viernes, 13 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 13/03/2020. Viernes de la segunda semana de Cuaresma

Ahí viene el soñador, vamos a matarlo
Primera Lectura. Génesis 37. 3-4.12-13a. 17b-28

Israel amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.
Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:
«Tus hermanos deben estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».
José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos y antes de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros:
«Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños».
Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:
«No le quitemos la vida»
Y añadió:
«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él»
Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre. Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica con mangas que llevaba puesta, lo cogieron y lo echaron en un pozo. El pozo estaba vacío, sin agua.
Luego se sentaron a comer y al levantar la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá. propuso a sus hermanos:
«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra».
Los hermanos aceptaron.
Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su hermano, lo sacaron del pozo, lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Estos se llevaron a José a Egipto.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 104, 16-17. 18-19. 20-21
Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo.

Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la Palabra del Señor. lo acreditó.

Recordad las maravillas que hizo el Señor.
El rey lo mandó desatar,
el señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones.

Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Este es el heredero: venid, lo matamos
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 21, 33-43. 45-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Le contestaron:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
"La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net

Santos Rodrigo de Cordoba y Salomon

San Rodrigo había nacido junto a la ciudad de Egabro, llamada posteriormente Cabra, y en Egabro cursa los estudios eclesiásticos y recibe la ordenación sacerdotal. Maltratado por un hermano suyo musulmán, ejerce su ministerio en la sierra cordobesa. Hasta que su mismo hermano lo entrega al cadí, acusándolo de no seguir a Mahoma.

Por la misma causa está en la cárcel un cristiano mozárabe, de nombre Salomón. Ambos Se encuentran en la cárcel de Córdoba durante la persecución del emir Mohamed I, hijo de Abderramán II.

Una contestación similar, igualmente consignada por San Eulogio, encuentran en San Rodrigo las amenazas del cadí: “No intentes luchar con nuestra alma, y superar nuestro espíritu, firme en la confesión; a más furor en el tormento, más feliz gloria nos deparas”.

Los dos confesaron la fe valientemente delante del tribunal y el 13 de marzo del año 857, los santos Rodrigo y Salomón aprestan sus cuellos a la cimitarra con tanta firmeza como alegría. Fueron degollados en Córdoba en el año 857.

Santa Eufrasia, Virgen


Hija de un pariente del Emperador Teodosio I, al morir su padre, Eufrasia se crió bajo la protección del emperador y al cumplir los cinco años de edad, éste la comprometió en matrimonio con el hijo de un rico senador. La madre de Eufrasia comenzó a ser solicitada en matrimonio con tanta asiduidad, que decidió partir a Egipto y refugiarse en un convento. Eufrasia de siete años, se sintió atraída fuertemente hacia la vida religiosa y rogó a las monjas que le permitieran permanecer con ellas, tomando los hábitos como novicia a la edad de ocho años. Pronto su madre falleció, y la santa permaneció en la soledad del convento creciendo en gracia y hermosura.

Cuando la muchacha cumplió los doce, el Emperador Arcadio recordó la promesa que había hecho a su sucesor de Teodosio I y envió un mensaje al convento de Egipto rogando a Eufrasia que regresara a casarse con el senador a quien había prometido. La santa se negó a abandonar el convento y escribió una carta al emperador suplicando que la dejara en libertad, que vendiese todos los bienes heredados de sus padres para que fueran distribuidos entre los pobres así como dejar libres a todos los esclavos de su casa.

El emperador accedió a los deseos de Eufrasia, quien prosiguió su vida habitual en el convento; sin embargo la santa comenzó sufrir tentaciones para lo cual la abadesa, le confió duras y humillantes tareas para distraer su atención. Ya en su lecho de muerte, tanto Julia su compañera de celda y la abadesa le imploraron a la santa que le obtuviera la gracia de estar con ella en el cielo. Tres días después de la muerte de Eufrasia, Julia falleció y poco tiempo después, lo hizo la abadesa.

jueves, 12 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 12-03-2020. Jueves de la 2ª semana de Cuaresma

Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor
Primera Lectura. Jeremías 17,5-10

Esto dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor.
Será como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto.
Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo conoce?
Yo, el Señor, examino el corazón, sondeo el corazón de los hombres para pagar a cada cual su conducta según el fruto de sus acciones».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 1, 1-2. 3. 4 y 6
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita, su ley día y noche.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 16,19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
"Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio, de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento".
Abrahán le dice:
"Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen".
Pero él le dijo:
"No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán".
Abrahán le dijo:
"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


