso de todas las naciones, venerándose como lugar santo la gruta en que sucedió esta maravilla.

Refiere Pedro Damiano que por los años 1002, habiendo él emperador Otón III quitado la vida á un senador de Roma, llamado Crescencio, contra la fe de su palabra imperial, deshonrando después á la viuda del difunto, con escándalo de toda la Iglesia; arrepentido de sus culpas, se fue á echar á los pies de San Romualdo, quien le ordenó fuese desde Roma hasta el Monte Gárgano con los pies descalzos á visitar la iglesia de San Miguel, para dar á Dios y al mundo esa satisfacción por sus pecados; lo que ejecutó el penitente Emperador, con grande edificación de toda la Cristiandad, siendo éste un admirable testimonio de la particular veneración que se profesaba á aquel prodigioso santuario.

Para eternizar esta veneración y para perpetuar con provecho la memoria del insigne milagro con que quiso Dios manifestar á los hombres la poderosa protección del Arcángel San Miguel, y animar su confianza con esta aparición, instituyó la Iglesia esta fiesta, señalando para ella el día de hoy, como se ve en los sacraméntanos antiguos.

Beato Antonio Bajewskki


Es uno de los 108 Mártires de la II Guerra Mundial (1940-43) beatificados por Juan Pablo II en 1999. Nació en Vilna (Lituania) el año 1915. En 1934 ingresó en la Provincia polaca de los Hermanos Menores Conventuales. Hizo el noviciado en Niepokalanów y completó sus estudios en Cracovia, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1939. Volvió a Niepokalanów y fue un estrecho colaborador de san Maximiliano Kolbe.

Sacerdote diligente, de fe profunda, piadoso y atento con la gente, por su delicada salud pasó a la enfermería de Lasek, donde fue arrestado por la Gestapo el 17 febrero de 1941, y trasladado, con el P. Kolbe y otros religiosos, a una cárcel de Varsovia. A principios de abril lo internaron en el campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, donde, enfermo y maltratado, ayudaba material y espiritualmente a sus compañeros de infortunio.

En medio de los sufrimientos repetía: "Quiero ser clavado con Cristo en la cruz". Al acercarse la muerte pidió a uno de los prisioneros: "Cuenta a mis hermanos de Niepokalanów que he muerto aquí, fiel a Cristo y a la Inmaculada". Murió exhausto el 8 de mayo de 1941.

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