San Maximiliano mártir Roma († 295)


La "pasión" de San Maximiliano es uno de los más valiosos documentos del juicio y muerte de uno de los primeros mártires. Durante el consulado de Tuscus y Anulinus, comparecieron ante la corte Víctor y su hijo Maximiliano. El juez, al interrogar a Maximiliano sobre sus datos personales, éste le contestó que él era cristiano y que por lo tanto no podía servir como soldado. El juez volvió a insistir con amenazas de tortura y muerte, pero el santo se mantuvo firme en su adhesión a Jesús. Maximiliano tenía 21 años cuando fue condenado a ser decapitado, sentencia que recibió con mucha alegría y alabanzas a Dios, para sorpresa de sus verdugos.

De camino al sitio de la ejecución, habló a los cristianos: "Amados hermanos, apresúrense a alcanzar la visión de Dios y a merecer una corona como la mía". Al primer golpe lo decapitaron y una mujer llamada Pompeya obtuvo el cuerpo de Maximiliano y le dio cristiana sepultura.

San Inocencio I + 417


Nacido en Albano (Italia) abre el catálogo de los Papas de ese nombre, desde el año 401 al 417.

Este papa, que es el número cuarenta de los sucesores de Pedro y que debió de ser elegido pontífice en el año 401. Era quizás un monje basilio natural de Albano, y se le recuerda sobre todo por su enérgica actitud en dos polémicas sonadas.

En primer lugar, condenando a los perseguidores de san Juan Crisóstomo y enfrentándose al emperador Arcadio, y después haciendo frente a la mayor herejía de su tiempo, el pelagianismo, que negaba la necesidad de la gracia, atendiendo así las peticiones que le había hecho san Agustín.

Pero el gran acontecimiento de su pontificado fue la tragedia del 24 de agosto del 410, cuando las hordas del bárbaro Alarico entraron en Roma por la Puerta Salaria y saquearon la ciudad destruyéndola por completo.

El desastre sacudió los cimientos del mundo cristiano. Desde su retiro de Belén, san Jerónimo se declara anonadado, "la tierra entera ha recibido un golpe mortal", "la antorcha más brillante de la humanidad acaba de apagarse", y no es menor el efecto que la noticia causa en África a san Agustín, quien escribe el más profundo y ambicioso de sus libros, La ciudad de Dios, para explicar a la luz de la fe un hecho de tanta magnitud.

Para los contemporáneos la destrucción de Roma es algo casi apocalíptico, inconcebible. ¿Cómo ha permitido Dios una cosa semejante? ¿Por qué ha entregado a sus enemigos para que lo pisotearan el mismo corazón de su Iglesia? ¿Cómo interpretar un misterio de la historia tan doloroso y humillante?.

La historia, tejida de fracasos y contradicciones que desmienten nuestras certezas humanas, sigue, san Agustín nos da La ciudad de Dios, e Inocencio, después de la catástrofe, vuelve a Roma, porque la vida y la Iglesia continúan su misterioso camino hacia el Absoluto.

Defendió siempre la paz y la unidad: "Por todos debe guardarse lo que por el príncipe de los apóstoles, Pedro, fue entregado a la Iglesia Romana, y hasta ahora se ha custodiado".

Los Sínodos Provinciales proponen siempre "sin prejuzgar a la Iglesia Romana, a la que en todas las causas se debe guardar reverencia".

Su mano firme y el heroísmo del monje Telémaco que fue muerto tumultuariamente por oponerse a los combates de los gladiadores, contribuyeron a terminar con los espectáculos sangrientos.

martes, 10 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 10/03/2020. Martes de la segunda semana de Cuaresma

Aprended a hacer el bien, buscad la justicia
Primera Lectura. Isaías 1,10.16-20

Oíd la Palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos - dice el Señor -.
Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana.
Si sabéis obedecer, comeréis de los frutos de la tierra; si rehusáis y os rebeláis, os devorará la espada - ha hablado la boca del Señor - ».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 49, 8-9. 16bc- 17. 21 y 23
Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios»

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Ellos dicen, pero no hacen
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra de Dios


Los 40 mártires de Sebaste (a. 320)


La Legión XII Fulminata se hizo célebre entre los cristianos del siglo IV por el martirio de 40 de sus soldados. Junto a la Legión XV Apollinaris tenía a su cargo la defensa de Asia Menor.

En el año 312 Constantino y Licinio publicaron un edicto favorable a los cristianos. Majencio había sido derrotado el 28 de Abril de ese año junto al puente Milvio y quedaba Constantino como único emperador de Occidente. En Oriente, vencido Maximiano Daia, es Licinio el único dueño. Constantino y Licinio son emperadores asociados. Por ese momento hay abundantes cristianos enrolados en las filas del ejército por la tranquilidad que por años los fieles cristianos van disfrutando al amparo del edicto imperial. En lenguaje de Eusebio, el ambicioso Licinio ‘se quita la máscara’ e inicia en Oriente una cruenta persecución contra los cristianos.

La verdad histórica del martirio, con sus detalles más nimios, no llega uniformemente a nuestros tiempos. La predicación viva de su entrega hasta la muerte -propuesta una y otra vez como paradigma a los fieles- está necesariamente adaptada a la necesidad interior de los diferentes auditorios; esto hace que se resalten más unos aspectos que otros, según lo requiera el mayor provecho espiritual, a los distintos oyentes y probablemente ahí radique la diferencia de las memorias.

San Gregorio de Nisa, apologista acérrimo de los soldados mártires, sitúa el lugar del martirio en Armenia, cerca de la actual Sivas, en la ciudad de Sebaste. Fue en el año 320 y en un estanque helado. (San Efrén, al comentarlo, debió imaginarlo tan grande que lo llamó ‘lago’). Dice que de la XII Fulminata, cuarenta hombres aguerridos prefirieron la muerte gélida a renunciar a su fe cristiana. Sobre el hielo y hundiéndose en el rigor del agua fría, los soldados, con sus miembros yertos, se animan mutuamente orando: ‘Cuarenta, Señor, bajamos al estadio; haz que los cuarenta seamos coronados’. Quieren ser fieles hasta la muerte… pero uno de ellos flaquea y se escapa; el encargado de su custodia -dice el relato-, asombrado por la entereza de los que mueren y aborreciendo la cobardía del que huye, entra en el frío congelador y completa el número de los que, enteros, mantienen su ideal con perseverancia. Los sepultaron, también juntos, en el Ponto, dato difícil de interpretar por ser armenios los mártires.

Pronto comenzó el culto a los soldados y se propagó por Constantinopla, Palestina -donde santa Melania la Joven construyó un monasterio poniéndolo bajo su protección-, Roma y de allí a toda la cristiandad. La antigüedad cristiana vibraba con la celebración del heroísmo de sus soldados, admiró la valentía, la constancia, el desprendimiento, la renuncia a una vida larga y privilegiada. Deseaban las iglesias particulares conseguir alguna de sus reliquias tanto que san Gaudencio afirma se valoraban más que el oro y san Gregorio Niseno las apreciaba hasta el punto de colocarlas junto a los cuerpos de sus padres para que en la resurrección última lo hicieran junto a sus valientes intercesores.

Beata María Eugenia de Jesús Milleret de Brou, fundadora de las religiosas asuncionistas, Francia († 1898)


Beata María Eugenia de Jesús Milleret de Brou, fundadora de las religiosas asuncionistas, Francia († 1898). En Metz, en el número 12 de la calle de "Haut-Poirier", en una gran casa visible todavía en nuestros días, es donde nació Eugenia Milleret, en la noche del 25 al 26 de agosto de 1817, día de San Luís.

La familia Milleret desciende de una familia italiana, Miglioretti, que estaba al servicio de Francia bajo Francisco I. Las armas de la familia: una fortaleza, un águila, dos estrellas y un tallo de mijo, en italiano "miglio" o "miglioretti", probablemente. La divisa del blasón: "Nihil sine fide" (Nada sin la fe).

Jacques Milleret (padre de Eugenia) conoce a Eléonore Eugénie de Brou en Luxemburgo. Sorprendido por la gracia de esta joven, pidió su mano en matrimonio y se casaron. Ella tiene diecinueve años, él tiene veintidós. Cinco hijos nacen de este matrimonio: tres niños y dos niñas. Ana María Eugenia es la penúltima. Más tarde le gustará recordar el rico patronazgo de Santa Ana, de la Virgen María y de la joven mártir Eugenia.

Ana Milleret de Brou nació en Metz, Francia, el 25 de agosto de 1817. Recibe el bautismo el 5 de octubre en la capilla neogótica de Preisch, dedicada a María Magdalena. Recibió educación católica pero por una grave enfermedad tuvo que abandonar los estudios a los 13 años y comenzó una vida frívola, alejada de la religión. Pero al acercarse a misa durante una Cuaresma, quedó impactada por la homilía y cambió su vida hasta fundar más tarde el "Instituto de la Asunción de María", dedicado a la enseñanza. Falleció el 10 de marzo de 1898.

lunes, 9 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 09/03/2020. Lunes de la segunda semana de Cuaresma

Hemos pecado, hemos cometido crímenes.
Primera Lectura. Daniel 9,4b-10

¡Ay, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos.
Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén, y a todo Israel, a los de cerca y la los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.
Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.
Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 78, 8. 9. 11 y 13
Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.

Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.

Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte.

Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación.

Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Perdonad, y seréis perdonados.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 6,36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Palabra de Dios


San Gregorio de Nisa


Es uno de los Padres más importantes de la Iglesia de Oriente. Hermano de san Basilio Magno, nació en Cesarea de Capadocia (hoy Turquía) hacia el año 335. De joven se dedicó al estudio de la filosofía y la retórica, y luego a su enseñanza.

Contrajo matrimonio, y más tarde abrazó la vida monástica junto a su hermano y a san Gregorio Nacianceno. Cuando Basilio fue elegido arzobispo de Cesarea, puso a su hermano Gregorio el año 371 como obispo de Nisa. La oposición y acusaciones de los arrianos lo tuvieron desterrado dos años.

Su elocuencia y sus conocimientos teológicos le permitieron trabajar en la erradicación de las herejías y en la pacificación y unidad de la Iglesia, campos en los que prestó una valiosa ayuda a las autoridades imperiales católicas. Participó de forma muy notable en el Concilio de Constantinopla de 381. Dejó escritas muchas e importantes obras de teología y espiritualidad.

Murió en Nisa el año 395.



Santo Domingo Savio(1842-1857)

Nació en Riva de Chieri,(Turín, Italia) el 2 de abril de 1842, en el seno de una familia humilde y muy devota, su padre era herrero y su madre costurera.

Desde su tierna infancia mostró un comportamiento muy santo. Casi desde que aprendió a hablar se fijó su propósito en la vida: ser un verdadero cristiano.

En 1849 hace su primera comunión. Fue un día trascendental en su vida, y ahí escribió cuatro sencillos propósitos que normaron su camino a la santidad; se propuso "antes morir que pecar"

En 1854, a los doce años, su padre lo presentó a Don Bosco, quien de inmediato percibe las virtudes cristianas del niño. Se convierte en un padre y amigo, y se lo lleva consigo a Turín, a vivir entre los niños pobres que Don Bosco recibía en su Oratorio.

Bajo la guía del Santo, alcanzó una madurez humana y cristiana precoz. Sus grandes devociones fueron Jesús Sacramentado, la Inmaculada Concepción de María, el Papa. Tenía una salud frágil y era de natural vivo y sensible, y tuvo que superarse y afrontar no pocas dificultades.

Domingo se muestra siempre atento a las necesidades del prójimo. Sereno y alegre, transmitía el catecismo a sus compañeros, ayudaba a los enfermos y detenía los pleitos que se suscitaban entre los muchachos. También fue víctima de acusaciones injustas, que sufrió con resignación, emulando a Jesús.

Delicado de salud, y tal vez por permanecer rezando en la capilla en invierno hasta altas horas de la noche, enferma gravemente. La enfermedad lo obligó a dejar el Oratorio de Turín y trasladarse Mondonio. Al sentir la muerte, un mes antes de cumplir 15 años, Domingo se despide de sus compañeros con estas palabras: "¡Adiós, nos veremos en el Paraíso!".

Murió el 9 de marzo de 1857.

El papa Pío XII lo canonizó en 1954. Santo Domingo Savio es el santo patrono de los monaguillos, de los niños cantores y de las mujeres embarazadas.

Oración:Oh Dios, fuente de todo bien, que en santo Domingo Savio ofreces a los adolescentes un ejemplo admirable de caridad y de pureza: concédenos también a nosotros crecer como hijos en la alegría y en el amor hasta la plena estatura de Cristo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santa Francisca Romana religiosa 1384-1440


Nació en Roma el año 1384 de familia noble y rica. Pronto se sintió atraída por la vida religiosa, pero no pudo rehuir la boda que sus padres le prepararon. Se casó muy joven y tuvo tres hijos. Fue una esposa amante y abnegada, que se adaptó y cuidó a su buen marido, y guardó las formas que su estado le exigían, sin renunciar por ello a su vida de oración, austeridad y penitencia.

Encontró en su cuñada Vanozza una amiga y compañera ideal para la vida virtuosa. Fue siempre generosa con todos, especialmente con los indigentes. El año 1425 fundó la Congregación de Oblatas, bajo la Regla de San Benito, que no necesariamente vivían enclaustradas.

Muerto su esposo en 1435, repartió sus bienes entre los pobres, se dedicó al cuidado de los enfermos, a los que atendía en sus casas, en los hospitales de Roma, e incluso en su propio domicilio, y desempeñó una admirable actividad con los necesitados, destacando, sobre todo, por su humildad y paciencia. Murió el año 1440.

Oración: Oh Dios, que nos diste en santa Francisca Romana un modelo singular de vida matrimonial y monástica, concédenos vivir en tu servicio con tal perseverancia, que podamos descubrirte y seguirte en todas las circunstancias de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santa Catalina de Bolonia


Nació en Bolonia en 1413, de familia noble. Recibió una esmerada educación humanística en la corte de Ferrara. Después de la experiencia en una asociación piadosa de mujeres y de largos años de tribulación espiritual, formó parte, en 1432, de la primera comunidad de clarisas de Ferrara.

La nombraron maestra de novicias, a las que dio una sólida formación con su ejemplo y sus consejos, fruto de sus experiencias. Allí escribió su obra principal, "Las siete armas", que tiene tanto de autobiografía como de tratado espiritual.

En 1436 se trasladó a Bolonia con otras monjas, para poner en marcha, como abadesa, el nuevo monasterio. Sobresalió en la pobreza y humildad. Vivió el seguimiento de Cristo crucificado, la contemplación del Niño de Belén y el amor a la Eucaristía con su temperamento vivaz y artístico, propenso al canto y a la danza.

Murió en Bolonia el 9 de marzo de 1463.

Oración: Señor, Dios nuestro, que has colmado de gracias extraordinarias a tu virgen santa Catalina de Bolonia, concédenos imitar sus virtudes para merecer con ella el gozo de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

domingo, 8 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 08/03/2020. Domingo de la segunda semana de Cuaresma

Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios
Primera Lectura. Génesis 12, 1-4a

En aquellos días, el Señor dijo a Abran:
«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Abran marchó, como le había dicho el Señor.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 32, 4-5. 18-19. 20 y 22
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
La Palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Dios nos llama y nos ilumina.
Segunda Lectura. Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 8b-10

Querido hermano:
Toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestros obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.

Palabra de Dios.


Su rostro resplandecía como el sol
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 17, 1-9
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net

San Juan de Dios, religioso (1495-1550)

La presencia de los Hermanos de San Juan de Dios en tantos hospitales o centros psiquiátricos ha difundido por el mundo entero el nombre de aquel que les confirió el impulso de su caridad, sin haber imaginado nunca él mismo que fundaba una Orden religiosa.

«Si se perdiese la misericordia, se hallaría en vos», le dijo alguien cierta vez, y el comentario le define, pero antes de descubrirse a sí mismo Juan Ciudad, porque éste era su nombre, iba a vivir en el aturdimiento de quien busca lo que no sabe que anda buscando.

Nacido de padres menestrales en la población portuguesa de Montemayor el Nuevo, en la diócesis de Évora, a los ocho años dejó a los suyos para ver mundo, es pastor en Oropesa, provincia de Toledo, quieren casarle con la hija del amo, y él vuelve a echarse a los caminos prefiriendo la aventura de la guerra. Aunque triunfa su Tercio, él se ve a punto de ser ahorcado por no haber sabido guardar un depósito militar. Y vuelve a Oropesa. Cuatro años después se alista en otro Tercio que acude a rechazar de Austria y Hungría al gran turco Solimán II.

Regresa por mar a la Coruña y peregrina a Santiago de Compostela. Llega a Montemor, pero sus padres han muerto. En Ayamonte, atiende a los enfermos del Santo Hospital. Trabaja una temporada en un cortijo de Sevilla y después en la fortificación de Ceuta como peón albañil para ayudar a una familia necesitada.

Finalmente se hace vendedor de libros piadosos y estampas desde Gibraltar y Algeciras a Granada. ¿Será el fin de tanto ir y venir? Sus padres han muerto, y ese hombre inquieto y sin arraigo continúa sus vagabundeos cada vez más movido por la piedad y la caridad.

A los 42 años llega a Granada. Allí se realizó su conversión. “Granada será tu cruz”, le dice el Señor. Desde ahora se llamará Juan de Dios. Predicaba en Granada San Juan de Ávila, y con tales colores y tonos predicó sobre la belleza de la virtud y sobre la fealdad del pecado, con tantos ardores habló sobre el amor de Dios, que Juan se sintió como herido por un rayo. Se tiraba por el suelo, mientras repetía: “Misericordia, Señor, misericordia”. Quemó los libros que vendía de caballería, repartió los piadosos, lo dio todo, y corrió por las calles de la ciudad descalzo y gritando sus pecados y su arrepentimiento como uno que ha perdido el juicio.

Los niños le seguían burlándose: ¡Al loco, al loco! Nadie entendía aquella divina locura y llegan a internarle en un manicomio. Sólo Juan de Ávila que le animó a encauzar aquellos arrebatos en alguna obra permanente de caridad. Y Juan concentró ahora todo su entusiasmo en una nueva Orden: La Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.

Sus primeros compañeros los reclutó el fundador entre la gente más desarrapada: un alcahuete, un asesino, un espía y un usurero. Esa es la fuerza del amor. Un converso que saca del fango a cuatro truhanes y los hace héroes cristianos. Sobre estas cuatro columnas apoyará su obra.

Peregrina a Guadalupe. Vuelve a Granada y con la ayuda del arzobispo de Granada recoge en un asilo a los desesperados de todas clases: enfermos, viudas, huérfanos, ancianos, inválidos, locos, hambrientos, vagabundos, prostitutas, y va a pedir limosna por las calles con una espuerta y dos marmitas colgadas al cuello, andrajoso y gritando: «Hermanos, haced bien para vosotros mismos», recoge los primeros enfermos. Es el precursor de la beneficencia moderna. Acoge a los enfermos, los cura, los limpia, los consuela, les da de comer. Todo es limpieza, orden y paz en la casa. Por la noche mendiga por la ciudad para los enfermos.

Todos se le abren. Todos le ayudan. Es muy expresivo el cuadro de Murillo: va el Santo con el cesto lleno por la ciudad, carga con un enfermo ulceroso que representa a Jesucristo y un ángel le sostiene y le guía.

Un día se declaró un incendio en el Hospital. Había peligro de que todos los enfermos quedaran abrasados. Juan de Dios, desoyendo a los prudentes, se metió en el fuego, dispuesto a dar la vida, cogió uno a uno sobre sus espaldas y los salvó a todos. A él únicamente se le chamuscaron los vestidos. Las llamas de su amor fueron más fuertes que el fuego.


Los enfermos crecían. Salió Juan a colectar por Andalucía, y por Toledo hasta Valladolid. Felipe II le favoreció regiamente. Al volver enfermó. Se enteró que el Genil arrastraba mucha madera. Bien le vendría para sus enfermos. Se levanto y se lanzó al río. Vio además que un joven se ahogaba. El esfuerzo supremo que hizo por salvarle acabó de agotar sus fuerzas.

Su lecho fue un desfile continuo de gentes que querían ver a su padre y bienhechor, hasta los gitanos del Sacromonte y del Albaicín. Esperó la muerte de rodillas, y mirando al crucifijo dejó de latir su ardiente corazón.

viernes, 6 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 06/03/2020. Viernes de la primera semana de Cuaresma

¿Acaso quiero yo la muerte del malvado, y no que se convierta de su conducta y que viva?
Primera Lectura. Ezequiel 18, 21-28

Esto dice el Señor Dios:
«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos que cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado - oráculo del Señor Dios-, y no que se convierta de su conducta y que viva?
Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades, como las acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrán en cuenta sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.
Insistís: “No es justo el proceder del Señor”. Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?
Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 129, 1-2. 3-4. 5-7a. 7bc-8
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Vete primero a reconciliarte con tu hermano.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Palabra de Dios


San Olegario


Nació en Barcelona de familia noble hacia el año 1060. Se educó en la escuela catedralicia y en 1093 se ordenó de sacerdote. Sintiéndose atraído por la vida religiosa, ingresó en los Canónigos Regulares de San Adrián de Besós; luego pasó a San Rufo de Provenza, donde fue elegido abad en 1110.

Cinco años después lo eligieron obispo de Barcelona, y se entregó al ministerio de la predicación y a la asistencia a los pobres y enfermos. Cuando Tarragona fue reconquistada, el papa le encomendó su sede metropolitana, sin dejar la de Barcelona. Asistió al Concilio Ecuménico I de Letrán el año 1123. Fue legado pontificio en la tarea de reconquista del conde de Barcelona. Visitó Tierra Santa.

A la muerte del papa Honorio II, hubo una doble elección, y Olegario prestó su obediencia a Inocencio II. En medio de una intensa actividad eclesiástica y civil, como la mediación entre los reyes de Castilla y Aragón, llevó una intensa vida interior, de alta contemplación, con un profundo sentido de la justicia y una generosa caridad para con los pobres. Murió en Barcelona el año 1136.

Santa Rosa de Viterbo


Nació en Viterbo (Italia) en 1234. Muy joven quiso entrar en las clarisas, pero no pudo por su edad y su pobreza. Una grave enfermedad le facilitó el rápido ingreso en la Tercera Orden de San Francisco. Recuperada la salud, se entregó a la vida de oración y penitencia, a la vez que recorría las calles de su ciudad, llevando una pequeña cruz y exhortando al amor de Jesús y de María, y a la fidelidad a la Iglesia.

Dios le concedió carismas extraordinarios y por su medio obró milagros. Viterbo estaba dividida en partidarios del Emperador, que eran quienes la gobernaban, y partidarios del Papa. Para afianzar la fe católica, Rosa hacía campaña contra los enemigos del Papa, por lo que fue desterrada con su familia a Soriano.

En 1250 murió Federico II, Viterbo volvió a la obediencia pontificia y Rosa y los suyos regresaron a su ciudad. Allí murió el 6 de marzo de 1252. El 4 de septiembre de 1258 su cuerpo incorrupto fue trasladado al monasterio de las clarisas.

Oración: Padre de bondad, que has unido en la joven santa Rosa de Viterbo la firmeza de ánimo y el encanto de la bondad; al celebrar hoy su fiesta, concédenos imitar también sus virtudes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Santa Coleta, Nicolette o Nicoleta, virgen


Observó primero la tercera Orden de San Francisco y consiguió luego que un gran número de conventos de la segunda Orden aceptase la observancia primitiva († 1447) Recibe en 1381 el nombre de Nicoleta, en agradecimiento de sus padres, cincuentenarios, al ver cumplidas sus plegarias a San Nicolás, pidiendo familia.

De su padre, artesano en Corbie, junto a Amiens, aprende la virtud y el trabajo. De su madre, una honda piedad, reflejada en la confesión semanal. Después de sus estudios, se hace religiosa de Santa Clara; y lleva a su Orden el fervor de la observancia perfecta, al frente de muchos conventos, hasta su muerte en Gante el 6 de marzo de 1447. Santa Colette se sintió llamada por Dios a restaurar la Orden a su severidad inicial.

Bajo el consejo de su director espiritual, se puso en marcha para su misión. No hace falta decir que no fue recibida con entusiasmo. El cardenal Pedro de Luna había escuchado y bendecido sus ideales en Niza. Y ella a su vez trabajó incansablemente, apoyando a San Vicente Ferrer, en sus esfuerzos por superar el cisma de Occidente.

Murió Coleta, después de recibir fervorosamente los sacramentos, en Gante (Bélgica), el día 6 de marzo de 1447, con sesenta y seis años de edad, después de haber sido adornada con los dones de profecía y milagros. Ella misma fundó dieciocho nuevos conventos llamados de las Clarisas Pobres, las descalzas, que viven en alegría el espíritu de Coleta.

jueves, 5 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 05/03/2020. Jueves de la primera semana de Cuaresma

No tengo más defensor que tú.
Primera Lectura. Ester 14,1.3-5.12-14

En aquellos días, la reina Ester, presa de un temor mortal, se refugió en el Señor.
Y se postró en tierra con sus doncellas desde la mañana a la tarde, diciendo:
«¡Bendito seas, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob! Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro.
Yo he escuchado en los libros de mis antepasados, Señor, que tú libras siempre a los que cumplen tu voluntad. Ahora, Señor, Dios mío, ayúdame, que estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti. Ahora, ven en mi ayuda, pues estoy huérfana, y pon en mis labios una palabra oportuna delante del león, y hazme grata a sus ojos. Cambia su corazón para que aborrezca al que nos ataca, para su ruina y la de cuantos están de acuerdo con él.
Líbranos de la mano de nuestros enemigos, cambia nuestro luto en gozo y nuestros sufrimientos en salvación».

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8
Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad;
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Todo el que pide recibe.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra de Dios.

Lecturas obtenidas de https://www.buigle.net


San Juan José de la Cruz 1654-1734


San Juan José de la Cruz, de la Orden Franciscana de San Pedro de Alcántara. Nace en 1654 en la isla de Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se consagran a Dios en la vida religiosa.

Lo mismo de maestro de novicios que de superior provincial y director de almas, San Juan José de la Cruz hace de su vida una Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en cruz, rigurosísimos.

Sobresaliente por su austeridad, insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo. Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor. A pesar de su exacta observancia de las reglas de su orden, puso también un especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano.

En su amor a la pobreza, llega a ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él.

Y hasta su muerte en Nápoles, con 80 años, el 5 de marzo de 1734, acata siempre la Providencia de Dios; persuadido de que un ser como el hombre, con poco más de tres dedos de frente, no puede abarcar los insondables designios divinos.

Santos Adrián y Eubulo, Mártires


En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos. Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.

Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león. Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Lecturas y Santoral 04/03/2020. Miércoles de la primera semana de Cuaresma

Los ninivitas habían abandonado el mal camino.
Primera Lectura. Jonás 3, 1 -10

El Señor dirigió la palabra a Jonás:
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Ninive; la gran ciudad, allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad, inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada»
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojo del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Ninive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá».
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

Palabra de Dios.


Salmo Responsorial. 50, 3-4. 12-13. 18-19
Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, tú no lo desprecias.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, tú no lo desprecias.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, tú no lo desprecias.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
oh, Dios, tú no lo desprecias.

Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, tú no lo desprecias.
A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra de Dios



San Casimiro de Polonia (1458-1484)


En su idioma, el polaco, Casimiro significa: “el que impone la paz”. (Kas = imponer, Mir = paz). Llamado por los polacos como “el pacificador”, San Casimiro, hijo de Casimiro IV, rey de Polonia y duque de Rutenia y de Lituania, e Isabel de Austria nació en el castillo de Wawel, en Cracovia en 1458. Fue el tercero de los trece hijos del matrimonio. De la dinastía de los Jaguellones, ambiciosos y violentos, Casimiro en cambio era un eslavo dulce y sensitivo. Vivía en un ambiente de lujo, propio de la corte, pero él no se dejaba encadenar. Sabía montar a caballo y manejar la espada, pero encontraba más gusto en escuchar a su madre, la reina Isabel, las piadosas historias de San Ladislao y Santa Eduwigis.

Muy devoto desde la infancia, Casimiro se consagró a la oración y penitencia, rechazando toda blandura consigo mismo. Casimiro vivía siempre en la presencia de Dios y era tranquilo, alegre y simpático a todos. Su amor a Dios se traducía en amor a los pobres, que son miembros de Cristo. Supo practicar de manera eminente las virtudes cristianas, destacando sobre todo en la castidad y en la caridad con los más pobres y necesitados. Fue un gran defensor de la fe y mostró especialísima devoción a la Eucaristía y a la virgen María.

Por obediencia a su padre, Casimiro tuvo que partir a la frontera con Hungría, como cabeza de ejército para defender a los nobles de ese país de su antiguo y tirano rey, sin embargo no tuvo mucho éxito y ante el temor de iniciar una nueva e injusta guerra, el santo prefirió entregarse nuevamente al estudio y la oración y renegar de tomar las armas, pese a los ruegos de su padre y de los nobles. Asimismo, en la corte se habló de casarlo con la hija del emperador Federico III, pero Casimiro no quiso ni pensar en renunciar al celibato que se había impuesto.


Las austeridades que practicaba agravaron la enfermedad de los pulmones que padecía y Casimiro murió en 1484, cuando no tenía sino 23 años de edad, en Grodno (antigua Polonia) y está enterrado en Vilna (Lituania). Conforme a sus deseos, es enterrado dentro de la capilla de la Virgen, en la catedral de Vilna Lituania; apretando entre los dedos el texto de sus plegarias a la Virgen, titulado: Cada día, invoca a María. Será el Patrono de Lituania y de Polonia.

A los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo. Sobre su pecho encontraron una poesía a la Sma. Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa poesía que él había propagado mucho empieza así: "Cada día alma mía, di a María su alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás...". Hasta después de muerto quería que en su sepulcro se honrara a la Virgen María a quien le tuvo inmensa devoción durante toda su vida.

San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania, y estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica, y aún en este tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión, invocan al santo joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él demuestra con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que lo invocan con fe.

Oración: Dios todopoderoso, sabemos que servirte es reinar; por eso te pedimos nos concedas, por intercesión de san Casimiro, vivir sometidos a tu voluntad en santidad y justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.